Por: Eduardo Jiménez J.
@ejj2107
Priorizar lo político en
la variante populista, como lo ha hecho el ejecutivo, trae como consecuencia
que no nos ocupemos de otros aspectos importantes, v. gr. cómo marcha la economía,
tan importante como la política. Las críticas del presidente del BCRP apuntan a
ello. No es casualidad que Julio Velarde haya declarado duramente. No es que se
haya confabulado con la oposición, como algunos pueden creer, sino que la
economía no pinta bien y es su deber advertirlo: no se están tomando desde el
ejecutivo las medidas necesarias para el presente ni para lo que se viene. (Dos
variables que no manejamos y que es bueno tomar medidas para prevenir los
efectos: la tasa de interés de la Fed –el banco central norteamericano- va a
seguir subiendo y las materias primas continuarán a la baja. ¿Qué hacemos en
ese panorama bastante incierto?).
No son críticas
únicamente al actual mandatario, abarca a los otros, los que estuvieron desde
el 2001 en adelante, y se resumen en oportunidades perdidas y mal uso de los
fondos públicos. Sean de izquierda o derecha, nacionalistas o cosmopolitas,
usaron el mismo guion: ejecutar obras faraónicas de dudosa rentabilidad y gran
margen para la corrupción. Los gobiernos de Toledo, García, Ollanta y PPK
optaron por ese esquema cuando abundaban los ingresos, dejando en “piloto
automático” la economía.
Y no hablemos de los
problemas sociales en agenda: anemia infantil, desempleo juvenil, delincuencia
e inseguridad, reforma escolar. Son más difíciles de resolver y conllevan un
trabajo de largo aliento, y no son tan llamativos como un referéndum, pero sí
más importantes para el futuro del país.
Y el referéndum en si
no garantiza una mejora de los niveles de lucha contra la corrupción; más bien
tiene propuestas que van a empeorar la clase política al prohibir la reelección
inmediata de los congresistas. Vamos a perder experimentados legisladores,
mientras entrarán bisoños inexpertos en el cargo y ansiosos por llenar los
bolsillos. Se olvida que la experiencia y la decantación de los mejores se ganan
con el tiempo.
Por otra parte, debido
a la torpeza política de la mayoría congresal y a la consigna por el no del
propio presidente, la propuesta de dos cámaras (senadores y diputados) será
rechazada en el referéndum. Una propuesta interesante, pero mal planteada y mal
presentada.
En resumen, el
referéndum no trae grandes cambios políticos, ni menos que la corrupción
desaparezca o por lo menos baje.
Es cierto que al no
tener una mayoría en el Congreso ni partido propio en que asentarse, el
presidente tuvo que recurrir a medidas plebiscitarias para ganar legitimidad.
Con un Congreso que causa rechazo a la población, una mayoría en la oposición
bastante torpe, un poder judicial corrompido hasta el tuétano y un sentimiento
antifujimorista que se respira en la sociedad, se tenía los insumos para ganar
respaldo popular.
El asunto es que
gobernar solo con medidas efectistas tiene corto alcance. ¿Qué hacer luego del
referéndum? Algunos plantean cerrar el Congreso, otros con intervenir el
aparato judicial que nadie se va a escandalizar y seguir utilizándolo como arma
política contra los opositores, algunos
más retornar a la sempiterna idea de la “asamblea constituyente” que
solucionará por arte de magia todos nuestros problemas; y los más escasos de
imaginación, seguir consolidando poder con más medidas efectistas que
igualmente tendrán corto alcance, mientras la economía se sigue ralentizando, los
problemas sociales se agudizan, se aprovecha poco las oportunidades en nichos
de mercado, y se avizora en el horizonte una probable recesión mundial similar
o más grande que la del 2008 que va a afectar nuestras exportaciones. No
hacemos nada al respecto, mientras seguimos ilusionando al pueblo con trucos de
sombrero de mago.
A ello hay que sumar la
preocupante judicialización de los líderes de la oposición y sus principales
colaboradores. Es bastante extraño que se haya abierto investigación a ciertos
políticos que están en la orilla opuesta, cuando casi todos recibieron dinero
no declarado para las campañas políticas, siendo uno de los generosos donantes
Odebrecht, “el monstruo del mal” contemporáneo. No obstante, solo se ha abierto
investigación a Fuerza Popular, principal grupo de oposición, y a su furgón de
cola, el Partido Aprista, cuyo líder, en gesto bastante teatral, pidió asilo
(recientemente desestimado).
El abuso de la prisión
preventiva es el otro correlato. El privar a una persona de su libertad es un
recurso extremo; sin embargo vemos que con bastante facilidad se dictan
prisiones preventivas de hasta 36 meses. Curiosamente el periodo que tenemos de
aquí a las siguientes elecciones generales. Las fuerzas que se están moviendo
en gesto evidentemente vengativo y torpe, pueden regresar con igual fuerza
contra aquellos que las promueven. La historia está repleta de casos cuando se
actúa como aprendiz de mago y se mueven fuerzas difíciles de controlar. Estas
pueden ir contra quien las invocó. No nos extrañemos de lo que pase después. Y
lo peor, de cómo quede el país al final de la historia.
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