En la ciudad de Guanajuato, México, existe un callejón célebre por los besos apasionados que al abrigo de su sombra se dan las parejas. Se le conoce justamente como el callejón de los besos, algo así como nuestro tradicional Puente de los Suspiros.
Como nunca falta uno de esos funcionarios públicos que deben justificar su sueldo y su puesto (en ese orden) no se le ocurrió mejor idea que “prohibir” los besos públicos en el citado callejón por atentar contra las llamadas “buenas costumbres”.
Más allá del disparate del burócrata y de la anécdota folclórica que giró alrededor del mundo, conviene reflexionar que se entiende por “buenas costumbres”.
En todas o casi todas las legislaciones se encuentra la tipificación de lo que puede ser atentatorio contra las “buenas costumbres”, como por ejemplo atentar contra el pudor, ser un tipo exhibicionista o andar caminando desnudo por la calle. Son ejemplos típicos de hechos atentatorios contra las “buenas costumbres”. En otras ocasiones se tiende a enlazar las categorías “orden público y buenas costumbres”, que no son lo mismo, pero que unidas tienen un significado cuasi mágico-religioso, como si se tratase de un tabú ancestral.
Por el uso tan manido del término, no somos claros que significa “buenas costumbres”. O, en otras palabras, si para el funcionario de marras buenas costumbres es lo mismo que para el común de las gentes, o lo que entiende el derecho como tal concepto.
Si costumbres según el diccionario no es otra cosa que los hábitos o la manera habitual de conducirse adquirida por la reiteración, tenemos que el ser humano es un animal de costumbres. Algunos tenemos la costumbre de levantarnos temprano, otros todo lo contrario; algunos más la costumbre de rezar antes de ingerir los alimentos, otros directo al plato; por allá para hacer el amor tienen la costumbre de estar muy aseados y de efectuar un ritual previo, otros no les importa tanto eso y van sin complicación alguna al asunto. Así podríamos seguir enumerando.
Por lo que “buenas costumbres” de un pueblo, un país o una región determinada no son otra cosa que los hábitos reiterados y tolerados, sin que los mismos ocasionen rechazo. Estas “buenas costumbres” varían de acuerdo al lugar geográfico y al tiempo. Ejemplo: la tolerancia a que la mujer utilice minifalda hubiera sido imposible hasta mediados del siglo XX, y ahora es una práctica generalizada. (Imagínense que pasaría si una dama del ochocientos iba a la playa en bikini¡¡¡). O, tener pareja estable siendo todavía púber es una costumbre común en los pueblos amazónicos, situación que no es tolerada en una ciudad costeña (¿usted permitiría que su hija de 14 años conviva con el novio?, en la selva sí). Igual, pasear de la mano o besarse con una pareja del mismo sexo en un lugar público quizás no escandalice en Río de Janeiro o en Amsterdam, pero en una ciudad todavía medio cucufata como Lima haría que algún vecino alterado por lo visto llame al serenazgo por atentar la parejita contra “las buenas costumbres”.
De lo que se desprende que las llamadas “buenas costumbres” es un concepto bastante relativo y que va variando conforme el tiempo o el lugar donde uno se encuentre.
Por eso, está equivocado el funcionario mexicano que se le ocurrió “prohibir” los besos públicos por atentar contra las buenas costumbres. Besarse públicamente está tolerado por las prácticas contemporáneas y más tratándose de una ciudad de la envergadura de Guanajuato. Parece más bien que el burócrata en cuestión se equivocó de tiempo o quizás provenga del medioevo, cuando hasta agarrarse de la mano era pecado que llevaba al pecador directo al infierno y obviamente una “mala costumbre”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, February 24, 2009
Tuesday, February 17, 2009
CERCA DE 80,000 PAREJAS SE QUIEREN DIVORCIAR EN PERÚ
La cifra la ha publicitado el Instituto Guestalt de Lima. No revela como ha llegado a esa cantidad, ni qué técnica de muestreo ha usado, o si se trata solo de un grueso estimado “a ojo de buen cubero”. Sea como fuese, y de abarcar todo el país, me parece que el estimado se queda corto.
Como siempre sucede en estos casos, no es tan importante la cifra sino la posición que sobre el tema se tenga. Los anti-divorcistas optarán por una legislación que dificulte el divorcio a fin de preservar la institución familiar. Los que abogan por una simplificación en los trámites preferirán que la legislación se flexibilice más para los casos en que la pareja decida tomar caminos separados.
Creo que más importante que la cifra arrojada es conocer las causas que motivan divorciarse y cuál es la media actual de un matrimonio o, para ser más preciso, cuántos años dura un matrimonio moderno. Quizás sorprendan los resultados. Tampoco está claro qué matrimonios sobreviven mejor a los avatares de la vida, si los de confesión católica o los evangélicos (excluyo, por ser minoría, a los que no profesan ninguna religión –ateos o agnósticos- pero que cuentan con sólidos valores). O en buen romance, si la confesión religiosa ayuda a mantener la unión conyugal. Pareciera que sí y parece que los evangélicos se llevan las palmas.
Igual sucede con respecto al rubro infidelidades, uno de los factores que más resquebraja la relación conyugal. No es que los evangélicos sean unos santos laicos –que infieles los hay en esa cofradía y bien parranderos-, pero parece que entre ellos el número de infidelidades no es tan alto como entre los católicos. Probablemente el estilo de vida ayuda a que se mantenga la unión.
Si bien es cierto que las facilidades legales para divorciarse permiten que aumenten las causas de separación, no es menos cierto que nuestra legislación ni por asomo es divorcista; es más, quien quiera plantear una demanda de divorcio por causal determinada (el denominado por la doctrina jurídica “divorcio sanción”) sufrirá el vía crucis no solo del largo, tedioso e intrincado proceso, sino que tendrá un juez escéptico y proclive a “unir a las parejas” en una imposible conciliación o, en otras palabras, usted tendrá al árbitro en contra. Si, por ejemplo, demanda por la causal de adulterio, el magistrado para declarar fundada su demanda le pedirá las fotografías de su cónyuge teniendo sexo con otra persona y hasta las sábanas del hostal donde derramó el semen. Por eso, la mayoría opta por la separación convencional, suerte de “cajón de sastre” de las miserias conyugales cuando la pareja no las quiere exhibir en público, y que ahora se ha visto aliviada gracias al divorcio administrativo vía notarías y municipios.
Así que si usted, caro lector, cree que nuestra legislación es la culpable de la alta tasa de divorcios se encuentra equivocado.
El problema es institucional. La institución de la familia tal como la conocemos (“la familia tradicional”) se encuentra en crisis y busca válvulas de escape por donde encuentre, sea por el derecho a través de la legislación o, de ser imposible, por la vía del hecho, separándose las parejas pero manteniendo el vínculo legal. No creo que la familia vaya a desaparecer, pero sí la forma en que la conocemos ahora, dando paso a nuevas formas familiares.
Por eso, si bien es loable la campaña que promueve el Instituto Guestalt de Lima con terapias del perdón, ejercicios de caricias y todo lo demás, estas no ayudan cuando un matrimonio se encuentra en crisis total. Generalmente la disolución se produce luego de años de debilitamiento del vínculo y cuando esta ya es irreversible no vale ninguna terapia del perdón ni ejercicios de caricias que valgan, sino cerrar ese capítulo de la manera más digna posible, aprender las lecciones que el fracaso conlleva y cada uno rehacer su vida lo mejor que pueda.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Como siempre sucede en estos casos, no es tan importante la cifra sino la posición que sobre el tema se tenga. Los anti-divorcistas optarán por una legislación que dificulte el divorcio a fin de preservar la institución familiar. Los que abogan por una simplificación en los trámites preferirán que la legislación se flexibilice más para los casos en que la pareja decida tomar caminos separados.
Creo que más importante que la cifra arrojada es conocer las causas que motivan divorciarse y cuál es la media actual de un matrimonio o, para ser más preciso, cuántos años dura un matrimonio moderno. Quizás sorprendan los resultados. Tampoco está claro qué matrimonios sobreviven mejor a los avatares de la vida, si los de confesión católica o los evangélicos (excluyo, por ser minoría, a los que no profesan ninguna religión –ateos o agnósticos- pero que cuentan con sólidos valores). O en buen romance, si la confesión religiosa ayuda a mantener la unión conyugal. Pareciera que sí y parece que los evangélicos se llevan las palmas.
Igual sucede con respecto al rubro infidelidades, uno de los factores que más resquebraja la relación conyugal. No es que los evangélicos sean unos santos laicos –que infieles los hay en esa cofradía y bien parranderos-, pero parece que entre ellos el número de infidelidades no es tan alto como entre los católicos. Probablemente el estilo de vida ayuda a que se mantenga la unión.
Si bien es cierto que las facilidades legales para divorciarse permiten que aumenten las causas de separación, no es menos cierto que nuestra legislación ni por asomo es divorcista; es más, quien quiera plantear una demanda de divorcio por causal determinada (el denominado por la doctrina jurídica “divorcio sanción”) sufrirá el vía crucis no solo del largo, tedioso e intrincado proceso, sino que tendrá un juez escéptico y proclive a “unir a las parejas” en una imposible conciliación o, en otras palabras, usted tendrá al árbitro en contra. Si, por ejemplo, demanda por la causal de adulterio, el magistrado para declarar fundada su demanda le pedirá las fotografías de su cónyuge teniendo sexo con otra persona y hasta las sábanas del hostal donde derramó el semen. Por eso, la mayoría opta por la separación convencional, suerte de “cajón de sastre” de las miserias conyugales cuando la pareja no las quiere exhibir en público, y que ahora se ha visto aliviada gracias al divorcio administrativo vía notarías y municipios.
Así que si usted, caro lector, cree que nuestra legislación es la culpable de la alta tasa de divorcios se encuentra equivocado.
El problema es institucional. La institución de la familia tal como la conocemos (“la familia tradicional”) se encuentra en crisis y busca válvulas de escape por donde encuentre, sea por el derecho a través de la legislación o, de ser imposible, por la vía del hecho, separándose las parejas pero manteniendo el vínculo legal. No creo que la familia vaya a desaparecer, pero sí la forma en que la conocemos ahora, dando paso a nuevas formas familiares.
Por eso, si bien es loable la campaña que promueve el Instituto Guestalt de Lima con terapias del perdón, ejercicios de caricias y todo lo demás, estas no ayudan cuando un matrimonio se encuentra en crisis total. Generalmente la disolución se produce luego de años de debilitamiento del vínculo y cuando esta ya es irreversible no vale ninguna terapia del perdón ni ejercicios de caricias que valgan, sino cerrar ese capítulo de la manera más digna posible, aprender las lecciones que el fracaso conlleva y cada uno rehacer su vida lo mejor que pueda.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, February 10, 2009
ELUANA ENGLARO
La polémica acerca de dejar con vida o no a Eluana Englaro abre el viejo debate sobre la decisión o no de seguir con vida, avivada por la medida política del primer ministro Silvio Berlusconi de “prohibir” mediante decreto ley se le aplique la eutanasia a Eluana (que felizmente fue vetada por el presidente Giorgio Napolitano).
En las sociedades modernas tomó mucho tiempo y sangre el que las decisiones del poder religioso o político no afecten la esfera privada de la persona, la cual debe ser respetada a pesar de creer la autoridad que se encuentra en error. Las guerras religiosas desatadas en Europa entre los siglos XVI y XVII dieron nacimiento al respeto a la libertad de conciencia, piedra angular de lo que conoceríamos después como los derechos individuales de la persona. Por eso cuando “en nombre de Dios” se quiere impedir que un individuo deje de existir si es su decisión (o la de su familia de no poderla tomar él mismo) violentando el propio libre albedrío del ser humano, estaríamos a un paso de la intolerancia y la arbitrariedad al pensar que estando el otro equivocado a mi me da patente para intervenir en sus decisiones. Ese pensamiento ha llevado siempre a las peores intolerancias que ha registrado la humanidad, que no son pocas.
La decisión de dejar o no con vida a una persona en estado vegetativo está relacionada con las creencias religiosas fuertemente conservadoras en la Italia de hoy, donde un Vaticano celebró la decisión de Berlusconi de intervenir en un hecho que estaba íntimamente en la esfera personalísima del afectado o de sus familiares. Cuando una institución, sea la Iglesia o el gobierno, quiere interferir en las decisiones de los particulares generalmente los resultados son nefastos. Eso es lo que está sucediendo con un gobierno aupado en una jerarquía eclesial que ve con buenos ojos las invasiones de la esfera íntima de los ciudadanos. Los fundamentalismos no solo se producen entre ciertos sectores musulmanes, sino también en la derecha europea con el beneplácito de la iglesia católica.
Es que esa decisión de intervenir por parte del presidente del Consejo de Ministros suena a fascismo puro (aparte que jurídicamente no pueden existir leyes con nombre propio y menos cuando existe una sentencia judicial de por medio a favor de aplicar la eutanasia), cuando en la Italia de los años 30 y 40 “en nombre del Estado” el gobierno intervenía hasta en las más íntimas decisiones de los particulares. Lo sano es que en una sociedad democrática y abierta la decisión de vivir o no esté en las manos de la propia persona o de sus familiares más cercanos cuando esta no puede tomar una decisión por si misma como la de Eluana que se encuentra en estado vegetativo desde hace 17 años.
Vivir o morir es un acto que se encuentra en la esfera íntima de cada uno de nosotros y nadie ni nada puede intervenir en la decisión que tomemos. Si somos creyentes asumiremos las responsabilidades con nuestro creador, si no lo somos asumimos nosotros mismos nuestra responsabilidad ante la sociedad; pero, en ninguno de los dos supuestos pueden intervenir instituciones o personas de fuera, sea porque invoquen el nombre de Dios o el del pueblo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
En las sociedades modernas tomó mucho tiempo y sangre el que las decisiones del poder religioso o político no afecten la esfera privada de la persona, la cual debe ser respetada a pesar de creer la autoridad que se encuentra en error. Las guerras religiosas desatadas en Europa entre los siglos XVI y XVII dieron nacimiento al respeto a la libertad de conciencia, piedra angular de lo que conoceríamos después como los derechos individuales de la persona. Por eso cuando “en nombre de Dios” se quiere impedir que un individuo deje de existir si es su decisión (o la de su familia de no poderla tomar él mismo) violentando el propio libre albedrío del ser humano, estaríamos a un paso de la intolerancia y la arbitrariedad al pensar que estando el otro equivocado a mi me da patente para intervenir en sus decisiones. Ese pensamiento ha llevado siempre a las peores intolerancias que ha registrado la humanidad, que no son pocas.
La decisión de dejar o no con vida a una persona en estado vegetativo está relacionada con las creencias religiosas fuertemente conservadoras en la Italia de hoy, donde un Vaticano celebró la decisión de Berlusconi de intervenir en un hecho que estaba íntimamente en la esfera personalísima del afectado o de sus familiares. Cuando una institución, sea la Iglesia o el gobierno, quiere interferir en las decisiones de los particulares generalmente los resultados son nefastos. Eso es lo que está sucediendo con un gobierno aupado en una jerarquía eclesial que ve con buenos ojos las invasiones de la esfera íntima de los ciudadanos. Los fundamentalismos no solo se producen entre ciertos sectores musulmanes, sino también en la derecha europea con el beneplácito de la iglesia católica.
Es que esa decisión de intervenir por parte del presidente del Consejo de Ministros suena a fascismo puro (aparte que jurídicamente no pueden existir leyes con nombre propio y menos cuando existe una sentencia judicial de por medio a favor de aplicar la eutanasia), cuando en la Italia de los años 30 y 40 “en nombre del Estado” el gobierno intervenía hasta en las más íntimas decisiones de los particulares. Lo sano es que en una sociedad democrática y abierta la decisión de vivir o no esté en las manos de la propia persona o de sus familiares más cercanos cuando esta no puede tomar una decisión por si misma como la de Eluana que se encuentra en estado vegetativo desde hace 17 años.
Vivir o morir es un acto que se encuentra en la esfera íntima de cada uno de nosotros y nadie ni nada puede intervenir en la decisión que tomemos. Si somos creyentes asumiremos las responsabilidades con nuestro creador, si no lo somos asumimos nosotros mismos nuestra responsabilidad ante la sociedad; pero, en ninguno de los dos supuestos pueden intervenir instituciones o personas de fuera, sea porque invoquen el nombre de Dios o el del pueblo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Thursday, February 05, 2009
LOS BUSES ATEOS
La Unión de Ateos y Librepensadores de Catalunya ha tenido la ocurrencia de contratar dos buses del servicio metropolitano de Barcelona a fin que porten cartelones en sus flancos con la inscripción "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y goza de la vida".
Como no podía ser de otro modo, la contratación de “los buses ateos” ha traído polémica entre creyentes y no creyentes, y un comunicado oficial “aclaratorio” del arzobispado barcelonés.
La Unión de Ateos afirma que el bus con lemas no creyentes en deidad alguna ya recorrió las calles de Londres, Birmingham, Manchester y Edimburgo, en el Reino Unido, sustentando la propaganda [que en el fondo eso es] en "contribuir a animar el debate social, porque en la respuesta a estas cuestiones [sobre la existencia o no de Dios] se encuentra nuestra propia concepción del ser humano".
Más allá de lo anecdótico, hay que reconocer que la idea es bastante ocurrente y en cierta forma oxigena el ambiente ya ampliamente secularizado de la España moderna.
Sin embargo, debemos distinguir en el mensaje varios niveles.
El primero de ellos sería el de la libertad de opinión que en toda sociedad democrática y plural debe haber. Vale decir que deben existir una serie de ideas y opiniones mutuamente tolerables, por lo que así como las iglesias hacen propaganda de una vida espiritual después de esta vida terrena; aquellos que no creen en una vida más allá de este mundo tienen todo el derecho de propagandizar sus creencias. En otras palabras, en una sociedad democrática todos tenemos derecho a expresar nuestra opinión a través de los distintos medios existentes.
Un segundo nivel es el propiamente sacro o religioso versus el laico o liberal. Generalmente allí se produce un “choque de creencias”, dado que es irreconciliable sostener la existencia en una deidad y vida extra terrenal o negarla tajantemente. O crees o no crees. Confieso que tanto los creyentes como los ateos abogan por un dogma de fe, vale decir es necesario “creer” sea en la existencia de un ser divino como en negarla. Sostener “científicamente”, con “pruebas irrebatibles”, una u otra posición es absolutamente imposible.
Y, tenemos un tercer nivel, el semántico del mensaje. Revisemos de nuevo la sentencia que portan “los buses ateos”: "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y goza de la vida".
Vamos a la primera parte del mensaje (“Probablemente Dios no existe”). Un ateo jamás utilizaría el adverbio “probablemente”. El ateo no relativiza su creencia: sencillamente no cree. El “probablemente” más corresponde a un agnóstico, ya que duda de la existencia de un ser divino, sin negarlo rotundamente como lo haría un ateo.
Debemos suponer que el adverbio utilizado obedece más a una invitación sugestiva de la asociación de ateos de Barcelona hacia los creyentes a fin de ganar adeptos para su causa. Es más fácil atraer al bando contrario en forma suave que imponiendo creencias que no admiten formulación en contra. Es más duro y “chocaría” mucho leer en las inscripciones de los buses, a rajatabla, un “Dios no existe”. El “probablemente” suaviza las opiniones en contra. Por lo que suponemos que el adverbio utilizado se debe a razones de “marketing comunicacional”.
La segunda parte de la oración también trae sus bemoles (“Deja de preocuparte y goza de la vida"). Suponemos que va dirigida hacia los creyentes dolidos o temerosos de la ira divina, dado que refleja una concepción sufriente del cristianismo, que si bien existe como corriente, creo que en estos tiempos son los menos. Pero, la segunda parte es la más interesante (“goza de la vida”). Es una invitación epicúrea más que atea. Para gozar de la vida no se requiere ser ateo, un creyente también lo puede hacer. Ese gozo implícito en lo material creo que va más dirigido a los tiempos que vivimos, donde la cultura del hedonismo hace que eludamos todo aspecto de sufrimiento o dolor, que muchas veces es necesario para nuestro crecimiento interior. Por lo que la invitación al gozo parece ser otra estrategia de marketing de los “cofrades ateos”.
Más allá de la polémica desatada, creo que la campaña de “los buses ateos” es inicua (frases más ingeniosas y provocadoras hubieran sido algo como “Dios es ateo, por qué no lo eres tú”). Nadie cambiará sus creencias por la circulación de estos buses con los lemas invitando al ateísmo. Ni los creyente se convertirán en ateos, ni los ateos abjurarán de sus creencias. Lo que sí sería irreverente es que “los buses ateos” algún día circulen por las calles de Lima, oxigenaría el ambiente cucufato que todavía se respira. Valdría la pena, solo por el placer de ver la cara que pondría nuestro querido cardenal o por los improperios que proferiría desde el púlpito.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Como no podía ser de otro modo, la contratación de “los buses ateos” ha traído polémica entre creyentes y no creyentes, y un comunicado oficial “aclaratorio” del arzobispado barcelonés.
La Unión de Ateos afirma que el bus con lemas no creyentes en deidad alguna ya recorrió las calles de Londres, Birmingham, Manchester y Edimburgo, en el Reino Unido, sustentando la propaganda [que en el fondo eso es] en "contribuir a animar el debate social, porque en la respuesta a estas cuestiones [sobre la existencia o no de Dios] se encuentra nuestra propia concepción del ser humano".
Más allá de lo anecdótico, hay que reconocer que la idea es bastante ocurrente y en cierta forma oxigena el ambiente ya ampliamente secularizado de la España moderna.
Sin embargo, debemos distinguir en el mensaje varios niveles.
El primero de ellos sería el de la libertad de opinión que en toda sociedad democrática y plural debe haber. Vale decir que deben existir una serie de ideas y opiniones mutuamente tolerables, por lo que así como las iglesias hacen propaganda de una vida espiritual después de esta vida terrena; aquellos que no creen en una vida más allá de este mundo tienen todo el derecho de propagandizar sus creencias. En otras palabras, en una sociedad democrática todos tenemos derecho a expresar nuestra opinión a través de los distintos medios existentes.
Un segundo nivel es el propiamente sacro o religioso versus el laico o liberal. Generalmente allí se produce un “choque de creencias”, dado que es irreconciliable sostener la existencia en una deidad y vida extra terrenal o negarla tajantemente. O crees o no crees. Confieso que tanto los creyentes como los ateos abogan por un dogma de fe, vale decir es necesario “creer” sea en la existencia de un ser divino como en negarla. Sostener “científicamente”, con “pruebas irrebatibles”, una u otra posición es absolutamente imposible.
Y, tenemos un tercer nivel, el semántico del mensaje. Revisemos de nuevo la sentencia que portan “los buses ateos”: "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y goza de la vida".
Vamos a la primera parte del mensaje (“Probablemente Dios no existe”). Un ateo jamás utilizaría el adverbio “probablemente”. El ateo no relativiza su creencia: sencillamente no cree. El “probablemente” más corresponde a un agnóstico, ya que duda de la existencia de un ser divino, sin negarlo rotundamente como lo haría un ateo.
Debemos suponer que el adverbio utilizado obedece más a una invitación sugestiva de la asociación de ateos de Barcelona hacia los creyentes a fin de ganar adeptos para su causa. Es más fácil atraer al bando contrario en forma suave que imponiendo creencias que no admiten formulación en contra. Es más duro y “chocaría” mucho leer en las inscripciones de los buses, a rajatabla, un “Dios no existe”. El “probablemente” suaviza las opiniones en contra. Por lo que suponemos que el adverbio utilizado se debe a razones de “marketing comunicacional”.
La segunda parte de la oración también trae sus bemoles (“Deja de preocuparte y goza de la vida"). Suponemos que va dirigida hacia los creyentes dolidos o temerosos de la ira divina, dado que refleja una concepción sufriente del cristianismo, que si bien existe como corriente, creo que en estos tiempos son los menos. Pero, la segunda parte es la más interesante (“goza de la vida”). Es una invitación epicúrea más que atea. Para gozar de la vida no se requiere ser ateo, un creyente también lo puede hacer. Ese gozo implícito en lo material creo que va más dirigido a los tiempos que vivimos, donde la cultura del hedonismo hace que eludamos todo aspecto de sufrimiento o dolor, que muchas veces es necesario para nuestro crecimiento interior. Por lo que la invitación al gozo parece ser otra estrategia de marketing de los “cofrades ateos”.
Más allá de la polémica desatada, creo que la campaña de “los buses ateos” es inicua (frases más ingeniosas y provocadoras hubieran sido algo como “Dios es ateo, por qué no lo eres tú”). Nadie cambiará sus creencias por la circulación de estos buses con los lemas invitando al ateísmo. Ni los creyente se convertirán en ateos, ni los ateos abjurarán de sus creencias. Lo que sí sería irreverente es que “los buses ateos” algún día circulen por las calles de Lima, oxigenaría el ambiente cucufato que todavía se respira. Valdría la pena, solo por el placer de ver la cara que pondría nuestro querido cardenal o por los improperios que proferiría desde el púlpito.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, January 27, 2009
EL MAGO QUE NO HACÍA MAGIA
La política y la economía se encuentran muy relacionadas. Las compuertas de comunicación entre ambas son vastas y bastante porosas. Por eso el dilema de la titularidad en la cartera del Ministerio de Economía y Finanzas, ¿el ministro debe ser un político o un tecnócrata? Algunos se inclinan al primer perfil, otros al segundo. Cada uno tiene razones sustentables para optar o no por uno o por otro.
Lo ideal sería una combinación de ambos perfiles, pero tipos de esa especie son escasísimos. Generalmente los políticos no entienden mucho la materia económica y se confían demasiado en sus asesores (aunque ha habido excepciones de políticos con buen manejo en la llamada “ciencia de los recursos escasos”). A los tecnócratas se les reputa de insensibles con el problema social y guiarse demasiado por las “recetas económicas” (algo así como que un Chef de restaurante cinco tenedores se guíe por su librito de cocina de Teresa Ocampo). También se les acusa de ser poco propensos al diálogo y amurallarse en su dogma, lo que no sucede con un político, generalmente tipos locuaces que pueden caer en el exceso de estar todo el día discurseando sin ton ni son. Otro defecto que se encuentra en los tecnócratas es que creen tener consigo “la verdad” guiados por su “biblia económica” (el librito de cocina); pero, un político se puede perder en excesivas divagaciones y querer satisfacer a todos, extraviándose en la ruta.
Sin embargo, dado que en los tiempos actuales las economías no son autárquicas como antaño y los organismos internacionales tienen una presencia mayor en países como el nuestro (y considerando también lo nefasto que fueron los políticos cuando se inmiscuyeron en la economía –v. gr. AGP en su primer gobierno-), la tradición en los últimos años ha sido que el MEF esté bajo la batuta de un técnico independiente, ni siquiera afín al partido político en el gobierno, de edad mediana, generalmente con pasantía acreditada en su currículo sea en un organismo financiero internacional o en un banco extranjero y por añadidura estudios de post grado en alguna universidad de Estados Unidos o Europa. En pocas palabras: que sea un profesional cien por ciento creyente del orden económico mundial (abstenerse los contestatarios o críticos al sistema). Más o menos ese es el perfil buscado en los últimos años para ser ministro de economía. (Si usted, amable lector, quiere ser ministro de ese portafolio tome en cuenta esos datos). Supuesta garantía que los asuntos económicos estarán en buenas manos. Como veremos más adelante no siempre es así.
Cuando fue anunciado Luis Valdivieso como el relevo de Luis Carranza, era visto como la sucesión de un técnico por otro técnico; pero, lo que podía ser una continuidad de políticas económicas en piloto automático se vio repentina y bruscamente modificado por el panorama de la crisis financiera desatada hacia el último trimestre del año 2008. Allí es donde vinieron los problemas del “mago” Valdivieso. Burócrata proveniente de las filas del Fondo Monetario Internacional, tenía un “recetario” previsto del cual le fue muy difícil salir. Con la mentalidad de hacer solo “recortes” en los distintos sectores y generar superávit (típica receta fondomonetarista) no tuvo reflejos suficientes para adaptarse a los nuevos tiempos y “cambiar de receta” de acuerdo al nuevo menú disponible. Si en una economía sin sobresaltos externos se debe cuidar que no se “sobrecaliente” (los precios comiencen a subir por excesiva demanda), en tiempos de crisis se debe cuidar que “no se caiga” el crecimiento o por lo menos mantenerlo a cierto nivel para “no parar en seco”, y para ello lo único que queda es la vieja receta keynesiana del gasto fiscal. La inflación no es tanto el problema número uno, sino “estimular” al sector privado para que se continúe con las inversiones y no se detenga el crecimiento. Es lo que están haciendo matices más matices menos (y miles de millones más o miles de millones menos) EEUU, los países europeos, Japón y la propia China.
Esa es “toda la magia”. No hay más (claro, fiscalizando bien los gastos, no vaya a ser que a rio revuelto…). Lamentablemente Luis “el mago” Valdivieso se perdió en recovecos y en dudas hamletianas que ponían en peligro el plan anti-crisis. Dentro de sus parámetros no lo entendió y no quedó más remedio que su cabeza pase por la guillotina. Por supuesto, de manera elegante, con algún puesto en alguna embajada u organismo internacional. Esos cargos “de relumbrón” que impresionan por el nombre pero que no implican decisión ejecutiva alguna.
Luis “el puma” Carranza estaba en las reservas del equipo como asesor, ante un posible recambio. Las ventajas estriban en que Carranza es un tipo “potable” para los organismos internacionales (léase no es crítico del sistema económico y sigue el credo ortodoxo) y por otro lado tiene ya cierto “expertise” en la cartera. El asumir el portafolio “no lo agarra en frío” como sería a un novato en el cargo. Ha estado en el MEF “en la época de las vacas gordas”, ahora le toca lidiar un panorama distinto. Claro, no todo en su anterior gestión ha sido cien por ciento efectivo y tampoco se le puede dibujar como poco menos que un héroe nacional comparable a Grau o Bolognesi solo por aceptar el encargo en esta época, tal como han calificado ciertos articulistas ditirámbicos sino cuasi franeleros de Carranza (algunos han llevado la franela hasta hablar de “mariscales” con pintura de Napoleón incluida).
Hay cosas que son discutibles de su gestión anterior; pero se requiere en el puesto un tipo práctico y que se olvide de las “recetas de economía”. Y, como le recomendó el propio Pedro Pablo Kuczynski (un tecnócrata que aprendió que la economía requiere sobretodo sentido común más que aplicar recetas, ave raris de combinación de político y tecnócrata, posiblemente en vías de convertirse totalmente lo primero), estar abierto al diálogo. En buen romance, no amurallarse tras su oficina creyendo tener “la verdad en su libro de cocina”.
Un tecnócrata que deberá tener “muñeca” y sintonizar políticas monetarias con políticas fiscales o en otras palabras sintonizar entre el MEF y el Banco Central de Reserva, así como con sus homólogos de las otras carteras, sobretodo las sociales (Salud, Educación, Vivienda, Medio ambiente); además de conversar con todos los sectores económicos, no solo los grandes empresarios, también los pequeños e incluyendo a los siempre vapuleados trabajadores, última rueda del coche económico de este y de otros gobiernos.
Humildad, mucho humildad, virtud que se tiende a olvidar en las alturas.
Post Scriptum: Una contralora de Azángaro.- Cuando cerraba el presente artículo me informo que la aspirante a Contralora General de la República, Sra. Ingrid Suárez, habría presentado un currículo con información inexacta sobre sus estudios académicos, poco menos que profesional con título de jirón Azángaro. Es extraño que no se haya cruzado información de los aspirantes a tal delicado cargo (fiscalizar los dineros públicos), quizás predominó la buena fe de los evaluadores, pero era mejor demorarse un poco más en el proceso de evaluación y verificar si lo expresado en el currículo por el candidato se ajustaba o no a la verdad. He visto casos hasta de magistrados postulando a la Corte o Fiscalía Suprema que copian libros haciéndolos pasar como suyos, que no se verá en otros concursos. Imagínense un Contralor con “rabo de paja”, iba a estar a merced de chantajes y presiones del poder para que no lo saquen de su puesto. Lamentable por no decir otra cosa.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Lo ideal sería una combinación de ambos perfiles, pero tipos de esa especie son escasísimos. Generalmente los políticos no entienden mucho la materia económica y se confían demasiado en sus asesores (aunque ha habido excepciones de políticos con buen manejo en la llamada “ciencia de los recursos escasos”). A los tecnócratas se les reputa de insensibles con el problema social y guiarse demasiado por las “recetas económicas” (algo así como que un Chef de restaurante cinco tenedores se guíe por su librito de cocina de Teresa Ocampo). También se les acusa de ser poco propensos al diálogo y amurallarse en su dogma, lo que no sucede con un político, generalmente tipos locuaces que pueden caer en el exceso de estar todo el día discurseando sin ton ni son. Otro defecto que se encuentra en los tecnócratas es que creen tener consigo “la verdad” guiados por su “biblia económica” (el librito de cocina); pero, un político se puede perder en excesivas divagaciones y querer satisfacer a todos, extraviándose en la ruta.
Sin embargo, dado que en los tiempos actuales las economías no son autárquicas como antaño y los organismos internacionales tienen una presencia mayor en países como el nuestro (y considerando también lo nefasto que fueron los políticos cuando se inmiscuyeron en la economía –v. gr. AGP en su primer gobierno-), la tradición en los últimos años ha sido que el MEF esté bajo la batuta de un técnico independiente, ni siquiera afín al partido político en el gobierno, de edad mediana, generalmente con pasantía acreditada en su currículo sea en un organismo financiero internacional o en un banco extranjero y por añadidura estudios de post grado en alguna universidad de Estados Unidos o Europa. En pocas palabras: que sea un profesional cien por ciento creyente del orden económico mundial (abstenerse los contestatarios o críticos al sistema). Más o menos ese es el perfil buscado en los últimos años para ser ministro de economía. (Si usted, amable lector, quiere ser ministro de ese portafolio tome en cuenta esos datos). Supuesta garantía que los asuntos económicos estarán en buenas manos. Como veremos más adelante no siempre es así.
Cuando fue anunciado Luis Valdivieso como el relevo de Luis Carranza, era visto como la sucesión de un técnico por otro técnico; pero, lo que podía ser una continuidad de políticas económicas en piloto automático se vio repentina y bruscamente modificado por el panorama de la crisis financiera desatada hacia el último trimestre del año 2008. Allí es donde vinieron los problemas del “mago” Valdivieso. Burócrata proveniente de las filas del Fondo Monetario Internacional, tenía un “recetario” previsto del cual le fue muy difícil salir. Con la mentalidad de hacer solo “recortes” en los distintos sectores y generar superávit (típica receta fondomonetarista) no tuvo reflejos suficientes para adaptarse a los nuevos tiempos y “cambiar de receta” de acuerdo al nuevo menú disponible. Si en una economía sin sobresaltos externos se debe cuidar que no se “sobrecaliente” (los precios comiencen a subir por excesiva demanda), en tiempos de crisis se debe cuidar que “no se caiga” el crecimiento o por lo menos mantenerlo a cierto nivel para “no parar en seco”, y para ello lo único que queda es la vieja receta keynesiana del gasto fiscal. La inflación no es tanto el problema número uno, sino “estimular” al sector privado para que se continúe con las inversiones y no se detenga el crecimiento. Es lo que están haciendo matices más matices menos (y miles de millones más o miles de millones menos) EEUU, los países europeos, Japón y la propia China.
Esa es “toda la magia”. No hay más (claro, fiscalizando bien los gastos, no vaya a ser que a rio revuelto…). Lamentablemente Luis “el mago” Valdivieso se perdió en recovecos y en dudas hamletianas que ponían en peligro el plan anti-crisis. Dentro de sus parámetros no lo entendió y no quedó más remedio que su cabeza pase por la guillotina. Por supuesto, de manera elegante, con algún puesto en alguna embajada u organismo internacional. Esos cargos “de relumbrón” que impresionan por el nombre pero que no implican decisión ejecutiva alguna.
Luis “el puma” Carranza estaba en las reservas del equipo como asesor, ante un posible recambio. Las ventajas estriban en que Carranza es un tipo “potable” para los organismos internacionales (léase no es crítico del sistema económico y sigue el credo ortodoxo) y por otro lado tiene ya cierto “expertise” en la cartera. El asumir el portafolio “no lo agarra en frío” como sería a un novato en el cargo. Ha estado en el MEF “en la época de las vacas gordas”, ahora le toca lidiar un panorama distinto. Claro, no todo en su anterior gestión ha sido cien por ciento efectivo y tampoco se le puede dibujar como poco menos que un héroe nacional comparable a Grau o Bolognesi solo por aceptar el encargo en esta época, tal como han calificado ciertos articulistas ditirámbicos sino cuasi franeleros de Carranza (algunos han llevado la franela hasta hablar de “mariscales” con pintura de Napoleón incluida).
Hay cosas que son discutibles de su gestión anterior; pero se requiere en el puesto un tipo práctico y que se olvide de las “recetas de economía”. Y, como le recomendó el propio Pedro Pablo Kuczynski (un tecnócrata que aprendió que la economía requiere sobretodo sentido común más que aplicar recetas, ave raris de combinación de político y tecnócrata, posiblemente en vías de convertirse totalmente lo primero), estar abierto al diálogo. En buen romance, no amurallarse tras su oficina creyendo tener “la verdad en su libro de cocina”.
Un tecnócrata que deberá tener “muñeca” y sintonizar políticas monetarias con políticas fiscales o en otras palabras sintonizar entre el MEF y el Banco Central de Reserva, así como con sus homólogos de las otras carteras, sobretodo las sociales (Salud, Educación, Vivienda, Medio ambiente); además de conversar con todos los sectores económicos, no solo los grandes empresarios, también los pequeños e incluyendo a los siempre vapuleados trabajadores, última rueda del coche económico de este y de otros gobiernos.
Humildad, mucho humildad, virtud que se tiende a olvidar en las alturas.
Post Scriptum: Una contralora de Azángaro.- Cuando cerraba el presente artículo me informo que la aspirante a Contralora General de la República, Sra. Ingrid Suárez, habría presentado un currículo con información inexacta sobre sus estudios académicos, poco menos que profesional con título de jirón Azángaro. Es extraño que no se haya cruzado información de los aspirantes a tal delicado cargo (fiscalizar los dineros públicos), quizás predominó la buena fe de los evaluadores, pero era mejor demorarse un poco más en el proceso de evaluación y verificar si lo expresado en el currículo por el candidato se ajustaba o no a la verdad. He visto casos hasta de magistrados postulando a la Corte o Fiscalía Suprema que copian libros haciéndolos pasar como suyos, que no se verá en otros concursos. Imagínense un Contralor con “rabo de paja”, iba a estar a merced de chantajes y presiones del poder para que no lo saquen de su puesto. Lamentable por no decir otra cosa.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, January 20, 2009
GAZA O EN LAS GUERRAS NO HAY INOCENTES
Es muy difícil hacer un análisis desprejuiciado cuando se trata del eterno conflicto entre Israel y Palestina, casi siempre subyace el criterio que tiene el autor sobre el tema, su ideología o sistema de ideas, y sobretodo sus creencias. Quien quiera ver a Israel como genocida sistemático y copiador fiel de los métodos nazis que usaron contra ellos en la II Guerra Mundial, lo que ocurre en Gaza es prueba irrefutable de ello. En cambio, quienes defienden al estado israelita y están contra Hamas, opinarán que Israel está en todo su derecho a defenderse y eliminar los focos terroristas y, por añadidura, que esa es obligación de todo estado democrático. Sin embargo, ambas posiciones pecan de extremistas y parcializadas.
Como bien apuntó MVLL en reciente artículo, desde el punto de vista práctico, entendido como solución del conflicto, la incursión militar israelí difícilmente solucionará el problema sino, todo lo contrario, lo agravará, endureciendo y radicalizando a los más moderados hacia una “guerra santa” contra Israel. Es cierto, desde el punto de vista político, difícilmente la intervención en Gaza solucionará el problema, más si tenemos en cuenta que el grupo radical Hamas actúa camuflándose entre la población civil (estrategia similar a la de Sendero Luminoso en nuestro país), por lo que es muy difícil la detección de sus actividades. A no ser que los israelitas solo busquen golpearlos fuertemente para debilitarlos lo más que puedan (que, al parecer, lo han conseguido dado el cese al fuego), con el costo enorme de civiles inocentes muertos. En el frente interno, indudablemente ganará votos la coalición en el gobierno israelí de cara a las próximas elecciones y quizás hasta ganen los comicios, pero a un costo que a largo plazo será enorme para la paz y estabilidad en la región.
De repente Israel ya se acostumbró a vivir en permanente conflicto y al estar preparados para ello no les importa demasiado una paz duradera, existiendo una polarización en ambos bandos.
El resultado es demoledor. Según las estadísticas 1300 palestinos han muerto en la intervención a Gaza, de los cuales un tercio por lo menos es menor a los 16 años versus 13 israelitas muertos en combate, de los cuales 10 son soldados y 3 civiles. En infraestructura: 4,000 edificios destruidos y 16,000 dañados. En pocas palabras: la ciudad de Gaza ha quedado en escombros e Israel en condiciones de superioridad en la región, “dominando militarmente al enemigo” y con una sociedad mayoritariamente cohesionada en torno a una “línea dura” de acción. (No se puede negar que la operación desde el punto de vista estratégico es brillante: Invaden, destruyen los objetivos y salen. De quedarse, se enredarían en una guerra de guerrillas desgastante militar y políticamente, como le sucedió a EEUU en Iraq).
Por el lado de Hamas (que tienen a Irán como aliado) tampoco son unas mansas palomas, amantes de la paz y la convivencia pacífica, menos desquiciados o enajenados mentales como usualmente se les pinta. Todo lo contrario. Su estrategia de provocación también obedece a un frío cálculo político. Desde que Al Fatah perdió el poder en Palestina, han tratado de radicalizar el conflicto y provocar la intervención militar con los misiles con que atacaban a la población civil israelita. Claro, los defensores de Hamas dirán que esos misiles son inocuos, apenas cuetecillos de artificio, poco menos que palomillada de muchacho de barrio; pero, provoca a un gigante y obtendrás una respuesta.
Hamas ha buscado que suceda la intervención militar para potenciarse como grupo político y ganar adeptos a su causa, desplazando a los moderados, cohesionando a los palestinos detrás suyo y apareciendo como víctimas en el escenario internacional. Buen negocio político: de terroristas a “mártires del holocausto”. A ellos les importa un rábano que mueran inocentes palestinos en la contienda. “Todo es por la causa”. (También con una lógica similar a Sendero Luminoso).
Y, para remate, una vez más se constata que cuando existe el apoyo por acción u omisión de algún “país grande” integrante de la ONU y por añadidura miembro permanente del Consejo de Seguridad, como EEUU, difícilmente prevalece el derecho internacional público, el derecho humanitario y todos los derechos habidos y por haber, quedando por los suelos las instituciones y los organismos internacionales. “Poderes fácticos” que le dicen.
Tiempos sombríos y revueltos, donde el panorama es poco halagüeño para aquellos que buscan la convivencia pacífica de árabes y judíos, y se constata una vez más que en esta guerra no hay inocentes, salvo las pobres víctimas.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Como bien apuntó MVLL en reciente artículo, desde el punto de vista práctico, entendido como solución del conflicto, la incursión militar israelí difícilmente solucionará el problema sino, todo lo contrario, lo agravará, endureciendo y radicalizando a los más moderados hacia una “guerra santa” contra Israel. Es cierto, desde el punto de vista político, difícilmente la intervención en Gaza solucionará el problema, más si tenemos en cuenta que el grupo radical Hamas actúa camuflándose entre la población civil (estrategia similar a la de Sendero Luminoso en nuestro país), por lo que es muy difícil la detección de sus actividades. A no ser que los israelitas solo busquen golpearlos fuertemente para debilitarlos lo más que puedan (que, al parecer, lo han conseguido dado el cese al fuego), con el costo enorme de civiles inocentes muertos. En el frente interno, indudablemente ganará votos la coalición en el gobierno israelí de cara a las próximas elecciones y quizás hasta ganen los comicios, pero a un costo que a largo plazo será enorme para la paz y estabilidad en la región.
De repente Israel ya se acostumbró a vivir en permanente conflicto y al estar preparados para ello no les importa demasiado una paz duradera, existiendo una polarización en ambos bandos.
El resultado es demoledor. Según las estadísticas 1300 palestinos han muerto en la intervención a Gaza, de los cuales un tercio por lo menos es menor a los 16 años versus 13 israelitas muertos en combate, de los cuales 10 son soldados y 3 civiles. En infraestructura: 4,000 edificios destruidos y 16,000 dañados. En pocas palabras: la ciudad de Gaza ha quedado en escombros e Israel en condiciones de superioridad en la región, “dominando militarmente al enemigo” y con una sociedad mayoritariamente cohesionada en torno a una “línea dura” de acción. (No se puede negar que la operación desde el punto de vista estratégico es brillante: Invaden, destruyen los objetivos y salen. De quedarse, se enredarían en una guerra de guerrillas desgastante militar y políticamente, como le sucedió a EEUU en Iraq).
Por el lado de Hamas (que tienen a Irán como aliado) tampoco son unas mansas palomas, amantes de la paz y la convivencia pacífica, menos desquiciados o enajenados mentales como usualmente se les pinta. Todo lo contrario. Su estrategia de provocación también obedece a un frío cálculo político. Desde que Al Fatah perdió el poder en Palestina, han tratado de radicalizar el conflicto y provocar la intervención militar con los misiles con que atacaban a la población civil israelita. Claro, los defensores de Hamas dirán que esos misiles son inocuos, apenas cuetecillos de artificio, poco menos que palomillada de muchacho de barrio; pero, provoca a un gigante y obtendrás una respuesta.
Hamas ha buscado que suceda la intervención militar para potenciarse como grupo político y ganar adeptos a su causa, desplazando a los moderados, cohesionando a los palestinos detrás suyo y apareciendo como víctimas en el escenario internacional. Buen negocio político: de terroristas a “mártires del holocausto”. A ellos les importa un rábano que mueran inocentes palestinos en la contienda. “Todo es por la causa”. (También con una lógica similar a Sendero Luminoso).
Y, para remate, una vez más se constata que cuando existe el apoyo por acción u omisión de algún “país grande” integrante de la ONU y por añadidura miembro permanente del Consejo de Seguridad, como EEUU, difícilmente prevalece el derecho internacional público, el derecho humanitario y todos los derechos habidos y por haber, quedando por los suelos las instituciones y los organismos internacionales. “Poderes fácticos” que le dicen.
Tiempos sombríos y revueltos, donde el panorama es poco halagüeño para aquellos que buscan la convivencia pacífica de árabes y judíos, y se constata una vez más que en esta guerra no hay inocentes, salvo las pobres víctimas.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, January 13, 2009
EL PERJUDICIAL
Así denominaba don Ricardo Blume en sus crónicas de cada jueves al poder judicial. Claro, la connotación es evidente y ha pesar que han trascurrido más de veinte años desde la publicación de aquel escéptico artículo y varias reformas de por medio, la cosa como que sigue igual, por lo menos en lo que a servicio y eficiencia al ciudadano se refiere.
Olvidamos que un poder del estado ofrece un servicio público: administrar justicia en el presente caso. Que de eso se trata, ni más ni menos. Y para ejemplo de la poca eficiencia en el servicio y la escasa importancia del ciudadano un botón: luego de un largo feriado por navidad y otro por año nuevo, los usuarios del poder judicial esperaron el lunes 5 de Enero a que abra sus puertas para conocer el estado de sus juicios. Preocupación natural ya que habían pasado varias semanas de inactividad por las fiestas de Diciembre. Estuvieron desde temprano esperando. Eran más de las ocho de la mañana y las puertas no se abrían. Qué pasó, se preguntaba desconcertado el público. El portero no vino a trabajar, se quedó dormido o se le perdió las llaves. Nada de eso, los magistrados (servidores públicos) decidieron no atender ese día porque era “la apertura del año judicial” y había que escuchar los discursos de rigor del nuevo presidente del perjudicial. La pregunta obvia es: porqué no hicieron su bendita apertura del año judicial el viernes 2, así el lunes atendían a tanto litigante deseoso de justicia. Ese gesto hubiera sido mucho mejor que mil discursos.
Claro, se me replicará que el viernes era “día no laborable para el sector público” por “disposición gubernamental”, por lo que ellos, como celosos guardianes de la ley, debían “acatar lo que la ley disponga”. Lex dura lex. Efectivamente, el viernes 2 era día no laborable para el sector público, pero pudieron “habilitarlo” para la apertura del año judicial, hacer sus discursos protocolares sobre que este año “sí cambia el poder judicial”, tomar su brindis de honor, aplaudir copiosamente a su nuevo presidente y atender normalmente el lunes.
Hubiese sido una pequeña muestra que para el estado, y en especial para el poder judicial, el ciudadano sí importa. Pero, el mensaje fue: te esperas nomás a que terminemos nuestros aburridos discursos, cócteles, sobemos al nuevo presidente y te vienes el martes, y si no te gusta, piña pues.
Con esa mentalidad es muy difícil imaginar un estado eficiente y al servicio de la persona, sino más bien tenemos la forma tan vieja del “estado patrimonialista”, donde el funcionario se sirve del estado para su provecho personal y le importa un rábano el ciudadano.
Y si no veamos otro ejemplo: El flamante presidente del poder judicial, el doctor Javier Villa Stein, el mismo día de su asunción al cargo se le vio rodeado de abogados y ex magistrados francamente cuestionados, los cuales son parte de su entorno más íntimo. Uno estuvo comprometido con varios connotados personajes que controlaron el poder judicial en la época del fujimorismo, con ONG propia que defiende a estos señores impresentables, además de cargar con varios procesos en contra por estafa y apropiación; la otra, cuando era jueza, regalaba pasajes de la empresa Aerocontinente como si se tratase de boletos de rifa, y, según se dice, era “la intermediaria” entre los Zevallos cuando estaban en su época dorada y el poder judicial.
Amén de contar el presidente del perjudicial entre sus filas de “asesores externos” a un lobista (dizque el Dr. Villa Stein “relacionista público”) conocido por “arreglar juicios” por una módica suma de dinero. Y, de yapa, un ex secretario técnico del Consejo de la Magistratura cuestionado por manipular los nombramientos de jueces y fiscales cuando estuvo en ese cargo. Verdaderas joyitas de familia.
Como defensa de sus “asesores” al estrenadísimo presidente de un poder tan importante como el judicial no se le ocurrió mejor recurso que argüir que “Ser abogado de Satanás no es delito” (sic). Así estamos. Y este es el hombre que ha prometido “luchar a fondo” contra la corrupción en el poder judicial. Y este es el poder que debe administrar justicia “a nombre de la nación”.
Habría que recordarle a don Javier el viejo adagio: “dime con quién andas y te diré quién eres”, así como que con esa actitud difícilmente se gana legitimidad y respeto en la sociedad, menos tratándose del líder de un poder del estado.
Pero, no se crea que el “perjudicial” es la única institución del estado que anda chueca. El Ministerio Público no se libra de críticas y lo que pasa dentro de sus paredes haría temblar al más sereno; ni menos el Consejo Nacional de la Magistratura encargado de seleccionar y ratificar a jueces y fiscales.
Recuerdo que en las entrevistas para “seleccionar” a magistrados, a uno de los entrevistadores, un consejero autor de enjundiosas obras jurídicas, en vista que para él el mejor juez es aquel que sabe de memoria los distintos articulados de la constitución política y demás leyes, no se le ocurrió mejor idea que preguntar al aspirante en la entrevista personal y mismo examen de grado, cosas como qué dice el artículo 485º del Código Civil sobre la reducción de alimentos al indigno (?). No se si buscaban un juez que deberá tener sus códigos y leyes a la mano para consultarlos y que sobretodo sea un hombre o mujer probo, o una computadora con memoria incluida pero corrupta.
Ya no hablemos de las incoherencias en la redacción de las sentencias por parte de los magistrados que en más de una ocasión resultan ininteligibles y uno no sabe si debe acudir a un adivino o a un astrólogo para desentrañar el arcano metafísico del letrado, o los menudos disparates que ya es solencia de citar leyes derogadas en sus resoluciones, como extrañando una onda retro de todo tiempo pasado fue mejor.
La verdad que el problema no es reciente, es tan antiguo como la república misma. El hecho es que ahora “el lado oscuro” del poder judicial resplandece más gracias a que mal que bien estamos en un estado de derecho, y la libertad de expresión además del uso del internet permiten una información más fluida, así que las críticas son más abiertas y aireadas. Qué les guste o les disguste a los que están arriba es otra cosa. Posiblemente esos “asesores” del presidente del poder judicial sean depuestos por la presión mediática, pero dice mucho de cómo andan las cosas en el tristemente célebre “perjudicial”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Olvidamos que un poder del estado ofrece un servicio público: administrar justicia en el presente caso. Que de eso se trata, ni más ni menos. Y para ejemplo de la poca eficiencia en el servicio y la escasa importancia del ciudadano un botón: luego de un largo feriado por navidad y otro por año nuevo, los usuarios del poder judicial esperaron el lunes 5 de Enero a que abra sus puertas para conocer el estado de sus juicios. Preocupación natural ya que habían pasado varias semanas de inactividad por las fiestas de Diciembre. Estuvieron desde temprano esperando. Eran más de las ocho de la mañana y las puertas no se abrían. Qué pasó, se preguntaba desconcertado el público. El portero no vino a trabajar, se quedó dormido o se le perdió las llaves. Nada de eso, los magistrados (servidores públicos) decidieron no atender ese día porque era “la apertura del año judicial” y había que escuchar los discursos de rigor del nuevo presidente del perjudicial. La pregunta obvia es: porqué no hicieron su bendita apertura del año judicial el viernes 2, así el lunes atendían a tanto litigante deseoso de justicia. Ese gesto hubiera sido mucho mejor que mil discursos.
Claro, se me replicará que el viernes era “día no laborable para el sector público” por “disposición gubernamental”, por lo que ellos, como celosos guardianes de la ley, debían “acatar lo que la ley disponga”. Lex dura lex. Efectivamente, el viernes 2 era día no laborable para el sector público, pero pudieron “habilitarlo” para la apertura del año judicial, hacer sus discursos protocolares sobre que este año “sí cambia el poder judicial”, tomar su brindis de honor, aplaudir copiosamente a su nuevo presidente y atender normalmente el lunes.
Hubiese sido una pequeña muestra que para el estado, y en especial para el poder judicial, el ciudadano sí importa. Pero, el mensaje fue: te esperas nomás a que terminemos nuestros aburridos discursos, cócteles, sobemos al nuevo presidente y te vienes el martes, y si no te gusta, piña pues.
Con esa mentalidad es muy difícil imaginar un estado eficiente y al servicio de la persona, sino más bien tenemos la forma tan vieja del “estado patrimonialista”, donde el funcionario se sirve del estado para su provecho personal y le importa un rábano el ciudadano.
Y si no veamos otro ejemplo: El flamante presidente del poder judicial, el doctor Javier Villa Stein, el mismo día de su asunción al cargo se le vio rodeado de abogados y ex magistrados francamente cuestionados, los cuales son parte de su entorno más íntimo. Uno estuvo comprometido con varios connotados personajes que controlaron el poder judicial en la época del fujimorismo, con ONG propia que defiende a estos señores impresentables, además de cargar con varios procesos en contra por estafa y apropiación; la otra, cuando era jueza, regalaba pasajes de la empresa Aerocontinente como si se tratase de boletos de rifa, y, según se dice, era “la intermediaria” entre los Zevallos cuando estaban en su época dorada y el poder judicial.
Amén de contar el presidente del perjudicial entre sus filas de “asesores externos” a un lobista (dizque el Dr. Villa Stein “relacionista público”) conocido por “arreglar juicios” por una módica suma de dinero. Y, de yapa, un ex secretario técnico del Consejo de la Magistratura cuestionado por manipular los nombramientos de jueces y fiscales cuando estuvo en ese cargo. Verdaderas joyitas de familia.
Como defensa de sus “asesores” al estrenadísimo presidente de un poder tan importante como el judicial no se le ocurrió mejor recurso que argüir que “Ser abogado de Satanás no es delito” (sic). Así estamos. Y este es el hombre que ha prometido “luchar a fondo” contra la corrupción en el poder judicial. Y este es el poder que debe administrar justicia “a nombre de la nación”.
Habría que recordarle a don Javier el viejo adagio: “dime con quién andas y te diré quién eres”, así como que con esa actitud difícilmente se gana legitimidad y respeto en la sociedad, menos tratándose del líder de un poder del estado.
Pero, no se crea que el “perjudicial” es la única institución del estado que anda chueca. El Ministerio Público no se libra de críticas y lo que pasa dentro de sus paredes haría temblar al más sereno; ni menos el Consejo Nacional de la Magistratura encargado de seleccionar y ratificar a jueces y fiscales.
Recuerdo que en las entrevistas para “seleccionar” a magistrados, a uno de los entrevistadores, un consejero autor de enjundiosas obras jurídicas, en vista que para él el mejor juez es aquel que sabe de memoria los distintos articulados de la constitución política y demás leyes, no se le ocurrió mejor idea que preguntar al aspirante en la entrevista personal y mismo examen de grado, cosas como qué dice el artículo 485º del Código Civil sobre la reducción de alimentos al indigno (?). No se si buscaban un juez que deberá tener sus códigos y leyes a la mano para consultarlos y que sobretodo sea un hombre o mujer probo, o una computadora con memoria incluida pero corrupta.
Ya no hablemos de las incoherencias en la redacción de las sentencias por parte de los magistrados que en más de una ocasión resultan ininteligibles y uno no sabe si debe acudir a un adivino o a un astrólogo para desentrañar el arcano metafísico del letrado, o los menudos disparates que ya es solencia de citar leyes derogadas en sus resoluciones, como extrañando una onda retro de todo tiempo pasado fue mejor.
La verdad que el problema no es reciente, es tan antiguo como la república misma. El hecho es que ahora “el lado oscuro” del poder judicial resplandece más gracias a que mal que bien estamos en un estado de derecho, y la libertad de expresión además del uso del internet permiten una información más fluida, así que las críticas son más abiertas y aireadas. Qué les guste o les disguste a los que están arriba es otra cosa. Posiblemente esos “asesores” del presidente del poder judicial sean depuestos por la presión mediática, pero dice mucho de cómo andan las cosas en el tristemente célebre “perjudicial”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, January 06, 2009
LA REVOLUCIÓN CUBANA: 50 AÑOS DESPUÉS
Con una hermosa metáfora Yoani Sánchez creo que ha descrito con mayor precisión lo que se siente a los cincuenta años de la revolución cubana: “Los colores se le corrieron al avejentado rostro de la utopía y la sinfonía de la victoria se trastocó en un reggaetón de la sobrevivencia”.
Las utopías también mueren o para ser más preciso se avejentan. Es lo que le ha sucedido a la revolución cubana en su cincuenta aniversario. Es muy difícil seguir creyendo que es “el paraíso sobre la tierra” y “el ejemplo ha seguir” para los demás pueblos de América Latina, salvo ser muy crédulo o muy cínico.
El romanticismo guerrillero que ganó tantos adeptos entre los jóvenes e intelectuales en todo el mundo ha cedido paso a un escepticismo si no a una crítica abierta en lo que devino la revolución.
Sin embargo, el sueño de una sociedad justa se mantiene incólume, lo que sucede es cuando se quiere materializar ese sueño en la vida: casi siempre se convierte en pesadilla. Dante tenía razón cuando sentenciaba que el infierno se encuentra empedrado de buenas intenciones.
Como otros países del ex bloque socialista, Cuba trata ahora de sobrevivir convirtiéndose al “socialismo de mercado”, tímidamente pero se va abriendo camino. Lo que ocurre es que “el patriarca” no da su visto bueno total para todas las reformas necesarias y por otra parte la cúpula dirigencial adolece de un problema geriátrico: todos tienen más de setenta años, tornando poco viable los cambios se produzcan más rápidamente como el país demanda. Le sucede lo mismo que a la extinta URSS en sus años finales: “la jerarquía” pasaba las siete décadas y eran burócratas del partido que no les interesaba demasiado los cambios urgentes que requería el país. Cuando Gorbachov (que frisaba la cincuentena) llegó al poder fue demasiado tarde.
Lo que muchos olvidan es que la revolución cubana nació como una revolución nacionalista que tenía como ideario ideológico “El anti imperialismo y el APRA” de Víctor Raúl Haya de la Torre. Incluso el entonces joven Fidel Castro y sus compañeros alzados en armas se autoproclamaban apristas. Fue a raíz del bloqueo norteamericano que a la naciente revolución no le quedó más remedio para sobrevivir en un ambiente hostil que sovietizarse e hipotecar su soberanía a Moscú. Ojalá Obama sea inteligente y flexibilice el trato con Cuba para que esta se abra más al mundo.
Por cierto, es muy difícil encontrar en la historia latinoamericana un personaje tan fascinante como Fidel, por eso el caudillo una vez muerto deberá ser sustituido por una burocracia insípida y gris pero eficiente. “Tecnócratas” más que caudillos, como en la China post Mao. Ingenieros más que políticos con verbo encendido (la duda es si la historia lo absolverá).
Existe un hermoso relato insertado en la película Guantanamera del desaparecido y siempre recordado “Titón” Gutiérrez Alea: se cuenta que Dios creó el mundo y a los hombres, pero se olvidó de crear también la muerte. No morían, por lo que el mundo se comenzó a poblar, a poblar y a poblar, hasta que ya no había espacio para nadie más. La solución fue el diluvio y solo los niños y los jóvenes que se treparon a los árboles se pudieron salvar, muriendo ahogados los más viejos. Precisamente la película cierra con una lluvia bíblica que hace caer en la tumba a los viejos fósiles de la burocracia comunista encarnada en el “compañero sepulturero” de ideas absurdas (como todo burócrata) para hacer más eficiente un servicio funerario.
Cuba deberá hallar su camino en estos tiempos revueltos. No creo sea ni el apocalipsis cataclísmico post Fidel con que cada vez con menos esperanzas sueñan los cubanos de Miami (y de paso cargarse al país a “precio huevo”), ni tampoco el modelo soviético de economía centralizada con subsidios generalizados y sin libertades que anhelan los comunistas de viejo cuño (que los hay). Un camino intermedio. Algo de esa lluvia bíblica a la que aludía la película del recordado Titón.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Las utopías también mueren o para ser más preciso se avejentan. Es lo que le ha sucedido a la revolución cubana en su cincuenta aniversario. Es muy difícil seguir creyendo que es “el paraíso sobre la tierra” y “el ejemplo ha seguir” para los demás pueblos de América Latina, salvo ser muy crédulo o muy cínico.
El romanticismo guerrillero que ganó tantos adeptos entre los jóvenes e intelectuales en todo el mundo ha cedido paso a un escepticismo si no a una crítica abierta en lo que devino la revolución.
Sin embargo, el sueño de una sociedad justa se mantiene incólume, lo que sucede es cuando se quiere materializar ese sueño en la vida: casi siempre se convierte en pesadilla. Dante tenía razón cuando sentenciaba que el infierno se encuentra empedrado de buenas intenciones.
Como otros países del ex bloque socialista, Cuba trata ahora de sobrevivir convirtiéndose al “socialismo de mercado”, tímidamente pero se va abriendo camino. Lo que ocurre es que “el patriarca” no da su visto bueno total para todas las reformas necesarias y por otra parte la cúpula dirigencial adolece de un problema geriátrico: todos tienen más de setenta años, tornando poco viable los cambios se produzcan más rápidamente como el país demanda. Le sucede lo mismo que a la extinta URSS en sus años finales: “la jerarquía” pasaba las siete décadas y eran burócratas del partido que no les interesaba demasiado los cambios urgentes que requería el país. Cuando Gorbachov (que frisaba la cincuentena) llegó al poder fue demasiado tarde.
Lo que muchos olvidan es que la revolución cubana nació como una revolución nacionalista que tenía como ideario ideológico “El anti imperialismo y el APRA” de Víctor Raúl Haya de la Torre. Incluso el entonces joven Fidel Castro y sus compañeros alzados en armas se autoproclamaban apristas. Fue a raíz del bloqueo norteamericano que a la naciente revolución no le quedó más remedio para sobrevivir en un ambiente hostil que sovietizarse e hipotecar su soberanía a Moscú. Ojalá Obama sea inteligente y flexibilice el trato con Cuba para que esta se abra más al mundo.
Por cierto, es muy difícil encontrar en la historia latinoamericana un personaje tan fascinante como Fidel, por eso el caudillo una vez muerto deberá ser sustituido por una burocracia insípida y gris pero eficiente. “Tecnócratas” más que caudillos, como en la China post Mao. Ingenieros más que políticos con verbo encendido (la duda es si la historia lo absolverá).
Existe un hermoso relato insertado en la película Guantanamera del desaparecido y siempre recordado “Titón” Gutiérrez Alea: se cuenta que Dios creó el mundo y a los hombres, pero se olvidó de crear también la muerte. No morían, por lo que el mundo se comenzó a poblar, a poblar y a poblar, hasta que ya no había espacio para nadie más. La solución fue el diluvio y solo los niños y los jóvenes que se treparon a los árboles se pudieron salvar, muriendo ahogados los más viejos. Precisamente la película cierra con una lluvia bíblica que hace caer en la tumba a los viejos fósiles de la burocracia comunista encarnada en el “compañero sepulturero” de ideas absurdas (como todo burócrata) para hacer más eficiente un servicio funerario.
Cuba deberá hallar su camino en estos tiempos revueltos. No creo sea ni el apocalipsis cataclísmico post Fidel con que cada vez con menos esperanzas sueñan los cubanos de Miami (y de paso cargarse al país a “precio huevo”), ni tampoco el modelo soviético de economía centralizada con subsidios generalizados y sin libertades que anhelan los comunistas de viejo cuño (que los hay). Un camino intermedio. Algo de esa lluvia bíblica a la que aludía la película del recordado Titón.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, December 30, 2008
UN AÑO QUE TRAJO MUCHAS COSAS
El 2008 significó la consolidación de tendencias contradictorias a nivel mundial: por un lado un capitalismo internacionalizado fuertemente cuestionado por las desigualdades que genera, cuestionamiento reforzado por la crisis financiera iniciada en Estados Unidos; y, por otra parte, tendencias de carácter nacional, sea de signo religioso como el fundamentalismo musulmán, propuestas demagógico-populistas como “el socialismo del siglo XXI”, y el de cierta derecha xenófoba europea que ve como un peligro a los migrantes sin distinción alguna. Es decir, entre las fuerzas expansivas del gran capital internacional y fuerzas de resistencia focalizadas, sean de signo religioso, político o económico, se debate una gran parte del mundo. (Ello sin mencionar el problema ecológico-ambiental que es un problema ya permanente y que afecta a todo el planeta).
Está muy lejos “el consenso de Washington”, cuando hace veinte años atrás se quiso imponer el modelo capitalista “neoliberal” que resultó vencedor de la guerra fría, al derrumbe del Muro de Berlín. Ese modelo unívoco -que incluso tuvo una justificación ideológica en la tesis del “fin de la historia”- se encuentra fuertemente cuestionado no solo por la crisis financiera desatada en el segundo semestre del 2008, sino por la expansión de “los focos de resistencia” expresados en el mundo fundamentalista con una guerra que no la está ganando Occidente, un nacionalismo pasatista como el bolivarianismo chavista sustentado en el petróleo, la emergencia de nuevos actores internacionales (Rusia, China, India y Brasil en América del Sur), y el gradual cierre de Europa hacia los migrantes extranjeros, justificado en propuestas xenófobas huérfanas de argumentos y recurrentes a la razón de la fuerza.
Esa tensión está produciendo el surgimiento de un mundo multipolar, el fin del hegemonismo norteamericano (no el fin del capitalismo como sistema, tal como algunos se han aventurado a pronosticar) y la focalización de tensiones sociales que repercuten en todo el mundo. El atentado terrorista último en la India demuestra que esta guerra se juega en distintos escenarios y no se puede entender solo etiquetándolos de “fundamentalistas” o “mesiánicos”. El proceso de resistencia es mucho más complejo. En el caso hindú, por ejemplo, entran en juego no solo las cuestiones religiosas sino las enormes desigualdades sociales y económicas que se están produciendo paradójicamente gracias al despegue de la economía india, buscando los marginados respuestas en opciones violentas.
Pero, a pesar de esos cuestionamientos, en el presente no existe ningún otro modelo alternativo viable al capitalismo como sistema, tal como lo fue en su momento, por ejemplo, el socialismo marxista de fines del siglo XIX e inicios del XX, que inspiró el nacimiento de una serie de estados con un modelo económico y social alternativo al capitalismo. De allí que los cuestionamientos van más hacia el lado distributivo, social y hasta axiológico del “modelo”; manteniéndose incólume el sistema económico, incluso en países que cuentan en la actualidad con gobiernos autoproclamados “socialistas” como España, Chile, Brasil o la propia Venezuela de Hugo Chávez; y también de aquellos países del ex bloque socialista marxista que han adoptado el modelo capitalista en lo económico (el llamado “socialismo de mercado”) como China, Vietnam o todavía tímidamente Cuba, ratificándose así plenamente “la vigencia” del sistema a falta de una alternativa viable.
En América Latina la tensión se refleja entre los países que siguen el modelo de economía de mercado, entre ellos el Perú, y aquellos que han optado por un modelo intervencionista por parte del estado. Ambos no son “modelos puros”, sino que cuentan con matices, la economía de mercado contiene intervención reguladora y presencia del estado, con énfasis mayor o menor; y, en los países de modelo intervencionista estatal sucede igual (no es idéntico, por ejemplo, el modelo chavista en Venezuela, que el de Correa en Ecuador).
En el caso específico del Perú el nivel de reservas internacionales y políticas keynesianas de reactivación de la economía deben amainar la ola recesiva que se viene el 2009 y pasarla sin demasiados sobresaltos, aunque habrá de todas formas que ajustarse los cinturones. Es necesario también que el aparato burocrático se “agilice” y modernice en muchos aspectos a fin de ejecutar eficientemente la inversión pública planificada. La falta de credibilidad en los poderes e instituciones por parte del ciudadano es constante y la reacción de respuesta de estas –entendidas como servicios públicos- es muy defectuosa y en muchos casos corrupta. Tenemos, salvo contadas excepciones, una burocracia bastante atrasada y poco apta para los nuevos retos del país, lo que hace dudar del éxito del programa anticíclico lanzado por el gobierno. La reforma del estado sigue pendiente.
Asimismo, otro reto a nivel social que tenemos es “cerrar” las brechas entre el Perú atrasado, sobretodo el sur andino, y el más moderno que se encuentra al norte. Ese “cerrar brechas” es una tarea impostergable.
A nivel popular, conforme el panorama sea más turbio, las protestas regionales y populares se van a hacer sentir más. De eso no cabe duda, y, conforme se acerque el año electoral, recrudecerán.
En pocas palabras, el 2009 será un año movido y difícil.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Está muy lejos “el consenso de Washington”, cuando hace veinte años atrás se quiso imponer el modelo capitalista “neoliberal” que resultó vencedor de la guerra fría, al derrumbe del Muro de Berlín. Ese modelo unívoco -que incluso tuvo una justificación ideológica en la tesis del “fin de la historia”- se encuentra fuertemente cuestionado no solo por la crisis financiera desatada en el segundo semestre del 2008, sino por la expansión de “los focos de resistencia” expresados en el mundo fundamentalista con una guerra que no la está ganando Occidente, un nacionalismo pasatista como el bolivarianismo chavista sustentado en el petróleo, la emergencia de nuevos actores internacionales (Rusia, China, India y Brasil en América del Sur), y el gradual cierre de Europa hacia los migrantes extranjeros, justificado en propuestas xenófobas huérfanas de argumentos y recurrentes a la razón de la fuerza.
Esa tensión está produciendo el surgimiento de un mundo multipolar, el fin del hegemonismo norteamericano (no el fin del capitalismo como sistema, tal como algunos se han aventurado a pronosticar) y la focalización de tensiones sociales que repercuten en todo el mundo. El atentado terrorista último en la India demuestra que esta guerra se juega en distintos escenarios y no se puede entender solo etiquetándolos de “fundamentalistas” o “mesiánicos”. El proceso de resistencia es mucho más complejo. En el caso hindú, por ejemplo, entran en juego no solo las cuestiones religiosas sino las enormes desigualdades sociales y económicas que se están produciendo paradójicamente gracias al despegue de la economía india, buscando los marginados respuestas en opciones violentas.
Pero, a pesar de esos cuestionamientos, en el presente no existe ningún otro modelo alternativo viable al capitalismo como sistema, tal como lo fue en su momento, por ejemplo, el socialismo marxista de fines del siglo XIX e inicios del XX, que inspiró el nacimiento de una serie de estados con un modelo económico y social alternativo al capitalismo. De allí que los cuestionamientos van más hacia el lado distributivo, social y hasta axiológico del “modelo”; manteniéndose incólume el sistema económico, incluso en países que cuentan en la actualidad con gobiernos autoproclamados “socialistas” como España, Chile, Brasil o la propia Venezuela de Hugo Chávez; y también de aquellos países del ex bloque socialista marxista que han adoptado el modelo capitalista en lo económico (el llamado “socialismo de mercado”) como China, Vietnam o todavía tímidamente Cuba, ratificándose así plenamente “la vigencia” del sistema a falta de una alternativa viable.
En América Latina la tensión se refleja entre los países que siguen el modelo de economía de mercado, entre ellos el Perú, y aquellos que han optado por un modelo intervencionista por parte del estado. Ambos no son “modelos puros”, sino que cuentan con matices, la economía de mercado contiene intervención reguladora y presencia del estado, con énfasis mayor o menor; y, en los países de modelo intervencionista estatal sucede igual (no es idéntico, por ejemplo, el modelo chavista en Venezuela, que el de Correa en Ecuador).
En el caso específico del Perú el nivel de reservas internacionales y políticas keynesianas de reactivación de la economía deben amainar la ola recesiva que se viene el 2009 y pasarla sin demasiados sobresaltos, aunque habrá de todas formas que ajustarse los cinturones. Es necesario también que el aparato burocrático se “agilice” y modernice en muchos aspectos a fin de ejecutar eficientemente la inversión pública planificada. La falta de credibilidad en los poderes e instituciones por parte del ciudadano es constante y la reacción de respuesta de estas –entendidas como servicios públicos- es muy defectuosa y en muchos casos corrupta. Tenemos, salvo contadas excepciones, una burocracia bastante atrasada y poco apta para los nuevos retos del país, lo que hace dudar del éxito del programa anticíclico lanzado por el gobierno. La reforma del estado sigue pendiente.
Asimismo, otro reto a nivel social que tenemos es “cerrar” las brechas entre el Perú atrasado, sobretodo el sur andino, y el más moderno que se encuentra al norte. Ese “cerrar brechas” es una tarea impostergable.
A nivel popular, conforme el panorama sea más turbio, las protestas regionales y populares se van a hacer sentir más. De eso no cabe duda, y, conforme se acerque el año electoral, recrudecerán.
En pocas palabras, el 2009 será un año movido y difícil.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Wednesday, December 10, 2008
LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y DERECHO A LA INTIMIDAD: EL CASO MAGALY MEDINA
He preferido esperar a que las aguas se aquieten y el estado de las cosas vaya por su cauce natural a fin de tomar partido en el caso Magaly Medina. No voy a entrar en detalles de si estuvo bien o estuvo mal la estrategia de defensa de su abogado. La verdad, no me interesa. Tampoco el cuestionamiento ético al proceder de la conductora a través de su programa de televisión, lo cual se encuentra en el campo axiológico. Si es justo o injusto que esté purgando carcelería se lo dejamos a los tribunales.
Lo que me interesa es rescatar la vieja polémica de libertad de expresión e información versus derecho a la intimidad.
Siempre pongo a mis alumnos el siguiente ejemplo: imagínense nada menos que un presidente de la república (imaginario) es grabado teniendo relaciones sexuales con otro hombre y por añadidura desempeñando el rol pasivo. Acto seguido el video o las fotografías son publicitados en distintos medios de comunicación e incluso “colgadas” en youtube. La pregunta es ¿por el hecho de ser personaje público notorio debemos airear así sus inclinaciones sexuales? Las respuestas siempre serán distintas, dependiendo de los intereses o la ideología del absolvente.
Tanto la libertad de expresión e información como el derecho a la intimidad contienen derechos consustanciales a la persona (no “persona humana” como dice redundantemente nuestra carta política). La libertad de expresión es uno de los pilares del sistema democrático. Esencial, básica para que exista debate de las cosas que más interesan a la sociedad. Recordemos que sin libertad de expresión no podrían existir denuncias de malos procederes sea en la sociedad civil o en el gobierno. Un ejemplo actual: “los petroaudios”. Sin libertad de expresión e información difícilmente se habrían divulgado los audios de la corrupción en las altas esferas del presente gobierno (a pesar de “los muertos y heridos” que quedaron regados en el camino).
Se me dirá bueno un hecho son las denuncias de la cosa pública y otra inmiscuir las narices en la vida privada de las personas. Y tienen razón. Allí es donde entra a tallar el derecho a la intimidad personal. Hacer lo que quiera en la esfera de mi vida personal sin que nadie meta sus narices, teniendo solo como límite el orden público (ejemplo: que esté cometiendo un delito) o las buenas costumbres (que salga a pasear desnudo fuera de mi casa). Pero si no trasgredí normas de carácter imperativo o las consideradas “buenas costumbres” en una sociedad determinada puedo hacer con mi vida privada lo que me plazca sin tener ninguna cámara filmándome y publicando luego fotos o videos con mi imagen a través de un medio masivo de comunicación o del internet. El hecho de “ser famoso” o personaje público no concede excepciones a la regla. Todos estamos bajo la misma condición jurídica, sin importar nuestra cualidad de ser muy conocidos en un entorno social determinado.
Ese es el límite. Aparentemente es fácil de determinar, pero lo que pasa es que la línea es bastante endeble a veces y se tiende generalmente a trasgredirla. Es lo que sucede con la llamada “prensa amarilla” que se encarga de darnos cuenta de la vida y milagros de los famosos. Es un fenómeno mundial, no solo de nuestro país, donde el caso Medina es apenas un hito más de la aplicación de los métodos de la prensa escandalosa a fin de conseguir ventas con el chisme a expensas de algún personaje muy conocido. Si son fotos o videos mucho mejor. Y admitamos también que sin un público ávido de chismografía no existiría la oferta. La curiosidad humana puede más que las reglas morales y legales que se tratan de imponer.
Existen legislaciones que son más permisivas con las libertades de expresión e información, permitiendo la divulgación de los materiales contenidos en audios o videos privados (ejemplo: publicar en una revista fotografías de “la sacada de vuelta” de algún personaje de la farándula); otras, en cambio, son más restrictivas y ponderan sobretodo el derecho a la intimidad. Es el caso de nuestra legislación, que tutela mucho mejor el derecho a la intimidad de las personas, sean o no conocidas en un entorno social determinado. Por eso, la conocida conductora ha perdido todos los juicios que se han promovido en su contra, incluyendo el actual que le ha costado carcelería, así como el sonado juicio de las “prostivedettes” de algunos años atrás y que llegó hasta el mismísimo Tribunal Constitucional.
Al privilegiar nuestra legislación el derecho a la intimidad, permite que el hecho no trascienda de la esfera privada de la persona, debiendo quedar allí. Nadie puede inmiscuirse en la vida de los otros, menos por razones crematísticas como fue el caso de la conductora de televisión.
Un aspecto adicional, y creo que merece la revisión de nuestra legislación, es la tipificación todavía como delitos a la injuria, difamación y calumnia (los llamados “delitos contra el honor”). Me parece que deberían estar excluidos del Código Penal y migrar a la legislación civil como indemnización por daños y perjuicios. Al existir un daño moral por violación a la intimidad de la persona, sea por dolo o por culpa, el agente perpetrador merece una sanción pecuniaria que indemnice los daños y perjuicios ocasionados. Una elevada suma de dinero como reparación “le va a doler más” al perpetrador de la difamación que pasar unos meses en una cárcel con seguridad propia, comida casera y algunas “comodidades” que se permiten adquirir en un penal. Aparte que por lo general son los medios de comunicación masivos quienes más se prestan a este tipo de escándalos –coludidos con “el denunciante” del escándalo, generalmente un presentador de programas- debido al beneficio económico que les reporta, así que demandados solidariamente el presentador y el medio de comunicación que lo auspicia, el beneficio a la persona agraviada y la efectividad es mucho mayor a la actual, donde los primerizos en este tipo de delitos no tienen pena efectiva de internamiento y la reparación civil es más simbólica que real. Recordemos que el internamiento es solo para los reincidentes como el caso actual de la Medina (por eso en los otros casos a la presentadora de televisión le “resbalaban” las sanciones que le imponían los tribunales).
Aparte que gracias al internamiento se permiten granjear un estatus como “mártires de la libertad de prensa”, cosa que resulta muy lejos de su peculiar estilo y su modo de enfocar las noticias. Sería bueno que los proyectos que se han presentado en el Congreso tiempo atrás los desempolven y revisen la posibilidad de migrar los delitos contra el honor a la legislación civil. Va a ser más efectiva que la actual tipificación de nuestro poco efectivo Código Penal.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Lo que me interesa es rescatar la vieja polémica de libertad de expresión e información versus derecho a la intimidad.
Siempre pongo a mis alumnos el siguiente ejemplo: imagínense nada menos que un presidente de la república (imaginario) es grabado teniendo relaciones sexuales con otro hombre y por añadidura desempeñando el rol pasivo. Acto seguido el video o las fotografías son publicitados en distintos medios de comunicación e incluso “colgadas” en youtube. La pregunta es ¿por el hecho de ser personaje público notorio debemos airear así sus inclinaciones sexuales? Las respuestas siempre serán distintas, dependiendo de los intereses o la ideología del absolvente.
Tanto la libertad de expresión e información como el derecho a la intimidad contienen derechos consustanciales a la persona (no “persona humana” como dice redundantemente nuestra carta política). La libertad de expresión es uno de los pilares del sistema democrático. Esencial, básica para que exista debate de las cosas que más interesan a la sociedad. Recordemos que sin libertad de expresión no podrían existir denuncias de malos procederes sea en la sociedad civil o en el gobierno. Un ejemplo actual: “los petroaudios”. Sin libertad de expresión e información difícilmente se habrían divulgado los audios de la corrupción en las altas esferas del presente gobierno (a pesar de “los muertos y heridos” que quedaron regados en el camino).
Se me dirá bueno un hecho son las denuncias de la cosa pública y otra inmiscuir las narices en la vida privada de las personas. Y tienen razón. Allí es donde entra a tallar el derecho a la intimidad personal. Hacer lo que quiera en la esfera de mi vida personal sin que nadie meta sus narices, teniendo solo como límite el orden público (ejemplo: que esté cometiendo un delito) o las buenas costumbres (que salga a pasear desnudo fuera de mi casa). Pero si no trasgredí normas de carácter imperativo o las consideradas “buenas costumbres” en una sociedad determinada puedo hacer con mi vida privada lo que me plazca sin tener ninguna cámara filmándome y publicando luego fotos o videos con mi imagen a través de un medio masivo de comunicación o del internet. El hecho de “ser famoso” o personaje público no concede excepciones a la regla. Todos estamos bajo la misma condición jurídica, sin importar nuestra cualidad de ser muy conocidos en un entorno social determinado.
Ese es el límite. Aparentemente es fácil de determinar, pero lo que pasa es que la línea es bastante endeble a veces y se tiende generalmente a trasgredirla. Es lo que sucede con la llamada “prensa amarilla” que se encarga de darnos cuenta de la vida y milagros de los famosos. Es un fenómeno mundial, no solo de nuestro país, donde el caso Medina es apenas un hito más de la aplicación de los métodos de la prensa escandalosa a fin de conseguir ventas con el chisme a expensas de algún personaje muy conocido. Si son fotos o videos mucho mejor. Y admitamos también que sin un público ávido de chismografía no existiría la oferta. La curiosidad humana puede más que las reglas morales y legales que se tratan de imponer.
Existen legislaciones que son más permisivas con las libertades de expresión e información, permitiendo la divulgación de los materiales contenidos en audios o videos privados (ejemplo: publicar en una revista fotografías de “la sacada de vuelta” de algún personaje de la farándula); otras, en cambio, son más restrictivas y ponderan sobretodo el derecho a la intimidad. Es el caso de nuestra legislación, que tutela mucho mejor el derecho a la intimidad de las personas, sean o no conocidas en un entorno social determinado. Por eso, la conocida conductora ha perdido todos los juicios que se han promovido en su contra, incluyendo el actual que le ha costado carcelería, así como el sonado juicio de las “prostivedettes” de algunos años atrás y que llegó hasta el mismísimo Tribunal Constitucional.
Al privilegiar nuestra legislación el derecho a la intimidad, permite que el hecho no trascienda de la esfera privada de la persona, debiendo quedar allí. Nadie puede inmiscuirse en la vida de los otros, menos por razones crematísticas como fue el caso de la conductora de televisión.
Un aspecto adicional, y creo que merece la revisión de nuestra legislación, es la tipificación todavía como delitos a la injuria, difamación y calumnia (los llamados “delitos contra el honor”). Me parece que deberían estar excluidos del Código Penal y migrar a la legislación civil como indemnización por daños y perjuicios. Al existir un daño moral por violación a la intimidad de la persona, sea por dolo o por culpa, el agente perpetrador merece una sanción pecuniaria que indemnice los daños y perjuicios ocasionados. Una elevada suma de dinero como reparación “le va a doler más” al perpetrador de la difamación que pasar unos meses en una cárcel con seguridad propia, comida casera y algunas “comodidades” que se permiten adquirir en un penal. Aparte que por lo general son los medios de comunicación masivos quienes más se prestan a este tipo de escándalos –coludidos con “el denunciante” del escándalo, generalmente un presentador de programas- debido al beneficio económico que les reporta, así que demandados solidariamente el presentador y el medio de comunicación que lo auspicia, el beneficio a la persona agraviada y la efectividad es mucho mayor a la actual, donde los primerizos en este tipo de delitos no tienen pena efectiva de internamiento y la reparación civil es más simbólica que real. Recordemos que el internamiento es solo para los reincidentes como el caso actual de la Medina (por eso en los otros casos a la presentadora de televisión le “resbalaban” las sanciones que le imponían los tribunales).
Aparte que gracias al internamiento se permiten granjear un estatus como “mártires de la libertad de prensa”, cosa que resulta muy lejos de su peculiar estilo y su modo de enfocar las noticias. Sería bueno que los proyectos que se han presentado en el Congreso tiempo atrás los desempolven y revisen la posibilidad de migrar los delitos contra el honor a la legislación civil. Va a ser más efectiva que la actual tipificación de nuestro poco efectivo Código Penal.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Wednesday, December 03, 2008
TE VENDO MI VIDA
Hace algunos meses llamó la atención que un hombre subastará sus pertenencias en el portal ebay. En la relación figuraba una casa de tres habitaciones y dos cuartos de baño, un coche marca Mazda y su moto Kawasaki. Hasta allí nada raro, pero los objetos que vendía contenían “un pasado”: una relación amorosa que comenzó como el sueño más hermoso de la vida y terminó en una horrenda pesadilla.
"La mejor chica de la Tierra, a la que quise mucho y ella también me quiso", así describía Usher a la mujer de sus sueños con la que seis años atrás emprendió un vieja a Australia para afincarse allá y “ser felices por siempre”.
Pero, como este es un mundo imperfecto, no podía faltar la serpiente en el paraíso y la irresistible amada se enamoró de otro, siendo el inicio del fin del idilio y la expulsión del paraíso terrenal en que se encontraba el protagonista de esta decepción amorosa.
Es natural que ahora quiera vender las cosas que le traen un recuerdo doloroso de lo que fue una relación sentimental bastante intensa.
***
Cuando nos unimos afectivamente a una persona damos por supuesto que la relación será para siempre e igual de feliz que cuando comenzó. Creo que en la mayor cantidad de veces no pensamos que nos vamos a divorciar o que la relación terminará mal. Tenemos un optimismo de que las cosas marcharán bien y actuamos bajo la buena fe que así ocurrirá.
Eso lo he podido constatar en muchas parejas que vienen a mí para divorciarse. No he encontrado ninguna que haya iniciado la relación pensando en el futuro divorcio. Es más, el divorcio es la solución definitiva y en última instancia a problemas francamente insuperables. Casi siempre los problemas o las contingencias se presentan en el camino. Pueden revestir la forma de un(a) tercero(a), pero el problema comenzó dentro de la pareja, siendo el tercero(a) en discordia apenas el detonante que termina de resquebrajar la relación.
Hay muchos mitos en torno al amor, uno de ellos es el del “amor eterno”. Eso es falso. El amor se acaba o si quieren es como una cuenta de ahorros que si no haces crecer los intereses, el capital (el amor) se extingue irremediablemente. Y casi siempre creemos que la culpa es del otro, lo cual es igualmente falso. La culpa es de los dos. No hay culpables a medias.
Así que la próxima vez que inicien una relación no se ilusionen tanto. Quizás lo más sensato es asumir un sano escepticismo y prever como una posibilidad que el idilio acabe mal. Suena feo y va contra toda la mitología que a lo largo de los siglos tejió Occidente en torno al amor, pero es una contingencia de la vida que debemos tomar en cuenta, cosa que no nos pase lo mismo que al buen Usher y terminen vendiendo hasta el alma.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
"La mejor chica de la Tierra, a la que quise mucho y ella también me quiso", así describía Usher a la mujer de sus sueños con la que seis años atrás emprendió un vieja a Australia para afincarse allá y “ser felices por siempre”.
Pero, como este es un mundo imperfecto, no podía faltar la serpiente en el paraíso y la irresistible amada se enamoró de otro, siendo el inicio del fin del idilio y la expulsión del paraíso terrenal en que se encontraba el protagonista de esta decepción amorosa.
Es natural que ahora quiera vender las cosas que le traen un recuerdo doloroso de lo que fue una relación sentimental bastante intensa.
***
Cuando nos unimos afectivamente a una persona damos por supuesto que la relación será para siempre e igual de feliz que cuando comenzó. Creo que en la mayor cantidad de veces no pensamos que nos vamos a divorciar o que la relación terminará mal. Tenemos un optimismo de que las cosas marcharán bien y actuamos bajo la buena fe que así ocurrirá.
Eso lo he podido constatar en muchas parejas que vienen a mí para divorciarse. No he encontrado ninguna que haya iniciado la relación pensando en el futuro divorcio. Es más, el divorcio es la solución definitiva y en última instancia a problemas francamente insuperables. Casi siempre los problemas o las contingencias se presentan en el camino. Pueden revestir la forma de un(a) tercero(a), pero el problema comenzó dentro de la pareja, siendo el tercero(a) en discordia apenas el detonante que termina de resquebrajar la relación.
Hay muchos mitos en torno al amor, uno de ellos es el del “amor eterno”. Eso es falso. El amor se acaba o si quieren es como una cuenta de ahorros que si no haces crecer los intereses, el capital (el amor) se extingue irremediablemente. Y casi siempre creemos que la culpa es del otro, lo cual es igualmente falso. La culpa es de los dos. No hay culpables a medias.
Así que la próxima vez que inicien una relación no se ilusionen tanto. Quizás lo más sensato es asumir un sano escepticismo y prever como una posibilidad que el idilio acabe mal. Suena feo y va contra toda la mitología que a lo largo de los siglos tejió Occidente en torno al amor, pero es una contingencia de la vida que debemos tomar en cuenta, cosa que no nos pase lo mismo que al buen Usher y terminen vendiendo hasta el alma.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Wednesday, November 26, 2008
EL APEC, HU JINTAO Y EL CENTRO DEL MUNDO
Si bien la reunión de Mayo pasado (ALCUE) era de un nutrido y variopinto grupo de países, esta vez es un club selecto. Es el club de los que tienen “billete”, de allí que se hayan esmerado las autoridades en tener listas las principales avenidas de la ciudad para la ocasión, a fin que sus distinguidos representantes no salten el trasero al menor bache.
A ese club selecto nos “colamos” con ciertas reticencias de los más antiguos socios que nos veían como advenedizos, “arribistas” y que no teníamos “pedigrí” para entrar al club, hasta que por fin nos aceptaron (nos guste o no, hay que reconocer la gestión del gobierno de Fujimori en los noventa para conseguir la admisión, algo que “se olvidó” en las noticias locales sobre el APEC). Y ahora nos tocó ser “anfitriones” del evento anual.
A diferencia del ALCUE, reunión sobretodo política, el APEC es más una oportunidad para hacer “business”. “Bisnear” y celebrar acuerdos comerciales entre los países. De allí que haya estado presente Jack Ma, el chino más rico de China (imagínense un millonario en un país socialista), promocionando su página web “Alibaba” (suave con los cuarenta ladrones nomás); que por cierto no lo dejaron hablar en Gamarra ante la rechifla de los textileros, encabezados por David “payasito” Waisman.
Pero, quien llamó la atención fue el presidente chino Hu Jintao que se quedó entre nosotros por cinco días y cinco noches hospedado en uno de los hoteles más lujosos y caros de la capital, y fue invitado a cuanta actividad social imaginable pueda suceder. Solo faltaba que lo inviten a cuyadas y polladas bailables para completar el cuadro, amén de las condecoraciones y diplomas con que lo han cargado por todos lados, y que con seguridad llenará un baúl entero.
Como tampoco podía ser de otra forma, se produjo no tanto una anti-cumbre como la vez pasada, pero sí un “mitín de protesta” promovido por la CGTP contra la visita de George Bush Jr. y “el imperialismo yanqui”. Aunque ya está de salida en su país y vino sobretodo a echarse entre pecho y espalda la mayor cantidad de pisco sours que pudo y, de paso, despedirse de sus homólogos cantando el jipijay. Claro, se mandó su discurso sobre la crisis, todo solemne y optimista y obviando que fue en su país donde se inició todo este embrollo. Así, con la mayor concha del mundo. Pero, a estas alturas, quién le va a ser caso. Sus pares le palmotearon la espalda y lo aplaudieron diciéndole “buena George”; pero, por lo bajo comentaban “ya fuiste”. Los únicos que se lo tomaron en serio fueron los chicos de la “Jornada cultural antiimperialista” (con “tribunal antiimperialista” incluido), como pomposamente calificaron sus organizadores a la raleada protesta contra la visita de Mr. Bush. Fue la nota folclórica que le dio colorido a la reunión y no podía faltar.
Es curioso, pero se ve como un peligro más al imperialismo encarnado en George Bush que el más fuerte y consistente que se está gestando en la China de hoy -a quienes algunos ilusos consideran todavía “socialista”-, o el ruso que se está recomponiendo luego de la caída del imperio soviético. Ambos imperialismos son más sanguinarios y autoritarios que el norteamericano, violadores sistemáticos de derechos humanos, y que a su lado el Tío Sam es niño de pecho en esos menesteres (que allá por lo menos cuentan con un Poder Judicial autónomo y fuerte como contrapeso al Ejecutivo). Sino pregúntenles a los chechenos o a los tibetanos como los extermina “la madre patria” rusa –que más parece madrastra- y el imperio celeste chino respectivamente; o pregúntenle a un trabajador chino cuántas horas al día debe trabajar en una fábrica -incluyendo niños-, cuánto es el salario que recibe y si es que puede sindicalizarse. Y pregúntenle también a don Mario Huamán –“el Lula peruano” como le han hecho creer al pobre- si podría hacer ese mismo mitin de protesta en la China de hoy sin que le pase nada. Otra vez la miopía de siempre.
Pero, todos estos acuerdos comerciales suscritos, inversiones que lleguen, de nada servirán a la inmensa mayoría de peruanos si no reformamos radicalmente la educación en el Perú. Cualquier proyecto de trasformación del país pasa por un sólido e inclusivo proceso educativo del niño y del ciudadano, vacío del cual todavía adolecemos. Educación, educación y más educación.
Una cumbre hermética –a los hombres de negocios, a diferencia de los políticos, no les gusta la publicidad-, que nos dio la sensación de ser por pocos días “el centro del mundo” y que a los limeños de a pie, después de más de cincuenta años, nos trajo por lo menos el beneficio de tener avenidas decentes por donde circular sin caer en un mortífero hueco. Ojalá duren nomás.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
A ese club selecto nos “colamos” con ciertas reticencias de los más antiguos socios que nos veían como advenedizos, “arribistas” y que no teníamos “pedigrí” para entrar al club, hasta que por fin nos aceptaron (nos guste o no, hay que reconocer la gestión del gobierno de Fujimori en los noventa para conseguir la admisión, algo que “se olvidó” en las noticias locales sobre el APEC). Y ahora nos tocó ser “anfitriones” del evento anual.
A diferencia del ALCUE, reunión sobretodo política, el APEC es más una oportunidad para hacer “business”. “Bisnear” y celebrar acuerdos comerciales entre los países. De allí que haya estado presente Jack Ma, el chino más rico de China (imagínense un millonario en un país socialista), promocionando su página web “Alibaba” (suave con los cuarenta ladrones nomás); que por cierto no lo dejaron hablar en Gamarra ante la rechifla de los textileros, encabezados por David “payasito” Waisman.
Pero, quien llamó la atención fue el presidente chino Hu Jintao que se quedó entre nosotros por cinco días y cinco noches hospedado en uno de los hoteles más lujosos y caros de la capital, y fue invitado a cuanta actividad social imaginable pueda suceder. Solo faltaba que lo inviten a cuyadas y polladas bailables para completar el cuadro, amén de las condecoraciones y diplomas con que lo han cargado por todos lados, y que con seguridad llenará un baúl entero.
Como tampoco podía ser de otra forma, se produjo no tanto una anti-cumbre como la vez pasada, pero sí un “mitín de protesta” promovido por la CGTP contra la visita de George Bush Jr. y “el imperialismo yanqui”. Aunque ya está de salida en su país y vino sobretodo a echarse entre pecho y espalda la mayor cantidad de pisco sours que pudo y, de paso, despedirse de sus homólogos cantando el jipijay. Claro, se mandó su discurso sobre la crisis, todo solemne y optimista y obviando que fue en su país donde se inició todo este embrollo. Así, con la mayor concha del mundo. Pero, a estas alturas, quién le va a ser caso. Sus pares le palmotearon la espalda y lo aplaudieron diciéndole “buena George”; pero, por lo bajo comentaban “ya fuiste”. Los únicos que se lo tomaron en serio fueron los chicos de la “Jornada cultural antiimperialista” (con “tribunal antiimperialista” incluido), como pomposamente calificaron sus organizadores a la raleada protesta contra la visita de Mr. Bush. Fue la nota folclórica que le dio colorido a la reunión y no podía faltar.
Es curioso, pero se ve como un peligro más al imperialismo encarnado en George Bush que el más fuerte y consistente que se está gestando en la China de hoy -a quienes algunos ilusos consideran todavía “socialista”-, o el ruso que se está recomponiendo luego de la caída del imperio soviético. Ambos imperialismos son más sanguinarios y autoritarios que el norteamericano, violadores sistemáticos de derechos humanos, y que a su lado el Tío Sam es niño de pecho en esos menesteres (que allá por lo menos cuentan con un Poder Judicial autónomo y fuerte como contrapeso al Ejecutivo). Sino pregúntenles a los chechenos o a los tibetanos como los extermina “la madre patria” rusa –que más parece madrastra- y el imperio celeste chino respectivamente; o pregúntenle a un trabajador chino cuántas horas al día debe trabajar en una fábrica -incluyendo niños-, cuánto es el salario que recibe y si es que puede sindicalizarse. Y pregúntenle también a don Mario Huamán –“el Lula peruano” como le han hecho creer al pobre- si podría hacer ese mismo mitin de protesta en la China de hoy sin que le pase nada. Otra vez la miopía de siempre.
Pero, todos estos acuerdos comerciales suscritos, inversiones que lleguen, de nada servirán a la inmensa mayoría de peruanos si no reformamos radicalmente la educación en el Perú. Cualquier proyecto de trasformación del país pasa por un sólido e inclusivo proceso educativo del niño y del ciudadano, vacío del cual todavía adolecemos. Educación, educación y más educación.
Una cumbre hermética –a los hombres de negocios, a diferencia de los políticos, no les gusta la publicidad-, que nos dio la sensación de ser por pocos días “el centro del mundo” y que a los limeños de a pie, después de más de cincuenta años, nos trajo por lo menos el beneficio de tener avenidas decentes por donde circular sin caer en un mortífero hueco. Ojalá duren nomás.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, November 18, 2008
OBAMA, YEHUDE SIMON Y LAS ILUSIONES EXCESIVAS
Al leer los excesivos encomios por la elección de Obama tanto en la prensa local como de ciertos periódicos extranjeros, creo que se está cayendo en idealizaciones fuera de todo contexto real por la elección del primer presidente negro en los propios Estados Unidos. Se ve como un cambio esperanzador, revolucionario, algo así como una fuente de donde brotará un cambio de las relaciones entre Estados Unidos y el resto del mundo. Leído como un mejor entendimiento, más armónico, equilibrado y justo. En principio, frente a la administración Bush, mediocre, torpe y de bajo vuelo, cualquier otra que la suceda iba a ser mucho mejor. Pero, ¿es justo crearse esas ilusiones que como diluvio bíblico se ha exteriorizado a través de tantos medios convencionales y electrónicos? Una suerte de “cuy mágico” al cual sobar la barriguita.
Creo que no. Creo que Obama estará más preocupado en remontar la crisis financiera y la recesión en su propio país que en mejorar las relaciones con sus vecinos del sur (salvo algunos privilegiados como México o Brasil, y posiblemente “el eje del Pacífico” conformado por Colombia, Perú y Chile). También está en juego la “real politik” norteamericana que va más allá de las administraciones, sean demócratas o republicanas. “El imperio” tiene su propia lógica más allá del color de piel del inquilino de la Casa Blanca o del apellido que lleve (ya estamos escuchando ecos de una futura campaña por un “presidente latino” en EEUU). Si efectuamos un símil y salvando las distancias, así como Alejandro Toledo era un “indio agringado” por la culturización implícita de su trasmigración educativa en Norteamérica, Obama es un negro también “agringado” por ese mismo proceso cultural. Es que no importa tanto el color de piel o el apellido que se lleve, sino la asimilación que la persona tenga de cierta cultura por más diferente a la suya, aparte que no se debería obviar el juego de poder representado por el equipo de allegados al entorno del presidente electo, gente ligada a intereses económicos muy poderosos que han financiado su campaña.
Ojalá que esas ilusiones excesivas en que se ha caído no se conviertan en ilusiones perdidas.
Es muy posible que la reactivación económica de EEUU pase por un “mix” de políticas. No solo el keynesianismo primario del gasto fiscal (que mal usado puede terminar en inflación), sino también en que la propia empresa privada mueva las ruedas del molino, sin descuidar la seguridad social y manteniendo bajos niveles de desempleo (la ingenuidad en que cayeron ciertos “analistas” de izquierda presagiando que esta crisis era “el fin del sistema capitalista” dice mucho de la falta de cuadros intelectuales serios, objetivos y verdaderamente creativos en la izquierda –así como en la derecha por cierto-). Obama tratará de inocular un “shock de confianza” para que el sistema capitalista vuelva a funcionar normalmente.
¿Va a ver cambios en Norteamérica? Sí, pero no se crea al extremo de llegar a ser “revolucionarios” o radicales, más bien serán reformas que tonifiquen el sistema capitalista.
Una saludable combinación de políticas públicas y privadas, algo que el actual gobierno peruano está descuidando con un ministro de economía que solo va al “recetario” del FMI ante una situación incierta.
***
La designación como primer ministro de Yehude Simon también generó ilusiones excesivas en cierta prensa local. La derecha fue torpe al criticar su “pasado terrorista”. Pudo ser y de hecho estuvo comprometido muy directamente con el MRTA, fue parte de su pasado de izquierdista radical, pero todos cambiamos y la cárcel sufrida en los noventa fue una amarga escuela de aprendizaje para Yehude que esos caminos estaban vedados y no conducían a ninguna parte (así como para AGP el destierro en los noventa fue su escuela de cambio, de allí la simpatía entre ambos). También espero le vaya bien; pero, como dice el dicho una golondrina no hace el verano, y a raíz de lo que está emergiendo por los “petroaudios”, existen muchos indicios que la corrupción está bien enquistada en el aparato del estado y que al parecer la mafia mexicana ha estado detrás de todo, siendo “el lobista” Rómulo León apenas la llave que abría las puertas para los negociados en el poder, “el hombre de los contactos” con la cúpula aprista (medio gabinete aprista pasó por la suite de Fortunato Canaán).
Así las cosas, más que seguro que el “aggiornamento” de la designación de Yehude Simon haya sido apenas un “engaña muchachos” para simular que existe un “cambio responsable” y pasado todo el escándalo sea descartado, si es que no renuncia antes.
Unas palabras finales de reconocimiento a cierta prensa nacional que se jugó por entero en la difusión de los “petroaudios”. A Augusto Alvarez Rodrich que arriesgó su cargo de director en la difusión de los audios desde la primera hora y que por ello se le retiró la confianza de la dirección del diario Perú 21 por la nueva dirección del grupo El Comercio, “renunciándolo”, dizque porque la difusión de los audios atentaba contra “la gobernabilidad”. Igual suerte corrió Fernando Ampuero, jefe de la unidad de investigación de El Comercio, junto al periodista Pablo O’Brien que tenía a su cargo la información. Si así están las cosas en el decano de la prensa nacional (cuyo acercamiento con el gobierno es bastante evidente) que se puede esperar de un periodismo realmente independiente cuando los intereses económicos de grupos como El Comercio (leáse avisaje del estado, negociados y granjerías) está por encima de la búsqueda de la independencia y veracidad periodística. Mismo “periódico chicha” de cincuenta céntimos en la época de Fujimori. Triste y lamentable.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Creo que no. Creo que Obama estará más preocupado en remontar la crisis financiera y la recesión en su propio país que en mejorar las relaciones con sus vecinos del sur (salvo algunos privilegiados como México o Brasil, y posiblemente “el eje del Pacífico” conformado por Colombia, Perú y Chile). También está en juego la “real politik” norteamericana que va más allá de las administraciones, sean demócratas o republicanas. “El imperio” tiene su propia lógica más allá del color de piel del inquilino de la Casa Blanca o del apellido que lleve (ya estamos escuchando ecos de una futura campaña por un “presidente latino” en EEUU). Si efectuamos un símil y salvando las distancias, así como Alejandro Toledo era un “indio agringado” por la culturización implícita de su trasmigración educativa en Norteamérica, Obama es un negro también “agringado” por ese mismo proceso cultural. Es que no importa tanto el color de piel o el apellido que se lleve, sino la asimilación que la persona tenga de cierta cultura por más diferente a la suya, aparte que no se debería obviar el juego de poder representado por el equipo de allegados al entorno del presidente electo, gente ligada a intereses económicos muy poderosos que han financiado su campaña.
Ojalá que esas ilusiones excesivas en que se ha caído no se conviertan en ilusiones perdidas.
Es muy posible que la reactivación económica de EEUU pase por un “mix” de políticas. No solo el keynesianismo primario del gasto fiscal (que mal usado puede terminar en inflación), sino también en que la propia empresa privada mueva las ruedas del molino, sin descuidar la seguridad social y manteniendo bajos niveles de desempleo (la ingenuidad en que cayeron ciertos “analistas” de izquierda presagiando que esta crisis era “el fin del sistema capitalista” dice mucho de la falta de cuadros intelectuales serios, objetivos y verdaderamente creativos en la izquierda –así como en la derecha por cierto-). Obama tratará de inocular un “shock de confianza” para que el sistema capitalista vuelva a funcionar normalmente.
¿Va a ver cambios en Norteamérica? Sí, pero no se crea al extremo de llegar a ser “revolucionarios” o radicales, más bien serán reformas que tonifiquen el sistema capitalista.
Una saludable combinación de políticas públicas y privadas, algo que el actual gobierno peruano está descuidando con un ministro de economía que solo va al “recetario” del FMI ante una situación incierta.
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La designación como primer ministro de Yehude Simon también generó ilusiones excesivas en cierta prensa local. La derecha fue torpe al criticar su “pasado terrorista”. Pudo ser y de hecho estuvo comprometido muy directamente con el MRTA, fue parte de su pasado de izquierdista radical, pero todos cambiamos y la cárcel sufrida en los noventa fue una amarga escuela de aprendizaje para Yehude que esos caminos estaban vedados y no conducían a ninguna parte (así como para AGP el destierro en los noventa fue su escuela de cambio, de allí la simpatía entre ambos). También espero le vaya bien; pero, como dice el dicho una golondrina no hace el verano, y a raíz de lo que está emergiendo por los “petroaudios”, existen muchos indicios que la corrupción está bien enquistada en el aparato del estado y que al parecer la mafia mexicana ha estado detrás de todo, siendo “el lobista” Rómulo León apenas la llave que abría las puertas para los negociados en el poder, “el hombre de los contactos” con la cúpula aprista (medio gabinete aprista pasó por la suite de Fortunato Canaán).
Así las cosas, más que seguro que el “aggiornamento” de la designación de Yehude Simon haya sido apenas un “engaña muchachos” para simular que existe un “cambio responsable” y pasado todo el escándalo sea descartado, si es que no renuncia antes.
Unas palabras finales de reconocimiento a cierta prensa nacional que se jugó por entero en la difusión de los “petroaudios”. A Augusto Alvarez Rodrich que arriesgó su cargo de director en la difusión de los audios desde la primera hora y que por ello se le retiró la confianza de la dirección del diario Perú 21 por la nueva dirección del grupo El Comercio, “renunciándolo”, dizque porque la difusión de los audios atentaba contra “la gobernabilidad”. Igual suerte corrió Fernando Ampuero, jefe de la unidad de investigación de El Comercio, junto al periodista Pablo O’Brien que tenía a su cargo la información. Si así están las cosas en el decano de la prensa nacional (cuyo acercamiento con el gobierno es bastante evidente) que se puede esperar de un periodismo realmente independiente cuando los intereses económicos de grupos como El Comercio (leáse avisaje del estado, negociados y granjerías) está por encima de la búsqueda de la independencia y veracidad periodística. Mismo “periódico chicha” de cincuenta céntimos en la época de Fujimori. Triste y lamentable.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, November 11, 2008
SE PROPONE DESMITIFICAR CUENTOS DE HADAS
En un reciente congreso de la Sociedad Europea de Cuentos de Hadas, un ponente, Wilhelm Solms, propuso desmitificar los finales felices de los cuentos de hadas, por poco realistas. No, no es broma.
A primera vista la propuesta puede chocar, total, el género humano también vive de fantasías y el “vivieron felices por siempre” como que otorga un consuelo frente a las miserias, desdichas y mezquindades de la vida humana. Un sustituto efectivo de ese bálsamo contra las frustraciones de la vida diaria lo constituyen las telenovelas, género vilipendiado por cierta intelectualidad como “alienante”, pero cuya sintonía es alta no solo en América Latina, sino también en Europa y Estados Unidos.
Pero, ello no quita que la propuesta del prominente germanista (alemán tenía que ser) tenga algo de razón en el sentido de desmitificar la ideología que se ha tejido en torno al tema del amor, con ideas que no tienen sustento en la vida cotidiana y que han causado tantos quebraderos de cabeza y de corazones rotos en todas partes del mundo.
El primer mito es “el vivieron felices para siempre”. Quienes tengan algo de experiencia en las cosas del amor sabrán que tarde o temprano el amor se acaba, que sufre crisis a veces insuperables, y más que un fin, es un proceso, un devenir, que debe estar en constante movimiento y alimentación a fin que no muera o se deteriore. Amor que se estanca, amor que muere.
Otro mito es el encontrar la pareja de tus sueños, la ansiada “media naranja”, nuestro amor a primera vista, incluso cuando el ser amado está con los ojos bien cerrados (las ventanas del alma) como la Bella Durmiente, lo que se aplica también a los amores por internet que son bastante frecuentes entre los jóvenes (y en los no tan jóvenes). Se tiene la ilusión de haber encontrado al hombre o a la mujer ideal por haber “chateado” varios días o semanas seguidas, e incluso haber tenido “sexo virtual” a través de la cámara web. Falso de toda falsedad. La relación de pareja se construye en el día a día. Todavía no ha podido ser sustituido el trato regular y frecuente “en el mundo real”. Como dice el viejo adagio “una cosa es con guitarra y otra con cajón” y mientras usted no toque, huela y sienta a su pareja, difícilmente la conocerá, más allá de las acarameladas frases del chat.
Igual sucede con los intereses en común de la pareja vistos en un proyecto a construir a futuro. O, en otras palabras, de ver la relación como una sociedad a largo plazo. Nuestros abuelos no estaban del todo equivocados cuando consideraban el matrimonio como un contrato con obligaciones y derechos, donde incluso quedaban estipulados unos y otros en un documento, por escrito, para que no se olviden las partes, y si es necesario, con la solemnidad de la protocolización notarial. Muchas parejas se casan idealizando la relación, pensando que “el solo amor” ayudará a sacar adelante el matrimonio o la convivencia. Igualmente falso.
Sin llegar a tanto formalismo, el considerar al matrimonio como un conjunto de derechos y obligaciones en la construcción de un proyecto a largo plazo, es tan cierto como puede suceder al momento de constituir un grupo de personas una sociedad anónima, con la diferencia que el contrato matrimonial es una confluencia de intereses patrimoniales y extra-patrimoniales de todo tipo, incluyendo hasta los sicológicos; así que si está pensando en formalizar alguna relación vaya preparando su contratito con todos los aspectos necesarios, no solo el económico, que es muy importante por cierto, sino también el sexual, no lo vayan a sorprender después con frases tan manidas como “amor, hoy no que tengo dolor de cabeza” o la típica “hoy me tocó la regla querido”.
Otro mito es que el amor encontrado en una pareja es el solucionador de todos nuestros problemas personales y nos hará vivir “felices para siempre”. Falso. Esto sucede cuando una de las dos partes (o a veces las dos) cree que el matrimonio o la unión con otra persona (para el caso no importa si de igual o de distinto sexo) será la gran solución a nuestros problemas o carencias. Solms se refiere al caso en que la heroína espera pasivamente que su “príncipe azul” venga a rescatarla, sin que ella haga nada. Esa actitud pasiva, esperando que otra persona nos solucione nuestros problemas provoca un gran daño, tanto a quien espera la solución como a la otra parte. Los problemas se solucionan por uno mismo, no por terceros.
Otro mito erróneo es la valoración excesiva del aspecto físico, hecho que se da tanto en los hombres como en las mujeres. Asociar la belleza física a la belleza del alma es un error bastante frecuente que nos viene del mundo griego y que se trasmitió a los cuentos de hadas. Todos, tanto el príncipe como la princesa, son Adonis o Venus perfectos. Falso también. Si buscan una pareja, fíjense más como es por dentro, cuáles son sus valores (si es que los tiene), sus ideas, sus creencias (y también su cabeza, no le vaya a tocar un o una sicópata, que ahora las enfermedades sicosomáticas están a la orden del día).
Por cierto, y esto va para los hombres sobretodo, no crean que “un monumento de mujer” es sinónimo de fogosidad en la cama. Muchas veces son bastante frías e indiferentes en “el ring de las cuatro perillas”; mientras que una chica, quizás no tan agraciada por fuera, demuestra un ardor y reciprocidad en el lecho que te deja no solo satisfecho sino hasta exhausto. No busque tanto caviar, consuma papa, el Perú la produce.
Y no menos importante es que no existe el príncipe ni la princesa azul. No existe “la media naranja perfecta” en alguna parte del mundo. Ese es un gran cuento chino que nos vendieron los cuentos de hadas. Lo que existe es una afinidad, mayor o menor, entre las personas. Muchas veces nos hemos dado cuenta que con ciertas personas somos más afines que con otras, y si el momento y las condiciones son las indicadas se produce “el clic”, pueden comenzar una relación sentimental, que demorará en consolidarse, que será una aventura azarosa, sin “certificados de garantía” que acrediten un final feliz, donde cada parte tiene su propio “tempo” y donde no vale apresurarse o “quemar etapas”. Ni el príncipe ni la princesa azul existen.
Ya no hablemos de la rutina que mata al amor tan rápido y es igual de letal como la infidelidad, o de la falta de preparación para los menesteres de parejas que el común de los mortales carece (debería existir una “escuela de parejas”, así como una “escuela de padres”, son dos hechos importantes de la vida para los que el ser humano no se encuentra preparado).
En fin, la relación de pareja es una aventura en la que pocos están preparados, por lo que los más naufragan, algunos empezando el viaje, otros en alta mar por alguna tempestad o a veces un pequeño vientecillo. Por ello, no se encuentra tan descaminada la propuesta del ilustre crítico de los cuentos de hadas. La realidad, la áspera y difícil vida diaria lo confirman.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
A primera vista la propuesta puede chocar, total, el género humano también vive de fantasías y el “vivieron felices por siempre” como que otorga un consuelo frente a las miserias, desdichas y mezquindades de la vida humana. Un sustituto efectivo de ese bálsamo contra las frustraciones de la vida diaria lo constituyen las telenovelas, género vilipendiado por cierta intelectualidad como “alienante”, pero cuya sintonía es alta no solo en América Latina, sino también en Europa y Estados Unidos.
Pero, ello no quita que la propuesta del prominente germanista (alemán tenía que ser) tenga algo de razón en el sentido de desmitificar la ideología que se ha tejido en torno al tema del amor, con ideas que no tienen sustento en la vida cotidiana y que han causado tantos quebraderos de cabeza y de corazones rotos en todas partes del mundo.
El primer mito es “el vivieron felices para siempre”. Quienes tengan algo de experiencia en las cosas del amor sabrán que tarde o temprano el amor se acaba, que sufre crisis a veces insuperables, y más que un fin, es un proceso, un devenir, que debe estar en constante movimiento y alimentación a fin que no muera o se deteriore. Amor que se estanca, amor que muere.
Otro mito es el encontrar la pareja de tus sueños, la ansiada “media naranja”, nuestro amor a primera vista, incluso cuando el ser amado está con los ojos bien cerrados (las ventanas del alma) como la Bella Durmiente, lo que se aplica también a los amores por internet que son bastante frecuentes entre los jóvenes (y en los no tan jóvenes). Se tiene la ilusión de haber encontrado al hombre o a la mujer ideal por haber “chateado” varios días o semanas seguidas, e incluso haber tenido “sexo virtual” a través de la cámara web. Falso de toda falsedad. La relación de pareja se construye en el día a día. Todavía no ha podido ser sustituido el trato regular y frecuente “en el mundo real”. Como dice el viejo adagio “una cosa es con guitarra y otra con cajón” y mientras usted no toque, huela y sienta a su pareja, difícilmente la conocerá, más allá de las acarameladas frases del chat.
Igual sucede con los intereses en común de la pareja vistos en un proyecto a construir a futuro. O, en otras palabras, de ver la relación como una sociedad a largo plazo. Nuestros abuelos no estaban del todo equivocados cuando consideraban el matrimonio como un contrato con obligaciones y derechos, donde incluso quedaban estipulados unos y otros en un documento, por escrito, para que no se olviden las partes, y si es necesario, con la solemnidad de la protocolización notarial. Muchas parejas se casan idealizando la relación, pensando que “el solo amor” ayudará a sacar adelante el matrimonio o la convivencia. Igualmente falso.
Sin llegar a tanto formalismo, el considerar al matrimonio como un conjunto de derechos y obligaciones en la construcción de un proyecto a largo plazo, es tan cierto como puede suceder al momento de constituir un grupo de personas una sociedad anónima, con la diferencia que el contrato matrimonial es una confluencia de intereses patrimoniales y extra-patrimoniales de todo tipo, incluyendo hasta los sicológicos; así que si está pensando en formalizar alguna relación vaya preparando su contratito con todos los aspectos necesarios, no solo el económico, que es muy importante por cierto, sino también el sexual, no lo vayan a sorprender después con frases tan manidas como “amor, hoy no que tengo dolor de cabeza” o la típica “hoy me tocó la regla querido”.
Otro mito es que el amor encontrado en una pareja es el solucionador de todos nuestros problemas personales y nos hará vivir “felices para siempre”. Falso. Esto sucede cuando una de las dos partes (o a veces las dos) cree que el matrimonio o la unión con otra persona (para el caso no importa si de igual o de distinto sexo) será la gran solución a nuestros problemas o carencias. Solms se refiere al caso en que la heroína espera pasivamente que su “príncipe azul” venga a rescatarla, sin que ella haga nada. Esa actitud pasiva, esperando que otra persona nos solucione nuestros problemas provoca un gran daño, tanto a quien espera la solución como a la otra parte. Los problemas se solucionan por uno mismo, no por terceros.
Otro mito erróneo es la valoración excesiva del aspecto físico, hecho que se da tanto en los hombres como en las mujeres. Asociar la belleza física a la belleza del alma es un error bastante frecuente que nos viene del mundo griego y que se trasmitió a los cuentos de hadas. Todos, tanto el príncipe como la princesa, son Adonis o Venus perfectos. Falso también. Si buscan una pareja, fíjense más como es por dentro, cuáles son sus valores (si es que los tiene), sus ideas, sus creencias (y también su cabeza, no le vaya a tocar un o una sicópata, que ahora las enfermedades sicosomáticas están a la orden del día).
Por cierto, y esto va para los hombres sobretodo, no crean que “un monumento de mujer” es sinónimo de fogosidad en la cama. Muchas veces son bastante frías e indiferentes en “el ring de las cuatro perillas”; mientras que una chica, quizás no tan agraciada por fuera, demuestra un ardor y reciprocidad en el lecho que te deja no solo satisfecho sino hasta exhausto. No busque tanto caviar, consuma papa, el Perú la produce.
Y no menos importante es que no existe el príncipe ni la princesa azul. No existe “la media naranja perfecta” en alguna parte del mundo. Ese es un gran cuento chino que nos vendieron los cuentos de hadas. Lo que existe es una afinidad, mayor o menor, entre las personas. Muchas veces nos hemos dado cuenta que con ciertas personas somos más afines que con otras, y si el momento y las condiciones son las indicadas se produce “el clic”, pueden comenzar una relación sentimental, que demorará en consolidarse, que será una aventura azarosa, sin “certificados de garantía” que acrediten un final feliz, donde cada parte tiene su propio “tempo” y donde no vale apresurarse o “quemar etapas”. Ni el príncipe ni la princesa azul existen.
Ya no hablemos de la rutina que mata al amor tan rápido y es igual de letal como la infidelidad, o de la falta de preparación para los menesteres de parejas que el común de los mortales carece (debería existir una “escuela de parejas”, así como una “escuela de padres”, son dos hechos importantes de la vida para los que el ser humano no se encuentra preparado).
En fin, la relación de pareja es una aventura en la que pocos están preparados, por lo que los más naufragan, algunos empezando el viaje, otros en alta mar por alguna tempestad o a veces un pequeño vientecillo. Por ello, no se encuentra tan descaminada la propuesta del ilustre crítico de los cuentos de hadas. La realidad, la áspera y difícil vida diaria lo confirman.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, November 04, 2008
ORGASMO POR LEY
Cuando estaban en las deliberaciones de la recientemente aprobada nueva constitución ecuatoriana, una legisladora del partido de gobierno propuso incluir en la carta magna el derecho de las mujeres “a la felicidad sexual”. Como se dijo por ahí, siguiendo la misma lógica los hombres tendrían allanado el camino a fin de exigir el derecho “a un buen polvo”, considerando que hombres y mujeres se encuentran en igualdad jurídica.
Claro que la propuesta no prosperó; pero, más allá de la anécdota o del folclorismo que se vive en las repúblicas “refundacionales”, con inclusión de derechos absurdos, cabe preguntarse si no estamos viviendo una etapa de “derechomanía” como hace un tiempo se preguntó Richard Webb, es decir una exageración o exceso en la tipificación de derechos, haciendo que estos pierdan su real significado.
Si comenzamos a positivizar en ley derecho por derecho, la lista sería infinita. Así, de tratarse, por ejemplo, de los derechos del niño tendríamos por citar algunos: el derecho al vaso de leche, a dormir sobre una cama confortable, a tener ropa adecuada a la estación (que ahora los chicos piden “ropa de marca”), a ingerir cuatro comidas diarias, a hacer la siesta, etc., etc., etc. Si hablamos de la mujer, del anciano o del propio hombre (como género) tendríamos interminables listas con derechos por numerar; siendo lo más sensato circunscribirnos a ciertos derechos básicos, sabiendo que de estos se desprenden otros, y que cualquier aspecto o hecho que emane de la dignidad humana obviamente es un derecho y lo que atente contra la misma una lesión.
Lo que sucede es que vivimos una “leguleyitis” aguda y suponemos que si una norma positiva (una ley) no recoge el derecho, este no existe en la realidad, por consiguiente, se trata de positivizar la mayor cantidad de derechos y sobretodo incluirlos en la constitución política, buscando su “reconocimiento” en “la ley de leyes”, produciéndose así un espejismo: se cree que consagrado el derecho en la carta política, este ya existe en la realidad, cuando en los hechos sucede que apenas sea letra muerta, un saludo lírico a la bandera. Es lo que ocurrió en el caso de esta legisladora ecuatoriana, y lo que ocurre en otras partes del mundo, pero principalmente en los países que creen que una norma legal (incluyendo la constitución) puede cambiar la vida real.
Pero, este “manoseo” de los derechos humanos no ha sido óbice para que, por ejemplo, en los derechos del niño, sean letra muerta en realidades como la latinoamericana, o, si nos vamos al otro extremo, que en la protección por alimentos, si el hijo estudia, tenga derecho a que su padre “lo alimente” hasta cerca de los treinta años de edad¡¡¡, valga decir, le pague sus estudios hasta dicha edad, con lo cual tenemos jóvenes que retardan su paso a la adultez y la independencia necesaria, al no tener responsabilidades; obviamente, de tener la suerte de contar con padres pudientes que puedan sufragar su educación, que no siempre es el caso ni son los más. Bromeando con mis alumnos decía que a este paso ya no va a convenir tener hijos, de repente a algún legislador, como a la congresista ecuatoriana del “orgasmo por ley”, se le ocurre subir hasta los cincuenta años la edad para recibir alimentos y encima “lo elevan” a precepto constitucional, teniendo que mantener a mi hijo hasta cuando esté jubilado, viniendo al asilo a reclamarme “su derecho” para que pague la mensualidad de su quinta maestría o tercer doctorado.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Claro que la propuesta no prosperó; pero, más allá de la anécdota o del folclorismo que se vive en las repúblicas “refundacionales”, con inclusión de derechos absurdos, cabe preguntarse si no estamos viviendo una etapa de “derechomanía” como hace un tiempo se preguntó Richard Webb, es decir una exageración o exceso en la tipificación de derechos, haciendo que estos pierdan su real significado.
Si comenzamos a positivizar en ley derecho por derecho, la lista sería infinita. Así, de tratarse, por ejemplo, de los derechos del niño tendríamos por citar algunos: el derecho al vaso de leche, a dormir sobre una cama confortable, a tener ropa adecuada a la estación (que ahora los chicos piden “ropa de marca”), a ingerir cuatro comidas diarias, a hacer la siesta, etc., etc., etc. Si hablamos de la mujer, del anciano o del propio hombre (como género) tendríamos interminables listas con derechos por numerar; siendo lo más sensato circunscribirnos a ciertos derechos básicos, sabiendo que de estos se desprenden otros, y que cualquier aspecto o hecho que emane de la dignidad humana obviamente es un derecho y lo que atente contra la misma una lesión.
Lo que sucede es que vivimos una “leguleyitis” aguda y suponemos que si una norma positiva (una ley) no recoge el derecho, este no existe en la realidad, por consiguiente, se trata de positivizar la mayor cantidad de derechos y sobretodo incluirlos en la constitución política, buscando su “reconocimiento” en “la ley de leyes”, produciéndose así un espejismo: se cree que consagrado el derecho en la carta política, este ya existe en la realidad, cuando en los hechos sucede que apenas sea letra muerta, un saludo lírico a la bandera. Es lo que ocurrió en el caso de esta legisladora ecuatoriana, y lo que ocurre en otras partes del mundo, pero principalmente en los países que creen que una norma legal (incluyendo la constitución) puede cambiar la vida real.
Pero, este “manoseo” de los derechos humanos no ha sido óbice para que, por ejemplo, en los derechos del niño, sean letra muerta en realidades como la latinoamericana, o, si nos vamos al otro extremo, que en la protección por alimentos, si el hijo estudia, tenga derecho a que su padre “lo alimente” hasta cerca de los treinta años de edad¡¡¡, valga decir, le pague sus estudios hasta dicha edad, con lo cual tenemos jóvenes que retardan su paso a la adultez y la independencia necesaria, al no tener responsabilidades; obviamente, de tener la suerte de contar con padres pudientes que puedan sufragar su educación, que no siempre es el caso ni son los más. Bromeando con mis alumnos decía que a este paso ya no va a convenir tener hijos, de repente a algún legislador, como a la congresista ecuatoriana del “orgasmo por ley”, se le ocurre subir hasta los cincuenta años la edad para recibir alimentos y encima “lo elevan” a precepto constitucional, teniendo que mantener a mi hijo hasta cuando esté jubilado, viniendo al asilo a reclamarme “su derecho” para que pague la mensualidad de su quinta maestría o tercer doctorado.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, October 28, 2008
A PROPÓSITO DE LOS 7 ENSAYOS: 80 AÑOS DESPUÉS
Por la coyuntura diaria olvidamos hechos que son más importantes. Humano es. En nuestra vida nos afanamos por las cosas efímeras y descuidamos lo importante, que pasa a nuestro costado sin darnos cuenta.
Este mes se conmemoran los 80 años de la publicación de los 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana. El autor, es redundante decirlo, se trata de José Carlos Mariátegui.
Pocos autores han influido tanto en las generaciones posteriores como Mariátegui. A diferencia del otro intelectual que también más influenció en el pensamiento político peruano del siglo XX, Víctor Raúl Haya de la Torre, Mariátegui no dejó un partido político orgánico ni herederos directos. Sus herederos comprenden un arco tan grande y variopinto que van desde el líder del terrorismo que asoló el país a fines del siglo pasado, Abimael Guzmán, hasta izquierdistas moderados como el desaparecido Alfonso Barrantes que se autoproclamaba mariateguista.
Es difícil sino imposible conciliar tantos sucesores colaterales, sin contemplar los legados de pensadores que no pertenecen a la rama marxista leninista propiamente, pero que se sienten identificados con el pensamiento del Amauta, o, para ser más preciso, con su estilo de pensar.
Precisamente el ensayo fue el género que permitió el tanteo, la aproximación a la realidad, usando la imaginación y la crítica, para dar paso a un pensamiento creativo de estilo propio. En eso Mariátegui fue magistral, así como su uso de las herramientas que le proporcionó el marxismo, libre y sin las ataduras del dogma oficial.
Pero, qué se puede rescatar ochenta años después de los 7 Ensayos.
Si nos atenemos a la literalidad de los ensayos muy poco o casi nada. El Perú ha cambiado enormemente en las últimas décadas. Difícilmente lo reconocería el propio Amauta, o en un supuesto imposible, de vivir todavía habría reescrito su libro capital no una sino muchas veces con ediciones corregidas, modificadas y añadidas. Si como “herederos de Mariátegui” nos atenemos al principio de literalidad, creeremos que el Perú sigue siendo semi-feudal y semi-colonial o que el problema del indio sigue siendo el principal problema del país. Es lo que le sucedió a Sendero Luminoso cuando hizo su “análisis” de la sociedad peruana: se convirtieron en recitadores fanáticos de textos. Ese es el Mariátegui de pedestal, de estampita, que él hubiera aborrecido.
¿Cómo podemos ser tributarios del Amauta en estos tiempos tan revueltos?
Creo que la mejor forma de ser tributario del Amauta es siguiendo su método y su forma de ser: abierto a todas las corrientes de pensamientos pero crítico a la vez; tolerante con todas las formas de pensar pero siendo honestos y consecuentes con la propia; abrirse al horizonte cultural y “absorber” lo mejor pero trasformándolo creativamente; tener emoción social pero también frío razonamiento de los hechos, y al final decir orgullosos como él, queremos un socialismo (o un país mejor) sin calco ni copia.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Este mes se conmemoran los 80 años de la publicación de los 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana. El autor, es redundante decirlo, se trata de José Carlos Mariátegui.
Pocos autores han influido tanto en las generaciones posteriores como Mariátegui. A diferencia del otro intelectual que también más influenció en el pensamiento político peruano del siglo XX, Víctor Raúl Haya de la Torre, Mariátegui no dejó un partido político orgánico ni herederos directos. Sus herederos comprenden un arco tan grande y variopinto que van desde el líder del terrorismo que asoló el país a fines del siglo pasado, Abimael Guzmán, hasta izquierdistas moderados como el desaparecido Alfonso Barrantes que se autoproclamaba mariateguista.
Es difícil sino imposible conciliar tantos sucesores colaterales, sin contemplar los legados de pensadores que no pertenecen a la rama marxista leninista propiamente, pero que se sienten identificados con el pensamiento del Amauta, o, para ser más preciso, con su estilo de pensar.
Precisamente el ensayo fue el género que permitió el tanteo, la aproximación a la realidad, usando la imaginación y la crítica, para dar paso a un pensamiento creativo de estilo propio. En eso Mariátegui fue magistral, así como su uso de las herramientas que le proporcionó el marxismo, libre y sin las ataduras del dogma oficial.
Pero, qué se puede rescatar ochenta años después de los 7 Ensayos.
Si nos atenemos a la literalidad de los ensayos muy poco o casi nada. El Perú ha cambiado enormemente en las últimas décadas. Difícilmente lo reconocería el propio Amauta, o en un supuesto imposible, de vivir todavía habría reescrito su libro capital no una sino muchas veces con ediciones corregidas, modificadas y añadidas. Si como “herederos de Mariátegui” nos atenemos al principio de literalidad, creeremos que el Perú sigue siendo semi-feudal y semi-colonial o que el problema del indio sigue siendo el principal problema del país. Es lo que le sucedió a Sendero Luminoso cuando hizo su “análisis” de la sociedad peruana: se convirtieron en recitadores fanáticos de textos. Ese es el Mariátegui de pedestal, de estampita, que él hubiera aborrecido.
¿Cómo podemos ser tributarios del Amauta en estos tiempos tan revueltos?
Creo que la mejor forma de ser tributario del Amauta es siguiendo su método y su forma de ser: abierto a todas las corrientes de pensamientos pero crítico a la vez; tolerante con todas las formas de pensar pero siendo honestos y consecuentes con la propia; abrirse al horizonte cultural y “absorber” lo mejor pero trasformándolo creativamente; tener emoción social pero también frío razonamiento de los hechos, y al final decir orgullosos como él, queremos un socialismo (o un país mejor) sin calco ni copia.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, October 20, 2008
LA VISIÓN DE LOS COMBATIENTES: A PROPÓSITO DEL FILME VIDAS PARALELAS
Las películas peruanas que tocan el tema del terrorismo son pocas todavía. Quizás el hecho traumático que significó la violencia terrorista y la relativa cercanía de los acontecimientos, amén que muchos actores del drama siguen vivos, no ha permitido procesar con serenidad lo ocurrido en esos terribles años y por ende ficcionalizarlos. Solitariamente, La boca del lobo (1988) y Días de Santiago (2004), cada una con enfoques y estilos totalmente distintos, siguen siendo las mejores representaciones en el cine de la temática terrorista.
Vidas paralelas es lo que podríamos llamar una película apologética y, por tanto, con un punto de vista y una carga ideológica declarada, no oculta. No creo que sea casual que la haya producido una universidad donde los militares todavía tienen presencia y que haya sido estrenada coincidiendo con el quinto aniversario del informe final de la Comisión de la Verdad – CVR. Podríamos decir que Vidas paralelas es el “anti-informe fílmico” a la CVR.
Pero, que una película tenga una carga ideológica y un mensaje declarados abiertamente no quita las bondades estilísticas que pueda tener. Dependerá del punto de vista del espectador o del crítico de cine valorar la propuesta de “reaccionaria” o no, de “encubridora de crímenes de guerra” o de “denuncia reveladora de hechos del pasado”, lo cual es ajeno a la calidad intrínseca de la película. Hay filmes que ideológicamente son “reaccionarios” (por ponerlo en esos términos), pero estilísticamente son muy buenos. Eso sucede cuando el realizador ha sabido “ocultar” su mensaje en la ficción, por lo que el mensaje subyacente no entorpece el discurso narrativo de esta; cuando pasa lo contrario (que el mensaje se sobrepone a la ficción), estamos solo ante el panfleto o la propaganda descarada.
Veamos que bondades y flaquezas se aprecian en Vidas paralelas.
La película tiene un buen comienzo, que cautiva al espectador. Con escenas rápidas y concisas, acompañado de buen pulso en las escenas de acción, nos adentra rápidamente en el tema. En un pueblito de Ayacucho incursionan los terroristas, matan a varios pobladores, secuestrando a otros, entre ellos un niño (Sixto) que con los años se convertirá en el brazo derecho del “camarada Teodoro” (un apenas camuflado Abimael Guzmán), mientras el otro niño (Felipe) será adoptado por el oficial del ejército encargado de la incursión militar, iniciándose así “las vidas paralelas” a que alude el título del filme, abarcando un arco temporal de veinte años aproximadamente.
El uso de la pantalla partida en que nos va narrando el discurrir de la vida de estos dos jóvenes (uno adoctrinado por Teodoro, el otro siguiendo los pasos de su padre adoptivo) gana en agilidad al relato, con una –baches más, baches menos- lograda primera parte. Sin embargo, en la segunda parte, flaquea, hasta desbarrancar en el epílogo conclusivo. Cuando se cambia la perspectiva de “las vidas paralelas”, con el protagonismo de la “camarada Bertha” (Jimena Lindo, como siempre muy buena) y su relación con Felipe, como que lo contado hasta ese momento ya no convence, como que la relación sentimental se nota forzada, impostada, fuera de lugar (incluso tenemos un “bache narrativo”: de la escena del encuentro casual de Felipe y Bertha, cuando se tropiezan en la calle, pasamos sin mayor resolución de continuidad al diálogo entre ambos posterior al primer combate amoroso de la pareja: una elipsis más rápida que un cuy eléctrico). Pero, donde ya desbarranca totalmente es en el juicio a Felipe, ubicado en la época actual (“post CVR”) y restaurada la democracia. Todo es demasiado esquemático, panfletario y burdo.
Incluso, y debido a este esquematismo, subliminalmente parece decirnos que en la época de la autocracia fujimorista todo estaba mejor o por lo menos se combatía más eficientemente al terrorismo, no como ahora que se le deja hacer de las suyas. Porque algo que no oculta la película es precisamente “la eficacia” con que se pudo actuar contra el terrorismo en los años noventa y que esta “guerra interna” no ha terminado, lo cual se grafica en la escena final donde apreciamos a Sixto dirigiendo un grupo terrorista dedicado al narcotráfico. Por tanto –es lo que dice implícitamente la película- se debe dejar actuar libremente a los militares a fin que terminen con el problema y no entrabar su accionar con juicios parcializados, mediáticos, engorrosos e injustos, que solo le hacen el juego al terror, suerte de “tontos útiles”.
Como decíamos líneas arriba, cuando el mensaje se sobrepone a la ficción, esta pierde su sentido y pasa a ser un filme panfletario o propagandístico, consiguiendo un efecto opuesto al deseado: que el receptor del mensaje (el espectador) no se lo crea. Es lo que le sucedió a Vidas paralelas.
Es muy respetable que los militares quieran “lavar su imagen” de los hechos acaecidos en la época del terrorismo. Tienen todo el derecho de plantear su punto de vista y cómo se sienten; pero, si se quiere hacer apología a favor de un grupo determinado, existen medios más eficaces, aprovechando mejor los recursos disponibles (que suponemos provienen de los ingresos de dicha universidad, al ser la productora del filme).
Para terminar, hay una cosa en que sí acierta la propuesta narrativa de la película: que la violencia terrorista no se debió a las condiciones de pobreza de la zona como machacona y simplistamente se ha sostenido, sino a la fanatización ideológica de un grupo altamente politizado. Quienes hayan conocido un senderista de verdad, sabrán que citaban los textos de Mao o del “camarada Gonzalo” como si fuesen citas de la Biblia, similar a esos grupos religiosos que en siglos pasados mataban “en nombre de Dios”. Eso pasa cuando la ideología la elevamos a dogma de fe, y es lo que le pasó a SL, generando la ola de violencia que desangró al Perú por más de doce años. Lástima que no haya podido ser tratado de forma más inteligente, los resultados hubiesen sido distintos.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
VIDAS PARALELAS
Dir.: Rocío Lladó
Guión: Carlos Freyre
c/ Oscar López Arias (Felipe), Jimena Lindo (Bertha), Renzo Schuller (Sixto), Fernando Vásquez (Teodoro), Edgar Núñez (Alcalde), Rocío Lladó (La fiscal)
Perú/2008/Drama**/Cine/Estrenos
Vidas paralelas es lo que podríamos llamar una película apologética y, por tanto, con un punto de vista y una carga ideológica declarada, no oculta. No creo que sea casual que la haya producido una universidad donde los militares todavía tienen presencia y que haya sido estrenada coincidiendo con el quinto aniversario del informe final de la Comisión de la Verdad – CVR. Podríamos decir que Vidas paralelas es el “anti-informe fílmico” a la CVR.
Pero, que una película tenga una carga ideológica y un mensaje declarados abiertamente no quita las bondades estilísticas que pueda tener. Dependerá del punto de vista del espectador o del crítico de cine valorar la propuesta de “reaccionaria” o no, de “encubridora de crímenes de guerra” o de “denuncia reveladora de hechos del pasado”, lo cual es ajeno a la calidad intrínseca de la película. Hay filmes que ideológicamente son “reaccionarios” (por ponerlo en esos términos), pero estilísticamente son muy buenos. Eso sucede cuando el realizador ha sabido “ocultar” su mensaje en la ficción, por lo que el mensaje subyacente no entorpece el discurso narrativo de esta; cuando pasa lo contrario (que el mensaje se sobrepone a la ficción), estamos solo ante el panfleto o la propaganda descarada.
Veamos que bondades y flaquezas se aprecian en Vidas paralelas.
La película tiene un buen comienzo, que cautiva al espectador. Con escenas rápidas y concisas, acompañado de buen pulso en las escenas de acción, nos adentra rápidamente en el tema. En un pueblito de Ayacucho incursionan los terroristas, matan a varios pobladores, secuestrando a otros, entre ellos un niño (Sixto) que con los años se convertirá en el brazo derecho del “camarada Teodoro” (un apenas camuflado Abimael Guzmán), mientras el otro niño (Felipe) será adoptado por el oficial del ejército encargado de la incursión militar, iniciándose así “las vidas paralelas” a que alude el título del filme, abarcando un arco temporal de veinte años aproximadamente.
El uso de la pantalla partida en que nos va narrando el discurrir de la vida de estos dos jóvenes (uno adoctrinado por Teodoro, el otro siguiendo los pasos de su padre adoptivo) gana en agilidad al relato, con una –baches más, baches menos- lograda primera parte. Sin embargo, en la segunda parte, flaquea, hasta desbarrancar en el epílogo conclusivo. Cuando se cambia la perspectiva de “las vidas paralelas”, con el protagonismo de la “camarada Bertha” (Jimena Lindo, como siempre muy buena) y su relación con Felipe, como que lo contado hasta ese momento ya no convence, como que la relación sentimental se nota forzada, impostada, fuera de lugar (incluso tenemos un “bache narrativo”: de la escena del encuentro casual de Felipe y Bertha, cuando se tropiezan en la calle, pasamos sin mayor resolución de continuidad al diálogo entre ambos posterior al primer combate amoroso de la pareja: una elipsis más rápida que un cuy eléctrico). Pero, donde ya desbarranca totalmente es en el juicio a Felipe, ubicado en la época actual (“post CVR”) y restaurada la democracia. Todo es demasiado esquemático, panfletario y burdo.
Incluso, y debido a este esquematismo, subliminalmente parece decirnos que en la época de la autocracia fujimorista todo estaba mejor o por lo menos se combatía más eficientemente al terrorismo, no como ahora que se le deja hacer de las suyas. Porque algo que no oculta la película es precisamente “la eficacia” con que se pudo actuar contra el terrorismo en los años noventa y que esta “guerra interna” no ha terminado, lo cual se grafica en la escena final donde apreciamos a Sixto dirigiendo un grupo terrorista dedicado al narcotráfico. Por tanto –es lo que dice implícitamente la película- se debe dejar actuar libremente a los militares a fin que terminen con el problema y no entrabar su accionar con juicios parcializados, mediáticos, engorrosos e injustos, que solo le hacen el juego al terror, suerte de “tontos útiles”.
Como decíamos líneas arriba, cuando el mensaje se sobrepone a la ficción, esta pierde su sentido y pasa a ser un filme panfletario o propagandístico, consiguiendo un efecto opuesto al deseado: que el receptor del mensaje (el espectador) no se lo crea. Es lo que le sucedió a Vidas paralelas.
Es muy respetable que los militares quieran “lavar su imagen” de los hechos acaecidos en la época del terrorismo. Tienen todo el derecho de plantear su punto de vista y cómo se sienten; pero, si se quiere hacer apología a favor de un grupo determinado, existen medios más eficaces, aprovechando mejor los recursos disponibles (que suponemos provienen de los ingresos de dicha universidad, al ser la productora del filme).
Para terminar, hay una cosa en que sí acierta la propuesta narrativa de la película: que la violencia terrorista no se debió a las condiciones de pobreza de la zona como machacona y simplistamente se ha sostenido, sino a la fanatización ideológica de un grupo altamente politizado. Quienes hayan conocido un senderista de verdad, sabrán que citaban los textos de Mao o del “camarada Gonzalo” como si fuesen citas de la Biblia, similar a esos grupos religiosos que en siglos pasados mataban “en nombre de Dios”. Eso pasa cuando la ideología la elevamos a dogma de fe, y es lo que le pasó a SL, generando la ola de violencia que desangró al Perú por más de doce años. Lástima que no haya podido ser tratado de forma más inteligente, los resultados hubiesen sido distintos.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
VIDAS PARALELAS
Dir.: Rocío Lladó
Guión: Carlos Freyre
c/ Oscar López Arias (Felipe), Jimena Lindo (Bertha), Renzo Schuller (Sixto), Fernando Vásquez (Teodoro), Edgar Núñez (Alcalde), Rocío Lladó (La fiscal)
Perú/2008/Drama**/Cine/Estrenos
Tuesday, October 14, 2008
“EL KARMA DE GARCÍA”
Según las doctrinas religiosas orientales, el Karma son las acciones de un ser y su retribución. La causa y el efecto. En otras palabras, “pagamos” por nuestros actos, en esta vida o en la siguiente.
El primer gobierno de Alan García estuvo caracterizado por dos hechos que marcaron su administración: la inflación que llegó a niveles astronómicos y la corrupción que también llegó a niveles siderales.
Si bien parecía querer desligarse de estos dos pesados lastres de su primera administración, ambos, poco a poco, subrepticiamente, sin que nadie lo note, han retornado como si se tratase de un destino trágico o de un “karma”. Sobre la inflación, si bien no estamos en los índices hiperinflacionarios de hace veinte años y es justo reconocer que gran parte no es su culpa –como sí lo fue en su primer gobierno-, pero que hay inflación reptante, la hay. Y sobre la corrupción revelada en los audios, donde dos connotados apristas están concertando esfuerzos nada santos a favor de una empresa extranjera para la concesión de lotes petroleros hace pensar como que los viejos tiempos vuelven de nuevo.
La primera pregunta que el ciudadano de a pie se hace es ¿se trata de un caso aislado de corrupción en la actual administración de AGP o pueden existir más casos similares por “desenterrar”? Todo parece indicar lo segundo. Sin ánimo de rasgarnos las vestiduras (en buena cuenta todos los gobiernos han tenido grados más o grados menos de corrupción), la verdad es que los compañeros tienen una vocación por copar las instituciones del estado y medrar de estas en lo cual son campeones, por lo que no sería raro que existan más casos similares. Y no se crea, como han sostenido algunos periodistas venales a favor del régimen, que estamos ante una conspiración o preguntándose masoquistamente quién pagó los benditos audios. Es difícil encontrar ingenuidad en esas preguntas, por lo general más bien existen oscuros intereses cuando se hacen, como queriendo desviar el foco de atención. Lo más sano es reconocer que sí hay corrupción en el presente gobierno, por infantil que pueda parecer admitirlo. Ese reconocimiento dice mucho más de quienes gobiernan que la tesis conspirativa de buscar “tumbarse” –o siquiera “desprestigiar”- al partido en el gobierno, o esgrimir la tesis acusativa preguntándose quién compró los audios, buscando culpables donde no debe ser. Generalmente los halagos o el echar la culpa a los demás (la tesis del “perro del hortelano”) llevan al despeñadero al gobierno de turno. Entre tanto aplauso interesado y lisonja cortesana es fácil perder el rumbo.
Por cierto, cuando se escuchan los audios, hablando con esa familiaridad, lo primero que se viene a la memoria son los videos de Montesinos. Todo “se arreglaba” de la misma manera: con naturalidad, entre amigos, acompañado de algunas palabras de grueso calibre que coloreen la conversa y, por supuesto, “billete de por medio”. El “cuánto hay” se impone. Tarde o temprano llega en el negocio del arreglo. En uno de los audios escuchamos entre ajos y cebollas de manera elegante hablar de “honorarios de éxito”. No coima por favor, eso será para un policía de tránsito, los corruptos de alto vuelo hablan de “honorarios de éxito”. Y en otro audio escuchamos con la mayor naturalidad, aludiendo al ex diputado Rómulo León Alegría, el “manager de la gestión”, a que tiene derecho a “ganarse los frejoles”. Con la mayor concha, como si el tráfico de influencias se tratase del trabajo más respetable y honrado del mundo. Gente curtida en estos menesteres. Precisamente escuchamos al “coordinador” de todas las transacciones, el tristemente célebre RLA, hablar con seguridad y desenvoltura al referirse a los “chanchullos” que hay que hacer para conseguir la licitación. Tiene “labia”, hay que reconocérselo, incluso se jacta de haber realizado “un faenón”. Un tipo con “expertise” en estos asuntos, de eso no cabe duda.
Igualmente llama la atención el desparpajo y la excesiva confianza con que hablan por teléfono los implicados, sin temor a ser escuchados o “chuponeados”. ¿Inexperiencia o soberbia? Creo que es más lo segundo. Tipos que se sienten protegidos por el poder y eso les permite hablar sin inhibiciones. Lo mismo les pasaba a los que se sentaban en la salita del SIN a hablar de sus problemas con el “Doc”: los ganaba la excesiva confianza de estar amparados por los poderosos de turno y que nada les iba a pasar. Y como aquella vez, existe similitud hasta en el show mediático de la “búsqueda del ladrón”. Igual que cuando Fujimori buscaba a Montesinos. Solo que a veces la historia se repite como comedia.
Los audios de la corrupción trajeron cola, se “tumbaron” un gabinete entero, con un premierato que tuvo una buena performance, pero que necesitaba oxigenación y la entrada de un nuevo equipo con Yehude Simon a la cabeza, izquierdista radical reciclado en socialdemócrata y que da un poco de confianza y optimismo frente a los hechos acaecidos (nos reservaremos para otra oportunidad un análisis de lo que pueda ofrecer al país cuando se presente ante el Congreso, pero se trata de un giro de timón hacia la centro izquierda de AGP, real o aparente lo veremos en las próximas semanas). Pero, más allá de lo que pueda augurar la nueva gestión y la defensa que el gobierno aprista ha hecho de sus principales líderes (y sobretodo “blindando” a AGP), tenemos a un gobernante acorralado entre sus dos más terribles “karmas”: la inflación y la corrupción. ¿Podrá salir de ellos?
Post Scriptum: Un lector me comenta sobre el caso de discriminación denunciado recientemente por Morgana Vargas Llosa. Entre audios y corruptelas pasó medio desapercibida la denuncia de Morgana que estando en un conocido restaurante campestre de Santa Clara, sus empleadas del hogar fueron discriminadas por los propios mozos. Segregación racial y social monda y lironda. Nadie se cree que los empleados hayan actuado por iniciativa propia como manifestaron los dueños en sus descargos (es como creer que el grupo Colina “se mandó” por su cuenta sin órdenes superiores) sino que se trata de una política de los propietarios del local. Lo mejor que se puede hacer es no ir jamás a ese restaurante y no recomendarlo, por lo menos hasta que cambie de política y no segregue a las personas. Es el poder que tenemos los consumidores.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
El primer gobierno de Alan García estuvo caracterizado por dos hechos que marcaron su administración: la inflación que llegó a niveles astronómicos y la corrupción que también llegó a niveles siderales.
Si bien parecía querer desligarse de estos dos pesados lastres de su primera administración, ambos, poco a poco, subrepticiamente, sin que nadie lo note, han retornado como si se tratase de un destino trágico o de un “karma”. Sobre la inflación, si bien no estamos en los índices hiperinflacionarios de hace veinte años y es justo reconocer que gran parte no es su culpa –como sí lo fue en su primer gobierno-, pero que hay inflación reptante, la hay. Y sobre la corrupción revelada en los audios, donde dos connotados apristas están concertando esfuerzos nada santos a favor de una empresa extranjera para la concesión de lotes petroleros hace pensar como que los viejos tiempos vuelven de nuevo.
La primera pregunta que el ciudadano de a pie se hace es ¿se trata de un caso aislado de corrupción en la actual administración de AGP o pueden existir más casos similares por “desenterrar”? Todo parece indicar lo segundo. Sin ánimo de rasgarnos las vestiduras (en buena cuenta todos los gobiernos han tenido grados más o grados menos de corrupción), la verdad es que los compañeros tienen una vocación por copar las instituciones del estado y medrar de estas en lo cual son campeones, por lo que no sería raro que existan más casos similares. Y no se crea, como han sostenido algunos periodistas venales a favor del régimen, que estamos ante una conspiración o preguntándose masoquistamente quién pagó los benditos audios. Es difícil encontrar ingenuidad en esas preguntas, por lo general más bien existen oscuros intereses cuando se hacen, como queriendo desviar el foco de atención. Lo más sano es reconocer que sí hay corrupción en el presente gobierno, por infantil que pueda parecer admitirlo. Ese reconocimiento dice mucho más de quienes gobiernan que la tesis conspirativa de buscar “tumbarse” –o siquiera “desprestigiar”- al partido en el gobierno, o esgrimir la tesis acusativa preguntándose quién compró los audios, buscando culpables donde no debe ser. Generalmente los halagos o el echar la culpa a los demás (la tesis del “perro del hortelano”) llevan al despeñadero al gobierno de turno. Entre tanto aplauso interesado y lisonja cortesana es fácil perder el rumbo.
Por cierto, cuando se escuchan los audios, hablando con esa familiaridad, lo primero que se viene a la memoria son los videos de Montesinos. Todo “se arreglaba” de la misma manera: con naturalidad, entre amigos, acompañado de algunas palabras de grueso calibre que coloreen la conversa y, por supuesto, “billete de por medio”. El “cuánto hay” se impone. Tarde o temprano llega en el negocio del arreglo. En uno de los audios escuchamos entre ajos y cebollas de manera elegante hablar de “honorarios de éxito”. No coima por favor, eso será para un policía de tránsito, los corruptos de alto vuelo hablan de “honorarios de éxito”. Y en otro audio escuchamos con la mayor naturalidad, aludiendo al ex diputado Rómulo León Alegría, el “manager de la gestión”, a que tiene derecho a “ganarse los frejoles”. Con la mayor concha, como si el tráfico de influencias se tratase del trabajo más respetable y honrado del mundo. Gente curtida en estos menesteres. Precisamente escuchamos al “coordinador” de todas las transacciones, el tristemente célebre RLA, hablar con seguridad y desenvoltura al referirse a los “chanchullos” que hay que hacer para conseguir la licitación. Tiene “labia”, hay que reconocérselo, incluso se jacta de haber realizado “un faenón”. Un tipo con “expertise” en estos asuntos, de eso no cabe duda.
Igualmente llama la atención el desparpajo y la excesiva confianza con que hablan por teléfono los implicados, sin temor a ser escuchados o “chuponeados”. ¿Inexperiencia o soberbia? Creo que es más lo segundo. Tipos que se sienten protegidos por el poder y eso les permite hablar sin inhibiciones. Lo mismo les pasaba a los que se sentaban en la salita del SIN a hablar de sus problemas con el “Doc”: los ganaba la excesiva confianza de estar amparados por los poderosos de turno y que nada les iba a pasar. Y como aquella vez, existe similitud hasta en el show mediático de la “búsqueda del ladrón”. Igual que cuando Fujimori buscaba a Montesinos. Solo que a veces la historia se repite como comedia.
Los audios de la corrupción trajeron cola, se “tumbaron” un gabinete entero, con un premierato que tuvo una buena performance, pero que necesitaba oxigenación y la entrada de un nuevo equipo con Yehude Simon a la cabeza, izquierdista radical reciclado en socialdemócrata y que da un poco de confianza y optimismo frente a los hechos acaecidos (nos reservaremos para otra oportunidad un análisis de lo que pueda ofrecer al país cuando se presente ante el Congreso, pero se trata de un giro de timón hacia la centro izquierda de AGP, real o aparente lo veremos en las próximas semanas). Pero, más allá de lo que pueda augurar la nueva gestión y la defensa que el gobierno aprista ha hecho de sus principales líderes (y sobretodo “blindando” a AGP), tenemos a un gobernante acorralado entre sus dos más terribles “karmas”: la inflación y la corrupción. ¿Podrá salir de ellos?
Post Scriptum: Un lector me comenta sobre el caso de discriminación denunciado recientemente por Morgana Vargas Llosa. Entre audios y corruptelas pasó medio desapercibida la denuncia de Morgana que estando en un conocido restaurante campestre de Santa Clara, sus empleadas del hogar fueron discriminadas por los propios mozos. Segregación racial y social monda y lironda. Nadie se cree que los empleados hayan actuado por iniciativa propia como manifestaron los dueños en sus descargos (es como creer que el grupo Colina “se mandó” por su cuenta sin órdenes superiores) sino que se trata de una política de los propietarios del local. Lo mejor que se puede hacer es no ir jamás a ese restaurante y no recomendarlo, por lo menos hasta que cambie de política y no segregue a las personas. Es el poder que tenemos los consumidores.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, October 07, 2008
3 DE OCTUBRE DE 1968
Los sucesos en el Perú y en el mundo han pasado tan rápido que lo acaecido hace cuarenta años, el 3 de Octubre de 1968, tiene sabor a pre-historia, a “ya fue” como dicen los muchachos ahora. Quién se acuerda del general Juan Velasco Alvarado y la reforma nacionalista que lideró. Muy pocos, como que este 3 de Octubre pasó medio desapercibido.
Las “nacionalizaciones” de empresas extranjeras que inició con la IPC, la reforma agraria, el uso oficial del quechua, la confiscación de los periódicos o la formación de una frondosa e inepta burocracia consecuencia del rol empresarial del estado, son hitos de un proceso que quedará, como muchas cosas en el Perú, a medio hacer. ¿Fue necesaria la revolución nacionalista del 3 de Octubre? Visto a la distancia, pareciera que no; es más, vistos los resultados económicos de la reforma, supondría que incluso fue contraproducente. Y cuando un candidato en las últimas elecciones presidenciales enarboló las banderas del extinto general Velasco, auto declarándose “nacionalista”, prácticamente fue “crucificado”, generando un rechazo en gran parte del electorado (y los intonsos no crean encontrar en lo dicho una defensa de ese candidato, dado que el propio suscrito contribuyó con su “granito de arena” a la campaña de demolición).
Todavía hablar del gobierno reformista iniciado en 1968 genera polarizaciones, o estás a favor o estás en contra; algo muy similar a lo que sucede –a pesar que a muchos no les guste- cuando se habla del gobierno de Fujimori.
En esta época de “globalización” y de libre mercado, como que el nacionalismo suena a anacronismo y se cree rápidamente que más es el daño que el beneficio que pueda traer. Pero limitar el análisis de lo que comenzó el 3 de Octubre de 1968 al plano solo económico sería bastante reduccionista de un hecho tan complejo como las reformas que comenzaron aquel año; algo similar a cuando los neoliberales simplifican la rica tradición liberal nada más que al “libre mercado”. Simplificación ingenua o interesada.
A veces quienes lideran un proceso de cambio generan en la sociedad un efecto duradero que no estaba previsto en sus planes originales, mientras estos últimos no perduran más allá del tiempo que estuvieron en el poder. Un ejemplo de lo expuesto es Napoleón. Su sueño de la Francia imperial no duró más de diez años, pero su Código Civil lleva más de doscientos, y ha sido fuente de inspiración para muchos códigos civiles fuera de Francia. Un efecto secundario que no estaba previsto y tuvo más trascendencia que sus sueños de ambición.
Igual sucede con la reforma nacionalista de 1968. De la reforma iniciada aquel año, no queda nada. Es más, casi todos los proyectos reformistas fueron un sonoro fracaso y originaron una deuda externa enorme dado que no había financiamiento interno (por lo que se tuvo que recurrir a un “desembalse” en la llamada “segunda fase” del gobierno militar).
Pero quedaron dos cosas. La primera, una ideología nacionalista, cuyo referente básico pasa por la figura y gestión del general Juan Velasco Alvarado.
Que esta ideología puede ser totalmente debatible, lo puede ser; pero, que tiene un sustento de oposición a la globalización que vivimos y se presenta precisamente como alternativa anti-globalizadora, también lo es. Con mayor razón en esta época de crisis del sistema capitalista. Esa ideología no ha muerto y es posible –dependiendo como marchen las cosas en el Perú y el mundo- que pueda ser “resucitada” con fuerza en un futuro mediato o inmediato. Los fantasmas del pasado no han muerto, están vivitos y coleando.
Y el otro efecto secundario de la revolución nacionalista del 3 de Octubre es que gracias a ella se cortaron amarras y se eliminaron muchos lastres del pasado feudal y aristocrático que impedían una movilidad social de los de abajo. Los Quispes y los Mamanis pudieron emerger como actores sociales, dejando de ser considerados ciudadanos de segunda. Lo voy a poner de otra manera: fenómenos (en el sentido de hechos sociales) como el de estrellas de televisión del nombre, presencia y extracto social de Tula Rodríguez o Karen Dejo, o de congresistas con los apellidos Arpasi o Sucari (para no mencionar a dos ex presidentes, uno de origen marcadamente andino y otro hijo de migrantes japoneses), emergen gracias a la reforma nacionalista, a que se cambia la mentalidad feudal que teníamos, y se permite una mayor afluencia de los procesos inclusivos dentro de la sociedad peruana (procesos que todavía no han terminado). Esos cambios (de esquemas y de mentalidades) hubiesen sido imposibles sin la reforma del 3 de Octubre, dado que cortó las amarras que mentalmente nos mantenían atados a un pasado todavía colonial, a la llamada república aristocrática, cuyo tiro de gracia lo dio justamente Velasco (de allí también el odio o la gratitud que genera, “los cholos se igualaron” como decían antaño). Eso fue quizás lo más importante de aquel ya lejano proceso. Cortó amarras del pasado y nos hizo enfrentar a un nuevo Perú. A la “cholificación”. Para bien o para mal (esa es otra cosa), pero muy distinto al Perú anterior a 1968.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Las “nacionalizaciones” de empresas extranjeras que inició con la IPC, la reforma agraria, el uso oficial del quechua, la confiscación de los periódicos o la formación de una frondosa e inepta burocracia consecuencia del rol empresarial del estado, son hitos de un proceso que quedará, como muchas cosas en el Perú, a medio hacer. ¿Fue necesaria la revolución nacionalista del 3 de Octubre? Visto a la distancia, pareciera que no; es más, vistos los resultados económicos de la reforma, supondría que incluso fue contraproducente. Y cuando un candidato en las últimas elecciones presidenciales enarboló las banderas del extinto general Velasco, auto declarándose “nacionalista”, prácticamente fue “crucificado”, generando un rechazo en gran parte del electorado (y los intonsos no crean encontrar en lo dicho una defensa de ese candidato, dado que el propio suscrito contribuyó con su “granito de arena” a la campaña de demolición).
Todavía hablar del gobierno reformista iniciado en 1968 genera polarizaciones, o estás a favor o estás en contra; algo muy similar a lo que sucede –a pesar que a muchos no les guste- cuando se habla del gobierno de Fujimori.
En esta época de “globalización” y de libre mercado, como que el nacionalismo suena a anacronismo y se cree rápidamente que más es el daño que el beneficio que pueda traer. Pero limitar el análisis de lo que comenzó el 3 de Octubre de 1968 al plano solo económico sería bastante reduccionista de un hecho tan complejo como las reformas que comenzaron aquel año; algo similar a cuando los neoliberales simplifican la rica tradición liberal nada más que al “libre mercado”. Simplificación ingenua o interesada.
A veces quienes lideran un proceso de cambio generan en la sociedad un efecto duradero que no estaba previsto en sus planes originales, mientras estos últimos no perduran más allá del tiempo que estuvieron en el poder. Un ejemplo de lo expuesto es Napoleón. Su sueño de la Francia imperial no duró más de diez años, pero su Código Civil lleva más de doscientos, y ha sido fuente de inspiración para muchos códigos civiles fuera de Francia. Un efecto secundario que no estaba previsto y tuvo más trascendencia que sus sueños de ambición.
Igual sucede con la reforma nacionalista de 1968. De la reforma iniciada aquel año, no queda nada. Es más, casi todos los proyectos reformistas fueron un sonoro fracaso y originaron una deuda externa enorme dado que no había financiamiento interno (por lo que se tuvo que recurrir a un “desembalse” en la llamada “segunda fase” del gobierno militar).
Pero quedaron dos cosas. La primera, una ideología nacionalista, cuyo referente básico pasa por la figura y gestión del general Juan Velasco Alvarado.
Que esta ideología puede ser totalmente debatible, lo puede ser; pero, que tiene un sustento de oposición a la globalización que vivimos y se presenta precisamente como alternativa anti-globalizadora, también lo es. Con mayor razón en esta época de crisis del sistema capitalista. Esa ideología no ha muerto y es posible –dependiendo como marchen las cosas en el Perú y el mundo- que pueda ser “resucitada” con fuerza en un futuro mediato o inmediato. Los fantasmas del pasado no han muerto, están vivitos y coleando.
Y el otro efecto secundario de la revolución nacionalista del 3 de Octubre es que gracias a ella se cortaron amarras y se eliminaron muchos lastres del pasado feudal y aristocrático que impedían una movilidad social de los de abajo. Los Quispes y los Mamanis pudieron emerger como actores sociales, dejando de ser considerados ciudadanos de segunda. Lo voy a poner de otra manera: fenómenos (en el sentido de hechos sociales) como el de estrellas de televisión del nombre, presencia y extracto social de Tula Rodríguez o Karen Dejo, o de congresistas con los apellidos Arpasi o Sucari (para no mencionar a dos ex presidentes, uno de origen marcadamente andino y otro hijo de migrantes japoneses), emergen gracias a la reforma nacionalista, a que se cambia la mentalidad feudal que teníamos, y se permite una mayor afluencia de los procesos inclusivos dentro de la sociedad peruana (procesos que todavía no han terminado). Esos cambios (de esquemas y de mentalidades) hubiesen sido imposibles sin la reforma del 3 de Octubre, dado que cortó las amarras que mentalmente nos mantenían atados a un pasado todavía colonial, a la llamada república aristocrática, cuyo tiro de gracia lo dio justamente Velasco (de allí también el odio o la gratitud que genera, “los cholos se igualaron” como decían antaño). Eso fue quizás lo más importante de aquel ya lejano proceso. Cortó amarras del pasado y nos hizo enfrentar a un nuevo Perú. A la “cholificación”. Para bien o para mal (esa es otra cosa), pero muy distinto al Perú anterior a 1968.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, September 30, 2008
CRISIS FINANCIERA EN WALL STREET, ¿EL FIN DEL CAPITALISMO?
En la década de los noventa se decía que las medidas autoritarias del gobierno de Fujimori si bien no eran bien vistas en el mundillo político de Washington por el tema de los derechos humanos, sí lo eran en el mundillo financiero de Nueva York, al ver que se ponía “orden en la casa” para que lleguen los miles de millones de dólares en inversión extranjera.
La crisis asiática de 1998 y la caída del régimen en el 2000 nos trajeron de nuevo a la triste realidad, tanto en lo económico como en lo político.
La reciente crisis del sistema financiero norteamericano ha demostrado que esa aparente fortaleza estaba cimentada sobre pies de barro o mejor dicho que los cuentos que nos vendieron los neoliberales foráneos y criollos era puro cuento chino; vale decir, después de todo era necesaria la presencia del satanizado Estado y que “la mano invisible del mercado” puede cometer los peores despropósitos. Porque quizás la primera lección que se puede extraer es la necesidad de un estado regulador de la economía y las finanzas, ninguna novedad por cierto, pero que se quiso “enterrar bajo la alfombra” en la administración Bush, quien, luego de la crisis desatada, ha tenido que decretar similares medidas a las que dictó Alan García en su primer gobierno, cuando estatizó la banca, solo que a niveles infinitamente mayores y con una impopularidad igualmente infinita (de allí que se diga que Bush Jr. es uno de los más incapaces gobernantes que ha tenido Estados Unidos, ganándose con justicia el apelativo de “Bush, el torpe”).
Otra lección es que el estado “enterrado bajo la alfombra” en la época de bonanza y prosperidad, es desenterrado y tiene que ir al rescate de las instituciones financieras caídas en desgracia luego de la “timba” que propiciaron con las hipotecas sub-prime, lo que irónicamente se ha venido en llamar “el socialismo de los ricos” (con un desparpajo digno de mejor causa y olvidando sus manidos conceptos de populismo y demagogia, los neoliberales ahora sí admiten la necesidad del tantas veces negado estado… pero para que “salve empresas” en quiebra).
Existe un reparo ético de falta de consecuencia. No es posible que la administración norteamericana que más propalara las ideas de libre mercado y libre empresa esté hoy nacionalizando, evitando quiebras, comprando deudas, siendo aval solidario o rescatando empresas privadas con un costo para el contribuyente de setecientos mil millones de dólares. Claro, no es ético, se supone que si han sido empresas mal administradas deben quebrar y salir del mercado, por una lógica de eficiencia, donde solo quedan los mejores o más aptos. El problema está en que si se les deja quebrar, el problema puede ser mucho peor por el “efecto dominó”, dado que “jalaría” a otras instituciones, poniendo en jaque al mismo sistema económico, por lo que no queda más remedio que “rescatarlas”. Lo malo está en que aquellos que jugaron a la “timba” con dineros ajenos no están siendo sancionados como debe ser, lo cual evidentemente estimula que este tipo de conductas se repitan a futuro. El mensaje es claro: mientras seas grande y poderoso, podrás ser impune, hacer jugadas arriesgadas y no te pasa nada. Mal ejemplo, si hablamos de la economía de mercado por excelencia como la norteamericana. Vamos a ver si el estado de derecho se pone a derecho y sanciona como debe ser a los responsables de tamaño descalabro económico. Como dijo recientemente con toda justeza y precisión la presidenta Bachelet “la crisis mundial se debe a la codicia de unos pocos y a la desidia política de otros”.
Pero, ¿en qué quedará todo esto? Dudo que sea el fin del mundo o el inicio de un ciclo recesivo como el de 1929, menos el fin del capitalismo como pronostican ciertos agoreros desde la izquierda. En principio, la economía mundial está más descentralizada que en aquel entonces, y por otro lado existen mecanismos e instituciones que impiden se caiga en el hoyo negro de aquel año. Lo que si va a afectar son nuestras exportaciones a Estados Unidos justo cuando va a entrar en vigencia el TLC, el próximo 1º de Enero del 2009. No habrá tantos pedidos como se esperaba por la recesión que vive la economía más grande del planeta. Por esa razón y atendiendo a la vieja regla que enseña no se debe poner todos los huevos en la misma cesta, es que éramos partidarios de TLC’s sí, pero no exclusivamente con la gran potencia, sino la mayor cantidad de TLC’s diversificados, hasta con economías chiquitas como las centroamericanas, pero sacábamos algo. Complejos de inferioridad del empresariado local (que se verá afectado de tener solo como principal cliente a empresas del norte) y de cierta clase política bastante miope y obsecuente. Ahora vamos a pagar las consecuencias de la poca visión a futuro.
En lo interno dudo que entremos a un ciclo recesivo. Estamos mejor que hace veinte años y tenemos buen “colchón” de reservas internacionales para enfrentar el tiempo de las vacas flacas. Asimismo, nuestro sistema financiero aparte de ser pequeño, está mejor regulado que el norteamericano. Parece increíble, pero nosotros somos mejores “guardianes” del dinero público que los gringos. Vamos a seguir creciendo, aunque no a niveles astronómicos, y también bajará la inflación. Una ventaja que trae la recesión de fuera es que los precios internacionales comiencen a bajar. No creo que en este nuevo marco económico mundial se deba recortar drásticamente el gasto, todo lo contrario, debemos activar nuestra economía. Las condiciones externas han cambiado y si somos muy drásticos en el gasto, podemos caer en un ciclo recesivo. El ministro de economía, Luis “el mago” Valdieso, está siendo demasiado fondomonetarista, todo lo ve recortes en el presupuesto y eso puede traer un ciclo recesivo indeseable (haber hecho un post grado en el extranjero para terminar de “tijeretero” no dice bien de las proclamadas bondades profesionales del ministro). Lo malo es que cuando él se vaya, quienes paguen los platos rotos seremos nosotros, los peruanos que nos quedamos acá.
Otra consecuencia que traerá la recesión norteamericana es que gracias al TLC suscrito vamos a ser inundados de importaciones norteamericanas a precios relativamente baratos. Recesado su mercado, van a buscar nichos en “mercados emergentes” y el peruano es uno de ellos gracias a la entrada en vigencia del TLC el próximo año. No solo de productos acabados (y sofisticados) sino de productos agrícolas primarios, subsidiados por el tío Sam.
En fin, vamos a tener que “hilar fino” de aquí en adelante, ser bastante pragmáticos y despojarnos de anteojeras ideológicas, no caer en los errores que se cayó en la crisis del 30 (ojo Alan como acabó Leguía por ser demasiado genuflexo con el capital extranjero) y admitir, sobretodo los fundamentalistas y los “reconversos” como nuestro presidente, que nada es peor que creer a pie juntillas en una doctrina como la verdad absoluta, como “la llave mágica” que explica todo y soluciona nuestros problemas, sea en materia religiosa, política, social o económica. No existen las verdades absolutas. Salvo Dios, nadie las tiene (y eso que lo dice un agnóstico).
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
La crisis asiática de 1998 y la caída del régimen en el 2000 nos trajeron de nuevo a la triste realidad, tanto en lo económico como en lo político.
La reciente crisis del sistema financiero norteamericano ha demostrado que esa aparente fortaleza estaba cimentada sobre pies de barro o mejor dicho que los cuentos que nos vendieron los neoliberales foráneos y criollos era puro cuento chino; vale decir, después de todo era necesaria la presencia del satanizado Estado y que “la mano invisible del mercado” puede cometer los peores despropósitos. Porque quizás la primera lección que se puede extraer es la necesidad de un estado regulador de la economía y las finanzas, ninguna novedad por cierto, pero que se quiso “enterrar bajo la alfombra” en la administración Bush, quien, luego de la crisis desatada, ha tenido que decretar similares medidas a las que dictó Alan García en su primer gobierno, cuando estatizó la banca, solo que a niveles infinitamente mayores y con una impopularidad igualmente infinita (de allí que se diga que Bush Jr. es uno de los más incapaces gobernantes que ha tenido Estados Unidos, ganándose con justicia el apelativo de “Bush, el torpe”).
Otra lección es que el estado “enterrado bajo la alfombra” en la época de bonanza y prosperidad, es desenterrado y tiene que ir al rescate de las instituciones financieras caídas en desgracia luego de la “timba” que propiciaron con las hipotecas sub-prime, lo que irónicamente se ha venido en llamar “el socialismo de los ricos” (con un desparpajo digno de mejor causa y olvidando sus manidos conceptos de populismo y demagogia, los neoliberales ahora sí admiten la necesidad del tantas veces negado estado… pero para que “salve empresas” en quiebra).
Existe un reparo ético de falta de consecuencia. No es posible que la administración norteamericana que más propalara las ideas de libre mercado y libre empresa esté hoy nacionalizando, evitando quiebras, comprando deudas, siendo aval solidario o rescatando empresas privadas con un costo para el contribuyente de setecientos mil millones de dólares. Claro, no es ético, se supone que si han sido empresas mal administradas deben quebrar y salir del mercado, por una lógica de eficiencia, donde solo quedan los mejores o más aptos. El problema está en que si se les deja quebrar, el problema puede ser mucho peor por el “efecto dominó”, dado que “jalaría” a otras instituciones, poniendo en jaque al mismo sistema económico, por lo que no queda más remedio que “rescatarlas”. Lo malo está en que aquellos que jugaron a la “timba” con dineros ajenos no están siendo sancionados como debe ser, lo cual evidentemente estimula que este tipo de conductas se repitan a futuro. El mensaje es claro: mientras seas grande y poderoso, podrás ser impune, hacer jugadas arriesgadas y no te pasa nada. Mal ejemplo, si hablamos de la economía de mercado por excelencia como la norteamericana. Vamos a ver si el estado de derecho se pone a derecho y sanciona como debe ser a los responsables de tamaño descalabro económico. Como dijo recientemente con toda justeza y precisión la presidenta Bachelet “la crisis mundial se debe a la codicia de unos pocos y a la desidia política de otros”.
Pero, ¿en qué quedará todo esto? Dudo que sea el fin del mundo o el inicio de un ciclo recesivo como el de 1929, menos el fin del capitalismo como pronostican ciertos agoreros desde la izquierda. En principio, la economía mundial está más descentralizada que en aquel entonces, y por otro lado existen mecanismos e instituciones que impiden se caiga en el hoyo negro de aquel año. Lo que si va a afectar son nuestras exportaciones a Estados Unidos justo cuando va a entrar en vigencia el TLC, el próximo 1º de Enero del 2009. No habrá tantos pedidos como se esperaba por la recesión que vive la economía más grande del planeta. Por esa razón y atendiendo a la vieja regla que enseña no se debe poner todos los huevos en la misma cesta, es que éramos partidarios de TLC’s sí, pero no exclusivamente con la gran potencia, sino la mayor cantidad de TLC’s diversificados, hasta con economías chiquitas como las centroamericanas, pero sacábamos algo. Complejos de inferioridad del empresariado local (que se verá afectado de tener solo como principal cliente a empresas del norte) y de cierta clase política bastante miope y obsecuente. Ahora vamos a pagar las consecuencias de la poca visión a futuro.
En lo interno dudo que entremos a un ciclo recesivo. Estamos mejor que hace veinte años y tenemos buen “colchón” de reservas internacionales para enfrentar el tiempo de las vacas flacas. Asimismo, nuestro sistema financiero aparte de ser pequeño, está mejor regulado que el norteamericano. Parece increíble, pero nosotros somos mejores “guardianes” del dinero público que los gringos. Vamos a seguir creciendo, aunque no a niveles astronómicos, y también bajará la inflación. Una ventaja que trae la recesión de fuera es que los precios internacionales comiencen a bajar. No creo que en este nuevo marco económico mundial se deba recortar drásticamente el gasto, todo lo contrario, debemos activar nuestra economía. Las condiciones externas han cambiado y si somos muy drásticos en el gasto, podemos caer en un ciclo recesivo. El ministro de economía, Luis “el mago” Valdieso, está siendo demasiado fondomonetarista, todo lo ve recortes en el presupuesto y eso puede traer un ciclo recesivo indeseable (haber hecho un post grado en el extranjero para terminar de “tijeretero” no dice bien de las proclamadas bondades profesionales del ministro). Lo malo es que cuando él se vaya, quienes paguen los platos rotos seremos nosotros, los peruanos que nos quedamos acá.
Otra consecuencia que traerá la recesión norteamericana es que gracias al TLC suscrito vamos a ser inundados de importaciones norteamericanas a precios relativamente baratos. Recesado su mercado, van a buscar nichos en “mercados emergentes” y el peruano es uno de ellos gracias a la entrada en vigencia del TLC el próximo año. No solo de productos acabados (y sofisticados) sino de productos agrícolas primarios, subsidiados por el tío Sam.
En fin, vamos a tener que “hilar fino” de aquí en adelante, ser bastante pragmáticos y despojarnos de anteojeras ideológicas, no caer en los errores que se cayó en la crisis del 30 (ojo Alan como acabó Leguía por ser demasiado genuflexo con el capital extranjero) y admitir, sobretodo los fundamentalistas y los “reconversos” como nuestro presidente, que nada es peor que creer a pie juntillas en una doctrina como la verdad absoluta, como “la llave mágica” que explica todo y soluciona nuestros problemas, sea en materia religiosa, política, social o económica. No existen las verdades absolutas. Salvo Dios, nadie las tiene (y eso que lo dice un agnóstico).
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
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