Thursday, December 31, 2020

2020, EL AÑO DE LA PANDEMIA

 

Por: Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107

 

Cien años después la humanidad fue azolada por una nueva pandemia. A diferencia de la gripe española, esta no causó tantas víctimas, pero sí obligó a confinarse en casa por largos períodos y a paralizar los motores de la economía a costos bastante altos en algunos países, no tan preparados para subvencionar el desempleo y la informalidad. La política y la economía mundial se vieron supeditadas al covid. Lo que un gobierno hizo o dejó de hacer se juzgaba a la luz de la gestión contra el virus.

 

En democracia se permite el disenso y el cuestionamiento de las políticas públicas, incluyendo el grado de restricción de los derechos civiles. El gran tema de la libertad personal y responsabilidad versus los intereses colectivos y las decisiones estatales salieron a debate de nuevo a raíz de la suspensión de varios derechos, incluyendo a niños y adultos mayores que fueron tratados, literalmente, como incapaces absolutos.

 

Pero más importante fue que ciertas medidas ideadas para Europa como confinamiento obligatorio y cese de actividades económicas casi total, no tuvieron los efectos deseados en países pobres, donde existen familias numerosas viviendo en habitaciones pequeñas, muchas sin refrigeradoras como para comprar alimentos por varios días y ante la ausencia de un subsidio permanente del estado, debe buscarse el sustento todos los días en una economía abiertamente informal. El fracaso estaba descontado.

 

Con el covid pasó algo similar a lo que sucede con las familias con un único y grave problema. Todo lo demás queda en un plano secundario. Algo similar sucedió en varios países. Los temas usuales de políticas de estado y los temas como la gran corrupción entre nosotros quedaron en segundo plano, pese a que en el caso peruano costó la presidencia a un jefe de estado y grandes movilizaciones sociales.

 

La gestión en estados precarios como el peruano se demostró una vez más con las vacunas. Un ex presidente vacado que no hizo mayor esfuerzo por gestionar la compra de las vacunas, con la incógnita de cuándo llegarán a estas tierras. Curiosamente el mismo ex presidente que fracasó en la lucha contra la pandemia (deja un significativo número de muertos por el covid, y recesión y desempleo altos) se fue del gobierno en “olor de multitud”. Más que buscar las causas de tan alta popularidad en la política, debemos recurrir a la antropología y a la “idiosincrasia nacional” para encontrar una respuesta.

 

Según informes internacionales más de un gobierno ha sobrevalorado precios de medicamentos, insumos y mascarillas para luchar contra la pandemia. Ha existido gran corrupción a niveles gigantescos. El peruano no fue la excepción. Por ello, terminada la pandemia vamos a tener que ajustar cuentas sobre responsabilidades penales, políticas y administrativas, incluyendo la no llegada oportuna de las vacunas.

 

Para algunos analistas, la llegada de las vacunas no traería el fin de la historia del covid y volvamos a nuestros asuntos de antes. Temen que luego de una falsa recuperación del 2021, la recesión se agrave; y que las condiciones socio-económicas pongan fin al proceso de globalización iniciado a fines del siglo XX, un retorno al nacionalismo duro y un cuestionamiento al sistema democrático. Por su parte, EEUU y China agravarían el lento divorcio que ya llevan hasta convertirse en una nueva guerra fría, pero más “tecnológica”.

 

Cerraré este pequeño recuento con la parte final –con ligeras modificaciones- de mi crónica sobre el covid:

 

Cuenta Bocaccio, a propósito de la peste negra, que podías desayunar con tú familia y cenar con tus ancestros. Así era de letal la peste que azoló Europa en el siglo XIII. A diferencia de aquellas pandemias que arrasaban ciudades y países enteros y duraban décadas, ahora sabemos que hay cura para la que vivimos. En pocos meses se encontró y fabricó no una, sino varias vacunas. Como alguien dijo este es el siglo de la ciencia y la tecnología. Son sorprendentes los hallazgos e innovaciones que la ciencia nos depara.

 

Hay un aforismo de inspiración estoica en la película “Gladiador”. Se atribuye a Marco Aurelio, el emperador-filósofo: “Si la muerte te sonríe, devuélvele la sonrisa”. Y en tiempos aciagos como el que vivimos, es bueno retornar a los estoicos, leer a Séneca. Recordar que la muerte es parte de la vida, es el epílogo, que a todos nos llega tarde o temprano.

 

Mi generación sobrevivió al terrorismo. Al salir de nuestras casas no sabíamos si íbamos a regresar vivos o completos. Un coche-bomba nos podía esperar a la vuelta de la esquina. Pero, era preferible no pensar en eso. Hacer nuestra vida lo más normal que se pudiera y así fuimos creando una suerte de resiliencia. Ahora es igual.

 

Todos tenemos familiares o amigos que el covid se los llevó. Por el momento habremos hecho mucho con sobrevivir.


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