LO SINCERO
Fue el reconocimiento que el gobierno no ha hecho mucho en el tema social. En el primer año se dejó pasar una gran oportunidad de iniciar (solo iniciar) los programas de cobertura e inclusión social a favor de millones de connacionales; pero un año después lo que debió ser la exposición de las líneas maestras se convirtió en apenas un mea culpa por la tardanza. Y, no podía ir más allá porque se ha comprado para si la teoría del “chorreo”; vale decir que la inversión y el mercado por si solos van a generar pleno empleo y bienestar para la población, lo cual puede ser cierto para algunas regiones de la costa donde se está invirtiendo en proyectos de agroexportación como es el caso de Ica, pero no para regiones del sur del país que no tienen ni canon ni inversiones ni cuentan con más recursos que los que el Estado pueda facilitar.
LO INTERESANTE
El anuncio del llamado Pacto Social entre trabajadores, empresarios y Estado, aunque faltó delinear su alcance, ya que reducirlo a fijar la Remuneración Mínima Vital sería darle poco vuelo, además que la RMV es competencia del Concejo Nacional de Trabajo donde precisamente están trabajadores y empresarios; por lo que –conociendo a Alan- no vaya a ser solo una medida efectista para ganar respiro y tiempo frente a la convulsión social que se vive en el interior del país. De ser algo serio, debería incluirse en el Pacto a los gobiernos regionales; y, en todo caso el Acuerdo Nacional puede servir de pivote para un eventual pacto. No es necesario crear más instituciones cuando ya existen las necesarias.
LOS GOBIERNOS REGIONALES
Precisamente a los gobiernos regionales les cayó sobre mojado. La alusión de que la pelota está en su cancha y que tienen los recursos necesarios para invertir a favor de sus representados fue clara. Se mira a los presidentes de región como los “malos de la película” al encabezar las protestas y marchas en su región. Muchas veces se suman a las mismas por temor a perder legitimidad frente a sus electores (poder político real), por lo que la legislación draconiana, en vigencia recientemente, que pena a los presidentes de región que se sumen a las protestas va a ser ineficaz atendiendo a los resultados sociales obtenidos (aparte que adolecen de un serio cuestionamiento constitucional).
Creo que la Presidencia Regional debe pasar por un reperfilamiento de sus atribuciones y propiciar a largo plazo la creación de macroregiones y de Parlamentos regionales que puedan canalizar instucionalmente las protestas. Para bien o para mal hemos iniciado un proceso regional que no podemos parar, menos desmantelar (personalmente siempre me opuse a la creación de una región por departamento) sino ir perfeccionando en el camino.
Creo que antes de pelearse con los gobiernos regionales, debería buscar aliados, por lo menos en los más amigables, no los del sur obviamente donde como en Arequipa, Tacna y Puno siguen un discurso ideologizado de abierta confrontación, pero hay otros que se muestran más receptivos frente al Ejecutivo.
LO QUE NO SE DIJO
No está claro cómo se llegará a reducir los índices de pobreza ni tampoco las políticas redistributivas para mejorar los índices sociales. Solamente se puede suponer que se podrá llegar a tales metas siempre y cuando los precios internacionales de los minerales sigan altos hasta el fin de su gobierno y que se elimine todo beneficio tributario de cualquier clase, incluyendo además imposiciones a las mineras más allá del “óvolo voluntario” y tributación a las grandes empresas que cotizan en bolsa lo que permitiría una gran recaudación fiscal. Bajo esos supuestos y siguiendo una política de austeridad extrema del Estado en gastos corrientes es posible llegar a los supuestos planteados por el Presidente; aunque es un poco difícil si tomamos en cuenta que el 2008 puede haber perturbaciones en la economía internacional.
Asimismo no se mencionó a Sierra Exportadora, ni tampoco la lucha contra la corrupción (la nueva adquisición de los patrulleros bajo el ministro aprista ha sido más cara que la renegociada por la Comisión Webb cuando Pilar Mazzeti era ministra). Quedó en el tintero la reforma del estado, la ley de la carrera administrativa a fin que existan funcionarios de carrera debidamente preparados, y la sempiterna reforma del poder judicial, la cual ni siquiera se mencionó.
LAS OLVIDADAS DE SIEMPRE
La cultura, la gran olvidada de todos los gobiernos, con el justificativo de que somos un “país pobre” y por tanto no podemos invertir en cultura. Otra gran olvidada de siempre es la ciencia y la tecnología. País que no invierte sustancialmente en dichos rubros va quedando desfasado y sufriendo un retraso peor que el del analfabetismo.
LO RESCATABLE
La puesta en ejecución del CEPLAN, el centro de planeamiento estratégico que fue aprobado bajo la administración de Toledo pero nunca puesto en marcha. Fue increíble que la ceguera neoliberal propiciara que un Estado moderno no tuviese lo que en buen romance es un instituto de planificación y que ahora, gracias a la tecnología de punta, puede ser un instrumento valioso para la planificación nacional y regional a mediano y largo plazo.
EL FRENTE EXTERNO
Propiciar más acuerdos comerciales, no solo con los países grandes como China, Canadá o México, sino debería incluirse también acuerdos con nuestros vecinos de la región. El TLC con Estados Unidos está en manos de los demócratas y si lo quieren aprobar o no será su responsabilidad. No estoy de acuerdo, como algunos sostienen, que el Presidente debe ir de nuevo a Estados Unidos a “rogar” por la firma o darle a los norteamericanos en concesión bases militares en nuestro país. No solamente está en juego la dignidad de un presidente que va a aparecer como “limosnero”, sino de todo el país al cual representa.
El frente externo también tiene un problema que debe enfrentar desde ahora y es la penetración del proyecto chavista en ciertas regiones del sur bajo el socorrido argumento de la “hermandad bolivariana”. No podemos ser ingenuos al respecto y si no se contrarresta esa penetración desde ahora es probable que el 2011 Hugo Chávez tenga un candidato de su afinidad en Palacio.
LO TEDIOSO
La cantidad de cifras y obras inauguradas (hasta letrinas incluídas). A ciertos momentos ya cansaba. Un resumen habría sido mejor y dejar los detalles a sus ministros. Yo había calculado la duración del discurso entre hora y hora media, pero el Presidente se me “excedió” por treinta minutos más. Hasta sus correligionarios en el Congreso bostezaban. Para los siguientes discursos se va a agradecer mayor concisión, que como decía Gracián “lo bueno si es poco es doblemente bueno”.
EN CONCLUSIÓN
Discurso sin grandes novedades, por lo que todo parece indicar que las líneas de gobierno seguirán siendo las mismas, sin cambios dramáticos en ningún sentido. Ya no se puede decir que vamos “hacia un tranquilo gobierno de centro derecha” debido a que el 2008 se presenta con nubarrones. Ojalá no sea demasiado tarde para reaccionar.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, July 30, 2007
Friday, July 27, 2007
A UN AÑO DEL SEGUNDO GOBIERNO DE ALAN GARCÍA
En nuestro artículo Los cien días de Alan publicado el 5 de Noviembre del 2006 decíamos que “…todo parece indicar que vamos hacia un tranquilo gobierno de centro-derecha. Lo cual se corrobora con el concurso de varios neoliberales en el actual gobierno aprista…”.
Es que ese rumbo centro derechista del segundo gobierno de AGP se debe tanto a haber logrado la presidencia gracias a los votos conservadores de Unidad Nacional (de allí que nombrara a varios connotados dirigentes de esa agrupación política en cargos clave del gobierno), como también a querer borrar de la memoria colectiva el “mal recuerdo” de su primer gobierno. Por ello dejó en el desván del olvido sus poses populistas del quinquenio anterior y se puso el ropaje de estadista mesurado y hasta un poco conservador, ropaje que por cierto han usado también otros presidentes de izquierda como Lula en Brasil, Tabaré Vásquez en Uruguay, y los socialistas chilenos pos Pinochet; decidiendo gobernar con medidas efectistas de corto alcance y bajo costo político, esperando el tanque de oxígeno que le daría el TLC para el largo plazo.
Sin embargo, el problema se ha agravado, lo cual se reflejó en las protestas del mes de Julio, ya que el haber ganado con los votos de Unidad Nacional no quita el compromiso de inclusión social pendiente para millones de peruanos que se encuentran en la extrema pobreza y que geográficamente están al sur. Que el “cuco” de Humala se hubiese desvanecido y no haya podido articular una oposición coherente desde la izquierda (el último intento por subirse a la cresta de la ola fue el de las marchas y paros de protesta del mes de Julio) no quita que se olvide del compromiso de la inclusión social para muchos connacionales; a no ser que se esté jugando a un maquiavélico plan para que el 2011 gané un outsider y Alan poder aparecer al quinquenio siguiente como el gran salvador de la patria. En el caso de la megalomanía de AGP (le gusta que dentro del APRA le digan Zeus o Titán) todo es probable, hasta incendiar la pradera y luego aparecer como el bombero (que un poco es lo que quiso hacer en el 90 con Fujimori, pero el tiro le salió al revés).
Porque el camino está siendo abonado para que un outsider radical gane los comicios el 2011, sea Ollanta u otro más radical.
Por otro lado, el “paquete” de modificatorias penales de tipo represivo y algunas hasta inconstitucionales como reacción al sacudón de los paros y protestas del mes de Julio apunta a eso. Más es un signo de incomodidad y hasta de irritación que de cimentar el principio de autoridad mirando las cosas serenamente.
Precisamente es en las regiones donde comienzan los procesos de protestas sociales, unas veces fomentados por pequeños sectores de la izquierda que tratan de aprovechar los conflictos, y otras porque la gente del interior se ha cansado de esperar a que llegue el “chorreo”, problema que surge en situaciones de abundancia, cuando hay torta y es grande, pero el cuchillo no tiene filo o la porción cortada es muy pequeña. Y si bien el problema es administrativo (eficacia del Estado), más es político o de voluntad política.
Y a pesar de todo el gobierno se mantiene –con apenas rasguños- estable, no solo por la doble base en que se asienta –los grupos de poder económico y el poder militar-, sino porque las protestas que se producen son focos aislados, no concertadas, por lo que su desactivación es relativamente fácil. El guión es el mismo: va el primer ministro, dialoga con los levantados, firman un acta de entendimiento y cesan las hostilizaciones y tomas de carretera.
De existir una orquestación “humalo-izquierdista” a nivel nacional sería imposible la desactivación de los conflictos regionales, pero al actuar por demandas aisladas y no unificadas en una plataforma común es bastante limitado su accionar; por eso la debilidad de los movimientos populares actuales, a diferencia de los suscitados treinta años atrás, como el glorioso paro de aquel ya lejano 17 de Julio de 1977 (cuya celebración pasó más o menos desapercibida).
Pero hay un detalle que es importante rescatar. Pese a las dificultades y a los intereses encontrados, mal que bien el diálogo se impone. Lo que antes se resolvía por la fuerza o a balas, ahora es hablando, elemento esencial en una democracia. Quizás los años de autoritarismo, violencia terrorista y desgobierno no han caído en saco roto. Ojalá.
Veamos que pasa en la escena oficial. Con el olfato político de AGP todo es posible, hasta que cambie de rumbo y vaya un poco más a la izquierda; pero con reformas que están en la lista de espera y no con medidas efectistas como quiso hacer en los primeros meses de su gobierno para ganar tiempo. De no ejecutarse oportunamente algunas reformas (sobretodo las de carácter social o inclusivas), la situación podría ser ingobernable para lo que resta de su mandato.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Es que ese rumbo centro derechista del segundo gobierno de AGP se debe tanto a haber logrado la presidencia gracias a los votos conservadores de Unidad Nacional (de allí que nombrara a varios connotados dirigentes de esa agrupación política en cargos clave del gobierno), como también a querer borrar de la memoria colectiva el “mal recuerdo” de su primer gobierno. Por ello dejó en el desván del olvido sus poses populistas del quinquenio anterior y se puso el ropaje de estadista mesurado y hasta un poco conservador, ropaje que por cierto han usado también otros presidentes de izquierda como Lula en Brasil, Tabaré Vásquez en Uruguay, y los socialistas chilenos pos Pinochet; decidiendo gobernar con medidas efectistas de corto alcance y bajo costo político, esperando el tanque de oxígeno que le daría el TLC para el largo plazo.
Sin embargo, el problema se ha agravado, lo cual se reflejó en las protestas del mes de Julio, ya que el haber ganado con los votos de Unidad Nacional no quita el compromiso de inclusión social pendiente para millones de peruanos que se encuentran en la extrema pobreza y que geográficamente están al sur. Que el “cuco” de Humala se hubiese desvanecido y no haya podido articular una oposición coherente desde la izquierda (el último intento por subirse a la cresta de la ola fue el de las marchas y paros de protesta del mes de Julio) no quita que se olvide del compromiso de la inclusión social para muchos connacionales; a no ser que se esté jugando a un maquiavélico plan para que el 2011 gané un outsider y Alan poder aparecer al quinquenio siguiente como el gran salvador de la patria. En el caso de la megalomanía de AGP (le gusta que dentro del APRA le digan Zeus o Titán) todo es probable, hasta incendiar la pradera y luego aparecer como el bombero (que un poco es lo que quiso hacer en el 90 con Fujimori, pero el tiro le salió al revés).
Porque el camino está siendo abonado para que un outsider radical gane los comicios el 2011, sea Ollanta u otro más radical.
Por otro lado, el “paquete” de modificatorias penales de tipo represivo y algunas hasta inconstitucionales como reacción al sacudón de los paros y protestas del mes de Julio apunta a eso. Más es un signo de incomodidad y hasta de irritación que de cimentar el principio de autoridad mirando las cosas serenamente.
Precisamente es en las regiones donde comienzan los procesos de protestas sociales, unas veces fomentados por pequeños sectores de la izquierda que tratan de aprovechar los conflictos, y otras porque la gente del interior se ha cansado de esperar a que llegue el “chorreo”, problema que surge en situaciones de abundancia, cuando hay torta y es grande, pero el cuchillo no tiene filo o la porción cortada es muy pequeña. Y si bien el problema es administrativo (eficacia del Estado), más es político o de voluntad política.
Y a pesar de todo el gobierno se mantiene –con apenas rasguños- estable, no solo por la doble base en que se asienta –los grupos de poder económico y el poder militar-, sino porque las protestas que se producen son focos aislados, no concertadas, por lo que su desactivación es relativamente fácil. El guión es el mismo: va el primer ministro, dialoga con los levantados, firman un acta de entendimiento y cesan las hostilizaciones y tomas de carretera.
De existir una orquestación “humalo-izquierdista” a nivel nacional sería imposible la desactivación de los conflictos regionales, pero al actuar por demandas aisladas y no unificadas en una plataforma común es bastante limitado su accionar; por eso la debilidad de los movimientos populares actuales, a diferencia de los suscitados treinta años atrás, como el glorioso paro de aquel ya lejano 17 de Julio de 1977 (cuya celebración pasó más o menos desapercibida).
Pero hay un detalle que es importante rescatar. Pese a las dificultades y a los intereses encontrados, mal que bien el diálogo se impone. Lo que antes se resolvía por la fuerza o a balas, ahora es hablando, elemento esencial en una democracia. Quizás los años de autoritarismo, violencia terrorista y desgobierno no han caído en saco roto. Ojalá.
Veamos que pasa en la escena oficial. Con el olfato político de AGP todo es posible, hasta que cambie de rumbo y vaya un poco más a la izquierda; pero con reformas que están en la lista de espera y no con medidas efectistas como quiso hacer en los primeros meses de su gobierno para ganar tiempo. De no ejecutarse oportunamente algunas reformas (sobretodo las de carácter social o inclusivas), la situación podría ser ingobernable para lo que resta de su mandato.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, July 09, 2007
PAROS Y PROTESTAS EN EL PERÚ DE HOY (O EL PERÚ NO ES SOLO ICA)
Si bien los paros, protestas, marchas y tomas de carretera han sido una constante en el Perú, hoy, con una economía boyante, superávit fiscal, reservas internacionales positivas y otras bondades más de la macroeconomía, parecería un sinsentido cualquier manifestación en contra. Sin embargo, se producen.
Aparentemente podríamos deducir que se trata de una serie de eventos orquestados por la oposición, principalmente la de izquierda humalista, pero creo que sería darle demasiado crédito. Puede tener algo que ver, aunque no es lo determinante para encontrar el motivo.
En nuestro artículo Un año que se despide: balance del 2006 y lo que viene en el 2007, publicado en nuestro blog el 29 de Diciembre del año pasado, sosteníamos que “Es probable que existan algunos levantamientos populares, principalmente en provincias, promovidos por los gobiernos regionales, sobretodo aquellos hostiles al partido de gobierno y en especial a Alan García, por lo que será necesaria mucha “muñeca” política para calmar los ánimos. Jorge del Castillo le será de gran utilidad, ya que ha demostrado ser un buen concertador”.
Y no era necesario consultar a un oráculo para saber lo que se venía el 2007 en el interior del país, debido a que en Noviembre, cuando fueron las elecciones regionales, el APRA ni siquiera conservó las regiones que tenía, sino que perdió casi todas, ganadas por sectores afines a la izquierda o poco amigos del aprismo. A eso hay que sumarle que precisamente la bonanza económica reflejada en las cifras hace que la gente pida más.
Si uno va a provincias realmente del interior del país, siente la miseria y el abandono del Estado. Y esos reclamos al gobierno aprista le están haciendo recordar sus promesas incumplidas hasta el momento, debido a que existe una ruptura ideológica y programática entre el APRA como movimiento opositor y el APRA como partido de gobierno. Esa ruptura es la que trae en parte el malestar de la población del interior del Perú. A esos bolsones de miseria, que son también peruanos, no se les puede pedir que sigan esperando a que llegue el “chorreo”. Allí tiene que intervenir el Estado necesariamente. No con programas demagógicos como en el quinquenio anterior de Alan García, pero si creando las condiciones óptimas para el desarrollo de esas regiones atrasadas e interviniendo con programas eficientes en salud, educación y empleo.
Que Alan García haya ganado gracias a los votos de Unidad Nacional y de los que estábamos en contra de una política regresiva y catastrófica como era la de Ollanta Humala, no quiere decir que gobierne de espaldas a ese inmenso sector de pobres y que geográficamente están en el sur del país. El Perú no es solo Ica –el único departamento del sur que emerge en un mar de prosperidad gracias a la agroexportación-, y si no se hace algo en forma inmediata por los abandonados de siempre, el 2011 tendremos ad portas otro outsider que demagógicamente calentará las cabezas de aquellos olvidados, y todo lo que hemos hecho a lo largo de estos años para conseguir estabilidad como país en poco tiempo se puede ir al tacho de basura de la historia.
Ese es el principal reto de Alan García y el gobierno, de cara al primer año que culmina y lo que resta de su mandato, y quizás una de sus principales preocupaciones.
POST SCRIPTUM: MACHU PICCHU NUEVA MARAVILLA DEL MUNDO
Dentro de los sinsabores de la política, los problemas de nuestro país y el pobre desempeño en nuestro fútbol, es un orgullo nacional la declaración del santuario de Machu Picchu como nueva maravilla del mundo. Bien por Machu Picchu y bien por el Perú.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Aparentemente podríamos deducir que se trata de una serie de eventos orquestados por la oposición, principalmente la de izquierda humalista, pero creo que sería darle demasiado crédito. Puede tener algo que ver, aunque no es lo determinante para encontrar el motivo.
En nuestro artículo Un año que se despide: balance del 2006 y lo que viene en el 2007, publicado en nuestro blog el 29 de Diciembre del año pasado, sosteníamos que “Es probable que existan algunos levantamientos populares, principalmente en provincias, promovidos por los gobiernos regionales, sobretodo aquellos hostiles al partido de gobierno y en especial a Alan García, por lo que será necesaria mucha “muñeca” política para calmar los ánimos. Jorge del Castillo le será de gran utilidad, ya que ha demostrado ser un buen concertador”.
Y no era necesario consultar a un oráculo para saber lo que se venía el 2007 en el interior del país, debido a que en Noviembre, cuando fueron las elecciones regionales, el APRA ni siquiera conservó las regiones que tenía, sino que perdió casi todas, ganadas por sectores afines a la izquierda o poco amigos del aprismo. A eso hay que sumarle que precisamente la bonanza económica reflejada en las cifras hace que la gente pida más.
Si uno va a provincias realmente del interior del país, siente la miseria y el abandono del Estado. Y esos reclamos al gobierno aprista le están haciendo recordar sus promesas incumplidas hasta el momento, debido a que existe una ruptura ideológica y programática entre el APRA como movimiento opositor y el APRA como partido de gobierno. Esa ruptura es la que trae en parte el malestar de la población del interior del Perú. A esos bolsones de miseria, que son también peruanos, no se les puede pedir que sigan esperando a que llegue el “chorreo”. Allí tiene que intervenir el Estado necesariamente. No con programas demagógicos como en el quinquenio anterior de Alan García, pero si creando las condiciones óptimas para el desarrollo de esas regiones atrasadas e interviniendo con programas eficientes en salud, educación y empleo.
Que Alan García haya ganado gracias a los votos de Unidad Nacional y de los que estábamos en contra de una política regresiva y catastrófica como era la de Ollanta Humala, no quiere decir que gobierne de espaldas a ese inmenso sector de pobres y que geográficamente están en el sur del país. El Perú no es solo Ica –el único departamento del sur que emerge en un mar de prosperidad gracias a la agroexportación-, y si no se hace algo en forma inmediata por los abandonados de siempre, el 2011 tendremos ad portas otro outsider que demagógicamente calentará las cabezas de aquellos olvidados, y todo lo que hemos hecho a lo largo de estos años para conseguir estabilidad como país en poco tiempo se puede ir al tacho de basura de la historia.
Ese es el principal reto de Alan García y el gobierno, de cara al primer año que culmina y lo que resta de su mandato, y quizás una de sus principales preocupaciones.
POST SCRIPTUM: MACHU PICCHU NUEVA MARAVILLA DEL MUNDO
Dentro de los sinsabores de la política, los problemas de nuestro país y el pobre desempeño en nuestro fútbol, es un orgullo nacional la declaración del santuario de Machu Picchu como nueva maravilla del mundo. Bien por Machu Picchu y bien por el Perú.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, July 02, 2007
CONSENTIMIENTO SEXUAL: CUÁLES SON LOS LÍMITES
En la polémica sobre el proyecto de ley aprobado por el pleno del Congreso de bajar los parámetros de edad para el consentimiento sexual en menores de edad de 14 años existen factores legales, sociales, biológicos, sicológicos, morales y hasta religiosos.
Es que legislar sobre una materia tan delicada como el sexo requiere hilar fino y no una norma general que abarque todos los casos por igual. En la actual legislación se sanciona a todos –sin excepción- que tengan relaciones sexuales con menores con penas severísimas y dando por supuesto que ha sido una violación a pesar que pueden haber casos en que el menor consintió a tener sexo. Si una joven de diecisiete años once meses tiene relaciones sexuales consentidas con su enamorado de dieciocho años un mes, a este último le puede esperar una pena de más de veinte años, lo cual naturalmente es un absurdo.
Pero con el proyecto aprobado (y que ha sido reconsiderado) se abre totalmente y sin restricciones las compuertas del sexo consentido para los menores entre 14 y 18 años.
Algunos –de buena fe- celebran la eliminación de las restricciones que existen, pero me preocupan los otros, los que actúan de mala fe. Difícil estoy en la posición de moralista tradicional y de represor de la sexualidad, pero como que el proyecto se fue de un extremo al otro. No tengo hijos en esa edad, así que personalmente tampoco me afecta, pero como abogado se que muchos pedófilos estarán contentos con el proyecto aprobado. No necesariamente los menores están expuestos solo a la violación, sino también a la seducción. Es fácil para un pedófilo hacer pasar una seducción (que es engañar sutilmente) por sexo consentido. Y si tiene un buen abogado penalista (que hay colegas que se dedican a defender a estos tipos) y una buena billetera será mejor la defensa para que salga exonerado del delito. Ya no digamos de la prostitución infantil, donde la necesidad es la que gobierna y el silencio de un menor o el cambiar su declaración a cambio de una “ayuda económica” hará que pase por consentimiento lo que es un tráfico de servicios sexuales.
Ese es el punto, por más que se trate de endulzar el argumento o hablar de una libertad sexual sin los necesarios condicionamientos que pueden existir.
No niego que el despertar sexual y el tener relaciones es ahora más pronto que entre los jóvenes de mi generación, ni que en la selva el inicio sexual sea bastante prematuro. Todo eso se debe respetar, pero también cuidar que no se pase gato por liebre. Que lo que es seducción o prostitución infantil no se pase por consentimiento.
Para eso hay que legislar finamente, no podemos mantener el absurdo de tipificar como violación el tener relaciones consentidas entre dos jóvenes, pero tampoco dejar una puerta abierta para muchos pedófilos. He allí el problema.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Es que legislar sobre una materia tan delicada como el sexo requiere hilar fino y no una norma general que abarque todos los casos por igual. En la actual legislación se sanciona a todos –sin excepción- que tengan relaciones sexuales con menores con penas severísimas y dando por supuesto que ha sido una violación a pesar que pueden haber casos en que el menor consintió a tener sexo. Si una joven de diecisiete años once meses tiene relaciones sexuales consentidas con su enamorado de dieciocho años un mes, a este último le puede esperar una pena de más de veinte años, lo cual naturalmente es un absurdo.
Pero con el proyecto aprobado (y que ha sido reconsiderado) se abre totalmente y sin restricciones las compuertas del sexo consentido para los menores entre 14 y 18 años.
Algunos –de buena fe- celebran la eliminación de las restricciones que existen, pero me preocupan los otros, los que actúan de mala fe. Difícil estoy en la posición de moralista tradicional y de represor de la sexualidad, pero como que el proyecto se fue de un extremo al otro. No tengo hijos en esa edad, así que personalmente tampoco me afecta, pero como abogado se que muchos pedófilos estarán contentos con el proyecto aprobado. No necesariamente los menores están expuestos solo a la violación, sino también a la seducción. Es fácil para un pedófilo hacer pasar una seducción (que es engañar sutilmente) por sexo consentido. Y si tiene un buen abogado penalista (que hay colegas que se dedican a defender a estos tipos) y una buena billetera será mejor la defensa para que salga exonerado del delito. Ya no digamos de la prostitución infantil, donde la necesidad es la que gobierna y el silencio de un menor o el cambiar su declaración a cambio de una “ayuda económica” hará que pase por consentimiento lo que es un tráfico de servicios sexuales.
Ese es el punto, por más que se trate de endulzar el argumento o hablar de una libertad sexual sin los necesarios condicionamientos que pueden existir.
No niego que el despertar sexual y el tener relaciones es ahora más pronto que entre los jóvenes de mi generación, ni que en la selva el inicio sexual sea bastante prematuro. Todo eso se debe respetar, pero también cuidar que no se pase gato por liebre. Que lo que es seducción o prostitución infantil no se pase por consentimiento.
Para eso hay que legislar finamente, no podemos mantener el absurdo de tipificar como violación el tener relaciones consentidas entre dos jóvenes, pero tampoco dejar una puerta abierta para muchos pedófilos. He allí el problema.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, June 26, 2007
LA VENGANZA
-A esa chola la voy a cagar. No sabe con quién se ha metido -me dice exaltado Aurelio.
-¿Pero, crees que valga la pena preocuparse por ella? -le pregunto.
-Vamos Lucho, ella tenía el manejo de mi negocio. Tenía las llaves de la puerta de entrada, de la bóveda, de la caja...
-Hasta de tú cuarto. Recuerda que tú le diste mucha confianza a Sonia -le digo para fastidiar.
-Eso pertenece al pasado -me replica cortante, con los ojos echando chispas de furia y una vena en la frente que le late-: Yo le di todo. Le enseñé cómo es el manejo del negocio, le presenté a los clientes, la vestí decentemente, porque la chola ni siquiera tenía un vestido presentable cuando vino a trabajar conmigo, y ahora me hace esta cochinada. No duermo desde que me enteré de su negocio.
-Pero de todas maneras tú tienes tu clientela -trato de calmarle los ánimos-. Estás en el negocio hace más de veinte años, ya tienes un nombre, un prestigio ganado, no creo que tengas que preocuparte por el negocio de Sonia, ella recién empieza.
-No creas. Ayer me llamaron de la Inca Kola para decirme que ya no querían las placas de honor que todos los años les dan a sus mejores vendedores. Yo me quedé extrañado y confidencialmente le pregunté al Gerente por qué habían cancelado el pedido que siempre me hacen, y me dijo que la chola había presentado una cotización más barata que la mía, y se la aceptaron. Tiene los mismos grabados que tengo yo, con los mismos tipos y estilos de letras, y con precios a mitad de los míos. Fíjate, atreverse a poner su tienda acá, justo frente a la mía -mira al frente detenidamente la tienda de Sonia, ve entrar un cliente y sus ojos azules se entrecierran cargados de odio-: Esa puta me quiere traer abajo el negocio.
-Eso te pasa por tirarte a tus empleadas y después botarlas como basura -le digo burlonamente para bajarle el mal humor-; pero cálmate, ¿ok?. Vamos a pensar fríamente. Primero, que poner un negocio como el tuyo requiere capital. Con lo que Sonia sacó cuando la botaste no podría pagar ni un mes del local que alquila, ni mucho menos comprar las máquinas para grabar. ¿Cómo consiguió la plata? ¿Un préstamo? No creo. Sonia no es sujeto de crédito para ningún banco. Tiene que haber tenido un socio capitalista detrás de ella, alguien que esté interesado en meterse en tú negocio y quiera invertir plata.
-Fue Aldana, de hecho que fue Aldana -me dice iracundo Aurelio, pareciendo que quisiera degollarlo con la mirada, destrozarlo en mil pedazos-. Su comercio de platería está mal y hace tiempo que quería meterse en las grabaciones, solo que no conoce el negocio ni tiene personal capacitado para manejarlo. Una vez quiso comprarme una máquina diciendo que era para una sobrina. Ese hijo de puta ha sido -concluye en tono despectivo.
-Pero el socio capitalista pudo ser Duarte. Él también quiere meterse en tú negocio hace tiempo -le replico.
-No, Duarte, no. Él está metido ahora en lo que es fantasía fina. No es él. No tendría plata para las dos cosas –me responde secamente.
-Bien, supongamos que fue Aldana. Piensa, ¿cómo puedes cortar la ayuda del socio capitalista?
-A ese maricón le debo plata. Son como treinta mil dólares que le debo en materiales que le compré al crédito hace más de cuatro meses y ahora me llama y me llama para que se los pague. Sencillo, no le pago. Que me haga juicio si quiere, no le pago. ¿Cuánto demorará el juicio, cuatro, cinco años? Yo sé que él está jodido de plata, le debe a todo el mundo y no va a aguantar tanto tiempo -ahora sus ojos brillan con malicia mientras habla.
-Por ese lado lo podemos agarrar -le sugiero-. Cortarle los pagos y que suplique le pagues algo siquiera. Tú eres su principal deudor, y Aldana tiene deudas con el Banco de Crédito y el Interbank. Si tú no le pagas, él no puede pagar a los bancos y pierde todo. Lo reventamos.
-¿Y Sonia? -me pregunta Aurelio.
-Si agarramos por los huevos a Aldana, no va a poder continuar financiando a Sonia y tendrá que cerrar su tienda.
-Pero Lucho, yo no quiero que solo cierre su tienda, lo que yo quiero es joder a esa puta, cueste lo que cueste, que sepa que conmigo no puede meterse -sus ojos tienen una expresión sombría mientras habla, perdida en otras cosas.
-Si eso es lo que quieres, entonces primero debemos averiguar si su establecimiento es legal. Si tiene RUC, licencia de funcionamiento, paga impuestos. Hacer una investigación exhaustiva. Si descubrimos que funciona ilegalmente mandamos una carta anónima a la SUNAT donde decimos que Sonia no paga impuestos, y otra cartita a la Municipalidad diciendo que allí funciona un establecimiento comercial clandestino. Se clausura su tienda, encima la SUNAT le pone una fuerte multa y de paso le hacemos un servicio al gobierno y otro al municipio, y todos quedamos contentos.
-¿Y? Está bien, le hacemos eso, pero la chola se acoge a una amnistía tributaria, regulariza todo, obtiene su licencia, paga sus impuestos y abre su tienda de nuevo -me dice incrédulo y con un tono irónico, Aurelio-. Yo lo que quiero es que la cierre para siempre.
-Espera pues, ten paciencia -trato que me escuche-. Acá vamos a aplicar la tenaza del cangrejo. Mira, lo de la SUNAT y el Municipio es una tenaza. La otra tenaza es la denuncia por robo que le vamos a interponer. ¿Entiendes?
-¿Y la denuncia? ¿Cómo la hacemos? -me pregunta más calmado.
-Vamos a denunciar que Sonia, abusando del cargo de confianza que tenía cuando trabajaba bajo tus órdenes, te robó en forma constante, que te ha robado todas las cosas necesarias para grabar y así poner su tienda: moldes de letras, reglas, placas, diamantes, de todo. Calcula que las pérdidas te salgan por unos veinte mil dólares o más. A mayor cantidad mejor. Eso impresiona. Diremos que si te robó unos moldes, también pudo robarte los demás accesorios: hurto sistemático.
-Correcto, la denuncio por hurto sistemático, pero ¿qué consigo? Igualito va a seguir trabajando -me responde agriamente.
-No, cuando presentemos la denuncia ante la Fiscalía y la deriven a la Policía para su investigación, allí conversamos con los policías que van a ver el caso y sacamos una orden judicial para que le incauten a Sonia los bienes hasta que se esclarezca el asunto. Todo legal. Paralelamente a eso corremos la bola que ella está trabajando con cosas robadas. Imagínate que los de la Inca Kola se enteren que la policía allanó su tienda porque Sonia trabaja con cosas robadas: la cosa es romper la botella y derramar la leche. Al final, si la declaran inocente, pides disculpas y dices que acatas lo que la justicia determine.
-Y ella me inicia a mí una demanda de indemnización por daños y perjuicios y otra por difamación y calumnia, por haberla denunciado falsamente -me contesta escéptico Aurelio.
-Quizás, pero ya derramaste la leche y te libraste de la competencia. Además, quién te dice que Sonia tenga dinero para iniciarte un juicio. Aldana con todos los problemas que tiene y los que tú le vas a ocasionar cuando dejes de pagarle se le va a voltear. Le cortaste la ayuda del socio financiero, encima la SUNAT y el Municipio le clausuran su negocio, y para remate la justicia le abre instrucción: Sonia no va a tener plata para continuar trabajando.
-Tú idea suena bonita -me dice más tranquilo-; pero, ¿qué pasa si los policías se venden?, ¿si la chola les pone el culo? Nos cagan el plan.
-Recuerda al General Gallardo, el esposo de la Jueza que ve tú caso de estafa. Recientemente ha sido promovido a Inspector General. Podemos hablar con él para que no se volteen los policías. Es más, una vez incautados los bienes, podemos arreglar para que la policía nos los presten por un ratito, grabamos tú nombre en las cosas, y de paso arreglamos también algunas facturas para que aparezcan como tuyas. ¿Qué más pruebas de que las cosas con las que Sonia trabaja en su tienda son de tú propiedad?
-Me parece bien tú plan -me dice ya calmado del todo Aurelio-. ¿Cuánto crees que demore hasta que le quiten las cosas a la chola?
-Dos semanas, tres a lo sumo. Mañana comenzamos a trabajarlo. Dentro de pocos días tú problema quedará resuelto.
-Y la chola no se atreverá nunca más a abrir un negocio. Que se dedique a vender caramelos en los micros o a putear en el Jirón Cailloma, es para lo único que sirve -me contesta, ahora excitado, echando chispas de contento por los ojos.
-No te preocupes, que luego de esto es para lo único donde va a conseguir trabajo. Bueno, ahora déjame descansar. Mañana tengo mucho que hacer en mi estudio. Te llamo a las nueve para coordinar. Chau.
-Chau, Lucho. Que tengas buenas noches y disculpa mi mal humor, pero esa chola de mierda...
Lo corto, prefiero evitarme su discurso de nuevo:
-Olvídalo, para eso me pagas. Nos vemos.
-¡Ah!, espera. El sábado es el cumpleaños de Leslie, cumple un añito, mi mujer le va a preparar una fiesta, date una vuelta por la casa y trae a tú novia para conocerla. La tienes escondida maricón.
-Allí estaré y llevaré a Patty para que la conozcan. Hasta mañana Aurelio.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
-¿Pero, crees que valga la pena preocuparse por ella? -le pregunto.
-Vamos Lucho, ella tenía el manejo de mi negocio. Tenía las llaves de la puerta de entrada, de la bóveda, de la caja...
-Hasta de tú cuarto. Recuerda que tú le diste mucha confianza a Sonia -le digo para fastidiar.
-Eso pertenece al pasado -me replica cortante, con los ojos echando chispas de furia y una vena en la frente que le late-: Yo le di todo. Le enseñé cómo es el manejo del negocio, le presenté a los clientes, la vestí decentemente, porque la chola ni siquiera tenía un vestido presentable cuando vino a trabajar conmigo, y ahora me hace esta cochinada. No duermo desde que me enteré de su negocio.
-Pero de todas maneras tú tienes tu clientela -trato de calmarle los ánimos-. Estás en el negocio hace más de veinte años, ya tienes un nombre, un prestigio ganado, no creo que tengas que preocuparte por el negocio de Sonia, ella recién empieza.
-No creas. Ayer me llamaron de la Inca Kola para decirme que ya no querían las placas de honor que todos los años les dan a sus mejores vendedores. Yo me quedé extrañado y confidencialmente le pregunté al Gerente por qué habían cancelado el pedido que siempre me hacen, y me dijo que la chola había presentado una cotización más barata que la mía, y se la aceptaron. Tiene los mismos grabados que tengo yo, con los mismos tipos y estilos de letras, y con precios a mitad de los míos. Fíjate, atreverse a poner su tienda acá, justo frente a la mía -mira al frente detenidamente la tienda de Sonia, ve entrar un cliente y sus ojos azules se entrecierran cargados de odio-: Esa puta me quiere traer abajo el negocio.
-Eso te pasa por tirarte a tus empleadas y después botarlas como basura -le digo burlonamente para bajarle el mal humor-; pero cálmate, ¿ok?. Vamos a pensar fríamente. Primero, que poner un negocio como el tuyo requiere capital. Con lo que Sonia sacó cuando la botaste no podría pagar ni un mes del local que alquila, ni mucho menos comprar las máquinas para grabar. ¿Cómo consiguió la plata? ¿Un préstamo? No creo. Sonia no es sujeto de crédito para ningún banco. Tiene que haber tenido un socio capitalista detrás de ella, alguien que esté interesado en meterse en tú negocio y quiera invertir plata.
-Fue Aldana, de hecho que fue Aldana -me dice iracundo Aurelio, pareciendo que quisiera degollarlo con la mirada, destrozarlo en mil pedazos-. Su comercio de platería está mal y hace tiempo que quería meterse en las grabaciones, solo que no conoce el negocio ni tiene personal capacitado para manejarlo. Una vez quiso comprarme una máquina diciendo que era para una sobrina. Ese hijo de puta ha sido -concluye en tono despectivo.
-Pero el socio capitalista pudo ser Duarte. Él también quiere meterse en tú negocio hace tiempo -le replico.
-No, Duarte, no. Él está metido ahora en lo que es fantasía fina. No es él. No tendría plata para las dos cosas –me responde secamente.
-Bien, supongamos que fue Aldana. Piensa, ¿cómo puedes cortar la ayuda del socio capitalista?
-A ese maricón le debo plata. Son como treinta mil dólares que le debo en materiales que le compré al crédito hace más de cuatro meses y ahora me llama y me llama para que se los pague. Sencillo, no le pago. Que me haga juicio si quiere, no le pago. ¿Cuánto demorará el juicio, cuatro, cinco años? Yo sé que él está jodido de plata, le debe a todo el mundo y no va a aguantar tanto tiempo -ahora sus ojos brillan con malicia mientras habla.
-Por ese lado lo podemos agarrar -le sugiero-. Cortarle los pagos y que suplique le pagues algo siquiera. Tú eres su principal deudor, y Aldana tiene deudas con el Banco de Crédito y el Interbank. Si tú no le pagas, él no puede pagar a los bancos y pierde todo. Lo reventamos.
-¿Y Sonia? -me pregunta Aurelio.
-Si agarramos por los huevos a Aldana, no va a poder continuar financiando a Sonia y tendrá que cerrar su tienda.
-Pero Lucho, yo no quiero que solo cierre su tienda, lo que yo quiero es joder a esa puta, cueste lo que cueste, que sepa que conmigo no puede meterse -sus ojos tienen una expresión sombría mientras habla, perdida en otras cosas.
-Si eso es lo que quieres, entonces primero debemos averiguar si su establecimiento es legal. Si tiene RUC, licencia de funcionamiento, paga impuestos. Hacer una investigación exhaustiva. Si descubrimos que funciona ilegalmente mandamos una carta anónima a la SUNAT donde decimos que Sonia no paga impuestos, y otra cartita a la Municipalidad diciendo que allí funciona un establecimiento comercial clandestino. Se clausura su tienda, encima la SUNAT le pone una fuerte multa y de paso le hacemos un servicio al gobierno y otro al municipio, y todos quedamos contentos.
-¿Y? Está bien, le hacemos eso, pero la chola se acoge a una amnistía tributaria, regulariza todo, obtiene su licencia, paga sus impuestos y abre su tienda de nuevo -me dice incrédulo y con un tono irónico, Aurelio-. Yo lo que quiero es que la cierre para siempre.
-Espera pues, ten paciencia -trato que me escuche-. Acá vamos a aplicar la tenaza del cangrejo. Mira, lo de la SUNAT y el Municipio es una tenaza. La otra tenaza es la denuncia por robo que le vamos a interponer. ¿Entiendes?
-¿Y la denuncia? ¿Cómo la hacemos? -me pregunta más calmado.
-Vamos a denunciar que Sonia, abusando del cargo de confianza que tenía cuando trabajaba bajo tus órdenes, te robó en forma constante, que te ha robado todas las cosas necesarias para grabar y así poner su tienda: moldes de letras, reglas, placas, diamantes, de todo. Calcula que las pérdidas te salgan por unos veinte mil dólares o más. A mayor cantidad mejor. Eso impresiona. Diremos que si te robó unos moldes, también pudo robarte los demás accesorios: hurto sistemático.
-Correcto, la denuncio por hurto sistemático, pero ¿qué consigo? Igualito va a seguir trabajando -me responde agriamente.
-No, cuando presentemos la denuncia ante la Fiscalía y la deriven a la Policía para su investigación, allí conversamos con los policías que van a ver el caso y sacamos una orden judicial para que le incauten a Sonia los bienes hasta que se esclarezca el asunto. Todo legal. Paralelamente a eso corremos la bola que ella está trabajando con cosas robadas. Imagínate que los de la Inca Kola se enteren que la policía allanó su tienda porque Sonia trabaja con cosas robadas: la cosa es romper la botella y derramar la leche. Al final, si la declaran inocente, pides disculpas y dices que acatas lo que la justicia determine.
-Y ella me inicia a mí una demanda de indemnización por daños y perjuicios y otra por difamación y calumnia, por haberla denunciado falsamente -me contesta escéptico Aurelio.
-Quizás, pero ya derramaste la leche y te libraste de la competencia. Además, quién te dice que Sonia tenga dinero para iniciarte un juicio. Aldana con todos los problemas que tiene y los que tú le vas a ocasionar cuando dejes de pagarle se le va a voltear. Le cortaste la ayuda del socio financiero, encima la SUNAT y el Municipio le clausuran su negocio, y para remate la justicia le abre instrucción: Sonia no va a tener plata para continuar trabajando.
-Tú idea suena bonita -me dice más tranquilo-; pero, ¿qué pasa si los policías se venden?, ¿si la chola les pone el culo? Nos cagan el plan.
-Recuerda al General Gallardo, el esposo de la Jueza que ve tú caso de estafa. Recientemente ha sido promovido a Inspector General. Podemos hablar con él para que no se volteen los policías. Es más, una vez incautados los bienes, podemos arreglar para que la policía nos los presten por un ratito, grabamos tú nombre en las cosas, y de paso arreglamos también algunas facturas para que aparezcan como tuyas. ¿Qué más pruebas de que las cosas con las que Sonia trabaja en su tienda son de tú propiedad?
-Me parece bien tú plan -me dice ya calmado del todo Aurelio-. ¿Cuánto crees que demore hasta que le quiten las cosas a la chola?
-Dos semanas, tres a lo sumo. Mañana comenzamos a trabajarlo. Dentro de pocos días tú problema quedará resuelto.
-Y la chola no se atreverá nunca más a abrir un negocio. Que se dedique a vender caramelos en los micros o a putear en el Jirón Cailloma, es para lo único que sirve -me contesta, ahora excitado, echando chispas de contento por los ojos.
-No te preocupes, que luego de esto es para lo único donde va a conseguir trabajo. Bueno, ahora déjame descansar. Mañana tengo mucho que hacer en mi estudio. Te llamo a las nueve para coordinar. Chau.
-Chau, Lucho. Que tengas buenas noches y disculpa mi mal humor, pero esa chola de mierda...
Lo corto, prefiero evitarme su discurso de nuevo:
-Olvídalo, para eso me pagas. Nos vemos.
-¡Ah!, espera. El sábado es el cumpleaños de Leslie, cumple un añito, mi mujer le va a preparar una fiesta, date una vuelta por la casa y trae a tú novia para conocerla. La tienes escondida maricón.
-Allí estaré y llevaré a Patty para que la conozcan. Hasta mañana Aurelio.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, June 18, 2007
¿FUJIMORI EXTRADITABLE?
Me ha llamado la atención que algunos “analistas” políticos escriban sobre la posible extradición de Fujimori como si fuera un hecho inminente, que se produciría ya, en cualquier momento, lo cual dista mucho de la realidad. El hecho que la Fiscal chilena haya acusado, dictaminando que procede la extradición, no en todos, sino en seis de los once cuadernillos de extradición, no es motivo para algaradas ni falsos triunfalismos que pueden degenerar en una decepción futura, sino tomar las cosas con bastante serenidad. La acusación fiscal es apenas un paso en un largo proceso que en el mejor de los casos podría terminar a inicios del próximo año con la extradición definitiva o la absolución del extraditado, supuesto último por el cual podría retornar libre a Japón.
No vamos a comentar los barbarismos legales que se han dicho estos días, algunos incluso comentaban que se agregarían nuevos cuadernillos con nuevos cargos para la extradición de Fujimori. Hasta donde se por mis clases de derecho internacional, una vez que la Corte Suprema envía los cuadernillos de extradición no puede agregar nuevos cargos, y de hacerlo serían objeto de un nuevo proceso, no del que está tramitándose en estos momentos.
Pero, supongamos que es posible la extradición y esta se produce (a contrapelo de lo que sostiene Javier Valle Riestra que plantea una tesis opuesta por razones de precedentes de la propia justicia chilena en el caso Pinochet y algunos antecedentes interesantes de denegatoria de extradición que menciona en su artículo en el diario Correo del 17 de Junio pasado), el efecto político local sería sísmico, no solo en las huestes fujimoristas, sino en las demás tiendas políticas. En principio que todo el debate sobre las reformas políticas se paralizaría. Estamos ante la posibilidad de reformar el sistema. Claro que es una reforma incompleta y a tropezones, pero allí vamos. Todo ese esfuerzo se paralizaría para focalizarnos en el proceso judicial contra Fujimori.
También la correlación de fuerzas cambiaría. La alianza tácita entre fujimoristas y el gobierno se trastocaría, debido a que el APRA tendría que marcar distancia con los seguidores del ex presidente. (Es curiosa la alianza tácita formada entre perseguidores y perseguidos de ayer, algo similar a lo sucedido con la coalición del APRA con los odriístas en los años 60, luego de que en la década de los 50 éste los persiguiera a muerte).
En el campo de la oposición la correlación de fuerzas también cambiaría. Entre una Unidad Nacional que no se siente fastidiada con el modelo económico que legó el gobierno de Fujimori y una UPP-Humalistas que harían un circo del encarcelamiento del ex mandatario, tendríamos a una serie de histriónicos metidos a políticos que competirían por decir el peor disparate.
El mismo encarcelamiento de Fujimori en Perú sería políticamente contraproducente debido a que le generaría simpatías. Recordemos que una buena parte del electorado siente simpatía por el ex mandatario. Imagínense recluido a Fujimori en la base naval del Callao. Generaría reacciones encontradas. Los que están a favor sostienen el argumento de que robó pero hizo obra, exculpando así al ex mandatario.
El propio megaproceso se vería politizado, con show mediático de por medio, llegando al paroxismo con el careo frente a frente con Vladimiro Montesinos, con cámaras de televisión incluidas. Y, de llevarse el mismo proceso hasta el final, la sentencia que se dicte en definitiva (que sea cosa juzgada y por tanto firme) se emitiría cerca al año 2011 –considerando apelaciones y excepciones que pueden dilatar el proceso-, vísperas de las elecciones presidenciales y parlamentarias, por lo que el argumento de la judicialización sería usado políticamente, con resultados que podrían ser insospechados.
Por eso, políticamente quizás no convenga la venida de Fujimori para las fuerzas políticas en escena, aparte que muchos tienen un temor escondido de que el prófugo comience ha hablar de vínculos nada democráticos con los actuales actores de la escena nacional.
Asimismo, la venida podría servir para saltar a la publicidad a otro outsider más radical que Humala, que se subiría a la cresta de la ola para hacerse propaganda y quien sabe hasta ganar la presidencia. Los disparates y el circo ganan popularidad en el show mediático, por más disparatado que parezca el argumento del candidato.
Estamos en el inicio del partido, como jueguen los equipos dependerá el cambio en el marcador a favor de uno u otro bando. La última palabra todavía no está dicha, dejemos los falsos triunfalismos de lado y veamos con serenidad el desenvolvimiento del juego, sin falsas expectativas ni triunfalismos infundados.
POST SCRIPTUM: LA DESIGNACIÓN PARA EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL.-
Lo sucedido con la designación de los nuevos miembros del Tribunal Constitucional es vergonzoso. Un Congreso que se autotitule democrático no puede efectuar la elección entre bambalinas y a media luz, con audiencias privadas y sin dar a conocer el currículo de los candidatos. Votar a ciegas por una lista cerrada que contenía a un candidato con antecedentes bastante oscuros y relaciones nada santas con un conspicuo ex dirigente aprista y operadores fujimontesinistas, dejando de lado a muchos candidatos probos e idóneos por aquellos proclives a uno u otro grupo parlamentario, dice mucho de la forma en que se eligió a los cuatro candidatos finalistas: no importaba mucho su trayectoria ni méritos personales (bastante pobre de los cuatro designados en el campo constitucional) con tal que sean afines a una u otra tienda política. Lo sucedido me convence cada vez más que la designación de los miembros del Tribunal Constitucional debe ser hecha por un organismo técnico autónomo, sea el Consejo Nacional de la Magistratura u otro similar y no por un órgano colegiado tan politizado (y mediocre en la actualidad) como el Congreso. Pero, como eso sería posible solo con una reforma constitucional y legal, si el actual Parlamento quiere reivindicarse ante sus electores debería anular la elección del miércoles último y volver a fojas cero. Es mejor demorarse un poco más y evitar desbarres como el sucedido, actuando esta vez sí públicamente y a luz de todos, con audiencias abiertas y difusión en el portal del Congreso del currículo de cada candidato, respetándose estrictamente el orden de méritos. Transparencia, publicidad y meritocracia. Quizás sea mucho pedir para el actual Congreso, pero algo hay que hacer si no quiere caer en la deslegitimación absoluta antes que finalice su mandato.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
No vamos a comentar los barbarismos legales que se han dicho estos días, algunos incluso comentaban que se agregarían nuevos cuadernillos con nuevos cargos para la extradición de Fujimori. Hasta donde se por mis clases de derecho internacional, una vez que la Corte Suprema envía los cuadernillos de extradición no puede agregar nuevos cargos, y de hacerlo serían objeto de un nuevo proceso, no del que está tramitándose en estos momentos.
Pero, supongamos que es posible la extradición y esta se produce (a contrapelo de lo que sostiene Javier Valle Riestra que plantea una tesis opuesta por razones de precedentes de la propia justicia chilena en el caso Pinochet y algunos antecedentes interesantes de denegatoria de extradición que menciona en su artículo en el diario Correo del 17 de Junio pasado), el efecto político local sería sísmico, no solo en las huestes fujimoristas, sino en las demás tiendas políticas. En principio que todo el debate sobre las reformas políticas se paralizaría. Estamos ante la posibilidad de reformar el sistema. Claro que es una reforma incompleta y a tropezones, pero allí vamos. Todo ese esfuerzo se paralizaría para focalizarnos en el proceso judicial contra Fujimori.
También la correlación de fuerzas cambiaría. La alianza tácita entre fujimoristas y el gobierno se trastocaría, debido a que el APRA tendría que marcar distancia con los seguidores del ex presidente. (Es curiosa la alianza tácita formada entre perseguidores y perseguidos de ayer, algo similar a lo sucedido con la coalición del APRA con los odriístas en los años 60, luego de que en la década de los 50 éste los persiguiera a muerte).
En el campo de la oposición la correlación de fuerzas también cambiaría. Entre una Unidad Nacional que no se siente fastidiada con el modelo económico que legó el gobierno de Fujimori y una UPP-Humalistas que harían un circo del encarcelamiento del ex mandatario, tendríamos a una serie de histriónicos metidos a políticos que competirían por decir el peor disparate.
El mismo encarcelamiento de Fujimori en Perú sería políticamente contraproducente debido a que le generaría simpatías. Recordemos que una buena parte del electorado siente simpatía por el ex mandatario. Imagínense recluido a Fujimori en la base naval del Callao. Generaría reacciones encontradas. Los que están a favor sostienen el argumento de que robó pero hizo obra, exculpando así al ex mandatario.
El propio megaproceso se vería politizado, con show mediático de por medio, llegando al paroxismo con el careo frente a frente con Vladimiro Montesinos, con cámaras de televisión incluidas. Y, de llevarse el mismo proceso hasta el final, la sentencia que se dicte en definitiva (que sea cosa juzgada y por tanto firme) se emitiría cerca al año 2011 –considerando apelaciones y excepciones que pueden dilatar el proceso-, vísperas de las elecciones presidenciales y parlamentarias, por lo que el argumento de la judicialización sería usado políticamente, con resultados que podrían ser insospechados.
Por eso, políticamente quizás no convenga la venida de Fujimori para las fuerzas políticas en escena, aparte que muchos tienen un temor escondido de que el prófugo comience ha hablar de vínculos nada democráticos con los actuales actores de la escena nacional.
Asimismo, la venida podría servir para saltar a la publicidad a otro outsider más radical que Humala, que se subiría a la cresta de la ola para hacerse propaganda y quien sabe hasta ganar la presidencia. Los disparates y el circo ganan popularidad en el show mediático, por más disparatado que parezca el argumento del candidato.
Estamos en el inicio del partido, como jueguen los equipos dependerá el cambio en el marcador a favor de uno u otro bando. La última palabra todavía no está dicha, dejemos los falsos triunfalismos de lado y veamos con serenidad el desenvolvimiento del juego, sin falsas expectativas ni triunfalismos infundados.
POST SCRIPTUM: LA DESIGNACIÓN PARA EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL.-
Lo sucedido con la designación de los nuevos miembros del Tribunal Constitucional es vergonzoso. Un Congreso que se autotitule democrático no puede efectuar la elección entre bambalinas y a media luz, con audiencias privadas y sin dar a conocer el currículo de los candidatos. Votar a ciegas por una lista cerrada que contenía a un candidato con antecedentes bastante oscuros y relaciones nada santas con un conspicuo ex dirigente aprista y operadores fujimontesinistas, dejando de lado a muchos candidatos probos e idóneos por aquellos proclives a uno u otro grupo parlamentario, dice mucho de la forma en que se eligió a los cuatro candidatos finalistas: no importaba mucho su trayectoria ni méritos personales (bastante pobre de los cuatro designados en el campo constitucional) con tal que sean afines a una u otra tienda política. Lo sucedido me convence cada vez más que la designación de los miembros del Tribunal Constitucional debe ser hecha por un organismo técnico autónomo, sea el Consejo Nacional de la Magistratura u otro similar y no por un órgano colegiado tan politizado (y mediocre en la actualidad) como el Congreso. Pero, como eso sería posible solo con una reforma constitucional y legal, si el actual Parlamento quiere reivindicarse ante sus electores debería anular la elección del miércoles último y volver a fojas cero. Es mejor demorarse un poco más y evitar desbarres como el sucedido, actuando esta vez sí públicamente y a luz de todos, con audiencias abiertas y difusión en el portal del Congreso del currículo de cada candidato, respetándose estrictamente el orden de méritos. Transparencia, publicidad y meritocracia. Quizás sea mucho pedir para el actual Congreso, pero algo hay que hacer si no quiere caer en la deslegitimación absoluta antes que finalice su mandato.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, June 11, 2007
SANTA ANITA DESPUÉS DEL DESALOJO
No voy a repetir la cacareada (aunque cierta) mención que se respetó el estado de derecho y se hizo cumplir la ley con rigor. Cierta prensa ha saturado el ambiente con el mismo argumento, sin enfocar otros ángulos del caso (el leit motiv repetitivo ha sido le gustaría que invadan su casa y quedarse tranquilo, con lo cual cortan toda posibilidad de analizar el problema desde otros ángulos).
Tampoco voy a colocar un velo ideologizado sobre los desalojados invasores, cubriéndolos de un aura romántica.
Es cierto que salió ganando la justicia y que no podía continuar manteniéndose en el tiempo una situación anómala que duró más de cinco años. Pero, debemos recordar que el nuevo Perú está hecho de informalidad, de “saltarse a la garrocha” los principios legales que estuvieron vigentes en un momento histórico determinado. Los que invadieron hace cincuenta años lo que hoy son los distritos de San Martín de Porres, Comas, Los Olivos o Villa El Salvador igual fueron contra la legalidad de ese entonces y con el tiempo fueron legitimados y formalizados.
Lo que sucede es que en el caso del mercado de Santa Anita, de permitirse la continuación de la posesión por parte de los invasores se daba una mala señal a la sociedad de permisibilidad por parte de los órganos del estado ante una situación anómala y ejemplo para otras posibles invasiones de la magnitud de Santa Anita.
No solo era el derecho a la propiedad lo que estaba en juego (argumento en que se queda cierta prensa de derecha), sino la seguridad jurídica necesaria para garantizar una vida pacífica y que en la sociedad nadie sea despojado de lo suyo.
Por otra parte, el “costo social” no eran los comerciantes que estaban en el interior del mercado como quisieron hacer creer los invasores y muchos de sus adláteres, sino toda la ciudad. Eran siete millones de habitantes que merecen contar con un mercado mayorista moderno -y no el que tenemos ahora dentro del distrito de La Victoria- contra unos cientos de comerciantes que ingresaron ilegalmente. El “costo social” tenía que ser el más beneficioso o rentable para la mayor cantidad de ciudadanos, no solo para unos cuantos.
Es que subsiste una visión romántica e ideologizada de los invasores. Se les considera como los “sin tierra” de los años 50 y 60, los “homeless” del mundo anglosajón. Quizás esa visión correspondía al invasor de hace cuarenta o cincuenta años. Recuerdo que cuando se produjo la invasión, una de las invasoras era una cómoda comerciante del mercado mayorista de frutas de San Luis, que cuenta con flota propia de camiones para traer la fruta desde la ceja de selva. Conozco personalmente a sus primos y sabía por ellos que había “comprado” un puesto en el mercado de Santa Anita a la banda de Herminio Porras y colocado a su empleado para que lo “cuide”. Como ella, había otros más que de pobres no tenían ni la solemnidad.
Cuando conversábamos del tema, les decía a sus primos que tarde o temprano iban a ser desalojados los invasores porqué no eran propietarios ni estaban con título legítimo en esa propiedad; aunque ellos se mostraban escépticos y como un hecho poco probable de suceder. Su confianza nacía en los vínculos con el poder que existían entre los autores intelectuales de la invasión y varios políticos. Se hablaba de fujimoristas con contactos en el Congreso y también de apristas que podían apoyar la legalización de la invasión con una ley del Legislativo.
Efectivamente, los políticos (no todos) siempre han apoyado subrepticiamente las invasiones debido a que representan votos para ellos y su partido. Un reciente reportaje ha dado a conocer los lazos existentes entre un conocido y prontuariado promotor de invasiones y conspicuos dirigentes apristas. No creo que sean los únicos, es muy probable que en otras bancadas también existan quienes apoyan las invasiones con fines políticos.
Es que la rentabilidad para un político es alta: mediante una ley legaliza la invasión, se paga al verdadero propietario un justiprecio que no sale de su bolsillo sino del de todos nosotros, se les concede créditos para construir viviendas (también de nuestros bolsillos) que es muy posible que no se paguen y sean declarados en moratoria, se sanean los títulos de propiedad y a continuación viene el programa “Agua para todos” y se tiene asegurado un número de votos para la siguiente elección. El negocio para el político sale redondo y sobretodo no le cuesta un centavo.
Y usando la imagen del invasor paupérrimo se consigue sensibilizar a la población, a lo que se añade el subterfugio del “costo social”.
Ojalá que el ejemplo de Santa Anita de cumplir la ley se repita en casos similares. El efecto réplica es muy importante. No solo conllevaría el respeto a la propiedad privada y hacer cumplir los mandatos judiciales (y por supuesto contando con jueces probos al momento de impartir justicia), sino que se sancionaría a los “vivos” que trafican con las ilusiones de la gente. Cuando el efecto de réplica del mercado de Santa Anita repercuta y veamos que la propiedad tiene seguridad jurídica, así como que se cumplen las normas de mandato imperativo, podremos decir que el Perú está saliendo de su (larga) adolescencia y está entrando a una madurez bastante promisoria.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tampoco voy a colocar un velo ideologizado sobre los desalojados invasores, cubriéndolos de un aura romántica.
Es cierto que salió ganando la justicia y que no podía continuar manteniéndose en el tiempo una situación anómala que duró más de cinco años. Pero, debemos recordar que el nuevo Perú está hecho de informalidad, de “saltarse a la garrocha” los principios legales que estuvieron vigentes en un momento histórico determinado. Los que invadieron hace cincuenta años lo que hoy son los distritos de San Martín de Porres, Comas, Los Olivos o Villa El Salvador igual fueron contra la legalidad de ese entonces y con el tiempo fueron legitimados y formalizados.
Lo que sucede es que en el caso del mercado de Santa Anita, de permitirse la continuación de la posesión por parte de los invasores se daba una mala señal a la sociedad de permisibilidad por parte de los órganos del estado ante una situación anómala y ejemplo para otras posibles invasiones de la magnitud de Santa Anita.
No solo era el derecho a la propiedad lo que estaba en juego (argumento en que se queda cierta prensa de derecha), sino la seguridad jurídica necesaria para garantizar una vida pacífica y que en la sociedad nadie sea despojado de lo suyo.
Por otra parte, el “costo social” no eran los comerciantes que estaban en el interior del mercado como quisieron hacer creer los invasores y muchos de sus adláteres, sino toda la ciudad. Eran siete millones de habitantes que merecen contar con un mercado mayorista moderno -y no el que tenemos ahora dentro del distrito de La Victoria- contra unos cientos de comerciantes que ingresaron ilegalmente. El “costo social” tenía que ser el más beneficioso o rentable para la mayor cantidad de ciudadanos, no solo para unos cuantos.
Es que subsiste una visión romántica e ideologizada de los invasores. Se les considera como los “sin tierra” de los años 50 y 60, los “homeless” del mundo anglosajón. Quizás esa visión correspondía al invasor de hace cuarenta o cincuenta años. Recuerdo que cuando se produjo la invasión, una de las invasoras era una cómoda comerciante del mercado mayorista de frutas de San Luis, que cuenta con flota propia de camiones para traer la fruta desde la ceja de selva. Conozco personalmente a sus primos y sabía por ellos que había “comprado” un puesto en el mercado de Santa Anita a la banda de Herminio Porras y colocado a su empleado para que lo “cuide”. Como ella, había otros más que de pobres no tenían ni la solemnidad.
Cuando conversábamos del tema, les decía a sus primos que tarde o temprano iban a ser desalojados los invasores porqué no eran propietarios ni estaban con título legítimo en esa propiedad; aunque ellos se mostraban escépticos y como un hecho poco probable de suceder. Su confianza nacía en los vínculos con el poder que existían entre los autores intelectuales de la invasión y varios políticos. Se hablaba de fujimoristas con contactos en el Congreso y también de apristas que podían apoyar la legalización de la invasión con una ley del Legislativo.
Efectivamente, los políticos (no todos) siempre han apoyado subrepticiamente las invasiones debido a que representan votos para ellos y su partido. Un reciente reportaje ha dado a conocer los lazos existentes entre un conocido y prontuariado promotor de invasiones y conspicuos dirigentes apristas. No creo que sean los únicos, es muy probable que en otras bancadas también existan quienes apoyan las invasiones con fines políticos.
Es que la rentabilidad para un político es alta: mediante una ley legaliza la invasión, se paga al verdadero propietario un justiprecio que no sale de su bolsillo sino del de todos nosotros, se les concede créditos para construir viviendas (también de nuestros bolsillos) que es muy posible que no se paguen y sean declarados en moratoria, se sanean los títulos de propiedad y a continuación viene el programa “Agua para todos” y se tiene asegurado un número de votos para la siguiente elección. El negocio para el político sale redondo y sobretodo no le cuesta un centavo.
Y usando la imagen del invasor paupérrimo se consigue sensibilizar a la población, a lo que se añade el subterfugio del “costo social”.
Ojalá que el ejemplo de Santa Anita de cumplir la ley se repita en casos similares. El efecto réplica es muy importante. No solo conllevaría el respeto a la propiedad privada y hacer cumplir los mandatos judiciales (y por supuesto contando con jueces probos al momento de impartir justicia), sino que se sancionaría a los “vivos” que trafican con las ilusiones de la gente. Cuando el efecto de réplica del mercado de Santa Anita repercuta y veamos que la propiedad tiene seguridad jurídica, así como que se cumplen las normas de mandato imperativo, podremos decir que el Perú está saliendo de su (larga) adolescencia y está entrando a una madurez bastante promisoria.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, June 04, 2007
DERECHO A LA INTIMIDAD O LIBERTAD DE INFORMACIÓN: EL CASO CECILIA BOLOCCO
El caso de la ex Miss Universo y actual esposa de Carlos Saúl Menem, Cecilia Bolocco, trae a colación de nuevo el eterno debate entre libertad de información o el derecho a la intimidad.
Hasta qué punto es permisible divulgar imágenes, audios o escritos que siendo de un personaje público conocidísimo contenga información que solo le compete a él y a nadie más. ¿Es cierto que por ser un personaje público debemos escudriñar hasta el último rincón de su vida privada o se merece una pequeña esfera de privacidad?
En mis clases siempre pongo el siguiente ejemplo: supongamos que un conocido político es fotografiado en su intimidad teniendo relaciones sexuales con otro hombre y donde, para mayores detalles, asume el rol pasivo. ¿Por el hecho de ser un conocido político debemos de publicar esas fotografías?
Ahora bien, supongamos que ese mismo conocido político que tuvo relaciones sexuales con un hombre, descubrimos que usando su poder lo ha colocado como un importante funcionario de su gobierno o como asesor en su bancada política.
En ambos casos el dilema más que legal (que existe) es ético; pero, en el primer supuesto (tener relaciones sexuales con una persona del mismo sexo sin que trascienda de su intimidad) el hecho ha quedado en la esfera de su privacidad y debemos tener presente que por más personaje público que sea tiene todo el derecho de realizar actos que permanezcan en una exclusiva privacidad (muy pequeña, por cierto, al ser persona pública) y que su divulgación sólo le compete a él.
En el segundo supuesto (usar sus influencias como político para nombrar a esa persona con la que sostuvo relaciones sexuales en un cargo público) al haber usado su poder y por consiguiente actuar como hombre público, el acto que inicialmente estaba en su esfera personal pasa a la esfera pública y por tanto puede ser materia de denuncia en los medios de comunicación, ya que conciernen al político más que al hombre de la vida privada (usar influencias desde un cargo público).
La delgada línea que separa ambas esferas es muy sutil, pero hay que tener en cuenta que toda persona por más pública o notoria que sea tiene siquiera un pequeño espacio de privacidad que no podemos invadir impunemente. A mayor espacio público la esfera de la privacidad se reducirá, y a menor actuar público de una persona su esfera de privacidad aumentará. Pero, en ninguno de los dos casos deja de tener un margen –siquiera mínimo- de derecho a la intimidad, sino estaríamos actuando arbitrariamente y violentando los derechos de esa persona.
Es cierto que en el mundo anglosajón prima el derecho a la información, sin importar si el asunto trasciende o no la esfera de la intimidad del personaje descubierto y así se publican fotos de personas públicas del mundo de la política, los deportes o el espectáculo sin que existan mayores consecuencias. Es lo que pasó con el acoso a la princesa Diana de Gales, con una nube de fotógrafos que literalmente la perseguían a todas partes y cuya persecución ocasionó el fatal accidente.
Es cierto también que el ejercicio inmisericorde de intromisión en la esfera íntima de las personas lo ejerce el periodismo amarillo o sensacionalista que vende más que noticias, chismes, y se basa en una lógica perversa de ventas: a nadie le va a importar la vida privada de usted o la mía, ya que nadie nos conoce, pero saber que hacen los famosos en su vida íntima despierta el morbo de las personas y por tanto aumentan las ventas del medio que hace noticia del hecho. El rating o las ventas de una publicación se escudan en el derecho a la información, alegando una suerte de patente de corso para violentar la intimidad de las personas por el simple hecho de ser públicas. El lema de estos medios de comunicación parece ser: “Eres famoso, por tanto, tengo el derecho de meterme en tú vida”.
En cambio, dentro del mundo latino, hasta ahora hemos tenido un precario equilibrio entre el derecho a la intimidad y el derecho a la información, donde ha ganado –a veces maltratado- el primero. De allí que una conocida periodista local dedicada al espectáculo haya perdido todos los procesos judiciales que le han entablado quienes se han visto afectados por la publicación de escenas de su vida íntima.
Por eso el caso de Cecilia Bolocco despierta la atención desde el lado jurídico. ¿Tuvieron derecho a tomar fotografías de su vida íntima donde mantenía relaciones sexuales con un hombre que no era su esposo? ¿Las relaciones extramatrimoniales sostenidas por la Sra. Bolocco afectaban la vida pública de Argentina o de Chile, nacionalidades de su esposo y ella? Evidentemente que no. Es más, hasta donde sabemos la Sra. Bolocco no tiene cargo público alguno en ningún país. Entonces el asunto estaba en el ámbito de su competencia privada, de ella y de su esposo. De nadie más.
Muchas veces confundimos libertad con libertinaje. El ejercicio de cierta prensa sensacionalista pretende hacer sinónimo de ambos para actuar con impudicia, y lo peor de todo es que lo está consiguiendo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Hasta qué punto es permisible divulgar imágenes, audios o escritos que siendo de un personaje público conocidísimo contenga información que solo le compete a él y a nadie más. ¿Es cierto que por ser un personaje público debemos escudriñar hasta el último rincón de su vida privada o se merece una pequeña esfera de privacidad?
En mis clases siempre pongo el siguiente ejemplo: supongamos que un conocido político es fotografiado en su intimidad teniendo relaciones sexuales con otro hombre y donde, para mayores detalles, asume el rol pasivo. ¿Por el hecho de ser un conocido político debemos de publicar esas fotografías?
Ahora bien, supongamos que ese mismo conocido político que tuvo relaciones sexuales con un hombre, descubrimos que usando su poder lo ha colocado como un importante funcionario de su gobierno o como asesor en su bancada política.
En ambos casos el dilema más que legal (que existe) es ético; pero, en el primer supuesto (tener relaciones sexuales con una persona del mismo sexo sin que trascienda de su intimidad) el hecho ha quedado en la esfera de su privacidad y debemos tener presente que por más personaje público que sea tiene todo el derecho de realizar actos que permanezcan en una exclusiva privacidad (muy pequeña, por cierto, al ser persona pública) y que su divulgación sólo le compete a él.
En el segundo supuesto (usar sus influencias como político para nombrar a esa persona con la que sostuvo relaciones sexuales en un cargo público) al haber usado su poder y por consiguiente actuar como hombre público, el acto que inicialmente estaba en su esfera personal pasa a la esfera pública y por tanto puede ser materia de denuncia en los medios de comunicación, ya que conciernen al político más que al hombre de la vida privada (usar influencias desde un cargo público).
La delgada línea que separa ambas esferas es muy sutil, pero hay que tener en cuenta que toda persona por más pública o notoria que sea tiene siquiera un pequeño espacio de privacidad que no podemos invadir impunemente. A mayor espacio público la esfera de la privacidad se reducirá, y a menor actuar público de una persona su esfera de privacidad aumentará. Pero, en ninguno de los dos casos deja de tener un margen –siquiera mínimo- de derecho a la intimidad, sino estaríamos actuando arbitrariamente y violentando los derechos de esa persona.
Es cierto que en el mundo anglosajón prima el derecho a la información, sin importar si el asunto trasciende o no la esfera de la intimidad del personaje descubierto y así se publican fotos de personas públicas del mundo de la política, los deportes o el espectáculo sin que existan mayores consecuencias. Es lo que pasó con el acoso a la princesa Diana de Gales, con una nube de fotógrafos que literalmente la perseguían a todas partes y cuya persecución ocasionó el fatal accidente.
Es cierto también que el ejercicio inmisericorde de intromisión en la esfera íntima de las personas lo ejerce el periodismo amarillo o sensacionalista que vende más que noticias, chismes, y se basa en una lógica perversa de ventas: a nadie le va a importar la vida privada de usted o la mía, ya que nadie nos conoce, pero saber que hacen los famosos en su vida íntima despierta el morbo de las personas y por tanto aumentan las ventas del medio que hace noticia del hecho. El rating o las ventas de una publicación se escudan en el derecho a la información, alegando una suerte de patente de corso para violentar la intimidad de las personas por el simple hecho de ser públicas. El lema de estos medios de comunicación parece ser: “Eres famoso, por tanto, tengo el derecho de meterme en tú vida”.
En cambio, dentro del mundo latino, hasta ahora hemos tenido un precario equilibrio entre el derecho a la intimidad y el derecho a la información, donde ha ganado –a veces maltratado- el primero. De allí que una conocida periodista local dedicada al espectáculo haya perdido todos los procesos judiciales que le han entablado quienes se han visto afectados por la publicación de escenas de su vida íntima.
Por eso el caso de Cecilia Bolocco despierta la atención desde el lado jurídico. ¿Tuvieron derecho a tomar fotografías de su vida íntima donde mantenía relaciones sexuales con un hombre que no era su esposo? ¿Las relaciones extramatrimoniales sostenidas por la Sra. Bolocco afectaban la vida pública de Argentina o de Chile, nacionalidades de su esposo y ella? Evidentemente que no. Es más, hasta donde sabemos la Sra. Bolocco no tiene cargo público alguno en ningún país. Entonces el asunto estaba en el ámbito de su competencia privada, de ella y de su esposo. De nadie más.
Muchas veces confundimos libertad con libertinaje. El ejercicio de cierta prensa sensacionalista pretende hacer sinónimo de ambos para actuar con impudicia, y lo peor de todo es que lo está consiguiendo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, May 29, 2007
CHÁVEZ CIERRA TV CARAQUEÑA
Esta semana iba a escribir sobre algo más ligero como el caso de la estudiante que se lanzó al parlamento belga prometiendo sexo oral a los que voten por ella. No es que siga el camino de la Cicciolina (y de nuestra connacional Susy Díaz), sino que es una protesta en “plan de joda” contra los “políticos tradicionales” que prometen lo imposible con tal de conseguir un voto. En todas partes se cuecen habas. También pensaba escribir sobre el “calateo” generalizado por la llegada de la primavera en un pueblito de Vermont, Estados Unidos, donde las personas tienen la costumbre de salir como vinieron a este mundo cuando tocan los primeros rayos de sol primaveral; y de yapa sobre el “affaire” de la Bolocco, que -dicho sea de paso- me sirvió como caso para mi clase de derecho. El caso de la Bolocco lo trataré en un siguiente artículo, no tanto en la parte del morbo, que no me interesa, sino en los aspectos jurídicos y los límites a la libertad de información y el derecho a la intimidad.
En fin, tengo que ocuparme de Chávez de nuevo. Más por principios que por placer. Esta vez por cerrar la televisora RCTV (el eufemismo es la “no renovación” de la concesión del espacio radioeléctrico). Es que el tema puede parecer anecdótico o hasta que no nos debe importar, pero es más trascendente de lo que se cree. En el velasquismo sufrimos un atropello similar y no podemos estar con la guardia baja.
Los que argumentan a favor de cancelar la concesión argumentan como el tiranuelo de Caracas que esa televisora fue “golpista” cuando Chávez, en el año 2002, estuvo algunas horas fuera del poder; imputación que nunca fue probada, y de serlo, quienes deben ser sancionados son sus directores o representantes legales, no la televisora. Aparte que otras televisoras sufrieron el mismo calificativo cuando el autócrata regresó luego de la breve deposición, sin recibir sanción alguna, por lo que es un caso discriminatorio a todas luces.
Estamos ante los argumentos justificatorios típicos de una dictadura. La verdad era otra. RCTV se había convertido casi en la única televisora que le hacía oposición al gobierno de Chávez, y al cerrar una televisora está clausurando un medio que no le era adicto, y a los autócratas no les gusta que los contradigan. No les gusta la mosca zumbando en la oreja. Correa en Ecuador está siguiendo el mismo ejemplo.
Debemos recordar que la libertad de expresión e información no solo son derechos fundamentales de la persona, sino que permiten decir lo que no agrada al gobernante de turno, recordándole que es mortal y por tanto infalible, a semejanza del humilde esclavo que le recordaba al César que pese a sus triunfos y conquistas seguía siendo un ser humano como cualquier otro. A los dictadores no les gusta que les recuerden que son mortales. Su intolerancia les hace creer que son infalibles.
Por otro lado, llama la atención que mucha gente de izquierda, “progresista”, calle en siete idiomas la clausura de la televisora y la actitud represiva de Chávez contra los que han salido a protestar a las calles. Conociendo a mis ex compañeros de ruta es muy probable que íntimamente se regodeen de regocijo por el cierre de una televisora “imperialista”; pero si el mismo acto de cerrar un medio de expresión lo hubiera hecho un gobierno democrático, habrían saltado hasta el techo, alegado ultraje a la libertad de expresión, dictadura inminente y grave lesión a la democracia. Es que un sector de la izquierda se quedó congelada en los años 70 y su reconversión fue siempre de la boca para afuera, adentro quedaron igual, amén que muchos de ellos viven de las generosas “donaciones” chavistas y más por conveniencia que por convicción creen en su “socialismo del siglo XXI” (aunque sería injusto generalizar, existe mucha gente de izquierda que hizo una autocrítica y sana reconversión post muro de Berlín).
También llama a lástima el estado deplorable en que se encuentra la justicia venezolana. Un juez inmediatamente atendió una medida cautelar del gobierno para que puedan usar los bienes del canal cerrado en la nueva TV adicta al régimen que apareció a los pocos minutos de clausurada RCTV. En buen romance fue una confiscación de bienes disfrazada. Aparte que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo (la Corte Suprema Venezolana) declaró “inadmisible” el recurso de amparo de la TV clausurada por la no renovación de la concesión. Esa obsecuencia judicial me hace recordar a cómo se comportaban nuestros magistrados en la época de Fujimori y Montesinos, típica de las autocracias.
La clausura de un medio de expresión por Chávez (y la sustitución por uno fiel al gobierno a los pocos minutos) marca un punto de inflexión de que el sistema creado a su alrededor está fuerte y que ha llegado a lo máximo de su poder; pero también que es el inicio de un declive gradual, de descomposición progresiva del sistema autocrático creado alrededor del dictador. Al no existir contrapesos y actuar ciegamente la propia dictadura cava su fosa. Ojalá no dure mucho, aunque dependerá de factores intrínsecos y de fuera, entre estos últimos sobretodo del precio del petróleo, fuente de financiamiento de Chávez, y en lo interno de que toda la oposición se una en un solo bloque como se hizo en Perú para derrocar a Fujimori.
Como escribí en un anterior artículo, ¿Venezuela va camino al socialismo?, al terminar sostenía que agotado el modelo nacionalista la nación termina más pobre y endeudada que antes que asumiera el poder el dictador, y que rehacer el tejido social demanda no años sino décadas, dándose cuenta el pueblo que existe más desigualdad e injusticia social terminada la autocracia, a lo que se debe añadir ahora y con menos libertad, salvo la que el dictador autorice.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
En fin, tengo que ocuparme de Chávez de nuevo. Más por principios que por placer. Esta vez por cerrar la televisora RCTV (el eufemismo es la “no renovación” de la concesión del espacio radioeléctrico). Es que el tema puede parecer anecdótico o hasta que no nos debe importar, pero es más trascendente de lo que se cree. En el velasquismo sufrimos un atropello similar y no podemos estar con la guardia baja.
Los que argumentan a favor de cancelar la concesión argumentan como el tiranuelo de Caracas que esa televisora fue “golpista” cuando Chávez, en el año 2002, estuvo algunas horas fuera del poder; imputación que nunca fue probada, y de serlo, quienes deben ser sancionados son sus directores o representantes legales, no la televisora. Aparte que otras televisoras sufrieron el mismo calificativo cuando el autócrata regresó luego de la breve deposición, sin recibir sanción alguna, por lo que es un caso discriminatorio a todas luces.
Estamos ante los argumentos justificatorios típicos de una dictadura. La verdad era otra. RCTV se había convertido casi en la única televisora que le hacía oposición al gobierno de Chávez, y al cerrar una televisora está clausurando un medio que no le era adicto, y a los autócratas no les gusta que los contradigan. No les gusta la mosca zumbando en la oreja. Correa en Ecuador está siguiendo el mismo ejemplo.
Debemos recordar que la libertad de expresión e información no solo son derechos fundamentales de la persona, sino que permiten decir lo que no agrada al gobernante de turno, recordándole que es mortal y por tanto infalible, a semejanza del humilde esclavo que le recordaba al César que pese a sus triunfos y conquistas seguía siendo un ser humano como cualquier otro. A los dictadores no les gusta que les recuerden que son mortales. Su intolerancia les hace creer que son infalibles.
Por otro lado, llama la atención que mucha gente de izquierda, “progresista”, calle en siete idiomas la clausura de la televisora y la actitud represiva de Chávez contra los que han salido a protestar a las calles. Conociendo a mis ex compañeros de ruta es muy probable que íntimamente se regodeen de regocijo por el cierre de una televisora “imperialista”; pero si el mismo acto de cerrar un medio de expresión lo hubiera hecho un gobierno democrático, habrían saltado hasta el techo, alegado ultraje a la libertad de expresión, dictadura inminente y grave lesión a la democracia. Es que un sector de la izquierda se quedó congelada en los años 70 y su reconversión fue siempre de la boca para afuera, adentro quedaron igual, amén que muchos de ellos viven de las generosas “donaciones” chavistas y más por conveniencia que por convicción creen en su “socialismo del siglo XXI” (aunque sería injusto generalizar, existe mucha gente de izquierda que hizo una autocrítica y sana reconversión post muro de Berlín).
También llama a lástima el estado deplorable en que se encuentra la justicia venezolana. Un juez inmediatamente atendió una medida cautelar del gobierno para que puedan usar los bienes del canal cerrado en la nueva TV adicta al régimen que apareció a los pocos minutos de clausurada RCTV. En buen romance fue una confiscación de bienes disfrazada. Aparte que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo (la Corte Suprema Venezolana) declaró “inadmisible” el recurso de amparo de la TV clausurada por la no renovación de la concesión. Esa obsecuencia judicial me hace recordar a cómo se comportaban nuestros magistrados en la época de Fujimori y Montesinos, típica de las autocracias.
La clausura de un medio de expresión por Chávez (y la sustitución por uno fiel al gobierno a los pocos minutos) marca un punto de inflexión de que el sistema creado a su alrededor está fuerte y que ha llegado a lo máximo de su poder; pero también que es el inicio de un declive gradual, de descomposición progresiva del sistema autocrático creado alrededor del dictador. Al no existir contrapesos y actuar ciegamente la propia dictadura cava su fosa. Ojalá no dure mucho, aunque dependerá de factores intrínsecos y de fuera, entre estos últimos sobretodo del precio del petróleo, fuente de financiamiento de Chávez, y en lo interno de que toda la oposición se una en un solo bloque como se hizo en Perú para derrocar a Fujimori.
Como escribí en un anterior artículo, ¿Venezuela va camino al socialismo?, al terminar sostenía que agotado el modelo nacionalista la nación termina más pobre y endeudada que antes que asumiera el poder el dictador, y que rehacer el tejido social demanda no años sino décadas, dándose cuenta el pueblo que existe más desigualdad e injusticia social terminada la autocracia, a lo que se debe añadir ahora y con menos libertad, salvo la que el dictador autorice.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, May 21, 2007
POR QUÉ SOY AGNÓSTICO
1
No pretendo hacer una apología del agnosticismo, el agnóstico dista mucho de ser un evangelizador o propagandizador de lo que cree o piensa; todo lo contrario, difícilmente somos portadores de una fe o de una verdad absoluta, nada más lejos del agnóstico que querer generalizar y dar por absoluta una verdad que es propia de su experiencia y, por tanto, intransferible. Apenas trataré de esbozar las causas personales de lo que considero una forma de vivir y ver el mundo.
Quizás haya influenciado en mí el ser un escéptico por naturaleza. Desde muy niño he dudado y he relativizado todo lo visto y oído, jamás he podido aferrarme con uñas y dientes, como lo hacen muchas personas, a una fe, sea religiosa, política o económica, y considerarla como una verdad incontrovertible y absoluta que sea el eje de mi vida. Me aparté de toda práctica religiosa hacia los dieciséis años, aunque nunca –ni de niño- me compenetré con esa serie de ritos a los que asistía más por compromiso familiar que por verdadera vocación.
Muchas veces me han preguntado si mi familia no hacía nada frente a ese manifiesto decaimiento en la fe. Un poco como inquiriendo si también eran poco creyentes y si el asunto venía por cultura familiar. Siento decepcionarlos, pero todos en mi familia son creyentes practicantes, hasta mi hermano menor. Pero, en mi hogar existió un clima de tolerancia y de libertad que permitía que cada miembro haga con su vida lo mejor que le parezca. Bajo ciertos límites, claro está. Límites que han estado ceñidos a hacer algo “útil” en la vida y no estar ocioso; aunque hubo una excepción en los dos años siguientes ha terminada mi secundaria cuando disfruté del divino ocio y no hice otra cosa que leer y leer y leer, principalmente novelas y cuentos, mañana, tarde y noche. En esa época nació mi afición a la lectura, y la lectura cuando se realiza críticamente trae a su vez el cuestionamiento de todo, incluyendo de las divinidades.
Visto a la distancia de los años, aquel tiempo marcaría mi vida futura y mi forma de ser.
Recuerdo que a los dieciocho era un agnóstico consumado. No sabía propiamente qué significaba el término, pero ya había emprendido un camino sin retorno, a lo que contribuyó mi ingreso, en los veinte, a estudiar Sociología, mi primera profesión y a la que guardo un cariño bastante especial. Ingresar al bullicioso mundo universitario de aquel entonces, donde el marxismo ocupaba un lugar importante en el estudio de las ciencias sociales, debilitó aún más mi ya menguada fe. Pero, si bien el marxismo era ateo y vi que muchos de mis compañeros se convertían fácilmente a esa nueva fe (el ser ateo es una especie de fe), quizás por eso, por tratarse al final de cuentas de una religión laica, una “verdad absoluta”, nunca pude abrazarlo totalmente como ideología que explique en todo su sentido el universo y al ser humano; aunque sí me sirvió (y me sirve) de mucho como herramienta para analizar la realidad. De aquellos “años maravillosos” data mi curiosidad por desentrañar los procesos sociales y políticos del Perú y de cómo van las cosas en el mundo, y que ahora se ven reflejados en mis artículos de El Observador. El marxismo da herramientas de análisis muy valiosas, pero no hay que tomarlas nunca como una “verdad total”, de allí estamos solo a un paso del totalitarismo y de excluir las otras opciones, y nos ocurriría lo mismo que a los que creen ahora, ciegamente, a pie juntillas, que el libre mercado es el gran solucionador de todos los problemas. Los extremos se tocan. Felizmente los agnósticos estamos libres de todo fundamentalismo.
2
Quizás por eso actualmente no milito en ningún partido político, pero sin que ello signifique un desinterés por la política. Todo lo contrario. Desde muy joven me interesó la cosa pública y de una u otra manera he participado activamente, con “mi granito de arena”, en el debate político del Perú.
Políticamente me considero un socialdemócrata liberal. Liberal es una palabra que se ha vilipendiado y devaluado mucho últimamente, confundiendo –unas veces por ignorancia y otras por mala fe- el noble liberalismo político que se desarrolló entre los siglos XVII y XVIII con el neoliberalismo económico actual, que todo lo reduce a un chato economicismo primario. Evidentemente que mi profesión es hacia el primer liberalismo, el “original”, que remonta sus raíces en el humanismo y un poco más atrás en los clásicos griegos (y porque no, hasta en los evangelios como sustento humanista que dio sus mejores frutos dentro y fuera de la Iglesia). El otro, el que reduce toda interpretación económica y solución al mercado es una visión distorsionada, muchas veces creada por los grupos de interés.
Por eso creo que el verdadero cambio en nuestro país no está tanto en las grandes revoluciones apocalípticas, sino en convertir en ciudadanos, en el más extenso y profundo significado que el término implica, a las grandes masas anónimas, con todos sus derechos y responsabilidades que los incluyan como individuos dentro de la sociedad y se sientan partícipes de un proyecto de país, de nación. Y, para ello, el único medio político idóneo es la democracia. No hay otro. Por lo menos no se ha inventado otro que permita la inclusión social respetando las libertades.
En cuanto a lo social, no son necesarias muchas explicaciones. La sociología me hizo tomar conciencia que vivimos en una sociedad en que todos estamos interrelacionados y no podemos ser ciegos a los problemas que suceden. No solo por una cuestión principista, sino porque todos estamos en el mismo barco y lo que le pasa a una persona afecta a los demás.
Solo añadiré que mis decisiones, equivocadas o no, las tomo por mi cuenta y riesgo, asumiendo las responsabilidades sobre las mismas. A veces me costaron la perdida de alguna amistad o de un amor que confundía los sentimientos con pensar igual. Felizmente tampoco tengo espíritu de rebaño como decía El Amauta.
3
Siempre he pensado que para ser creyente de una religión o de una doctrina política o económica es más un acto de fe, “de creencia”, que de frío razonamiento; y, para ser ateo, se requiere “creer” que Dios no existe, se requiere fe, solo que al revés, creer que no existe divinidad alguna. Por eso muchos hombres y mujeres que se educaron en colegios religiosos o que incluso eran monjas o sacerdotes, pudieron transitar sin mucha complicación de la fe en un Dios a la fe en que no existe. Los agnósticos carecemos también de esa fe en sentido contrario.
Pero no se piense que ser agnóstico es fácil. Descontando a los “poseros” o agnósticos “bamba” que asumen el agnosticismo como un medio de “prestigio social” sobretodo en los círculos intelectuales, el agnóstico auténtico debe crear su propia escala de valores más allá de las impuestas por la religión o la sociedad. Esa construcción axiológica es agónica, en el sentido de lucha diaria, de creación dura, a base de sudor y esfuerzo. No hay camino fácil para el verdadero agnóstico, está solo y no puede aferrarse a ninguna divinidad para buscar ayuda; por lo que te das cuenta también que en la vida todo lo que realmente vale la pena, cuesta. El ser agnóstico también forja el carácter.
Mi escala de valores se rige por un axioma: vivir honestamente sobretodo con uno mismo, no hacer el mal a nadie y darle a cada uno lo que le corresponde. Muchos años después, ya como abogado –mi pane lucrando y segunda profesión- descubrí que ese era un viejo precepto romano (honeste vivire, alterum nom laedere, suum cuique tribuere). Las sabias enseñanzas se repiten en la historia y en la vida.
4
Con el correr de los años algunas amistades religiosas también se apartaron de mí lado al enterarse que era agnóstico y algunos amores también. Supongo que no tenían la fe muy firme y pensaban que los iba a “contagiar” con la escasez de la mía. Algunos de esos amores quisieron “reconvertirme”, “regresarme al redil”. Partieron de la premisa equivocada que el amor puede cambiar al ser amado, y que el ser amado está obligado a cambiar a gusto y medida de quien desea el cambio.
Pusieron su mejor empeño, eso me consta, me llevaban a misa los domingos, alguna por ahí me regalaba un librito religioso que yo aceptaba por cortesía, pero no leía. Por su ruego (¿qué le puedes negar a una mujer?) comencé, después de mucho tiempo, a revisitar el templo de Dios, lo que me permitió escuchar algunos sermones interesantes. En la parroquia a la que concurría una ex pareja había un sacerdote que cada sermón dicho contenía una base filosófica que daba a entender que estábamos ante alguien que había tenido variadas y nutridas lecturas y no ante un simple cura rústico. Sin ser creyente seguía con mucha atención sus sermones, me gustaban desde el punto de vista intelectual. Eran estimulantes, sólidos y persuasivos.
Al enterarse mis ex que sus esfuerzos caían en saco roto, desistían. Algunas reaccionaban mal. Imagino que era su frustración, incluso una de ellas me “prohibió” que siga asistiendo a la iglesia, por lo que deje de apreciar aquellos notables sermones (intolerancia que le dicen); olvidando que el propio Cristo fue abierto y tolerante con todos, incluyendo hasta aquellos que lo crucificaron. Solo les pido que no se propongan nada. Al no creer en ninguna verdad absoluta, el agnóstico es abierto y tolerante con todas las religiones y no cree que ninguna sea la “verdadera”.
Reconozco que en algunos momentos de mi vida he buscado la religiosidad. Ese “re-ligare” del que hablan los antiguos. A veces por medio de la filosofía, otras oleteando alguna religión. Pero, esos momentos han sido breves, vanos y fútiles, a la larga siempre regresaba a mi escepticismo congénito.
A estas alturas de mi vida es difícil que vuelva a alguna forma de religiosidad. Tampoco puedo decir de esta agua no beberé. Aunque medio en serio medio en broma digo que de ser así elegiría la religión budista o alguna parecida que no crea en verdades absolutas, sino que sea flexible y libre. Pero, por el momento estoy bien así.
Como les digo a mis amigos creyentes –un poco para incomodarlos adrede-, cuando te encuentres por partir de este mundo y suponiendo Dios exista, no te juzgará por la cantidad de veces que te golpeaste el pecho o fuiste a misa, sino por las acciones que hiciste en este mundo –o lo que dejaste de hacer-. Sería un Dios de pocas luces si solo contabilizara la cantidad de veces que lo reverenciaste y te inclinaste ante su imagen. Y mientras siga en este mundo seguiré con mi máxima romana vivir honestamente, no hacer el mal a nadie y darle a cada uno lo que le corresponde. Hasta ahora me ha dado resultados y vivo tranquilo con mi conciencia. Amén.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
No pretendo hacer una apología del agnosticismo, el agnóstico dista mucho de ser un evangelizador o propagandizador de lo que cree o piensa; todo lo contrario, difícilmente somos portadores de una fe o de una verdad absoluta, nada más lejos del agnóstico que querer generalizar y dar por absoluta una verdad que es propia de su experiencia y, por tanto, intransferible. Apenas trataré de esbozar las causas personales de lo que considero una forma de vivir y ver el mundo.
Quizás haya influenciado en mí el ser un escéptico por naturaleza. Desde muy niño he dudado y he relativizado todo lo visto y oído, jamás he podido aferrarme con uñas y dientes, como lo hacen muchas personas, a una fe, sea religiosa, política o económica, y considerarla como una verdad incontrovertible y absoluta que sea el eje de mi vida. Me aparté de toda práctica religiosa hacia los dieciséis años, aunque nunca –ni de niño- me compenetré con esa serie de ritos a los que asistía más por compromiso familiar que por verdadera vocación.
Muchas veces me han preguntado si mi familia no hacía nada frente a ese manifiesto decaimiento en la fe. Un poco como inquiriendo si también eran poco creyentes y si el asunto venía por cultura familiar. Siento decepcionarlos, pero todos en mi familia son creyentes practicantes, hasta mi hermano menor. Pero, en mi hogar existió un clima de tolerancia y de libertad que permitía que cada miembro haga con su vida lo mejor que le parezca. Bajo ciertos límites, claro está. Límites que han estado ceñidos a hacer algo “útil” en la vida y no estar ocioso; aunque hubo una excepción en los dos años siguientes ha terminada mi secundaria cuando disfruté del divino ocio y no hice otra cosa que leer y leer y leer, principalmente novelas y cuentos, mañana, tarde y noche. En esa época nació mi afición a la lectura, y la lectura cuando se realiza críticamente trae a su vez el cuestionamiento de todo, incluyendo de las divinidades.
Visto a la distancia de los años, aquel tiempo marcaría mi vida futura y mi forma de ser.
Recuerdo que a los dieciocho era un agnóstico consumado. No sabía propiamente qué significaba el término, pero ya había emprendido un camino sin retorno, a lo que contribuyó mi ingreso, en los veinte, a estudiar Sociología, mi primera profesión y a la que guardo un cariño bastante especial. Ingresar al bullicioso mundo universitario de aquel entonces, donde el marxismo ocupaba un lugar importante en el estudio de las ciencias sociales, debilitó aún más mi ya menguada fe. Pero, si bien el marxismo era ateo y vi que muchos de mis compañeros se convertían fácilmente a esa nueva fe (el ser ateo es una especie de fe), quizás por eso, por tratarse al final de cuentas de una religión laica, una “verdad absoluta”, nunca pude abrazarlo totalmente como ideología que explique en todo su sentido el universo y al ser humano; aunque sí me sirvió (y me sirve) de mucho como herramienta para analizar la realidad. De aquellos “años maravillosos” data mi curiosidad por desentrañar los procesos sociales y políticos del Perú y de cómo van las cosas en el mundo, y que ahora se ven reflejados en mis artículos de El Observador. El marxismo da herramientas de análisis muy valiosas, pero no hay que tomarlas nunca como una “verdad total”, de allí estamos solo a un paso del totalitarismo y de excluir las otras opciones, y nos ocurriría lo mismo que a los que creen ahora, ciegamente, a pie juntillas, que el libre mercado es el gran solucionador de todos los problemas. Los extremos se tocan. Felizmente los agnósticos estamos libres de todo fundamentalismo.
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Quizás por eso actualmente no milito en ningún partido político, pero sin que ello signifique un desinterés por la política. Todo lo contrario. Desde muy joven me interesó la cosa pública y de una u otra manera he participado activamente, con “mi granito de arena”, en el debate político del Perú.
Políticamente me considero un socialdemócrata liberal. Liberal es una palabra que se ha vilipendiado y devaluado mucho últimamente, confundiendo –unas veces por ignorancia y otras por mala fe- el noble liberalismo político que se desarrolló entre los siglos XVII y XVIII con el neoliberalismo económico actual, que todo lo reduce a un chato economicismo primario. Evidentemente que mi profesión es hacia el primer liberalismo, el “original”, que remonta sus raíces en el humanismo y un poco más atrás en los clásicos griegos (y porque no, hasta en los evangelios como sustento humanista que dio sus mejores frutos dentro y fuera de la Iglesia). El otro, el que reduce toda interpretación económica y solución al mercado es una visión distorsionada, muchas veces creada por los grupos de interés.
Por eso creo que el verdadero cambio en nuestro país no está tanto en las grandes revoluciones apocalípticas, sino en convertir en ciudadanos, en el más extenso y profundo significado que el término implica, a las grandes masas anónimas, con todos sus derechos y responsabilidades que los incluyan como individuos dentro de la sociedad y se sientan partícipes de un proyecto de país, de nación. Y, para ello, el único medio político idóneo es la democracia. No hay otro. Por lo menos no se ha inventado otro que permita la inclusión social respetando las libertades.
En cuanto a lo social, no son necesarias muchas explicaciones. La sociología me hizo tomar conciencia que vivimos en una sociedad en que todos estamos interrelacionados y no podemos ser ciegos a los problemas que suceden. No solo por una cuestión principista, sino porque todos estamos en el mismo barco y lo que le pasa a una persona afecta a los demás.
Solo añadiré que mis decisiones, equivocadas o no, las tomo por mi cuenta y riesgo, asumiendo las responsabilidades sobre las mismas. A veces me costaron la perdida de alguna amistad o de un amor que confundía los sentimientos con pensar igual. Felizmente tampoco tengo espíritu de rebaño como decía El Amauta.
3
Siempre he pensado que para ser creyente de una religión o de una doctrina política o económica es más un acto de fe, “de creencia”, que de frío razonamiento; y, para ser ateo, se requiere “creer” que Dios no existe, se requiere fe, solo que al revés, creer que no existe divinidad alguna. Por eso muchos hombres y mujeres que se educaron en colegios religiosos o que incluso eran monjas o sacerdotes, pudieron transitar sin mucha complicación de la fe en un Dios a la fe en que no existe. Los agnósticos carecemos también de esa fe en sentido contrario.
Pero no se piense que ser agnóstico es fácil. Descontando a los “poseros” o agnósticos “bamba” que asumen el agnosticismo como un medio de “prestigio social” sobretodo en los círculos intelectuales, el agnóstico auténtico debe crear su propia escala de valores más allá de las impuestas por la religión o la sociedad. Esa construcción axiológica es agónica, en el sentido de lucha diaria, de creación dura, a base de sudor y esfuerzo. No hay camino fácil para el verdadero agnóstico, está solo y no puede aferrarse a ninguna divinidad para buscar ayuda; por lo que te das cuenta también que en la vida todo lo que realmente vale la pena, cuesta. El ser agnóstico también forja el carácter.
Mi escala de valores se rige por un axioma: vivir honestamente sobretodo con uno mismo, no hacer el mal a nadie y darle a cada uno lo que le corresponde. Muchos años después, ya como abogado –mi pane lucrando y segunda profesión- descubrí que ese era un viejo precepto romano (honeste vivire, alterum nom laedere, suum cuique tribuere). Las sabias enseñanzas se repiten en la historia y en la vida.
4
Con el correr de los años algunas amistades religiosas también se apartaron de mí lado al enterarse que era agnóstico y algunos amores también. Supongo que no tenían la fe muy firme y pensaban que los iba a “contagiar” con la escasez de la mía. Algunos de esos amores quisieron “reconvertirme”, “regresarme al redil”. Partieron de la premisa equivocada que el amor puede cambiar al ser amado, y que el ser amado está obligado a cambiar a gusto y medida de quien desea el cambio.
Pusieron su mejor empeño, eso me consta, me llevaban a misa los domingos, alguna por ahí me regalaba un librito religioso que yo aceptaba por cortesía, pero no leía. Por su ruego (¿qué le puedes negar a una mujer?) comencé, después de mucho tiempo, a revisitar el templo de Dios, lo que me permitió escuchar algunos sermones interesantes. En la parroquia a la que concurría una ex pareja había un sacerdote que cada sermón dicho contenía una base filosófica que daba a entender que estábamos ante alguien que había tenido variadas y nutridas lecturas y no ante un simple cura rústico. Sin ser creyente seguía con mucha atención sus sermones, me gustaban desde el punto de vista intelectual. Eran estimulantes, sólidos y persuasivos.
Al enterarse mis ex que sus esfuerzos caían en saco roto, desistían. Algunas reaccionaban mal. Imagino que era su frustración, incluso una de ellas me “prohibió” que siga asistiendo a la iglesia, por lo que deje de apreciar aquellos notables sermones (intolerancia que le dicen); olvidando que el propio Cristo fue abierto y tolerante con todos, incluyendo hasta aquellos que lo crucificaron. Solo les pido que no se propongan nada. Al no creer en ninguna verdad absoluta, el agnóstico es abierto y tolerante con todas las religiones y no cree que ninguna sea la “verdadera”.
Reconozco que en algunos momentos de mi vida he buscado la religiosidad. Ese “re-ligare” del que hablan los antiguos. A veces por medio de la filosofía, otras oleteando alguna religión. Pero, esos momentos han sido breves, vanos y fútiles, a la larga siempre regresaba a mi escepticismo congénito.
A estas alturas de mi vida es difícil que vuelva a alguna forma de religiosidad. Tampoco puedo decir de esta agua no beberé. Aunque medio en serio medio en broma digo que de ser así elegiría la religión budista o alguna parecida que no crea en verdades absolutas, sino que sea flexible y libre. Pero, por el momento estoy bien así.
Como les digo a mis amigos creyentes –un poco para incomodarlos adrede-, cuando te encuentres por partir de este mundo y suponiendo Dios exista, no te juzgará por la cantidad de veces que te golpeaste el pecho o fuiste a misa, sino por las acciones que hiciste en este mundo –o lo que dejaste de hacer-. Sería un Dios de pocas luces si solo contabilizara la cantidad de veces que lo reverenciaste y te inclinaste ante su imagen. Y mientras siga en este mundo seguiré con mi máxima romana vivir honestamente, no hacer el mal a nadie y darle a cada uno lo que le corresponde. Hasta ahora me ha dado resultados y vivo tranquilo con mi conciencia. Amén.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, May 15, 2007
FLOR DE JESÚS CAHUAYA, CADETE PNP
El caso de la cadete Flor de Jesús Cahuaya ha llamado la atención por tratarse de una joven que por motivos de su embarazo fue expulsada de la institución donde estudiaba. Para más señas esta institución pertenece a las llamadas “fuerzas tutelares de la nación”, la Policía Nacional del Perú.
El asunto tiene dos aristas desde donde puede ser apreciado. Una es el legítimo derecho que tiene toda mujer ha acceder a la maternidad. Eso es incuestionable, es un derecho consagrado incluso en nuestra Constitución. La otra arista es la de la institución. Es decir el compromiso que firman las cadetes de no quedar embarazadas mientras dure su período de entrenamiento. Supongo que se debe a que el entrenamiento incluye ejercicios físicos y otras pruebas de resistencia que difícilmente puede realizar una mujer en gestación.
Desde el punto de vista contractual es incuestionable que la cadete Flor de Jesús Cahuaya rompió el compromiso firmado. De eso no existe duda alguna. Su embarazo ha sido conciente, deliberado, y las normas del derecho contractual han sido quebradas por ella. Desde el lado del reglamento también ha existido una violación a las normas administrativas de la Escuela de Oficiales de la PNP. De eso tampoco existe duda.
Pero vamos a ir un poco más allá. Vamos hacia el lado de los derechos fundamentales de la persona y de cómo puede afectar a la misma una decisión netamente administrativa.
Como se sabe, los derechos fundamentales de la persona han sido de carácter progresivo en la historia. Lo que antes no era un derecho, luego deviene en tal. Así, por ejemplo, un derecho tan elemental, como el derecho a la vida, en las sociedades esclavistas no existía como tal. La vida del esclavo no valía nada y podía privársele en cualquier momento sin culpa ni delito alguno. Ni que decir de los derechos de la mujer, casi casi no existía como persona. Basta ver las normas del derecho romano para darse cuenta de ello. Hasta bien entrado el siglo XX era considerada como objeto de reproducción de la especie y sujeto de escasa o nula inteligencia (una suerte de animalito que respondía reactivamente a las emociones), por lo que pasaba de la esfera paterna a la marital sin mayor trámite que el matrimonio, razón por la cual (al tratarse de una “carga”) el padre debía otorgar al futuro esposo una dote por la hija que dejaba la casa del pater familia.
Para algunos, los derechos fundamentales son un legado divino, algo así como con lo que nacemos. Son inherentes a la naturaleza humana. Para los más prosaicos y realistas, los derechos fundamentales corresponden a un devenir histórico de conquistas o luchas que realiza un grupo social determinado a fin que sean reconocidos sus derechos. Así, poniendo otro ejemplo, los derechos reconocidos a las mujeres no se dieron porque a algún legislador o soberano le sobrevino un arranque de ternura, compadeciéndose del género femenino, sino a las luchas de las organizaciones feministas a lo largo de los siglos XIX y XX, hasta que se plasmaron en leyes, como el voto femenino, el acceso a cargos públicos, igualdad laboral con el hombre, etc.
Precisamente es el derecho a la igualdad laboral con el hombre lo que ha permitido que las mujeres accedan a las fuerzas armadas y fuerzas policiales, lo que antes era coto exclusivo del varón, considerado milenariamente, desde que existió una división del trabajo entre géneros, como el encargado de la defensa y uso de las armas. Hasta la segunda mitad del siglo XX era impensable que una mujer acceda a cargos militares, salvo que se dedicase a labores subalternas administrativas o de enfermería.
En nuestro país el acceso de la mujer a cargos militares es de reciente data. Poco más de veinticinco años con las mujeres policías; que, recuerdo, fue muy criticado por cierto sector de la prensa que no las consideraba aptas para el puesto. Era un machismo bastante abierto y prejuicioso que tenía como base la supuesta ineptitud del género femenino, mal llamado el “sexo débil”. A la luz de las dos décadas y media que ya han trascurrido, las mujeres policías han demostrado más probidad y eficacia que sus colegas varones. Y así también ya tenemos mujeres mecánicos, mujeres taxistas o en labores de ferretería en las grandes tiendas por departamentos. Premunidas de su casco, wincha, desentornillador, armando y desarmando muebles mejor que un hombre (por lo menos mejor que yo, que soy bastante inútil para las cosas mecánicas).
Sociológica y legalmente las mujeres han avanzado mucho más en el campo laboral que lo que pudieron hacer en su tiempo sus madres, condenadas quizás a un reducido espacio de desempeño en el competitivo mundo de los varones. Pero, existe un hecho natural que es innato a su género: la reproducción. Ciertos empleadores todavía consideran el embarazo como un “estorbo” a las obligaciones laborales, de allí que muchos prefieran todavía contratar mujeres “solteras y sin hijos”. En cierta forma los institutos armados siguen esa tradición, por lo que son obligadas (que otra alternativa tienen) a firmar el compromiso de no engendrar mientras dure su entrenamiento, lo que incluso está plasmado en su reglamento.
El quid del asunto está no tanto en la legalidad o no de ese compromiso o del reglamento, sino en la vulneración o no de derechos reconocidos constitucionalmente. Es que la propia Constitución política (amén de los tratados internacionales) reconoce como un derecho fundamental y de adecuada protección a la maternidad. Por lo que el reglamento y el compromiso firmado colisionan con un derecho constitucional y, de acuerdo a la jerarquía de normas, se aplica la norma constitucional sobre la de menor jerarquía, que es el reglamento.
Otro punto del caso es la proporcionalidad en la aplicación de sanciones en el reglamento. Según este se castiga con la expulsión a la mujer que trasgrede el mismo y viola el compromiso firmado (vale decir se embaraza). Aplicando un test de razonabilidad es oportuno cuestionarse si la sanción no excede al hecho materia de castigo. En principio que no es delito que una mujer quede embarazada. Así que por allí no puede haber castigo. En segundo lugar quizás puede establecerse una justificación como ejemplo de castigo sancionador para futuros casos. O como dijo más crudamente un alto oficial de la PNP “que los cuarteles no se conviertan en conejeras”. Como ejemplo podría justificarse, pero de ser así, colisionaría de nuevo con la norma constitucional.
Por lo que se ve, el castigo (la expulsión de la Escuela de Oficiales) es demasiado elevado entendiendo no solo que va contra un derecho fundamental reconocido constitucionalmente, sino que frustra un proyecto de vida. Quien ingresa a una escuela militar lo hace para hacer carrera, es decir para quedarse por el resto de su vida hasta jubilarse. Nadie piensa estar un año o dos y hacer luego otra cosa distinta. Es un proyecto de vida integral. Desde ese ángulo, a la cadete Flor de Jesús Cahuaya le habrían frustrado su proyecto y merece ser repuesta en su condición anterior a la expulsión, siendo nula de pleno derecho la resolución que la separa de las Fuerzas Policiales.
Por tanto, cabría suponer que pueden existir otras medidas u opciones de quedar embarazada una cadete sin que signifique colisionar con derechos fundamentales o truncar proyectos de vida. Y ahí es donde existe un vacío institucional en nuestras FFAA.
Una salida está en otorgar licencia a la embarazada mientras dure su período de gestación y reincorporarse a su entrenamiento inmediatamente después de terminado. Quizás en la siguiente promoción, reservándole un cupo. No es nada nuevo, hasta donde tengo entendido ya se da en otros países. Otra salida estaría –y esto lo expreso desde el punto de vista contractual- en que la parte infractora (la cadete) pague una multa de romper el compromiso firmado, pero no sea expulsada, reservándole igualmente un cupo en la Escuela luego de terminado su período de gestación. Se que esta última salida no va a gustar a mis amigas feministas, pero repito, es desde el punto de vista contractual y es mejor que ser expulsada.
Aunque desde un punto de vista constitucional y democrático, la primera es la más idónea.
Salidas sin colisionar los derechos fundamentales hay varias. Lo que sucede es que nuestras Fuerzas Armadas y Fuerzas Policiales todavía no están imbuidas de espíritu democrático. Falta que se “constitucionalicen”.
Puedo comprender –pero no excusar- que un oficial de alta jerarquía de la PNP se exprese a través de un medio de comunicación como de “una conejera” en alusión a la cadete, pero que un ministro del interior que proviene de un gobierno democrático y de un partido tan añejo como el APRA diga suelto de huesos que “hay que aplicar el reglamento” así, sin más ni más y sin importarle el nacimiento de un niño, es preocupante. Dice mucho no solo de ese ministro (sería interesante hacerle un análisis sicológico, de repente encontramos una misoginia muy arraigada), sino del partido de gobierno.
Se que la cadete Flor de Jesús Cahuaya va a ganar la acción de amparo que interponga contra la institución que la expulsó, tiene todos los argumentos a su favor (pero, ojo, le recomiendo que no se “salte” las instancias administrativas previas, sino podría ser pasible de una nulidad formal del proceso). Pero, lo que no se debe descuidar más allá de la anécdota personal es la democratización y el respeto a los derechos humanos dentro de las fuerzas armadas y fuerzas auxiliares, hay mucho que hacer allí, sobretodo luego de haber estado muy unidas al poder corruptor del fujimorato durante diez largos años. Y, para comenzar, no estaría mal que cambien ese anacrónico y discriminador reglamento. Darían un buen primer paso.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
El asunto tiene dos aristas desde donde puede ser apreciado. Una es el legítimo derecho que tiene toda mujer ha acceder a la maternidad. Eso es incuestionable, es un derecho consagrado incluso en nuestra Constitución. La otra arista es la de la institución. Es decir el compromiso que firman las cadetes de no quedar embarazadas mientras dure su período de entrenamiento. Supongo que se debe a que el entrenamiento incluye ejercicios físicos y otras pruebas de resistencia que difícilmente puede realizar una mujer en gestación.
Desde el punto de vista contractual es incuestionable que la cadete Flor de Jesús Cahuaya rompió el compromiso firmado. De eso no existe duda alguna. Su embarazo ha sido conciente, deliberado, y las normas del derecho contractual han sido quebradas por ella. Desde el lado del reglamento también ha existido una violación a las normas administrativas de la Escuela de Oficiales de la PNP. De eso tampoco existe duda.
Pero vamos a ir un poco más allá. Vamos hacia el lado de los derechos fundamentales de la persona y de cómo puede afectar a la misma una decisión netamente administrativa.
Como se sabe, los derechos fundamentales de la persona han sido de carácter progresivo en la historia. Lo que antes no era un derecho, luego deviene en tal. Así, por ejemplo, un derecho tan elemental, como el derecho a la vida, en las sociedades esclavistas no existía como tal. La vida del esclavo no valía nada y podía privársele en cualquier momento sin culpa ni delito alguno. Ni que decir de los derechos de la mujer, casi casi no existía como persona. Basta ver las normas del derecho romano para darse cuenta de ello. Hasta bien entrado el siglo XX era considerada como objeto de reproducción de la especie y sujeto de escasa o nula inteligencia (una suerte de animalito que respondía reactivamente a las emociones), por lo que pasaba de la esfera paterna a la marital sin mayor trámite que el matrimonio, razón por la cual (al tratarse de una “carga”) el padre debía otorgar al futuro esposo una dote por la hija que dejaba la casa del pater familia.
Para algunos, los derechos fundamentales son un legado divino, algo así como con lo que nacemos. Son inherentes a la naturaleza humana. Para los más prosaicos y realistas, los derechos fundamentales corresponden a un devenir histórico de conquistas o luchas que realiza un grupo social determinado a fin que sean reconocidos sus derechos. Así, poniendo otro ejemplo, los derechos reconocidos a las mujeres no se dieron porque a algún legislador o soberano le sobrevino un arranque de ternura, compadeciéndose del género femenino, sino a las luchas de las organizaciones feministas a lo largo de los siglos XIX y XX, hasta que se plasmaron en leyes, como el voto femenino, el acceso a cargos públicos, igualdad laboral con el hombre, etc.
Precisamente es el derecho a la igualdad laboral con el hombre lo que ha permitido que las mujeres accedan a las fuerzas armadas y fuerzas policiales, lo que antes era coto exclusivo del varón, considerado milenariamente, desde que existió una división del trabajo entre géneros, como el encargado de la defensa y uso de las armas. Hasta la segunda mitad del siglo XX era impensable que una mujer acceda a cargos militares, salvo que se dedicase a labores subalternas administrativas o de enfermería.
En nuestro país el acceso de la mujer a cargos militares es de reciente data. Poco más de veinticinco años con las mujeres policías; que, recuerdo, fue muy criticado por cierto sector de la prensa que no las consideraba aptas para el puesto. Era un machismo bastante abierto y prejuicioso que tenía como base la supuesta ineptitud del género femenino, mal llamado el “sexo débil”. A la luz de las dos décadas y media que ya han trascurrido, las mujeres policías han demostrado más probidad y eficacia que sus colegas varones. Y así también ya tenemos mujeres mecánicos, mujeres taxistas o en labores de ferretería en las grandes tiendas por departamentos. Premunidas de su casco, wincha, desentornillador, armando y desarmando muebles mejor que un hombre (por lo menos mejor que yo, que soy bastante inútil para las cosas mecánicas).
Sociológica y legalmente las mujeres han avanzado mucho más en el campo laboral que lo que pudieron hacer en su tiempo sus madres, condenadas quizás a un reducido espacio de desempeño en el competitivo mundo de los varones. Pero, existe un hecho natural que es innato a su género: la reproducción. Ciertos empleadores todavía consideran el embarazo como un “estorbo” a las obligaciones laborales, de allí que muchos prefieran todavía contratar mujeres “solteras y sin hijos”. En cierta forma los institutos armados siguen esa tradición, por lo que son obligadas (que otra alternativa tienen) a firmar el compromiso de no engendrar mientras dure su entrenamiento, lo que incluso está plasmado en su reglamento.
El quid del asunto está no tanto en la legalidad o no de ese compromiso o del reglamento, sino en la vulneración o no de derechos reconocidos constitucionalmente. Es que la propia Constitución política (amén de los tratados internacionales) reconoce como un derecho fundamental y de adecuada protección a la maternidad. Por lo que el reglamento y el compromiso firmado colisionan con un derecho constitucional y, de acuerdo a la jerarquía de normas, se aplica la norma constitucional sobre la de menor jerarquía, que es el reglamento.
Otro punto del caso es la proporcionalidad en la aplicación de sanciones en el reglamento. Según este se castiga con la expulsión a la mujer que trasgrede el mismo y viola el compromiso firmado (vale decir se embaraza). Aplicando un test de razonabilidad es oportuno cuestionarse si la sanción no excede al hecho materia de castigo. En principio que no es delito que una mujer quede embarazada. Así que por allí no puede haber castigo. En segundo lugar quizás puede establecerse una justificación como ejemplo de castigo sancionador para futuros casos. O como dijo más crudamente un alto oficial de la PNP “que los cuarteles no se conviertan en conejeras”. Como ejemplo podría justificarse, pero de ser así, colisionaría de nuevo con la norma constitucional.
Por lo que se ve, el castigo (la expulsión de la Escuela de Oficiales) es demasiado elevado entendiendo no solo que va contra un derecho fundamental reconocido constitucionalmente, sino que frustra un proyecto de vida. Quien ingresa a una escuela militar lo hace para hacer carrera, es decir para quedarse por el resto de su vida hasta jubilarse. Nadie piensa estar un año o dos y hacer luego otra cosa distinta. Es un proyecto de vida integral. Desde ese ángulo, a la cadete Flor de Jesús Cahuaya le habrían frustrado su proyecto y merece ser repuesta en su condición anterior a la expulsión, siendo nula de pleno derecho la resolución que la separa de las Fuerzas Policiales.
Por tanto, cabría suponer que pueden existir otras medidas u opciones de quedar embarazada una cadete sin que signifique colisionar con derechos fundamentales o truncar proyectos de vida. Y ahí es donde existe un vacío institucional en nuestras FFAA.
Una salida está en otorgar licencia a la embarazada mientras dure su período de gestación y reincorporarse a su entrenamiento inmediatamente después de terminado. Quizás en la siguiente promoción, reservándole un cupo. No es nada nuevo, hasta donde tengo entendido ya se da en otros países. Otra salida estaría –y esto lo expreso desde el punto de vista contractual- en que la parte infractora (la cadete) pague una multa de romper el compromiso firmado, pero no sea expulsada, reservándole igualmente un cupo en la Escuela luego de terminado su período de gestación. Se que esta última salida no va a gustar a mis amigas feministas, pero repito, es desde el punto de vista contractual y es mejor que ser expulsada.
Aunque desde un punto de vista constitucional y democrático, la primera es la más idónea.
Salidas sin colisionar los derechos fundamentales hay varias. Lo que sucede es que nuestras Fuerzas Armadas y Fuerzas Policiales todavía no están imbuidas de espíritu democrático. Falta que se “constitucionalicen”.
Puedo comprender –pero no excusar- que un oficial de alta jerarquía de la PNP se exprese a través de un medio de comunicación como de “una conejera” en alusión a la cadete, pero que un ministro del interior que proviene de un gobierno democrático y de un partido tan añejo como el APRA diga suelto de huesos que “hay que aplicar el reglamento” así, sin más ni más y sin importarle el nacimiento de un niño, es preocupante. Dice mucho no solo de ese ministro (sería interesante hacerle un análisis sicológico, de repente encontramos una misoginia muy arraigada), sino del partido de gobierno.
Se que la cadete Flor de Jesús Cahuaya va a ganar la acción de amparo que interponga contra la institución que la expulsó, tiene todos los argumentos a su favor (pero, ojo, le recomiendo que no se “salte” las instancias administrativas previas, sino podría ser pasible de una nulidad formal del proceso). Pero, lo que no se debe descuidar más allá de la anécdota personal es la democratización y el respeto a los derechos humanos dentro de las fuerzas armadas y fuerzas auxiliares, hay mucho que hacer allí, sobretodo luego de haber estado muy unidas al poder corruptor del fujimorato durante diez largos años. Y, para comenzar, no estaría mal que cambien ese anacrónico y discriminador reglamento. Darían un buen primer paso.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, May 07, 2007
SARKOZY
Pocas veces una elección tan peleada como la presidencial francesa de este año. No solo por los cambios en el espectro político galo, dando paso a una generación “joven” (es decir que frisa la cincuentena) dejando fuera de campaña a los presidenciables tanto de las filas socialistas como de la derecha, sino por el despunte de un centro claramente diferenciado de los extremos políticos usuales. Y, es que la situación no estaba para seguir con la tradición, sino que impone cambios, cambios urgentes que permitan sacar del marasmo en que se encuentra Francia, país que parece perder el paso de los grandes dentro de la Unión Europea, a tal punto que algunos ya pronostican un declive no solo económico sino cultural y político del país que quizás más aportó culturalmente a América Latina, donde gran parte de nuestra intelectualidad la tuvo como referente.
Por eso, el triunfo de Sarkozy (así como el de Ségolène, de haberse producido) es parcial, no pírrico, pero sí que va a conllevar arriar banderas propias y colocar las del rival. Es que es muy difícil un programa monetarista ortodoxo “puro” tal como están las cosas. Ni un estatismo a la manera socialista, ni un liberalismo a ultranza como quiere la derecha (el libreto ya lo conocemos: liberalización de mercados, flexibilización de la mano de obra, recortes presupuestales a los programas sociales, baja de impuestos, privatizaciones, etc.). Nada de eso podrá ser de una manera ni tan sencilla ni tan expeditiva tomando en cuenta la complejidad del tejido social francés, donde los inmigrantes cada vez cobran un peso más significativo en el espectro político, así como los jóvenes que se ven de cara al desempleo terminados sus estudios universitarios y que ocasionó una gran revuelta el año pasado cuando se quiso flexibilizar los contratos laborales.
Por ello Sarkozy no las tendrá fácil. Tendrá que aceptar una “convivencia” si desea tener éxito en sus políticas y, creo que lo sabe muy bien, más si tomamos en cuenta que se vienen las elecciones legislativas en Junio próximo y es probable que no consiga la mayoría suficiente. Conociendo a los franceses (los inventores del “balotage”) es muy probable que voten por la oposición, sea los socialistas o los centristas de Bayrou que obtuvieron una nada despreciable cantidad de votos.
Sarkozy deberá hilar fino si quiere sacar adelante sus reformas, las que –si desea tener éxito- tendrán que tener un tinte “social” muy a su pesar. Ojalá lo consiga. Francia, esa Francia abierta, de la ilustración y los valores republicanos, se merece un mejor futuro.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Por eso, el triunfo de Sarkozy (así como el de Ségolène, de haberse producido) es parcial, no pírrico, pero sí que va a conllevar arriar banderas propias y colocar las del rival. Es que es muy difícil un programa monetarista ortodoxo “puro” tal como están las cosas. Ni un estatismo a la manera socialista, ni un liberalismo a ultranza como quiere la derecha (el libreto ya lo conocemos: liberalización de mercados, flexibilización de la mano de obra, recortes presupuestales a los programas sociales, baja de impuestos, privatizaciones, etc.). Nada de eso podrá ser de una manera ni tan sencilla ni tan expeditiva tomando en cuenta la complejidad del tejido social francés, donde los inmigrantes cada vez cobran un peso más significativo en el espectro político, así como los jóvenes que se ven de cara al desempleo terminados sus estudios universitarios y que ocasionó una gran revuelta el año pasado cuando se quiso flexibilizar los contratos laborales.
Por ello Sarkozy no las tendrá fácil. Tendrá que aceptar una “convivencia” si desea tener éxito en sus políticas y, creo que lo sabe muy bien, más si tomamos en cuenta que se vienen las elecciones legislativas en Junio próximo y es probable que no consiga la mayoría suficiente. Conociendo a los franceses (los inventores del “balotage”) es muy probable que voten por la oposición, sea los socialistas o los centristas de Bayrou que obtuvieron una nada despreciable cantidad de votos.
Sarkozy deberá hilar fino si quiere sacar adelante sus reformas, las que –si desea tener éxito- tendrán que tener un tinte “social” muy a su pesar. Ojalá lo consiga. Francia, esa Francia abierta, de la ilustración y los valores republicanos, se merece un mejor futuro.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Thursday, May 03, 2007
APAGANDO EL COMPUTADOR
I
Esa noche Mili se disponía a apagar el computador pensando en Marcos. Hacía tres días que no aparecía ni contestaba sus correos. Sobresaltada quiso llamarlo, pero a último momento se arrepintió: quizás su mujer estaría cerca y podría escuchar lo que hablaban.
Una noche más y no aparecía por los foros.
Había perdido muchos amigos por defenderlo en los debates que se realizaban en los foros virtuales de entretenidos.com. Jorge fue uno de ellos. Casi un hermano, el que estaba siempre a su lado, defendiéndola y apoyándola en las buenas y en las malas. Tenía una mala espina con Marcos, no le cayó bien desde que Mili se lo presentó, y cometió la imprudencia de decírselo. Mili se puso como una fiera, que lo decía porque nunca le cayó bien, que lo calumniaba por envidia, porque Marcos era un tipo inteligentísimo, un genio en potencia, y él no pasaba de un simple picapleitos. Acto seguido borró a Jorge de su lista del messenger, lo excluyó de su círculo de amigos y, peor aún, comenzó a difamarlo a sus espaldas. Cuando decían algo contra Marcos parecía otra: como que le hubieran lavado el cerebro.
Mili había llegado a cometer hasta infidencias con tal de defenderlo de sus adversarios en los debates (las más de las veces bastante apasionados), a fin de darle armas para atacarlos por el lado más débil, revelando los secretos más íntimos que como terapeuta le confiaban algunos foristas. Así todos se enteraron que un muchacho de veinticinco años era impotente y que era puro “bluff” sus “levantes” amorosos; que una señora casada era lesbiana y salía con distintas chicas del foro, incluyendo menores de edad; y, la de más allá, que quiso suicidarse de joven por una decepción amorosa y que hace poco lo había intentado de nuevo. Todo por defenderlo. Perdió pacientes y perdió amigos.
Por lo demás a Marcos le importaba muy poco lo que dijeran los otros de él, en sus intervenciones se comportaba siempre de una manera arrogante y fría, no dialogaba ni debatía, más bien quería imponer sus “ideas” (si se puede llamar ideas a las frases entrecortadas que sobre un nacionalismo indigesto y trasnochado balbuceaba) al más puro estilo estalinista. Las más de las veces sus “ideas” rozaban con lo ridículo al querer aparentar que conocía de todos los temas tratados en los foros, lo que junto a ese estilo autoritario y la estolidez demostrada, le granjeó antipatías en los demás participantes. Marcos parecía despreciar al género humano.
II
Mili no era una mujer muy agraciada propiamente: gordita, baja de estatura y de cara casi fea y redonda adornada con unos anteojos cuadrados que la hacían más fea aun. Era muy difícil que un hombre volteara a mirarla en la calle. Era bastante servicial y amable, pero no una mujer atractiva, menos sensual (cosa que no sucedía con Carla, su mejor amiga, a quien también perdería). Mili a los ojos de los hombres era siempre vista más como una buena amiga que como una mujer, lo cual se acentuaba por su natural ingenuidad.
Ella había hecho de los foros virtuales de entretenidos.com su segundo hogar, un lugar donde refugiarse de la indiferencia y hasta la hostilidad del mundo “real” y de su propia familia, así como de la hipocresía amable y del dulce cinismo que practicaban sus amigas de ese mundo fashion en que le tocó nacer, de bellezas anoréxicas y cosméticas, que a base de implacables ejercicios diarios, dietas no menos rigurosas, visitas por lo menos una vez al año al cirujano plástico, y cerros de cerros de cremas de todo tipo con que –literalmente- embadurnaban su cuerpo de pies a cabeza querían parecer más jóvenes y bellas que sus propias hijas, y para hacer más soportable esas sesiones diarias se acompañaban de la revista Hola como material insustituible de lectura, que les servía de base para sus conversaciones cada vez que se encontraban en la peluquería, el spa o el gimnasio de moda. Definitivamente, Mili no encajaba en ese mundo.
Por tal razón, hizo de entretenidos.com su verdadero mundo, donde el anonimato de un nick o el guiño de un emoticón la hacía sentir más cómoda y segura, y le permitía expresar los sentimientos más ocultos sin caer en la vergüenza o en la condena social que las mujeres de su clase esgrimirían de inmediato contra ella de sólo abrir la boca.
III
Cuando Marcos comenzó a cortejarla, los amigos más cercanos de Mili se sorprendieron, sobretodo porque él podía conseguir mejores mujeres que estaban disponibles en los foros, desde jóvenes universitarias hasta maduras y atractivas señoras (ese era uno de los encantos de entretenidos). Su porte atlético, estatura, ojos azules y cabello rubio, acompañado de ese aire de hombre de mundo enloquecían a las muchachas y a las no tan muchachas cada vez que se reunían a fin de mes en algún café miraflorino.
Desde que Marcos empezó a mostrar interés, Mili comenzó a preocuparse más por su aspecto. Le pidió a Carla que la aconsejara sobre el tipo de peinado, fue a un estilista, se metió a un gimnasio, hizo dietas estrictas, eliminó los dulces (su principal debilidad), se compró zapatos de tacos bien altos, cambió su fea armazón de anteojos por unos discretos lentes cosméticos de contacto, se levantó el “derrier” con la técnica de los hilos rusos y hasta casi se pone siliconas en los senos (a decir verdad, bastante pequeños), pero Carla le aconsejó que mejor no exagere.
Su familia comenzó a importarle cada vez menos, apenas si se fijaba que sus hijos no llegaran tarde al colegio por las mañanas y, Pepe, su esposo (casado con ella por ser la hija del dueño de la fábrica), estaba tan ocupado en la empresa del suegro que poco le importó los cambios operados en su mujer.
Pero, el cambio fue sustantivo. De la mujer enana y regordeta salió una bella, elegante y esbelta dama. Milagros de la cirugía moderna.
La parte intelectual tampoco la descuidó. Marcos era un tipo al que le apasionaba las ciencias sociales. Mili devoró todos los libros y revistas que encontró sobre realidad nacional y política, para eso su amigo Jorge (poco antes de perder su amistad) fue de gran utilidad, debido a que poseía un fino olfato para diagnosticar el “contexto social” como él decía, adquirido en su época juvenil de simpatizante marxista (convertido ahora a la socialdemocracia, notable jurista y gran cinéfilo, era el moderador de los foros de cine y realidad nacional en entretenidos.com), y que lo había capacitado para percibir los cambios sociales y políticos en la escena mundial y nacional en donde otros no se daban cuenta (fue quizás el único que con seguridad -cuando Humala estaba en la cúspide de las encuestas y parecía inminente que iba a ser el próximo presidente del Perú- vaticinó que no iba a ganar y que su partido se iba a desintegrar en mil pedazos, como así fue), por lo que también le pudo ofrecer variados temas de conversación, tanto en cine como en política, a fin de no caer en los lugares comunes o los silencios incómodos.
Pulió su francés para conversar por el chat en otro idioma con Marcos (como furioso comunista de los antiguos, despreciaba todo lo que viniera de Estados Unidos, incluyendo su idioma) y –cosa insólita- criticaba a sus viejas amigas a quienes calificaba de “burguesas mantenidas con el trabajo explotador del capitalismo” y que, por condición de clase, habían estudiado con ella en un exclusivo colegio católico, incluyendo a Carla, a quien, con ocasión de un debate donde ella se opuso acaloradamente a las ideas materialistas y ateas de Mario sobre religión (Carla era una mujer muy devota y militante del Opus Dei), la tachó de “frívola y superficial” y hasta insinuó que conocía muy bien a todos los hombres del foro de la cintura para abajo (hecho, que en honor a la verdad, era bastante cierto). Carla jamás le perdonó esa humillación pública, le retiró el saludo y cortó violentamente una amistad de más de cuarenta años. Fue la última amiga que perdió.
IV
La siguiente cita entre Mili y Marcos fue en un café árabe de Miraflores, ya no en grupo como siempre iban, sino ellos dos solos. Para hacerlo más intrigante y darle un aire “intelectual” a la reunión, ella llevaría bajo el brazo las Memorias de Simone de Beuvoir y él “Crítica a la razón dialéctica” de Sartre (un pequeño homenaje al maestro por el centenario de su nacimiento). Ella estaba nerviosa, era la primera vez que hacía cita con un hombre que no fuera su esposo. Él más suelto y ducho en estos menesteres se presentó y luego de los saludos protocolares, inició la conversación.
Fue una conversación aparentemente banal, donde sacó a relucir su estilo “progre” pero sin asustarla, casi parecía un “yuppie” que va al gimnasio todos los días y con la cabeza solo para afeites y ponerse los audífonos del ipod, si no fuera por la jerga socialista con que matizaba su charla (“desigualdad de clases”, “burguesía nacional vendida”, “no al TLC”), jerga que Mili no entendía muy bien, pero quedó fascinada y pensó que así debía ser un gran intelectual, su tipo ideal de hombre; aunque Mili no conocía a ningún intelectual, todos los hombres de su clase social se dedicaban a los negocios, abrían y cerraban empresas a cada rato, hacían lobby en la antesala de algún ministro del gobierno de turno a fin de ganar una licitación y difícilmente abrían un libro en toda su vida.
Marcos aprovechó esa imagen de hombre de mundo que proyectaba para sacarle algunos datos como dónde vivía y en qué zona de La Molina estaba su casa (Mili vivía en una urbanización muy exclusiva de ese distrito, con rejas y vigilante a la entrada e identificación antes de ingresar). Ella en cambio no le pudo sacar nada, él era muy hábil para eludir las respuestas, a veces con un gesto o una frase intrascendente cambiaba la conversación.
Esa primera cita fue el inicio de otras. De los cafés pasaron a ir al cine juntos (nunca una película norteamericana por la anglofobia de Marcos) o al teatro. A ella le encantaba, se sentía como renacer, como volver a vivir los años de noviazgo con su esposo: Mili a los cincuenta y tres vivía una segunda juventud, con toda la ilusión y el candor que ello significa.
Se veían por lo menos una vez a la semana, a veces en algún hostal discreto de Lince que fue su refugio el tiempo que duró el romance, luego él se iba y no regresaba por varios días (decía que se iba de viaje por venta de enciclopedias para colegios de provincias), pero siempre se comunicaban por el chat o el correo electrónico, y era infaltable su presencia por las noches en los debates virtuales de los foros, así que Mili no notaba la ausencia. Pero esta vez sí la sintió realmente. Tres días eran bastante para ella. Recordó que la última vez que lo vio cara a cara fue hace una semana. Marcos le había preguntado sin querer, como quien pregunta la hora, sobre los horarios y rutas que tomaba su esposo para ir a la fábrica. Ella, ingenua como siempre, no se imaginó ni por asomo porqué le preguntaba eso hasta que antes de apagar el computador, luego de una noche vacía más sin su presencia en entretenidos.com, sonó el teléfono y escuchó la voz temblorosa y entrecortada de Pepe: había sido secuestrado por un grupo que se decía del MRTA y le pedían como rescate por su vida un cuarto de millón de dólares. Recién allí Mili perdió su ingenuidad.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Esa noche Mili se disponía a apagar el computador pensando en Marcos. Hacía tres días que no aparecía ni contestaba sus correos. Sobresaltada quiso llamarlo, pero a último momento se arrepintió: quizás su mujer estaría cerca y podría escuchar lo que hablaban.
Una noche más y no aparecía por los foros.
Había perdido muchos amigos por defenderlo en los debates que se realizaban en los foros virtuales de entretenidos.com. Jorge fue uno de ellos. Casi un hermano, el que estaba siempre a su lado, defendiéndola y apoyándola en las buenas y en las malas. Tenía una mala espina con Marcos, no le cayó bien desde que Mili se lo presentó, y cometió la imprudencia de decírselo. Mili se puso como una fiera, que lo decía porque nunca le cayó bien, que lo calumniaba por envidia, porque Marcos era un tipo inteligentísimo, un genio en potencia, y él no pasaba de un simple picapleitos. Acto seguido borró a Jorge de su lista del messenger, lo excluyó de su círculo de amigos y, peor aún, comenzó a difamarlo a sus espaldas. Cuando decían algo contra Marcos parecía otra: como que le hubieran lavado el cerebro.
Mili había llegado a cometer hasta infidencias con tal de defenderlo de sus adversarios en los debates (las más de las veces bastante apasionados), a fin de darle armas para atacarlos por el lado más débil, revelando los secretos más íntimos que como terapeuta le confiaban algunos foristas. Así todos se enteraron que un muchacho de veinticinco años era impotente y que era puro “bluff” sus “levantes” amorosos; que una señora casada era lesbiana y salía con distintas chicas del foro, incluyendo menores de edad; y, la de más allá, que quiso suicidarse de joven por una decepción amorosa y que hace poco lo había intentado de nuevo. Todo por defenderlo. Perdió pacientes y perdió amigos.
Por lo demás a Marcos le importaba muy poco lo que dijeran los otros de él, en sus intervenciones se comportaba siempre de una manera arrogante y fría, no dialogaba ni debatía, más bien quería imponer sus “ideas” (si se puede llamar ideas a las frases entrecortadas que sobre un nacionalismo indigesto y trasnochado balbuceaba) al más puro estilo estalinista. Las más de las veces sus “ideas” rozaban con lo ridículo al querer aparentar que conocía de todos los temas tratados en los foros, lo que junto a ese estilo autoritario y la estolidez demostrada, le granjeó antipatías en los demás participantes. Marcos parecía despreciar al género humano.
II
Mili no era una mujer muy agraciada propiamente: gordita, baja de estatura y de cara casi fea y redonda adornada con unos anteojos cuadrados que la hacían más fea aun. Era muy difícil que un hombre volteara a mirarla en la calle. Era bastante servicial y amable, pero no una mujer atractiva, menos sensual (cosa que no sucedía con Carla, su mejor amiga, a quien también perdería). Mili a los ojos de los hombres era siempre vista más como una buena amiga que como una mujer, lo cual se acentuaba por su natural ingenuidad.
Ella había hecho de los foros virtuales de entretenidos.com su segundo hogar, un lugar donde refugiarse de la indiferencia y hasta la hostilidad del mundo “real” y de su propia familia, así como de la hipocresía amable y del dulce cinismo que practicaban sus amigas de ese mundo fashion en que le tocó nacer, de bellezas anoréxicas y cosméticas, que a base de implacables ejercicios diarios, dietas no menos rigurosas, visitas por lo menos una vez al año al cirujano plástico, y cerros de cerros de cremas de todo tipo con que –literalmente- embadurnaban su cuerpo de pies a cabeza querían parecer más jóvenes y bellas que sus propias hijas, y para hacer más soportable esas sesiones diarias se acompañaban de la revista Hola como material insustituible de lectura, que les servía de base para sus conversaciones cada vez que se encontraban en la peluquería, el spa o el gimnasio de moda. Definitivamente, Mili no encajaba en ese mundo.
Por tal razón, hizo de entretenidos.com su verdadero mundo, donde el anonimato de un nick o el guiño de un emoticón la hacía sentir más cómoda y segura, y le permitía expresar los sentimientos más ocultos sin caer en la vergüenza o en la condena social que las mujeres de su clase esgrimirían de inmediato contra ella de sólo abrir la boca.
III
Cuando Marcos comenzó a cortejarla, los amigos más cercanos de Mili se sorprendieron, sobretodo porque él podía conseguir mejores mujeres que estaban disponibles en los foros, desde jóvenes universitarias hasta maduras y atractivas señoras (ese era uno de los encantos de entretenidos). Su porte atlético, estatura, ojos azules y cabello rubio, acompañado de ese aire de hombre de mundo enloquecían a las muchachas y a las no tan muchachas cada vez que se reunían a fin de mes en algún café miraflorino.
Desde que Marcos empezó a mostrar interés, Mili comenzó a preocuparse más por su aspecto. Le pidió a Carla que la aconsejara sobre el tipo de peinado, fue a un estilista, se metió a un gimnasio, hizo dietas estrictas, eliminó los dulces (su principal debilidad), se compró zapatos de tacos bien altos, cambió su fea armazón de anteojos por unos discretos lentes cosméticos de contacto, se levantó el “derrier” con la técnica de los hilos rusos y hasta casi se pone siliconas en los senos (a decir verdad, bastante pequeños), pero Carla le aconsejó que mejor no exagere.
Su familia comenzó a importarle cada vez menos, apenas si se fijaba que sus hijos no llegaran tarde al colegio por las mañanas y, Pepe, su esposo (casado con ella por ser la hija del dueño de la fábrica), estaba tan ocupado en la empresa del suegro que poco le importó los cambios operados en su mujer.
Pero, el cambio fue sustantivo. De la mujer enana y regordeta salió una bella, elegante y esbelta dama. Milagros de la cirugía moderna.
La parte intelectual tampoco la descuidó. Marcos era un tipo al que le apasionaba las ciencias sociales. Mili devoró todos los libros y revistas que encontró sobre realidad nacional y política, para eso su amigo Jorge (poco antes de perder su amistad) fue de gran utilidad, debido a que poseía un fino olfato para diagnosticar el “contexto social” como él decía, adquirido en su época juvenil de simpatizante marxista (convertido ahora a la socialdemocracia, notable jurista y gran cinéfilo, era el moderador de los foros de cine y realidad nacional en entretenidos.com), y que lo había capacitado para percibir los cambios sociales y políticos en la escena mundial y nacional en donde otros no se daban cuenta (fue quizás el único que con seguridad -cuando Humala estaba en la cúspide de las encuestas y parecía inminente que iba a ser el próximo presidente del Perú- vaticinó que no iba a ganar y que su partido se iba a desintegrar en mil pedazos, como así fue), por lo que también le pudo ofrecer variados temas de conversación, tanto en cine como en política, a fin de no caer en los lugares comunes o los silencios incómodos.
Pulió su francés para conversar por el chat en otro idioma con Marcos (como furioso comunista de los antiguos, despreciaba todo lo que viniera de Estados Unidos, incluyendo su idioma) y –cosa insólita- criticaba a sus viejas amigas a quienes calificaba de “burguesas mantenidas con el trabajo explotador del capitalismo” y que, por condición de clase, habían estudiado con ella en un exclusivo colegio católico, incluyendo a Carla, a quien, con ocasión de un debate donde ella se opuso acaloradamente a las ideas materialistas y ateas de Mario sobre religión (Carla era una mujer muy devota y militante del Opus Dei), la tachó de “frívola y superficial” y hasta insinuó que conocía muy bien a todos los hombres del foro de la cintura para abajo (hecho, que en honor a la verdad, era bastante cierto). Carla jamás le perdonó esa humillación pública, le retiró el saludo y cortó violentamente una amistad de más de cuarenta años. Fue la última amiga que perdió.
IV
La siguiente cita entre Mili y Marcos fue en un café árabe de Miraflores, ya no en grupo como siempre iban, sino ellos dos solos. Para hacerlo más intrigante y darle un aire “intelectual” a la reunión, ella llevaría bajo el brazo las Memorias de Simone de Beuvoir y él “Crítica a la razón dialéctica” de Sartre (un pequeño homenaje al maestro por el centenario de su nacimiento). Ella estaba nerviosa, era la primera vez que hacía cita con un hombre que no fuera su esposo. Él más suelto y ducho en estos menesteres se presentó y luego de los saludos protocolares, inició la conversación.
Fue una conversación aparentemente banal, donde sacó a relucir su estilo “progre” pero sin asustarla, casi parecía un “yuppie” que va al gimnasio todos los días y con la cabeza solo para afeites y ponerse los audífonos del ipod, si no fuera por la jerga socialista con que matizaba su charla (“desigualdad de clases”, “burguesía nacional vendida”, “no al TLC”), jerga que Mili no entendía muy bien, pero quedó fascinada y pensó que así debía ser un gran intelectual, su tipo ideal de hombre; aunque Mili no conocía a ningún intelectual, todos los hombres de su clase social se dedicaban a los negocios, abrían y cerraban empresas a cada rato, hacían lobby en la antesala de algún ministro del gobierno de turno a fin de ganar una licitación y difícilmente abrían un libro en toda su vida.
Marcos aprovechó esa imagen de hombre de mundo que proyectaba para sacarle algunos datos como dónde vivía y en qué zona de La Molina estaba su casa (Mili vivía en una urbanización muy exclusiva de ese distrito, con rejas y vigilante a la entrada e identificación antes de ingresar). Ella en cambio no le pudo sacar nada, él era muy hábil para eludir las respuestas, a veces con un gesto o una frase intrascendente cambiaba la conversación.
Esa primera cita fue el inicio de otras. De los cafés pasaron a ir al cine juntos (nunca una película norteamericana por la anglofobia de Marcos) o al teatro. A ella le encantaba, se sentía como renacer, como volver a vivir los años de noviazgo con su esposo: Mili a los cincuenta y tres vivía una segunda juventud, con toda la ilusión y el candor que ello significa.
Se veían por lo menos una vez a la semana, a veces en algún hostal discreto de Lince que fue su refugio el tiempo que duró el romance, luego él se iba y no regresaba por varios días (decía que se iba de viaje por venta de enciclopedias para colegios de provincias), pero siempre se comunicaban por el chat o el correo electrónico, y era infaltable su presencia por las noches en los debates virtuales de los foros, así que Mili no notaba la ausencia. Pero esta vez sí la sintió realmente. Tres días eran bastante para ella. Recordó que la última vez que lo vio cara a cara fue hace una semana. Marcos le había preguntado sin querer, como quien pregunta la hora, sobre los horarios y rutas que tomaba su esposo para ir a la fábrica. Ella, ingenua como siempre, no se imaginó ni por asomo porqué le preguntaba eso hasta que antes de apagar el computador, luego de una noche vacía más sin su presencia en entretenidos.com, sonó el teléfono y escuchó la voz temblorosa y entrecortada de Pepe: había sido secuestrado por un grupo que se decía del MRTA y le pedían como rescate por su vida un cuarto de millón de dólares. Recién allí Mili perdió su ingenuidad.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Monday, April 23, 2007
CHINA LEGALIZA LA PROPIEDAD PRIVADA
El proyecto de ley aprobado en Marzo pasado por la Asamblea Popular Nacional (el legislativo chino) concede igual trato jurídico a la propiedad del estado (pública), la colectiva (de las comunidades campesinas) y a la privada. En el fondo, políticamente, es un reconocimiento a que la mitad de la riqueza nacional proviene del sector privado y, por tanto, una necesaria elevación del estatus jurídico de la propiedad privada, limitando a su vez a la propiedad pública que gozaba de privilegios universales.
La ley de la propiedad entrará en vigencia el 1º de Octubre de 2007 y establece que “todo tipo de propiedad, desde la estatal a la colectiva, individual [es decir la particular o privada, nota del autor] o de otro tipo, está protegida por la ley y nadie puede atentar contra ella”.
Lo cual no tiene nada de raro en el Occidente capitalista, pero sí de un país todavía autodenominado “socialista”, en el cual la propiedad pública ha sido la predominante. El gran giro que se dio en la economía china hace treinta años tenía que terminar, tarde o temprano, en el reconocimiento legal de la propiedad privada sobre los medios de producción.
El punto de discusión es que conforme a los planteamientos marxistas-leninistas, la propiedad privada debe ser abolida, o por lo menos reducirse a su mínima expresión en la etapa de transición al comunismo que es el socialismo. No al revés. Así, llegados al “paraíso comunista” ya no existiría propiedad privada, tampoco estado ni familia como las entendemos actualmente. Sería un mundo sin guerras, ni problemas económicos ni sociales, conflictos originados en gran parte por la tenencia de la propiedad.
De allí que sea un contrasentido ideológico que el propio Partido Comunista Chino reconozca igual estatus jurídico a la propiedad privada. Es como –por citar un ejemplo- un liberal ortodoxo reconozca la necesidad de subsidios en una economía de libre mercado.
Pero, no se crea que el asunto solo queda en el mero reconocimiento –lo cual, con tiras y aflojas, se venía trabajando desde años atrás-, sino que una meta del PC Chino es que en el año 2021, cuando se cumpla el centenario de la fundación del partido fundado por Mao Tse Tung, cada familia china vaya a las celebraciones en su carro propio, consolidando la “construcción de un país socialista próspero, poderoso, democrático y civilizado”; conllevando a la creación de una enorme clase media, quizás la más grande del planeta; pero, también a que China se convierta en uno de los principales contaminantes del mundo. Ya actualmente, debido a su acelerado proceso de industrialización, ocupa el segundo lugar en contaminación ambiental luego de EEUU; a este paso es probable que fácilmente le quite el primer lugar.
******
Hasta hace algunos años atrás gente de izquierda que milita o había militado en algún partido de origen marxista creía que China era la “salvación” luego del derrumbe de la Unión Soviética y el mundo socialista. Veían al modelo chino como un modelo sui generis para ir al socialismo. No creo que ahora abriguen muchas esperanzas, habría que ser muy ingenuo o muy cínico para decir que China va al socialismo. Las reformas iniciadas hace treinta años por Deng Xio Ping tras el agotamiento del modelo maoísta giró inexorablemente al capitalismo, en un modelo híbrido conocido como “socialismo de mercado”, debido a que mantiene la forma única y totalitaria del control del poder político por el Partido Comunista y el libre mercado en lo económico.
La tenencia de la propiedad en manos privadas, la transferencia de muchas empresas del Estado Chino a sectores particulares, la creación de una clase social de nuevos ricos (conocidos como “los millonarios rojos”) y el surgimiento de una poco a poco acomodada e inmensa clase media, apunta a una sociedad que descansa en el libre mercado como forma económica con todas las consecuencias que ello trae.
Las “lacras capitalistas” abolidas en los primeros años de la revolución han vuelto a aparecer, como la prostitución y el consumo de drogas. La prostitución está dando lugar a que se incremente alarmantemente los niveles de SIDA en la sociedad china, así como la distribución de revistas para hombres (tipo Playboy) con modelos semidesnudas, insinuantes y con rasgos occidentales; así como la ropa de moda o lo último en tecnología que los jóvenes disfrutan en las grandes ciudades.
Otro problema que trae el enriquecimiento es la corrupción, la cual ha aumentado considerablemente entre los funcionarios chinos, muchos afiliados al Partido Comunista y en cargos importantes. Pese a la drástica penalización que existe, los funcionarios en puestos clave no pueden contra la tentación de favorecer una licitación o a un consorcio a cambio de una “comisión”. La dirigencia del PC ya no sabe cómo controlar este cáncer que se ha enquistado en la burocracia.
Un segmento social que se ha enriquecido igualmente con el tráfico de influencias son los hijos de los grandes líderes de la revolución, los que no han hecho mucho honor a los nombres que llevan y más bien se han aprovechado de ello para influenciar en decisiones gubernamentales a favor de grupos de poder económico.
*****
Pero algo que trae esta ola renovadora de inspiración occidental repercute también en el campo jurídico. Ahora se valoriza más a la Constitución como la ley suprema de la nación y el Estado Chino. Asimismo, los derechos fundamentales –considerados “burgueses” en otra época- se están incorporando en la carta política, aunque por el momento sean más letra que realidad viva. Precisamente dentro de esos derechos se elevó a rango constitucional el derecho a la propiedad, por lo que la ley aprobada es una consecuencia directa de ese reconocimiento constitucional a la propiedad privada.
Igualmente están mejorando su legislación en materia civil. Eso ha motivado que muchos juristas chinos estén estudiando los principales códigos civiles del mundo para adaptarlos a su realidad. Incluso tengo entendido que nuestro querido Código Civil de 1984 ha sido objeto de estudio, junto con el Código Civil argentino y el chileno, estos dos últimos los más antiguos de la región.
Se viven muchos cambios en la sociedad china. La pregunta es hasta dónde llegarán. Alguien comentó irónicamente si al año 2021 (el centenario) llegará el PC Chino. Yo creo que sí. La pregunta es cómo llegará. Se convertirá en un partido democrático, habrá elecciones universales y secretas para elegir a sus dirigentes, China se abrirá aún más a Occidente o se quedarán sólo en la reforma económica, manteniendo la rigidez del partido.
Algo que enseña la historia es que cuando se inicia una reforma profunda sea política, religiosa, económica o social, tarde o temprano repercute a toda la sociedad, cubriendo ámbitos sociales inimaginables, que los gestores iniciales de la reforma jamás pensaron. Algo de eso puede suceder en la China de las siguientes décadas.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
La ley de la propiedad entrará en vigencia el 1º de Octubre de 2007 y establece que “todo tipo de propiedad, desde la estatal a la colectiva, individual [es decir la particular o privada, nota del autor] o de otro tipo, está protegida por la ley y nadie puede atentar contra ella”.
Lo cual no tiene nada de raro en el Occidente capitalista, pero sí de un país todavía autodenominado “socialista”, en el cual la propiedad pública ha sido la predominante. El gran giro que se dio en la economía china hace treinta años tenía que terminar, tarde o temprano, en el reconocimiento legal de la propiedad privada sobre los medios de producción.
El punto de discusión es que conforme a los planteamientos marxistas-leninistas, la propiedad privada debe ser abolida, o por lo menos reducirse a su mínima expresión en la etapa de transición al comunismo que es el socialismo. No al revés. Así, llegados al “paraíso comunista” ya no existiría propiedad privada, tampoco estado ni familia como las entendemos actualmente. Sería un mundo sin guerras, ni problemas económicos ni sociales, conflictos originados en gran parte por la tenencia de la propiedad.
De allí que sea un contrasentido ideológico que el propio Partido Comunista Chino reconozca igual estatus jurídico a la propiedad privada. Es como –por citar un ejemplo- un liberal ortodoxo reconozca la necesidad de subsidios en una economía de libre mercado.
Pero, no se crea que el asunto solo queda en el mero reconocimiento –lo cual, con tiras y aflojas, se venía trabajando desde años atrás-, sino que una meta del PC Chino es que en el año 2021, cuando se cumpla el centenario de la fundación del partido fundado por Mao Tse Tung, cada familia china vaya a las celebraciones en su carro propio, consolidando la “construcción de un país socialista próspero, poderoso, democrático y civilizado”; conllevando a la creación de una enorme clase media, quizás la más grande del planeta; pero, también a que China se convierta en uno de los principales contaminantes del mundo. Ya actualmente, debido a su acelerado proceso de industrialización, ocupa el segundo lugar en contaminación ambiental luego de EEUU; a este paso es probable que fácilmente le quite el primer lugar.
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Hasta hace algunos años atrás gente de izquierda que milita o había militado en algún partido de origen marxista creía que China era la “salvación” luego del derrumbe de la Unión Soviética y el mundo socialista. Veían al modelo chino como un modelo sui generis para ir al socialismo. No creo que ahora abriguen muchas esperanzas, habría que ser muy ingenuo o muy cínico para decir que China va al socialismo. Las reformas iniciadas hace treinta años por Deng Xio Ping tras el agotamiento del modelo maoísta giró inexorablemente al capitalismo, en un modelo híbrido conocido como “socialismo de mercado”, debido a que mantiene la forma única y totalitaria del control del poder político por el Partido Comunista y el libre mercado en lo económico.
La tenencia de la propiedad en manos privadas, la transferencia de muchas empresas del Estado Chino a sectores particulares, la creación de una clase social de nuevos ricos (conocidos como “los millonarios rojos”) y el surgimiento de una poco a poco acomodada e inmensa clase media, apunta a una sociedad que descansa en el libre mercado como forma económica con todas las consecuencias que ello trae.
Las “lacras capitalistas” abolidas en los primeros años de la revolución han vuelto a aparecer, como la prostitución y el consumo de drogas. La prostitución está dando lugar a que se incremente alarmantemente los niveles de SIDA en la sociedad china, así como la distribución de revistas para hombres (tipo Playboy) con modelos semidesnudas, insinuantes y con rasgos occidentales; así como la ropa de moda o lo último en tecnología que los jóvenes disfrutan en las grandes ciudades.
Otro problema que trae el enriquecimiento es la corrupción, la cual ha aumentado considerablemente entre los funcionarios chinos, muchos afiliados al Partido Comunista y en cargos importantes. Pese a la drástica penalización que existe, los funcionarios en puestos clave no pueden contra la tentación de favorecer una licitación o a un consorcio a cambio de una “comisión”. La dirigencia del PC ya no sabe cómo controlar este cáncer que se ha enquistado en la burocracia.
Un segmento social que se ha enriquecido igualmente con el tráfico de influencias son los hijos de los grandes líderes de la revolución, los que no han hecho mucho honor a los nombres que llevan y más bien se han aprovechado de ello para influenciar en decisiones gubernamentales a favor de grupos de poder económico.
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Pero algo que trae esta ola renovadora de inspiración occidental repercute también en el campo jurídico. Ahora se valoriza más a la Constitución como la ley suprema de la nación y el Estado Chino. Asimismo, los derechos fundamentales –considerados “burgueses” en otra época- se están incorporando en la carta política, aunque por el momento sean más letra que realidad viva. Precisamente dentro de esos derechos se elevó a rango constitucional el derecho a la propiedad, por lo que la ley aprobada es una consecuencia directa de ese reconocimiento constitucional a la propiedad privada.
Igualmente están mejorando su legislación en materia civil. Eso ha motivado que muchos juristas chinos estén estudiando los principales códigos civiles del mundo para adaptarlos a su realidad. Incluso tengo entendido que nuestro querido Código Civil de 1984 ha sido objeto de estudio, junto con el Código Civil argentino y el chileno, estos dos últimos los más antiguos de la región.
Se viven muchos cambios en la sociedad china. La pregunta es hasta dónde llegarán. Alguien comentó irónicamente si al año 2021 (el centenario) llegará el PC Chino. Yo creo que sí. La pregunta es cómo llegará. Se convertirá en un partido democrático, habrá elecciones universales y secretas para elegir a sus dirigentes, China se abrirá aún más a Occidente o se quedarán sólo en la reforma económica, manteniendo la rigidez del partido.
Algo que enseña la historia es que cuando se inicia una reforma profunda sea política, religiosa, económica o social, tarde o temprano repercute a toda la sociedad, cubriendo ámbitos sociales inimaginables, que los gestores iniciales de la reforma jamás pensaron. Algo de eso puede suceder en la China de las siguientes décadas.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Thursday, April 19, 2007
DE TRAGEDIAS Y ELECCIONES… Y UN POCO DE LO NUESTRO
MASACRE EN USA
Semana fatídica. Otro asesinato masivo en un centro universitario norteamericano. Más de treinta muertos, entre ellos un connacional. Creo que Estados Unidos es el único país del mundo donde ocurren estas tragedias y no se requiere ser muy perspicaz para darse cuenta que la facilidad con que se mata allá está en directa relación con la facilidad para adquirir un arma de fuego. El ser humano es violento por naturaleza, es parte de nuestra animalidad que no hemos podido superar hasta ahora en nuestro proceso evolutivo, así que si se le da facilidades para matar, lo hará. Y con un arma de fuego es la forma más fácil y directa. No creo que ni siquiera esta última matanza (superó largamente a la de Columbine) modifique las leyes para comprar armas de fuego. Aunque algo deben hacer, la sociedad norteamericana, con toda la opulencia y riqueza que tiene, es anómala y está enferma. Si los políticos no se ponen fuertes y ceden a la industria de las armas y grupos de interés, es poco lo que se puede hacer para cambiar el actual estado de las cosas. Tendrán que pasar cien masacres similares para que se sensibilicen y se den cuenta que ya no están en el lejano oeste.
ECUADOR
Más cerca de nosotros, en Ecuador, como se suponía, ganó ampliamente la convocatoria para la asamblea constituyente promovida por el presidente Correa. Se la jugó y sabía que iba a ganar por el enorme desprestigio que tiene la clase política ecuatoriana. Con un preámbulo de destitución de congresistas por parte del órgano electoral, campaña proselitista activa del presidente ecuatoriano por el Sí a la constituyente, el mito fundacional de una nueva república a través de una nueva carta política se vuelve a repetir en la región, como en Bolivia y anteriormente Venezuela. Si bien actualmente quienes han propuesto una nueva constitución son los países donde su clase política oficial propugna un “socialismo para el siglo XXI”, lo cierto es que hace quince años atrás ya Alberto Fujimori en Perú proponía lo mismo, solo que en una vertiente neoliberal: disolución de los poderes, asumir todo el poder en la presidencia, vaciamiento de las instituciones democráticas, silenciamiento de la oposición y “compra” de las masas con dádivas desde el gobierno, amén de una soterrada corrupción interna, son aspectos del autoritarismo que a los peruanos ya nos son conocidos. En eso, al parecer, nosotros vamos ya por otro camino, el de las “aburridas” democracias. No hay nada espectacular ni melodramático a la vista, felizmente, aunque a veces tenemos nuestras “recaídas”.
FIRMÉ PERO NO ME ACUERDO QUÉ
Quizás se le podría poner un título así a las declaraciones del Ministro de Vivienda y Construcción del gobierno aprista con relación a la contratación de “publireportajes” con un conocido periódico de la era fuji-montesinista. Y, es que habría que ser muy estúpido para firmar un acuerdo de esa naturaleza y demasiado ingenuo para no leer lo que se estaba contratando. Lamentablemente el Ministro no ha dado explicaciones suficientes al respecto y lo único que queda es que renuncie o sea censurado en el congreso. Sea que haya actuado por torpeza o por ingenuidad no merece quedarse en el cargo. En cualquier país democrático ya ese ministro habría renunciado hace mucho tiempo, sin esperar siquiera a que el Presidente le pida la renuncia. Más cuando ya tenemos antecedentes de “errores” similares en el presente gobierno que aconseja mejor cortar por lo sano. El “caso Pandolfi” fue otro “error” de ese tipo. Esperemos que el presente caso no sea la excepción, sería un serio precedente de no hacerlo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Semana fatídica. Otro asesinato masivo en un centro universitario norteamericano. Más de treinta muertos, entre ellos un connacional. Creo que Estados Unidos es el único país del mundo donde ocurren estas tragedias y no se requiere ser muy perspicaz para darse cuenta que la facilidad con que se mata allá está en directa relación con la facilidad para adquirir un arma de fuego. El ser humano es violento por naturaleza, es parte de nuestra animalidad que no hemos podido superar hasta ahora en nuestro proceso evolutivo, así que si se le da facilidades para matar, lo hará. Y con un arma de fuego es la forma más fácil y directa. No creo que ni siquiera esta última matanza (superó largamente a la de Columbine) modifique las leyes para comprar armas de fuego. Aunque algo deben hacer, la sociedad norteamericana, con toda la opulencia y riqueza que tiene, es anómala y está enferma. Si los políticos no se ponen fuertes y ceden a la industria de las armas y grupos de interés, es poco lo que se puede hacer para cambiar el actual estado de las cosas. Tendrán que pasar cien masacres similares para que se sensibilicen y se den cuenta que ya no están en el lejano oeste.
ECUADOR
Más cerca de nosotros, en Ecuador, como se suponía, ganó ampliamente la convocatoria para la asamblea constituyente promovida por el presidente Correa. Se la jugó y sabía que iba a ganar por el enorme desprestigio que tiene la clase política ecuatoriana. Con un preámbulo de destitución de congresistas por parte del órgano electoral, campaña proselitista activa del presidente ecuatoriano por el Sí a la constituyente, el mito fundacional de una nueva república a través de una nueva carta política se vuelve a repetir en la región, como en Bolivia y anteriormente Venezuela. Si bien actualmente quienes han propuesto una nueva constitución son los países donde su clase política oficial propugna un “socialismo para el siglo XXI”, lo cierto es que hace quince años atrás ya Alberto Fujimori en Perú proponía lo mismo, solo que en una vertiente neoliberal: disolución de los poderes, asumir todo el poder en la presidencia, vaciamiento de las instituciones democráticas, silenciamiento de la oposición y “compra” de las masas con dádivas desde el gobierno, amén de una soterrada corrupción interna, son aspectos del autoritarismo que a los peruanos ya nos son conocidos. En eso, al parecer, nosotros vamos ya por otro camino, el de las “aburridas” democracias. No hay nada espectacular ni melodramático a la vista, felizmente, aunque a veces tenemos nuestras “recaídas”.
FIRMÉ PERO NO ME ACUERDO QUÉ
Quizás se le podría poner un título así a las declaraciones del Ministro de Vivienda y Construcción del gobierno aprista con relación a la contratación de “publireportajes” con un conocido periódico de la era fuji-montesinista. Y, es que habría que ser muy estúpido para firmar un acuerdo de esa naturaleza y demasiado ingenuo para no leer lo que se estaba contratando. Lamentablemente el Ministro no ha dado explicaciones suficientes al respecto y lo único que queda es que renuncie o sea censurado en el congreso. Sea que haya actuado por torpeza o por ingenuidad no merece quedarse en el cargo. En cualquier país democrático ya ese ministro habría renunciado hace mucho tiempo, sin esperar siquiera a que el Presidente le pida la renuncia. Más cuando ya tenemos antecedentes de “errores” similares en el presente gobierno que aconseja mejor cortar por lo sano. El “caso Pandolfi” fue otro “error” de ese tipo. Esperemos que el presente caso no sea la excepción, sería un serio precedente de no hacerlo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, April 17, 2007
COREA DEL NORTE Y EL “SOCIALISMO DE MERCADO”
Todo parece indicar que uno de los últimos bastiones del comunismo “puro y duro” va camino a lo que se ha venido en llamar el “socialismo de mercado”.
El término socialismo de mercado no proviene de la Ciencia Política, sino del periodismo, y es usado para referirse a aquellos procesos socialistas de viraje en lo económico a fin de “saltar” a una economía de mercado capitalista, reconocimiento y protección jurídica a la propiedad privada y admisión de capital extranjero. Todo lo contrario a los postulados socialistas ortodoxos de propiedad estatal, planificación milimétrica y autarquía económica.
El ejemplo por antonomasia de socialismo de mercado es China. Desde la muerte de Mao Tse Tung hace treinta años, se inició un viraje del rumbo económico bajo la dirección de Deng Xia Ping. Utilizando una idea-guía expresada en metáfora, no importa de qué color sea el gato con tal que caze a los ratones, daba a entender que la apertura económica y la introducción de los principios y valores capitalistas tenían por finalidad el desarrollo.
Las consecuencias de la propuesta de Deng Xia Ping están en pleno proceso de evolución. Quizás ni él ni los dirigentes chinos de aquella época imaginaron jamás las consecuencias profundas del viraje realizado a fines de los años setenta; pero, no es necesario ser muy zahorí para darse cuenta que si introduces principios y valores de un sistema determinado –el capitalismo-, más temprano que tarde la sociedad que los aplica se convierte al capitalismo. Es una paradoja que el propio Carlos Marx jamás se lo habría imaginado.
El ejemplo de prácticas de socialismo de mercado lo han seguido otros países de la órbita socialista como Vietnam que vivió aislada luego del triunfo de los vietcongs; es el camino que probablemente siga la Cuba post Fidel, y es el camino que al parecer está siguiendo Corea del Norte. Tímidamente, como un ensayo, permitiendo que el conglomerado Hyundai erija un fastuoso complejo turístico en el monte Kumgang y que popularmente ya se le conoce como Hyundailandia.
Hay que reconocer que la Hyundai ha tenido mucha paciencia y tenacidad para lograr plasmar su ambicioso proyecto. Ayuda mucho el idioma y la cultura común de una nación que se dividió en dos, muy similar a lo que pasó con la Alemania de la post guerra. Incluso, ahora que ya están haciendo negocios en común ambas Coreas, se habla de firmar un Tratado de Paz que zanje el diferendo de 1953 definitivamente (técnicamente las dos Coreas solo tienen un cese de las hostilidades, debido a que en aquella época se suscribió únicamente un armisticio o alto al fuego).
Sin embargo, las oportunidades económicas no estarán exentas de problemas. Uno de ellos tiene que ver con el costo laboral. La mano de obra en Corea del Norte cuesta poco más de US$ 50.00 mensuales, mientras que sus hermanos del Sur reciben alrededor de US$ 2,500.00. La diferencia es abismal, por lo que de abrirse totalmente las puertas “al capital hermano del Sur” se produciría un masivo traslado de las fábricas hacia el Norte, aparte que la mano de obra “socialista” es mucho más disciplinada (léase no hacen huelgas).
En este clima de distensión, a ninguna de las Coreas le conviene una guerra, como tampoco a sus vecinos, sobretodo al Japón, que hace poco su mar recibió un misil con ojiva nuclear de Corea del Norte, que más pareció una demostración de fuerza para ganar posiciones en una eventual negociación de desarme que un acto netamente bélico.
Pero esta gradual apertura va a distar mucho de una fusión por absorción como fue el caso alemán, donde la Alemania del Oeste “se comió” a la extinta RDA, sino que tendremos por un buen tiempo el régimen de partido único y las casi nulas libertades políticas, que es la contraparte del socialismo de mercado; y, de ganar los inversionistas occidentales nuevos mercados con la apertura económica de Corea del Norte, lo más probable es que se hagan de la vista gorda frente a la nula apertura política. Total, para ellos business son business.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
El término socialismo de mercado no proviene de la Ciencia Política, sino del periodismo, y es usado para referirse a aquellos procesos socialistas de viraje en lo económico a fin de “saltar” a una economía de mercado capitalista, reconocimiento y protección jurídica a la propiedad privada y admisión de capital extranjero. Todo lo contrario a los postulados socialistas ortodoxos de propiedad estatal, planificación milimétrica y autarquía económica.
El ejemplo por antonomasia de socialismo de mercado es China. Desde la muerte de Mao Tse Tung hace treinta años, se inició un viraje del rumbo económico bajo la dirección de Deng Xia Ping. Utilizando una idea-guía expresada en metáfora, no importa de qué color sea el gato con tal que caze a los ratones, daba a entender que la apertura económica y la introducción de los principios y valores capitalistas tenían por finalidad el desarrollo.
Las consecuencias de la propuesta de Deng Xia Ping están en pleno proceso de evolución. Quizás ni él ni los dirigentes chinos de aquella época imaginaron jamás las consecuencias profundas del viraje realizado a fines de los años setenta; pero, no es necesario ser muy zahorí para darse cuenta que si introduces principios y valores de un sistema determinado –el capitalismo-, más temprano que tarde la sociedad que los aplica se convierte al capitalismo. Es una paradoja que el propio Carlos Marx jamás se lo habría imaginado.
El ejemplo de prácticas de socialismo de mercado lo han seguido otros países de la órbita socialista como Vietnam que vivió aislada luego del triunfo de los vietcongs; es el camino que probablemente siga la Cuba post Fidel, y es el camino que al parecer está siguiendo Corea del Norte. Tímidamente, como un ensayo, permitiendo que el conglomerado Hyundai erija un fastuoso complejo turístico en el monte Kumgang y que popularmente ya se le conoce como Hyundailandia.
Hay que reconocer que la Hyundai ha tenido mucha paciencia y tenacidad para lograr plasmar su ambicioso proyecto. Ayuda mucho el idioma y la cultura común de una nación que se dividió en dos, muy similar a lo que pasó con la Alemania de la post guerra. Incluso, ahora que ya están haciendo negocios en común ambas Coreas, se habla de firmar un Tratado de Paz que zanje el diferendo de 1953 definitivamente (técnicamente las dos Coreas solo tienen un cese de las hostilidades, debido a que en aquella época se suscribió únicamente un armisticio o alto al fuego).
Sin embargo, las oportunidades económicas no estarán exentas de problemas. Uno de ellos tiene que ver con el costo laboral. La mano de obra en Corea del Norte cuesta poco más de US$ 50.00 mensuales, mientras que sus hermanos del Sur reciben alrededor de US$ 2,500.00. La diferencia es abismal, por lo que de abrirse totalmente las puertas “al capital hermano del Sur” se produciría un masivo traslado de las fábricas hacia el Norte, aparte que la mano de obra “socialista” es mucho más disciplinada (léase no hacen huelgas).
En este clima de distensión, a ninguna de las Coreas le conviene una guerra, como tampoco a sus vecinos, sobretodo al Japón, que hace poco su mar recibió un misil con ojiva nuclear de Corea del Norte, que más pareció una demostración de fuerza para ganar posiciones en una eventual negociación de desarme que un acto netamente bélico.
Pero esta gradual apertura va a distar mucho de una fusión por absorción como fue el caso alemán, donde la Alemania del Oeste “se comió” a la extinta RDA, sino que tendremos por un buen tiempo el régimen de partido único y las casi nulas libertades políticas, que es la contraparte del socialismo de mercado; y, de ganar los inversionistas occidentales nuevos mercados con la apertura económica de Corea del Norte, lo más probable es que se hagan de la vista gorda frente a la nula apertura política. Total, para ellos business son business.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, April 03, 2007
5.4.92: 15 AÑOS DESPUÉS
Recuerdo que la noticia del golpe de estado de Alberto Fujimori la escuché en la radio del taxi que me llevaba a la estación del bus con el que retornaba a Lima. Había estado en la ciudad de Huancayo el fin de semana y ese domingo por la noche regresaba a Lima. No lo podía creer. Pensé que era una noticia errónea de la prensa, que un presidente constitucional de un golpe contra los otros dos poderes del estado era retrotraernos a una etapa que “parecía” superada, pero que estaba también muy fresca en nuestra memoria.
Para que se produzca un golpe de estado tiene que existir cierto consenso político y social, además de las condiciones que permitan perpetrarlo. El éxito de un golpe no depende solo de la voluntad de quien lo intenta, sino del grado de aceptabilidad que el mismo puede tener entre la sociedad y los grupos representativos. Y, en 1992 se daban las condiciones para perpetrar el golpe: una clase política que mostraba miopía frente a la realidad, desprestigio acelerado de la misma, un poder judicial nada confiable, dieron el pretexto justificatorio, amén de la campaña sistemática que ya había comenzado meses atrás. Lo cual demostró que más allá de un puñado de intelectuales y políticos, el resto de la sociedad “justificó” el golpe. Empresarios, parte del clero conservador, profesionales y gente del pueblo avalaron la decisión de Fujimori de cerrar el congreso. Estoy seguro que si hoy se hiciera lo mismo, el ciudadano común lo volvería a avalar y tendría tanto consenso como en aquel año, donde la aprobación de Fujimori fácilmente sobrepasaba los ochenta puntos.
Y creo que el asunto tiene que ver no solo con la carencia de sólidas instituciones, sino también con nuestra cultura. Hay algo dentro de nosotros que nos hace aspirar a creer todavía en “el hombre fuerte”, “la mano dura”, “el mesías salvador”. Una suerte de dios protector, pero también castigador, síntoma que nos dice que la democracia todavía está en pañales entre nosotros. Y a ese ciudadano común no le importa ni se escandaliza demasiado con la corrupción, como la de aquellos diez años, lo que nos dice de una acentuada y generalizada anomia y de una escala de valores bastante laxa y pragmática.
¿Qué nos enseña el 5.4.92? Que no debemos bajar la guardia, que la historia se podría repetir, no ahora, pero si en un futuro mediato. Lo que enseña la historia peruana es que andamos en un péndulo y que –a contrapelo del valse- toda repetición no es una ofensa. El estar alertas y buscar consolidar los logros políticos es parte del proceso de cambio, pero no lo único; mientras sigan enormes sectores segregados, excluidos de toda oportunidad es poco lo que se puede hacer. Las tendencias autoritarias están allí, para aprovechar cualquier oportunidad que se les presente, con o sin Fujimori.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Para que se produzca un golpe de estado tiene que existir cierto consenso político y social, además de las condiciones que permitan perpetrarlo. El éxito de un golpe no depende solo de la voluntad de quien lo intenta, sino del grado de aceptabilidad que el mismo puede tener entre la sociedad y los grupos representativos. Y, en 1992 se daban las condiciones para perpetrar el golpe: una clase política que mostraba miopía frente a la realidad, desprestigio acelerado de la misma, un poder judicial nada confiable, dieron el pretexto justificatorio, amén de la campaña sistemática que ya había comenzado meses atrás. Lo cual demostró que más allá de un puñado de intelectuales y políticos, el resto de la sociedad “justificó” el golpe. Empresarios, parte del clero conservador, profesionales y gente del pueblo avalaron la decisión de Fujimori de cerrar el congreso. Estoy seguro que si hoy se hiciera lo mismo, el ciudadano común lo volvería a avalar y tendría tanto consenso como en aquel año, donde la aprobación de Fujimori fácilmente sobrepasaba los ochenta puntos.
Y creo que el asunto tiene que ver no solo con la carencia de sólidas instituciones, sino también con nuestra cultura. Hay algo dentro de nosotros que nos hace aspirar a creer todavía en “el hombre fuerte”, “la mano dura”, “el mesías salvador”. Una suerte de dios protector, pero también castigador, síntoma que nos dice que la democracia todavía está en pañales entre nosotros. Y a ese ciudadano común no le importa ni se escandaliza demasiado con la corrupción, como la de aquellos diez años, lo que nos dice de una acentuada y generalizada anomia y de una escala de valores bastante laxa y pragmática.
¿Qué nos enseña el 5.4.92? Que no debemos bajar la guardia, que la historia se podría repetir, no ahora, pero si en un futuro mediato. Lo que enseña la historia peruana es que andamos en un péndulo y que –a contrapelo del valse- toda repetición no es una ofensa. El estar alertas y buscar consolidar los logros políticos es parte del proceso de cambio, pero no lo único; mientras sigan enormes sectores segregados, excluidos de toda oportunidad es poco lo que se puede hacer. Las tendencias autoritarias están allí, para aprovechar cualquier oportunidad que se les presente, con o sin Fujimori.
Eduardo Jiménez J.
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