Wednesday, January 04, 2023

AVATAR. EL CAMINO DEL AGUA

Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107

 

Una película no es buena por que tenga una gran recaudación en la taquilla. Será una película con altas ganancias, pero eso no la hace buena película. Verdad de Perogrullo, y quizás por eso un tanto olvidada. Ese principio se puede aplicar a Avatar. El camino del agua.

 

Más de doce años después llega la segunda parte. Regresamos a la luna de Pandora con Jack Sully y su familia. Vemos a los Na’vi en comunión con la naturaleza, son los “buenos” de la película (tan buenos que rayan en la ingenuidad), contrastados con los “malos”, los humanos (tan perversos que parecen cómicos), que regresan al satélite para colonizarlo y exterminar a los denominados “hostiles”.

 

Es cierto que la trama se basa en hechos históricos como el exterminio de los nativo americanos por los blancos en su avance hacia el oeste norteamericano. (Según los estándares actuales de derechos humanos fue genocidio lo que perpetraron contra los indios, hasta casi acabarlos). El uso de arcos y flechas contra ametralladoras, las tiendas donde habitan los Na’vi y el respeto sagrado por la naturaleza, son algunos rasgos identitarios.

 

Protección del medio ambiente por los buenos. Comunión con la naturaleza versus depredación por el hombre. Desde ese ángulo la trama es “políticamente correcta”. Algo que lo remarca la segunda entrega, bastante extensa en el regodeo del mensaje y que muy bien se pudo reducir a dos horas.

 

Apreciamos mejores películas de Cameron, como Titanic, donde Avatar 2 se emparenta en la parte final, con el hundimiento del barco, lo mejor en dramatismo en las más de tres horas de proyección. O una película un tanto olvidada de su época inicial como El secreto del abismo. Mucho mejor y donde el líquido elemento tiene presencia esencial. No podemos olvidar Aliens, donde el tema de los marines espaciales ya se encuentra presente, con más originalidad que en esta saga. En fin, hay mejores cosas de Cameron.

 

El Cameron joven tiene mejores títulos. Supeditaba los efectos especiales a contar bien una historia. Con la saga de Avatar se abre un Cameron que calcula hasta el último milímetro el desarrollo de la trama (ya Titanic vislumbraba esta constante). La rentabilidad de cada dólar invertido se nota, por lo que ya no arriesga y se va a lo seguro. Lo malo es que las costuras son bastante evidentes. Hasta el desenlace de Avatar 2 era previsible. El malo no muere, si no ¿cómo tenemos tercera entrega? Es regla en estas películas que exista un villano. Y el villano, como debe ser, es bien malo. Esquematismo puro.

 

No sé si llegará a cinco entregas la saga como tienen trazado en el proyecto inicial. Todo depende de la recaudación, que hasta ahora les ha sonreído. Si es buena (la recaudación), estirarán como chicle las entregas o, como decimos nosotros, la exprimirán como limón de emolientero. Veremos.

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