Por: Eduardo Jiménez J.
@ejj2107
En el marco del bicentenario del
nacimiento de Karl Marx, el director haitiano Raoul Peck, realizó una película
acerca de los años de juventud de Marx, comprendiendo desde 1843 cuando conoce
a su compañero incondicional en la aventura socialista, Federico Engels, hasta
1848, cuando redacta al alimón El
manifiesto comunista, hito significativo en la historia del marxismo.
Aparte de la recreación de época
(se deja de lado los retratos tipo “belle epoque” para naturistamente enfocar
las condiciones de miseria y explotación en que vivían los obreros en ese
entonces), lo interesante en el filme es que ha sabido retratar la personalidad
del filósofo alemán: no era el frío intelectual impasible ante lo que sucede en
el mundo, sino un hombre apasionado, devoto de la razón como muchos en su época
y con la idea apasionada de instaurar el socialismo en el mundo.
Otro hecho importante es el
desarrollo de la personalidad de la esposa de Marx, Jenny von Westphalen, quien
es vista en toda su amplitud: no fue la típica ama de casa abnegada y pasiva, que
renuncia a los beneficios de su condición de aristócrata, sino la compañera
intelectual y política de Marx. Por la documentación existente, ella participó
activamente en la formación de la Liga Comunista, antecedente de lo que sería
la I Internacional.
Igual sucede con la descripción
de Mary Burns, la pareja de Engels, de quien no se tiene mucha información. Se
presume que Engels la conoció cuando trabajó en la hilandería de su padre, en
Manchester. De ideas bastante avanzadas sobre la liberación de la mujer, fue de
gran ayuda para que Engels conozca los barrios obreros y sus condiciones de
vida. Compartieron ideas y sentimientos.
La película también hace hincapié
en las peleas del joven Marx con los otros grupos socialistas. Ese pequeño
mundillo compuesto por hegelianos de izquierda, republicanos-liberales,
socialistas de distinto tipo y los anarquistas, grupo predominante en la
izquierda europea del siglo XIX. Recordemos que el marxismo, a la muerte de
Marx, apenas era un pequeño grupo que prácticamente se había distanciado
ideológica y políticamente con los demás grupos socialistas (en ese sentido
Marx no creía mucho en la unión de grupos disímiles de izquierda, salvo que sea
bajo su pensamiento).
Otro punto a favor es que ha
sabido mantener cierto distanciamiento del personaje, sin caer en la
hagiografía (no es el Marx de “estampita”). El
joven Marx es una película infaltable para los cinéfilos y en los 200 años
de su nacimiento, ocasión propicia para no perderla de vista.
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