Monday, September 26, 2011

EL ESTADO COMO TRIBU

Una de las taras de la política local, y del nacionalismo en particular, es ver el estado como botín para los iguales, los que profesan la misma fe. Es el espíritu de manada de la jauría hambrienta. Y si las normas prohíben o hacen imposible que los amigos ingresan a mamar de la ubre fiscal, se cambian las normas. No faltaba más.

El gobierno de Ollanta Humala está ofreciendo con mucho entusiasmo enormes pruebas al respecto: flexibilización de los requisitos para ingresar a la carrera pública, sin título profesional ni experiencia de por medio, que eso es un estorbo; nombramiento de asesores sin los estándares mínimos requeridos, tanto en el ejecutivo como en el legislativo; designación o promoción descarada de familiares de la pareja presidencial y de sus ministros para cargos de confianza; licenciamiento forzoso de diplomáticos de carrera para dar cabida a los otros; viajes de la pareja presidencial y de su familia por todo el mundo, pagados naturalmente por todos los peruanos. Son solo algunas perlas de “la gran trasformación” en los primeros sesenta días de gobierno “nacionalista”.

Mientras continúa la repartija de cargos, los profesores del sector público no tendrán aumento ni carrera pública. La ministra del sector ya advirtió que no habrá aumento para los docentes y la carrera pública queda en suspenso hasta nuevo aviso. Total, la educación siempre fue la última rueda del coche y los maestros los habituales sirvientes de sexta; salvo ser parte de la dirigencia del Sutep, como algunos “izquierdistas”, que gozan de los privilegios del poder como cualquier cacique de derecha, mientras los agremiados del magisterio que dicen representar solo ven el banquete desde la calle.

El “estado como tribu”. Como derecho del vencedor y el grupo de incondicionales del jefe de la jauría. Y para entretenimiento de las masas el circo de la “megacomisión contra los corruptos” o, mejor aún, la gran payasada del reality show llamado “Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana”, donde el señor presidente de la república en vivo y en directo ordena a sus ministros, convertidos en ujieres, hacer esto o deshacer aquello. Hasta el presidente de la Corte Suprema ha decidido protagonizar entusiastamente siquiera un papel secundario en la farsa de marras, manteniendo así el gobierno una cortina de humo, mientras la manada sigue repartiéndose las mejores presas de eso que se llamaba estado.

Este gobierno tiene por delante 58 meses de gestión. No quiero imaginar cómo quedará el estado terminado (en el mejor de los casos) el mandato presidencial en el por ahora lejano 28 de Julio de 2016. Pero, lo que la historia demuestra es que, nos guste o no, parafraseando al recordado cantante, “todo tiene su final”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Monday, September 19, 2011

Ministerio de ciencia y tecnología

Si en algo es necesario otro ministerio, es en la ciencia y tecnología. Tener un enfoque miope de ver “solo burocracia” es no tener conciencia de la importancia de estas dos ramas del saber. Como dice el doctor Modesto Montoya, estamos perdiendo competitividad en innovaciones, ya no frente a los grandes colosos, sino ante nuestros propios vecinos, y ello significa que en un futuro no muy lejano como país nos iremos rezagando, seremos “el último vagón” en el tren de la historia; porque el futuro, nos guste o no, lo marca la ciencia y la tecnología.
EJJ


El tipo de ministerio para ciencia y tecnología que necesita el Perú Por: Modesto Montoya Físico nuclear

Las actividades de ciencia, tecnología e innovación (CTI) dan lugar a productos y servicios que mejoran el nivel de vida de la población y la competitividad de los países. No obstante ello, históricamente en el Perú el Estado las ha desdeñado. Sin embargo, algunos analistas señalan que el país ha tenido programas exitosos de promoción de ciencia, tecnología e innovación. En un año, el Perú ha bajado del puesto 110 al 113 en el ránking de la innovación elaborado por el World Economic Forum (WEF). Por rubros, el Perú ha pasado del 95 al 99 en capacidad para innovar; del 113 al 118 en gasto empresarial en investigación y desarrollo; y del 101 al 102 en disponibilidad de científicos e ingenieros. El tema es cada vez más preocupante porque de esos indicadores depende la sostenibilidad del crecimiento de todo país. Por ello, este año ha sido abundante en encuentros entre científicos, ingenieros, empresarios y políticos, en busca de políticas para impulsar la ciencia, la tecnología y la innovación.
En el Encuentro Científico Internacional 2011 de verano, Ollanta Humala, líder de Gana Perú, propuso la creación del ministerio de ciencia y tecnología (MCT) para desarrollar la ciencia, tecnología e innovación (7/1/11). Luego de su triunfo, el primer ministro Salomón Lerner ratificó esa propuesta en el Encuentro Científico Internacional 2011 de invierno (5/8/2011) y en su primera presentación en el Congreso (25/8/2011).
Entre los temas que, según los agentes de la ciencia, tecnología e innovación, debe abordar el futuro ministerio de ciencia y tecnología mencionaremos cuatro:
Primero, el nuevo ministerio debe lograr la articulación y optimización de los esfuerzos en ciencia y tecnología que realizan instituciones y empresas nacionales, con las cuales en consenso se prioricen las líneas de investigación en las que contemos con mayores ventajas competitivas.
En segundo lugar, el nuevo sector debe crear y gestionar la carrera de ciencia, tecnología e innovación en el Estado, la que promueva la formación, retención y atracción de investigadores científicos y gestores talentosos, de modo que las empresas tengan la garantía de contar con personal de probada calidad para ejecutar proyectos en colaboración con universidades o centros de investigación del Estado.
Además, el órgano rector de la ciencia y la tecnología tiene que potenciar y gestionar el fondo para ciencia, tecnología e innovación, el mismo que otorgará recursos por concurso para proyectos en las líneas priorizadas.
El cuarto tema se refiere a la formación desde la niñez de científicos e ingenieros y a la promoción de la ciencia y la tecnología en todos los ámbitos de la sociedad y el Estado.
Lo que falta ahora es definir la organización del nuevo ministerio para tener mayores probabilidades de éxito en la aplicación de las políticas para impulsar la ciencia, la tecnología y la innovación. Se trata de abordar, entre otras, las siguientes interrogantes: ¿qué tipo de ministerio de ciencia y tecnología necesitamos para el Perú?, ¿debe adscribir algunos institutos del Estado?
Además, ¿se debe crear un centro interdisciplinario de investigación?, ¿debe absorber algunas de las actividades del Concytec?, ¿debe existir una carrera de ciencia y tecnología a la que se ingrese por méritos y se retire cuando deje de producir?, ¿debe gestionar uno o varios fondos?
Estamos perdiendo la competencia por el conocimiento. No podemos seguir en esa dirección. El consenso de los agentes de la ciencia, tecnología e innovación en torno a esas interrogantes será muy útil para que en el Poder Ejecutivo y en el Congreso se tomen las decisiones de políticas que nos saquen de la cola en el ránking de la innovación.
Fuente: Diario El Comercio

Monday, September 12, 2011

11 S: DIEZ AÑOS DESPUÉS

Existen hechos que cambian la vida de las personas y las naciones. Ni Norteamérica ni el mundo fueron iguales luego del atentado contra las Torres Gemelas del 11 de Setiembre de 2001, comenzando apenas el nuevo milenio.

No solo es un extremo de medidas de seguridad que uno aprecia desde que desembarca en suelo yanqui, sino también una suerte de paranoia vivida al interior de Estados Unidos, quizás sin comparación desde los aciagos días de la II Guerra Mundial.

A nivel ideológico, el 11-S posibilitó la justificación para la aplicación de las llamadas “guerras preventivas”. Es decir no era necesaria la existencia de un acto de agresión externo, sino bastaba la sospecha que un país albergaba terroristas o “armas de destrucción masiva” que ponían en riesgo la seguridad de Norteamérica para justificar una invasión. Fue la justificación para invadir Iraq y Afganistán, y también para pasar por alto los derechos humanos de “presuntos terroristas”, detenciones sin orden judicial en cualquier parte del mundo e internamiento en prisiones especiales sin juicio previo, como las de Guantánamo. (Si analizamos la relación del arte con la realidad, ese clima fue descrito muy bien en una serie de tv sumamente popular en aquellos años: 24).

Se vivió una paranoia, es cierto, pero sobretodo la comprobación que la política de la nación más poderosa se encuentra por encima de los procedimientos democráticos, y el objetivo en ese entonces era capturar vivo o muerto (creo que más muerto que vivo) a Osama Bin Laden, el autor intelectual del 11-S.

Aunque también esa paranoia puede servir de reflexión a una tesis riesgosa, pero realista: que en ciertos momentos excepcionales de la historia se hace necesario “violar” o restringir ciertos derechos de la persona a fin de lograr un objetivo político o de seguridad nacional. Se que los “puristas” en derechos humanos, “políticamente correctos”, pegarán el grito en el cielo y calificarán tal tesis como aberrante; pero desde la “real politik” es perfectamente aplicable, como en los hechos ocurre así.

Pero también se comprobó que la economía norteamericana se mueve por la guerra. Es decir que la compra de armamentos para ser usados en un conflicto externo “aceita” los engranajes de la economía yanqui. La II Guerra Mundial lo comprobó, Corea y Vietnam también, y luego las “guerras preventivas” en Iraq y Afganistán. Ellos tienen la mitad del presupuesto bélico mundial. (Amén del negocio de “la reconstrucción” del país luego de ser destruido por los bombardeos).

Osama Bin Laden ha muerto y Al Qaeda, al parecer, ya no tiene la misma fuerza de hace diez años atrás. Curiosamente la implacable persecución y aniquilamiento de uno y otra ha originado gran parte del déficit fiscal norteamericano. Gastos militares en una década de “guerras preventivas”. Una “venganza” un tanto cara, dicho sea de paso; aunque, en su lógica de “real politik”, el petróleo (fin geopolítico último) las justifica.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, August 31, 2011

LA PUCP

Voy a meterme en “un lío de blancos”, donde no tengo ni vela ni entierro; pero el caso de la Pontificia Universidad Católica del Perú trasciende a las partes en conflicto y puede ser enfocado desde distintos ángulos. Para analizarlo, lo he separado en cinco partes. Haré un apretado resumen de cada una de ellas, tomando en cuenta sobretodo el derecho y la razón, más allá de los argumentos retóricos de las partes en disputa que, en más de una ocasión, solo sirven para impresionar “a la platea”:
1) Su nacimiento,
2) La cuestión eclesiástica,
3) La voluntad de José de la Riva Agüero de donar sus bienes a la PUCP y la sentencia del Tribunal Constitucional,
4) Los grupos en pugna,
5) El futuro de la PUCP.

1) SU NACIMIENTO:

Es evidente que el nacimiento de la universidad se debe a instancias de la jerarquía católica limeña de aquel entonces (1917) en consonancia con laicos confesionales, preocupados por el desinterés que la juventud mostraba por la religión frente al ambiente positivista y de “progreso” que se respiraba en aquellos años, a tal punto que es el arzobispo de Lima quien aprueba sus primeros estatutos y el primer rector fue un sacerdote, el padre Jorge Dintilhac.

2) LA CUESTIÓN ECLESIÁSTICA:

Al ser una universidad nacida al amparo de la Iglesia Católica, es más que natural los fuertes vínculos con esta, principalmente con su jerarquía. Existe un hecho que quisiera subrayar y conste que, por mi agnosticismo, no me anima ninguna voluntad religiosa o subalterna: cuando la Iglesia funda una universidad o le autoriza el nombre de “Católica” y le concede el título de “Pontificia”, es obvio que estará sujeta a los mandatos imperativos de la Iglesia, principalmente en la “orientación católica” y en la designación de sus autoridades y docentes que profesen esa fe. Es como, supongamos, una iglesia evangélica o un grupo de evangélicos en acuerdo con sus autoridades religiosas, crea una universidad y, “al calor de la reforma luterana”, deciden difundir sus valores. Sus principales autoridades tendrán que “hacer profesión de fe evangélica”, al igual que los profesores. Pero, sigamos suponiendo: digamos que a futuro esa universidad se convierte en laica o, peor aún, en atea, argumentando sus autoridades y docentes que en dicha universidad existe plena libertad de pensamiento y palabra conforme lo establece la constitución política y las leyes nacionales, y más allá de los dogmas protestantes fundacionales. Evidentemente que a los fundadores de dicha universidad no les va a gustar “el cambio ideológico” sufrido, y encima que la universidad en cuestión siga llevando el nombre de “evangélica”, aduciendo sus autoridades que se encuentra inscrito en INDECOPI.

Algo similar sucede con la PUCP. Más si tenemos en cuenta que la Iglesia Católica es jerárquica por naturaleza, sustentada en un derecho, el derecho canónico, donde la última palabra la tiene Roma. Por eso los obispos peruanos, por más que no comulguen con monseñor Cipriani, han respaldado a su Cardenal en el diferendo con las autoridades de la PUCP, como el representante de Roma en el Perú.

3) LA VOLUNTAD DE JOSÉ DE LA RIVA AGÜERO DE DONAR SUS BIENES A LA PUCP Y LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL:

Es historia conocida que la Universidad Católica crece patrimonialmente cuando José de la Riva Agüero (de joven anti-clerical, católico militante al morir) dona sus cuantiosos bienes a dicha universidad, entre los cuales se encuentra lo que ahora es Plaza San Miguel, el famoso “Fundo Pando”, donde la universidad alberga su campus. Actualmente existen procesos judiciales entre las autoridades de la PUCP y el Arzobispado referentes a la interpretación de los testamentos.

Pero, existe otro hecho importante: el tribunal constitucional ya se pronunció al respecto indicando que la voluntad del testador (Riva Agüero) era dejar a perpetuidad una junta de administración conformada por el Rector de la PUCP y un representante del arzobispado, a fin que se encargase de la correcta disposición de los bienes legados por el testador.

El Tribunal Constitucional mediante sentencia le dio la razón al arzobispo, en el sentido que debería existir la Junta encargada de administrar los bienes donados por José de la Riva Agüero.
Los que apoyan a las actuales autoridades de la PUCP señalan que es “una sentencia irregular”, dado que el TC “se excedió en el fallo” al ir más allá de lo peticionado (que era un amparo presentado por las propios autoridades de la PUCP contra el arzobispo).

Ese argumento no tiene sustento, por una razón. A diferencia del derecho civil, donde el magistrado no puede pronunciarse más allá de lo peticionado por el demandante (“ultra petita”); en derecho procesal constitucional sí es posible que “el guardián de la constitucionalidad” (como se autotitula el TC) pueda pronunciarse más allá de lo peticionado por el accionante. Es lo que sucedió en este caso. El TC estaba facultado para ello.

4) LOS GRUPOS EN PUGNA:

Existen claramente dos grupos en pugna: el de las actuales autoridades de la PUCP y el liderado por el arzobispo. Esta pugna se produce en distintos niveles: judicial, político, eclesiástico y por los medios de comunicación. Ambos grupos buscan sumar fuerzas, sea al interior de la propia PUCP, en el gobierno, en las instituciones, los poderes fácticos o en la opinión pública. En esta pugna no hay buenos ni malos, no existen diablos ni menos ángeles, solo dos grupos que defienden sus intereses. El de las autoridades de la PUCP, perpetuarse en el poder, gozando de los privilegios inherentes al mismo; el del Cardenal, por someter a su fuero una importante universidad que nació como Católica y tiene el título de Pontificia.

5) EL FUTURO DE LA PUCP:

Es cierto que antes del arzobispado de Monseñor Cipriani, sus antecesores no hicieron “cuestión de estado” con respecto a la conducción de la PUCP. Más o menos que se manejó como una institución laica, creciendo consiguientemente en su interior el poder de los llamados “caviares”, siendo reconocida la Católica como su “fortín”. Es en ese momento que se produce la colisión con Monseñor Cipriani, quien se encuentra en las antípodas de las concepciones ideológicas de las actuales autoridades y sectores dominantes de la universidad, y los subsecuentes líos judiciales y extrajudiciales que existen.

En lo personal –repito, sin tener parte ni interés en este pleito- creo que le asiste la razón y el derecho al arzobispo, tanto desde el derecho nacional como del eclesiástico. La PUCP al ser una universidad católica se encuentra sujeta a los mandatos de Roma, nos guste o no. Por eso se llama católica y es pontificia. Y seamos realistas. Tampoco es necesario ser muy zahorí para darse cuenta que bajo la égida de Monseñor Cipriani como “Gran Canciller”, con plenas facultades sobre la PUCP, mucho del ambiente liberal de la universidad desaparecerá.

Creo que el actual rector de la Universidad, Marcial Rubio, es un hombre decente. Personalmente no lo conozco, pero me da esa impresión. Le ha tocado el rectorado en un momento difícil, tenso, con -de repente- muchos intereses subalternos a su alrededor, donde quizás él mismo no se encuentra cómodo ni contento en el cargo y me parece que si cree que el prestigio y el futuro de la PUCP peligran en esta pugna con el arzobispo no dudará en renunciar. Con la frente en alto como es propio de la gente decente. Muchas veces un desprendimiento enaltece más que aferrarse tontamente a un cargo, lo que, me parece, Marcial no hará.

Esta pugna entre el arzobispo y las actuales autoridades de la PUCP todavía tiene para algunos capítulos más.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, August 23, 2011

LOS INDIGNADOS

Observo con desconcierto que no solo aquí se cuecen habas, en Europa también. El movimiento de protesta contra “los políticos tradicionales” afecta a las democracias más asentadas, como las europeas. Los ciudadanos no se sienten representados ni por sus políticos ni por sus partidos, sean de izquierda o de derecha. Algo está fallando en la representatividad política.

Desde que se “inventó” en Occidente la democracia representativa como que se fue “profesionalizando” el oficio de ser político, es decir un ciudadano podía vivir de un cargo por elección popular, todo consistía en tener la aceptación de sus demás pares a fin de llegar al poder. De allí en adelante han trascurrido muchas crisis que incluso han cuestionado al sistema político: desde la izquierda radical como Sendero Luminoso que consideraba a la democracia representativa “el establo parlamentario” hasta el movimiento de indignación ciudadana que recorre Europa.

Pero, ¿a qué se debe?

Todo parte de la crisis financiera acaecida hace tres años, cuyos coletazos no terminan. Muchos perdieron sus viviendas por las hipotecas, otros se quedaron sin trabajo, algunos gobiernos se han visto en la necesidad imperiosa de efectuar ajustes fiscales que afectan el gasto social como lo hacíamos nosotros veinte años atrás, y muchos jóvenes bien preparados, de buenas universidades, paradójicamente no consiguen trabajo. Amén de ello, la zona euro se tambalea por algunos países miembros que se encuentran en situación delicada, los gobiernos han desembolsado sin condiciones miles de millones a los bancos en problemas financieros dizque para “rescatarlos”, mientras efectúan ajustes en los presupuestos del gasto social con préstamos condicionados draconianamente por la Unión Europea para salir de la situación de falencia en que se encuentran.

Para colmo, los mismos que causaron la crisis ahora están “timbeando” (especulando) con el riesgo de no pago de los créditos de los países con más problemas en Europa, como Grecia, cuyos papeles, a este paso, no van a servir ni como papel higiénico. Como decimos nosotros “tras cuernos, palos”.

En ese contexto, tienen mucha razón los ciudadanos para indignarse. De cierta manera están “pagando los platos rotos” por la crisis desatada debido a la irresponsabilidad de algunos banqueros y agencias de calificación de riesgo, coludidos con políticos al servicio de sus intereses. Como que se ha aplicado la ley del embudo: lo ancho para los bancos, lo angosto para los ciudadanos de a pie.

Pero, para que exista indignación tiene que existir previamente un ciudadano, no nominal sino real, que se sienta ciudadano con todos sus derechos y responsabilidades, cosa que le puede reclamar al estado por los deficientes servicios prestados.

La invención de la democracia representativa y la formación del estado moderno con una impresionante burocracia tecnocrática, trajo como consecuencia que el ciudadano tribute más a fin de costear los gastos de un estado de tal envergadura, por lo que en los países del primer mundo nadie se salva de pagar impuestos, siendo las penas por evasión y elusión tributaria muy severas, incluso hasta la privación de libertad en los casos más graves. El punto es que el ciudadano, sea de rentas pequeñas o rentas grandes, tributa, por tanto “paga” por los servicios que le ofrece el estado y la clase política. No siente que sea “asistencialismo” ni una prestación gratuita. Digamos que esta contraprestación es una suerte de “pacto social” en los países desarrollados.

Consiguientemente si el estado y la clase política no le ofrecen los servicios necesarios como acceso al empleo, o los servicios que presta son deficientes, el ciudadano tiene toda la razón de protestar. Matices más, matices menos, es lo que ha sucedido en Europa ante los drásticos ajustes que trajo la secuela de “los bonos basura”. Lo más irónico es que hasta el momento los bancos y sus representantes causantes de la crisis están libres de toda responsabilidad; es más, han recibido miles de millones de euros y dólares para su “reflotamiento” sin ninguna condición. Es decir, encima que causan la crisis, los premian.

Así cualquiera se indigna.

Posiblemente el movimiento de los indignados termine disolviéndose en el tiempo. Si las cosas se componen en Europa y vuelve a funcionar correctamente el “estado de bienestar”, el movimiento no tendrá razón de ser. Pero, si la crisis continúa, como de hecho parece suceder, significará colocar en la agenda distintos temas que hasta el momento fueron “tabú” para la escena oficial política como la reforma de la ley electoral, la trasparencia de los políticos, el problema de las hipotecas, el medio ambiente y hasta la utilización de la energía nuclear. Temas que están relacionados directamente con el ciudadano y han causado que la palabra “política” entendida en su sentido aristotélico, vuelva a cobrar actualidad. Y, como correlato, un uso más extendido de las instituciones de la democracia directa como la consulta y el referéndum; lo que no está mal, después de todo, la democracia del ágora o la democracia ateniense es mucho más antigua que la democracia representativa. Es hora que los estados democráticos y los políticos usen con más frecuencia las instituciones de la democracia directa y “no tengan temor” de consultar a los ciudadanos que, al final de cuentas, a ellos se deben.

Otra “lección” que trae este movimiento es que no se puede separar democracia de economía. Mientras el sistema económico se sustente en un capitalismo especulativo (“capitalismo de casino” como lo han denominado algunos), sin regulaciones, principios éticos y sin producir bienes o servicios tangibles para el ciudadano, va a afectar notablemente al sistema político de democracia representativa. Es cierto que es poco lo que los políticos o solo los estados nacionales pueden hacer frente a este enorme poder fáctico como es el capitalismo financiero, pero se tiene que hacer algo para establecer un marco regulatorio a fin que no afecte a las economías nacionales, ni a los ciudadanos como ocurrió en la crisis del año 2008.

A este paso, estoy inclinado a pensar que lo más sensato tres años atrás –como opinaban algunos liberales cuando fue lo de la crisis de los “bonos basura”-, era dejar quebrar a los bancos con problemas y que nazcan otros. La “destrucción creativa” del capitalismo que aludía el maestro Schumpeter.

En fin, dependerá cómo se resuelva esta crisis, cuyas repercusiones, de hecho, llegarán a nuestras costas. Espero no nos agarre desprevenidos y en vez de estar discutiendo sobre si la Constitución del 79 o la del 93, o gastando más allá de lo que la prudencia aconseja, nos “vacunemos” contra ya no el “resfrío” de Europa y Norteamérica, sino una verdadera pulmonía que se nos viene del hemisferio norte.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, August 09, 2011

EXTRAÑOS NOMBRAMIENTOS EN EL GOBIERNO DE HUMALA

El viejo dicho “la mujer del César no solo debe ser honrada, sino también debe parecerlo” cobra actualidad con los últimos nombramientos en el gobierno de Ollanta Humala.

Tan importante como precisar y aclarar qué plan de gobierno utilizará en los próximos cinco años (dado que tiene por lo menos dos totalmente distintos), es determinar los funcionarios y asesores designados para la buena marcha del estado.

Lo ideal es una designación acorde con el puesto a desempeñar: Meritocracia pura. Pero, lo usual es la designación por cercanía, presión, favores o identificación partidaria. Lo malo de esta última forma de elección es que no siempre los mejores ocupan los puestos clave en la administración pública, sino todo lo contrario y varios, incluso, con pasado un tanto tormentoso.

El recién iniciado gobierno del comandante Humala no fue la excepción y acaba de estrenarse con nombramientos bastante extraños, que dejan amplio espacio para las conjeturas. Vamos a mencionar solo “tres perlitas”.

La “primera perla” fue la designación del coronel (r) Adrían Villafuerte como asesor en temas militares del presidente Humala. El hecho es que el coronel Villafuerte fue secretario personal del general César Saucedo, uno de los más conspicuos generales montesinistas en los años 90. Suerte de “eminencia gris” en la sombra, sería “el hombre bisagra” entre el presidente y el ejército, poder fáctico en el cual a todas luces Humala se estaría apoyando para gobernar, como lo demuestra el nombramiento del también coronel (r) Luis Pereyra Briceño como jefe del INDECI, cuyos méritos consistirían en “desaparecer” el legajo personal del presidente en lo referente a las acusaciones por violación de derechos humanos en el caso Madre Mía, hecho que se le atribuye a Pereyra Briceño. A ello se debe sumar el nombramiento como Jefe de Inteligencia de otro ex militar, así como la designación en las carteras de Interior y Defensa de otros dos ex militares, pese a que el por entonces candidato Humala juró, Biblia en mano (en la especie de “misa laica” que se celebró en la Casona de San Marcos), que esas carteras la ocuparían civiles.

Luego tenemos el nombramiento de Ricardo Soberón como jefe de Devida, una suerte de “zar antidrogas”. Lo curioso es que Soberón se opone a la erradicación de los cultivos de hojas de coca, lo que ha manifestado en repetidas oportunidades, habiendo sido también asesor de dirigentes cocaleros como la controvertida ex congresista Nancy Obregón.

Para muestra uno de los encendidos discursos de Soberón antes de ser designado en tan importante cargo, dirigiéndose a los dirigentes cocaleros:
“Si Ollanta me confía un cargo, esperaré la propuesta de los cocaleros, cuya madurez es notable, para sacarlos adelante y para que la Conpaccp [Confederación Nacional de Productores Agropecuarios de las Cuencas Cocaleras del Perú] sea grande. Deseo suerte en la redacción de las propuestas para el Gobierno. Yo los apoyaré desde cualquier campo”.

Evidentemente que una persona con una ideología “pro cocalera” no calza en un organismo que debe luchar precisamente contra la erradicación de la hoja de coca, ni tampoco se condice con la política trazada en este aspecto por Humala en su primer discurso como presidente en ejercicio donde se comprometió a “una guerra frontal” contra las drogas. Trazando una metáfora, es como si se designara en el portafolio de economía a un derrochador nato de recursos, o en salud alguien que por motivos religiosos se opone a las trasfusiones de sangre.

Y la “tercera perlita” de la semana fue la designación del abogado Eduardo Roy Gates nada menos que como asesor jurídico del presidente de la república. Uno se preguntará quién es Roy Gates. Es un joven abogado, penalista para mayores señas, bastante ambicioso, que en su corta trayectoria (tiene pocos años de ejercicio profesional) ha patrocinado a controvertidos personajes como César Cataño por blanqueo de activos, al clan Sánchez Paredes igualmente por blanqueo de activos, y a Miguel Sánchez Alayo también por blanqueo de activos, así como al celebérrimo Rómulo León por el delito de corrupción y, oh sorpresa, patrocinó al presidente Ollanta Humala en el caso Madre Mía.

El abogado Roy Gates fue quien mayormente tuvo en sus manos el caso donde se le imputa a Humala violación de derechos humanos cometidos bajo el seudónimo de “Capitán Carlos”, cediendo la posta hacia el final al abogado Omar Chehade, actual segundo vicepresidente.

Ahora bien, uno trata de no ser suspicaz y dice de repente el abogado Roy Gates tiene otros méritos profesionales que le permitan ocupar encargo de tan alto nivel, donde no se requiere tanto un abogado penalista, por más eficaz que pueda ser en su campo de ejercicio, sino un jurista con trayectoria y conocedor sobretodo del derecho constitucional y administrativo. Sin embargo, la trayectoria profesional del abogado Roy Gates se limita al patrocinio de tan ilustres personajes y, por supuesto, incluyendo en la lista de sus clientes al por entonces candidato Ollanta Humala. No conocemos de él ninguna obra jurídica publicada, ni tampoco ningún aporte sustancial que haya efectuado digamos a, por ejemplo, la reforma del estado o, por lo menos, algún enjundioso estudio de la problemática de la administración pública en el Perú; salvo que sea mérito personal ser hijo de otro abogado penalista, el conocidísimo abogado y maestro universitario Luis Roy Freyre. Pero, más allá de esos hechos su curriculum vitae es bastante pobre para el puesto nombrado, que si bien es de confianza, requiere un profesional con una mayor experiencia jurídica y, por añadidura, de un profesional que, sin perjuicio del derecho a la legítima defensa que todos tenemos, no haya defendido a personajes tan controversiales como los antes mencionados, pasando inmediatamente a defender luego los intereses del estado. Dibujando otra metáfora y sin herir la honra ni la susceptibilidad de nadie, es como si a “la mami” de un burdel se le confía luego la administración de un colegio de núbiles niñas. Como que la “madama” no es la persona apropiada para ese puesto, por más que tenga experiencia en lo otro.

Uno de los lemas de la campaña de Ollanta Humala fue la honestidad y la trasparencia. Es bueno tanto para él como para la gobernabilidad del país que siendo presidente en ejercicio la practique en todo momento y a todo nivel, incluyendo los nombramientos de funcionarios y asesores, más si estos son de confianza absoluta del presidente. Recuerde señor Humala la famosa sentencia latina. Los que votaron a favor de usted y en general todos los peruanos (dado que es el presidente de la república) esperan un comportamiento en ese sentido. Por el bien del país, ojalá no defraude y luego, para justificar los desaguisados cometidos, diga que todo es culpa de la derecha y del imperialismo yanqui y sus lacayos, cuando ustedes son los primeros que se disparan al pie.

P.D.: Cuando este artículo se encontraba listo para ser publicado, nos enteramos que la señorita Tania Quispe ha sido designada nada menos que como Jefa de la SUNAT. El hecho es que la Srta. Quispe es prima de la Sra. Nadine Heredia, la esposa del presidente de la república. Claro, se dirá que no existe incompatibilidad legal dado que la designada no es familiar directo ni cercano del presidente Humala. Pero, sin poner en duda los méritos personales y profesionales de la Srta. Quispe, “colocar familiares” en puestos claves de la administración pública, a pesar que el vínculo familiar es lejano, no es lo más recomendable desde el punto de vista ético. Se argumentará que en estos casos la ética no importa, y parece que es así.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, August 02, 2011

HUMALA: SU PRIMER MENSAJE A LA NACIÓN

Podemos analizar el primer discurso oficial de Ollanta Humala como presidente en ejercicio de dos maneras. La primera interpretando literalmente lo que dijo: así tenemos aparentemente un discurso gris, con guiños a distintos sectores políticos (una suerte de “sancochado” homenaje a distintos hombres ilustres del pasado), reiterando las promesas de campaña y el planteamiento de la “Hoja de ruta”. La verdad que para todo lo prometido le va a faltar tiempo (excede el plazo de un mandato presidencial) y dinero (la caja fiscal “volaría” de implementarse todo de una sola vez). Quizás por ello reiteró constantemente que los cambios de “la gran trasformación” serían progresivos. En resumidas cuentas, su primer mensaje a la Nación osciló entre el crecimiento económico y la distribución e inclusión social. La fórmula no es sencilla, dado que la distribución no debe afectar al crecimiento, y el crecimiento no debe ser excluyente de la inclusión. Es difícil, pero no imposible. Suponemos que los detalles de la ejecución de los programas sociales los delimitará el primer ministro cuando se presente al Congreso.

En esta lectura “prima facie” supuestamente el modelo económico continuará, aunque tendremos algunos matices de intervención estatal en materia económica, así como una serie de cambios a nivel del marco jurídico, incluyendo a la Constitución vigente.

La segunda lectura del discurso de Humala se puede hacer por contraste de “lo que no dijo”, lo que insinuó apenas, lo mantuvo en sombras o lo manejó en el terreno de la ambigüedad. Esta lectura es mucho más significativa.

Es notable que dentro de lo que no dijo, no hizo mención expresa de dos temas quizás más importantes que una eventual reforma constitucional: la educación escolar y la ciencia y la tecnología. En educación escolar fue extremadamente parco. Salvo lo de las ocho horas de clases no hizo mención expresa ni a la carrera pública magisterial, ni a las reformas necesarias en materia educativa. Educación estuvo en las sombras del discurso. Mal síntoma para un presidente que de candidato preconizó “la inclusión social” obviar una de las maneras por excelencia de conseguirla. Tampoco hizo mención a la investigación, ciencia y tecnología. Si queremos entrar de lleno al siglo XXI es imprescindible fomentar, sobretodo en los jóvenes, estas disciplinas. En ciencia y tecnología se justifica plenamente la creación de un Ministerio, no tanto por la burocracia, que siempre es inevitable en el estado, sino porque con estatus de ministerio se podrán concretar mejor las políticas en este sector. Es necesaria en estos momentos la creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología. Omisión en el discurso, otro mal síntoma, pese a que también fue una de las tantas promesas de su campaña.

Otro aspecto que apenas insinuó, pero sumamente relevante, fue la reforma constitucional. Más allá del juramento por “los principios” de la Constitución de 1979 no aludió al tema, pese a que el juramento hacía presagiar una de sus más caras ambiciones: el cambio constitucional. Ambición que no está encarpetada ni “dormida” como parece, sino que goza de buena salud.

Creo que no fue un error el mencionar a la carta del 79 en su juramento. Ni únicamente un “guiño” a la platea o solo un mensaje provocador a la oposición para que “pise el palito”. Creo que fue un “globo de ensayo” para medir las repercusiones de un eventual cambio constitucional que va a comenzar por el rol subsidiario del estado en materia económica. Será “la piedra de toque” que justifique una serie de reformas a “la constitución neoliberal y delincuencial” y, de ser posible, hasta un cambio total de la carta política como lo anunció un representante del ala radical de Gana Perú, incluyendo probablemente “de contrabando” la reelección inmediata del presidente, al estilo de “las constituciones chavistas”.

No sería extraño que en las próximas semanas la bancada de Gana Perú comience a presentar iniciativas de reforma constitucional. La intensidad de esas reformas legislativas y el sentido que tomen dependerá de la correlación de fuerzas tanto al interior de Gana Perú, como de este con las demás fuerzas políticas y los poderes fácticos, incluyendo a los aliados que estuvieron al lado de Humala desde la primera hora.

Tampoco creo que fue un “lapsus” la mención en su discurso a la “Economía Nacional de Mercado” como se encuentra establecida en su primer plan de gobierno, el estatista e interventor del mercado y la sociedad. Más bien abre “una puerta” para posibles cambios que se verían reflejados en la eventual reforma constitucional.

También los aliados en la campaña demostrarán su poder, como es el caso de los cocaleros. Si ha prometido una “guerra frontal” contra las drogas y su legalización y ello se trasforma en voluntad política y hechos concretos, tendrá aliados que se convertirán en enemigos. Igual sucederá con los profesores del SUTEP y Patria Roja, actualmente a su lado y que han votado mayoritariamente por él y su promesa del “ingreso automático” (sin evaluaciones) a la Carrera Pública Magisterial. Si continúa manteniendo los requisitos para el ingreso a la Carrera Pública Magisterial los tendrá en contra; quizás por eso no ha hecho mención a la CPM en su discurso inaugural y ha preferido soslayarlo, dejando la tarea a su ministra de educación.

Tomar distancias de los aliados y actuar contra sus intereses requiere mucha muñeca política y, además, sustituirlos por otros de igual o superior fuerza. Es lo que va a suceder tarde o temprano al tener una cantidad variopinta y con intereses contrapuestos de “compañeros de ruta”. Igual sucede con los movimientos populares y regionales que votaron por él. Qué pasaría si, por ejemplo, decide como jefe de estado poner freno al contrabando en Puno. Cómo reaccionarían sus hasta ahora incondicionales votantes puneños si toma una decisión política contra sus intereses.

O, en materia económica, si decide, supongamos, subsidiar indiscriminadamente precios o, peor aún, controlarlos. Por ejemplo, qué sucedería si establece subsidiar el balón de GLP para que llegue al consumidor a doce soles, “cumpliendo” así una promesa de campaña. O decretar una tarifa de “precios básicos” si la inflación se le escapa de las manos. Por si acaso, los ciudadanos ya hemos vivido esas experiencias en gobiernos anteriores y no fueron nada gratas.

Habrá que estar atentos a lo que se viene. Más son las dudas que las certezas traídas con el primer mensaje presidencial. Si bien tenemos un Humala aparentemente moderado, de centro izquierda, que respetará el modelo económico que tanto denostó en la campaña; no podemos por eso “bajar la guardia” creyendo que la vocación totalitaria o fascista haya desaparecido. Como decíamos en anterior artículo, esta es apenas la presentación en sociedad del presidente en ejercicio, el tanteo del terreno, lo cual requiere extrema cautela por parte de él.

¿Qué pasará después? Dependerá mucho de cómo se maneje esa correlación de fuerzas tanto al interior de GP (entre el sector moderado y el sector radical), como frente a los demás partidos y principalmente el comportamiento de su voluble aliado político, Perú Posible, así como los poderes económicos y los compañeros de ruta que estuvieron desde la primera hora a su lado, jugando un papel importante la prensa independiente y la sociedad organizada. Las variables no están cerradas, ni son definitivas.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, July 06, 2011

HUMALA: ENTRE LA TENTACIÓN AUTORITARIA Y LA DEMOCRACIA SOCIAL

Ollanta Humala se debate entre esos dos extremos: la tentación autoritaria o la gobernabilidad al estilo socialdemócrata. O, si se quiere, gobernar teniendo a la mano su plan de gobierno inicial, estatista e intervencionista en la sociedad, o ejecutar su “Hoja de ruta”, más liberal y social. No creo se hayan decantado ninguna de las dos tendencias ni al interior de su agrupación política ni menos en lo más íntimo de su fuero personal. Están allí, latentes.

Por el momento parece, solo parece, que la tendencia socialdemócrata está imponiéndose. Pero estamos apenas en la presentación en sociedad del presidente electo, donde tiene que lucir lo “más progre” que pueda. Todavía no enfrenta los graves desafíos que se le vienen. Ni sabemos cómo reaccionará ante estos.

Quiero creer que primará la tendencia socialdemócrata. Pero, frente a las innumerables promesas que ha desparramado en todos estos meses de campaña, así como a las expectativas generadas, le va a ser difícil contener a sus huestes con migajas o con lecciones de disciplina fiscal. Ya vimos lo que sucedió con la promesa del gas a doce soles. Y ese incidente es apenas “la punta del iceberg” de un cúmulo de promesas de todo tipo.

También se encuentra latente el peligro de la tentación reeleccionista. Qué hacer si el sector radical de su organización política, aquel que le importa un comino la institucionalidad democrática, propone una “asamblea constituyente” y se tira abajo todo el sistema jurídico, con reelección indefinida de por medio. Es una tentación a la que el propio Humala puede echar mano “por razones de interés nacional”. Ya no hablemos de la modificación del régimen económico constitucional para que existan de nuevo empresas públicas, monopolio estatal, reserva de actividades económicas a favor del estado, control de precios; todo, claro, por “los pobres del Perú”.

Cómo reaccionará Humala ante una eventual crisis o cómo se sostendrá en el poder en estos largos cinco años. No tiene un partido disciplinado como el APRA, el suyo es más bien un todo inorgánico y variopinto, donde las partes y sus intereses particulares se imponen al proyecto nacional. ¿En qué poder fáctico se apoyará? ¿En los grandes empresarios y en sus compañeros de armas del ejército, algo similar a lo efectuado por Fujimori en los noventa? Tarde o temprano (si todavía no lo hizo) tendrá que elegir apoyarse en uno o más de esos poderes fácticos.

Y cómo vamos en comercio y política exterior: ¿respetará los tratados de libre comercio? Parece que no le importan mucho y va a apostar por una “integración regional” con el MERCOSUR. ¿Significará, en los hechos, que el Perú abandonaría “el arco del Pacífico” integrado por Colombia, nuestro país y Chile? Después de todo lo que nos ha costado, esperemos que no, así como que su “bolivianarismo” no trascienda de poses retóricas para “estar bien” con sus amigos del ALBA y el MERCOSUR.

Ya no hablemos del temido recorte –sea sutil o no- de libertades políticas, de expresión, información, circulación de ideas y crítica. Libertades “burguesas” para algunos, incómodas para los gobernantes, pero necesarias si queremos una sociedad sana y contestataria.

Quizás lo más sensato es que Perú Posible sea co-gobierno con Humala, ello “suavizará” las tendencias autoritarias; aunque parece que “el sano y sagrado” no quiere exponerse a una alianza formal mirando el 2016. Todavía “está dolido” por la derrota como manifiesta personalmente; pero ello no impide que vaya haciendo cálculos fríos de acá a cinco años.

En Humala más son las incógnitas que los lados claros. Quizás ni él mismo los tiene todavía muy claros y definidos. El 28 de Julio, cuando asuma la presidencia, habrá que leer entre líneas su discurso. Mucho de lo que haga o no haga, o la forma en que lo haga, se verá reflejado en ese discurso. Tomando prestada una metáfora de Hugo Neira, son “tiempos nublados” los que se ciernen sobre nuestro país.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

HUMALA: ENTRE LA TENTACIÓN AUTORITARIA Y LA DEMOCRACIA SOCIAL

Ollanta Humala se debate entre esos dos extremos: la tentación autoritaria o la gobernabilidad al estilo socialdemócrata. O, si se quiere, gobernar teniendo a la mano su plan de gobierno inicial, estatista e intervencionista en la sociedad, o ejecutar su “Hoja de ruta”, más liberal y social. No creo se hayan decantado ninguna de las dos tendencias ni al interior de su agrupación política ni menos en lo más íntimo de su fuero personal. Están allí, latentes.

Por el momento parece, solo parece, que la tendencia socialdemócrata está imponiéndose. Pero estamos apenas en la presentación en sociedad del presidente electo, donde tiene que lucir lo “más progre” que pueda. Todavía no enfrenta los graves desafíos que se le vienen. Ni sabemos cómo reaccionará ante estos.

Quiero creer que primará la tendencia socialdemócrata. Pero, frente a las innumerables promesas que ha desparramado en todos estos meses de campaña, así como a las expectativas generadas, le va a ser difícil contener a sus huestes con migajas o con lecciones de disciplina fiscal. Ya vimos lo que sucedió con la promesa del gas a doce soles. Y ese incidente es apenas “la punta del iceberg” de un cúmulo de promesas de todo tipo.

También se encuentra latente el peligro de la tentación reeleccionista. Qué hacer si el sector radical de su organización política, aquel que le importa un comino la institucionalidad democrática, propone una “asamblea constituyente” y se tira abajo todo el sistema jurídico, con reelección indefinida de por medio. Es una tentación a la que el propio Humala puede echar mano “por razones de interés nacional”. Ya no hablemos de la modificación del régimen económico constitucional para que existan de nuevo empresas públicas, monopolio estatal, reserva de actividades económicas a favor del estado, control de precios; todo, claro, por “los pobres del Perú”.

Cómo reaccionará Humala ante una eventual crisis o cómo se sostendrá en el poder en estos largos cinco años. No tiene un partido disciplinado como el APRA, el suyo es más bien un todo inorgánico y variopinto, donde las partes y sus intereses particulares se imponen al proyecto nacional. ¿En qué poder fáctico se apoyará? ¿En los grandes empresarios y en sus compañeros de armas del ejército, algo similar a lo efectuado por Fujimori en los noventa? Tarde o temprano (si todavía no lo hizo) tendrá que elegir apoyarse en uno o más de esos poderes fácticos.

Y cómo vamos en comercio y política exterior: ¿respetará los tratados de libre comercio? Parece que no le importan mucho y va a apostar por una “integración regional” con el MERCOSUR. ¿Significará, en los hechos, que el Perú abandonaría “el arco del Pacífico” integrado por Colombia, nuestro país y Chile? Después de todo lo que nos ha costado, esperemos que no, así como que su “bolivianarismo” no trascienda de poses retóricas para “estar bien” con sus amigos del ALBA y el MERCOSUR.

Ya no hablemos del temido recorte –sea sutil o no- de libertades políticas, de expresión, información, circulación de ideas y crítica. Libertades “burguesas” para algunos, incómodas para los gobernantes, pero necesarias si queremos una sociedad sana y contestataria.

Quizás lo más sensato es que Perú Posible sea co-gobierno con Humala, ello “suavizará” las tendencias autoritarias; aunque parece que “el sano y sagrado” no quiere exponerse a una alianza formal mirando el 2016. Todavía “está dolido” por la derrota como manifiesta personalmente; pero ello no impide que vaya haciendo cálculos fríos de acá a cinco años.

En Humala más son las incógnitas que los lados claros. Quizás ni él mismo los tiene todavía muy claros y definidos. El 28 de Julio, cuando asuma la presidencia, habrá que leer entre líneas su discurso. Mucho de lo que haga o no haga, o la forma en que lo haga, se verá reflejado en ese discurso. Tomando prestada una metáfora de Hugo Neira, son “tiempos nublados” los que se ciernen sobre nuestro país.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, June 01, 2011

EL MAL MENOR

Los argumentos que apoyan o que se oponen tanto a la candidatura de Ollanta Humala como de Keiko Fujimori son subjetivos y expresan más bien el estado emocional o la preferencia (o antipatía) del proponente que una realidad objetiva.

Generalmente ha sido la “intelligentsia” peruana (bueno, es un decir) y los “columnistas de opinión” quienes hasta la saciedad han esgrimido argumentos ad hominem (dirigidos a favor o en contra de la persona) sea para favorecer a su candidato o candidata por el que late su corazoncito o para denostar al adversario. Que “el comandante” ha dado pruebas de sinceridad; que ha jurado, Biblia en mano, no cambiar la Constitución Política ni perpetuarse en el poder; que no manejará a su antojo los medios de comunicación; que ha cambiado cuatro veces su “plan de gobierno” hasta volverlo totalmente inocuo; que no pretende parecerse a Chávez, sino a Lula. O viceversa: que es “un lobo disfrazado con piel de cordero”; que llegado al poder manejará al país como a su chacra; que confiscará los ahorros de todos los peruanos para cumplir sus promesas demagógicas; que se perpetuará en el poder y, corriendo a paso ligero, suscribirá al ALBA y a la órbita chavista en un santiamén, abandonando los TLCs que tanto esfuerzo nos ha costado a todos los peruanos.

Puede ser; pero igual podríamos decir de Keiko. Que su “arrepentimiento” no es sincero; que instalada en el poder tendríamos una reedición corregida y aumentada de “la dictadura” del padre y volveríamos a la cleptocracia de aquellos aciagos años; que este, obviamente, saldría libre en un abrir y cerrar de ojos, iniciándose una “cacería de brujas” contra quienes lo condenaron, como veladamente lo sugirió la congresista Martha Chávez al amenazar al juez San Martín; que se “comprarían” editoriales y medios de comunicación al “ritmo del Chino” para acallar todo intento de oposición.

Curiosamente quienes esgrimen este tipo de “argumentos genéticos”, mismo clon, en detrimento de la candidatura de la Fujimori, suponen que los hijos son iguales a los padres, como dos gotas de agua, obviando que lo mismo se podría decir de Humala: padre autoritario, con tendencias comunistas y estatistas; hermano desequilibrado emocional (por decirlo suavemente) que purga condena por graves delitos y que espera el hermano sea elegido presidente para que lo libere; madre aparentemente pasiva pero con férreo control sobre la familia. Si nos atenemos a los “argumentos genéticos”, Humala tendría un cocktail mental en su cabeza que lo haría pasible de atar con camisa de fuerza e internamiento urgente en el Hospital Larco Herrera.

A lo largo de estas semanas hemos presenciado el intento de distintos escribas de querer convencernos de una posición u otra. Racionalizando sus temores o querencias, algunos con más habilidad que otros, se han dirigido “al gran electorado del centro”, a aquellos que no votamos por ninguna de las dos candidaturas de extremo que quedaron en lid, a fin de convencernos de su posición. Incluso alguien escribió una suerte de “diez mandamientos” de por qué votaría a favor o en contra de este o de aquella. Algunas veces fue cómico leer las “opiniones” de los gacetilleros en cuestión; en otras, tragicómico, como aquel “defensor de los derechos humanos” y dueño de una ONG que no se le ocurrió mejor idea para defender a Humala del “affaire” Madre Mía que expresar con desparpajo que “habían sido unos cuantos muertos”. Algo similar a lo que, semanas después, un vocero del fujimorismo expresó cuando se le inquirió de las muertes en su haber del gobierno de los años 90 y no tuvo mejor idea que comparar número de muertos con los gobiernos anteriores: “nosotros matamos menos”. ¿Dónde quedó toda la protección a los derechos humanos y el principio que la persona humana es el fin supremo de la sociedad y del estado?

Mención aparte merece “el apoyo crítico” de Mario Vargas Llosa a la candidatura de Ollanta Humala. Me hizo recordar cuando Jean Paul Sartre, en los últimos años de su vida, defendió ardorosamente a un grupúsculo maoísta encima de un tonel. Creo que Mario se parece mucho más a su maestro de lo que él supone; además que por más premio Nobel y escritor consagrado que sea, tiene todo el derecho del mundo a equivocarse. Humano es. Y no se, para ser sincero y con todo el respeto que me merece, me pregunto hasta qué punto la derrota de 1990 está influyendo en su decisión. ¿No habrá racionalizado esa derrota buscando argumentos lógicos? Dejo la pregunta a sus biógrafos.

La verdad que los dos candidatos tienen “rabo de paja”. Sus sombras o claroscuros son más de temer que la de los otros que quedaron fuera. Por eso el rechazo, el temor y la suspicacia notable que generan sus candidaturas en el electorado de centro, aquel que inclinará el fiel de la balanza este 5 de Junio a favor de alguno de los dos. Por más que juren y perjuren no se les cree. Ni haciendo “misas laicas” uno o pidiendo perdón por los “excesos” del padre la otra.

Personalmente estoy en ese centro cuyo candidato perdió en la primera vuelta. No soy partidario del voto en blanco o viciado. Francamente creo que sería como “la política del avestruz”. Si algo aprendí en mi juventud militante de izquierda es que en el quehacer político se tiene que ser necesariamente pragmático. En una decisión electoral no pueden interferir nuestros sentimientos, gustos o antipatías, menos nuestros valores o principios éticos. Suena crudo y cínico. Y lo es. Pero, por desgracia, tenemos que aceptar una realidad que no nos gusta, que es la de optar por una de las dos candidaturas que quedaron. Y, por añadidura, con pasados nada claros, sino todo lo contrario. Asumir esa realidad. Y solo una vez asumida, optar por lo que consideremos “el mal menor”.

Nos podemos equivocar al hacer la elección. Es posible. Pero tan importante como elegir el “mal menor” es lo que vendrá después. Sea quien sea el ganador, fiscalizarlo al milímetro, hasta el mínimo respiro. Hasta lo que desayuna, almuerza y cena. Fiscalización tanto desde la escena oficial del Congreso (que en esto tienen una gran corresponsabilidad los tres perdedores, al no unirse en una candidatura única y dar riendo suelta a sus apetitos personales), como desde la sociedad, desde el puesto más modesto donde estemos ubicados. La oposición comienza el mismo 6 de Junio, al día siguiente de enterarnos quien es el nuevo inquilino de Palacio, justamente para que el inquilino no se sienta dueño. No podemos bajar la guardia en los próximos cinco años. Tenemos que permanecer en alerta constante. Así será más difícil para cualquiera de los dos sacar del closet su “vocación autoritaria”. Uno, con su delirante programa estatista, de chauvinismo trasnochado, maquillado apenas con retoques sucesivos; la otra, que vayamos por la senda del neoliberalismo “puro y duro” barnizado con populismo asistencialista, como en la época de su padre. Dependerá de nosotros.

Por eso, amable lector, vaya pálido pero sereno este 5 de Junio a sufragar y vote por una opción, pero con mucha cautela, imagine que no otorga ningún “cheque en blanco” con su voto. Suerte y, a pesar que soy agnóstico, diré “que Dios nos acompañe”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, May 27, 2011

ESCÁNDALOS EN EL PODER

Si lo acaecido al ex jefe del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, o al ex gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, el primero denunciado por acoso sexual e intento de violación a una camarera, el otro de tener un hijo extramatrimonial con su empleada doméstica, hubiese sucedido en un país de cultura latina, no les significaría el fin de sus carreras públicas. Pero, para su desgracia, ocurrió en Estados Unidos de Norteamérica, donde la cultura puritana subsiste en un sustrato bastante profundo de su idiosincrasia. A Strauss-Kahn le ha costado la posibilidad de acceder a la presidencia de Francia como candidato nada menos que por el Partido Socialista; a Schwarzenegger la cancelación de un suculento contrato para realizar Terminator 5, la película que le dio tanta fama y dinero.

Ello nos puede llevar a la falsa conclusión que los norteamericanos son más puristas y protectores de la moral que nosotros, los latinos, mas bien flexibles y pragmáticos en “ciencias morales”. Porque, de haber sucedido los hechos en la propia Francia o en Italia –ya no hablemos de América Latina-, la repercusión no pasaría de una discreta segunda noticia o, a lo sumo, unos cuantos titulares periodísticos y después a otra cosa. Jamás privación de libertad como la padeció por varios días el propio Strauss-Kahn antes de pagar una fianza por un millón de dólares. Y el tener un hijo extramatrimonial no es motivo de escándalo por estos lares. En Perú, por ejemplo, los dos últimos presidentes, Alejandro Toledo y Alan García, los han tenido y no pasó nada. Incluso, Alan García lo presenta en las ceremonias oficiales, donde el pequeñín se luce a vista y paciencia de diplomáticos, ministros, generales y hasta de autoridades eclesiásticas. No es motivo de escándalo ni de horror.

Ya vimos como el propio Silvio Berlusconi, en Italia, se ha salvado de ser procesado políticamente por tener relaciones sexuales y orgías con menores de edad dignas de los antiguos emperadores romanos. Muchos de sus enemigos pensaban que el escándalo descubierto era su fin político y no pasó nada, más allá de algunos titulares.

Vuelvo a la pregunta inicial: ¿es que los latinos somos más desprejuiciados que los norteamericanos en asuntos de sexo y alcoba?

Existe un dicho de nuestras abuelitas que puede dar respuesta a estas reflexiones: “Dios perdona el pecado, pero no el escándalo”. Creo que más bien funciona entre los norteamericanos lo que se denomina una “falsa moral”. Un puritanismo que se ha reducido solo a la forma. Ya no es el puritanismo primigenio de los fundadores de lo que sería después los Estados Unidos de América, puritanismo traído por los colonos que en el siglo XVII buscaban una tierra donde practicar en libertad su religión, uno de cuyos principales pilares era la moral sexual, sino se trata de un “puritanismo formal”, es decir de mantener las formas, la apariencia, librándose del escándalo. Con tal que nadie lo sepa puedes hacer con tu vida lo que quieras: ser homosexual, bisexual, transexual, drogadicto, pederasta, acosador, fetichista, onanista, exhibicionista; pero si te descubren y eres personaje público, te fregaste. No solo te cae encima “el peso de la ley”, sino que vives un ostracismo peor al de tener lepra en otras épocas.

Es un elemento que está muy enraizado en su psique, en su forma de ser y que se “respira” en la cultura yanqui, sobretodo cuando se trata de personajes públicos. Recordemos lo que le sucedió a Bill Clinton con el escándalo Lewinski que casi le cuesta la presidencia. (Y reparemos que Clinton ni siquiera la acosó, sino que la becaria de la Casa Blanca consintió en “los tocamientos indebidos” y en el sexo oral). Los norteamericanos –sobretodo la familia típica, blanca, protestante y conservadora: el WASP clásico- quiere que sus personajes públicos –políticos, presentadores de televisión, artistas- sean un “ejemplo modélico” de comportamiento hacia fuera: familia unida y feliz, de clase media, con valores tradicionales, creyente, que asiste a oficios religiosos, etc.; lo que haga “puertas adentro” no es de su incumbencia, “derecho a la privacidad” que le dicen … siempre y cuando no sea “descubierto”.

Si “se sale del libreto” es castigado. No solo se trata de las sanciones que aparejan las normas jurídicas (como en el caso de Strauss-Kahn), sino sobretodo la coactividad de las normas morales y sociales, como le sucedió a Schwarzenegger, cuyo “mea culpa” del reconocimiento de un hijo fuera del matrimonio le costó la cancelación de un extraordinario acuerdo comercial para regresar al cine.

Al ser tan distintos los sustratos culturales de los latinos y los norteamericanos, los hechos son vistos, evaluados y sancionados de distinta manera en ambas culturas. De haber sucedido en estas tierras la revelación de Schwarzenegger del hijo fuera del matrimonio habría sido publicidad extra para su anunciado retorno al cine, su cotización como actor subiría, las entrevistas de la “proeza” cubrirían todos los medios; y al “eléctrico” Strauss-Kahn le habría servido para promocionar algún producto afrodisíaco o entrevistado para que confiese el secreto de su vitalidad sexual y, por supuesto, gracias a la publicidad del caso obtendría provecho para consolidar su carrera política hacia la presidencia, jamás para liquidarla. Se equivocó de lugar.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, May 11, 2011

DEMOCRACIA DIRECTA: EL REFERENDO EN ECUADOR

La consulta en Ecuador el pasado 7 de Mayo trae a colación de nuevo una institución de la democracia directa: el referendo o consulta al ciudadano sobre uno o varios aspectos jurídico-políticos.

¿Es malo el referendo en si?

Creo que con la institución del referendo sucede lo mismo que con una institución de la constitución económica de nuestro país, como son los contratos ley: se tiende a satanizar a la institución confundiéndola con el uso que se le conceda.

El referendo permite consultar directamente al ciudadano sobre ciertos aspectos puntuales. Su utilización requiere preguntas claras y concisas, de preferencia una o muy pocas. Por ejemplo, se le podría consultar directamente al ciudadano sobre temas controversiales como el matrimonio entre personas del mismo sexo o la legalización absoluta del aborto. Solo por citar dos temas que son polémicos.

Es bueno, en el sentido que recoge el “sentir del pueblo” a fin de “traducirlo” en una norma jurídica, sin necesidad de pasar por los intermediarios usuales como son los políticos, los “expertos en el tema” o los representantes de los “poderes fácticos”, uno de ellos, el jefe local de la iglesia católica.

De allí que muchos estudiosos de la política hayan insistido en incorporar instituciones de democracia directa como el referendo en los sistemas políticos, lo cual es positivo.

Pero, hay dos cosas que pueden “opacar” la institución. El primero que el referendo, simple consulta, se trasforme en aprobación o desaprobación del gobierno o del jefe de estado. Puede suceder, sea porque el propio jefe de estado así lo propicia un tanto para ganar legitimidad (“aprueban mi consulta o renuncio”), o porque la propia oposición así lo plantea (“vote contra el gobierno”); convirtiéndose consecuentemente el referendo en un “sí” o un “no”, a favor o en contra del gobierno de turno.

El segundo problema es el abuso del referendo o la distorsión del mismo. Es decir el uso para otros fines o para encubrir, bajo un velo de simple consulta, mecanismos que pondrían en riesgo libertades democráticas. Es lo que sucede sobretodo en las “democracias autoritarias”.

Y es lo que al parecer habría sucedido en Ecuador. Bajo una serie de preguntas, algunas “políticamente correctas”, como prohibir el sacrificio público de animales, se habrían enmascarado otras que pondrían en riesgo las libertades de información y expresión. Preguntas complejas, medio difíciles de responder, que el ciudadano resuelve simplificando como una aprobación o desaprobación al gobierno. (Preliminarmente parece que no le ha ido del todo bien al presidente Correa en su consulta ciudadana).

En consecuencia el referendo ecuatoriano habría adolecido de dos graves vicios: el primero la excesiva cantidad de preguntas para una consulta y el otro la complejidad de muchas de estas. Ambos vicios atentan contra una transparencia y simplicidad que debe tener la propia institución, convirtiéndose así en un mecanismo de utilización política.

Una característica de los “gobiernos plebiscitarios” es el sometimiento constante a “consultas populares”, sobretodo en coyunturas que les son propicias, a fin de ganar más poder y arrinconar a los opositores (sean políticos, periodistas o intelectuales: las tres clases de especimenes que ningún gobierno autoritario soporta), cosa que de esa manera ganan legitimidad en vista que “la voz del pueblo es la voz de Dios”. Nosotros, los peruanos, ya lo sufrimos en carne propia en los años noventa. (Y dependiendo como nos vaya en la segunda vuelta del 5 de Junio, tenemos un candidato que, al parecer, sería bastante proclive a usarlo).

No es la institución del referendo lo que está mal, sino su uso.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, May 04, 2011

OSAMA HA MUERTO

La noticia eclipsó la beatificación de Juan Pablo II, celebrada apenas un día antes. “Osama ha muerto” fue la expresión que recorrió el mundo la noche del domingo, acompañado de la euforia vivida por los norteamericanos en la “zona cero”, embriagados de felicidad con lo ocurrido (algunos lo compararon con la celebración producida en las calles de Nueva York con el anuncio del fin de la II Guerra Mundial); aunque claro no es muy cristiano regocijarse con la muerte del prójimo, como lo señaló el Vaticano, por más que se entienda la exaltación del momento y lo que sucedió diez años atrás en esas mismas calles.

A nosotros, los peruanos, nos hace recordar la captura de Abimael Guzmán hace ya casi veinte años. No lo podíamos creer cuando lo vimos por televisión, custodiado por su compañera que no permitía que lo toquen. Ambos fueron capturados luego de una paciente y dedicada labor de inteligencia, atando cabos, estudiando pistas, hasta llegar a localizarlos. Y en ambos casos la captura fue en un barrio residencial. Tanto Abimael Guzmán como Osama Bin Laden decidieron instalarse en un “barrio pituco”, quizás los dos creyeron que ese sería el último lugar en que sus captores pensarían ubicarlos.

En el caso de Abimael su captura significó el comienzo del fin de Sendero Luminoso; en el caso de Osama está por verse. Parece que Al Qaeda no es una organización piramidal como SL y se ha diversificado en células autónomas. Con Sendero era un terrorismo local, de “acciones nacionales” y “presupuesto limitado”, con el objetivo de conseguir la “dictadura del proletariado” en un solo país; con Al Qaeda hablamos de un “terrorismo globalizado”, facilitado por el internet, las comunicaciones electrónicas y cuantiosas financiaciones internacionales.

Lo cual nos lleva a preguntarnos que habría pasado si el “camarada Gonzalo” empieza sus acciones no en 1980 sino en el año 2000, con internet a la mano y posibilidades de contactar con redes terroristas mundiales como la poderosa Al Qaeda. Claro, es simple especulación, pero de haberse producido una “alianza estratégica” entre ambas la derrota de Sendero habría sido más difícil. De repente Abimael se equivocó de tiempo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, April 27, 2011

UNA BODA

No soy mucho de asistir a bodas; pero esta vez sí valía la pena estar presente. Un cliente y amigo contraía matrimonio por tercera vez; su esposa por segunda ocasión, y ambos pasaban los setenta años de edad. Luego de algunos avatares formalizaban una unión que en los hechos llevaba ya algún tiempo.

La novia, como toda novia, se presentó radiante, entallada en un vestido crema. Entre los asistentes estuvo una de sus hijas, ya cercana a los cuarenta, así como uno de sus nietos, un joven de dieciocho años. Familia numerosa la de la novia, de la cual fue apenas una pequeña delegación, con la que compartí la mesa de los invitados. De parte del novio, un coronel del ejército en retiro, compañeros de promoción con sus esposas (todos los hijos del coronel, ya maduritos también, se encuentran en el extranjero desde hace muchos años).

Fue una ceremonia sencilla pero cálida. Como es natural, la novia, luego del usual “los declaro marido y mujer”, se emocionó y echó unos lagrimones de contenta acompañada de las hermanas. Los novios bailaron el clásico “Danubio azul” y a continuación vino el almuerzo acompañado de abundante vino.

En ese matrimonio yo jugué un rol importante. Podría decir, con cierta soberbia, que gracias a mi se casaban. A ambos los divorcié de sus anteriores parejas. Matrimonios que ya no andaban bien, que el tiempo y la rutina los había corroído, que más eran los disgustos, los sinsabores y las peleas, que la armonía. Divorciada ella y cuasi divorciado él (estaba en trámite su divorcio), pasaron a convivir juntos; pero en un medio social como Lima, eso de ver a tú madre convivir con otro hombre que no es tú padre, como que todavía es muy moderno para aceptarlo socialmente, hasta por hijos que superan la barrera de los cuarenta; y, a mi amigo, el pobre coronel, no le quedó más remedio que volverse a casar.

Supongo que será el último matrimonio de mi cliente y amigo. No creo necesite mis servicios nuevamente. Como buen cáncer (mi signo también) es un poco temperamental y cascarrabias, pero buena persona. Que sean felices para siempre.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, April 13, 2011

COMO CADA CINCO AÑOS

Cuando parecía que nuestras elecciones eran tan previsibles y aburridas como en Suiza, en las últimas semanas el panorama electoral se volcó hacia los ubicados en los últimos puestos. Creo que los peruanos tenemos inclinación por las emociones fuertes y en estas elecciones generales no podíamos dejar de darnos el gusto. Así las preferencias de la fortuna deambularon de uno a otro candidato, hasta recaer en los que menos posibilidades tenían. La diosa Fortuna da favores y los quita de la manera más inesperada.

No obstante ello, la primera conclusión a la que podemos llegar es una de Perogrullo: Faltan partidos políticos. No los membretes que arropan a un caudillo y desaparecen con este, sino sólidas instituciones que impidan esa dispersión del voto como la acaecida entre las tres opciones más similares (Alejandro Toledo, Luis Castañeda y Pedro Pablo Kuczynski). Pero, los egos y el caudillismo, así como la falta de un partido que los aglutine institucionalmente, imposibilitó la presentación de una sola candidatura, fragmentándose el voto del centro y posibilitando el ingreso a la “segunda vuelta” de las “opciones extremistas”: el nacionalismo izquierdista de Ollanta Humala, cuya “reconversión moderada” no termina de convencer; y, por la derecha, el neoliberalismo económico “puro y duro” de Keiko Fujimori y el pasado de corrupción que arrastra del padre.

Otra constatación de Perogrullo es que son los sectores C,D y E los que definen una elección. Curiosamente son los sectores que menos les interesa las libertades y formas democráticas y sí satisfacer sus necesidades básicas sin importar el tipo de gobierno (al estómago no le interesa mucho el tipo de gobierno en que se encuentre). Son los que votaron por Keiko recordando las obras de su padre y los que votaron por Humala y sus promesas de justicia social. (“Pensión 65”, entre otras promesas, impactó justamente en dichos sectores que no cuentan con una jubilación asegurada, ni menos un trabajo digno).

Lo que nos lleva a otra conclusión: ese 30% que votó a favor de Humala no es que quiera un “cambio radical” del modelo económico como interesadamente manifiestan los áulicos del comandante, sino mejoras sustanciales en su forma de vida. No es que desee fervientemente el “modelo chavista”, el “modelo velasquista” o el de economía social de mercado (ideológicamente les importa un carajo las diferencias entre uno y otro), sino que su vida mejore y sea igual a la de aquellos que compran en el Mega o en Plaza San Miguel. Parafraseando a Deng Xiaoping, no les importa de qué color sea el gato, con tal que cace a los ratones. Y ese es también el gran peligro cuando se trata de aprovechar la necesidad de las personas con menos recursos y oportunidades: que celebren el recorte de libertades políticas y perpetuaciones en el poder bajo el cobijo de una aparente bonanza de asistencialismo y precios subsidiados. Ese libreto Humala, Chávez y compañía lo conocen muy bien.

Otra “verdad de Perogrullo” fue que los últimos dos gobiernos “democráticos” no han podido satisfacer las necesidades de inclusión social y de igualdad material de los menos favorecidos; o, por lo menos, no al ritmo que dichos sectores exigen. Y esa insatisfacción de demandas sociales trae como “castigo” al partido de gobierno el trasformarlo de mayoría en minoría en el siguiente período gubernamental. Le sucedió a Perú Posible en el 2006 y ahora fue el turno del Partido Aprista que se convierte en una bancada “pigmea” en el período 2011-2016. (Pero, “pigmeo y todo” creo que jugará un papel importante y hasta crucial en este período difícil que se nos viene).

Justamente, el partido aprista, el “partido del pueblo”, ha sufrido una de sus peores derrotas electorales, creo que ni en la época más difícil del fujimorismo obtuvieron tan magros resultados, responsabilidad que recae sobretodo en sus dirigentes nacionales –comenzando por Alan García- que siendo gobierno viraron el barco aprista hacia posiciones francamente conservadoras, manteniendo el statu quo y no intentaron un gobierno más inclusivo socialmente, de corte socialdemócrata, que respetando la ortodoxia monetaria se abriese más hacia los sectores menos favorecidos de la sociedad. Han pagado un precio bastante alto por esa indiferencia social, amén de las luchas internas de la dirigencia aprista, que fueron bastante notorias en los últimos meses. Honestamente (y a pesar que en estos momentos decirlo no da rédito político), me parece que el precio ha sido sumamente excesivo. Cuando se realice el balance desapasionado de estos cinco años, va a contar con varios logros en su haber, pero que la ciudadanía en estos momentos no distingue como algo “inmediato” o “material”. (Salvando las distancias, algo parecido le está pasando a Susana Villarán en la alcaldía de Lima).

Ahora la diosa Fortuna ha “premiado” a la bancada fujimorista con una apreciable mayoría relativa, muy cerca de la obtenida por los humalistas. Bancada disciplinada la primera de las nombradas, que en los cinco años anteriores demostró cohesión. Como dijo un politólogo extranjero sobre el fujiimorismo, es lo que más se parece a un partido político, de allí que no haya tenido trásfugas como en las otras agrupaciones políticas. (La otra bancada disciplinada es naturalmente la aprista).

Nos guste o no, y más allá de nuestros deseos u opciones políticas, existe alrededor de un veinte por ciento que profesa fe en el fujimorismo o mejor dicho en el asistencialismo de los años 90. Que no les importa un gobierno autocrático, de “mano dura”, con tal que “haga obras”. Algo parecido sucede con los votantes de Humala.

Igualmente, nos guste o no, a partir del 28 de Julio de 2011 se deberá barajar la idea de un indulto o amnistía (la forma legal puede ser variada) a favor del ex presidente Alberto Fujimori. El mismo contexto político va a posibilitar que arrecie con fuerza la idea, más si su hija, Keiko, llega a la presidencia. (Que tiene más opciones –o menos “anticuerpos”- que su rival Humala; aunque creo la final va a estar bien reñida, va a ser “de infarto”, con dos candidatos que van a tratar de copar y “conquistar” el centro político que dejaron los otros tres perdedores).

Mención aparte merece la candidatura de PPK que “subió como la espuma” en pocas semanas. Nadie –ni el suscrito- daba alguna opción a su candidatura. Pero, contó con buena estrategia de marketing: el PPKuy, los brazaletes, los mítines políticos que parecían conciertos musicales, hasta “el tocamiento” de los genitales por “espontáneos” posibilitaron que crezca electoralmente, sobretodo entre los jóvenes, que lo veían como un “tío bacán” o simpático, estrategia muy parecida a la que usó Susana Villarán en las municipales (Villarán, como candidata –aunque luego lo desmintió-, habló de legalizar la marihuana y se ganó el apelativo entre los jóvenes de “la tía bacán”). PPK dejó el aire circunspecto de funcionario internacional para convertirse en un “gringo acriollado” y a veces hasta “achorado”.

Los marketeros políticos deben tomar nota de ese nuevo estilo de hacer política. Estilo que es el fin de los grandes debates ideológicos -muchas veces sesudos y filosóficos-, pero “aburridos” para muchos ciudadanos de hoy, y su reemplazo por el espectáculo mediático y visual. Solo falta que en las próximas elecciones el futuro candidato ofrezca sus promesas “calato”, bailando una tecnocumbia flanqueado de dos vedettes que se contonean como licuadoras humanas.

Un detalle más: dentro de las prohibiciones anacrónicas que deberían revisarse en época electoral está la de difundir encuestas una semana antes del sufragio. Quizás la medida era efectiva cuando no existía el internet; pero ahora que se pueden consultar no solo en la red, sino en periódicos extranjeros serios que daban cuenta de las últimas encuestas en Perú faltando apenas pocas horas para el sufragio (personalmente consulté el sábado las que aparecieron en diarios chilenos on line y el orden de los favoritos era el mismo que tuvimos el domingo por la noche), la medida deviene en anacrónica y poco efectiva. El JNE debería revisarla o por lo menos permitir la publicidad de encuestas hasta 72 o 48 horas antes del sufragio. Dudo que su publicidad influya decididamente en el voto, a no ser que el Jurado Electoral comparta “la timba” que vivimos en elegir ese día al ganador y por eso prefiera que los ciudadanos no sepan quien va “puntero”. (Dicho sea, hasta hubo distintas apuestas para determinar quién ganaba).

En fin, en el Perú no nos aburrimos en época electoral (la verdad que nunca nos aburrimos, siempre pasa algo nuevo en nuestro país). No somos Suiza, ni siquiera Chile o Uruguay con su envidiable institucionalidad política. Cada cinco años nos jugamos “a la ruleta” nuestro futuro como nación, dando ya no un pasito, sino zancadas arriesgadas hacia el abismo. Creo que más que politólogos, necesitamos sicoanalistas que nos interpreten. Y, como nos sucedió en el 2006, en esta segunda vuelta tendremos que elegir al que consideremos el mal menor, aunque esta vez nos tome más esfuerzo y resolución.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, April 06, 2011

EL SUEÑO DEL CELTA

I

Terminada la lectura de la última novela de Mario Vargas Llosa, nos da la sensación de salir de un torbellino existencial que geográficamente abarca lugares tan disímiles como Londres, el Congo, la Amazonía o Irlanda. La travesía de un hombre considerado como el defensor contemporáneo de los derechos humanos, contra la servidumbre y la opresión de negros e indios, esclavizados por la voracidad del capitalismo por el caucho a inicios del siglo XX.

Pero, El sueño del celta no es solo una puesta al día de la alegoría del mal, como fue en su tiempo El corazón en las tinieblas de Joseph Conrad –con la cual guarda muchos puntos de contacto-, sino que pretende ser una visión poliédrica, de distintas aristas, de una época relativamente cercana a nosotros y, a la vez, una confesión sincera de los “demonios” de MVLL, ofreciendo ese panorama narrativo en dualidades o contradicciones.

De un hombre que es idealista, que cree de todo corazón en la acción civilizadora del capitalismo, para luego darse cuenta que la realidad es mucho más cruel que sus ideales. De allí su defensa irreductible de los nativos. Una suerte de mea culpa, de expiación de los pecados y errores cometidos en su juventud.

Pero este hombre no tiene una sola dimensión. Sus contradicciones se reflejan también en su existencia: el homosexualismo que lo condena a la marginalidad y al oprobio de la sociedad de su tiempo, convirtiéndolo en un ser solitario y marginal, no integrado al statu quo de su época y, por otra parte, el misticismo al cual lo lleva su fe católica oculta, mientras externamente practica la religión anglicana. Su conducta sexual lo condena a los abismos de la naturaleza humana, mientras que su fe trata de salvarlo. Son los dos lados de la misma moneda. Esa tensa lucha entre el espíritu y la carne marcará su vida hasta el final.

II

La novela tiene también una carga ideológica importante: la acción del capitalismo en las colonias, en la periferia, encarnado en la Peruvian Amazon Company, la empresa cauchera de Julio Arana, la antítesis de Casement en todo sentido.

La dualidad se hace presente en la acción “civilizadora” del capitalismo. Sin el empuje de estos aventureros que solo buscan enriquecerse explotando el caucho de la selva peruana o del Congo, la amazonía y sus pobladores seguirían en el atraso, en “la época de piedra”, como constantemente repiten en la novela distintos personajes, a modo de justificación de la explotación perpetrada. Es la ideología de la acción “civilizadora y evangelizadora” del colonialismo, justificatoria de los desmanes acometidos. Es el “bienestar” que trae el capitalista a la sociedad por más que no se lo proponga, como lo sostenía Adam Smith hace más de doscientos años. Lo que conlleva como correlato la visión dual de sociedades modernas y sociedades primitivas, entre progreso y atraso, visión del propio MVLL. (En su obra La utopía arcaica se aprecia mucho mejor la dicotomía que hace de “sociedades modernas y sociedades atrasadas”, optando personalmente por las primeras).

Un claro ejemplo es la acción del aventurero inglés Henry Morton Stanley, que fue el ejecutor del proyecto de colonización del Congo, construyendo la infraestructura necesaria y los enclaves de explotación del caucho y de los negros reclutados forzosamente para su extracción; pero, paradojas del destino, también una cabeza de playa en el continente africano de lo que se conoce como “civilización occidental”. Su motivación era enriquecerse, pero en ese afán de lucro abrió a Occidente todo un continente ignoto, elaborando mapas, trazando caminos y vías férreas que literalmente “modernizan” todo un continente que se mantiene “en el atraso”.

También es muy ilustrativo de esa “idea fuerza” el párrafo final del capítulo que da cuenta del fin de la empresa de Arana, condenado por el informe de Casement al hacerse pública la esclavitud de los indígenas a su servicio. Trasluce no solo la maldad y la codicia de esos aventureros, sino como al poco tiempo de la huida de estos, literalmente, la selva “se traga” todo atisbo de empresa y, por extensión, de civilización o de “modernidad” que pudo existir. El mal conlleva al bien y viceversa. En este caso es la acción “civilizatoria” del capital, que penetra en los lugares más recónditos e inexplorados, llevando consigo “los valores” de Occidente.

Esta visión de “modernidad” se encuentra en contraste con la de “multiculturalidad” practicada por aquellos que defienden el mito del “buen salvaje” y que estos deben vivir en un hábitat natural, tal como sus ancestros, “no contaminado” por la civilización capitalista, lo que deviene a su vez en el rechazo de proyectos de inversión, principalmente mineros, en territorios considerados “vírgenes”. (El filme Avatar es un buen ejemplo de esta posición “ecologista”).

No obstante, ese afán de lucro en lugares donde no existe la ley y la justicia, arrasa con los derechos de los más débiles y los convierte en cuasi esclavos, por lo que es necesario un balance en la ley y el orden, el derecho, a fin de evitar los excesos de estos aventureros inescrupulosos. Desde ese punto de vista, la tesis de la acción civilizadora del capitalismo queda mal parada en la novela. El “capitalismo salvaje” o “las fuerzas del mercado” no necesariamente traen el bienestar que se vive en la metrópoli, menos democracia y justicia social. Tesis que dista mucho de las ideas del neoliberalismo usual.

III

La dualidad o ambivalencia también se hace presente en la acción del personaje principal. Viajero impenitente desde su juventud, Casement simboliza los extremos: la del hombre cosmopolita, “ciudadano del mundo” y, a la vez, practicante de un nacionalismo fanatizado. Roger es delineado no como el patriota irlandés reconocido históricamente, sino como el individuo que, en la última etapa de su existencia, vive al extremo las ideas nacionalistas, clara condena al nacionalismo como ideología retardataria de los pueblos, posición harto conocida de MVLL.

Precisamente la visión de Casement con respecto a la independencia de Irlanda lo lleva, conjuntamente con otros compatriotas suyos, a tomar las armas en 1916 (acto del cual se arrepentiría luego) en una aventura descabellada por la libertad, buscando como aliado a Alemania, entonces en guerra con Inglaterra, lo que trajo más desolación y oprobio al país de los celtas, deviniendo el sueño en pesadilla. Aunque, como sostiene uno de los sacerdotes que lo asiste espiritualmente en sus últimas horas, no todo es en vano. Algo bueno aflora de todo mal. De nuevo la dualidad.

Al final emerge un mensaje subliminal de entendimiento con el otro, representado en los diálogos entre el Sheriff y Casement. Al conocerlo en la prisión, el Sheriff lo trata y ve con hostilidad, como el traidor al país que tan generoso fue con él y el “sodomita” estigmatizado por la prensa durante el juicio que se le siguió por traición a la patria (otra forma de nacionalismo) para luego, poco a poco, cambiar de actitud al sentir este compasión en el desahogo del Sheriff por la pérdida de su único hijo en la Gran Guerra, siendo un paciente oyente de ese hombre sufriente: empatía, cualidad sobresaliente en Roger. Los capítulos de las conversaciones entre Casement y el Sheriff tienen un aire de representación teatral, de diálogos de dos seres solitarios y desgarrados por el dolor que, en las antípodas de sus creencias y visión del mundo, encuentran un entendimiento mutuo. Son las mejores páginas de la novela. MVLL parece decirnos que el entendimiento pasa por la comprensión del otro (posición que ha mantenido el autor, por ejemplo, en el conflicto árabe-israelí).

IV

La actitud de Casement es la de un hombre que vive la vida a su manera, practicante de un intenso individualismo (como muchos de los personajes de la fase “liberal” de MVLL), buscando darle un sentido a las acciones que realiza, pasando por distintas etapas existenciales: creyente iluso en las bondades del capitalismo, defensor de las minorías aborígenes explotadas por el colonialismo, patriota y nacionalista irlandés, activo ejercitante de una sexualidad condenable en su época y la búsqueda de Dios en la etapa final de su vida. Vivirá al extremo cada una de esas etapas, un ser apasionado como pocos y militante de un individualismo exacerbado que lo convierte en trasgresor de su mundo, desafiando los estereotipos comunes a “la tribu” (ser un burgués, tener familia, una posición holgada, practicar la religión anglicana, etc.), siendo sus acciones actos de rebeldía, de desafío contra un mundo con el que no está conforme. Demás está decir que esta posición es bastante conocida en nuestro escritor.

A veces da la impresión de estar frente a una novela de no ficción o “falso reportaje”, donde un periodista va detallando, libre de todo apasionamiento, con exactitud y minuciosidad cronológica y geográfica lo acaecido al personaje. Por momentos esas descripciones no son muy convincentes, tienden a ser monótonas, igual que el perfil de Roger Casement, un tanto maniqueo y a veces “forzado” por la posición ideológica del autor. No obstante esos reparos y sin ser una de sus obras maestras, El sueño del celta es una buena novela, de las mejores que ha escrito MVLL en los últimos años, demostrando una vez más que cuando se trata del tema de la libertad contra el poder despótico su “pathos" lo lleva a alturas impresionantes que no se encuentran en otras novelas suyas por más intentos que arremeta.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, March 23, 2011

¿Y, A CÓMO LA CAUTELAR?

Cuando entró en vigencia el actual Código Procesal Civil saludamos como una feliz iniciativa el proceso cautelar, con un marco bastante flexible a fin que el magistrado dicte medidas provisionales de todo tipo, incluso hasta con la facultad de inventarlas.

Lo que nadie previó fue que nuestros magistrados tuviesen tan buena imaginación para decretar medidas cautelares a gusto del cliente. Casos conocidos como la cautelar que otorgaba la administración judicial “temporal” del canal cinco al controvertido gestor de medios Genaro Delgado Parker y, para colmo de la exquisitez jurídica, decretada por un juez de un distrito judicial donde ni por asomo funcionaban las instalaciones de la conocida televisora. Ya no hablemos de aquellas cautelares que posibilitaron (y posibilitan) la importación de vehículos usados, o que operen a vista y paciencia de las autoridades bingos y tragamonedas sin autorización. Es que una medida cautelar sirve para cualquier fin. Y los peruanos, debemos reconocerlo, tenemos mucha imaginación.

Por eso, hace pocas semanas, el Consejo de Ministros ha propuesto un proyecto de ley para modificar dos artículos del Código Procesal Constitucional: el 15 y el 51 (inspirados directamente en nuestro querido Código Procesal Civil). El primero se refiere a la “patente de corso” que tiene el juez para expedir cualquier tipo de medida cautelar que se le ocurra. En cambio, el artículo 51 alude a la famoso competencia judicial, que permite, por ejemplo, a un sujeto domiciliado en Lima interponer una demanda en algún pueblito remoto de, digamos, Puno, donde nadie lo conoce (con el perdón de los puneños).

Supongamos que usted, cauteloso lector, va perdiendo una licitación con el estado. Se busca un juez “amigable” del interior del país, donde no llega nunca la fiscalización de la OCMA, ni se conoce qué significa, y el magistrado sin escuchar siquiera a la otra parte, cual diligente sastre, emite en el término de un suspiro una medida cautelar a su medida y gusto, ordenando paralizar la licitación y que a usted le adjudiquen la buena pro, no faltaba más. Así de sencillo, pero ojo, usted debe tener “billete” en efectivo, contante y sonante, nada de cheques o bonos, que en este negocio las cosas son a la antigua, sin tarjetas de crédito ni internet.

En fin, esperemos que algo se haga al respecto y sobretodo para muchos anónimos litigantes que no son escuchados o se ven de buenas a primeras con un juez que con cautelar en la mano los desaloja de su propia casa, como que ha pasado. Que así está la justicia de cara, oiga usted.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, March 16, 2011

LAS INDEPENDENCIAS

Cuál fue la razón por la que jóvenes aristócratas se alzaran en armas contra el Rey de España y luchasen contra viento y marea por la independencia y, consiguientemente, contra sus propios intereses de clase.

Es una de las preguntas que se plantea Hugo Neira en el estimulante libro Las independencias, doce ensayos, publicado bajo el sello de la Editorial de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Ensayos que abordan no solo la política, sino también la economía y sobretodo la cultura que nos legó la península ibérica; cultura que se mantiene intacta en nuestro modo de ser, con sus aspectos positivos y negativos, como la corrupción, por ejemplo.

No era extraño en la Colonia el recibir dádivas por el favor del poder real. La corrupción no es nueva en nuestro medio, lo que sucede ahora es que se vuelve más visible gracias a la tecnología. Antes no dejaba rastro, ahora una grabación de audio o de video nos informa de algún negociado poco santo.

Tampoco era raro que el ser abogado fuese la forma idónea de movilidad social, a diferencia del estímulo que recibió la ciencia en los países de la reforma luterana. España –eje importantísimo de la contrarreforma- fomentó más la escolástica y su primo hermano, el derecho, como medio de mantener el statu quo. No buscó en la ciencia de Galileo o de Darwin las respuestas a nuestro mundo, menos fomentó un “espíritu capitalista” al estilo de Francia e Inglaterra. Por ello no es raro tampoco que seamos una “república de letrados” y casi nulos en los adelantos en ciencia y tecnología. Esa “tara”, junto con otras, la heredamos de la Colonia.

El libro también nos da luces cómo nace el caudillo en nuestro continente, figura emblemática tanto del mundo militar como del civil. El caudillo reemplazó la falta de instituciones o la debilidad de estas. Sin su visto bueno no se podía comprar ni una caja de lápices. Y lo vemos hasta ahora, cuando en cualquier partido político o en cualquier empresa no se hace nada sin la autorización del “jefe”.

Ese verticalismo y falta de consenso democrático es también parte de la cultura española que nos vino con la conquista (amén que durante el período incaico existió un despotismo despiadado, rasgo cultural que igualmente hemos heredado). Visto en retrospectiva no fue raro que los sueños de los libertadores se estrellaran contra la cruda realidad de elites criollas que no querían cambios, sino solo usufructuar los beneficios que antaño eran monopolio de los españoles. De allí que el indio estuviera segregado, apenas una cara anónima, y su explotación haya sido más salvaje durante la república.

No tuvimos nación, si entendemos por nación a grupos sociales con rasgos homogéneos; apenas estamentos herméticos, sin posibilidades de inclusión y movilidad social. Ello explica porqué los indios no sintieron como propio el proyecto de independencia e incluso lucharon a favor del rey de España. No era “traición a la patria”, sino intuición que las cosas con los criollos no iban a mejorar, sino todo lo contrario.

El siglo XIX fue el siglo de las integraciones nacionales perdidas y de poder constituirnos como una nación orgánica, y en el XX estallaron violentamente los reclamos de las mayorías silenciadas, dando origen a los partidos de representación popular que van a enarbolar las banderas de reivindicación del indio, el campesino y las clases medias que se van formando en las principales ciudades.

Nuestra historia no comienza en 1821, sino mucho antes. Y si bien nosotros somos parte de Occidente, también somos tributarios de un pasado milenario que todavía nos avergüenza por complejo de inferioridad; pero, así no lo queramos reconocer, es parte nuestra.

Uno de los tantos méritos del libro de Hugo Neira reside en la importancia que concede a la cultura como formadora de la –digamos- “conciencia nacional”, para bien o para mal, dejando de lado los análisis meramente económicos que, por reduccionistas, no explican cabalmente ciertos procesos sociales y políticos de nuestra accidentada y contradictoria vida republicana. Neira parece decirnos que no todo fue culpa del “imperio”, gran culpa la hemos tenido nosotros o, mejor dicho, nuestro legado cultural.

A nosotros nos faltó una revolución mexicana que desatara los nudos del pasado. En cierta forma lo fue la revolución de los militares en 1968, inconclusa pero que dio nacimiento al nuevo Perú, arrastrando consigo lastres seculares, pero adquiriendo también nuevos bríos de lo mejor que tiene. Continuamos siendo, como decía Basadre, un país entre promesa y posibilidad. Ese Perú con agenda pendiente para el bicentenario.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es


Las independencias: Doce Ensayos
Autor: Hugo Neira
Fondo Editorial de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, 2010, 237pp.

Wednesday, March 09, 2011

EL BESO CONTRA LA HOMOFOBIA

Más allá de la violenta acometida policial contra homosexuales y lesbianas que el 12 de Febrero pasado manifestaron su reclamo por la igualdad de derechos besándose en público, nada menos que a los pies de la Catedral de Lima, está el hecho en si, inimaginable apenas diez años atrás.

Era impensable que a inicios del presente siglo una minoría sexual proteste audazmente frente al símbolo de la institución tutelar (la Iglesia) de la heterosexualidad como medio sacralizado para la reproducción humana y, consiguientemente, en contra del placer y el sexo “contranatura”.

De allí la reacción violenta de “los custodios del orden”. Las minorías gays y lesbianas estaban “atacando” frontalmente el símbolo sagrado mayor de los valores tradicionales y del orden establecido en familia y sexualidad. Complementariamente la Catedral de Lima es –simbólicamente- “la casa” del Cardenal y Arzobispo de la ciudad, Monseñor Cipriani, conocido por sus posiciones harto conservadoras, por lo que un “beso homo” a los pies del atrio es casi una blasfemia y un insulto al propio Monseñor. Distinto hubiese sido de producirse el beso protestante en, digamos, el parque de Miraflores o la Alameda de los Descalzos. Quizás no hubiese causado tanta turbación.

Pero algo está cambiando en esta Lima pacata y conservadora. Estamos como despercudiéndonos de varios lastres generacionales, principalmente entre los jóvenes. La sexualidad se está viendo como algo más natural, incluso aquella entre dos personas del mismo sexo. Síntoma es que a la semana siguiente del incidente los colectivos gays se besaron tranquilamente a los pies de la Catedral y nada pasó; aparte del “cargamontón” contra un conocido locutor deportivo que tuvo la mala ocurrencia de proferir expresiones claramente homofóbicas cuando la tensión por la golpiza se encontraba en su punto más alto.

Fue “el chivo expiatorio” de lo acaecido o, como decimos criollamente los limeños, “el punto”. Se efectuaron “plantones de protesta” delante de la radio donde trabaja, se pidió su renuncia al medio o, por lo menos, que se retracte públicamente de lo dicho, con disculpas incluidas. Cuidado que nos volvamos intolerantes en sentido contrario y el tema se convierta en intocable y “políticamente correcto”. Como diría Kenji: “tampoco, tampoco”.

Otro síntoma de estos “nuevos aires”, es la propuesta legislativa del “patrimonio compartido” del congresista Carlos Bruce (convertido en el principal adalid de las minorías sexuales en el Congreso), indicando que el tema ha dejado las catacumbas para ventilarse como cosa pública, digna de un reconocimiento legal.

Antes las parejas del mismo sexo vivían su sexualidad a escondidas, con vergüenza y culpa, hoy la cantidad de parejas homosexuales que conviven a vista y paciencia de los demás ha aumentado. Ahora es más común tener de vecinos a una “pareja homo” de lo que era en la época de nuestros padres. Y es un hecho no “esnob” ni exclusivo de los segmentos A y B, sino que se manifiesta en todos los estratos sociales.

Creo que todavía falta mucho camino por recorrer para el reconocimiento de derechos plenos a las minorías sexuales, pero el avance es vertiginoso y lo más probable es que, tarde o temprano, deberemos modificar nuestra legislación a fin de permitir el matrimonio civil entre personas del mismo sexo, así como una igualdad en los demás derechos consustanciales a los heterosexuales. Nos guste o no, vaya contra nuestras ideas y creencias o sintonice con estas, tengamos posiciones a favor o en contra.

Pero los derechos, como lo demuestra la historia, se consiguen luchando, arrancándoselos al poder constituido. En ese sentido, las minorías sexuales van por buen camino.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es