Por: Eduardo Jiménez J.
@ejj2107
Fallecido Mao Zedong en 1976 se produce una lucha por el
poder entre la facción radical de la llamada “banda de los cuatro” liderada por
su viuda, Jiang Qing, que busca continuar con la llamada revolución cultural, y
la facción que asume la sucesión de Mao, con Hua Guofeng. En la lucha, la banda
de los cuatro pierde, es sometida a juicio público y encarcelados sus
integrantes (años después serían amnistiados).
En ese contexto va posicionándose Deng Xiaoping como
líder de la facción moderada y pragmática. Si bien su célebre frase "No
importa que el gato sea blanco o negro; mientras pueda cazar ratones, es un
buen gato" la dijo en un encuentro del secretariado del PC Chino en 1962,
esta ha pasado a la historia como expresión del pragmatismo que animó Deng en
el plano económico y lo que luego sería el llamado “socialismo de mercado”,
suerte de capitalismo dirigido desde el estado.
Lo cierto es que la nación china estaba extenuada luego
de diez años de turbulencia política por la revolución cultural (1966-76) y
escasez de lo más básico. La pobreza era inmensa, sobretodo en el campo, por lo
que el apoyo a las reformas económicas encontró eco propicio. Los cambios
fueron graduales, comenzando por el campo, “privatizando” los excedentes de las
producciones agrícolas, así como la apertura a la inversión extranjera,
convirtiéndose el país en una gran factoría gracias a la mano de obra barata,
cuyo precio era controlado por el estado (los trabajadores no pueden hacer
huelga o formar sindicatos disidentes al PC Chino). La tecnología extranjera
fue asimilada y China pasó a producir bienes de consumo exportables a los
cuatro confines del mundo.
La aplicación de una economía de mercado “planificada” y
un férreo control en lo político fue imitada por otros países socialistas como
Vietnam y ha dado lugar a una casta privilegiada en torno a la dirigencia del
PC Chino y a los hijos de los líderes históricos haciendo lobby a favor de
empresas extranjeras. La riqueza, como en los países capitalistas, ha traído corrupción
y desigualdades sociales.
Parece lejano aquel Diciembre de 1978, cuando Deng
Xioping se hace del poder en el XI Congreso del Partido Comunista chino. Actualmente
la riqueza ya no es condenable ni por el estado ni por la sociedad, sino
considerada una virtud. (Paradojas del capitalismo chino: Jack Ma, el fundador
de Alibaba y el hombre más rico de China, es miembro del partido comunista,
como otros nuevos millonarios).
Algunos especulan que hacia el 2028 (cuando se cumpla
medio siglo de las reformas) China habrá superado a los EEUU como la principal
economía del mundo, lo cual trae a su vez otros interrogantes como el tipo de
capitalismo aplicado en China, muy distinto al Occidental, más planificado y
menos democrático, y si esa forma de capitalismo a largo plazo se va a
“mundializar”, recortando libertades, garantías y derechos civiles de la
persona, tema que rememora las más escalofriantes distopías. O qué pasará
cuando se constituya la más extensa clase media del mundo, con 1,300 millones
de ciudadanos demandando bienes suntuarios. Algunos creen que no habrá planeta
que lo resista. Ya se siente la presencia china con los cientos de miles de
turistas que van a vacacionar fuera de su país. ¿El chino mandarín desplazará
al inglés como lengua franca?, ¿China pasará a tener un rol político hegemónico
en el mundo u optará por un perfil bajo como hasta ahora?, ¿qué papel jugará en
el siempre controversial tema del cambio climático? Para muchos observadores,
China parece la Inglaterra manchesteriana de la primera revolución industrial,
solo que elevada a la enésima potencia el “país-factoría” en que se ha convertido.
También es motivo de preocupación qué sucederá si China
entra en recesión. Al aplicar las leyes del mercado, la economía china ha
heredado algunos “problemas” inherentes al capitalismo, como los ciclos
económicos. Si deja de crecer a las tasas que vemos en la actualidad o se
“enfría” la economía y deja de comprar insumos al resto del mundo, entrando en
recesión, traería graves problemas a sus socios comerciales. Muchos economistas
especulan sobre el tema y es una posibilidad bastante real.
Son preguntas que no tienen respuesta definitiva, aunque
el gigante de Asia despertó de su largo sueño hace cuarenta años.
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