Como que los noventa años de la revolución rusa han pasado medio desapercibidos. Un gusto a “ya fue”, propiciado por la caída del Muro de Berlín, hace suponer que el tema ocupe un segundo plano y sin embargo quizás está más presente de lo que aparentemente parece.
El mérito de la revolución rusa fue intentar crear la primera sociedad socialista, pasando de una sociedad desigual a una igualitaria, teniendo como finalidad una función liberalizadora de la humanidad de todas las taras de clase que había arrastrado por milenios. No es casual por ello que muchos intelectuales y obreros organizados de todo el mundo hayan adherido a los principios socialistas y rubricado la creación de la naciente Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Aunque Marx no filosofó mucho de cómo sería esa futura sociedad y más bien se ocupó de analizar minuciosamente el capitalismo, fue Lenin quien diseñó la estrategia del futuro estado socialista y muy al contrario de lo que Marx anticipó, no fue en un estado industrial donde nació, sino en una nación atrasada y deudora de formas feudales como lo era la Rusia a inicios del siglo XX.
El primer ensayo socialista anduvo mal desde sus inicios. Marx pensaba que sería en un país industrializado debido no solo a que dispondría de la infraestructura económica necesaria para comenzar un nuevo proceso de acumulación de capital, esta vez a favor de la clase obrera, sino porqué el capitalismo trae democracia y la democracia forma ciudadanos, baluarte necesario para forjar al futuro “hombre socialista”. En otras palabras, el nuevo hombre tendría que tener como base los cimientos del ciudadano burgués, en el sentido de los derechos y deberes que conlleva el tener conciencia de sí de pertenecer a una polis; y a partir de allí formar al futuro ciudadano, en un nuevo peldaño ascensional (se vivía el positivismo y el determinismo, por lo que se pensaba que todo nuevo peldaño era hacia arriba, no en sentido contrario).
Sin embargo, los experimentos socialistas se dieron en países atrasados, donde la noción de derechos y de ciudadanía no existía, constituida más bien por rebaños manipulables que verdaderos hombres libres. Rusia, China, Vietnam, Cuba, y ahora Venezuela y su “socialismo del siglo XXI”, solo buscan a la masa (no es casual esa palabrita en la jerga de izquierda) que a verdaderos ciudadanos que puedan cuestionar al estado y a sus “jefes máximos”. La dictadura del proletariado sirvió de coartada a la dictadura de una burocracia enquistada en la cúspide del poder supuestamente para defender a ese “nuevo hombre” y los valores socialistas.
El experimento falló en Rusia, así como en los otros países donde se implementó procesos similares. Creo que estaba condenado al fracaso desde su nacimiento. Lo cual no quiere decir obviamente que el capitalismo sea el “único” modelo ni que hayamos llegado a la última etapa de la humanidad. Existe un error de apreciación de lo que significó el derrumbe del socialismo real en los países de Europa del este, llegando a la conclusión que fueron las tesis marxistas las equivocadas (y por ende las “correctas” serían las tesis capitalistas de libre mercado), a lo que debemos añadir que el terreno donde prendió el socialismo fue uno atrasado y sin asomos de democracia liberal burguesa, dando lugar a gobiernos de corte autoritario, donde no existían los derechos del individuo, derechos que son hechura netamente de la modernidad, de la separación entre estado y religión, y de la etapa capitalista occidental. Rusia pasó de la autocracia zarista a la autocracia del politburó, y ahora a la camarilla de Putin en un remedo de nacionalismo “pan eslavo”. Rusia y China corrieron parejos en un destino ajeno a los ideales de un socialismo democrático, abierto a las tendencias libres y respetuosas de la dignidad de la persona.
Es probable que existan nuevas sociedades en el futuro (lo que pasa ahora, a inicios del siglo XXI, es apenas el comienzo de otro gran cambio), así como nuevas formas políticas, aunque nosotros ya no las veremos, serán mejores o peores que la actual dependerá de cómo se lleven y de que se aprenda de los errores que enseña la historia. No hay nada escrito ni determinismos históricos. Tampoco creo que las ideas socialistas y las ideas liberales sean incompatibles. Ambas proceden de una madre común, y antes de ser antagónicas más bien se complementan. Por el momento el panorama es sombrío, como lo fue hace noventa años cuando un grupo de audaces tomaron el Palacio de Invierno de los zares y dieron inicio a un proceso de trasformación que quedó inconcluso.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, November 12, 2007
Monday, November 05, 2007
DE PERROS, CAVIARES Y TRUCHAS: A PROPÓSITO DEL ARTÍCULO “EL SÍNDROME DEL PERRO DEL HORTELANO” DE ALAN GARCÍA
Es curioso como cada cual ha “analizado” a su manera el artículo periodístico (a ensayo no llega) del presidente Alan García “El síndrome del perro del hortelano” (El Comercio, 28.10.07). Para la derecha ortodoxa “pura y dura” es el realismo llevado a la excelsitud, gracias a lo cual AGP pasará como el mejor presidente de la historia de nuestro país (de paso le sacan lustre con la franela y elevan su ego). Para la izquierda anquilosada en los años setenta debería más bien seguir el camino de Evo Morales, que gracias a sus medidas nacionalistas y de “socialismo del siglo XXI” está muy por encima en las encuestas que AGP, recomendando por tanto más estatismo como antaño (Nelson Manrique). Creo que ambos extremos (la derecha ortodoxa y la izquierda arcaica) yerran en sus apreciaciones y lo ven de acuerdo al prisma ideológico que cargan.
El artículo tiene cinco áreas de diagnóstico: recursos forestales, tierras sin trabajar, recursos mineros y petroleros, recursos marinos y fluviales, y trabajo formal y educación. Por cierto, el artículo está plagado de lugares comunes, y más son creencias relacionadas al modelo económico neoliberal que ideas desarrollados en base a un conocimiento, por lo menos empírico, de la realidad. Pero, más que el diagnóstico de cada área económica, el artículo pone énfasis en cómo algunas personas se dedican a solo criticar o colocar obstáculos que impiden el desarrollo del país, son una suerte de “perro del hortelano”. Si bien no lo dice con nombre propio, se refiere a la llamada “izquierda caviar” (de allí que Nelson Manrique haya “saltado” hasta el techo al día siguiente de publicado el artículo, ver su respuesta en Perú21, 29.10.07, posteriormente ha recibido también respuestas furibundas de otros conocidos izquierdistas) que se opone ciegamente a la explotación de los recursos naturales a través de un discurso anacrónico y camuflado ahora como ambientalista a través de ciertas ONG’s. En la lista –sin aludirlos- están también los llamados “curitas rojos”, sacerdotes católicos comprometidos con los más pobres e inspirados en la teología de la liberación, aparte de otros como los profesores del SUTEP (a quienes, a contrapelo de la izquierda caviar, he bautizado como “la izquierda salchipapa” por lo popular y masivo), los profesores de las universidades públicas que reclaman aumentos sin elevar la calidad de la docencia impartida y perjudicando así a los futuros profesionales del país, los presidentes de ciertas regiones de raigambre chavista-humalista ( “la izquierda trucha”), entre otros más.
En pocas palabras, según AGP, serían pequeños grupitos que se encargan de entorpecer el desarrollo sostenible de nuestro país y de que pase a la historia como el mejor presidente de la república.
Coincido con Enrique Bernales (El Comercio, 30.10.07) en que esos grupos existen. De haber, siempre ha habido y habrá grupos políticos, económicos o sociales que se dediquen a hacer oposición por cálculo de intereses o por el mero placer de oponerse. Ya Víctor Raúl Haya de la Torre comentaba hace más de ochenta años del palo encebado, algo parecido a la tesis del perro del hortelano, aunque tocaba un tema sensible a nuestra idiosincrasia nacional: la mediocridad del medio, donde se “castiga” al que busca la renovación y el cambio, y se “premia” al que se conforma con el status quo y medra con el conformismo (un ejemplo claro sería la mediocridad del fútbol peruano, representado en una dirigencia también mediocre). Pero, de allí a responsabilizar a los “perros”, “caviares” y “truchas” por el fracaso de las acciones del gobierno y de su baja en la popularidad de las encuestas, dista mucho.
Hay otro hecho que es sintomático, y es el uso bastante evidente del sustantivo adjetivizado “perro”. No es la primera vez que el presidente lo utiliza para dirigirse a quienes se oponen a sus medidas. Aunque el perro es un animal noble (quien haya tenido uno lo sabe), el uso de la voz es denigratorio, implica una persona sin principios, casi casi lindante con lo salvaje, exento de toda nobleza y altruismo. Es cierto que un gran sector de la izquierda no lo quiere a Alan (y sueñan más bien con verlo en la Base Naval junto a Montesinos por la masacre de El Frontón). Pero, ¿son “perros” quienes se oponen a las políticas de gobierno? No lo creo. Uno puede estar en desacuerdo, muchas veces enceguecido por la política partidaria y la inmadurez para ver el largo plazo (el infantilismo político), preocupado más en destrozar al rival que en construir un país. Quienes actúan así son más bien inmaduros y el pueblo los ha castigado con la orfandad electoral. Están barridos del mapa político (a pesar que quieren recomponerse en un frente humalista), igual que las dirigencias de las centrales sindicales que se quedaron en los discursos pasatistas sin tomar en cuenta los cambios tecnológicos y económicos que trajo para el empleo los últimos veinte años. Incluso la Francia de tradición socialista se ha dado cuenta de eso. Pero, insisto, creo que es exagerado calificarlos como “perros”, infantiles, quizás, o arcaicos, además que son vocablos que suenan más bonito que el denigrante “perro”.
La receta para el progreso que vierte AGP en su artículo es sencilla y se basa en grandes inversiones privadas. Es el mismo argumento neoliberal: modelo primario exportador, inversión del sector privado –preferentemente en recursos naturales- que genere puestos de trabajo y traiga capital y tecnología, donde el rol del estado es cumplir apenas con las seguridades jurídicas a fin de darle estabilidad a largo plazo a la inversión.
Lo malo es que la “receta” de AGP es trasnochada, al igual que sus más acérrimos enemigos. El mundo se mueve hacia el centro del péndulo. NI a la derecha tan derecha, ni a la izquierda tan izquierda, más bien el centro. Por eso –y frente al fracaso de las “recetas” del Consenso de Washington-, las sugerencias del desarrollo pasan por una activa participación no solo de los agentes económicos privados, sino también del estado, que no puede quedar como un mero garante de la inversión, sino que debe buscar e instituir mecanismos adecuados de distribución de la riqueza generada y de inclusión de los sectores menos favorecidos.
El mercado per se no corrige los desequilibrios sociales, más bien los agrava como sucedió en el propio Chile, donde la “receta” funcionó, pero a costa de excluir a grandes sectores sociales, de allí que los últimos gobiernos chilenos inviertan en gasto social, mejorando los niveles de calidad de los sectores menos favorecidos. En pocas palabras es mercado pero también estado.
Una pregunta que no se han hecho ninguno de los “analistas” que destrozaron o ensalzaron el artículo de AGP es porqué lo publicó. El principio de oportunidad se les fue de sus “análisis”. En política no se puede ser ingenuo como decía –maquiavélicamente- el propio Alan García en su primer gobierno y bien difícil creer que Alan lo sea.
En primer lugar se debe resaltar el lugar de la publicación. Sección opinión de el diario El Comercio, periódico conservador, una especie de El Mercurio chileno, donde en materia económica solo se da cabida a articulistas “sensatos”, vale decir fieles creyentes del modelo ortodoxo (radicales, estatistas y keynesianos abstenerse, ellos escriben en La República o La Primera), son gente de la derecha económica, muchos académicos de universidades privadas de “prestigio” (aunque en política dan cabida a izquierdistas reciclados y hasta “caviares” como Enrique Bernales).
Otro hecho es que el diario que le abrió las puertas es el mismo que en el pasado mostró un odio furibundo contra el APRA, odio que iba más allá de toda racionalidad. El APRA de Víctor Raúl Haya de la Torre e incluso del primer gobierno populista de AGP, hubiese sido imposible que encuentre tribuna en el decano de la prensa nacional. Es más, El Comercio apoyó abiertamente los golpes de estado cuando candidateó el fundador del partido aprista, así como a finales de los años ochenta –y en contra de AGP- apoyó al FREDEMO y su prédica de libre mercado.
No es necesario ser muy zahorí para encontrar la respuesta. El propio decano la reveló en un editorial, a la semana siguiente de publicado el artículo: “…gratificante asistir a lo que podríamos llamar una maduración doctrinal del pensamiento político del doctor García…”(4.11.07, en negrita nuestro). Es decir, ahora el doctor García –para El Comercio- ha “madurado”.
El momento. Creo que no se trata de una simple “boutade” o berrinche del presidente (o como dirían los muchachos “se rayó”), sino que subyace un mensaje directo, ya que él mismo suscribe el artículo. Parece decirnos: soy firme defensor de las grandes inversiones privadas y que estas no deben sentir ningún temor en mi gobierno por el trato, éste seguirá igual, garantizando un continuismo de políticas económicas que comenzó con Fujimori, pasó por Toledo y sigue conmigo. Las cosas no van a cambiar, no hay de qué preocuparse. El mensaje es claro y preciso.
Pero, porqué ese llamado, si supuestamente las cosas entre el gran empresariado y el gobierno van bien. Posiblemente hayan existido tiranteces y portazos internos, que no han salido a luz. Es como en un matrimonio, los problemas van puertas adentro, solo cuando es grave y uno de los cónyuges se marcha, lo saben los vecinos del barrio. Algo así probablemente ha pasado entre ambos y el presidente no ha querido reaccionar como en 1987 que estatizó la banca cuando se peleó con los poderosos de la época. Jamás se lo perdonaron y AGP aprendió la lección.
También es una garantía para las futuras inversiones. Un canto de sirena, sobretodo ahora que estamos tan cerca de la firma del TLC y del ansiado grado de inversión (que, ojo, no es otra cosa que nuestros bonos estarán mejor calificados en el mercado internacional). Pero, también está el Alan García “converso”, fiel creyente de la “revolución capitalista”, marcando distancias con el Alan “populista” de los años ochenta. Algo de eso también existe. Recordemos que no hay peor cosa que un converso, debido a que tiene que demostrar ante todos que “renegó” de su antigua religión y ahora profesa la que considera la “verdadera”. Y, si su gobierno se sostiene sobre el gran empresariado y los poderes económicos, con mayor razón aún.
El mundo no es blanco y negro como en el artículo de AGP. Felizmente. Y si quiere pasar a la posteridad debe dejar de escuchar a los que le aconsejan continúe con la “receta”, pese a que esta no levanta el pastel y más bien lo está quemando junto al cocinero.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
El artículo tiene cinco áreas de diagnóstico: recursos forestales, tierras sin trabajar, recursos mineros y petroleros, recursos marinos y fluviales, y trabajo formal y educación. Por cierto, el artículo está plagado de lugares comunes, y más son creencias relacionadas al modelo económico neoliberal que ideas desarrollados en base a un conocimiento, por lo menos empírico, de la realidad. Pero, más que el diagnóstico de cada área económica, el artículo pone énfasis en cómo algunas personas se dedican a solo criticar o colocar obstáculos que impiden el desarrollo del país, son una suerte de “perro del hortelano”. Si bien no lo dice con nombre propio, se refiere a la llamada “izquierda caviar” (de allí que Nelson Manrique haya “saltado” hasta el techo al día siguiente de publicado el artículo, ver su respuesta en Perú21, 29.10.07, posteriormente ha recibido también respuestas furibundas de otros conocidos izquierdistas) que se opone ciegamente a la explotación de los recursos naturales a través de un discurso anacrónico y camuflado ahora como ambientalista a través de ciertas ONG’s. En la lista –sin aludirlos- están también los llamados “curitas rojos”, sacerdotes católicos comprometidos con los más pobres e inspirados en la teología de la liberación, aparte de otros como los profesores del SUTEP (a quienes, a contrapelo de la izquierda caviar, he bautizado como “la izquierda salchipapa” por lo popular y masivo), los profesores de las universidades públicas que reclaman aumentos sin elevar la calidad de la docencia impartida y perjudicando así a los futuros profesionales del país, los presidentes de ciertas regiones de raigambre chavista-humalista ( “la izquierda trucha”), entre otros más.
En pocas palabras, según AGP, serían pequeños grupitos que se encargan de entorpecer el desarrollo sostenible de nuestro país y de que pase a la historia como el mejor presidente de la república.
Coincido con Enrique Bernales (El Comercio, 30.10.07) en que esos grupos existen. De haber, siempre ha habido y habrá grupos políticos, económicos o sociales que se dediquen a hacer oposición por cálculo de intereses o por el mero placer de oponerse. Ya Víctor Raúl Haya de la Torre comentaba hace más de ochenta años del palo encebado, algo parecido a la tesis del perro del hortelano, aunque tocaba un tema sensible a nuestra idiosincrasia nacional: la mediocridad del medio, donde se “castiga” al que busca la renovación y el cambio, y se “premia” al que se conforma con el status quo y medra con el conformismo (un ejemplo claro sería la mediocridad del fútbol peruano, representado en una dirigencia también mediocre). Pero, de allí a responsabilizar a los “perros”, “caviares” y “truchas” por el fracaso de las acciones del gobierno y de su baja en la popularidad de las encuestas, dista mucho.
Hay otro hecho que es sintomático, y es el uso bastante evidente del sustantivo adjetivizado “perro”. No es la primera vez que el presidente lo utiliza para dirigirse a quienes se oponen a sus medidas. Aunque el perro es un animal noble (quien haya tenido uno lo sabe), el uso de la voz es denigratorio, implica una persona sin principios, casi casi lindante con lo salvaje, exento de toda nobleza y altruismo. Es cierto que un gran sector de la izquierda no lo quiere a Alan (y sueñan más bien con verlo en la Base Naval junto a Montesinos por la masacre de El Frontón). Pero, ¿son “perros” quienes se oponen a las políticas de gobierno? No lo creo. Uno puede estar en desacuerdo, muchas veces enceguecido por la política partidaria y la inmadurez para ver el largo plazo (el infantilismo político), preocupado más en destrozar al rival que en construir un país. Quienes actúan así son más bien inmaduros y el pueblo los ha castigado con la orfandad electoral. Están barridos del mapa político (a pesar que quieren recomponerse en un frente humalista), igual que las dirigencias de las centrales sindicales que se quedaron en los discursos pasatistas sin tomar en cuenta los cambios tecnológicos y económicos que trajo para el empleo los últimos veinte años. Incluso la Francia de tradición socialista se ha dado cuenta de eso. Pero, insisto, creo que es exagerado calificarlos como “perros”, infantiles, quizás, o arcaicos, además que son vocablos que suenan más bonito que el denigrante “perro”.
La receta para el progreso que vierte AGP en su artículo es sencilla y se basa en grandes inversiones privadas. Es el mismo argumento neoliberal: modelo primario exportador, inversión del sector privado –preferentemente en recursos naturales- que genere puestos de trabajo y traiga capital y tecnología, donde el rol del estado es cumplir apenas con las seguridades jurídicas a fin de darle estabilidad a largo plazo a la inversión.
Lo malo es que la “receta” de AGP es trasnochada, al igual que sus más acérrimos enemigos. El mundo se mueve hacia el centro del péndulo. NI a la derecha tan derecha, ni a la izquierda tan izquierda, más bien el centro. Por eso –y frente al fracaso de las “recetas” del Consenso de Washington-, las sugerencias del desarrollo pasan por una activa participación no solo de los agentes económicos privados, sino también del estado, que no puede quedar como un mero garante de la inversión, sino que debe buscar e instituir mecanismos adecuados de distribución de la riqueza generada y de inclusión de los sectores menos favorecidos.
El mercado per se no corrige los desequilibrios sociales, más bien los agrava como sucedió en el propio Chile, donde la “receta” funcionó, pero a costa de excluir a grandes sectores sociales, de allí que los últimos gobiernos chilenos inviertan en gasto social, mejorando los niveles de calidad de los sectores menos favorecidos. En pocas palabras es mercado pero también estado.
Una pregunta que no se han hecho ninguno de los “analistas” que destrozaron o ensalzaron el artículo de AGP es porqué lo publicó. El principio de oportunidad se les fue de sus “análisis”. En política no se puede ser ingenuo como decía –maquiavélicamente- el propio Alan García en su primer gobierno y bien difícil creer que Alan lo sea.
En primer lugar se debe resaltar el lugar de la publicación. Sección opinión de el diario El Comercio, periódico conservador, una especie de El Mercurio chileno, donde en materia económica solo se da cabida a articulistas “sensatos”, vale decir fieles creyentes del modelo ortodoxo (radicales, estatistas y keynesianos abstenerse, ellos escriben en La República o La Primera), son gente de la derecha económica, muchos académicos de universidades privadas de “prestigio” (aunque en política dan cabida a izquierdistas reciclados y hasta “caviares” como Enrique Bernales).
Otro hecho es que el diario que le abrió las puertas es el mismo que en el pasado mostró un odio furibundo contra el APRA, odio que iba más allá de toda racionalidad. El APRA de Víctor Raúl Haya de la Torre e incluso del primer gobierno populista de AGP, hubiese sido imposible que encuentre tribuna en el decano de la prensa nacional. Es más, El Comercio apoyó abiertamente los golpes de estado cuando candidateó el fundador del partido aprista, así como a finales de los años ochenta –y en contra de AGP- apoyó al FREDEMO y su prédica de libre mercado.
No es necesario ser muy zahorí para encontrar la respuesta. El propio decano la reveló en un editorial, a la semana siguiente de publicado el artículo: “…gratificante asistir a lo que podríamos llamar una maduración doctrinal del pensamiento político del doctor García…”(4.11.07, en negrita nuestro). Es decir, ahora el doctor García –para El Comercio- ha “madurado”.
El momento. Creo que no se trata de una simple “boutade” o berrinche del presidente (o como dirían los muchachos “se rayó”), sino que subyace un mensaje directo, ya que él mismo suscribe el artículo. Parece decirnos: soy firme defensor de las grandes inversiones privadas y que estas no deben sentir ningún temor en mi gobierno por el trato, éste seguirá igual, garantizando un continuismo de políticas económicas que comenzó con Fujimori, pasó por Toledo y sigue conmigo. Las cosas no van a cambiar, no hay de qué preocuparse. El mensaje es claro y preciso.
Pero, porqué ese llamado, si supuestamente las cosas entre el gran empresariado y el gobierno van bien. Posiblemente hayan existido tiranteces y portazos internos, que no han salido a luz. Es como en un matrimonio, los problemas van puertas adentro, solo cuando es grave y uno de los cónyuges se marcha, lo saben los vecinos del barrio. Algo así probablemente ha pasado entre ambos y el presidente no ha querido reaccionar como en 1987 que estatizó la banca cuando se peleó con los poderosos de la época. Jamás se lo perdonaron y AGP aprendió la lección.
También es una garantía para las futuras inversiones. Un canto de sirena, sobretodo ahora que estamos tan cerca de la firma del TLC y del ansiado grado de inversión (que, ojo, no es otra cosa que nuestros bonos estarán mejor calificados en el mercado internacional). Pero, también está el Alan García “converso”, fiel creyente de la “revolución capitalista”, marcando distancias con el Alan “populista” de los años ochenta. Algo de eso también existe. Recordemos que no hay peor cosa que un converso, debido a que tiene que demostrar ante todos que “renegó” de su antigua religión y ahora profesa la que considera la “verdadera”. Y, si su gobierno se sostiene sobre el gran empresariado y los poderes económicos, con mayor razón aún.
El mundo no es blanco y negro como en el artículo de AGP. Felizmente. Y si quiere pasar a la posteridad debe dejar de escuchar a los que le aconsejan continúe con la “receta”, pese a que esta no levanta el pastel y más bien lo está quemando junto al cocinero.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, October 29, 2007
RECORDANDO A CIRO ALEGRÍA Y EL MUNDO ES ANCHO Y AJENO
Este año se han cumplido cuarenta años de la desaparición física del escritor Ciro Alegría y pareciera que la historia de la literatura no pasa por su nombre, medio eclipsado entre el indigenismo de José María Arguedas y el modernismo urbano de Mario Vargas Llosa. Sin embargo, Alegría es una figura señera de la literatura latinoamericana.
Mi primera o una de mis primeras novelas nacionales que leí fue El mundo es ancho y ajeno. Tendría unos 17 años, en quinto de secundaria. El profesor del curso de Literatura me encargó como trabajo escolar hacer un resumen de la obra. Por cierto, era un maestro bastante joven, nos llevaría a lo sumo unos diez años, más lo veíamos como un hermano mayor que brindaba consejos a unos adolescentes deseosos de conocer en un instante el mundo en toda su extensión que como un profesor propiamente. Era estudiante de Literatura y escritor a la vez, amaba las letras y ese amor por los grandes autores les contagiaba a sus alumnos, lo que a su vez indujo mi devoción a leer y leer novelas de todo tipo, afición que continuaría –con algunas pausas- hasta el presente. Fue una de esas coincidencias felices que marcan el futuro de una persona.
La novela de Alegría me la prestó un compañero de clase, en una de las ediciones que publicaba su viuda, Dora Varona, en el afán por preservar la memoria del difunto más allá de la muerte (y que a modo de recuerdo conservo todavía el ejemplar). La leí de un tirón. Me impactó desde la primera página, cuando Rosendo Maqui presagia una desgracia al ver deslizarse ágilmente una culebra, signo premonitorio de lo que vendría después. La temática social se entremezclaba con la aventura, el romance, las historias paralelas de distintos personajes; y, ese joven soñador que a los quince ya había leído La guerra de los mundos, luego 20,000 leguas de viaje submarino, y después La vuelta al mundo en 80 días, quedó encantado con la epopeya contada en El mundo es ancho y ajeno, lo que motivó que leyera las dos novelas restantes que, en los hechos, forman una trilogía: Los perros hambrientos y La serpiente de oro.
Ciro Alegría evita caer en el pastiche al plantear la denuncia de la injusticia contra el indio, combinándola hábilmente en la estructura de la novela con las historias de los personajes que van apareciendo: Benito Castro y su conciencia de reivindicación para el indio, la historia del Fiero Vásquez y del bandolero Doroteo Quispe, y por supuesto, la de Rosendo Maqui, figura emblemática, que siendo alcalde de Rumi aplica la justicia con equidad, ganándose el respeto de los comuneros.
Pero, quizás, lo que más resalta mi memoria (desde aquellos ya lejanos 17 años no la he vuelto a leer) es la historia del largo juicio de la Comunidad para exigir su derecho a las tierras frente al hacendado que se las quiere apropiar. Rosendo, irónicamente, sentencia que cuando el poderoso invoca el derecho es que algo está torcido. Inexorablemente perderán todos los procesos judiciales, en esos juicios largos, inextricables y enredados que produce la justicia cuando quiere favorecer a alguna de las partes.
De repente por su estructura, bastante clásica y lineal, sin el alambicamiento de lo que vendría después con el boom de la narrativa latinoamericana, causó, en parte, que Ciro Alegría vaya perdiendo lectores. Novela de estilo decimonónico (admiraba mucho a Balzac, aunque también se nota la influencia de Zola), puede cansar su lectura a los que no están acostumbrados a las descripciones largas, farragosas, complejas. A lo que se debe añadir el abandono de la temática social por las nuevas generaciones (“cosa de viejos”), y sobretodo de la vertiente indigenista, cayendo sus novelas en el desván del olvido y el autor en el limbo de las celebridades que se citan pero no se leen.
Por cierto, siempre me pregunté porqué llegó Alegría a un silencio casi total luego de la publicación de El mundo es ancho y ajeno. Siguió escribiendo, sí, y publicando uno que otro libro desperdigado en el tiempo, pero sin llegar jamás a esa cúspide que significó El mundo… Sólo queda la especulación para dar una respuesta. Posiblemente sintió que ya había llegado a su límite, a ese non plus ultra que los escritores de verdad reconocen en su fuero interno y ser conciente que lo publicado después no estaría a la misma altura. Con El mundo es ancho y ajeno terminado y publicado, su pathos ya estaba agotado, salvo que hubiese repetido fórmulas, lo que un escritor auténtico jamás haría.
Parece que en los años siguientes intentó buscar nuevos rumbos en la narrativa de ambiente costeño (algo similar le ocurrió a Arguedas con El zorro de arriba…). Es probable que, conociendo sus exigencias como escritor, haya sufrido un proceso de duda y decantación interna; pero, nada está dicho hasta que no se escriba la biografía que merece, desbrozando detrás de la estatua de papel que se ha erigido en torno a su figura para conocer al hombre tal como fue, en toda su complejidad y contradicciones.
Asimismo, no debe pasar inadvertido, sobretodo a los jóvenes escritores que sueñan con la fama desde la primera obra publicada, en el olvido que cayó el escritor después de muerto. En vida fue aclamado y considerado un ícono viviente, paradigma de la literatura, profesor visitante en varias universidades extranjeras, conferencista celebrado; pero, al poco de su muerte, se fue eclipsando, hasta el punto que era difícil conseguir una edición contemporánea de sus novelas en su propio país (solamente el diario El Comercio publicó, hace pocos años, una edición de bolsillo masiva de su famosa novela).
El eclipse se debió en parte al irresistible ascenso de los escritores del boom, entre ellos el celebrado y también loado en vida Mario Vargas Llosa, quienes despectivamente trataban de “provincianos” a los de la generación anterior, y en parte a que el indigenismo ya no era un tema social vigente como lo fue en la generación de José Carlos Mariátegui. Luego de la reforma agraria, las reformas militares de los años 70, la migración a las grandes ciudades, el que ahora somos mayormente un país mestizo y no indio, la posibilidad de movilidad social de las clases emergentes, causó que los temas relacionados al indigenismo pierdan vigencia. Pero, el punto es que ni Alegría ni ninguno de los verdaderos grandes piensan en escribir solo por la fama o el dinero. La fama es algo accesorio y hasta molesto para un escritor de verdad, el que escribe es porque le gusta escribir, es su pasión, no por codiciar un premio o un espacio en la prensa. Sic transit gloria mundi.
Otro detalle llamativo de atención es que ningún cineasta nacional se haya animado a adaptar al cine su más importante novela. Desconozco si es por derechos de autor (la viuda e hijos los tienen), por cuestiones de presupuesto (filmar la saga demanda una fuerte inversión) o sencillamente desaliento o trabas de alguna índole. El mundo es ancho…. es “filmable”. Como buen aficionado que ya era a las imágenes en movimiento, cuando la leí me dije esta novela es para llevarla al cine, tiene todos los ingredientes necesarios: acción, aventuras, drama y romance. Sin embargo, ningún cineasta se ha animado hasta ahora a adaptarla. Quizás hayan existido proyectos, pero ninguno se materializó.
Pese a las décadas trascurridas, aún resuena en mis oídos la inquietante oración final con que cierra su gran epopeya: Más cerca, cada vez más cerca, el estampido de los máusares continúa sonando. Pocos finales son tan impactantes como el trágico epílogo de los comuneros alzados en armas. Todavía me conmueve el recordar aquellas estremecedoras líneas con que termina.
Felizmente ya he visto en la última Feria del Libro una nueva edición de sus tres novelas, junto a El mundo…, Los perros hambrientos y La serpiente de oro. Sería bueno que también reediten sus memorias, Mucha suerte con harto palo, y su restante narrativa. Es más, hace mucho tiempo se requiere una edición crítica de sus obras completas, con estudios incluidos.
Ojalá se comience a desempolvar sus libros, que no sean solo parte del curso de Literatura que los alumnos cumplen apenas para obtener una nota, buscando el encargo escolar en google o en los libritos de resúmenes de texto, y comiencen a leerlo con el amor y devoción que lo hacíamos nosotros hace mucho tiempo y que visto a la distancia nos marcó para siempre.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Mi primera o una de mis primeras novelas nacionales que leí fue El mundo es ancho y ajeno. Tendría unos 17 años, en quinto de secundaria. El profesor del curso de Literatura me encargó como trabajo escolar hacer un resumen de la obra. Por cierto, era un maestro bastante joven, nos llevaría a lo sumo unos diez años, más lo veíamos como un hermano mayor que brindaba consejos a unos adolescentes deseosos de conocer en un instante el mundo en toda su extensión que como un profesor propiamente. Era estudiante de Literatura y escritor a la vez, amaba las letras y ese amor por los grandes autores les contagiaba a sus alumnos, lo que a su vez indujo mi devoción a leer y leer novelas de todo tipo, afición que continuaría –con algunas pausas- hasta el presente. Fue una de esas coincidencias felices que marcan el futuro de una persona.
La novela de Alegría me la prestó un compañero de clase, en una de las ediciones que publicaba su viuda, Dora Varona, en el afán por preservar la memoria del difunto más allá de la muerte (y que a modo de recuerdo conservo todavía el ejemplar). La leí de un tirón. Me impactó desde la primera página, cuando Rosendo Maqui presagia una desgracia al ver deslizarse ágilmente una culebra, signo premonitorio de lo que vendría después. La temática social se entremezclaba con la aventura, el romance, las historias paralelas de distintos personajes; y, ese joven soñador que a los quince ya había leído La guerra de los mundos, luego 20,000 leguas de viaje submarino, y después La vuelta al mundo en 80 días, quedó encantado con la epopeya contada en El mundo es ancho y ajeno, lo que motivó que leyera las dos novelas restantes que, en los hechos, forman una trilogía: Los perros hambrientos y La serpiente de oro.
Ciro Alegría evita caer en el pastiche al plantear la denuncia de la injusticia contra el indio, combinándola hábilmente en la estructura de la novela con las historias de los personajes que van apareciendo: Benito Castro y su conciencia de reivindicación para el indio, la historia del Fiero Vásquez y del bandolero Doroteo Quispe, y por supuesto, la de Rosendo Maqui, figura emblemática, que siendo alcalde de Rumi aplica la justicia con equidad, ganándose el respeto de los comuneros.
Pero, quizás, lo que más resalta mi memoria (desde aquellos ya lejanos 17 años no la he vuelto a leer) es la historia del largo juicio de la Comunidad para exigir su derecho a las tierras frente al hacendado que se las quiere apropiar. Rosendo, irónicamente, sentencia que cuando el poderoso invoca el derecho es que algo está torcido. Inexorablemente perderán todos los procesos judiciales, en esos juicios largos, inextricables y enredados que produce la justicia cuando quiere favorecer a alguna de las partes.
De repente por su estructura, bastante clásica y lineal, sin el alambicamiento de lo que vendría después con el boom de la narrativa latinoamericana, causó, en parte, que Ciro Alegría vaya perdiendo lectores. Novela de estilo decimonónico (admiraba mucho a Balzac, aunque también se nota la influencia de Zola), puede cansar su lectura a los que no están acostumbrados a las descripciones largas, farragosas, complejas. A lo que se debe añadir el abandono de la temática social por las nuevas generaciones (“cosa de viejos”), y sobretodo de la vertiente indigenista, cayendo sus novelas en el desván del olvido y el autor en el limbo de las celebridades que se citan pero no se leen.
Por cierto, siempre me pregunté porqué llegó Alegría a un silencio casi total luego de la publicación de El mundo es ancho y ajeno. Siguió escribiendo, sí, y publicando uno que otro libro desperdigado en el tiempo, pero sin llegar jamás a esa cúspide que significó El mundo… Sólo queda la especulación para dar una respuesta. Posiblemente sintió que ya había llegado a su límite, a ese non plus ultra que los escritores de verdad reconocen en su fuero interno y ser conciente que lo publicado después no estaría a la misma altura. Con El mundo es ancho y ajeno terminado y publicado, su pathos ya estaba agotado, salvo que hubiese repetido fórmulas, lo que un escritor auténtico jamás haría.
Parece que en los años siguientes intentó buscar nuevos rumbos en la narrativa de ambiente costeño (algo similar le ocurrió a Arguedas con El zorro de arriba…). Es probable que, conociendo sus exigencias como escritor, haya sufrido un proceso de duda y decantación interna; pero, nada está dicho hasta que no se escriba la biografía que merece, desbrozando detrás de la estatua de papel que se ha erigido en torno a su figura para conocer al hombre tal como fue, en toda su complejidad y contradicciones.
Asimismo, no debe pasar inadvertido, sobretodo a los jóvenes escritores que sueñan con la fama desde la primera obra publicada, en el olvido que cayó el escritor después de muerto. En vida fue aclamado y considerado un ícono viviente, paradigma de la literatura, profesor visitante en varias universidades extranjeras, conferencista celebrado; pero, al poco de su muerte, se fue eclipsando, hasta el punto que era difícil conseguir una edición contemporánea de sus novelas en su propio país (solamente el diario El Comercio publicó, hace pocos años, una edición de bolsillo masiva de su famosa novela).
El eclipse se debió en parte al irresistible ascenso de los escritores del boom, entre ellos el celebrado y también loado en vida Mario Vargas Llosa, quienes despectivamente trataban de “provincianos” a los de la generación anterior, y en parte a que el indigenismo ya no era un tema social vigente como lo fue en la generación de José Carlos Mariátegui. Luego de la reforma agraria, las reformas militares de los años 70, la migración a las grandes ciudades, el que ahora somos mayormente un país mestizo y no indio, la posibilidad de movilidad social de las clases emergentes, causó que los temas relacionados al indigenismo pierdan vigencia. Pero, el punto es que ni Alegría ni ninguno de los verdaderos grandes piensan en escribir solo por la fama o el dinero. La fama es algo accesorio y hasta molesto para un escritor de verdad, el que escribe es porque le gusta escribir, es su pasión, no por codiciar un premio o un espacio en la prensa. Sic transit gloria mundi.
Otro detalle llamativo de atención es que ningún cineasta nacional se haya animado a adaptar al cine su más importante novela. Desconozco si es por derechos de autor (la viuda e hijos los tienen), por cuestiones de presupuesto (filmar la saga demanda una fuerte inversión) o sencillamente desaliento o trabas de alguna índole. El mundo es ancho…. es “filmable”. Como buen aficionado que ya era a las imágenes en movimiento, cuando la leí me dije esta novela es para llevarla al cine, tiene todos los ingredientes necesarios: acción, aventuras, drama y romance. Sin embargo, ningún cineasta se ha animado hasta ahora a adaptarla. Quizás hayan existido proyectos, pero ninguno se materializó.
Pese a las décadas trascurridas, aún resuena en mis oídos la inquietante oración final con que cierra su gran epopeya: Más cerca, cada vez más cerca, el estampido de los máusares continúa sonando. Pocos finales son tan impactantes como el trágico epílogo de los comuneros alzados en armas. Todavía me conmueve el recordar aquellas estremecedoras líneas con que termina.
Felizmente ya he visto en la última Feria del Libro una nueva edición de sus tres novelas, junto a El mundo…, Los perros hambrientos y La serpiente de oro. Sería bueno que también reediten sus memorias, Mucha suerte con harto palo, y su restante narrativa. Es más, hace mucho tiempo se requiere una edición crítica de sus obras completas, con estudios incluidos.
Ojalá se comience a desempolvar sus libros, que no sean solo parte del curso de Literatura que los alumnos cumplen apenas para obtener una nota, buscando el encargo escolar en google o en los libritos de resúmenes de texto, y comiencen a leerlo con el amor y devoción que lo hacíamos nosotros hace mucho tiempo y que visto a la distancia nos marcó para siempre.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Saturday, October 20, 2007
LA ETERNA DERROTA DEL FÚTBOL PERUANO
El miasma, la estolidez, la mediocridad, la ineptitud, en pocas palabras, el fin de las ilusiones perdidas, representa la derrota de la selección peruana, 2-0, frente a un Chile que no tuvo que hacer mayor esfuerzo para vencer. Son las 32 batallas perdidas del fútbol peruano. Hundieron al Huáscar de nuevo, esta vez perpetrado por la dirigencia de Burga y la mediocridad entronizada en la Federación Peruana de Fútbol. Significa el triste final de una balada que sepulta la ilusión (si alguien la tuvo) de ir a un Mundial luego de cerca de treinta años.
Existe toda una generación que frisa la treintena sin conocer lo que es una selección de fútbol peruana en un mundial. Y, tal como están las cosas, es poco probable que en vida vean alguna jugando con arte y maestría en campos foráneos. Deberán contentarse con los viejos videos del mundial México 70 y “los goles de Cubillas”. Vivir del pasado, por que el presente y menos el futuro tienen alguna esperanza. Significa la frustración perpetua que acompaña a la hinchada peruana por tres décadas consecutivas. Y significa también que seguiremos viviendo los rancios mendrugos a los que nos tienen acostumbrados Burga y sus secuaces, autotitulados “dirigentes del fútbol peruano”.
Nadie quiere un cambio. Ni los futbolistas que viven de las argollas y compadrazgos, cumpliendo apenas, con la ayuda de un balón de oxígeno, para seguir jugando los noventa minutos reglamentarios (Maestri ya se va a jubilar por la ONP). Menos los que están arriba manejando los hilos de las marionetas, ni tampoco los periodistas “mermeleros”, sostenedores de los de arriba, oliendo contentos sus efluvios corporales más penetrantes a cambio de un “sencillo” y de algunas prebendas como viajecitos pagados acompañados de una anfitriona “amigable” o publicidad engañosa para el medio donde exuda sus venalidades.
El problema no es de entrenadores o de jugadores como generalmente se piensa. Ellos son apenas la punta del iceberg de la mediocridad y estulticia. El problema es estructural y requiere una reforma radical, de raíz y sin anestesia. Ya no me extrañan las expresiones de ciertos “expertos” en el fútbol que temerosos, casi asustadizos, aconsejan la protección de Burga y compañía, que las sanciones de la FIFA serán severas de tocarle apenas un pelo, que hay que continuar así nomás, que se va a hacer, el destino lo quiso. Si pues, es como sostener que a un gangrenoso no se le ampute la pierna porque puede quedar cojo. Mientras Burga y su gavilla sigan medrando de la Federación difícil que las cosas cambien. Más bien seguirán cambiando entrenadores para aparentar un cambio. Cuando el Chemo esté “quemado” frente a tantas derrotas lo reemplazarán como hicieron con Uribe (el pobre hasta ahora no se explica porqué lo sacaron si bailaba tan bien). Y después vendrá otro, de repente un extranjero que prometa el sueño de la clasificación (“vale la pena soñar”), y como unos mentecatos le creeremos a la pandilla que se dice dirigentes y así ad infinitum, hasta la náusea y el último vómito. Son los “entrenadores-fusibles”, una vez quemados, se les descarta como papel higiénico usado por Burga y su banda, colocando un nuevo rollo en el w.c. como si nada hubiera pasado. Es el gatopardismo llevado al fútbol peruano: las cosas deben cambiar para que sigan igual.
Y mientras no se den los cambios urgentes que demanda el fútbol nacional, mientras no se airee la Federación Peruana y se deje de lado el clientelismo mediocre y se mire a lo alto, al largo plazo antes que medrar con los pases de los jugadores y las prebendas de la argolla, las posibilidades para el fútbol peruano seguirán muertas y mejor sería colocar en la FPF la advertencia de Dante a la entrada del infierno: “el que entre aquí pierda toda esperanza”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Existe toda una generación que frisa la treintena sin conocer lo que es una selección de fútbol peruana en un mundial. Y, tal como están las cosas, es poco probable que en vida vean alguna jugando con arte y maestría en campos foráneos. Deberán contentarse con los viejos videos del mundial México 70 y “los goles de Cubillas”. Vivir del pasado, por que el presente y menos el futuro tienen alguna esperanza. Significa la frustración perpetua que acompaña a la hinchada peruana por tres décadas consecutivas. Y significa también que seguiremos viviendo los rancios mendrugos a los que nos tienen acostumbrados Burga y sus secuaces, autotitulados “dirigentes del fútbol peruano”.
Nadie quiere un cambio. Ni los futbolistas que viven de las argollas y compadrazgos, cumpliendo apenas, con la ayuda de un balón de oxígeno, para seguir jugando los noventa minutos reglamentarios (Maestri ya se va a jubilar por la ONP). Menos los que están arriba manejando los hilos de las marionetas, ni tampoco los periodistas “mermeleros”, sostenedores de los de arriba, oliendo contentos sus efluvios corporales más penetrantes a cambio de un “sencillo” y de algunas prebendas como viajecitos pagados acompañados de una anfitriona “amigable” o publicidad engañosa para el medio donde exuda sus venalidades.
El problema no es de entrenadores o de jugadores como generalmente se piensa. Ellos son apenas la punta del iceberg de la mediocridad y estulticia. El problema es estructural y requiere una reforma radical, de raíz y sin anestesia. Ya no me extrañan las expresiones de ciertos “expertos” en el fútbol que temerosos, casi asustadizos, aconsejan la protección de Burga y compañía, que las sanciones de la FIFA serán severas de tocarle apenas un pelo, que hay que continuar así nomás, que se va a hacer, el destino lo quiso. Si pues, es como sostener que a un gangrenoso no se le ampute la pierna porque puede quedar cojo. Mientras Burga y su gavilla sigan medrando de la Federación difícil que las cosas cambien. Más bien seguirán cambiando entrenadores para aparentar un cambio. Cuando el Chemo esté “quemado” frente a tantas derrotas lo reemplazarán como hicieron con Uribe (el pobre hasta ahora no se explica porqué lo sacaron si bailaba tan bien). Y después vendrá otro, de repente un extranjero que prometa el sueño de la clasificación (“vale la pena soñar”), y como unos mentecatos le creeremos a la pandilla que se dice dirigentes y así ad infinitum, hasta la náusea y el último vómito. Son los “entrenadores-fusibles”, una vez quemados, se les descarta como papel higiénico usado por Burga y su banda, colocando un nuevo rollo en el w.c. como si nada hubiera pasado. Es el gatopardismo llevado al fútbol peruano: las cosas deben cambiar para que sigan igual.
Y mientras no se den los cambios urgentes que demanda el fútbol nacional, mientras no se airee la Federación Peruana y se deje de lado el clientelismo mediocre y se mire a lo alto, al largo plazo antes que medrar con los pases de los jugadores y las prebendas de la argolla, las posibilidades para el fútbol peruano seguirán muertas y mejor sería colocar en la FPF la advertencia de Dante a la entrada del infierno: “el que entre aquí pierda toda esperanza”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, October 08, 2007
A CUARENTA AÑOS DEL CHE
El ícono por excelencia del marxismo latinoamericano es y será el “Che” Guevara. Su muerte, en 1967, lo cubrió del aura romántica necesaria para convertirlo en leyenda y símbolo de los anhelos de un mundo mejor de toda una generación, traspasando fronteras, épocas y siendo parte del imaginario social más allá del contexto en que le toco vivir: los apasionantes años sesenta.
Goethe, a propósito de Napoleón, decía que uno debe morir en la edad exacta. El Che cumplió con ese cometido; cosa distinta hubiera sido de haber sobrevivido y muerto de viejo. Nadie lo recordaría. Es más, de repente –de continuar viviendo- hasta habría variado de posición política. Pero, murió en la edad exacta y con ese mito de aventurero e idealista con que remontó a la muerte. Polos, afiches y ahora películas dan cuenta del Che. El Mayo francés de 1968 lo tuvo como símbolo. Muchos no saben quien fue, pero tienen su imagen en la ropa o en su computadora. Incluso Hollywood ya se apropió de su imagen, lo cual tarde o temprano iba a suceder. El Che es “filmable”, así como lo ha sido el personaje creado en torno a Eva Perón. (Al personaje histórico se le conoce más por la ópera rock y película Evita y por la recordada canción Don’t cry for me Argentina que por los hechos propios que marcaron su vida, algo similar ha sucedido con el Che).
Una ideología, sea política o religiosa, necesita mitos, leyendas, íconos, eso fortalece a las masas, eleva su moral y fe en el sistema ideológico y cohesiona a los cuadros con una esperanza a futuro. La emoción que produce el mito y el reforzamiento doctrinal apoyado en este, es superior a mil argumentos racionales. El “hombre-mito” sirve de guía para la acción, se convierte en leyenda y es por tanto indestructible, sobretodo si ya está muerto. Un ejemplo en el ámbito religioso es Jesús, en el socialismo marxista es el Che.
Por eso, más allá de las conmemoraciones que se realizan en varios países por los cuarenta años de la muerte del Che, con Cuba, Venezuela y Bolivia a la cabeza, y de la imagen mítica que se tiene del personaje, sería bueno saber si su idealización corresponde a la realidad o es una exageración. Parece que como sucede con otros personajes de la historia, la leyenda cubre a la realidad, el mito al hombre, lo que origina más una religión laica en torno al personaje que un acercamiento crítico constructivo y desmontaje del mismo tal como fue.
¿Fue necesario el viaje a Bolivia a hacer la revolución o fue una “trampa” para deshacerse de él urdida por Fidel Castro como dicen sus detractores?
Ambas hipótesis son creíbles. A favor de la primera abona su irreprimible sed de aventura, su idealismo, y que el “foquismo” era todavía una teoría que los grupos alzados en armas pensaban se podía repetir en otros países fuera de Cuba. Por lo que no sería extraño que conociendo el carácter del Che y sus ideales socialistas, haya dejado su cómoda posición de alto funcionario del régimen cubano y se internara en la selva boliviana. El argumento en contra estriba en que el “foquismo” (iniciar la revolución en un lugar determinado y de allí irradiarlo a todo un país) ya había demostrado su fracaso en Venezuela y Perú. Entre nosotros, el poeta Javier Heraud entregó su vida en las selvas peruanas, y otros, como de la Puente y Uceda (escindido con otros jóvenes más del Partido Aprista y conformantes del APRA Rebelde) pagaron con la cárcel su alzamiento armado. Sin embargo, en los grupos intelectuales de izquierda de la América Latina de los sesenta el “foquismo” todavía era considerado viable para llegar al poder por medio de la lucha armada. Considerando esos argumentos, y que el Che posiblemente se “estaba aburriendo” detrás de un escritorio, así como que su carácter más lo inclinaba a la acción, es creíble que haya abandonado Cuba para comenzar la revolución en otros países, a semejanza de lo que hizo junto a otros jóvenes en los años cincuenta en la Cuba de Batista. La idea “de iniciar la revolución” en otras latitudes no era tan descabellada, por lo menos en el papel.
La hipótesis de la “traición” de Fidel enviándolo maquiavélicamente a las selvas bolivianas a que muera en una acción suicida, es menos sostenible debido a que no existen medios probatorios idóneos que la refuercen. En el plano hipotético es factible, si tomamos en cuenta cómo terminaron muchos de los que acompañaron a Fidel en la primera hora de la revolución. Las “purgas revolucionarias” siempre han sido bastante frecuentes para deshacerse de los rivales políticos, que son eliminados, encarcelados o desterrados. La revolución se come a sus propios hijos en las despiadadas luchas por el poder, sucedió en la revolución francesa, en la revolución rusa, en la revolución china e indudablemente también en la revolución cubana. Así que la hipótesis de “deshacerse” de un rival político incómodo tiene cierta credibilidad. El punto débil de la hipótesis está en que no existen documentos o declaraciones testimoniales altamente fiables que la refuercen y no solo las declaraciones de los anticastristas, que por su posición política no gozan de mucha credibilidad. Por ejemplo, se cita que el Partido Comunista Boliviano no lo ayudó al Che y lo dejo a su suerte, sin apoyo logístico, por lo cual –se deduce- Fidel estaría detrás de esta falta de colaboración del PC local. Los que se amparan en la nula colaboración del PC hay que tomar en cuenta que los Partidos Comunistas de la época no estaban muy convencidos con la teoría del foquismo, al pensar que no estaban dadas todavía las “condiciones” para la lucha armada, por lo que se apostaba por agudizar las “contradicciones” entre la burguesía y el proletariado que el alzamiento armado propiamente. Tampoco Heraud, ni de la Puente y Uceda recibieron ayuda del PC peruano, la lucha armada fue la decisión bastante voluntarista de un grupo de jóvenes idealistas. Por ello, va a ser necesario esperar pacientemente a que se abran los archivos en Cuba una vez muerto Fidel o derrumbado el régimen para saber la verdad y comprobar si la hipótesis de la traición tiene sustento.
Todavía falta escribir una historia objetiva sobre tan rico personaje como el Che. Habrá que esperar un poco más, por el momento solo veremos en la conmemoración de los cuarenta años de su muerte el reforzamiento del “hombre mito” para un fin político: desfiles, discursos oficiales, estatuas y toda la parafernalia que más dice de una leyenda que de un hombre de carne y hueso. Esa asignatura está pendiente por el momento, pero creo que cuando se lleve a cabo mucho del mito quedará resentido, mucho de la leyenda caerá en el olvido y surgirá el hombre desnudo tal como fue.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Goethe, a propósito de Napoleón, decía que uno debe morir en la edad exacta. El Che cumplió con ese cometido; cosa distinta hubiera sido de haber sobrevivido y muerto de viejo. Nadie lo recordaría. Es más, de repente –de continuar viviendo- hasta habría variado de posición política. Pero, murió en la edad exacta y con ese mito de aventurero e idealista con que remontó a la muerte. Polos, afiches y ahora películas dan cuenta del Che. El Mayo francés de 1968 lo tuvo como símbolo. Muchos no saben quien fue, pero tienen su imagen en la ropa o en su computadora. Incluso Hollywood ya se apropió de su imagen, lo cual tarde o temprano iba a suceder. El Che es “filmable”, así como lo ha sido el personaje creado en torno a Eva Perón. (Al personaje histórico se le conoce más por la ópera rock y película Evita y por la recordada canción Don’t cry for me Argentina que por los hechos propios que marcaron su vida, algo similar ha sucedido con el Che).
Una ideología, sea política o religiosa, necesita mitos, leyendas, íconos, eso fortalece a las masas, eleva su moral y fe en el sistema ideológico y cohesiona a los cuadros con una esperanza a futuro. La emoción que produce el mito y el reforzamiento doctrinal apoyado en este, es superior a mil argumentos racionales. El “hombre-mito” sirve de guía para la acción, se convierte en leyenda y es por tanto indestructible, sobretodo si ya está muerto. Un ejemplo en el ámbito religioso es Jesús, en el socialismo marxista es el Che.
Por eso, más allá de las conmemoraciones que se realizan en varios países por los cuarenta años de la muerte del Che, con Cuba, Venezuela y Bolivia a la cabeza, y de la imagen mítica que se tiene del personaje, sería bueno saber si su idealización corresponde a la realidad o es una exageración. Parece que como sucede con otros personajes de la historia, la leyenda cubre a la realidad, el mito al hombre, lo que origina más una religión laica en torno al personaje que un acercamiento crítico constructivo y desmontaje del mismo tal como fue.
¿Fue necesario el viaje a Bolivia a hacer la revolución o fue una “trampa” para deshacerse de él urdida por Fidel Castro como dicen sus detractores?
Ambas hipótesis son creíbles. A favor de la primera abona su irreprimible sed de aventura, su idealismo, y que el “foquismo” era todavía una teoría que los grupos alzados en armas pensaban se podía repetir en otros países fuera de Cuba. Por lo que no sería extraño que conociendo el carácter del Che y sus ideales socialistas, haya dejado su cómoda posición de alto funcionario del régimen cubano y se internara en la selva boliviana. El argumento en contra estriba en que el “foquismo” (iniciar la revolución en un lugar determinado y de allí irradiarlo a todo un país) ya había demostrado su fracaso en Venezuela y Perú. Entre nosotros, el poeta Javier Heraud entregó su vida en las selvas peruanas, y otros, como de la Puente y Uceda (escindido con otros jóvenes más del Partido Aprista y conformantes del APRA Rebelde) pagaron con la cárcel su alzamiento armado. Sin embargo, en los grupos intelectuales de izquierda de la América Latina de los sesenta el “foquismo” todavía era considerado viable para llegar al poder por medio de la lucha armada. Considerando esos argumentos, y que el Che posiblemente se “estaba aburriendo” detrás de un escritorio, así como que su carácter más lo inclinaba a la acción, es creíble que haya abandonado Cuba para comenzar la revolución en otros países, a semejanza de lo que hizo junto a otros jóvenes en los años cincuenta en la Cuba de Batista. La idea “de iniciar la revolución” en otras latitudes no era tan descabellada, por lo menos en el papel.
La hipótesis de la “traición” de Fidel enviándolo maquiavélicamente a las selvas bolivianas a que muera en una acción suicida, es menos sostenible debido a que no existen medios probatorios idóneos que la refuercen. En el plano hipotético es factible, si tomamos en cuenta cómo terminaron muchos de los que acompañaron a Fidel en la primera hora de la revolución. Las “purgas revolucionarias” siempre han sido bastante frecuentes para deshacerse de los rivales políticos, que son eliminados, encarcelados o desterrados. La revolución se come a sus propios hijos en las despiadadas luchas por el poder, sucedió en la revolución francesa, en la revolución rusa, en la revolución china e indudablemente también en la revolución cubana. Así que la hipótesis de “deshacerse” de un rival político incómodo tiene cierta credibilidad. El punto débil de la hipótesis está en que no existen documentos o declaraciones testimoniales altamente fiables que la refuercen y no solo las declaraciones de los anticastristas, que por su posición política no gozan de mucha credibilidad. Por ejemplo, se cita que el Partido Comunista Boliviano no lo ayudó al Che y lo dejo a su suerte, sin apoyo logístico, por lo cual –se deduce- Fidel estaría detrás de esta falta de colaboración del PC local. Los que se amparan en la nula colaboración del PC hay que tomar en cuenta que los Partidos Comunistas de la época no estaban muy convencidos con la teoría del foquismo, al pensar que no estaban dadas todavía las “condiciones” para la lucha armada, por lo que se apostaba por agudizar las “contradicciones” entre la burguesía y el proletariado que el alzamiento armado propiamente. Tampoco Heraud, ni de la Puente y Uceda recibieron ayuda del PC peruano, la lucha armada fue la decisión bastante voluntarista de un grupo de jóvenes idealistas. Por ello, va a ser necesario esperar pacientemente a que se abran los archivos en Cuba una vez muerto Fidel o derrumbado el régimen para saber la verdad y comprobar si la hipótesis de la traición tiene sustento.
Todavía falta escribir una historia objetiva sobre tan rico personaje como el Che. Habrá que esperar un poco más, por el momento solo veremos en la conmemoración de los cuarenta años de su muerte el reforzamiento del “hombre mito” para un fin político: desfiles, discursos oficiales, estatuas y toda la parafernalia que más dice de una leyenda que de un hombre de carne y hueso. Esa asignatura está pendiente por el momento, pero creo que cuando se lleve a cabo mucho del mito quedará resentido, mucho de la leyenda caerá en el olvido y surgirá el hombre desnudo tal como fue.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, October 01, 2007
MAJAZ
Con el “affaire” Fujimori medio que nos olvidamos de Majaz y de otros acontecimientos que, quizás, son más importantes para el desarrollo de nuestro país.
El nerviosismo causado en el gobierno y en ciertos medios de la derecha por la consulta popular originó que la noticia se “levantase” más allá de todo atisbo razonable, beneficiando a los organizadores de la consulta y al hecho mismo de esta, que de otro modo hubiera pasado más o menos desapercibido o en el mejor de los casos como noticia de segundo orden.
En primer lugar, la derecha –tan reacia a las iniciativas populares y portándose para variar en forma prepotente- exacerbó los ánimos innecesariamente a través de ciertos medios de comunicación, lo que contagió al propio Presidente de la República, tan receptivo últimamente a escuchar a los poderosos.
La argumentación esta vez fue legal. La consulta popular tenía visos de ilegalidad al efectuarse salteándose los formalismos que la ley establece, confundiendo así legalidad con legitimidad.
Es un principio reconocido en toda democracia moderna que el poder viene del pueblo. Es el tenedor del poder y por lo tanto puede consultar por cualquier tema que estime necesario e incluso revocar a las autoridades elegidas, incluyendo al propio presidente de la república que solo tiene un mandato concedido por el pueblo (recordemos que democracia, literalmente, es el gobierno del pueblo); y, si bien la consulta no era válida desde el punto de vista vinculante, sí lo era como termómetro de un sector de la población a fin de conocer lo que siente o piensa, al ser su opinión tan legítima como la de cualquier peruano.
Por otra parte, la cuestión de la minería no se puede tratar como un tema netamente técnico, frío, de solo inversión, sin involucrar directamente a los vecinos de la zona. Y ese es el problema de los que actúan como “patrones” en el Perú de hoy. Su comportamiento es el de un gamonal del siglo XIX, más que el de un empresario moderno, comportamiento muy similar al de ciertas autoridades políticas que confunden autoridad con autoritarismo.
Si se va a construir un gran complejo minero que funcionará no unos cuantos años sino décadas enteras (según declaraciones de un experto en medioambiente neutral al asunto, parece que Majaz es un proyecto que no dañará el medioambiente), se debe hacer participar a todos los vecinos directamente involucrados, con proyectos sociales viables y efectivos, donde la propia minera debe participar activamente. No se trata solo de inversión, de poner millones de dólares, sino de hacer entender a los vecinos que esa inversión será provechosa para ellos mismos. Dentro de una economía social de mercado tienen voz y participación todos los actores del proceso económico, incluyendo -en el presente caso- a los directamente implicados con la explotación minera. El diálogo antes que las poses autoritarias es básico.
La demonización de ciertas ONG’s ambientalistas y radios de “curas rojos” como cierta prensa de derecha las tildó no hizo más que exacerbar los ánimos, de por si ya alterados. Es probable que las ONG’s y las radios locales tengan su propio discurso antiglobalización y hasta pro chavista, y “jalen agua para su molino”, pero el lugareño no ha encontrado otro lugar donde ser escuchado. Si no existe un estado eficaz que llegue hasta allá, ni tampoco las mineras ni la Sociedad de Minería se han preocupado de difundir los beneficios de las inversiones, alguien ocupa ese vacío, y ese vacío hace mucho tiempo que lo han ocupado las ONG’s y los “curitas rojos”, por más que le disguste al presidente y a los poderosos.
Pero, lo más importante que trajo el “affaire” Majaz fue la consulta popular. Es un antecedente que puede ser repetido en otros lugares. Una forma de democracia directa que es necesario si queremos que el sistema funcione y se perfeccione. Es bueno debatir, es bueno que se opine y es bueno que se vea el futuro nuestro y de nuestros hijos más allá de los beneficios económicos del presente. En ese sentido Majaz es todo un precedente.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
El nerviosismo causado en el gobierno y en ciertos medios de la derecha por la consulta popular originó que la noticia se “levantase” más allá de todo atisbo razonable, beneficiando a los organizadores de la consulta y al hecho mismo de esta, que de otro modo hubiera pasado más o menos desapercibido o en el mejor de los casos como noticia de segundo orden.
En primer lugar, la derecha –tan reacia a las iniciativas populares y portándose para variar en forma prepotente- exacerbó los ánimos innecesariamente a través de ciertos medios de comunicación, lo que contagió al propio Presidente de la República, tan receptivo últimamente a escuchar a los poderosos.
La argumentación esta vez fue legal. La consulta popular tenía visos de ilegalidad al efectuarse salteándose los formalismos que la ley establece, confundiendo así legalidad con legitimidad.
Es un principio reconocido en toda democracia moderna que el poder viene del pueblo. Es el tenedor del poder y por lo tanto puede consultar por cualquier tema que estime necesario e incluso revocar a las autoridades elegidas, incluyendo al propio presidente de la república que solo tiene un mandato concedido por el pueblo (recordemos que democracia, literalmente, es el gobierno del pueblo); y, si bien la consulta no era válida desde el punto de vista vinculante, sí lo era como termómetro de un sector de la población a fin de conocer lo que siente o piensa, al ser su opinión tan legítima como la de cualquier peruano.
Por otra parte, la cuestión de la minería no se puede tratar como un tema netamente técnico, frío, de solo inversión, sin involucrar directamente a los vecinos de la zona. Y ese es el problema de los que actúan como “patrones” en el Perú de hoy. Su comportamiento es el de un gamonal del siglo XIX, más que el de un empresario moderno, comportamiento muy similar al de ciertas autoridades políticas que confunden autoridad con autoritarismo.
Si se va a construir un gran complejo minero que funcionará no unos cuantos años sino décadas enteras (según declaraciones de un experto en medioambiente neutral al asunto, parece que Majaz es un proyecto que no dañará el medioambiente), se debe hacer participar a todos los vecinos directamente involucrados, con proyectos sociales viables y efectivos, donde la propia minera debe participar activamente. No se trata solo de inversión, de poner millones de dólares, sino de hacer entender a los vecinos que esa inversión será provechosa para ellos mismos. Dentro de una economía social de mercado tienen voz y participación todos los actores del proceso económico, incluyendo -en el presente caso- a los directamente implicados con la explotación minera. El diálogo antes que las poses autoritarias es básico.
La demonización de ciertas ONG’s ambientalistas y radios de “curas rojos” como cierta prensa de derecha las tildó no hizo más que exacerbar los ánimos, de por si ya alterados. Es probable que las ONG’s y las radios locales tengan su propio discurso antiglobalización y hasta pro chavista, y “jalen agua para su molino”, pero el lugareño no ha encontrado otro lugar donde ser escuchado. Si no existe un estado eficaz que llegue hasta allá, ni tampoco las mineras ni la Sociedad de Minería se han preocupado de difundir los beneficios de las inversiones, alguien ocupa ese vacío, y ese vacío hace mucho tiempo que lo han ocupado las ONG’s y los “curitas rojos”, por más que le disguste al presidente y a los poderosos.
Pero, lo más importante que trajo el “affaire” Majaz fue la consulta popular. Es un antecedente que puede ser repetido en otros lugares. Una forma de democracia directa que es necesario si queremos que el sistema funcione y se perfeccione. Es bueno debatir, es bueno que se opine y es bueno que se vea el futuro nuestro y de nuestros hijos más allá de los beneficios económicos del presente. En ese sentido Majaz es todo un precedente.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, September 25, 2007
FUJIMORI EXTRADITADO
La extradición del ex presidente Fujimori conlleva consecuencias que las podemos clasificar en dos niveles: las judiciales y las extrajudiciales, y ambos niveles se cruzarán por más que los actores anti-Fujimori quieran circunscribirlo a lo netamente judicial, ya que los fujimoristas basarán su estrategia precisamente en el juego contrario. (Ver al respecto nuestro artículo ¿Fujimori extraditable?).
En primer lugar, será imposible que la variable política no “contamine” a la judicial, el proceso devendrá en juicio político por más que no se quiera. Será parte de la estrategia de la defensa de Fujimori y de convencer a la mayoría que el juicio es una venganza de los “políticos tradicionales”.
El escenario del “affaire” no solo será Palacio de Justicia, sino también el Congreso, las calles, la prensa, la radio, la televisión y hasta el Internet. Fujimori sabe manejar muy bien los medios de comunicación a fin de mandar, cuando el momento sea oportuno, mensajes a sus partidarios o a las mayorías de a pie. No será casual la difusión de un video o un audio cuando la situación lo amerite. Será usual también ver a sus seguidores en mítines, marchas, protestas, y si le damos incluso un toque dramático, hasta huelgas de hambre. Todo vale. La estrategia de la defensa incluirá lo emotivo (Fujimori delicado de salud, Fujimori maltratado, Fujimori sin asistencia médica, Fujimori aislado, etcétera, etcétera), lo comparativo (en la época de Fujimori no subían tanto las cosas), los “méritos” de su gobierno (acabó con el terrorismo y la hiperinflación), y los “deméritos” de los gobiernos democráticos que lo sucedieron (Paniagua y Toledo liberaron a terroristas que ahora hacen de las suyas y con Alan García todo ha vuelto a subir). Por eso, el escenario netamente judicial, con sus reglas de procedimiento, será el menos interesante pero el más importante; mientras que el escenario extrajudicial será el que acapare más interés de los medios y querrá influir directa o indirectamente, sutil o abiertamente en la decisión judicial.
Otro reto es para el Poder Judicial. ¿Estará a la altura de las circunstancias a fin de llevar a cabo un juicio justo e imparcial con todas las garantías de un debido proceso?
A pesar que los magistrados que juzgarán a Fujimori son lo mejor que tiene el Poder Judicial en materia penal, a veces tengo mis dudas. No se si será capaz como institución de asumir tremendo reto no solo ante el país sino ante los ojos del mundo.
Alguien que trabaja dentro del Poder Judicial me decía que el cincuenta por ciento de jueces y fiscales seguían siendo fujimoristas. No se si la cifra es exacta, quizás un poco exagerada, pero de lo que sí estoy seguro es que no todos los magistrados salieron con las grandes purgas de los años posteriores a la caída del régimen fujimorista. Muchos quedaron y algunos han regresado por la puerta grande y hasta por la ventana. Nuestro Poder Judicial se ha caracterizado por ser muy dependiente del poder político. En nuestro país no se dieron las condiciones históricas para una sana independencia judicial.
En cuanto a la alianza tácita entre apristas y fujimoristas todo dependerá de cómo se comporten los primeros con el líder de los segundos. Es probable que el “entendimiento” bajo la mesa continúe con alguna promesa de pena benigna o trato preferencial para Fujimori. Tengamos presente que el APRA también controla a buena parte de magistrados del Poder Judicial; así que la mutua necesidad es posible que permita una continuación de esta alianza tácita entre ambos grupos. Se necesitan y los dos son tan maquiavélicos y carentes de escrúpulos que no cabe principio ético o democrático que se oponga a sus fines.
Por otra parte, la defensa de Fujimori muy posiblemente se valga de todos los recursos legales imaginables a fin de dilatar el proceso. Recusación de jueces, apelaciones de resoluciones, pedidos de nulidad, defensas previas y excepciones, conforman un abanico de posibilidades de la defensa. Incluso, no me cabe duda, que serían capaces de ir hasta la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos que tanto satanizaron cuando fueron gobierno como “nido de terroristas”. El objetivo será demorar la resolución del proceso lo más cercano al año 2011, víspera de las elecciones generales, y levantar de esta manera la imagen de un Fujimori víctima de odios y venganzas políticas y así ganarse la voluntad de la ciudadanía. Recordemos que para el ciudadano común y corriente Fujimori “hizo obra”, terminó con el terrorismo y la hiperinflación, y la violación de los derechos humanos y robos perpetrados por el dictador no le quitan el sueño a la mayoría de los peruanos. El Perú no es Suiza como algunos comentaristas suponen, escribiendo más con su corazoncito (caviar, rosadito o como quieran llamarlo) que con objetividad.
Por ello, me llamó mucho la atención que un procurador anti-corrupción sentenciase, apenas venido Fujimori, que los juicios serían resueltos en tres o cuatro meses. Caray, me dije, ni que estuviésemos en Suiza. Como han sostenido expertos en procesalística penal, solo hay un proceso –el del allanamiento ilegal al domicilio de la esposa de Vladimiro Montesinos- que será sentenciado en cuatro meses al ser proceso sumario, el resto, al ser procesos ordinarios, son más largos y complejos, y van a demorar entre uno y dos años en ser resueltos (yo soy más pesimista, creo que serán tres años), vale decir los procesos terminarán cercanos al año 2010. Y, en cuanto a la acumulación, han sostenido los expertos que por la diferencia en el estado en que se encuentran y la complejidad de las materias es imposible una acumulación de los procesos, criterio que al parecer comparten los magistrados que lo juzgarán.
La judicialización tendrá un efecto político, por más que no se quiera. Los fallos contra Fujimori, en el mejor de los casos, estarán cercanos a las siguientes elecciones generales y será usado por su grupo para fines políticos: propiciar la candidatura a la presidencia de un miembro cercano al fujimorismo (probablemente su hija Keiko Fujimori) o por lo menos que su “aura” de perseguido permita obtener un número importante de congresistas para su bancada, muchos más de los trece que ahora tienen. No quiero imaginar que pasaría de obtener los fujimoristas mayoría en un eventual Congreso del 2011, pero de ser así, una ley de amnistía o un indulto presidencial estarían dentro de posibilidades bastante concretas.
Por tales razones, la judicialización del caso Fujimori no es tan sencilla. Solo se ha cerrado un episodio y se abre otro capítulo más complicado y que puede arrastrar para bien o para mal a muchos actores de la escena política.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
En primer lugar, será imposible que la variable política no “contamine” a la judicial, el proceso devendrá en juicio político por más que no se quiera. Será parte de la estrategia de la defensa de Fujimori y de convencer a la mayoría que el juicio es una venganza de los “políticos tradicionales”.
El escenario del “affaire” no solo será Palacio de Justicia, sino también el Congreso, las calles, la prensa, la radio, la televisión y hasta el Internet. Fujimori sabe manejar muy bien los medios de comunicación a fin de mandar, cuando el momento sea oportuno, mensajes a sus partidarios o a las mayorías de a pie. No será casual la difusión de un video o un audio cuando la situación lo amerite. Será usual también ver a sus seguidores en mítines, marchas, protestas, y si le damos incluso un toque dramático, hasta huelgas de hambre. Todo vale. La estrategia de la defensa incluirá lo emotivo (Fujimori delicado de salud, Fujimori maltratado, Fujimori sin asistencia médica, Fujimori aislado, etcétera, etcétera), lo comparativo (en la época de Fujimori no subían tanto las cosas), los “méritos” de su gobierno (acabó con el terrorismo y la hiperinflación), y los “deméritos” de los gobiernos democráticos que lo sucedieron (Paniagua y Toledo liberaron a terroristas que ahora hacen de las suyas y con Alan García todo ha vuelto a subir). Por eso, el escenario netamente judicial, con sus reglas de procedimiento, será el menos interesante pero el más importante; mientras que el escenario extrajudicial será el que acapare más interés de los medios y querrá influir directa o indirectamente, sutil o abiertamente en la decisión judicial.
Otro reto es para el Poder Judicial. ¿Estará a la altura de las circunstancias a fin de llevar a cabo un juicio justo e imparcial con todas las garantías de un debido proceso?
A pesar que los magistrados que juzgarán a Fujimori son lo mejor que tiene el Poder Judicial en materia penal, a veces tengo mis dudas. No se si será capaz como institución de asumir tremendo reto no solo ante el país sino ante los ojos del mundo.
Alguien que trabaja dentro del Poder Judicial me decía que el cincuenta por ciento de jueces y fiscales seguían siendo fujimoristas. No se si la cifra es exacta, quizás un poco exagerada, pero de lo que sí estoy seguro es que no todos los magistrados salieron con las grandes purgas de los años posteriores a la caída del régimen fujimorista. Muchos quedaron y algunos han regresado por la puerta grande y hasta por la ventana. Nuestro Poder Judicial se ha caracterizado por ser muy dependiente del poder político. En nuestro país no se dieron las condiciones históricas para una sana independencia judicial.
En cuanto a la alianza tácita entre apristas y fujimoristas todo dependerá de cómo se comporten los primeros con el líder de los segundos. Es probable que el “entendimiento” bajo la mesa continúe con alguna promesa de pena benigna o trato preferencial para Fujimori. Tengamos presente que el APRA también controla a buena parte de magistrados del Poder Judicial; así que la mutua necesidad es posible que permita una continuación de esta alianza tácita entre ambos grupos. Se necesitan y los dos son tan maquiavélicos y carentes de escrúpulos que no cabe principio ético o democrático que se oponga a sus fines.
Por otra parte, la defensa de Fujimori muy posiblemente se valga de todos los recursos legales imaginables a fin de dilatar el proceso. Recusación de jueces, apelaciones de resoluciones, pedidos de nulidad, defensas previas y excepciones, conforman un abanico de posibilidades de la defensa. Incluso, no me cabe duda, que serían capaces de ir hasta la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos que tanto satanizaron cuando fueron gobierno como “nido de terroristas”. El objetivo será demorar la resolución del proceso lo más cercano al año 2011, víspera de las elecciones generales, y levantar de esta manera la imagen de un Fujimori víctima de odios y venganzas políticas y así ganarse la voluntad de la ciudadanía. Recordemos que para el ciudadano común y corriente Fujimori “hizo obra”, terminó con el terrorismo y la hiperinflación, y la violación de los derechos humanos y robos perpetrados por el dictador no le quitan el sueño a la mayoría de los peruanos. El Perú no es Suiza como algunos comentaristas suponen, escribiendo más con su corazoncito (caviar, rosadito o como quieran llamarlo) que con objetividad.
Por ello, me llamó mucho la atención que un procurador anti-corrupción sentenciase, apenas venido Fujimori, que los juicios serían resueltos en tres o cuatro meses. Caray, me dije, ni que estuviésemos en Suiza. Como han sostenido expertos en procesalística penal, solo hay un proceso –el del allanamiento ilegal al domicilio de la esposa de Vladimiro Montesinos- que será sentenciado en cuatro meses al ser proceso sumario, el resto, al ser procesos ordinarios, son más largos y complejos, y van a demorar entre uno y dos años en ser resueltos (yo soy más pesimista, creo que serán tres años), vale decir los procesos terminarán cercanos al año 2010. Y, en cuanto a la acumulación, han sostenido los expertos que por la diferencia en el estado en que se encuentran y la complejidad de las materias es imposible una acumulación de los procesos, criterio que al parecer comparten los magistrados que lo juzgarán.
La judicialización tendrá un efecto político, por más que no se quiera. Los fallos contra Fujimori, en el mejor de los casos, estarán cercanos a las siguientes elecciones generales y será usado por su grupo para fines políticos: propiciar la candidatura a la presidencia de un miembro cercano al fujimorismo (probablemente su hija Keiko Fujimori) o por lo menos que su “aura” de perseguido permita obtener un número importante de congresistas para su bancada, muchos más de los trece que ahora tienen. No quiero imaginar que pasaría de obtener los fujimoristas mayoría en un eventual Congreso del 2011, pero de ser así, una ley de amnistía o un indulto presidencial estarían dentro de posibilidades bastante concretas.
Por tales razones, la judicialización del caso Fujimori no es tan sencilla. Solo se ha cerrado un episodio y se abre otro capítulo más complicado y que puede arrastrar para bien o para mal a muchos actores de la escena política.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, September 17, 2007
DE CÓMO EL DERECHO CAMBIA EN EL TIEMPO: A PROPÓSITO DEL FILME AMISTAD
El filme Amistad de Steven Spielberg pertenece a la vertiente “adulta” o de “compromiso” del realizador , caracterizada por tratar temas de problemática social, sean los horrores de la guerra, la esclavitud, el exterminio nazi o el terrorismo, pero conservando los elementos de entretenimiento y acción propios de su cine, cuyas obras más logradas por el momento son La lista de Schindler (1993), pero sobretodo Munich (2005) .
El filme trata sobre el hecho verídico, acaecido en el año de 1839, del amotinamiento de los esclavos en el buque negrero de bandera española “Amistad”, que circunstancialmente arribará a costas norteamericanas.
El hecho traerá consecuencias jurídicas que las podemos clasificar de tres maneras:
1) Las internacionales, en cuanto a las relaciones entre dos estados, el español y el norteamericano, que contaban con un tratado vigente y por tanto de cumplimiento obligatorio.
2) Las fundadas en el derecho privado, en cuanto reclamación de un bien por parte de sus propietarios, consistente en los esclavos y el navío incautados, fundamentación que se sustenta en el tratado.
3) Los derechos de los esclavos, en cuanto personas y no cosas.
Hay un hecho que es importante a fin de delimitar la competencia jurisdiccional: el lugar donde ocurren los hechos. Los hechos –el amotinamiento de los esclavos- ocurren en aguas internacionales, pero el buque arriba a costas norteamericanas y el “juez natural” debe ser el juez competente del lugar donde atraca el navío. De aplicarse el tratado suscrito entre las dos naciones, el asunto se habría resuelto sin más trámite que lo estipulado en el mismo (devolución de un bien), por lo que el actuar del “juez natural” estaría bastante limitado. Sin embargo, como veremos más adelante, y ateniéndonos a que en el derecho anglosajón el juez no es solo “la boca de la ley” como en el sistema latino, el magistrado crea derecho sentando precedente sobre el caso que se le exponga; así la decisión que tomará el magistrado estará muy distante a la de un simple ejecutor del tratado.
LAS PARTES RECLAMANTES
En la esfera reivindicatoria patrimonial , el primer reclamo es el de los propietarios de los esclavos, para lo cual adjuntan como medios probatorios los documentos que acreditan su tenencia y como fundamentación jurídica el tratado de 1795. A éste se suma el pedido de recompensa de los oficiales del guardacosta norteamericano que intercepta al “Amistad”, sustentando su petición en el derecho de pedir una recompensa al propietario por encontrar un bien perdido . Luego están los representantes del gobierno federal que piden la aplicación del tratado y por tanto los esclavos sean entregados a sus propietarios reclamantes. En cuarto lugar están los abolicionistas, los que abogan por la libertad de los esclavos, al considerarlos personas y no cosas. Y, en el medio, como protagonistas centrales de la historia, sin saber muy bien lo que está sucediendo, los esclavos que fueron traídos desde el África.
Hay un detalle que es importante anotar: en 1839 Norteamérica sigue tolerando la esclavitud, aunque hay estados de la Unión que ya la han abolido (los estados del norte), mientras que los del sur tienen todavía el esclavismo como base de su modo de producción económica (grandes plantaciones con necesidad de abundante mano de obra). En medio de esa tensión dramática entre abolicionistas y esclavistas que hace presagiar la guerra civil que vendrá algunos años después, está un presidente que busca ansiosamente la reelección y por tanto estar bien con todos, pero sobretodo con los esclavistas, debido a que significaban votos vitales para su campaña reeleccionista; y, en el otro extremo, John Quincy Adams, abolicionista, ex presidente de la Unión, hijo de uno de los fundadores de la nación Norteamérica (John Adams), representante por el estado de Massachussets cuando sucede el “caso Amistad”.
Ese telón de fondo de carácter político y económico marcará el devenir de los sucesos y el tratamiento jurídico y judicial que se le otorgue al asunto, convirtiendo un simple caso de reivindicación de propiedad en base a un tratado (devolución de los esclavos y el navío a sus propietarios) en una lucha de sectores antagónicos en pugna dentro de la sociedad norteamericana (abolicionistas y esclavistas) y un pronunciarse a favor o en contra de los principales actores. No caben las medias tintas, e incluso algunos actuarán muy a su pesar, como el caso del ya anciano representante y semi retirado de la vida pública John Quincy Adams.
EL PROBLEMA JURÍDICO DURANTE EL JUICIO
El problema durante el juicio es del tratamiento legal que merecen los esclavos: de tratarlos como cosas, si su condición “natural” es la esclavitud; o como personas, de ser considerados hombres libres. Si es lo primero, se les aplica las reglas de los derechos reales, como bienes deben ser devueltos a sus propietarios; pero, de ser considerados como personas, el derecho que les corresponde es el derecho natural, uno de cuyos principios es precisamente la libertad del ser humano y que esta no puede ser disminuida bajo ningún concepto. Dios nos hizo libres y esa condición es inalienable .
Pero, al entender común de la época, los esclavos eran considerados como “cosas”, de allí que en un primer acto, durante el proceso, el abogado de la defensa base su estrategia del caso como un problema de propiedad: los esclavos no pertenecen a nadie debido a que fueron obtenidos ilegalmente en el África, reduciendo hombres libres a la condición de esclavitud, y no ser hijos de esclavos como sostenían los propietarios que reclamaban el bien. Por tanto, al no ser de nadie y no ser su condición “natural” el ser esclavos, debían ser puestos en libertad.
En un segundo momento, al volver el juicio a “fojas cero” por cambio de juez y sin presencia de jurado (en una intervención descarada del ejecutivo a fin de zanjar el asunto y no tenga más repercusiones políticas que afecten su candidatura), la estrategia cambia y la defensa se sustenta en los derechos humanos de los esclavos. Es cierto que para la época es muy temprano definir los ddhh tal como los entendemos ahora; pero, el concepto de libertad de la persona ha calado hondo entre los fundadores de la república y las repercusiones de la Revolución Francesa han marcado con su impronta el sello de los nacientes EEUU y la idea del ser humano libre.
La pregunta que subyace en este segundo momento es: ¿un país que nació a la vida independiente teniendo como uno de sus pilares fundamentales la libertad debe tolerar la esclavitud, o por cumplir un tratado internacional debe entregar a personas reducidas a esa condición a otro estado que sí avala la servidumbre humana?
La respuesta que es expresión del sentir entre los sectores progresistas de la época la dará el Juez que emite el fallo (y que supuestamente era el juez “complaciente” que había colocado el ejecutivo). Tiene una mixtura de doctrinas: deniega la devolución de los esclavos a los propietarios que planteaban la reivindicación no por condenar la esclavitud (ni menos desconocer el Tratado de 1795), sino porque fueron obtenidos de manera ilícita, al ser hombres libres reducidos a la condición de esclavos en el África y no hijos de esclavos en las plantaciones como alegaban los demandantes (sería como entregar a un ladrón el bien que ha robado). Pero va un poco más allá y ordena que no solo no sean devueltos, sino que dentro del plazo más corto posible y bajo costo del gobierno norteamericano sean repatriados a su lugar de origen, con lo que se aleja del derecho de las cosas, al no considerarlos meros bienes, y los trata como personas y por tanto con derechos inalienables a esta, lo que ahora comúnmente conocemos como derechos humanos (entre otros, el derecho a no ser desarraigado del lugar donde se vive).
Pero faltaría, para redondear la historia, la apelación por parte del gobierno federal del fallo ante la Corte Suprema. El presidente Van Buren, ante las consecuencias que un fallo así significaba para su reelección , apela, por intermedio de su fiscal, la decisión de ponerlos en libertad y el caso es elevado a la Corte Suprema.
La Corte Suprema compuesta por 9 magistrados, 7 son de origen sureño y dueños de esclavos, por lo que se teme un fallo adverso; sin embargo, en sentencia que es precedente para la época, decide confirmar la resolución del juez de primera instancia, utilizando sus mismos argumentos: no son esclavos sino hombres libres reducidos a esa condición, por lo que no es aplicable al caso el derecho de las cosas (y por tanto el tratado suscrito con España es inaplicable), sino el derecho de las personas, abonando incluso a favor de la insurrección cuando hombres libres son reducidos a la esclavitud.
*****
La moraleja es que nada es inmutable ni absoluto, ni el derecho como sistema es cerrado ni “puro” y perfecto, libre de las contaminaciones del mundo real, así como tampoco se puede interpretar por si solo, sino que está expuesto a múltiples influencias sociales, políticas, económicas o ideológicas, por lo que es necesario situarlo en su época para entenderlo. Lo que ahora es condenable (la esclavitud) antaño era social y jurídicamente aceptable y visto como algo natural. O, para decirlo de otra manera, lo que antaño era considerado justo y natural, ahora ya no lo es.
Al tratarse de un caso judicial en un contexto determinado, no debemos olvidar que las leyes y en general el sistema jurídico es un producto imperfecto de la cultura y que siempre debe ser entendido en su contexto. Por ello la sentencia absolutoria de los esclavos del buque Amistad tuvo una mixtura de criterios, acorde con la época en que se desarrolló el proceso, época de cambios en la sociedad norteamericana, pero que todavía no estaban definidos totalmente. No niega el esclavismo ni tampoco lo condena, pero le da al caso una solución como personas (derecho natural) y no como cosas (derechos reales). Ya no son bienes muebles, propiedad de alguien, sino personas con derechos inalienables.
Otro aspecto importante, y que es resaltado en el filme, es la independencia del Poder Judicial norteamericano desde sus orígenes. El Juez que resuelve en primera instancia, nombrado por el propio entorno del presidente Van Buren, falla en contra a los intereses políticos de este. Igual sucede en la Corte Suprema, pese a contar con una mayoría de miembros provenientes de la aristocracia sureña, falla en contra de los intereses de su clase social y a favor de los esclavos. Esa independencia del Poder Judicial fue garantía y contrapeso del Poder Ejecutivo desde el mismo nacimiento de los Estados Unidos, y en general es la aspiración de todo estado democrático debido a que garantiza una auténtica separación de poderes, necesaria para que no exista el avasallamiento de uno sobre otro, algo que nosotros conocemos muy bien de cerca.
Y, también debemos tener presente que el derecho no es algo estático sino en permanente ebullición, mientras la sociedad y el mundo esté vivo seguirá cambiando. El derecho no es puro ni perfecto como creían los positivistas, ni proviene del cielo como pensaban los naturalistas. El derecho es algo vivo, producto de las tensiones y luchas que se viven todos los días en este mundo, y por tanto, susceptible de cambios y modificaciones, con sus avances y retrocesos, pero humano al fin y al cabo. El filme Amistad es un ejemplo de ello.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
El filme trata sobre el hecho verídico, acaecido en el año de 1839, del amotinamiento de los esclavos en el buque negrero de bandera española “Amistad”, que circunstancialmente arribará a costas norteamericanas.
El hecho traerá consecuencias jurídicas que las podemos clasificar de tres maneras:
1) Las internacionales, en cuanto a las relaciones entre dos estados, el español y el norteamericano, que contaban con un tratado vigente y por tanto de cumplimiento obligatorio.
2) Las fundadas en el derecho privado, en cuanto reclamación de un bien por parte de sus propietarios, consistente en los esclavos y el navío incautados, fundamentación que se sustenta en el tratado.
3) Los derechos de los esclavos, en cuanto personas y no cosas.
Hay un hecho que es importante a fin de delimitar la competencia jurisdiccional: el lugar donde ocurren los hechos. Los hechos –el amotinamiento de los esclavos- ocurren en aguas internacionales, pero el buque arriba a costas norteamericanas y el “juez natural” debe ser el juez competente del lugar donde atraca el navío. De aplicarse el tratado suscrito entre las dos naciones, el asunto se habría resuelto sin más trámite que lo estipulado en el mismo (devolución de un bien), por lo que el actuar del “juez natural” estaría bastante limitado. Sin embargo, como veremos más adelante, y ateniéndonos a que en el derecho anglosajón el juez no es solo “la boca de la ley” como en el sistema latino, el magistrado crea derecho sentando precedente sobre el caso que se le exponga; así la decisión que tomará el magistrado estará muy distante a la de un simple ejecutor del tratado.
LAS PARTES RECLAMANTES
En la esfera reivindicatoria patrimonial , el primer reclamo es el de los propietarios de los esclavos, para lo cual adjuntan como medios probatorios los documentos que acreditan su tenencia y como fundamentación jurídica el tratado de 1795. A éste se suma el pedido de recompensa de los oficiales del guardacosta norteamericano que intercepta al “Amistad”, sustentando su petición en el derecho de pedir una recompensa al propietario por encontrar un bien perdido . Luego están los representantes del gobierno federal que piden la aplicación del tratado y por tanto los esclavos sean entregados a sus propietarios reclamantes. En cuarto lugar están los abolicionistas, los que abogan por la libertad de los esclavos, al considerarlos personas y no cosas. Y, en el medio, como protagonistas centrales de la historia, sin saber muy bien lo que está sucediendo, los esclavos que fueron traídos desde el África.
Hay un detalle que es importante anotar: en 1839 Norteamérica sigue tolerando la esclavitud, aunque hay estados de la Unión que ya la han abolido (los estados del norte), mientras que los del sur tienen todavía el esclavismo como base de su modo de producción económica (grandes plantaciones con necesidad de abundante mano de obra). En medio de esa tensión dramática entre abolicionistas y esclavistas que hace presagiar la guerra civil que vendrá algunos años después, está un presidente que busca ansiosamente la reelección y por tanto estar bien con todos, pero sobretodo con los esclavistas, debido a que significaban votos vitales para su campaña reeleccionista; y, en el otro extremo, John Quincy Adams, abolicionista, ex presidente de la Unión, hijo de uno de los fundadores de la nación Norteamérica (John Adams), representante por el estado de Massachussets cuando sucede el “caso Amistad”.
Ese telón de fondo de carácter político y económico marcará el devenir de los sucesos y el tratamiento jurídico y judicial que se le otorgue al asunto, convirtiendo un simple caso de reivindicación de propiedad en base a un tratado (devolución de los esclavos y el navío a sus propietarios) en una lucha de sectores antagónicos en pugna dentro de la sociedad norteamericana (abolicionistas y esclavistas) y un pronunciarse a favor o en contra de los principales actores. No caben las medias tintas, e incluso algunos actuarán muy a su pesar, como el caso del ya anciano representante y semi retirado de la vida pública John Quincy Adams.
EL PROBLEMA JURÍDICO DURANTE EL JUICIO
El problema durante el juicio es del tratamiento legal que merecen los esclavos: de tratarlos como cosas, si su condición “natural” es la esclavitud; o como personas, de ser considerados hombres libres. Si es lo primero, se les aplica las reglas de los derechos reales, como bienes deben ser devueltos a sus propietarios; pero, de ser considerados como personas, el derecho que les corresponde es el derecho natural, uno de cuyos principios es precisamente la libertad del ser humano y que esta no puede ser disminuida bajo ningún concepto. Dios nos hizo libres y esa condición es inalienable .
Pero, al entender común de la época, los esclavos eran considerados como “cosas”, de allí que en un primer acto, durante el proceso, el abogado de la defensa base su estrategia del caso como un problema de propiedad: los esclavos no pertenecen a nadie debido a que fueron obtenidos ilegalmente en el África, reduciendo hombres libres a la condición de esclavitud, y no ser hijos de esclavos como sostenían los propietarios que reclamaban el bien. Por tanto, al no ser de nadie y no ser su condición “natural” el ser esclavos, debían ser puestos en libertad.
En un segundo momento, al volver el juicio a “fojas cero” por cambio de juez y sin presencia de jurado (en una intervención descarada del ejecutivo a fin de zanjar el asunto y no tenga más repercusiones políticas que afecten su candidatura), la estrategia cambia y la defensa se sustenta en los derechos humanos de los esclavos. Es cierto que para la época es muy temprano definir los ddhh tal como los entendemos ahora; pero, el concepto de libertad de la persona ha calado hondo entre los fundadores de la república y las repercusiones de la Revolución Francesa han marcado con su impronta el sello de los nacientes EEUU y la idea del ser humano libre.
La pregunta que subyace en este segundo momento es: ¿un país que nació a la vida independiente teniendo como uno de sus pilares fundamentales la libertad debe tolerar la esclavitud, o por cumplir un tratado internacional debe entregar a personas reducidas a esa condición a otro estado que sí avala la servidumbre humana?
La respuesta que es expresión del sentir entre los sectores progresistas de la época la dará el Juez que emite el fallo (y que supuestamente era el juez “complaciente” que había colocado el ejecutivo). Tiene una mixtura de doctrinas: deniega la devolución de los esclavos a los propietarios que planteaban la reivindicación no por condenar la esclavitud (ni menos desconocer el Tratado de 1795), sino porque fueron obtenidos de manera ilícita, al ser hombres libres reducidos a la condición de esclavos en el África y no hijos de esclavos en las plantaciones como alegaban los demandantes (sería como entregar a un ladrón el bien que ha robado). Pero va un poco más allá y ordena que no solo no sean devueltos, sino que dentro del plazo más corto posible y bajo costo del gobierno norteamericano sean repatriados a su lugar de origen, con lo que se aleja del derecho de las cosas, al no considerarlos meros bienes, y los trata como personas y por tanto con derechos inalienables a esta, lo que ahora comúnmente conocemos como derechos humanos (entre otros, el derecho a no ser desarraigado del lugar donde se vive).
Pero faltaría, para redondear la historia, la apelación por parte del gobierno federal del fallo ante la Corte Suprema. El presidente Van Buren, ante las consecuencias que un fallo así significaba para su reelección , apela, por intermedio de su fiscal, la decisión de ponerlos en libertad y el caso es elevado a la Corte Suprema.
La Corte Suprema compuesta por 9 magistrados, 7 son de origen sureño y dueños de esclavos, por lo que se teme un fallo adverso; sin embargo, en sentencia que es precedente para la época, decide confirmar la resolución del juez de primera instancia, utilizando sus mismos argumentos: no son esclavos sino hombres libres reducidos a esa condición, por lo que no es aplicable al caso el derecho de las cosas (y por tanto el tratado suscrito con España es inaplicable), sino el derecho de las personas, abonando incluso a favor de la insurrección cuando hombres libres son reducidos a la esclavitud.
*****
La moraleja es que nada es inmutable ni absoluto, ni el derecho como sistema es cerrado ni “puro” y perfecto, libre de las contaminaciones del mundo real, así como tampoco se puede interpretar por si solo, sino que está expuesto a múltiples influencias sociales, políticas, económicas o ideológicas, por lo que es necesario situarlo en su época para entenderlo. Lo que ahora es condenable (la esclavitud) antaño era social y jurídicamente aceptable y visto como algo natural. O, para decirlo de otra manera, lo que antaño era considerado justo y natural, ahora ya no lo es.
Al tratarse de un caso judicial en un contexto determinado, no debemos olvidar que las leyes y en general el sistema jurídico es un producto imperfecto de la cultura y que siempre debe ser entendido en su contexto. Por ello la sentencia absolutoria de los esclavos del buque Amistad tuvo una mixtura de criterios, acorde con la época en que se desarrolló el proceso, época de cambios en la sociedad norteamericana, pero que todavía no estaban definidos totalmente. No niega el esclavismo ni tampoco lo condena, pero le da al caso una solución como personas (derecho natural) y no como cosas (derechos reales). Ya no son bienes muebles, propiedad de alguien, sino personas con derechos inalienables.
Otro aspecto importante, y que es resaltado en el filme, es la independencia del Poder Judicial norteamericano desde sus orígenes. El Juez que resuelve en primera instancia, nombrado por el propio entorno del presidente Van Buren, falla en contra a los intereses políticos de este. Igual sucede en la Corte Suprema, pese a contar con una mayoría de miembros provenientes de la aristocracia sureña, falla en contra de los intereses de su clase social y a favor de los esclavos. Esa independencia del Poder Judicial fue garantía y contrapeso del Poder Ejecutivo desde el mismo nacimiento de los Estados Unidos, y en general es la aspiración de todo estado democrático debido a que garantiza una auténtica separación de poderes, necesaria para que no exista el avasallamiento de uno sobre otro, algo que nosotros conocemos muy bien de cerca.
Y, también debemos tener presente que el derecho no es algo estático sino en permanente ebullición, mientras la sociedad y el mundo esté vivo seguirá cambiando. El derecho no es puro ni perfecto como creían los positivistas, ni proviene del cielo como pensaban los naturalistas. El derecho es algo vivo, producto de las tensiones y luchas que se viven todos los días en este mundo, y por tanto, susceptible de cambios y modificaciones, con sus avances y retrocesos, pero humano al fin y al cabo. El filme Amistad es un ejemplo de ello.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Wednesday, September 12, 2007
A CUATRO AÑOS DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD Y EL PERÚ DE HOY
Lo que significó en su momento el Informe Final de la CVR, suerte de catarsis colectiva y buenas intenciones, parece hoy caer en el olvido y el marasmo, cuyo recuerdo a los cuatro años de la entrega del informe (y quince de la captura de Abimael Guzmán) han pasado más o menos desapercibidos por el grueso de la población, que parece no importarle. Es más, la reciente denuncia de un diario contra el empresario Julio Favre de pertenecer o por lo menos apoyar a grupos de aniquilamiento antiterrorista parece también no importarle a muchos, salvo la oposición humalo izquierdista que quiere ganar réditos políticos con el asunto (el propio Humala no se ha pronunciado personalmente al respecto debido a que también tiene antecedentes de ejecuciones sumarias durante su etapa como militar en actividad). A nadie más parece interesar el tema.
No creo que la explicación sea solo por la campaña de desprestigio a la Comisión que, desde su instalación, la derecha mediática se esmeró en prodigar (“terroristas disfrazados”, “caviares”, etc, etc). Atribuirle a ella el mérito sería creer que tiene influencia ideológica en todos los sectores sociales (lo que supondría pensar que es poseedora de una concepción ideológica e inteligencia que trasvasa todos los niveles sociales, algo que dista mucho de nuestra casi siempre torpe derecha). Sería como creer que a la oposición la mueve solo los grupos humalistas. Es atribuirle demasiados méritos.
Creo que las causas están más en la indiferencia o el querer olvidar hechos tan trágicos para quienes los vivimos. En principio, el contexto es otro. No estamos ni ante una arremetida de la subversión que haga peligrar al Estado y a la Sociedad, como tampoco ante una grave crisis que signifique solo sobrevivir el día a día como lo fue hacia 1988-90, cuando se amalgamó el desgobierno, la hiperinflación, la corrupción, la carestía de bienes esenciales, los atentados terroristas y los apagones, en lo que parecía la desaparición de un país.
Esa etapa ya no se vive. Por otro lado, quienes la vivieron prefieren dedicarse a otros menesteres y no recordarlas. El olvido es un mecanismo saludable de la psique y habría que ser muy masoquista para estar recordando situaciones dolorosas. Por otra parte, muchos de los que vivieron aquellos terribles años creen que estuvo bien que el Estado o algunos grupos de la sociedad usen las mismas armas que los terroristas para acabar con ellos. “Ojo por ojo”. Tú matas, igual te mato yo. Por eso la campaña de un diario (La Primera) contra el presidente de Fonsur, Julio Favre, no ha tenido la repercusión que esperaban más allá de los reducidos sectores que han hecho eco de la noticia. Muchos avalaron y avalan aún hoy las ejecuciones extrajudiciales que sucedieron bajo el gobierno de Fujimori. “Estuvo bien” es el locuaz y contundente comentario. Y, los que están de acuerdo no son fujimoristas recalcitrantes, sino ciudadanos de a pie que estaban hartos de la situación anterior, así como de la ineptitud de los partidos políticos.
Tenemos también a toda una generación de jóvenes que no vivieron la época del terrorismo porque no habían nacido o eran muy pequeños. Para ellos todo esto es historia y es muy difícil que les importe recordar a los muertos en la época del terror. Estos jóvenes son pragmáticos y totalmente desideologizados, no han experimentado ningún “ismo” de la política.
¿Qué hacer? Creo que recordar fechas importantes está bien. Se debe continuar recordando esa etapa de la historia para que no se vuelva a repetir; pero, no se puede forzar a que toda una generación o un grupo de peruanos se pliegue al dolor o este sea manejado con fines políticos. Más allá de las exageraciones en el número de muertos (la estadística aplicada por la CVR no fue la más idónea), fue importante históricamente hacer el “exorcismo” colectivo a través del informe, exorcismo que ha tenido buenos resultados debido a que la sociedad se ha liberado de una gran carga para seguir adelante y mirar el futuro. Más allá de eso siempre debemos tener presente lo que sucedió en aquella aciaga etapa, y que los fanatismos de cualquier signo son lo peor que puede pasarle a una sociedad, sea el fanatismo de creer en la “ideología correcta” como Sendero Luminoso, en el fanatismo religioso como algunos grupos musulmanes o el fanatismo económico de los que creen que el mercado es el gran solucionador de todos los problemas. Sea cual sea el tinte del fanatismo, al final se convierte en intolerancia y en destrucción del que piensa distinto, sintiéndose el fanático dueño de la “única verdad”. De esa percepción absoluta e incuestionable estamos a un paso del genocidio y de una de las mayores estupideces que puede propiciar la especie humana.
En ese sentido es bueno recordar estos aniversarios, así como que existen reparaciones civiles pendientes por parte del Estado y que debe cumplirlas, y que la construcción de una mejor sociedad depende de todos nosotros, sin exclusiones ni dictados de grupos iluminados, como aquel que se hacía llamar irónicamente Sendero Luminoso.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
No creo que la explicación sea solo por la campaña de desprestigio a la Comisión que, desde su instalación, la derecha mediática se esmeró en prodigar (“terroristas disfrazados”, “caviares”, etc, etc). Atribuirle a ella el mérito sería creer que tiene influencia ideológica en todos los sectores sociales (lo que supondría pensar que es poseedora de una concepción ideológica e inteligencia que trasvasa todos los niveles sociales, algo que dista mucho de nuestra casi siempre torpe derecha). Sería como creer que a la oposición la mueve solo los grupos humalistas. Es atribuirle demasiados méritos.
Creo que las causas están más en la indiferencia o el querer olvidar hechos tan trágicos para quienes los vivimos. En principio, el contexto es otro. No estamos ni ante una arremetida de la subversión que haga peligrar al Estado y a la Sociedad, como tampoco ante una grave crisis que signifique solo sobrevivir el día a día como lo fue hacia 1988-90, cuando se amalgamó el desgobierno, la hiperinflación, la corrupción, la carestía de bienes esenciales, los atentados terroristas y los apagones, en lo que parecía la desaparición de un país.
Esa etapa ya no se vive. Por otro lado, quienes la vivieron prefieren dedicarse a otros menesteres y no recordarlas. El olvido es un mecanismo saludable de la psique y habría que ser muy masoquista para estar recordando situaciones dolorosas. Por otra parte, muchos de los que vivieron aquellos terribles años creen que estuvo bien que el Estado o algunos grupos de la sociedad usen las mismas armas que los terroristas para acabar con ellos. “Ojo por ojo”. Tú matas, igual te mato yo. Por eso la campaña de un diario (La Primera) contra el presidente de Fonsur, Julio Favre, no ha tenido la repercusión que esperaban más allá de los reducidos sectores que han hecho eco de la noticia. Muchos avalaron y avalan aún hoy las ejecuciones extrajudiciales que sucedieron bajo el gobierno de Fujimori. “Estuvo bien” es el locuaz y contundente comentario. Y, los que están de acuerdo no son fujimoristas recalcitrantes, sino ciudadanos de a pie que estaban hartos de la situación anterior, así como de la ineptitud de los partidos políticos.
Tenemos también a toda una generación de jóvenes que no vivieron la época del terrorismo porque no habían nacido o eran muy pequeños. Para ellos todo esto es historia y es muy difícil que les importe recordar a los muertos en la época del terror. Estos jóvenes son pragmáticos y totalmente desideologizados, no han experimentado ningún “ismo” de la política.
¿Qué hacer? Creo que recordar fechas importantes está bien. Se debe continuar recordando esa etapa de la historia para que no se vuelva a repetir; pero, no se puede forzar a que toda una generación o un grupo de peruanos se pliegue al dolor o este sea manejado con fines políticos. Más allá de las exageraciones en el número de muertos (la estadística aplicada por la CVR no fue la más idónea), fue importante históricamente hacer el “exorcismo” colectivo a través del informe, exorcismo que ha tenido buenos resultados debido a que la sociedad se ha liberado de una gran carga para seguir adelante y mirar el futuro. Más allá de eso siempre debemos tener presente lo que sucedió en aquella aciaga etapa, y que los fanatismos de cualquier signo son lo peor que puede pasarle a una sociedad, sea el fanatismo de creer en la “ideología correcta” como Sendero Luminoso, en el fanatismo religioso como algunos grupos musulmanes o el fanatismo económico de los que creen que el mercado es el gran solucionador de todos los problemas. Sea cual sea el tinte del fanatismo, al final se convierte en intolerancia y en destrucción del que piensa distinto, sintiéndose el fanático dueño de la “única verdad”. De esa percepción absoluta e incuestionable estamos a un paso del genocidio y de una de las mayores estupideces que puede propiciar la especie humana.
En ese sentido es bueno recordar estos aniversarios, así como que existen reparaciones civiles pendientes por parte del Estado y que debe cumplirlas, y que la construcción de una mejor sociedad depende de todos nosotros, sin exclusiones ni dictados de grupos iluminados, como aquel que se hacía llamar irónicamente Sendero Luminoso.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Thursday, September 06, 2007
CUANDO LA PACIENCIA SE AGOTA: LAS MANIFESTACIONES EN EL CHILE SOCIALISTA
A Michelle Bachelet le ha tocado lidiar con el pasivo de la concertación luego de más de quince años de tranquilidad y paz en Chile. Aparentemente estábamos ya ante el modelo redistributivo más exitoso de la región, hasta que asomó primero las protestas de los escolares, luego las que vinieron por el Trasantiago que no funcionaba bien, y ahora una protesta de varias centrales y federaciones sindicales, entre ellas la todopoderosa CUT (suerte de CGTP mapocha).
La protesta obedece a la distribución de la riqueza. Desde que en Chile se cimentó el modelo de economía de mercado, las desigualdades entre ricos y pobres comenzaron a ser cada vez mayores, lo que ha traído como consecuencia la insatisfacción natural de los de abajo. Cuando el modelo trae desigualdades, como es el aplicado en Chile, el Estado debe encargarse de corregirlas, y eso solo se logra vía tributos (aplicando más impuestos al que más gana) y distribuyendo ese dinero en sectores claves como educación, salud y fomentando el empleo. Y, si bien la salud y la educación se encuentran en mejor posición que las nuestras, sin embargo el campanazo de las protestas últimas se traduce en que es necesario mayor profundización de las políticas redistributivas, mejor calidad de vida y mejores sueldos para los trabajadores.
No hay fórmula mágica. Dentro del esquema económico actual (que el Perú también lo sigue) la distribución le compete al Estado, el mercado por su propia naturaleza no es distribuidor, así que el primero debe tener una política más agresiva para llegar a los que menos tienen.
Ojalá que las protestas contra el gobierno de la concertación no sea el fin de esta. Resultaría una paradoja que el siguiente gobierno fuese de derecha y que las fuerzas organizadas del trabajo hayan contribuido a su final. Sería una ironía de la historia. Por el momento, parece que las protestas solo buscan llamar la atención para una mejor y más amplia redistribución. El gobierno socialista chileno deberá satisfacer las demandas, caso contrario podría estar cavando su propio final, y si fracasa, no sería el fracaso en un solo país, sino en el hemisferio, en esa lucha (no declarada expresamente) con las fuerzas de la reacción que encarna Hugo Chávez y sus seguidores. Sería darles la excusa de que el “modelo” de ellos “sí funciona” y que “el socialismo del siglo XXI” es la panacea de todos los males y no lo que es en verdad: una versión pasada de nacionalismo indigesto y trasnochado, con toques de “socialismo cubano”. Ese es el reto que tiene la concertación chilena y de todos aquellos que no creemos ni en la dictadura chavista ni en la dictadura del mercado.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
La protesta obedece a la distribución de la riqueza. Desde que en Chile se cimentó el modelo de economía de mercado, las desigualdades entre ricos y pobres comenzaron a ser cada vez mayores, lo que ha traído como consecuencia la insatisfacción natural de los de abajo. Cuando el modelo trae desigualdades, como es el aplicado en Chile, el Estado debe encargarse de corregirlas, y eso solo se logra vía tributos (aplicando más impuestos al que más gana) y distribuyendo ese dinero en sectores claves como educación, salud y fomentando el empleo. Y, si bien la salud y la educación se encuentran en mejor posición que las nuestras, sin embargo el campanazo de las protestas últimas se traduce en que es necesario mayor profundización de las políticas redistributivas, mejor calidad de vida y mejores sueldos para los trabajadores.
No hay fórmula mágica. Dentro del esquema económico actual (que el Perú también lo sigue) la distribución le compete al Estado, el mercado por su propia naturaleza no es distribuidor, así que el primero debe tener una política más agresiva para llegar a los que menos tienen.
Ojalá que las protestas contra el gobierno de la concertación no sea el fin de esta. Resultaría una paradoja que el siguiente gobierno fuese de derecha y que las fuerzas organizadas del trabajo hayan contribuido a su final. Sería una ironía de la historia. Por el momento, parece que las protestas solo buscan llamar la atención para una mejor y más amplia redistribución. El gobierno socialista chileno deberá satisfacer las demandas, caso contrario podría estar cavando su propio final, y si fracasa, no sería el fracaso en un solo país, sino en el hemisferio, en esa lucha (no declarada expresamente) con las fuerzas de la reacción que encarna Hugo Chávez y sus seguidores. Sería darles la excusa de que el “modelo” de ellos “sí funciona” y que “el socialismo del siglo XXI” es la panacea de todos los males y no lo que es en verdad: una versión pasada de nacionalismo indigesto y trasnochado, con toques de “socialismo cubano”. Ese es el reto que tiene la concertación chilena y de todos aquellos que no creemos ni en la dictadura chavista ni en la dictadura del mercado.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, August 27, 2007
SECUELAS DEL TERREMOTO (II PARTE)
Una de las medidas que debe evaluarse es crear un fondo especial de contingencia para cualquier tipo de desastre, ese fondo debe incluir la compra de alimentos no perecibles y ponerlos en lugares estratégicos del país. Significa también comprar más sismógrafos, más tarea de prevención y una reforma radical de Defensa Civil.
Eso va a significar invertir dinero y la oposición del Ministro de Economía y del grupo de neoliberales enquistados en el gobierno. Significa también que el Presidente de la República tome una decisión política y “cortar cabezas” donde sea necesario.
Si bien para los gastos de estos momentos de emergencia no se puede tener controles burocráticos tipo SNIP, tampoco se puede dejar de fiscalizar. Para ello la prensa seria y la sociedad civil deben convertirse en fiscalizadores severos. Ya se detectaron apropiaciones de las donaciones en funcionarios de menor jerarquía, hay que seguir con esa labor de fiscalización. Una ventaja que tenemos con relación al terremoto de 1970 y las donaciones que terminaron en las casas de los militares, es que ahora estamos en un sistema democrático y por tanto la fiscalización es tarea inherente de la sociedad (y mucho ojo con la “reconstrucción” de Pisco que se anuncia).
Igualmente, debemos tener un sistema ágil y eficiente de ayuda. Lo que pasó en los días posteriores al sismo, cuando existiendo donaciones estas no llegaban, significa que no había organización y el Estado no llegó a tiempo a los damnificados. El Estado desapareció. Eso no debe volver a pasar si queremos ser prevenidos. Al margen del pensar de los ácratas, todo pueblo organizado tiene un Estado y Hegel decía que las naciones que tienen historia son aquellas que tienen Estado. Hasta en los países capitalistas desarrollados existe un Estado presencial en todos los poros de la sociedad.
La reconstrucción de las ciudades desvastadas significa ubicarlas en otra zona cuando sea necesario, como es el caso de Pisco, así como construir casas antisísmicas apropiadas. Cuando los costos burocráticos son elevados y los trámites meramente formales (sin labor de fiscalización ni educación de por medio, y una desidia de los funcionarios responsables) y no existe una cultura antisísmica, cada uno hace su vivienda como mejor puede o quiere, obviando los requisitos técnicos necesarios. Eso pasó en Pisco y ahora estamos viendo las consecuencias.
Un detalle: la gran solidaridad demostrada por el pueblo peruano de todos los sectores sociales ha evidenciado que hemos sentido como nuestra la tragedia de nuestros connacionales (uno de los voluntarios en la zona del desastre, empresario para mayores detalles, decía: “es mi país…es mi gente”); pero, ¿ello significa que estamos logrando formar una nación o por lo menos un espíritu nacional? Algunos sostienen que Lima se volcó en un gesto de generosidad poco común debido a que también la golpeó el sismo. Creo que la explicación resulta insuficiente y bastante superficial. Creo que intervienen otros factores. El más cercano que entre pisqueños, chinchanos, iqueños y limeños compartimos una idiosincrasia similar al ser ciudades costeñas. Pero también influye ese sentimiento “mestizo” que se está consolidando en nuestro país poco a poco. Alguien decía –más o menos- que nación es cuando a tú vecino le duele el pie y tú también lo sientes. No estoy seguro todavía que podamos decir que somos una nación coherente, pero sí de que por lo menos ese espíritu sale a flote en momentos emotivos muy fuertes (una desgracia nacional o cuando juega la selección peruana, a pesar que pierda); y, también que estamos construyendo o se está formando una “nación de cholos”, de mestizos, con sus lastres y sus problemas no resueltos todavía y con otros que deberemos resolver a futuro, pero hacia allí vamos. Estamos en eso y es bueno.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Eso va a significar invertir dinero y la oposición del Ministro de Economía y del grupo de neoliberales enquistados en el gobierno. Significa también que el Presidente de la República tome una decisión política y “cortar cabezas” donde sea necesario.
Si bien para los gastos de estos momentos de emergencia no se puede tener controles burocráticos tipo SNIP, tampoco se puede dejar de fiscalizar. Para ello la prensa seria y la sociedad civil deben convertirse en fiscalizadores severos. Ya se detectaron apropiaciones de las donaciones en funcionarios de menor jerarquía, hay que seguir con esa labor de fiscalización. Una ventaja que tenemos con relación al terremoto de 1970 y las donaciones que terminaron en las casas de los militares, es que ahora estamos en un sistema democrático y por tanto la fiscalización es tarea inherente de la sociedad (y mucho ojo con la “reconstrucción” de Pisco que se anuncia).
Igualmente, debemos tener un sistema ágil y eficiente de ayuda. Lo que pasó en los días posteriores al sismo, cuando existiendo donaciones estas no llegaban, significa que no había organización y el Estado no llegó a tiempo a los damnificados. El Estado desapareció. Eso no debe volver a pasar si queremos ser prevenidos. Al margen del pensar de los ácratas, todo pueblo organizado tiene un Estado y Hegel decía que las naciones que tienen historia son aquellas que tienen Estado. Hasta en los países capitalistas desarrollados existe un Estado presencial en todos los poros de la sociedad.
La reconstrucción de las ciudades desvastadas significa ubicarlas en otra zona cuando sea necesario, como es el caso de Pisco, así como construir casas antisísmicas apropiadas. Cuando los costos burocráticos son elevados y los trámites meramente formales (sin labor de fiscalización ni educación de por medio, y una desidia de los funcionarios responsables) y no existe una cultura antisísmica, cada uno hace su vivienda como mejor puede o quiere, obviando los requisitos técnicos necesarios. Eso pasó en Pisco y ahora estamos viendo las consecuencias.
Un detalle: la gran solidaridad demostrada por el pueblo peruano de todos los sectores sociales ha evidenciado que hemos sentido como nuestra la tragedia de nuestros connacionales (uno de los voluntarios en la zona del desastre, empresario para mayores detalles, decía: “es mi país…es mi gente”); pero, ¿ello significa que estamos logrando formar una nación o por lo menos un espíritu nacional? Algunos sostienen que Lima se volcó en un gesto de generosidad poco común debido a que también la golpeó el sismo. Creo que la explicación resulta insuficiente y bastante superficial. Creo que intervienen otros factores. El más cercano que entre pisqueños, chinchanos, iqueños y limeños compartimos una idiosincrasia similar al ser ciudades costeñas. Pero también influye ese sentimiento “mestizo” que se está consolidando en nuestro país poco a poco. Alguien decía –más o menos- que nación es cuando a tú vecino le duele el pie y tú también lo sientes. No estoy seguro todavía que podamos decir que somos una nación coherente, pero sí de que por lo menos ese espíritu sale a flote en momentos emotivos muy fuertes (una desgracia nacional o cuando juega la selección peruana, a pesar que pierda); y, también que estamos construyendo o se está formando una “nación de cholos”, de mestizos, con sus lastres y sus problemas no resueltos todavía y con otros que deberemos resolver a futuro, pero hacia allí vamos. Estamos en eso y es bueno.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, August 20, 2007
SECUELAS DEL TERREMOTO
Lo que llama la atención en la secuela del terremoto del 15 de Agosto es constatar una vez más que el Estado se demora en llegar a las víctimas. Los reflejos son lentos, paquidérmicos y existe desorganización y un cruce de competencias entre el gobierno central, regional y los locales. En las horas subsiguientes al sismo se notó la ausencia del estado, a tal punto que no había siquiera un servicio legal a fin de expedir un certificado de defunción y sencillamente se optó por disponer enterrarlos “así nomás”. No había fiscales, no había Reniec, no había municipios y, peor aún, no había alcaldes que tomaron el liderazgo en un momento tan crucial para sus vecinos, hubo incluso uno que desapareció no porque la tierra se lo hubiera tragado, sino porque se metió a su casa o Dios sabe donde, pero sencillamente era inubicable luego del sismo; y en cuanto a los médicos, que hace poco habían decidido iniciar una huelga por aumentos salariales, no querían expedir los certificados respectivos arguyendo marañas burocráticas. El estado brilló por su ausencia.
Las comunicaciones también fallaron. Los teléfonos fijos y los celulares necesarios y vitales en situaciones de urgencia, colapsaron. Algo pasó. Telefónica le echó la culpa a los usuarios que llamaban constantemente; pero, ¿y el ancho de banda no da para cubrir todos los millones de millones de teléfonos que han vendido? Sería bueno que la investigación anunciada no quede en simple gesto.
Otro hecho constatable es que Defensa Civil demostró no estar a la altura de las circunstancias. Si somos un país ubicado en una zona sísmica, lo lógico es que debemos contar con un sistema de Defensa Civil rápido y eficiente para llegar a la zona del desastre. Sin embargo, no pasó eso. Esta experiencia obliga a replantear el sistema, el cual parece adolecer de un burocratismo que lo hace torpe e ineficaz.
Asimismo, sería bueno tener un sistema de almacenamiento de alimentos no perecibles en distintas zonas del país ante cualquier desastre. Los incas sabían en el terreno que vivían y que los desastres, sean terremotos, huaycos, desbordes de ríos o sequías eran naturales, y diseñaron un sistema de almacenaje de alimentos y prevenir así la hambruna. Esa idea debe rescatarse y no esperar a que la sociedad civil done alimentos.
Existe toda una generación de jóvenes menores a los 25 años que no conocieron lo que es un terremoto hasta el miércoles 15. El último gran terremoto que tuvimos en Lima fue en 1974, hace más de treinta años, aunque en realidad el más fuerte fue el de 1970, que lo vivimos quienes estábamos en la mocedad en aquellos años y sabemos que ese terremoto fue mucho más fuerte que el de ahora; sin embargo, para los jóvenes el del miércoles fue realmente “el terremoto”. Todo es relativo, porque para nuestros abuelos el peor de todos fue el de 1940, que nosotros en lo personal no lo vivimos.
El punto es que las personas no están preparadas ante un sismo. Todo el mundo salió desesperado corriendo. Otra vez Defensa Civil o quien deba impartir cursos constantes de prevención de sismos (y de educación de las emociones de los ciudadanos) fallaron de nuevo.
Lo negativo de lo que vino después fue el aprovechamiento de la necesidad de las personas: los artículos de primera necesidad subieron en la zona del desastre, para viajar a Lima más que se duplicaron los pasajes y comenzaron los saqueos. Más allá de las maldiciones que el Presidente les mandó a los aprovechadores del desastre, está el prevenir. Si hubiésemos tenido un sistema de almacenaje de alimentos no perecibles eficaz nada de eso hubiera pasado y de contar con un sistema de defensa civil de reflejos inmediatos con un sistema rápido de ayuda y de ómnibus gratuito para las víctimas y sus familiares no habría especuladores. Pero, el estado falló de nuevo en prevenir y organizarse.
Por lo que cuentan los que han estado en las zonas del desastre, el panorama es desolador, hay ciudades que prácticamente han quedado en escombros y personas mendigando ayuda a la vera del camino, y, a tres días del terremoto, en varios lugares no hay ni luz ni agua, y de paso –ya que hablamos de intervención del estado- han existido burócratas insensibles que han querido cobrar a los deudos por enterrar a sus muertos.
Ojalá que la ayuda que se está recopilando en los puntos de acopio de Lima llegue realmente. Damnificados manifiestan que hasta la fecha no llega nada. He sido testigo presencial (yo mismo llevé mi bolsa de ropa) que las personas están llegando masivamente hasta la explanada del Estadio Nacional y expresando su solidaridad con víveres, ropa y agua. Igual sucede en otros puntos de la ciudad de Lima. Hay solidaridad, espero que esa muestra de apoyo nacional e internacional llegue efectivamente y no pase lo mismo que en el terremoto de 1970 donde el gran apoyo que llegó del extranjero y de todo el país literal y crudamente fue robado por los generales del gobierno militar de entonces y jamás llegó a los damnificados. Espero también que los cien millones de soles que el gobierno ha dispuesto gastar en la reconstrucción, sin el pase por el SNIP u otro sistema de control, sea bien usado. Las ONGs que se dedican a la transparencia del gobierno y del sistema político, así como los medios de comunicación serios deben fiscalizar atentamente ese gasto y la distribución eficiente de la ayuda.
El Estado siempre debe estar presente, pero más presente debe estar en los momentos difíciles de sus ciudadanos, y evitar que funcionarios inescrupulosos y con las uñas largas comiencen a hacer de las suyas.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Las comunicaciones también fallaron. Los teléfonos fijos y los celulares necesarios y vitales en situaciones de urgencia, colapsaron. Algo pasó. Telefónica le echó la culpa a los usuarios que llamaban constantemente; pero, ¿y el ancho de banda no da para cubrir todos los millones de millones de teléfonos que han vendido? Sería bueno que la investigación anunciada no quede en simple gesto.
Otro hecho constatable es que Defensa Civil demostró no estar a la altura de las circunstancias. Si somos un país ubicado en una zona sísmica, lo lógico es que debemos contar con un sistema de Defensa Civil rápido y eficiente para llegar a la zona del desastre. Sin embargo, no pasó eso. Esta experiencia obliga a replantear el sistema, el cual parece adolecer de un burocratismo que lo hace torpe e ineficaz.
Asimismo, sería bueno tener un sistema de almacenamiento de alimentos no perecibles en distintas zonas del país ante cualquier desastre. Los incas sabían en el terreno que vivían y que los desastres, sean terremotos, huaycos, desbordes de ríos o sequías eran naturales, y diseñaron un sistema de almacenaje de alimentos y prevenir así la hambruna. Esa idea debe rescatarse y no esperar a que la sociedad civil done alimentos.
Existe toda una generación de jóvenes menores a los 25 años que no conocieron lo que es un terremoto hasta el miércoles 15. El último gran terremoto que tuvimos en Lima fue en 1974, hace más de treinta años, aunque en realidad el más fuerte fue el de 1970, que lo vivimos quienes estábamos en la mocedad en aquellos años y sabemos que ese terremoto fue mucho más fuerte que el de ahora; sin embargo, para los jóvenes el del miércoles fue realmente “el terremoto”. Todo es relativo, porque para nuestros abuelos el peor de todos fue el de 1940, que nosotros en lo personal no lo vivimos.
El punto es que las personas no están preparadas ante un sismo. Todo el mundo salió desesperado corriendo. Otra vez Defensa Civil o quien deba impartir cursos constantes de prevención de sismos (y de educación de las emociones de los ciudadanos) fallaron de nuevo.
Lo negativo de lo que vino después fue el aprovechamiento de la necesidad de las personas: los artículos de primera necesidad subieron en la zona del desastre, para viajar a Lima más que se duplicaron los pasajes y comenzaron los saqueos. Más allá de las maldiciones que el Presidente les mandó a los aprovechadores del desastre, está el prevenir. Si hubiésemos tenido un sistema de almacenaje de alimentos no perecibles eficaz nada de eso hubiera pasado y de contar con un sistema de defensa civil de reflejos inmediatos con un sistema rápido de ayuda y de ómnibus gratuito para las víctimas y sus familiares no habría especuladores. Pero, el estado falló de nuevo en prevenir y organizarse.
Por lo que cuentan los que han estado en las zonas del desastre, el panorama es desolador, hay ciudades que prácticamente han quedado en escombros y personas mendigando ayuda a la vera del camino, y, a tres días del terremoto, en varios lugares no hay ni luz ni agua, y de paso –ya que hablamos de intervención del estado- han existido burócratas insensibles que han querido cobrar a los deudos por enterrar a sus muertos.
Ojalá que la ayuda que se está recopilando en los puntos de acopio de Lima llegue realmente. Damnificados manifiestan que hasta la fecha no llega nada. He sido testigo presencial (yo mismo llevé mi bolsa de ropa) que las personas están llegando masivamente hasta la explanada del Estadio Nacional y expresando su solidaridad con víveres, ropa y agua. Igual sucede en otros puntos de la ciudad de Lima. Hay solidaridad, espero que esa muestra de apoyo nacional e internacional llegue efectivamente y no pase lo mismo que en el terremoto de 1970 donde el gran apoyo que llegó del extranjero y de todo el país literal y crudamente fue robado por los generales del gobierno militar de entonces y jamás llegó a los damnificados. Espero también que los cien millones de soles que el gobierno ha dispuesto gastar en la reconstrucción, sin el pase por el SNIP u otro sistema de control, sea bien usado. Las ONGs que se dedican a la transparencia del gobierno y del sistema político, así como los medios de comunicación serios deben fiscalizar atentamente ese gasto y la distribución eficiente de la ayuda.
El Estado siempre debe estar presente, pero más presente debe estar en los momentos difíciles de sus ciudadanos, y evitar que funcionarios inescrupulosos y con las uñas largas comiencen a hacer de las suyas.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, August 13, 2007
CINE COMERCIAL EN EL PERÚ: EL CASO LA GRAN SANGRE
El hacer cine comercial en el Perú es un reto. Verdad de Perogrullo, pero cierta para todos aquellos que apuestan al mercado nacional con un producto de entretenimiento.
Por cierto, no estoy en la posición de los que –en un posado intelectualismo- aspiran a que el cine peruano solo debe tener como misión trascendental la de reflejar nuestra realidad social y su problemática, creando identidad nacional; finalidad que a lo sumo puede ser secundaria y las más de las veces obtenida de manera involuntaria, pero no estéticamente la finalidad última del cine peruano, ni de cualquier cine que se precie como tal.
Cuando los mensajes “sociales” son deliberados –es decir concientes- se cae en el pastiche, la propaganda política plana, la impostura (que es lo que le sucede a La gran sangre cuando manda sus mensajes “positivos” de afirmación de la nacionalidad y de lucha contra la corrupción) y otros esperpentos de triste olvido. La literatura y el cine soviético de la época estaliniana están repletos de ejemplos; y, las excepciones donde el mensaje social deliberado y conciente se estructuró bien en la trama son contadísimas, una de ellas, El acorazado Potemkin, y al otro lado del Atlántico, Intolerancia.
Resulta interesante conocer que ahora que existen más institutos, academias, talleres y hasta universidades donde se puede aprender cine, la calidad de las películas peruanas haya disminuido, apostándose por lo más fácil y vendible rápidamente, sin mucha creación de por medio, a diferencia de lo que sucedía con la generación de Lombardi, cuando las condiciones materiales para hacer cine eran más bien escasas y el oficio se aprendía de manera autodidacta, pero se hacían mejores y más interesantes películas que ahora. ¿Qué pasó?
Aparentemente pareciera que el talento escasea ahora, pese a que las condiciones materiales para hacer cine han crecido (a lo cual para bien y para mal ha contribuido el digital). Más bien creo que las limitaciones vienen por las condiciones más que por el talento. Lombardi y la generación del setenta tenían una ley que les permitía hacer películas y que fue el cimento del cine nacional contemporáneo por veinte años consecutivos, generando las condiciones para una pléyade de jóvenes realizadores que del corto podían pasar al largometraje.
Para muestra un botón: con todos los defectos y cuestionamientos que producía el cine indigenista de Federico García, ¿quién en la actualidad se atrevería a realizar una película sobre Túpac Amaru, hecha gracias a la derogada ley de cine?
En la actualidad, los jóvenes realizadores se enfrentan a la cruda realidad del mercado y a una ley del cine que el propio Estado burla al no dar la cuota que por imperio de esa misma ley le corresponde dar a un fondo de premiación para los cineastas, por lo que los jóvenes realizadores que se atreven a asumir el riesgo de un largometraje deciden apostar sobreseguro, utilizando “fórmulas ganadoras” que en el pasado dieron resultado en otras películas, sacrificando su talento por el supuesto beneficio económico. De allí que actualmente existan tantas cintas deleznables en el cine nacional (y hasta donde tengo conocimiento el fenómeno se repite en otros países de AL); y, por eso también realizadores jóvenes como Josué Meléndez o Álvaro Velarde que cuentan con universos propios desde su primer filme, escasean; aunque para ellos el camino del financiamiento es largo y complicado, teniendo que tocar muchas puertas y, como uno de ellos reveló, más se demora en buscar el dinero que en realizar la película.
Por eso, los que apuestan por el mercado nacional y se proyectan al extranjero, buscan la seguridad en cubrir los costos de producción y obtener un margen de ganancias, siendo el objetivo primordial el box office, la taquilla, donde necesariamente el producto ofrecido debe ser “vendible” como cualquier otra mercancía; aunque, se corra el albur de caer en productos de similares características, que apuestan sobreseguro, usando fórmulas repetitivas, asumiendo el inexorable destino de ser rápidamente olvidables, como sucede con infinidad de películas norteamericanas, deviniendo en productos descartables en el corto plazo (Usar y botar). Le pasó a dos películas anteriores de jóvenes realizadores que ya nadie recuerda pese a que el estreno fue hace poco tiempo, como son Mañana te cuento y Talk show, y algo de eso le ocurre también a La gran sangre.
El pase a la pantalla grande de esta popular serie iba a ser tarde o temprano, el asunto era cómo pasar, si haciendo una película original que rompa los parámetros de la serie de tv (por ejemplo, una adaptación creativa a la pantalla grande como la realizada por Brian de Palma con las series Los Intocables o Misión Imposible) o una que sea secuela literal de la serie de televisión. Se apostó por lo segundo, debido a la proximidad temporal con la serie y a la identificación masiva del público con los personajes centrales y sus peripecias; solo que –a diferencia de tantas películas norteamericanas- fue realizada con un presupuesto más modesto y actores locales que cobrarían también sumas más modestas. Algo así como una imitación barata de un producto original. Signos del subdesarrollo y de los escasos recursos financieros con que cuentan los productores y cineastas locales, como otros colegas de la región.
Es así que La gran sangre tiene ese aire entre Kill Bill, las películas de Bruce Lee y la popular serie de tv de los años 80 Los magníficos (The A-Team), que es de donde toma la caracterización de sus personajes principales, adaptados a la idiosincracia peruana. Dragón es un Coronel “Hannibal” Smith, sin el toque cínico que le dio George Peppard a su personaje; Tony Blades es un “Fas” acriollado y algo desnutrido acorde con un país del tercer mundo; y, Mandril es un Mario Baracus sin los collares y aretes del robusto sargento. Solo faltó para completar el cuarteto el alter ego de Murdock.
No vamos a entrar en la polémica del plagio difundida recientemente por un programa de espectáculos, debido a que no conocemos la serie azteca El pantera, y sacar conclusiones de escenas aisladas sería apresurado y falto de criterio sea para absolver o condenar. En el peor de los casos podemos argumentar que sería “un plagio del plagio”, debido a que la influencia de The A-Team en la caracterización de los personajes es bastante evidente, así como de las otras películas a que se ha hecho mención: el uso de los dibujos animados, el aire de cómic de los personajes y de las escenas, el full contact y el maestro zen que se nos muestra en flash backs son tributarias de la saga tarantiniana. El resultado no siempre ha sido el mejor en todo caso.
Pero, un problema inicial que se presenta a la película es la caracterización de los villanos, los que tienen tintes demasiado recargados. Es decir son tan malos tan malos que parecen estereotipos de villanos, parodia de malos. Es lo que pasa cuando las tintas se recargan demasiado, que se termina consiguiendo el efecto contrario al buscado. Igual pasa con la gratuidad de los flash backs (saltos temporales hacia el pasado), en que se da cuenta del gran afecto filial de Rocha hacia Marcos, lo que se verbaliza y se muestra en imágenes a la vez, o donde se nos muestra al maestro de Dragón aconsejándolo, cuando no venía al caso. Pasa lo mismo con el desacierto de “sacarse bajo la manga” a Althea como infiltrada en la banda de Rocha. No es muy creíble, ni tampoco en cómo salva a los supuestos “ajusticiados” por el narcotraficante. Aunque en honor a la verdad, ese dar un giro de 180º a un personaje contra toda lógica del relato es un recurso bastante manoseado actualmente por el peor cine norteamericano. Igual pasa con los chistes bastante socorridos que van “salpicando” la historia.
De repente faltó un mejor guión, mayor trabajo y preparación del mismo. Vemos muchas escenas que parecen gratuitas o que no trasmiten una secuencialidad narrativa lógica, esto último claro es más falta de un uso adecuado del lenguaje cinematográfico que de la estructura del guión propiamente.
Por lo demás, lo rescatable son las escenas de acción, muy bien llevadas, sobretodo la persecución en automóvil con que se abre la película. Igual de logrado es el uso del flash forward (salto temporal hacia el futuro) donde mientras el grupo justiciero prepara el golpe contra Rocha, se da cuenta, en montaje sucesivo, de la acción que se detalla en ese plan. Se gana en agilidad y en tensión dramática.
En cuanto al uso de dibujos animados, creo que se exageró un poco.
Todo parece indicar que tendremos una continuación. Esperemos que sea mejor. No por ser solo un producto comercial se debe olvidar la calidad. Recordemos que muchos grandes maestros del Hollywood clásico trabajaron bajo los parámetros de los grandes estudios. Como todo mercado, el cinematográfico también tiene consumidores exigentes y no merece que se le de “cualquier cosa” pensando que debe estar dirigido a la categoría D, E o Z; aunque el problema también es parte de la falta de experiencia del personal artístico, técnico y del equipo de producción, experiencia necesaria para consolidar una industria comercial fílmica más activa y que solo se consigue haciendo películas. El diario quehacer es la única forma de ganar experiencia en cualquier oficio. Por el momento tendremos que contentarnos con intentos aislados, con los resultados previsibles de inexperiencia y de falta de preparación, ya que como dice el adagio “una golondrina no hace el verano”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
LA GRAN SANGRE: LA PELÍCULA
Dir.: Jorge Carmona
Guión: Jorge Carmona, Aldo Miyashiro
c/ Carlos Alcántara (Dragón), Pietro Sibille (Mandril), Aldo Miyashiro (Tony Blades), Melania Urbina (Althea), José Alonso (El Rocha), Carolina Pampillo (Géminis), Sergio Galliani (Santos), Jason Day (Marcos)
Perú/2007/Acción**
Por cierto, no estoy en la posición de los que –en un posado intelectualismo- aspiran a que el cine peruano solo debe tener como misión trascendental la de reflejar nuestra realidad social y su problemática, creando identidad nacional; finalidad que a lo sumo puede ser secundaria y las más de las veces obtenida de manera involuntaria, pero no estéticamente la finalidad última del cine peruano, ni de cualquier cine que se precie como tal.
Cuando los mensajes “sociales” son deliberados –es decir concientes- se cae en el pastiche, la propaganda política plana, la impostura (que es lo que le sucede a La gran sangre cuando manda sus mensajes “positivos” de afirmación de la nacionalidad y de lucha contra la corrupción) y otros esperpentos de triste olvido. La literatura y el cine soviético de la época estaliniana están repletos de ejemplos; y, las excepciones donde el mensaje social deliberado y conciente se estructuró bien en la trama son contadísimas, una de ellas, El acorazado Potemkin, y al otro lado del Atlántico, Intolerancia.
Resulta interesante conocer que ahora que existen más institutos, academias, talleres y hasta universidades donde se puede aprender cine, la calidad de las películas peruanas haya disminuido, apostándose por lo más fácil y vendible rápidamente, sin mucha creación de por medio, a diferencia de lo que sucedía con la generación de Lombardi, cuando las condiciones materiales para hacer cine eran más bien escasas y el oficio se aprendía de manera autodidacta, pero se hacían mejores y más interesantes películas que ahora. ¿Qué pasó?
Aparentemente pareciera que el talento escasea ahora, pese a que las condiciones materiales para hacer cine han crecido (a lo cual para bien y para mal ha contribuido el digital). Más bien creo que las limitaciones vienen por las condiciones más que por el talento. Lombardi y la generación del setenta tenían una ley que les permitía hacer películas y que fue el cimento del cine nacional contemporáneo por veinte años consecutivos, generando las condiciones para una pléyade de jóvenes realizadores que del corto podían pasar al largometraje.
Para muestra un botón: con todos los defectos y cuestionamientos que producía el cine indigenista de Federico García, ¿quién en la actualidad se atrevería a realizar una película sobre Túpac Amaru, hecha gracias a la derogada ley de cine?
En la actualidad, los jóvenes realizadores se enfrentan a la cruda realidad del mercado y a una ley del cine que el propio Estado burla al no dar la cuota que por imperio de esa misma ley le corresponde dar a un fondo de premiación para los cineastas, por lo que los jóvenes realizadores que se atreven a asumir el riesgo de un largometraje deciden apostar sobreseguro, utilizando “fórmulas ganadoras” que en el pasado dieron resultado en otras películas, sacrificando su talento por el supuesto beneficio económico. De allí que actualmente existan tantas cintas deleznables en el cine nacional (y hasta donde tengo conocimiento el fenómeno se repite en otros países de AL); y, por eso también realizadores jóvenes como Josué Meléndez o Álvaro Velarde que cuentan con universos propios desde su primer filme, escasean; aunque para ellos el camino del financiamiento es largo y complicado, teniendo que tocar muchas puertas y, como uno de ellos reveló, más se demora en buscar el dinero que en realizar la película.
Por eso, los que apuestan por el mercado nacional y se proyectan al extranjero, buscan la seguridad en cubrir los costos de producción y obtener un margen de ganancias, siendo el objetivo primordial el box office, la taquilla, donde necesariamente el producto ofrecido debe ser “vendible” como cualquier otra mercancía; aunque, se corra el albur de caer en productos de similares características, que apuestan sobreseguro, usando fórmulas repetitivas, asumiendo el inexorable destino de ser rápidamente olvidables, como sucede con infinidad de películas norteamericanas, deviniendo en productos descartables en el corto plazo (Usar y botar). Le pasó a dos películas anteriores de jóvenes realizadores que ya nadie recuerda pese a que el estreno fue hace poco tiempo, como son Mañana te cuento y Talk show, y algo de eso le ocurre también a La gran sangre.
El pase a la pantalla grande de esta popular serie iba a ser tarde o temprano, el asunto era cómo pasar, si haciendo una película original que rompa los parámetros de la serie de tv (por ejemplo, una adaptación creativa a la pantalla grande como la realizada por Brian de Palma con las series Los Intocables o Misión Imposible) o una que sea secuela literal de la serie de televisión. Se apostó por lo segundo, debido a la proximidad temporal con la serie y a la identificación masiva del público con los personajes centrales y sus peripecias; solo que –a diferencia de tantas películas norteamericanas- fue realizada con un presupuesto más modesto y actores locales que cobrarían también sumas más modestas. Algo así como una imitación barata de un producto original. Signos del subdesarrollo y de los escasos recursos financieros con que cuentan los productores y cineastas locales, como otros colegas de la región.
Es así que La gran sangre tiene ese aire entre Kill Bill, las películas de Bruce Lee y la popular serie de tv de los años 80 Los magníficos (The A-Team), que es de donde toma la caracterización de sus personajes principales, adaptados a la idiosincracia peruana. Dragón es un Coronel “Hannibal” Smith, sin el toque cínico que le dio George Peppard a su personaje; Tony Blades es un “Fas” acriollado y algo desnutrido acorde con un país del tercer mundo; y, Mandril es un Mario Baracus sin los collares y aretes del robusto sargento. Solo faltó para completar el cuarteto el alter ego de Murdock.
No vamos a entrar en la polémica del plagio difundida recientemente por un programa de espectáculos, debido a que no conocemos la serie azteca El pantera, y sacar conclusiones de escenas aisladas sería apresurado y falto de criterio sea para absolver o condenar. En el peor de los casos podemos argumentar que sería “un plagio del plagio”, debido a que la influencia de The A-Team en la caracterización de los personajes es bastante evidente, así como de las otras películas a que se ha hecho mención: el uso de los dibujos animados, el aire de cómic de los personajes y de las escenas, el full contact y el maestro zen que se nos muestra en flash backs son tributarias de la saga tarantiniana. El resultado no siempre ha sido el mejor en todo caso.
Pero, un problema inicial que se presenta a la película es la caracterización de los villanos, los que tienen tintes demasiado recargados. Es decir son tan malos tan malos que parecen estereotipos de villanos, parodia de malos. Es lo que pasa cuando las tintas se recargan demasiado, que se termina consiguiendo el efecto contrario al buscado. Igual pasa con la gratuidad de los flash backs (saltos temporales hacia el pasado), en que se da cuenta del gran afecto filial de Rocha hacia Marcos, lo que se verbaliza y se muestra en imágenes a la vez, o donde se nos muestra al maestro de Dragón aconsejándolo, cuando no venía al caso. Pasa lo mismo con el desacierto de “sacarse bajo la manga” a Althea como infiltrada en la banda de Rocha. No es muy creíble, ni tampoco en cómo salva a los supuestos “ajusticiados” por el narcotraficante. Aunque en honor a la verdad, ese dar un giro de 180º a un personaje contra toda lógica del relato es un recurso bastante manoseado actualmente por el peor cine norteamericano. Igual pasa con los chistes bastante socorridos que van “salpicando” la historia.
De repente faltó un mejor guión, mayor trabajo y preparación del mismo. Vemos muchas escenas que parecen gratuitas o que no trasmiten una secuencialidad narrativa lógica, esto último claro es más falta de un uso adecuado del lenguaje cinematográfico que de la estructura del guión propiamente.
Por lo demás, lo rescatable son las escenas de acción, muy bien llevadas, sobretodo la persecución en automóvil con que se abre la película. Igual de logrado es el uso del flash forward (salto temporal hacia el futuro) donde mientras el grupo justiciero prepara el golpe contra Rocha, se da cuenta, en montaje sucesivo, de la acción que se detalla en ese plan. Se gana en agilidad y en tensión dramática.
En cuanto al uso de dibujos animados, creo que se exageró un poco.
Todo parece indicar que tendremos una continuación. Esperemos que sea mejor. No por ser solo un producto comercial se debe olvidar la calidad. Recordemos que muchos grandes maestros del Hollywood clásico trabajaron bajo los parámetros de los grandes estudios. Como todo mercado, el cinematográfico también tiene consumidores exigentes y no merece que se le de “cualquier cosa” pensando que debe estar dirigido a la categoría D, E o Z; aunque el problema también es parte de la falta de experiencia del personal artístico, técnico y del equipo de producción, experiencia necesaria para consolidar una industria comercial fílmica más activa y que solo se consigue haciendo películas. El diario quehacer es la única forma de ganar experiencia en cualquier oficio. Por el momento tendremos que contentarnos con intentos aislados, con los resultados previsibles de inexperiencia y de falta de preparación, ya que como dice el adagio “una golondrina no hace el verano”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
LA GRAN SANGRE: LA PELÍCULA
Dir.: Jorge Carmona
Guión: Jorge Carmona, Aldo Miyashiro
c/ Carlos Alcántara (Dragón), Pietro Sibille (Mandril), Aldo Miyashiro (Tony Blades), Melania Urbina (Althea), José Alonso (El Rocha), Carolina Pampillo (Géminis), Sergio Galliani (Santos), Jason Day (Marcos)
Perú/2007/Acción**
Monday, July 30, 2007
CLAROSCUROS DEL DISCURSO DE 28 O CÓMO ALAN PODRÁ CUMPLIR SUS PROMESAS
LO SINCERO
Fue el reconocimiento que el gobierno no ha hecho mucho en el tema social. En el primer año se dejó pasar una gran oportunidad de iniciar (solo iniciar) los programas de cobertura e inclusión social a favor de millones de connacionales; pero un año después lo que debió ser la exposición de las líneas maestras se convirtió en apenas un mea culpa por la tardanza. Y, no podía ir más allá porque se ha comprado para si la teoría del “chorreo”; vale decir que la inversión y el mercado por si solos van a generar pleno empleo y bienestar para la población, lo cual puede ser cierto para algunas regiones de la costa donde se está invirtiendo en proyectos de agroexportación como es el caso de Ica, pero no para regiones del sur del país que no tienen ni canon ni inversiones ni cuentan con más recursos que los que el Estado pueda facilitar.
LO INTERESANTE
El anuncio del llamado Pacto Social entre trabajadores, empresarios y Estado, aunque faltó delinear su alcance, ya que reducirlo a fijar la Remuneración Mínima Vital sería darle poco vuelo, además que la RMV es competencia del Concejo Nacional de Trabajo donde precisamente están trabajadores y empresarios; por lo que –conociendo a Alan- no vaya a ser solo una medida efectista para ganar respiro y tiempo frente a la convulsión social que se vive en el interior del país. De ser algo serio, debería incluirse en el Pacto a los gobiernos regionales; y, en todo caso el Acuerdo Nacional puede servir de pivote para un eventual pacto. No es necesario crear más instituciones cuando ya existen las necesarias.
LOS GOBIERNOS REGIONALES
Precisamente a los gobiernos regionales les cayó sobre mojado. La alusión de que la pelota está en su cancha y que tienen los recursos necesarios para invertir a favor de sus representados fue clara. Se mira a los presidentes de región como los “malos de la película” al encabezar las protestas y marchas en su región. Muchas veces se suman a las mismas por temor a perder legitimidad frente a sus electores (poder político real), por lo que la legislación draconiana, en vigencia recientemente, que pena a los presidentes de región que se sumen a las protestas va a ser ineficaz atendiendo a los resultados sociales obtenidos (aparte que adolecen de un serio cuestionamiento constitucional).
Creo que la Presidencia Regional debe pasar por un reperfilamiento de sus atribuciones y propiciar a largo plazo la creación de macroregiones y de Parlamentos regionales que puedan canalizar instucionalmente las protestas. Para bien o para mal hemos iniciado un proceso regional que no podemos parar, menos desmantelar (personalmente siempre me opuse a la creación de una región por departamento) sino ir perfeccionando en el camino.
Creo que antes de pelearse con los gobiernos regionales, debería buscar aliados, por lo menos en los más amigables, no los del sur obviamente donde como en Arequipa, Tacna y Puno siguen un discurso ideologizado de abierta confrontación, pero hay otros que se muestran más receptivos frente al Ejecutivo.
LO QUE NO SE DIJO
No está claro cómo se llegará a reducir los índices de pobreza ni tampoco las políticas redistributivas para mejorar los índices sociales. Solamente se puede suponer que se podrá llegar a tales metas siempre y cuando los precios internacionales de los minerales sigan altos hasta el fin de su gobierno y que se elimine todo beneficio tributario de cualquier clase, incluyendo además imposiciones a las mineras más allá del “óvolo voluntario” y tributación a las grandes empresas que cotizan en bolsa lo que permitiría una gran recaudación fiscal. Bajo esos supuestos y siguiendo una política de austeridad extrema del Estado en gastos corrientes es posible llegar a los supuestos planteados por el Presidente; aunque es un poco difícil si tomamos en cuenta que el 2008 puede haber perturbaciones en la economía internacional.
Asimismo no se mencionó a Sierra Exportadora, ni tampoco la lucha contra la corrupción (la nueva adquisición de los patrulleros bajo el ministro aprista ha sido más cara que la renegociada por la Comisión Webb cuando Pilar Mazzeti era ministra). Quedó en el tintero la reforma del estado, la ley de la carrera administrativa a fin que existan funcionarios de carrera debidamente preparados, y la sempiterna reforma del poder judicial, la cual ni siquiera se mencionó.
LAS OLVIDADAS DE SIEMPRE
La cultura, la gran olvidada de todos los gobiernos, con el justificativo de que somos un “país pobre” y por tanto no podemos invertir en cultura. Otra gran olvidada de siempre es la ciencia y la tecnología. País que no invierte sustancialmente en dichos rubros va quedando desfasado y sufriendo un retraso peor que el del analfabetismo.
LO RESCATABLE
La puesta en ejecución del CEPLAN, el centro de planeamiento estratégico que fue aprobado bajo la administración de Toledo pero nunca puesto en marcha. Fue increíble que la ceguera neoliberal propiciara que un Estado moderno no tuviese lo que en buen romance es un instituto de planificación y que ahora, gracias a la tecnología de punta, puede ser un instrumento valioso para la planificación nacional y regional a mediano y largo plazo.
EL FRENTE EXTERNO
Propiciar más acuerdos comerciales, no solo con los países grandes como China, Canadá o México, sino debería incluirse también acuerdos con nuestros vecinos de la región. El TLC con Estados Unidos está en manos de los demócratas y si lo quieren aprobar o no será su responsabilidad. No estoy de acuerdo, como algunos sostienen, que el Presidente debe ir de nuevo a Estados Unidos a “rogar” por la firma o darle a los norteamericanos en concesión bases militares en nuestro país. No solamente está en juego la dignidad de un presidente que va a aparecer como “limosnero”, sino de todo el país al cual representa.
El frente externo también tiene un problema que debe enfrentar desde ahora y es la penetración del proyecto chavista en ciertas regiones del sur bajo el socorrido argumento de la “hermandad bolivariana”. No podemos ser ingenuos al respecto y si no se contrarresta esa penetración desde ahora es probable que el 2011 Hugo Chávez tenga un candidato de su afinidad en Palacio.
LO TEDIOSO
La cantidad de cifras y obras inauguradas (hasta letrinas incluídas). A ciertos momentos ya cansaba. Un resumen habría sido mejor y dejar los detalles a sus ministros. Yo había calculado la duración del discurso entre hora y hora media, pero el Presidente se me “excedió” por treinta minutos más. Hasta sus correligionarios en el Congreso bostezaban. Para los siguientes discursos se va a agradecer mayor concisión, que como decía Gracián “lo bueno si es poco es doblemente bueno”.
EN CONCLUSIÓN
Discurso sin grandes novedades, por lo que todo parece indicar que las líneas de gobierno seguirán siendo las mismas, sin cambios dramáticos en ningún sentido. Ya no se puede decir que vamos “hacia un tranquilo gobierno de centro derecha” debido a que el 2008 se presenta con nubarrones. Ojalá no sea demasiado tarde para reaccionar.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Fue el reconocimiento que el gobierno no ha hecho mucho en el tema social. En el primer año se dejó pasar una gran oportunidad de iniciar (solo iniciar) los programas de cobertura e inclusión social a favor de millones de connacionales; pero un año después lo que debió ser la exposición de las líneas maestras se convirtió en apenas un mea culpa por la tardanza. Y, no podía ir más allá porque se ha comprado para si la teoría del “chorreo”; vale decir que la inversión y el mercado por si solos van a generar pleno empleo y bienestar para la población, lo cual puede ser cierto para algunas regiones de la costa donde se está invirtiendo en proyectos de agroexportación como es el caso de Ica, pero no para regiones del sur del país que no tienen ni canon ni inversiones ni cuentan con más recursos que los que el Estado pueda facilitar.
LO INTERESANTE
El anuncio del llamado Pacto Social entre trabajadores, empresarios y Estado, aunque faltó delinear su alcance, ya que reducirlo a fijar la Remuneración Mínima Vital sería darle poco vuelo, además que la RMV es competencia del Concejo Nacional de Trabajo donde precisamente están trabajadores y empresarios; por lo que –conociendo a Alan- no vaya a ser solo una medida efectista para ganar respiro y tiempo frente a la convulsión social que se vive en el interior del país. De ser algo serio, debería incluirse en el Pacto a los gobiernos regionales; y, en todo caso el Acuerdo Nacional puede servir de pivote para un eventual pacto. No es necesario crear más instituciones cuando ya existen las necesarias.
LOS GOBIERNOS REGIONALES
Precisamente a los gobiernos regionales les cayó sobre mojado. La alusión de que la pelota está en su cancha y que tienen los recursos necesarios para invertir a favor de sus representados fue clara. Se mira a los presidentes de región como los “malos de la película” al encabezar las protestas y marchas en su región. Muchas veces se suman a las mismas por temor a perder legitimidad frente a sus electores (poder político real), por lo que la legislación draconiana, en vigencia recientemente, que pena a los presidentes de región que se sumen a las protestas va a ser ineficaz atendiendo a los resultados sociales obtenidos (aparte que adolecen de un serio cuestionamiento constitucional).
Creo que la Presidencia Regional debe pasar por un reperfilamiento de sus atribuciones y propiciar a largo plazo la creación de macroregiones y de Parlamentos regionales que puedan canalizar instucionalmente las protestas. Para bien o para mal hemos iniciado un proceso regional que no podemos parar, menos desmantelar (personalmente siempre me opuse a la creación de una región por departamento) sino ir perfeccionando en el camino.
Creo que antes de pelearse con los gobiernos regionales, debería buscar aliados, por lo menos en los más amigables, no los del sur obviamente donde como en Arequipa, Tacna y Puno siguen un discurso ideologizado de abierta confrontación, pero hay otros que se muestran más receptivos frente al Ejecutivo.
LO QUE NO SE DIJO
No está claro cómo se llegará a reducir los índices de pobreza ni tampoco las políticas redistributivas para mejorar los índices sociales. Solamente se puede suponer que se podrá llegar a tales metas siempre y cuando los precios internacionales de los minerales sigan altos hasta el fin de su gobierno y que se elimine todo beneficio tributario de cualquier clase, incluyendo además imposiciones a las mineras más allá del “óvolo voluntario” y tributación a las grandes empresas que cotizan en bolsa lo que permitiría una gran recaudación fiscal. Bajo esos supuestos y siguiendo una política de austeridad extrema del Estado en gastos corrientes es posible llegar a los supuestos planteados por el Presidente; aunque es un poco difícil si tomamos en cuenta que el 2008 puede haber perturbaciones en la economía internacional.
Asimismo no se mencionó a Sierra Exportadora, ni tampoco la lucha contra la corrupción (la nueva adquisición de los patrulleros bajo el ministro aprista ha sido más cara que la renegociada por la Comisión Webb cuando Pilar Mazzeti era ministra). Quedó en el tintero la reforma del estado, la ley de la carrera administrativa a fin que existan funcionarios de carrera debidamente preparados, y la sempiterna reforma del poder judicial, la cual ni siquiera se mencionó.
LAS OLVIDADAS DE SIEMPRE
La cultura, la gran olvidada de todos los gobiernos, con el justificativo de que somos un “país pobre” y por tanto no podemos invertir en cultura. Otra gran olvidada de siempre es la ciencia y la tecnología. País que no invierte sustancialmente en dichos rubros va quedando desfasado y sufriendo un retraso peor que el del analfabetismo.
LO RESCATABLE
La puesta en ejecución del CEPLAN, el centro de planeamiento estratégico que fue aprobado bajo la administración de Toledo pero nunca puesto en marcha. Fue increíble que la ceguera neoliberal propiciara que un Estado moderno no tuviese lo que en buen romance es un instituto de planificación y que ahora, gracias a la tecnología de punta, puede ser un instrumento valioso para la planificación nacional y regional a mediano y largo plazo.
EL FRENTE EXTERNO
Propiciar más acuerdos comerciales, no solo con los países grandes como China, Canadá o México, sino debería incluirse también acuerdos con nuestros vecinos de la región. El TLC con Estados Unidos está en manos de los demócratas y si lo quieren aprobar o no será su responsabilidad. No estoy de acuerdo, como algunos sostienen, que el Presidente debe ir de nuevo a Estados Unidos a “rogar” por la firma o darle a los norteamericanos en concesión bases militares en nuestro país. No solamente está en juego la dignidad de un presidente que va a aparecer como “limosnero”, sino de todo el país al cual representa.
El frente externo también tiene un problema que debe enfrentar desde ahora y es la penetración del proyecto chavista en ciertas regiones del sur bajo el socorrido argumento de la “hermandad bolivariana”. No podemos ser ingenuos al respecto y si no se contrarresta esa penetración desde ahora es probable que el 2011 Hugo Chávez tenga un candidato de su afinidad en Palacio.
LO TEDIOSO
La cantidad de cifras y obras inauguradas (hasta letrinas incluídas). A ciertos momentos ya cansaba. Un resumen habría sido mejor y dejar los detalles a sus ministros. Yo había calculado la duración del discurso entre hora y hora media, pero el Presidente se me “excedió” por treinta minutos más. Hasta sus correligionarios en el Congreso bostezaban. Para los siguientes discursos se va a agradecer mayor concisión, que como decía Gracián “lo bueno si es poco es doblemente bueno”.
EN CONCLUSIÓN
Discurso sin grandes novedades, por lo que todo parece indicar que las líneas de gobierno seguirán siendo las mismas, sin cambios dramáticos en ningún sentido. Ya no se puede decir que vamos “hacia un tranquilo gobierno de centro derecha” debido a que el 2008 se presenta con nubarrones. Ojalá no sea demasiado tarde para reaccionar.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Friday, July 27, 2007
A UN AÑO DEL SEGUNDO GOBIERNO DE ALAN GARCÍA
En nuestro artículo Los cien días de Alan publicado el 5 de Noviembre del 2006 decíamos que “…todo parece indicar que vamos hacia un tranquilo gobierno de centro-derecha. Lo cual se corrobora con el concurso de varios neoliberales en el actual gobierno aprista…”.
Es que ese rumbo centro derechista del segundo gobierno de AGP se debe tanto a haber logrado la presidencia gracias a los votos conservadores de Unidad Nacional (de allí que nombrara a varios connotados dirigentes de esa agrupación política en cargos clave del gobierno), como también a querer borrar de la memoria colectiva el “mal recuerdo” de su primer gobierno. Por ello dejó en el desván del olvido sus poses populistas del quinquenio anterior y se puso el ropaje de estadista mesurado y hasta un poco conservador, ropaje que por cierto han usado también otros presidentes de izquierda como Lula en Brasil, Tabaré Vásquez en Uruguay, y los socialistas chilenos pos Pinochet; decidiendo gobernar con medidas efectistas de corto alcance y bajo costo político, esperando el tanque de oxígeno que le daría el TLC para el largo plazo.
Sin embargo, el problema se ha agravado, lo cual se reflejó en las protestas del mes de Julio, ya que el haber ganado con los votos de Unidad Nacional no quita el compromiso de inclusión social pendiente para millones de peruanos que se encuentran en la extrema pobreza y que geográficamente están al sur. Que el “cuco” de Humala se hubiese desvanecido y no haya podido articular una oposición coherente desde la izquierda (el último intento por subirse a la cresta de la ola fue el de las marchas y paros de protesta del mes de Julio) no quita que se olvide del compromiso de la inclusión social para muchos connacionales; a no ser que se esté jugando a un maquiavélico plan para que el 2011 gané un outsider y Alan poder aparecer al quinquenio siguiente como el gran salvador de la patria. En el caso de la megalomanía de AGP (le gusta que dentro del APRA le digan Zeus o Titán) todo es probable, hasta incendiar la pradera y luego aparecer como el bombero (que un poco es lo que quiso hacer en el 90 con Fujimori, pero el tiro le salió al revés).
Porque el camino está siendo abonado para que un outsider radical gane los comicios el 2011, sea Ollanta u otro más radical.
Por otro lado, el “paquete” de modificatorias penales de tipo represivo y algunas hasta inconstitucionales como reacción al sacudón de los paros y protestas del mes de Julio apunta a eso. Más es un signo de incomodidad y hasta de irritación que de cimentar el principio de autoridad mirando las cosas serenamente.
Precisamente es en las regiones donde comienzan los procesos de protestas sociales, unas veces fomentados por pequeños sectores de la izquierda que tratan de aprovechar los conflictos, y otras porque la gente del interior se ha cansado de esperar a que llegue el “chorreo”, problema que surge en situaciones de abundancia, cuando hay torta y es grande, pero el cuchillo no tiene filo o la porción cortada es muy pequeña. Y si bien el problema es administrativo (eficacia del Estado), más es político o de voluntad política.
Y a pesar de todo el gobierno se mantiene –con apenas rasguños- estable, no solo por la doble base en que se asienta –los grupos de poder económico y el poder militar-, sino porque las protestas que se producen son focos aislados, no concertadas, por lo que su desactivación es relativamente fácil. El guión es el mismo: va el primer ministro, dialoga con los levantados, firman un acta de entendimiento y cesan las hostilizaciones y tomas de carretera.
De existir una orquestación “humalo-izquierdista” a nivel nacional sería imposible la desactivación de los conflictos regionales, pero al actuar por demandas aisladas y no unificadas en una plataforma común es bastante limitado su accionar; por eso la debilidad de los movimientos populares actuales, a diferencia de los suscitados treinta años atrás, como el glorioso paro de aquel ya lejano 17 de Julio de 1977 (cuya celebración pasó más o menos desapercibida).
Pero hay un detalle que es importante rescatar. Pese a las dificultades y a los intereses encontrados, mal que bien el diálogo se impone. Lo que antes se resolvía por la fuerza o a balas, ahora es hablando, elemento esencial en una democracia. Quizás los años de autoritarismo, violencia terrorista y desgobierno no han caído en saco roto. Ojalá.
Veamos que pasa en la escena oficial. Con el olfato político de AGP todo es posible, hasta que cambie de rumbo y vaya un poco más a la izquierda; pero con reformas que están en la lista de espera y no con medidas efectistas como quiso hacer en los primeros meses de su gobierno para ganar tiempo. De no ejecutarse oportunamente algunas reformas (sobretodo las de carácter social o inclusivas), la situación podría ser ingobernable para lo que resta de su mandato.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Es que ese rumbo centro derechista del segundo gobierno de AGP se debe tanto a haber logrado la presidencia gracias a los votos conservadores de Unidad Nacional (de allí que nombrara a varios connotados dirigentes de esa agrupación política en cargos clave del gobierno), como también a querer borrar de la memoria colectiva el “mal recuerdo” de su primer gobierno. Por ello dejó en el desván del olvido sus poses populistas del quinquenio anterior y se puso el ropaje de estadista mesurado y hasta un poco conservador, ropaje que por cierto han usado también otros presidentes de izquierda como Lula en Brasil, Tabaré Vásquez en Uruguay, y los socialistas chilenos pos Pinochet; decidiendo gobernar con medidas efectistas de corto alcance y bajo costo político, esperando el tanque de oxígeno que le daría el TLC para el largo plazo.
Sin embargo, el problema se ha agravado, lo cual se reflejó en las protestas del mes de Julio, ya que el haber ganado con los votos de Unidad Nacional no quita el compromiso de inclusión social pendiente para millones de peruanos que se encuentran en la extrema pobreza y que geográficamente están al sur. Que el “cuco” de Humala se hubiese desvanecido y no haya podido articular una oposición coherente desde la izquierda (el último intento por subirse a la cresta de la ola fue el de las marchas y paros de protesta del mes de Julio) no quita que se olvide del compromiso de la inclusión social para muchos connacionales; a no ser que se esté jugando a un maquiavélico plan para que el 2011 gané un outsider y Alan poder aparecer al quinquenio siguiente como el gran salvador de la patria. En el caso de la megalomanía de AGP (le gusta que dentro del APRA le digan Zeus o Titán) todo es probable, hasta incendiar la pradera y luego aparecer como el bombero (que un poco es lo que quiso hacer en el 90 con Fujimori, pero el tiro le salió al revés).
Porque el camino está siendo abonado para que un outsider radical gane los comicios el 2011, sea Ollanta u otro más radical.
Por otro lado, el “paquete” de modificatorias penales de tipo represivo y algunas hasta inconstitucionales como reacción al sacudón de los paros y protestas del mes de Julio apunta a eso. Más es un signo de incomodidad y hasta de irritación que de cimentar el principio de autoridad mirando las cosas serenamente.
Precisamente es en las regiones donde comienzan los procesos de protestas sociales, unas veces fomentados por pequeños sectores de la izquierda que tratan de aprovechar los conflictos, y otras porque la gente del interior se ha cansado de esperar a que llegue el “chorreo”, problema que surge en situaciones de abundancia, cuando hay torta y es grande, pero el cuchillo no tiene filo o la porción cortada es muy pequeña. Y si bien el problema es administrativo (eficacia del Estado), más es político o de voluntad política.
Y a pesar de todo el gobierno se mantiene –con apenas rasguños- estable, no solo por la doble base en que se asienta –los grupos de poder económico y el poder militar-, sino porque las protestas que se producen son focos aislados, no concertadas, por lo que su desactivación es relativamente fácil. El guión es el mismo: va el primer ministro, dialoga con los levantados, firman un acta de entendimiento y cesan las hostilizaciones y tomas de carretera.
De existir una orquestación “humalo-izquierdista” a nivel nacional sería imposible la desactivación de los conflictos regionales, pero al actuar por demandas aisladas y no unificadas en una plataforma común es bastante limitado su accionar; por eso la debilidad de los movimientos populares actuales, a diferencia de los suscitados treinta años atrás, como el glorioso paro de aquel ya lejano 17 de Julio de 1977 (cuya celebración pasó más o menos desapercibida).
Pero hay un detalle que es importante rescatar. Pese a las dificultades y a los intereses encontrados, mal que bien el diálogo se impone. Lo que antes se resolvía por la fuerza o a balas, ahora es hablando, elemento esencial en una democracia. Quizás los años de autoritarismo, violencia terrorista y desgobierno no han caído en saco roto. Ojalá.
Veamos que pasa en la escena oficial. Con el olfato político de AGP todo es posible, hasta que cambie de rumbo y vaya un poco más a la izquierda; pero con reformas que están en la lista de espera y no con medidas efectistas como quiso hacer en los primeros meses de su gobierno para ganar tiempo. De no ejecutarse oportunamente algunas reformas (sobretodo las de carácter social o inclusivas), la situación podría ser ingobernable para lo que resta de su mandato.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, July 09, 2007
PAROS Y PROTESTAS EN EL PERÚ DE HOY (O EL PERÚ NO ES SOLO ICA)
Si bien los paros, protestas, marchas y tomas de carretera han sido una constante en el Perú, hoy, con una economía boyante, superávit fiscal, reservas internacionales positivas y otras bondades más de la macroeconomía, parecería un sinsentido cualquier manifestación en contra. Sin embargo, se producen.
Aparentemente podríamos deducir que se trata de una serie de eventos orquestados por la oposición, principalmente la de izquierda humalista, pero creo que sería darle demasiado crédito. Puede tener algo que ver, aunque no es lo determinante para encontrar el motivo.
En nuestro artículo Un año que se despide: balance del 2006 y lo que viene en el 2007, publicado en nuestro blog el 29 de Diciembre del año pasado, sosteníamos que “Es probable que existan algunos levantamientos populares, principalmente en provincias, promovidos por los gobiernos regionales, sobretodo aquellos hostiles al partido de gobierno y en especial a Alan García, por lo que será necesaria mucha “muñeca” política para calmar los ánimos. Jorge del Castillo le será de gran utilidad, ya que ha demostrado ser un buen concertador”.
Y no era necesario consultar a un oráculo para saber lo que se venía el 2007 en el interior del país, debido a que en Noviembre, cuando fueron las elecciones regionales, el APRA ni siquiera conservó las regiones que tenía, sino que perdió casi todas, ganadas por sectores afines a la izquierda o poco amigos del aprismo. A eso hay que sumarle que precisamente la bonanza económica reflejada en las cifras hace que la gente pida más.
Si uno va a provincias realmente del interior del país, siente la miseria y el abandono del Estado. Y esos reclamos al gobierno aprista le están haciendo recordar sus promesas incumplidas hasta el momento, debido a que existe una ruptura ideológica y programática entre el APRA como movimiento opositor y el APRA como partido de gobierno. Esa ruptura es la que trae en parte el malestar de la población del interior del Perú. A esos bolsones de miseria, que son también peruanos, no se les puede pedir que sigan esperando a que llegue el “chorreo”. Allí tiene que intervenir el Estado necesariamente. No con programas demagógicos como en el quinquenio anterior de Alan García, pero si creando las condiciones óptimas para el desarrollo de esas regiones atrasadas e interviniendo con programas eficientes en salud, educación y empleo.
Que Alan García haya ganado gracias a los votos de Unidad Nacional y de los que estábamos en contra de una política regresiva y catastrófica como era la de Ollanta Humala, no quiere decir que gobierne de espaldas a ese inmenso sector de pobres y que geográficamente están en el sur del país. El Perú no es solo Ica –el único departamento del sur que emerge en un mar de prosperidad gracias a la agroexportación-, y si no se hace algo en forma inmediata por los abandonados de siempre, el 2011 tendremos ad portas otro outsider que demagógicamente calentará las cabezas de aquellos olvidados, y todo lo que hemos hecho a lo largo de estos años para conseguir estabilidad como país en poco tiempo se puede ir al tacho de basura de la historia.
Ese es el principal reto de Alan García y el gobierno, de cara al primer año que culmina y lo que resta de su mandato, y quizás una de sus principales preocupaciones.
POST SCRIPTUM: MACHU PICCHU NUEVA MARAVILLA DEL MUNDO
Dentro de los sinsabores de la política, los problemas de nuestro país y el pobre desempeño en nuestro fútbol, es un orgullo nacional la declaración del santuario de Machu Picchu como nueva maravilla del mundo. Bien por Machu Picchu y bien por el Perú.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Aparentemente podríamos deducir que se trata de una serie de eventos orquestados por la oposición, principalmente la de izquierda humalista, pero creo que sería darle demasiado crédito. Puede tener algo que ver, aunque no es lo determinante para encontrar el motivo.
En nuestro artículo Un año que se despide: balance del 2006 y lo que viene en el 2007, publicado en nuestro blog el 29 de Diciembre del año pasado, sosteníamos que “Es probable que existan algunos levantamientos populares, principalmente en provincias, promovidos por los gobiernos regionales, sobretodo aquellos hostiles al partido de gobierno y en especial a Alan García, por lo que será necesaria mucha “muñeca” política para calmar los ánimos. Jorge del Castillo le será de gran utilidad, ya que ha demostrado ser un buen concertador”.
Y no era necesario consultar a un oráculo para saber lo que se venía el 2007 en el interior del país, debido a que en Noviembre, cuando fueron las elecciones regionales, el APRA ni siquiera conservó las regiones que tenía, sino que perdió casi todas, ganadas por sectores afines a la izquierda o poco amigos del aprismo. A eso hay que sumarle que precisamente la bonanza económica reflejada en las cifras hace que la gente pida más.
Si uno va a provincias realmente del interior del país, siente la miseria y el abandono del Estado. Y esos reclamos al gobierno aprista le están haciendo recordar sus promesas incumplidas hasta el momento, debido a que existe una ruptura ideológica y programática entre el APRA como movimiento opositor y el APRA como partido de gobierno. Esa ruptura es la que trae en parte el malestar de la población del interior del Perú. A esos bolsones de miseria, que son también peruanos, no se les puede pedir que sigan esperando a que llegue el “chorreo”. Allí tiene que intervenir el Estado necesariamente. No con programas demagógicos como en el quinquenio anterior de Alan García, pero si creando las condiciones óptimas para el desarrollo de esas regiones atrasadas e interviniendo con programas eficientes en salud, educación y empleo.
Que Alan García haya ganado gracias a los votos de Unidad Nacional y de los que estábamos en contra de una política regresiva y catastrófica como era la de Ollanta Humala, no quiere decir que gobierne de espaldas a ese inmenso sector de pobres y que geográficamente están en el sur del país. El Perú no es solo Ica –el único departamento del sur que emerge en un mar de prosperidad gracias a la agroexportación-, y si no se hace algo en forma inmediata por los abandonados de siempre, el 2011 tendremos ad portas otro outsider que demagógicamente calentará las cabezas de aquellos olvidados, y todo lo que hemos hecho a lo largo de estos años para conseguir estabilidad como país en poco tiempo se puede ir al tacho de basura de la historia.
Ese es el principal reto de Alan García y el gobierno, de cara al primer año que culmina y lo que resta de su mandato, y quizás una de sus principales preocupaciones.
POST SCRIPTUM: MACHU PICCHU NUEVA MARAVILLA DEL MUNDO
Dentro de los sinsabores de la política, los problemas de nuestro país y el pobre desempeño en nuestro fútbol, es un orgullo nacional la declaración del santuario de Machu Picchu como nueva maravilla del mundo. Bien por Machu Picchu y bien por el Perú.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, July 02, 2007
CONSENTIMIENTO SEXUAL: CUÁLES SON LOS LÍMITES
En la polémica sobre el proyecto de ley aprobado por el pleno del Congreso de bajar los parámetros de edad para el consentimiento sexual en menores de edad de 14 años existen factores legales, sociales, biológicos, sicológicos, morales y hasta religiosos.
Es que legislar sobre una materia tan delicada como el sexo requiere hilar fino y no una norma general que abarque todos los casos por igual. En la actual legislación se sanciona a todos –sin excepción- que tengan relaciones sexuales con menores con penas severísimas y dando por supuesto que ha sido una violación a pesar que pueden haber casos en que el menor consintió a tener sexo. Si una joven de diecisiete años once meses tiene relaciones sexuales consentidas con su enamorado de dieciocho años un mes, a este último le puede esperar una pena de más de veinte años, lo cual naturalmente es un absurdo.
Pero con el proyecto aprobado (y que ha sido reconsiderado) se abre totalmente y sin restricciones las compuertas del sexo consentido para los menores entre 14 y 18 años.
Algunos –de buena fe- celebran la eliminación de las restricciones que existen, pero me preocupan los otros, los que actúan de mala fe. Difícil estoy en la posición de moralista tradicional y de represor de la sexualidad, pero como que el proyecto se fue de un extremo al otro. No tengo hijos en esa edad, así que personalmente tampoco me afecta, pero como abogado se que muchos pedófilos estarán contentos con el proyecto aprobado. No necesariamente los menores están expuestos solo a la violación, sino también a la seducción. Es fácil para un pedófilo hacer pasar una seducción (que es engañar sutilmente) por sexo consentido. Y si tiene un buen abogado penalista (que hay colegas que se dedican a defender a estos tipos) y una buena billetera será mejor la defensa para que salga exonerado del delito. Ya no digamos de la prostitución infantil, donde la necesidad es la que gobierna y el silencio de un menor o el cambiar su declaración a cambio de una “ayuda económica” hará que pase por consentimiento lo que es un tráfico de servicios sexuales.
Ese es el punto, por más que se trate de endulzar el argumento o hablar de una libertad sexual sin los necesarios condicionamientos que pueden existir.
No niego que el despertar sexual y el tener relaciones es ahora más pronto que entre los jóvenes de mi generación, ni que en la selva el inicio sexual sea bastante prematuro. Todo eso se debe respetar, pero también cuidar que no se pase gato por liebre. Que lo que es seducción o prostitución infantil no se pase por consentimiento.
Para eso hay que legislar finamente, no podemos mantener el absurdo de tipificar como violación el tener relaciones consentidas entre dos jóvenes, pero tampoco dejar una puerta abierta para muchos pedófilos. He allí el problema.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Es que legislar sobre una materia tan delicada como el sexo requiere hilar fino y no una norma general que abarque todos los casos por igual. En la actual legislación se sanciona a todos –sin excepción- que tengan relaciones sexuales con menores con penas severísimas y dando por supuesto que ha sido una violación a pesar que pueden haber casos en que el menor consintió a tener sexo. Si una joven de diecisiete años once meses tiene relaciones sexuales consentidas con su enamorado de dieciocho años un mes, a este último le puede esperar una pena de más de veinte años, lo cual naturalmente es un absurdo.
Pero con el proyecto aprobado (y que ha sido reconsiderado) se abre totalmente y sin restricciones las compuertas del sexo consentido para los menores entre 14 y 18 años.
Algunos –de buena fe- celebran la eliminación de las restricciones que existen, pero me preocupan los otros, los que actúan de mala fe. Difícil estoy en la posición de moralista tradicional y de represor de la sexualidad, pero como que el proyecto se fue de un extremo al otro. No tengo hijos en esa edad, así que personalmente tampoco me afecta, pero como abogado se que muchos pedófilos estarán contentos con el proyecto aprobado. No necesariamente los menores están expuestos solo a la violación, sino también a la seducción. Es fácil para un pedófilo hacer pasar una seducción (que es engañar sutilmente) por sexo consentido. Y si tiene un buen abogado penalista (que hay colegas que se dedican a defender a estos tipos) y una buena billetera será mejor la defensa para que salga exonerado del delito. Ya no digamos de la prostitución infantil, donde la necesidad es la que gobierna y el silencio de un menor o el cambiar su declaración a cambio de una “ayuda económica” hará que pase por consentimiento lo que es un tráfico de servicios sexuales.
Ese es el punto, por más que se trate de endulzar el argumento o hablar de una libertad sexual sin los necesarios condicionamientos que pueden existir.
No niego que el despertar sexual y el tener relaciones es ahora más pronto que entre los jóvenes de mi generación, ni que en la selva el inicio sexual sea bastante prematuro. Todo eso se debe respetar, pero también cuidar que no se pase gato por liebre. Que lo que es seducción o prostitución infantil no se pase por consentimiento.
Para eso hay que legislar finamente, no podemos mantener el absurdo de tipificar como violación el tener relaciones consentidas entre dos jóvenes, pero tampoco dejar una puerta abierta para muchos pedófilos. He allí el problema.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
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