Tuesday, April 16, 2024

GAZA

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


A seis meses del ataque terrorista de Hamás en el propio territorio de Israel contra ciudadanos indefensos, llama la atención que la opinión pública esté más a favor de los palestinos y no tanto de los israelitas que fueron los inicialmente agredidos.

 

Muchas universidades top de EEUU han manifestado su respaldo a Palestina, a lo que se ha sumado que el propio gobierno norteamericano formalmente no se encuentre apoyando las acciones de Tel Aviv y más bien esté exhortando a que contengan los ataques a civiles palestinos. En este pulseo político más ha ganado adhesiones el pueblo de Palestina, visto como víctima, soslayando la parte israelita inicialmente agraviada e indefensa (los ciudadanos israelitas asesinados, violados o secuestrados por Hamás no portaban armas ni eran personal del Ejército). Algunos, practicando un cinismo maquivélico, han tratado de justificar la agresión inicial de Hamás a ciudadanos indefensos, en la “humillación” constante en que el estado de Israel hace vivir a miles de palestinos.

 

La propaganda mundial pro palestina ha sido más efectiva, donde los villanos son el gobierno de Netanyahu y asociados, quienes no han disimulado esfuerzos en arrasar todo vestigio vivo palestino que se encuentre en Gaza. Ha sido una propaganda ayudada por las acciones del propio gobierno de Tel Aviv. Los muertos palestinos son también más que los muertos israelitas y eso en toda ecuación pro defensa de los derechos humanos, cuenta.

 

Si bien Israel ha podido llegar a lo largo de los años a acuerdos de no agresión con sus vecinos árabes; Hamás es considerada una organización terrorista, no un estado nacional que, por añadidura, cuenta con el respaldo del gobierno de Irán, lo que complica las cosas en un ajedrez geopolítico en una zona de por si bastante conflictiva. Súmese a ello que Hezbollah, otro grupo terrorista, está entrando a la contienda, aparte de grupos islámicos antijudíos, para los que se trataría de una “guerra santa” y el fanatismo que ello conlleva.

 

La política de “tierra arrasada” no es muy útil si de controlar a los terroristas se trata. Caen inocentes y culpables, más los primeros que los segundos. Creo que eso lo sabe muy bien Netanyahu, quien parece más preocupado en cohesionar un frente interno y quedarse en el poder, que en ganar una guerra que sabe no va a ganar. Quedarse en el poder es más importante para Netanyahu, quien afrontaba en su país graves cargos por corrupción, aparte que deberá responder políticamente por la negligencia del servicio de inteligencia israelí, uno de los mejores del mundo que, parece, no previó la incursión terrorista de Hamás en Octubre pasado, hecho bastante extraño si consideramos la alta eficiencia de su servicio de inteligencia.

 

La guerra en Gaza se va a convertir en esas guerras, como la de Ucrania, donde son pretexto para quienes están en el poder, continúen en el trono.

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