Por: Eduardo Jiménez J.
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@ejj2107
Willi Stark es un idealista que se lanza a la polĂtica. Piensa erradicar la corrupciĂłn que se encuentra enraizada en su condado de llegar a alcalde y hacer obras para los más necesitados. Perderá la elecciĂłn, quizás con fraude. La pasiĂłn, la vehemencia y sinceridad de su discurso llama la atenciĂłn de un grupo polĂtico que quiere dividir el voto del rival poniendo a Willi de candidato a gobernador. Pagará su derecho de piso y aprenderá la lecciĂłn de no pecar de ingenuo. De allĂ en adelante aprenderá el camino para llegar al poder, no tan idealista como Ă©l pensaba. Tendrá que pagar sobornos, usar los trucos de sus adversarios. Todo lo necesario para llegar a la cima. En suma, cada vez se parecerá más a los que tanto aborrecĂa. El poder corrompe.
Es la fábula pesimista de Todos los hombres del rey. De la soledad del poder y que es imposible hacer algo sin mancharse las manos. La trasformaciĂłn que sufre Willi Stark parece inexorable. Se convierte en un hombre autoritario que busca conservar y acrecentar su poder. En tĂ©rminos polĂticos es un populista autoritario. Llega a la gente con un lenguaje sencillo de un hombre que tambiĂ©n tiene orĂgenes humildes. Hay una comunicaciĂłn directa, por lo cual lo aprecian. Se granjea la voluntad del pueblo con obras (no exentas de corrupciĂłn). Tiene su propia guardia de seguridad y su equipo especial para los trabajos sucios. Y ganará las elecciones tambiĂ©n con fraude, como hicieron sus antiguos rivales.
PelĂcula de 1949 inspirada en una novela homĂłnima. En su Ă©poca cosechĂł tres Oscar, incluyendo el de mejor pelĂcula. En 2006 se estrenĂł una segunda versiĂłn no tan buena como la original.
En la historia de la polĂtica han existido y existen muchos Willi Stark. Algunos acabaron bien, otros no tanto. Virtud y fortuna como decĂa Maquiavelo.
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