Friday, February 15, 2013

NUEVAS MEDIDAS, VIEJOS MALES


No hay nada nuevo bajo el sol. Las recientes medidas tanto del gobierno de Caracas como el de Buenos Aires, me hacen recordar las que se dictaban entre los años setenta y ochenta en Perú: devaluación del tipo de cambio y congelación de precios a fin de solucionar los problemas fiscales y monetarios, y de paso, detener o por lo menos aminorar el ritmo de la inflación.

El gobierno de Nicolás Maduro ha tenido que aplicar la medicina amarga. Lejos de los subsidios indiscriminados, del dólar fijo para ciertas importaciones (lo que acá conocíamos por dólar MUC en la era de García I) o de regalar el petróleo a los países de la órbita del ALBA, se ha visto obligado a devaluar el bolívar en poco más del cuarenta por ciento; lo que a su vez traerá como secuela inflación y que el tipo de cambio paralelo o no oficial se eleve a niveles mucho más altos a los actuales. Curiosamente, Venezuela debería nadar en la superabundancia de divisas al tener el barril de petróleo por encima de los cien dólares, y debería contar con un dólar barato y una moneda nacional apreciada, como sucede en otras economías de la región; pero la realidad es otra: el mesianismo chavista exportó gran parte de esas divisas al extranjero con la finalidad de comprar lealtades a la revolución bolivariana, amén de la sempiterna corrupción y los malos manejos de un estado ineficiente. De ser así, Maduro deberá efectuar más medidas impopulares, si quiere sincerar la economía. Sería un triste final para el experimento de socialismo en el siglo XXI.

La otra nueva medida es la de doña Cristina en Buenos Aires: para detener la inflación no se le ocurrió mejor idea que congelar precios de los productos de pan llevar hasta el mes de Abril. Solo en la Capital Federal. Al igual que en Venezuela, su preocupación es detener la cada vez mayor inflación. Pero ya sabemos que trae aparejada una medida así: desabastecimiento de mercados y supermercados, y mercado negro de productos. Y, para poner la cereza en la torta, prohibió los anuncios publicitarios de los supermercados en los medios masivos de comunicación. En cierta forma parece que la medida tuviera lógica: si los precios van a ser los mismos hasta Abril que razones tienen para seguir publicando encartes en los diarios; salvo que, al parecer, la medida -aparte de colisionar contra derechos constitucionales- está dirigida a los propios diarios, sobretodo a los de oposición, a fin que no dispongan de una importante fuente de ingresos como son los anuncios publicitarios.

Son nuevas medidas para viejos problemas irresueltos y mañas políticas de siempre.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

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