Eduardo Jiménez J.
ejimenez2107@gmail.com
@ejj2107
Luego
de cuatro años del estallido social chileno de 2019, con dos proyectos de nueva
constitución encarpetados por el propio pueblo y casi cien millones de dólares
gastados, la constitución de 1980 seguirá vigente. Pinochet debe estar
sonriendo desde el otro mundo.
Se buscó una salida política-constitucional a los reclamos sociales de 2019 que se concretaban en una nueva constitución. Una suerte de ungüento milagroso que resolvería los problemas sociales y económicos. En ese contexto llega Boric a la presidencia, con casi nulo conocimiento de gobernabilidad y extremadamente ideologizado. Y lo peor, el entorno de consejeros y ministros con igual cariz. Olvidaron que cuando prima la ideología, pierde la economía y el bolsillo del ciudadano.
La
polarización política en Chile ha sido severa en estos últimos años. Parecía un
poco que se retrocedía a 1970. O eras de los “buenos” o eras de los “malos”. Eras
de derecha o eras de izquierda. Sin matices.
Ese clima
enrarecido exacerbó más las cosas. Era natural que el centro o los moderados no
tuvieran espacio político.
Cuatro años
después de los disturbios sociales poco se ha conseguido en la plataforma de reclamos:
pensiones, salud y educación. Las pensiones de las AFP chilenas siguen siendo
magras, y la salud y la educación siguen siendo caras. Cuatro años atrás el
pueblo chileno en su gran mayoría demandaba una nueva constitución, hoy ve con
escepticismo el proceso de reforma y se da cuenta que el bolsillo no mejora,
pese a los anuncios fatuos del presidente, suerte de aprendiz de mago.
Tanto nadar
para llegar al punto de inicio.
No comments:
Post a Comment