Eduardo Jiménez J.
jimenezjeduardod@gmail.com
@ejj2107
Hasta después de muerto MVLL es
polémico. En este caso por la “biografía política” que uno de sus acólitos,
Pedro Cateriano, ha perpetrado.
El
autor de la biografía es más conocido por el célebre audio donde indica que
tiene “luz verde” de Nadine Heredia, primera dama en ese entonces, para
realizar unas compras cuando fue ministro en la gestión de Ollanta Humala. De
allí en adelante pasó a ser conocido como “el ministro de la luz verde”. Fue su
momento de mayor esplendor político.
Del
grupo de amigos cercanos a MVLL, lo conoció durante la frustrada campaña
presidencial de 1990 y, de allí hasta su muerte, no se despegó del escritor.
Quizás por su lealtad y cercanía el Nobel lo recomendó a Humala como su
ministro, cuando fue el compromiso de la hoja de ruta del nacionalista. Luz
verde aparte, Cateriano, a la manera de Churchill, pergeña las letras, solo que
sin tanta fortuna. Veamos.
En
principio, como ya se lo han hecho notar, el engañoso título “su otra gran
pasión” significa equivalencia entre el accionar político y la verdadera pasión
de MVLL por el mundo de las letras. Descontando su breve estancia de juventud
en el grupo comunista Cahuide, la única acción política concreta que
ejerció el Nobel fue la candidatura presidencial, luego de lo cual no se dedicó
a la política como ejercicio del poder.
Vargas
Llosa fue más bien un divulgador de ideas, un ideólogo si se quiere, que en los
últimos años era notorio su apoyo a personajes y candidaturas liberales y
algunas de la derecha más rancia. Pero político como tal no lo fue. Él mismo lo
confesó reiteradamente que su verdadera y única pasión era la literatura y que
la política fue coyuntural, por la situación en que se encontraba el Perú a
fines de la década del 80. Fue una excepción a la regla.
No
obstante, si lo que se quería era trazar una biografía política, se debió
hurgar concienzudamente en las fuentes, principalmente sus artículos de opinión
y declaraciones que reflejan más nítidamente su progresivo cambio ideológico, artículos
que, a diferencia de otros escritores, ahora están compilados en volúmenes
temáticos.
Se
nota que Cateriano no los consultó para su biografía. No hay indicios de una
investigación exhaustiva en fuentes que den nuevas luces sobre el biografiado.
Gran parte de sus fuentes se limitan a las memorias del escritor, El pez en
el agua, el libro de ensayos La llamada de la tribu, y algunos
“chismes” más o menos conocidos en el medio.
Incluso,
cuando pergeña sobre el inicio como escritor del biografiado con la novela La
ciudad y los perros, se equivoca al presentar su génesis de publicación,
que no fue inmediata como sugiere. MVLL la presentó a varias editoriales con
resultados negativos, incluso alguna le devolvió el manuscrito con la sugerencia
que se dedique a otra cosa. Estaba desalentado -el propio Vargas Llosa lo relató-
hasta que, por casualidades del destino, una tarde, el editor Carlos Barral
encuentra el manuscrito en una ruma de novelas que le había llegado, la lee, se
sorprende y el resto es historia conocida. Hay un documental muy bueno sobre la
génesis de La ciudad y los perros. Sería recomendable que el biógrafo lo
revise.
Dicho
sea, cuando fue la publicación de la novela, la censura franquista no era tan
drástica como la pinta Cateriano. Se había flexibilizado bastante en
comparación a los años anteriores. De otra manera no se explicaría que la
novela sufrió apenas la censura de algunas palabras, tal como sucedió, y no la
censura total del libro como hubiese sucedido en años anteriores. Un peruano
ilustre que estuvo por allá entre los años 1956-57, Sebastián Salazar Bondy, da
cuenta, en una de las crónicas que remitió desde Europa, de la relajación de la
censura franquista en ese entonces (Crónicas desde Europa, U. Lima,
2024).
Por
otro lado, las fobias del biógrafo hacia el fujimorismo y el Apra (compartidas
por el propio MVLL) son evidentes. Más se trasmite su discurrir hepático a
estas dos corrientes políticas que una cuidadosa trasmisión del pensamiento
político del Nobel, el cual mayormente se resalta el último periodo, el
liberal, como que no hubiese existido un antes, donde pensaba todo lo
contrario. Es el MVLL de estampita, de santo laico, como anotamos en su
recordatorio de fallecimiento.
Parece
algo deliberado en aquellos que quieren apropiarse de la imagen y el símbolo
que representa el escritor. Obviar sus etapas anteriores -hasta la
socialdemócrata- y enfocarse solo en la última, la del MVLL liberal, apetecible
para los intereses políticos de ciertos personajes, no solo de Perú.
Dicen
que el estilo refleja a la persona. El estilo en que está escrito el libro es
bastante monótono, plano, cortesano, versallesco, más de anecdotario que de una
biografía. Aburre realmente por lo plúmbeo, hay que tener paciencia y
constancia para llegar a la última página, y solo para que nos informe de lo
que ya todos conocemos. Como expresamos líneas arriba una biografía debe dar
luces nuevas sobre el biografiado. Ello no se percibe en ninguna de sus más de
400 páginas.
*Pedro Cateriano:
Vargas Llosa, su otra gran pasión. Edición consultada: Planeta, 2025,
459pp.