Friday, October 05, 2012

INDULTO A FUJIMORI


El indulto es un acto político ejercido por el presidente de la república. Como acto político entran variables relacionadas con quién indulta, quién es el indultado y el momento y circunstancias del indulto. A veces, cuando se trata de un indulto comprometedor políticamente, el presidente prefiere hacerlo cuando está por terminar su mandato, ya que de esa manera “no se quema”. Fue el caso del presidente Bill Clinton en el polémico indulto al evasor de impuestos Marc Rich, a las pocas horas de dejar la Casa Blanca. Otros prefieren no hacerlo de ninguna manera pensando en su futuro político o en un tercer mandato presidencial, como probablemente le ocurrió a Alan García con respecto a Fujimori; decidiendo tener al ex presidente en “una cárcel de oro” antes que liberarlo vía el perdón presidencial. El cálculo político entra en juego.

Algo similar le va a suceder a Ollanta Humala frente al pedido de indulto que presente la familia del ex presidente. Más allá de los argumentos jurídicos o médicos primará el cálculo político; y Humala sopesará esa delicada variable, y lo que puede ganar (o perder) políticamente con una decisión que, sea cual sea, causará controversias. Es evidente que no tiene la mirada de estadista, ni demasiada habilidad política, pero deberá tomar una decisión enmarcada en la facultad que la propia constitución le confiere, más si se trata del llamado “indulto humanitario”. Hasta el propio presidente del Poder Judicial, el mismo implacable magistrado que sentenció al ex presidente Fujimori, ha declarado que no existe impedimento constitucional alguno para indultarlo en una interpretación ius naturalista más allá de las leguleyadas y malabares jurídico-morales de los detractores políticos (los argumentos de estos van desde que el propio Fujimori limitó su indulto con la promulgación de una ley en su propio gobierno hasta los que sostienen que previamente debería arrepentirse y “pedir perdón” a las víctimas, pasando por los utilitaristas que arguyen que primero debería pagar la reparación civil). El indulto es una prerrogativa y gracia presidencial y no se encuentra supeditada a ningún otro requisito o condición, más allá de la voluntad del propio presidente (Art. 118º de la Constitución Política.- Corresponde al Presidente de la República: … 21. Conceder indultos y conmutar penas…). Ni siquiera los informes médicos lo vinculan para ejercerlo.

La pregunta es ¿lo indultará el presidente Humala? Me parece que no.

La presión mediática anti Fujimori, sus detractores políticos, las ong pro derechos humanos y las “conciencias nacionales” como Mario Vargas Llosa se lo impedirán. Salvo que decida “romper lazos” y “cruzar el Rubicón”, rompiendo definitivamente con sus antiguos aliados. O baje tanto en las encuestas por su demora en tomar la decisión que se decida a autorizar el indulto. En política nada está escrito y todo es posible, dentro de ciertas condiciones, más tomando en cuenta que el fujimorismo no es una nada desdeñable segunda fuerza electoral.

Paradójicamente ese “veto” de los enemigos de Fujimori para que no le conceda el indulto, amalgamará más a los simpatizantes del ex presidente en torno al fujimorismo como alternativa política. Casi siempre el efecto buscado es al revés, el perseguido o vetado consigue reunir fuerzas alrededor y presentarse como alternativa legítima frente a sus detractores (y, a veces, hasta como mártir), viéndose en cambio al perseguidor como el verdugo. Sino pregúntenle al partido aprista, tanto el desaparecido Víctor Raúl como Alan García fueron perseguidos políticos y ya sabemos lo que sucedió después y lo que pasó con sus más encarnizados enemigos (quizás por eso es que el partido de la estrella se muestra muy cauteloso con respecto al indulto a Fujimori, sin mostrarse abiertamente en contra y más bien solapadamente lo respalda).

Se dice que la grandeza de un hombre, un partido político, un grupo humano o una nación se mide en la grandeza con el enemigo. Por desgracia nuestra historia política se encuentra plagada de mezquindades y miserias morales. La historia dirá si el caso Fujimori es una página más de ese oscuro baldón.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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