Cuando nació el
Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú, hace cuarenta años y de la
mano del desaparecido Horacio Zevallos, la ideología revolucionaria de Patria
Roja que, desde la génesis, tuvo el control del Sutep, no difería demasiado de
la de sus primos hermanos de Sendero Luminoso, hoy Movadef: fieles creyentes de
la ideología maoísta, el poder nace del fúsil y la estrategia del campo a la
ciudad, su desdén por la democracia liberal iba en contraposición a su prédica
revolucionaria.
Gracias a una de las
geniales iniciativas del gobierno militar de Morales Bermúdez de permitir que
los partidos de la izquierda marxista se presenten a la Asamblea Constituyente
de 1978 y a las elecciones generales de 1980, Patria Roja se va a ir
diferenciando de sus hasta ese momento primos hermanos ideológicos: primero fue
la decisión de incursionar en la legalidad política y por tanto de ejercitar la
“democracia burguesa” que tanto despreciaron hasta algunos años atrás llegando
a tener representantes ante el Parlamento Nacional, así como la penetración de
“cuadros políticos” en otras capas del estado como los gobiernos locales y los
nacientes gobiernos regionales, conformando así una progresiva “burocracia de
izquierda” que vivía y vive a expensas del fisco.
Esta opción política
tuvo su gran momento de apogeo hasta fines de los años ochenta; de allí en
adelante PR pasaría por el calvario de distintos “partidos tradicionales”,
sobreviviendo cuasi fantasmalmente, con escasa representación nacional, aunque bien
organizado, con operadores políticos curtidos a la usanza aprista, que pueden
fácilmente organizar paros, marchas y revueltas en la capital o en el interior
del país como las clásicas “tomas” de carreteras.
El otro gran hecho
que los va a separar de Sendero será el control de uno de los organismos
laborales más importantes por su tamaño y fuerza: el magisterio peruano con
cerca de trescientos mil integrantes.
El dominio sobre el
magisterio será decisivo para la subsistencia de Patria Roja como organización
política, a tal punto que el control sobre este será permanente a través de los
sistemas de delegados, a la vieja usanza de los soviets, ubicando en lugares
clave a gente de confianza.
Pero nada de ello
podría hacer PR de no controlar también un apéndice importante del magisterio: la Derrama Magisterial
que le provee de oxígeno financiero gracias a las obligadas cotizaciones de los
docentes, sumando en la actualidad dicha institución un capital de mil
quinientos millones de soles, convirtiéndola así en una de las entidades más
solventes y sólidas del sistema financiero.
Sindicato Único por
un lado, recursos financieros por el otro, permitieron que Patria Roja subsista
por tres décadas viviendo de los maestros; hasta que sus ex queridos primos
hermanos de Sendero Luminoso/Movadef se percataron que ellos también podían
usufructuar de la fórmula y nació el Conare. Todavía no tiene la magnitud del
Sutep de Patria Roja, pero está creciendo; y se nutre de los errores y “confort
burgués” de la dirigencia patriarojera. Esta ya hace mucho tiempo dejó la
prédica de la revolución bien encarpetada para gozar los beneficios de dirigir
un sindicato numeroso y con cotizantes forzosos.
Si nos damos cuenta,
en la huelga indefinida de Setiembre de 2012 claudicaron al mes por algunas
migajas que les concedió el estado: una bonificación por única vez y puntos
menores. Según ellos porque no querían perjudicar a los alumnos; pero al
parecer la verdad fue su poca capacidad de continuar resistiendo como en los
tiempos heroicos del desaparecido Horacio Zevallos, sumado a la amenaza del
estado de quitarles las prebendas de la Derrama y porque sus primos del Conare les están
pisando los talones.
Quizás no sea tan
descabellado permitir que el Conare/Movadef/Sendero Luminoso tome las riendas
del Sindicato de Profesores. Lo más probable es que gozando de las mieles del
poder y de los millones de la
Derrama , se endulcen tanto que guarden su prédica
revolucionaria en el desván de la historia, al lado de Abimael si es posible.
Como diría el príncipe Salina en El Gatopardo: Las cosas deben cambiar para que permanezcan igual.
Pero más allá del
gatopardismo, lo más democrático es que el Sindicato de Profesores se
democratice. Valga la redundancia. Ya no estamos en la época de las catacumbas,
de la persecución, para continuar con el sistema de delegados a fin de elegir a
los representantes de los maestros. Estos más bien deberían elegir a sus
representantes directamente, tanto ante la dirigencia del Sutep como de la Derrama Magisterial
a razón de “un maestro, un voto”.
Votación directa y secreta, con presencia de la ONPE para hacer las cosas más
trasparentes. Eso sí sería revolucionario.
Asimismo, si
asociarse es un derecho fundamental libre y voluntario, cae por su peso que no
se debería forzar a los profesores del sector público a sindicalizarse en un “sindicato
único”, por más unitario que se autodefina. El que quiere forma parte del
sindicato A o del sindicato B o de ninguno, que así es la democracia y la
libertad.
Con esas dos medidas
se modernizaría el sindicalismo magisterial peruano, que buena falta le hace,
así como a otras organizaciones populares; incluso indirectamente traería un
beneficio a la educación pública, al ser el Sutep parte del problema; en vista
que todo parece indicar que la otra ala en discordia, el Conare/Movadef, de
usufructuar las ventajas de controlar el magisterio haría exactamente lo mismo
que sus ex queridos primos hermanos de Patria Roja hicieron desde el inicio:
control político, aprovechamiento lucrativo del gremio y nula reforma
magisterial. Las cosas deben cambiar para
que permanezcan igual.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
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