Wednesday, December 08, 2021

LA CONSTITUYENTE, OTRA VEZ

 

Por: Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107

 

Como un fantasma que se niega a abandonar este mundo, regresa de nuevo la Constituyente que aprobaría una nueva carta política que a su vez daría prosperidad y felicidad al pueblo peruano. Seríamos eternamente felices y prósperos, por siempre y para siempre.

 

Pero, ¿realmente es así?

 

Años atrás, con ocasión de la candidatura de Ollanta Humala en el 2006 y el 2011, que postulaba un retorno a la constitución de 1979, decíamos que una ley (la constitución política al final de cuentas es una norma jurídica) por si no traía ni el desarrollo ni la prosperidad de una nación. Es más, existe evidencia que con constituciones conservadoras se realizaron reformas sociales, a lo que se añade la data del presente siglo donde gobiernos de izquierda cambiaron su constitución (Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador), cuyo cambio no generó ninguna prosperidad y menos desarrollo para el pueblo, sino, incluso, todo lo contrario (se puede revisar los índices de desigualdad de los países de la órbita chavista,y en todos, absolutamente todos, la desigualdad ha crecido, y la pobreza se ha extendido y ahondado).

 

Es un espejismo o para decirlo más llanamente un “engañamuchachos” una constitución que los promotores ocultan su verdadero sentido. Dicen que es necesaria una asamblea constituyente (sin sustentarlo adecuadamente) y menos indicar qué se quiere reformar de la carta vigente.

 

Vista la experiencia chavista de “cambio de constitución” el objetivo oculto es perpetuarse en el poder con reelecciones indefinidas y un control sobre los otros dos poderes del estado y sobre los órganos de fiscalización como el JNE, el Poder Judicial, la Defensoría del Pueblo, Ministerio Público y los medios de comunicación. De allí la obsesión que tienen de controlar a la prensa de una u otra forma.

 

En otras palabras, Perú Libre busca eternizarse en el poder. Ese es el “secreto” de la asamblea constituyente.

 

Lo que está sucediendo en Perú, es un guion que ya se vio en otros países, por lo que no ha tomado desprevenida a gran parte de la sociedad. Es más, usando medios propios de la izquierda, se han podido formar focos de resistencia ciudadana y una participación popular en un pedido de no incluir la asamblea como medio de reforma de la carta política.

 

Por eso no la tienen tan fácil los promotores de la asamblea constituyente, a pesar de tener a su lado el poder y los recursos económicos y humanos que el poder otorga.

 

El estilo tampoco es novedoso, es lo mismo que se hizo en Bolivia y ahora en Chile: querer invocar la representación “plurinacional” a través de organismos “nombrados a dedo” que supuestamente representan a la sociedad, dejando en minoría la elección por medio de representantes elegidos en las urnas

 

Este patrón típico del “socialismo del siglo XXI” busca socavar la democracia usando los mecanismos que la propia democracia permite, hasta dejarla sin contenido real. Por cierto, ese estilo corporativo de aglutinar gremios “representativos” en el estado es típico de los autoritarismos de izquierda o de derecha. Chávez de nuevo, pero también Franco en España, y entre nosotros, el gobierno militar de Velasco Alvarado en los años 70 del siglo pasado.

 

Lo bueno es que ya se conoce el estilo de copar y perpetuarse en el poder de este socialismo autoritario. La contención va por tener una oposición organizada y fuerte que comprenda al Congreso y a la sociedad civil, usando las calles de ser necesario. En estos meses el futuro está en juego.

 

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