Sunday, April 27, 2025

MARIO VARGAS LLOSA, SU OTRA GRAN PASIÓN O DE CÓMO VENDER GATO POR LIEBRE

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


Hasta después de muerto MVLL es polémico. En este caso por la “biografía política” que uno de sus acólitos, Pedro Cateriano, ha perpetrado.

 

El autor de la biografía es más conocido por el célebre audio donde indica que tiene “luz verde” de Nadine Heredia, primera dama en ese entonces, para realizar unas compras cuando fue ministro en la gestión de Ollanta Humala. De allí en adelante pasó a ser conocido como “el ministro de la luz verde”. Fue su momento de mayor esplendor político.

 

Del grupo de amigos cercanos a MVLL, lo conoció durante la frustrada campaña presidencial de 1990 y, de allí hasta su muerte, no se despegó del escritor. Quizás por su lealtad y cercanía el Nobel lo recomendó a Humala como su ministro, cuando fue el compromiso de la hoja de ruta del nacionalista. Luz verde aparte, Cateriano, a la manera de Churchill, pergeña las letras, solo que sin tanta fortuna. Veamos.

 

En principio, como ya se lo han hecho notar, el engañoso título “su otra gran pasión” significa equivalencia entre el accionar político y la verdadera pasión de MVLL por el mundo de las letras. Descontando su breve estancia de juventud en el grupo comunista Cahuide, la única acción política concreta que ejerció el Nobel fue la candidatura presidencial, luego de lo cual no se dedicó a la política como ejercicio del poder.

 

Vargas Llosa fue más bien un divulgador de ideas, un ideólogo si se quiere, que en los últimos años era notorio su apoyo a personajes y candidaturas liberales y algunas de la derecha más rancia. Pero político como tal no lo fue. Él mismo lo confesó reiteradamente que su verdadera y única pasión era la literatura y que la política fue coyuntural, por la situación en que se encontraba el Perú a fines de la década del 80. Fue una excepción a la regla.

 

No obstante, si lo que se quería era trazar una biografía política, se debió hurgar concienzudamente en las fuentes, principalmente sus artículos de opinión y declaraciones que reflejan más nítidamente su progresivo cambio ideológico, artículos que, a diferencia de otros escritores, ahora están compilados en volúmenes temáticos.

 

Se nota que Cateriano no los consultó para su biografía. No hay indicios de una investigación exhaustiva en fuentes que den nuevas luces sobre el biografiado. Gran parte de sus fuentes se limitan a las memorias del escritor, El pez en el agua, el libro de ensayos La llamada de la tribu, y algunos “chismes” más o menos conocidos en el medio.

 

Incluso, cuando pergeña sobre el inicio como escritor del biografiado con la novela La ciudad y los perros, se equivoca al presentar su génesis de publicación, que no fue inmediata como sugiere. MVLL la presentó a varias editoriales con resultados negativos, incluso alguna le devolvió el manuscrito con la sugerencia que se dedique a otra cosa. Estaba desalentado -el propio Vargas Llosa lo relató- hasta que, por casualidades del destino, una tarde, el editor Carlos Barral encuentra el manuscrito en una ruma de novelas que le había llegado, la lee, se sorprende y el resto es historia conocida. Hay un documental muy bueno sobre la génesis de La ciudad y los perros. Sería recomendable que el biógrafo lo revise.

 

Dicho sea, cuando fue la publicación de la novela, la censura franquista no era tan drástica como la pinta Cateriano. Se había flexibilizado bastante en comparación a los años anteriores. De otra manera no se explicaría que la novela sufrió apenas la censura de algunas palabras, tal como sucedió, y no la censura total del libro como hubiese sucedido en años anteriores. Un peruano ilustre que estuvo por allá entre los años 1956-57, Sebastián Salazar Bondy, da cuenta, en una de las crónicas que remitió desde Europa, de la relajación de la censura franquista en ese entonces (Crónicas desde Europa, U. Lima, 2024).

 

Por otro lado, las fobias del biógrafo hacia el fujimorismo y el Apra (compartidas por el propio MVLL) son evidentes. Más se trasmite su discurrir hepático a estas dos corrientes políticas que una cuidadosa trasmisión del pensamiento político del Nobel, el cual mayormente se resalta el último periodo, el liberal, como que no hubiese existido un antes, donde pensaba todo lo contrario. Es el MVLL de estampita, de santo laico, como anotamos en su recordatorio de fallecimiento.

 

Parece algo deliberado en aquellos que quieren apropiarse de la imagen y el símbolo que representa el escritor. Obviar sus etapas anteriores -hasta la socialdemócrata- y enfocarse solo en la última, la del MVLL liberal, apetecible para los intereses políticos de ciertos personajes, no solo de Perú.

 

Dicen que el estilo refleja a la persona. El estilo en que está escrito el libro es bastante monótono, plano, cortesano, versallesco, más de anecdotario que de una biografía. Aburre realmente por lo plúmbeo, hay que tener paciencia y constancia para llegar a la última página, y solo para que nos informe de lo que ya todos conocemos. Como expresamos líneas arriba una biografía debe dar luces nuevas sobre el biografiado. Ello no se percibe en ninguna de sus más de 400 páginas.


*Pedro Cateriano: Vargas Llosa, su otra gran pasión. Edición consultada: Planeta, 2025, 459pp.

Sunday, April 20, 2025

MARIO VARGAS LLOSA, IN MEMORIAM

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


Luego de su muerte las hagiografías, semblanzas apologéticas, odas laudatorias, se multiplicarán en el Perú y en distintas partes del mundo. Ya en vida se estaba convirtiendo en un “santo laico”, imagen que estoy seguro detestaba. Como decimos entre nosotros “no hay muerto malo”. 

En principio se debe precisar que no era el único “escritor universal” que el Perú ha tenido. El otro escritor universal que tenemos es José María Arguedas, quien, si bien carece de la fama de MVLL, trascendió también fronteras e idiomas, convirtiendo su terruño natal en el centro de su universo narrativo. Tan universal que el propio Vargas Llosa le dedicó un enjundioso ensayo.

 

Lo que sí ha sido nuestro Nobel es el escritor más famoso, mediático y premiado que hemos tenido. Mundialmente conocido, escritor y personaje público a la vez, con una vida trashumante entre Europa y América. Solo algunos escritores han tenido esa dilatada trayectoria.

 

No se trata de negar sus méritos, que los tiene. Son pocos los escritores que abrazaron distintos géneros: novela, teatro, ensayo, artículos de opinión. Sus obras completas van a abarcar varios volúmenes; aunque perdurará por las novelas que escribió. ¿Su receta? El mismo la dio: más traspiración que inspiración. Sentarse a escribir todos los días con un horario disciplinado de trabajo.

 

La madurez como escritor llegó rápido. Antes de los 28 años había escrito una novela sólida y deslumbrante, La ciudad y los perros, con la cual obtiene reconocimiento internacional. Y, antes de los 33, escribió quizás su mejor novela, Conversación en la Catedral. Fue precoz, algo difícil de encontrar en narrativa, donde el escritor “se toma su tiempo” para alcanzar la madurez literaria. Sus novelas posteriores, muy buenas muchas de ellas, no estuvieron al nivel de las obras de juventud.

 

Hábil polemista, los artículos de opinión publicados principalmente bajo su célebre columna Piedra de toque y reproducidos mundialmente, expresaban al Mario Vargas Llosa comprometido con su tiempo, a la manera de su maestro, Jean Paul Sartre. De allí que se compró varios pleitos, los que cómodamente pudo evitar: el distanciamiento de la Cuba de Castro y la condena de todo tipo de dictadura, sea de izquierda o de derecha; entre nosotros El informe Uchuraccay sobre el asesinato de ocho periodistas en pleno auge del terrorismo; tildar al gobierno del PRI, en el propio México, de “dictadura perfecta”. Son acciones que difícilmente haría otro escritor que no esté comprometido con su tiempo.  

 

Su accionar político fue sobre todo de opinión y de algunos actos de apoyo solidario a partidos y personas. En Perú fue claro su apoyo a las candidaturas contrarias a Keiko Fujimori, la hija de su rival en las elecciones presidenciales donde perdió, con la excepción de la elección de 2021, donde frente a una candidatura con visibles rasgos filoterroristas, avala a la hija de su archienemigo. En España fue visible su apoyo a ciertos personajes públicos del ámbito liberal, aunque sin la contundencia que tuvo entre los peruanos.

 

Excluyendo su breve accionar político de juventud en la célula comunista Cahuide, la única acción concreta como político fue su fallida candidatura presidencial de 1990. Él mismo confesó que la política, como acción, no lo movía como lo hace la literatura. Más que buscar el poder, como hacen tantos políticos, fue un deber del momento, frente a un Perú que parecía se iba al precipicio. Su apartamiento, luego de la derrota, fue lo mejor que le pudo pasar. Los años 90 fue una década rica en ensayos: el de Arguedas es el mejor y más totalizante, La utopía arcaica, que, de paso, le granjeó nuevos desaires de sus antiguos compañeros de ruta en la izquierda, que consideran a Arguedas como un abanderado del socialismo, cosa que no era.

 

Muchos creen que su conversión de socialista al liberalismo fue veloz. Demoró. Luego del rompimiento con la Cuba castrista y su desilusión del marxismo, en los 70 tenemos a un MVLL socialdemócrata, postula un socialismo en libertad como expresa en sus propios artículos de aquellos años. Apoya brevemente las reformas de Juan Velasco Alvarado hasta que confisca los diarios en Perú. Tiene un acercamiento a la forma de vida de Israel, con los kibutz, suerte de comunitarismo agrario, y aboga por el entendimiento con Palestina, en la fórmula dos estados, un territorio.

 

En los 80 el viraje al liberalismo es total. No solo por los teóricos del liberalismo que estudió enfervorizadamente (Revel, Aron, Hayek, el propio Popper), si no por las reformas de Margaret Thatcher en Inglaterra, que marcan el cambio a lo que conoceremos luego como neoliberalismo. Es el MVLL más conocido. Aquel de posiciones liberales en lo político y económico, que simpatiza con algunos partidos de derecha que se forman en la península ibérica y funda por acá el Movimiento Libertad. Se convierte en un predicador apasionado, con la fe del converso.

 

También existe el Vargas Llosa frívolo, que se codea con la nobleza española, asiste a cenas con líderes de la derecha, recibe el título de marqués por parte del rey de España, abandona a su esposa y convive con Isabel Preysler, la socialité que se mueve como pez en el agua en los altos círculos sociales que el escritor ahora frecuenta. Es el periodo post Nobel, el último de su producción artística, con novelas que no se encuentran a la altura de las escritas antes, con la excepción de Tiempos recios, su novela más interesante de ese período.

 

Algo de esa frivolidad, producto de la fama, se notaba en 1982, cuando acepta ser jurado del concurso de belleza Miss Universo, celebrado en la ciudad de Lima, un concurso que de literario no tenía nada, salvo ver a chicas bonitas en traje de baño.

 

***

 

Entre nosotros, gracias a su candidatura, muchas ideas liberales comenzaron a ser debatidas. En un ambiente cargado de estatismo, mercantilismo y malas prácticas, fue una oxigenación saludable; aunque, como expresé al comentar sus memorias El pez en el agua, habría sido un mal presidente. Como ideólogo, propagador de ideas, era muy bueno; como político dejaba mucho que desear.

 

Ya en el siglo XXI es la vaca sagrada que todos hemos visto, oído y leído. Recibe merecidamente el Nobel de Literatura en 2010, escribe sus últimos libros y, como hombre ordenado que es, se va despidiendo del mundo. Visita los lugares de Perú que conoció de joven y se encierra progresivamente en sus cuarteles de invierno, anunciando en 2023 que cuelga la pluma.

 

¿Fue un escritor querido por las multitudes como sucedió con otros personajes del mundo de las letras? Si hablamos de “escritores queridos por las multitudes”, MVLL no lo era, como en cambio sí lo fue su amigo y rival Gabriel García Márquez. A este, todos, incluso los que no lo conocieron, lo ven como el amigo o familiar entrañable. El “Gabo” de tantas historias. Con Vargas Llosa existe respeto en el trato, un “don Mario” o hasta un “doctor” que implica cierta distancia, sin llegar a la simpatía afectuosa que se le tiene al colombiano. Tiene que ver con la personalidad y el carisma que algunos poseen y otros no, y, valgan verdades, MVLL no era carismático. Uno era más querendón, el otro más frio. Y ello se reflejaba en sus novelas. Uno era un “monstruo de la naturaleza” que, por instinto, arrastraba al lector como un huracán a los mundos imaginarios creados. El otro construía sus novelas con una arquitectura cuidadosamente planificada que, al leerla, se siente “fría”.

 

La tesis doctoral que preparó sobre García Márquez convertida luego en libro de ensayo, con un estudio serio y profundo sobre la obra y el autor de Cien años de soledad, demuestra la enorme admiración que MVLL tenía hacia el escritor caribeño. Ojalá la biografía crítica que merece el Nobel peruano de cuenta de esta relación que existió entre ambos escritores de amistad, competencia y futura enemistad, ahora que con Vargas Llosa se ha ido el último integrante del boom de la novela latinoamericana, que tanto dio que hablar en los años 60 y 70 del siglo pasado.

 

Estos meses y años que van a venir tendremos la imagen de un MVLL como santo laico, de estampita. Algunas avenidas llevarán su nombre, se colocarán estatuas en su memoria, se reeditarán sus novelas, pero, como él mismo lo dijo repetidamente, habrá que ver si las generaciones futuras te recuerdan. Muchos escritores celebrados en vida, luego de muertos fueron olvidados.

 

Quizás lo dijo pensando en Jean Paul Sartre, su maestro y guía, el paradigma de lo que un escritor debe ser. Filósofo y personaje público que, al igual que MVLL, opinó sobre todo lo humano y divino, con incontables obras en filosofía, teatro, narrativa y ensayo. Considerado el principal de los mandarines de la intelectualidad francesa de la segunda post guerra mundial, escuchado y leído por todos, con declaraciones y artículos de opinión que remecían no solo a Francia, amado y temido, se dio el lujo de rechazar el premio Nobel de Literatura cuando se lo concedieron. Luego de fallecido, en 1980, nadie se acuerda de él, su obra ya no se publica y se encuentra acumulando polvo en alguna biblioteca perdida. La gloria efímera del mundo.

 

Vargas Llosa guarda una asombrosa similitud como intelectual y personaje público con el filósofo francés. Ojalá no corra la misma suerte y esperemos sea nuestro Víctor Hugo; aunque eso solo el tiempo lo dirá. Cronos, como siempre, es el gran juzgador de las obras y de los hombres.

Sunday, April 13, 2025

PROFESIONALES BARATOS

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


Es la conclusión a la que llegó un interesante estudio de Gustavo Yamada y J. F. Castro (resumido en El Comercio, 29.1.25) sobre el deterioro continuo de las remuneraciones de los profesionales peruanos.

 

Lo interesante es que se trata de un estudio económico y no meramente legalista (que propondría solo “nuevas leyes”), enlazando sus conclusiones con el crecimiento del PBI nacional. En otras palabras, el crecimiento del número de profesionales egresados de las universidades peruanas es mayor al crecimiento del PBI, por lo que tenemos una mayor demanda de trabajadores con un título bajo el brazo que oferta laboral que los pueda absorber.

 

Las cifras son de escándalo. Según información de Perú 21 (Empleo juvenil y futuro laboral, M Cornejo, 30.1.25), 16% de los jóvenes peruanos se encuentran desempleados, 60% están en condiciones de informalidad y solo el 30% de los jóvenes que culminan su educación superior logran insertarse en empleos acordes con su formación. Menos de la tercera parte.

 

En el caso peruano tenemos una sobreeducación (más años de estudio que el promedio de las personas empleadas en la misma actividad). Muchos jóvenes, terminados los cinco años de la carrera profesional, casi inmediatamente siguen una maestría (dos años) y algunos hasta un doctorado (tres años), con lo cual suman diez años que el joven se encuentra en aulas universitarias. Pero, paradójico, esta sobreeducación en el caso peruano no conlleva una sobrecalificación (mayor cantidad de habilidades que el promedio de las personas empleadas en la actividad) como sucede en otros países, sino que el joven egresado se mantiene por debajo del nivel comparativo, por lo que -y esto ya es opinión personal- se hace necesario revisar el currículo del pregrado y las maestrías y doctorados de la oferta educativa que se ofrece en las universidades locales. Mucha de esta oferta educativa no se condice con lo necesario para la adecuada empleabilidad del futuro trabajador, o se encuentra sobresaturada, como sucede, por ejemplo, con maestrías bastante “manoseadas” en Derecho, donde tenemos una cantidad enorme de egresados en derecho civil, penal o constitucional, que no aportan al maestrista un real valor agregado para su desempeño profesional.

 

Ello arroja otra conclusión importante del estudio. Las grandes beneficiadas de este boom educativo han sido las universidades, sobre todo las privadas, que dominan el 77% del mercado educativo y cuya matrícula ha crecido un 140% en los últimos 15 años. Son las grandes ganadoras, aunque los autores reconocen que la empleabilidad del joven egresado va a depender mucho de la institución de donde egrese y la carrera elegida. A lo que personalmente sumaría, para el acceso a un puesto de trabajo, el capital social, los contactos o redes que el joven egresado posea, tomando en consideración que en el Perú la meritocracia todavía se encuentra lejos de ser un estándar usual y más cuentan los contactos que el joven tenga al postular a un empleo.

 

Sostienen los autores, y con razón, que se hace necesario revisar la creación de nuevas universidades públicas, muchas creadas por oportunismo político. A lo que se debería añadir -sostengo yo- la revisión exhaustiva de la calidad educativa de las privadas, ahora que los organismos supervisores, Sunedu y Sineace, han relajado demasiado los criterios de licenciamiento y calidad educativa de las universidades, queriendo incluso regresar algunas de las universidades cuestionadas al mercado educativo, sea con otro nombre o a través de cuestionadas acciones de amparo.

 

La derogada “ley Pulpín” era una buena iniciativa para insertar a los jóvenes en el mercado laboral. Criterios de demagogia política propiciaron su derogación. Igualmente se debe diseñar un currículo académico acorde con la realidad nacional. Y una mayor relación de universidad y empresa. Sin olvidar, claro está, la calidad educativa y la investigación que realice la universidad. Muchas solo aparentan una formalidad de estos criterios, pero distan de serlo en los hechos.

 

El problema se complica con la informalidad (algo que no se advierte en el artículo de Yamada-Castro) donde casi el 80% de la fuerza laboral es informal, sin derechos de ninguna especie. Muchos jóvenes terminan su carrera en el subempleo profesional, dedicándose a labores de sobrevivencia como taxista o vendedor de catálogo de artículos de belleza. Incluso jóvenes de universidades top no consiguen empleo acorde a su performance académica o lo consiguen con una remuneración por debajo del promedio, por lo que no se les puede garantizar una adecuada empleabilidad. Y si bien “el tarjetazo mata curriculum”, lo ideal sería que los jóvenes se inserten al mercado laboral de acuerdo a criterios meritocráticos.

 

Como indican Yamada y Castro, mientras haya una brecha entre el crecimiento del PBI (alrededor del 3%) y el crecimiento de los jóvenes matriculados en universidades (alrededor de 5.7%) el problema va a subsistir. Y creo que aparentemente sin visos de solución en el corto y mediano plazo.

(Continuará)

Sunday, April 06, 2025

IDIOCRACY

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


Un soldado del ejército norteamericano es sometido a un experimento de hibernación, despertando 500 años después, en el año 2505. La característica de las personas en el futuro: todas son oligofrénicas. Se ha instaurado el gobierno de los idiotas (de allí el título del filme).

 

De la mano de Mike Judge y teniendo como coguionista a Etan Cohen, esta sátira nos describe un mundo postapocalíptico, no producto de bombas nucleares o pandemias, sino de la involución intelectual humana por la falta de uso de nuestras facultades mentales.

 

El desaparecido Marco Aurelio Denegri decía que en el mundo cada vez hay más estúpidos. En otras palabras, las personas inteligentes y racionales están disminuyendo y tenemos más analfabetos funcionales (aquellos que no pueden utilizar de manera eficiente sus habilidades de lectura, escritura y cálculo). La película confirma la hipótesis. De repente no desaparecemos como homo sapiens (es un decir) producto de guerras o virus, sino porque el ser humano cada vez es menos inteligente, o, siendo más preciso, se usa menos las facultades mentales, producto de las facilidades que ofrece la tecnología y el confort en la civilización occidental.

 

La sátira se queda en lo grueso, lo epidérmico, no penetra en capas más sutiles para hacerla más rica. Faltó el talento de un Billy Wilder en la dirección.

 

La película en su estreno (2006) pasó sin pena ni gloria, pero con el tiempo fue revalorada, contándonos en tono de comedia una verdad muy inquietante y que se agrava con el tiempo.