Por: Eduardo Jiménez J.
ejimenez2107@gmail.com
@ejj2107
Como un fantasma que se niega a abandonar este mundo, regresa de nuevo la Constituyente que aprobarĂa una nueva carta polĂtica que a su vez darĂa prosperidad y felicidad al pueblo peruano. SerĂamos eternamente felices y prĂłsperos, por siempre y para siempre.
Pero, ¿realmente es asĂ?
Años atrás, con ocasiĂłn de la candidatura de Ollanta Humala en el 2006 y el 2011, que postulaba un retorno a la constituciĂłn de 1979, decĂamos que una ley (la constituciĂłn polĂtica al final de cuentas es una norma jurĂdica) por si no traĂa ni el desarrollo ni la prosperidad de una naciĂłn. Es más, existe evidencia que con constituciones conservadoras se realizaron reformas sociales, a lo que se añade la data del presente siglo donde gobiernos de izquierda cambiaron su constituciĂłn (Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador), cuyo cambio no generĂł ninguna prosperidad y menos desarrollo para el pueblo, sino, incluso, todo lo contrario (se puede revisar los Ăndices de desigualdad de los paĂses de la Ăłrbita chavista,y en todos, absolutamente todos, la desigualdad ha crecido, y la pobreza se ha extendido y ahondado).
Es un espejismo o para decirlo más llanamente un “engañamuchachos” una constituciĂłn que los promotores ocultan su verdadero sentido. Dicen que es necesaria una asamblea constituyente (sin sustentarlo adecuadamente) y menos indicar quĂ© se quiere reformar de la carta vigente.
Vista la experiencia chavista de “cambio de constituciĂłn” el objetivo oculto es perpetuarse en el poder con reelecciones indefinidas y un control sobre los otros dos poderes del estado y sobre los Ăłrganos de fiscalizaciĂłn como el JNE, el Poder Judicial, la DefensorĂa del Pueblo, Ministerio PĂşblico y los medios de comunicaciĂłn. De allĂ la obsesiĂłn que tienen de controlar a la prensa de una u otra forma.
En otras palabras, PerĂş Libre busca eternizarse en el poder. Ese es el “secreto” de la asamblea constituyente.
Lo que está sucediendo en PerĂş, es un guion que ya se vio en otros paĂses, por lo que no ha tomado desprevenida a gran parte de la sociedad. Es más, usando medios propios de la izquierda, se han podido formar focos de resistencia ciudadana y una participaciĂłn popular en un pedido de no incluir la asamblea como medio de reforma de la carta polĂtica.
Por eso no la tienen tan fácil los promotores de la asamblea constituyente, a pesar de tener a su lado el poder y los recursos económicos y humanos que el poder otorga.
El estilo tampoco es novedoso, es lo mismo que se hizo en Bolivia y ahora en Chile: querer invocar la representaciĂłn “plurinacional” a travĂ©s de organismos “nombrados a dedo” que supuestamente representan a la sociedad, dejando en minorĂa la elecciĂłn por medio de representantes elegidos en las urnas
Este patrĂłn tĂpico del “socialismo del siglo XXI” busca socavar la democracia usando los mecanismos que la propia democracia permite, hasta dejarla sin contenido real. Por cierto, ese estilo corporativo de aglutinar gremios “representativos” en el estado es tĂpico de los autoritarismos de izquierda o de derecha. Chávez de nuevo, pero tambiĂ©n Franco en España, y entre nosotros, el gobierno militar de Velasco Alvarado en los años 70 del siglo pasado.
Lo bueno es que ya se conoce el estilo de copar y perpetuarse en el poder de este socialismo autoritario. La contención va por tener una oposición organizada y fuerte que comprenda al Congreso y a la sociedad civil, usando las calles de ser necesario. En estos meses el futuro está en juego.
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