Sunday, August 08, 2021

GUANTANAMERA. LA DESILUCIÓN AL FINAL DE LA FIESTA

 

Por: Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107

 

Guantanamera fue la película póstuma de Tomás Gutiérrez Alea, suerte de testamento fílmico.

 

Usando recursos de la comedia de enredos, el humor negro y la road movie, va narrando la travesía de Guantánamo a Santiago de Cuba de los restos de Yoyita, célebre cantante de música clásica que regresa luego de muchos años a su tierra natal para recibir un homenaje, encontrarse con familiares y el amor de su vida, Cándido. En el medio, personajes como Gina, profesora de Economía, retirada de la universidad por su pensamiento bastante heterodoxo; Adolfo, su esposo, caído en desgracia de la cúpula del poder a administrador de funeraria; Mariano, antiguo alumno de Gina, convertido en camionero y con un amor en cada parada.

 

Estamos en el “período especial” de los años 90 que vive Cuba luego de la implosión de la Unión Soviética y el cese de los subsidios rusos. El mercado negro de compra y venta de productos es mucho más rentable que dedicarse a una profesión.

 

En ese contexto y viendo Adolfo en la muerte de Yoyita, la tía de Gina, la oportunidad para regresar a las ligas grandes del poder, proponiendo un plan descabellado que aparentemente parece eficaz: repartirse el muerto entre las distintas agencias funerarias de cada provincia hasta llegar a su destino final.

 

Claro, no se ahorra gasolina ni recursos, pero impacta, y como dice el propio Adolfo, “aquí lo que importa son los golpes de efecto”.

 

La película es una crítica al sistema burocrático implantado en la isla luego de la revolución. A que la revolución quedó estancada entre planes efectistas y excesivo aparato burocrático-partidario. La fábula de los viejos que no mueren contada en el filme es clave para entender el discurso. La vieja nomenklatura cubana que se rehúsa a dejar el poder. Como diría Gonzáles Prada los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra; que es lo que refleja la escena final del filme, que apuesta también a un sentimiento puro como el amor para hacer renacer las cosas.

 

No es lo mejor de Tomás Gutiérrez Alea, pero a 25 años Guantanamera se mantiene vigente.

 

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