La reciente decisión del presidente de la república en el sentido de laborar el sector público sábados, domingos y feriados ha causado revuelo no solo legal sino pánico entre algunos burócratas (amen de algunos colegas de la ilustrísima orden que comenzaban a vociferar a voz en cuello el típico calificativo de “inconstitucional” contra la norma en cuestión).
Si bien el presidente retrocedió en su decisión inicial para terminar todo en un decreto de urgencia que precisa una atención relativa al usuario en los días inhábiles, de todas maneras invita a reflexión, sobretodo teniendo en cuenta que, por una razón u otra, un tercio de los días del año son inhábiles para la burocracia estatal. Pareciera que mentalmente nos encontramos todavía en la época de la Colonia, con abundantes días festivos, procesiones y poco trabajo.
Es cierto que una burocracia mueve el aparato del estado. Es necesaria tanto en los países desarrollados como subdesarrollados. Ya en el siglo pasado Max Weber sostenía fundadamente sobre su importancia. Que esa burocracia se autofija ciertas prebendas desde sueldos hasta días pagados sin trabajar también es cierto. Pero no menos evidente es que el estado debe estar al servicio de la sociedad y no al revés. Es decir, el estado para ser eficiente debe brindar un servicio adecuado al ciudadano, quien lo mantiene con el pago de sus impuestos. Sin embargo, vemos que la burocracia estatal tiene abundantes privilegios sin el correspondiente servicio idóneo, como los “feriados puente”, donde se paraliza toda actividad pública por cuatro o cinco días, lo cual muchas veces resiente al sector privado al estar mutuamente relacionados. Hace poco, en el último feriado puente, constaté personalmente como tres colegios públicos tenían las puertas cerradas. No hubo clases, solo en un colegio del distrito de San Juan de Miraflores el director o la directora “se compró el pleito” con los docentes del Sutep y funcionó con normalidad. Si la educación es uno de los principales servicios que presta el estado, la pregunta obvia es cómo se puede dar el lujo de desperdiciar un día de labores. Y no me digan que será “recuperado” posteriormente. Esa recuperación jamás llega. Y así pasa en las demás dependencias estatales.
Volviendo a la eficiencia pública, la reforma del estado pasa por ella. No puede existir reforma sin eficiencia, y uno de los componentes de esta última es la calidad del servicio que brinde al ciudadano. Es cierto también, como dicen los administradores, que mayor cantidad no significa mayor calidad, por lo general es al revés, la calidad se deteriora por la excesiva cantidad, por lo que siguiendo con el silogismo, la medida decretada no necesariamente significaría mayor eficiencia, posiblemente sea al revés.
Creo que la decisión del “estado chambeador” debe ser pulida, refinada. Quizás se pueda comenzar abriendo mesas de parte, habilitando días, aperturando nuevos turnos y atendiendo las dependencias públicas en todas sus áreas los sábados hasta el mediodía, incluyendo los órganos de administración de justicia, los colegios y universidades estatales (como profesor me doy cuenta del deplorable nivel de un alumno egresado de colegio público y los “vacíos” que tiene su formación cuando ingresa a la educación universitaria); y, por supuesto, eliminando los nefastos “feriados puente”. Todo organizadamente, con ensayos focalizados en pequeñas muestras, no “a la loca”. Eso sería una buena señal.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, October 27, 2009
Tuesday, October 20, 2009
SOBRE LOS COLEGIOS PROFESIONALES: A PROPÓSITO DEL PROYECTO DE UN COLEGIO DE HISTORIADORES
Los colegios profesionales se remontan a la edad media cuando los distintos oficios reunidos en gremios protegían a sus partícipes de toda competencia foránea y para ejercer un oficio se debía pertenecer necesariamente al gremio correspondiente bajo pena de no poder ejercerlo. Actualmente los gremios profesionales tienen fuerza en las sociedades más abiertas como la norteamericana, donde el poder de la barra de abogados de cada estado se hace sentir en los circuitos de justicia federal. Igualmente para ejercer en Hollywood alguna profesión relacionada con la industria del cine previamente se debe estar agremiado en alguno de los sindicatos que agrupan a artistas o técnicos, caso contrario no se podrá laborar.
En nuestro medio, el gremio más amplio y respetado es el del Colegio de Abogados de Lima, siguiéndole en cantidad de afiliados, muy de cerca, el gremio médico y el de los contadores; sin embargo, existen otros gremios profesionales que naufragan en la sobrevivencia extrema como el Colegio de Sociólogos, el de Periodistas y el recientemente creado de Profesores (que a pesar de su número se encuentra debilitado por problemas internos).
En principio, cabría hacerse la pregunta si los colegios profesionales (que son una suerte de gremio) deberían existir. Creo que no. En una sociedad democrática y abierta no deberían existir gremios (sí organismos reguladores, que son otra cosa), sino que las profesiones deberían ser libres de ejercer. Sin embargo, por el momento, fácticamente ello es imposible y deben existir ciertos gremios que agrupen a las profesiones “más liberales” (por ponerlo en esos términos). Así, por ejemplo, debe existir un colegio de abogados (en realidad existen varios en el Perú), otro de médicos u otro de contadores, profesiones liberales por excelencia; pero, ¿se justifica un gremio de sociólogos, otro de profesores u otro de historiadores como pretendió el proyecto aprobado en la Comisión de Educación del Congreso en la legislatura pasada y su correspondiente inscripción obligatoria de quienes ejercen tan noble oficio?
La verdad que no. Un gremio se entiende creado para un fin práctico (agrupar a los profesionales bajo una institución de derecho público que ejerza su representación e intereses, le otorgue servicios y fiscalice la conducta ética y profesional de sus agremiados). En el caso de los sociólogos e historiadores se dedican casi exclusivamente a la docencia (ni que decir de los profesores), y en el caso específico de los historiadores generalmente vienen de otros campos como el derecho, la antropología o la sociología y no obtienen la licenciatura porque para la docencia no les hace falta (“saltan” del bachillerato a la maestría y luego al doctorado). Se entiende, por su propio nombre, que la licenciatura otorga “licencia” o permiso para ejercer determinada profesión, permiso que en teoría solo lo concede el estado (por eso los títulos profesionales son emitidos “a nombre de la Nación”).
De allí que sea importante que obtengan la licenciatura o permiso los profesionales liberales, pero un historiador o un sociólogo no, ellos se van a circunscribir casi exclusivamente a las aulas y nada garantiza que una colegiación –previa licenciatura- mejore la calidad del historiador, dado que las mejoras de la calidad profesional se establecen por otros parámetros, no por una agremiación forzosa como la que se pretende con los discípulos de Herodoto.
El proyecto, de aprobarse, solo traería mayor burocracia y que historiadores autodidactas de muy buen desempeño tengan que abandonar las aulas, pudiendo ocurrir lo que sucedió al establecerse la obligatoriedad de ser docente titulado para enseñar en un centro educativo: la mediocridad total. Asimismo, siguiendo con la lógica del proyecto (inspirado por uno elaborado por la Asociación de Historiadores Región Sur Arequipa), a futuro tendríamos que crear también un colegio de escritores o un colegio de artistas plásticos, y todo aquel que no esté colegiado no podría publicar una novela o presentar una exposición de pinturas. El absurdo total.
Esperamos que el proyecto sea archivado definitivamente y se deje en paz a los pobres historiadores, que para burocracia ya tenemos bastante.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
En nuestro medio, el gremio más amplio y respetado es el del Colegio de Abogados de Lima, siguiéndole en cantidad de afiliados, muy de cerca, el gremio médico y el de los contadores; sin embargo, existen otros gremios profesionales que naufragan en la sobrevivencia extrema como el Colegio de Sociólogos, el de Periodistas y el recientemente creado de Profesores (que a pesar de su número se encuentra debilitado por problemas internos).
En principio, cabría hacerse la pregunta si los colegios profesionales (que son una suerte de gremio) deberían existir. Creo que no. En una sociedad democrática y abierta no deberían existir gremios (sí organismos reguladores, que son otra cosa), sino que las profesiones deberían ser libres de ejercer. Sin embargo, por el momento, fácticamente ello es imposible y deben existir ciertos gremios que agrupen a las profesiones “más liberales” (por ponerlo en esos términos). Así, por ejemplo, debe existir un colegio de abogados (en realidad existen varios en el Perú), otro de médicos u otro de contadores, profesiones liberales por excelencia; pero, ¿se justifica un gremio de sociólogos, otro de profesores u otro de historiadores como pretendió el proyecto aprobado en la Comisión de Educación del Congreso en la legislatura pasada y su correspondiente inscripción obligatoria de quienes ejercen tan noble oficio?
La verdad que no. Un gremio se entiende creado para un fin práctico (agrupar a los profesionales bajo una institución de derecho público que ejerza su representación e intereses, le otorgue servicios y fiscalice la conducta ética y profesional de sus agremiados). En el caso de los sociólogos e historiadores se dedican casi exclusivamente a la docencia (ni que decir de los profesores), y en el caso específico de los historiadores generalmente vienen de otros campos como el derecho, la antropología o la sociología y no obtienen la licenciatura porque para la docencia no les hace falta (“saltan” del bachillerato a la maestría y luego al doctorado). Se entiende, por su propio nombre, que la licenciatura otorga “licencia” o permiso para ejercer determinada profesión, permiso que en teoría solo lo concede el estado (por eso los títulos profesionales son emitidos “a nombre de la Nación”).
De allí que sea importante que obtengan la licenciatura o permiso los profesionales liberales, pero un historiador o un sociólogo no, ellos se van a circunscribir casi exclusivamente a las aulas y nada garantiza que una colegiación –previa licenciatura- mejore la calidad del historiador, dado que las mejoras de la calidad profesional se establecen por otros parámetros, no por una agremiación forzosa como la que se pretende con los discípulos de Herodoto.
El proyecto, de aprobarse, solo traería mayor burocracia y que historiadores autodidactas de muy buen desempeño tengan que abandonar las aulas, pudiendo ocurrir lo que sucedió al establecerse la obligatoriedad de ser docente titulado para enseñar en un centro educativo: la mediocridad total. Asimismo, siguiendo con la lógica del proyecto (inspirado por uno elaborado por la Asociación de Historiadores Región Sur Arequipa), a futuro tendríamos que crear también un colegio de escritores o un colegio de artistas plásticos, y todo aquel que no esté colegiado no podría publicar una novela o presentar una exposición de pinturas. El absurdo total.
Esperamos que el proyecto sea archivado definitivamente y se deje en paz a los pobres historiadores, que para burocracia ya tenemos bastante.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, October 13, 2009
EL ZAMBO CAVERO
La muerte de Arturo “Zambo” Cavero fue aprovechada por los políticos y en especial el oficialismo, comenzando por el presidente de la República que declaró hasta día de duelo nacional el domingo 11 de Octubre. Todo este teatro ha contado con el beneplácito apoyo de los medios masivos de comunicación los que, sin ruborizarse, se subieron al carro del lagrimeo fácil. Como dice César Hildebrandt en el artículo que reproduzco a continuación, muchos peruanos ilustres murieron en el olvido y la absoluta ignorancia de sus connacionales, y sin desmerecer las cualidades del bardo criollo ni el homenaje que se merece, como bien señala Hildebrandt “Hasta para las lágrimas teatrales hay un límite”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
César Hildebrandt
Zambo Cavero
No tengo duda de que el Zambo Cavero era un ídolo popular.
La pregunta que tengo que hacer, desde el más modesto de los estupores, es si somos justos en este asunto de los funerales y los repartos póstumos.
Por ejemplo, un día, hace muchos años, se nos murió Juan Gonzalo Rose y, claro, la noticia salió en páginas interiores (y la TV ni siquiera la dio). Y como los apristas lo habían despedido del Instituto Nacional de Cultura, ningún discípulo de Haya se presentó al velorio.
Y esto que Juan Gonzalo fue uno de los grandes de la poesía. Grande de verdad.
Otro día, muchos años después, se murió, con los pulmones hechos puré, Félix Álvarez y la noticia ni siquiera salió en los periódicos. Álvarez era un escritor sólido, un erudito oceánico y una de las mentes más agudas del Perú (porque, aunque nació en España, adoptó nuestro país como el suyo).
Alejandro Romualdo –otro poeta mayor y tempestuoso- se convirtió en una breve noticia policial cuando se murió a solas, como había querido, en su casita de San Isidro el año 2008.
Y no me acuerdo de que le hayan dado tantos júbilos de velatorio a José Adolph, el prolífico escritor de ciencia ficción, ni a Gustavo Pons Muzzo, maestro con mayúsculas, ni a Javier Mariátegui Chiappe, hijo del amauta José Carlos y desaparecido en el mismo año 2008.
¿Y cuántas transmisiones en vivo y de cuerpo presente hubo por la muerte de Constantino Carvallo, el gran educador? ¿Y por la de Pedro Planas, muerte precoz y más injusta que ninguna otra? ¿Y por la de Hugo Garavito? ¿Y por la de Sofocleto?
Paco Bendezú, poeta que tenía la gracia de la inocencia perdularia, murió de un cáncer desatendido en Neoplásicas, en la miseria y socorrido apenas por unos pocos amigos fieles. ¿Cuántos centímetros cuadrados le dedicó la prensa escrita peruana? ¿Y cuántos minutos la televisión embrutecida que pretende encuadernarnos?
¿Cuántas lágrimas se derramaron por Washington Delgado, poeta excepcional y empobrecido profesor de San Marcos?
Ninguna. Quizá porque no cantaba “Contigo Perú” sino que anunciaba: “Yo construyo mi país con palabras”. O porque no era amigo de Alan García. O porque vivió y murió en un país que cada vez más se parece a Fahrenheit 451, la ficción de Bradbury en la que los libros se persiguen y se queman.
Ayer, en pleno aquelarre funeral, escuché a Raúl Vargas –esa decepción generalizada, ese gourmet de sí mismo -alabar el seco de gato que Zambo Cavero comía y alentaba como potaje nacional y contribución a las misturas de Gastón.
Apagué la radio. Se puede ser un poco tonto (todos lo somos), pero hay un límite.
Hasta para las lágrimas teatrales hay un límite.
Adiós Zambo Cavero. Como que no te merecías las lloronas de encargo que se morían por salir en la tele y en la radio.
DIARIO LA PRIMERA 11.10.09
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
César Hildebrandt
Zambo Cavero
No tengo duda de que el Zambo Cavero era un ídolo popular.
La pregunta que tengo que hacer, desde el más modesto de los estupores, es si somos justos en este asunto de los funerales y los repartos póstumos.
Por ejemplo, un día, hace muchos años, se nos murió Juan Gonzalo Rose y, claro, la noticia salió en páginas interiores (y la TV ni siquiera la dio). Y como los apristas lo habían despedido del Instituto Nacional de Cultura, ningún discípulo de Haya se presentó al velorio.
Y esto que Juan Gonzalo fue uno de los grandes de la poesía. Grande de verdad.
Otro día, muchos años después, se murió, con los pulmones hechos puré, Félix Álvarez y la noticia ni siquiera salió en los periódicos. Álvarez era un escritor sólido, un erudito oceánico y una de las mentes más agudas del Perú (porque, aunque nació en España, adoptó nuestro país como el suyo).
Alejandro Romualdo –otro poeta mayor y tempestuoso- se convirtió en una breve noticia policial cuando se murió a solas, como había querido, en su casita de San Isidro el año 2008.
Y no me acuerdo de que le hayan dado tantos júbilos de velatorio a José Adolph, el prolífico escritor de ciencia ficción, ni a Gustavo Pons Muzzo, maestro con mayúsculas, ni a Javier Mariátegui Chiappe, hijo del amauta José Carlos y desaparecido en el mismo año 2008.
¿Y cuántas transmisiones en vivo y de cuerpo presente hubo por la muerte de Constantino Carvallo, el gran educador? ¿Y por la de Pedro Planas, muerte precoz y más injusta que ninguna otra? ¿Y por la de Hugo Garavito? ¿Y por la de Sofocleto?
Paco Bendezú, poeta que tenía la gracia de la inocencia perdularia, murió de un cáncer desatendido en Neoplásicas, en la miseria y socorrido apenas por unos pocos amigos fieles. ¿Cuántos centímetros cuadrados le dedicó la prensa escrita peruana? ¿Y cuántos minutos la televisión embrutecida que pretende encuadernarnos?
¿Cuántas lágrimas se derramaron por Washington Delgado, poeta excepcional y empobrecido profesor de San Marcos?
Ninguna. Quizá porque no cantaba “Contigo Perú” sino que anunciaba: “Yo construyo mi país con palabras”. O porque no era amigo de Alan García. O porque vivió y murió en un país que cada vez más se parece a Fahrenheit 451, la ficción de Bradbury en la que los libros se persiguen y se queman.
Ayer, en pleno aquelarre funeral, escuché a Raúl Vargas –esa decepción generalizada, ese gourmet de sí mismo -alabar el seco de gato que Zambo Cavero comía y alentaba como potaje nacional y contribución a las misturas de Gastón.
Apagué la radio. Se puede ser un poco tonto (todos lo somos), pero hay un límite.
Hasta para las lágrimas teatrales hay un límite.
Adiós Zambo Cavero. Como que no te merecías las lloronas de encargo que se morían por salir en la tele y en la radio.
DIARIO LA PRIMERA 11.10.09
Tuesday, October 06, 2009
TIAN'ANMEN: 20 AÑOS DESPUÉS Y A 60 DE LA FUNDACIÓN DE LA REPÚBLICA POPULAR CHINA
Como que pasó medio desapercibido los veinte años de la masacre en la Plaza Tian'anmen. Como que al dragón chino no se le quiere recordar en su sesenta aniversario que se perpetró una masacre de estudiantes que reclamaban mayores libertades y que frente a ello el Partido Comunista Chino optó por utilizar la fuerza. A sangre y fuego. Nunca se conoció la cifra exacta de muertos, pero se estima que pasaron los 2,500. Tian'anmen fue el termómetro de hasta donde el gobierno chino puede permitir libertades. Diez años atrás habían comenzado las reformas económicas de corte capitalista, lo que trajo un aumento de la población urbana, y donde hay ciudades que crecen existe mayor conciencia de lo que implica ser ciudadano. Las reformas económicas trajeron una liberalización de las fuerzas productivas y, por ende, una mayor libertad. Fue el ciclo que se produjo en los países de Occidente que optaron por el sistema capitalista: mayor liberalización de las fuerzas económicas, mayor libertad para el ciudadano. Capitalismo y democracia se encuentran íntimamente unidos. Sin embargo, en China se eligió un modelo sui generis, el capitalismo de estado, donde el partido comunista tiene el poder político pero deja que las fuerzas económicas privadas sean quienes muevan el aparato productivo. Se le llama comúnmente “socialismo de mercado”, suerte de híbrido que permite la explotación “salvaje” capitalista y a su vez la “represión” bien comunista (“dictadura del proletariado” que le dicen).
Diez años después de las reformas, los estudiantes comenzaron una serie de protestas que comenzaron a mediados de Abril y culminaron el 4 de junio de 1989. Al parecer el gobierno chino prefirió que lo de Tian'anmen sirva de escarmiento para futuras protestas y por ello utilizó la fuerza y no la negociación. Sin embargo, produce escalofríos pensar en el capitalismo generado en China y que sirve de modelo para otros países. Comparado con los de Occidente, estos últimos van a parecer el paraíso, en contraste con la dureza del “socialismo de mercado”. Tian'anmen lo confirmó y los 60 años de la República fundada por Mao Tse Tung como una república socialista de los trabajadores, lo ratifica.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Diez años después de las reformas, los estudiantes comenzaron una serie de protestas que comenzaron a mediados de Abril y culminaron el 4 de junio de 1989. Al parecer el gobierno chino prefirió que lo de Tian'anmen sirva de escarmiento para futuras protestas y por ello utilizó la fuerza y no la negociación. Sin embargo, produce escalofríos pensar en el capitalismo generado en China y que sirve de modelo para otros países. Comparado con los de Occidente, estos últimos van a parecer el paraíso, en contraste con la dureza del “socialismo de mercado”. Tian'anmen lo confirmó y los 60 años de la República fundada por Mao Tse Tung como una república socialista de los trabajadores, lo ratifica.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, September 29, 2009
LA SUNAT COMIENZA A COBRAR
El anuncio reciente de parte del representante máximo de la SUNAT que llevaría ante INDECOPI a una docena de conocidas empresas y asociaciones por insolvencia ha causado revuelo no solo entre los afectados -en cuyo grupo se encuentra un conocido club deportivo- sino en medios jurídicos y económicos.
La primera pregunta que uno se hace es cómo se ha llegado a este clímax de deudas por más de once mil millones de soles.
La SUNAT posee los mecanismos y atributos legales para hacer cobro de las deudas tributarias; es más, hasta sus procesos de ejecución coactiva, donde es juez y parte, son considerados draconianos y lindantes a veces con la vulneración al debido proceso. Entonces, ¿cómo se llegó a esta situación extrema?, ¿por qué no cobraron a tiempo como lo hacen con otros contribuyentes más modestos, evitando así que la deuda se convierta en inmanejable por intereses y gastos de cobranza?
La respuesta no se encuentra tanto en la parte jurídico-instrumental del órgano tributario (los instrumentos de coerción legal con que cuenta), sino en los poderes fácticos que poseen estas conocidas empresas. Para nadie es un secreto que por su alcance, estos grandes deudores tributarios con una llamada o una conversación con algún ministro u otro personaje de la esfera oficial pueden “paralizar” un proceso de cobro, postergándolo para las calendas griegas. Pasa en la SUNAT y pasa en otras dependencias públicas. El caso más llamativo fue el de Panamericana Televisión, donde el administrador judicial, Genaro Delgado Parker, “postergó” el pago de una deuda tributaria de más de cien millones de soles hasta que dejó muy campante la televisora y entró la SUNAT a intervenirla -oh coincidencia- justo al día siguiente de su salida.
Precisamente, por lo del caso Panamericana, la SUNAT ha querido “curarse en salud” y evitar otra intervención de similar naturaleza. Ahora ha preferido “presionar” a los principales deudores tributarios con la amenaza de iniciar procedimientos concursales por insolvencia (y en escala menor, para los contribuyentes más pequeños, está difundiendo la campaña estilo cine terror de serie B del “ojo que te está mirando”).
A nadie, menos a empresas conocidas dentro y fuera del país, les gusta estar inmersos en procesos de cobro de similar calibre, por lo común es mala propaganda frente a terceros, y hacia eso es a lo que apunta la SUNAT: utilizar el principio de publicidad en una suerte de versión estatal de los célebres “hombrecitos amarillos”.
Pero, ¿con el procedimiento ante INDECOPI podrá cobrar las deudas tributarias? No necesariamente, dado que puede darse el caso que la empresa insolvente sea “un cascarón vacío”, es decir no tenga como pagar las obligaciones, ni bienes con que responder y menos dinero en efectivo; aparte que la SUNAT, conforme a las reglas concursales, no se encuentra en el primer rango de pago a los acreedores y por lo tanto no sería uno de los primeros en cobrar (de poderse cobrar algo).
Ante esa nada halagüeña perspectiva, el órgano tributario ha declarado que llevará a sendos procesos penales a los directivos de dichas empresas. Puede llevarlos, pero desde el punto de vista práctico no significa que pueda cobrar las deudas pendientes. La administración de justicia, de encontrar culpables a los encausados y luego de un largo proceso judicial de muchos, muchos años, les impondrá una sanción penal y una reparación civil a favor de la SUNAT, que posiblemente sea más simbólica que real y ni siquiera cubra los gastos del juicio, por lo que suponemos que está utilizando otro medio de presión, esta vez contra los representantes legales de la empresa. En buen criollo podría decirse: “ya pues, págame algo siquiera o te denuncio”.
La experiencia me enseña que cuando un acreedor cobra demasiado tarde a su deudor, a veces no encuentra nada que cobrar. Algo de eso le puede ocurrir a la SUNAT.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
ejjabogados@gmail.com
La primera pregunta que uno se hace es cómo se ha llegado a este clímax de deudas por más de once mil millones de soles.
La SUNAT posee los mecanismos y atributos legales para hacer cobro de las deudas tributarias; es más, hasta sus procesos de ejecución coactiva, donde es juez y parte, son considerados draconianos y lindantes a veces con la vulneración al debido proceso. Entonces, ¿cómo se llegó a esta situación extrema?, ¿por qué no cobraron a tiempo como lo hacen con otros contribuyentes más modestos, evitando así que la deuda se convierta en inmanejable por intereses y gastos de cobranza?
La respuesta no se encuentra tanto en la parte jurídico-instrumental del órgano tributario (los instrumentos de coerción legal con que cuenta), sino en los poderes fácticos que poseen estas conocidas empresas. Para nadie es un secreto que por su alcance, estos grandes deudores tributarios con una llamada o una conversación con algún ministro u otro personaje de la esfera oficial pueden “paralizar” un proceso de cobro, postergándolo para las calendas griegas. Pasa en la SUNAT y pasa en otras dependencias públicas. El caso más llamativo fue el de Panamericana Televisión, donde el administrador judicial, Genaro Delgado Parker, “postergó” el pago de una deuda tributaria de más de cien millones de soles hasta que dejó muy campante la televisora y entró la SUNAT a intervenirla -oh coincidencia- justo al día siguiente de su salida.
Precisamente, por lo del caso Panamericana, la SUNAT ha querido “curarse en salud” y evitar otra intervención de similar naturaleza. Ahora ha preferido “presionar” a los principales deudores tributarios con la amenaza de iniciar procedimientos concursales por insolvencia (y en escala menor, para los contribuyentes más pequeños, está difundiendo la campaña estilo cine terror de serie B del “ojo que te está mirando”).
A nadie, menos a empresas conocidas dentro y fuera del país, les gusta estar inmersos en procesos de cobro de similar calibre, por lo común es mala propaganda frente a terceros, y hacia eso es a lo que apunta la SUNAT: utilizar el principio de publicidad en una suerte de versión estatal de los célebres “hombrecitos amarillos”.
Pero, ¿con el procedimiento ante INDECOPI podrá cobrar las deudas tributarias? No necesariamente, dado que puede darse el caso que la empresa insolvente sea “un cascarón vacío”, es decir no tenga como pagar las obligaciones, ni bienes con que responder y menos dinero en efectivo; aparte que la SUNAT, conforme a las reglas concursales, no se encuentra en el primer rango de pago a los acreedores y por lo tanto no sería uno de los primeros en cobrar (de poderse cobrar algo).
Ante esa nada halagüeña perspectiva, el órgano tributario ha declarado que llevará a sendos procesos penales a los directivos de dichas empresas. Puede llevarlos, pero desde el punto de vista práctico no significa que pueda cobrar las deudas pendientes. La administración de justicia, de encontrar culpables a los encausados y luego de un largo proceso judicial de muchos, muchos años, les impondrá una sanción penal y una reparación civil a favor de la SUNAT, que posiblemente sea más simbólica que real y ni siquiera cubra los gastos del juicio, por lo que suponemos que está utilizando otro medio de presión, esta vez contra los representantes legales de la empresa. En buen criollo podría decirse: “ya pues, págame algo siquiera o te denuncio”.
La experiencia me enseña que cuando un acreedor cobra demasiado tarde a su deudor, a veces no encuentra nada que cobrar. Algo de eso le puede ocurrir a la SUNAT.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
ejjabogados@gmail.com
Tuesday, September 22, 2009
EL LIBRO ROJO DE GUZMÁN
La reciente presentación en sociedad del “libro rojo” de Abimael Guzmán ha traído más polvareda mediática y del oficialismo de lo que merece. Desde aquellos sectores ultras de la derecha más dura que sin titubear exigían el arresto inmediato de los asistentes a la presentación, empezando por los abogados del líder terrorista, hasta los ministros y congresistas del APRA que se han rasgado las vestiduras y han buscado “chivos expiatorios” que carguen con toda la responsabilidad por la filtración del libro hacia fuera, sin olvidar a los senderistas o neosenderistas que inmediatamente han aprovechado la coyuntura publicitaria para pedir amnistía a favor de su líder y los principales cabecillas de SL.
Pero más allá de los réditos que saquen estos o el propio gobierno con una posición “firme” ante el terrorismo, vale la pena preguntarse si es más importante “condenar” un libro o tener una estrategia, equipos y personal altamente especializado en el VRAE. Qué importa más, combatir un libro o al narcoterrorismo. La respuesta que se de implica si se está o no centrado en el tema.
También es importante preguntarse si es delito o no la publicación y difusión del dichoso libro. Y que la intolerancia no nos gane en la respuesta. Ya Felipe Osterling, jurista conservador, insospechado de posiciones radicales, ha declarado que el libro éticamente es condenable. Ojo con el adverbio: “éticamente”, no dice que sea delito. La fiscal que estuvo presente en el operativo de vigilancia de la presentación tampoco fue de la idea de arrestar a los asistentes, dado que no estaban cometiendo ningún ilícito. Debemos recordar que en el Perú hace mucho tiempo ya no existe el llamado “delito de imprenta”. Una persona puede creer y hasta escribir que la lucha armada es la forma de llegar al poder y el terrorismo una estrategia adecuada y eso no tiene condena penal. Otra cosa distinta es que pase a los hechos. Abimael Guzmán está cumpliendo una larga condena en la Base Naval del Callao no por sus ideas cuando era profesor universitario, sino por haberlas puesto en práctica.
Llama la atención más bien la forma en que el gobierno, y en especial el Ministro de Justicia, han “levantado” la noticia. Bastante revuelo, como que se busca el ansiado “rating”, unos puntitos más de aprobación en la siguiente encuesta nacional o, de repente, contar con una efectiva “cortina de humo”. Cualquiera de las dos sospechas tiene fundamento.
Mostrarse firme ante el terrorismo es bueno, pero mucho mejor sería contar con una estrategia adecuada y los recursos necesarios para terminar con el negocio de la droga en el VRAE, antes que este se vuelva ingobernable y termine engulléndose a toda la sociedad y al estado.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Pero más allá de los réditos que saquen estos o el propio gobierno con una posición “firme” ante el terrorismo, vale la pena preguntarse si es más importante “condenar” un libro o tener una estrategia, equipos y personal altamente especializado en el VRAE. Qué importa más, combatir un libro o al narcoterrorismo. La respuesta que se de implica si se está o no centrado en el tema.
También es importante preguntarse si es delito o no la publicación y difusión del dichoso libro. Y que la intolerancia no nos gane en la respuesta. Ya Felipe Osterling, jurista conservador, insospechado de posiciones radicales, ha declarado que el libro éticamente es condenable. Ojo con el adverbio: “éticamente”, no dice que sea delito. La fiscal que estuvo presente en el operativo de vigilancia de la presentación tampoco fue de la idea de arrestar a los asistentes, dado que no estaban cometiendo ningún ilícito. Debemos recordar que en el Perú hace mucho tiempo ya no existe el llamado “delito de imprenta”. Una persona puede creer y hasta escribir que la lucha armada es la forma de llegar al poder y el terrorismo una estrategia adecuada y eso no tiene condena penal. Otra cosa distinta es que pase a los hechos. Abimael Guzmán está cumpliendo una larga condena en la Base Naval del Callao no por sus ideas cuando era profesor universitario, sino por haberlas puesto en práctica.
Llama la atención más bien la forma en que el gobierno, y en especial el Ministro de Justicia, han “levantado” la noticia. Bastante revuelo, como que se busca el ansiado “rating”, unos puntitos más de aprobación en la siguiente encuesta nacional o, de repente, contar con una efectiva “cortina de humo”. Cualquiera de las dos sospechas tiene fundamento.
Mostrarse firme ante el terrorismo es bueno, pero mucho mejor sería contar con una estrategia adecuada y los recursos necesarios para terminar con el negocio de la droga en el VRAE, antes que este se vuelva ingobernable y termine engulléndose a toda la sociedad y al estado.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, September 15, 2009
TRABAJADORAS SEXUALES DEL CALLAO TENDRÁN DERECHO A SERVICIOS DE SALUD
Pasó desapercibido que meses atrás, por decreto del gobierno regional del Callao, se estableció disposiciones en materia de salud a favor de las mujeres que ejercen el oficio más antiguo del mundo o radiquen en la popular provincia constitucional.
Hay que reconocer el avance en materia de reconocimiento de derechos a favor de las trabajadoras sexuales que trae el decreto bajo comentario. No solo porque contiene igualdad de derechos, sino también porque eleva su dignidad como personas, emergiendo del estigma en que socialmente todavía se encuentra su profesión.
El primer paso es el reconocimiento de derechos en materia de salud, aspecto crucial debido a que por su trabajo se encuentran en alto riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual, el cáncer al cuello uterino o el temible VIH. Pero, este primer paso debe ser completado a futuro con otros como auspiciar asociaciones de trabajadoras sexuales y así organizadas puedan defender mejor sus derechos como sucede en Europa; o, el acceso a una pensión de jubilación, ya que muchas veces el fin de su etapa laboral se ve relacionada con una extrema pobreza e incluso la mendicidad.
Ojalá la medida sea imitada por otros gobiernos regionales. Eso si, atendiendo a la igualdad que debe existir entre géneros, la norma no debería excluir a los trabajadores sexuales, a fin de no hacer distinción entre hombre o mujer, entre varon y varona.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Hay que reconocer el avance en materia de reconocimiento de derechos a favor de las trabajadoras sexuales que trae el decreto bajo comentario. No solo porque contiene igualdad de derechos, sino también porque eleva su dignidad como personas, emergiendo del estigma en que socialmente todavía se encuentra su profesión.
El primer paso es el reconocimiento de derechos en materia de salud, aspecto crucial debido a que por su trabajo se encuentran en alto riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual, el cáncer al cuello uterino o el temible VIH. Pero, este primer paso debe ser completado a futuro con otros como auspiciar asociaciones de trabajadoras sexuales y así organizadas puedan defender mejor sus derechos como sucede en Europa; o, el acceso a una pensión de jubilación, ya que muchas veces el fin de su etapa laboral se ve relacionada con una extrema pobreza e incluso la mendicidad.
Ojalá la medida sea imitada por otros gobiernos regionales. Eso si, atendiendo a la igualdad que debe existir entre géneros, la norma no debería excluir a los trabajadores sexuales, a fin de no hacer distinción entre hombre o mujer, entre varon y varona.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Thursday, September 10, 2009
NO MÁS CHÁVEZ
Fue el grito unísono que recorrió varias ciudades y hemisferios, donde gracias a las redes sociales se convocaron a manifestaciones simultáneas.
Es que el autócrata de Venezuela tiene la lengua muy ligera, no ha aprendido que el hombre es esclavo de sus palabras, por lo que fácil se va de boca y comete torpezas. Qué le vamos a hacer, no ha leído a Platón. Si no fuera por el petróleo difícilmente sería acogido por presidentes tan disímiles como Lula, Bachelet o la Kirchner. Ya no hablemos de Evo que imita muy mal a Chávez en esto de los exabruptos (al pobre lo han vuelto a “mecer” los chilenos con la salida al mar –“mecer” en Perú significa engañar dulcemente con una promesa que jamás se cumplirá-) o de Ortega, que viven de la chequera del dictador.
Todo fue esta vez por la ojeriza que les tiene a los colombianos (su otra “ojeriza” somos los peruanos desde que perdió su candidato Humala). Parece que no aguantó salir mal parado de la última reunión de Unasur donde no consiguió ninguna condena efectiva contra Colombia por lo de las bases norteamericanas y poco después los calificó de “cínicos”, “traidores” o algún adjetivo de similar calibre, “invitándolos” luego de la “reprimenda” a unirse a “la revolución bolivariana”.
Retrucando es como si dijésemos que todos los venezolanos son corruptos o todos los bolivianos torpes. Generalizar es peligroso y más en un vecindario tan quisquilloso como el nuestro.
Y como a la gente no le gusta que le anden endilgando calificativos, un grupo de jóvenes “colochos” optó por convocar manifestaciones de protesta a través del twitter y el facebook. La consigna fue “No más Chávez”, sinónimo de hastío y hasta indigestión por las tropelías del dictadorzuelo.
Oiga usted, las redes sociales son más efectivas que los medios convencionales, me lo van a decir a mí que tengo un blog, aunque modesto, lo leen no solo peruanos, sino también gente de otras latitudes. El contacto está a la vuelta de un clic. De vivir Aristóteles diría que la política se hace por internet. La política de plazas y ágoras está siendo reemplazada por la política virtual, por eso a “los partidos tradicionales” les cuesta mucho comprender por qué están tan de capa caída, por qué su relación con la sociedad civil es tan poco productiva y sobretodo por qué los jóvenes sienten tan poco interés de engrosar sus alicaídas filas.
Las manifestaciones convocadas por las redes sociales usadas con prudencia y habilidad pueden ser un escenario vital para la lucha contra el autócrata, donde los jóvenes van a jugar un papel protagónico. Caerá. Tarde o temprano caerá, eso es tan cierto como que el sol sale todos los días.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Es que el autócrata de Venezuela tiene la lengua muy ligera, no ha aprendido que el hombre es esclavo de sus palabras, por lo que fácil se va de boca y comete torpezas. Qué le vamos a hacer, no ha leído a Platón. Si no fuera por el petróleo difícilmente sería acogido por presidentes tan disímiles como Lula, Bachelet o la Kirchner. Ya no hablemos de Evo que imita muy mal a Chávez en esto de los exabruptos (al pobre lo han vuelto a “mecer” los chilenos con la salida al mar –“mecer” en Perú significa engañar dulcemente con una promesa que jamás se cumplirá-) o de Ortega, que viven de la chequera del dictador.
Todo fue esta vez por la ojeriza que les tiene a los colombianos (su otra “ojeriza” somos los peruanos desde que perdió su candidato Humala). Parece que no aguantó salir mal parado de la última reunión de Unasur donde no consiguió ninguna condena efectiva contra Colombia por lo de las bases norteamericanas y poco después los calificó de “cínicos”, “traidores” o algún adjetivo de similar calibre, “invitándolos” luego de la “reprimenda” a unirse a “la revolución bolivariana”.
Retrucando es como si dijésemos que todos los venezolanos son corruptos o todos los bolivianos torpes. Generalizar es peligroso y más en un vecindario tan quisquilloso como el nuestro.
Y como a la gente no le gusta que le anden endilgando calificativos, un grupo de jóvenes “colochos” optó por convocar manifestaciones de protesta a través del twitter y el facebook. La consigna fue “No más Chávez”, sinónimo de hastío y hasta indigestión por las tropelías del dictadorzuelo.
Oiga usted, las redes sociales son más efectivas que los medios convencionales, me lo van a decir a mí que tengo un blog, aunque modesto, lo leen no solo peruanos, sino también gente de otras latitudes. El contacto está a la vuelta de un clic. De vivir Aristóteles diría que la política se hace por internet. La política de plazas y ágoras está siendo reemplazada por la política virtual, por eso a “los partidos tradicionales” les cuesta mucho comprender por qué están tan de capa caída, por qué su relación con la sociedad civil es tan poco productiva y sobretodo por qué los jóvenes sienten tan poco interés de engrosar sus alicaídas filas.
Las manifestaciones convocadas por las redes sociales usadas con prudencia y habilidad pueden ser un escenario vital para la lucha contra el autócrata, donde los jóvenes van a jugar un papel protagónico. Caerá. Tarde o temprano caerá, eso es tan cierto como que el sol sale todos los días.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Wednesday, September 02, 2009
Camisea: así fue la cosa
El siguiente artículo es muy ilustrativo de cómo se cambió las reglas de juego a fin de favorecer al consorcio de exportación del gas de Camisea, en desmedro del mercado interno. Se podría pensar que “el cambiazo” de legislación fue durante el gobierno “entreguista” de Alberto Fujimori, pero no, fue durante el gobierno “democrático” de Alejandro Toledo, incluso festinando trámites como detalla el artículo. Dicho sea de paso, el gobierno aprista no ha solucionado el problema, sino apenas puesto “un parche”, postergando la solución definitiva para el gobierno entrante, lo que traerá como consecuencia que el tema del gas de Camisea esté en la agenda de la campaña política de cara al 2011.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Camisea: así fue la cosa Por Humberto Campodónico
¿Cómo es posible que, en el gobierno de Toledo, se haya comprometido para la exportación la cantidad de 4 billones de pies cúbicos (bpc) cuando las reservas probadas totales de Camisea solo llegan a 8.8 billones de bpc? La respuesta es: hubo una intensa actividad de los “lobbies” que impulsaban intereses empresariales tanto a nivel del Poder Ejecutivo como en el Congreso para poder cambiar la legislación vigente que no permitía la exportación.
Estos “lobbies” le pusieron la puntería, primero, a la Ley 27133 de 1999 y a su Reglamento, el DS 040-EM-99, ambos vigentes cuando se firmó el Contrato de Camisea a fines del 2000. El DS 040 dice: “Se considera garantizado el abastecimiento de gas natural al mercado nacional, cuando las reservas probadas del Productor alcancen para abastecer la demanda futura, determinada según lo señalado en el Contrato; para un periodo mínimo definido en el Contrato, el cual no podrá ser menor a un horizonte permanente de 20 años” (Art. 4).
La cuestión es que en el 2001 la Shell entregó el Lote 56 (adyacente al Lote 88), donde había invertido US$ 75 millones, encontrando más de 2 bpc de gas natural. Como no lo podía explotar, esos 2 bpc revirtieron gratis al Estado. Tomar la propiedad de las reservas de ese lote y destinarlo a la exportación fue el objetivo de Hunt Oil y SK, miembros del Consorcio Camisea.
En el 2003 se promulgó el DS 031 EM –siendo ministro Hans Flury– que cambia lo del “horizonte permanente de 20 años”. Ahora solo se dice que se abastece la demanda futura “por un periodo mínimo definido en el contrato”. Ya no hay garantía de “abastecimiento permanente”. Pero un DS siempre puede ser cuestionado, por lo que se necesitaba también cambiar la Ley 27133.
Así, en junio del 2005 el Congreso promulgó la Ley 28552, que modificó el Art. 4 de la Ley 27133, que ahora dice: “a) Garantizar el abastecimiento al mercado nacional de gas natural”. Ya no hay nada sobre el “horizonte permanente de 20 años” ni tampoco lo del “periodo mínimo definido en el contrato”.
Los “lobbies” habían actuado bien. Pero había un problema: las reservas del Lote 56 eran muy pequeñas para abastecer un mercado de exportación, que necesita un contrato de largo plazo (20 años) con volúmenes superiores a 500 millones de pies cúbicos diarios. ¿Qué hacer, entonces? Muy simple: cambiar el contrato del Lote 88, para permitir que sus reservas también puedan ser exportadas. Recordemos que el Lote 88 tiene las mayores reservas de gas y ya había llegado a Lima en agosto del 2004.
En una de las jugadas más audaces que se recuerde, en diciembre del 2005 se promulgó el DS 050 2005-EM, que autoriza a Perupetro a modificar (renegociar) el Contrato del Lote 88 “para asegurar el abastecimiento del mercado interno por 20 años”, eufemismo para poder exportar sus reservas. En enero del 2006 se promulga el DS 006 2006 EM, que aprueba que Perupetro modifique el Contrato del Lote 88, en el sentido que solo se tenga que autorizar el abastecimiento del mercado interno por años.
Listo y consumado el despojo al Perú de las reservas del Lote 88. Ahora sí se puede ya firmar el contrato de exportación. Y así fue: solo un mes después, en febrero del 2006, Perú LNG (consorcio exportador formado por Hunt Oil y SK, al cual después entró Repsol) suscribió dichos contratos, tanto con el Lote 88 como con el Lote 56.
FUENTE: DIARIO LA REPÚBLICA JUNIO 2009
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Camisea: así fue la cosa Por Humberto Campodónico
¿Cómo es posible que, en el gobierno de Toledo, se haya comprometido para la exportación la cantidad de 4 billones de pies cúbicos (bpc) cuando las reservas probadas totales de Camisea solo llegan a 8.8 billones de bpc? La respuesta es: hubo una intensa actividad de los “lobbies” que impulsaban intereses empresariales tanto a nivel del Poder Ejecutivo como en el Congreso para poder cambiar la legislación vigente que no permitía la exportación.
Estos “lobbies” le pusieron la puntería, primero, a la Ley 27133 de 1999 y a su Reglamento, el DS 040-EM-99, ambos vigentes cuando se firmó el Contrato de Camisea a fines del 2000. El DS 040 dice: “Se considera garantizado el abastecimiento de gas natural al mercado nacional, cuando las reservas probadas del Productor alcancen para abastecer la demanda futura, determinada según lo señalado en el Contrato; para un periodo mínimo definido en el Contrato, el cual no podrá ser menor a un horizonte permanente de 20 años” (Art. 4).
La cuestión es que en el 2001 la Shell entregó el Lote 56 (adyacente al Lote 88), donde había invertido US$ 75 millones, encontrando más de 2 bpc de gas natural. Como no lo podía explotar, esos 2 bpc revirtieron gratis al Estado. Tomar la propiedad de las reservas de ese lote y destinarlo a la exportación fue el objetivo de Hunt Oil y SK, miembros del Consorcio Camisea.
En el 2003 se promulgó el DS 031 EM –siendo ministro Hans Flury– que cambia lo del “horizonte permanente de 20 años”. Ahora solo se dice que se abastece la demanda futura “por un periodo mínimo definido en el contrato”. Ya no hay garantía de “abastecimiento permanente”. Pero un DS siempre puede ser cuestionado, por lo que se necesitaba también cambiar la Ley 27133.
Así, en junio del 2005 el Congreso promulgó la Ley 28552, que modificó el Art. 4 de la Ley 27133, que ahora dice: “a) Garantizar el abastecimiento al mercado nacional de gas natural”. Ya no hay nada sobre el “horizonte permanente de 20 años” ni tampoco lo del “periodo mínimo definido en el contrato”.
Los “lobbies” habían actuado bien. Pero había un problema: las reservas del Lote 56 eran muy pequeñas para abastecer un mercado de exportación, que necesita un contrato de largo plazo (20 años) con volúmenes superiores a 500 millones de pies cúbicos diarios. ¿Qué hacer, entonces? Muy simple: cambiar el contrato del Lote 88, para permitir que sus reservas también puedan ser exportadas. Recordemos que el Lote 88 tiene las mayores reservas de gas y ya había llegado a Lima en agosto del 2004.
En una de las jugadas más audaces que se recuerde, en diciembre del 2005 se promulgó el DS 050 2005-EM, que autoriza a Perupetro a modificar (renegociar) el Contrato del Lote 88 “para asegurar el abastecimiento del mercado interno por 20 años”, eufemismo para poder exportar sus reservas. En enero del 2006 se promulga el DS 006 2006 EM, que aprueba que Perupetro modifique el Contrato del Lote 88, en el sentido que solo se tenga que autorizar el abastecimiento del mercado interno por años.
Listo y consumado el despojo al Perú de las reservas del Lote 88. Ahora sí se puede ya firmar el contrato de exportación. Y así fue: solo un mes después, en febrero del 2006, Perú LNG (consorcio exportador formado por Hunt Oil y SK, al cual después entró Repsol) suscribió dichos contratos, tanto con el Lote 88 como con el Lote 56.
FUENTE: DIARIO LA REPÚBLICA JUNIO 2009
Tuesday, August 25, 2009
CONTRATO, LEY Y ORDEN PÚBLICO: EL MERCADER DE VENECIA DE WIILIAM SHAKESPEARE
Como abogado lo que siempre me ha fascinado de El mercader de Venecia es el trasfondo legal de la obra. Tanto el comienzo de la trama –la celebración de un contrato- como la resolución –el debate jurídico en un tribunal sobre la validez o no de ese contrato- permite analizar la obra desde el punto de vista jurídico y practicar el uso de algunas instituciones legales, más allá de la ficción.
Bassanio, un joven de abolengo pero sin fortuna, pretende contraer matrimonio con Porcia, rica heredera, para lo cual debe presentarse lo mejor posible (ropa lujosa, presentes para la novia, flete de embarcación, esclavos, etc.), siendo necesario que solicite el dinero a Shylock, judío prestamista. Quien se obliga por el préstamo es Antonio, amigo de Bassanio (al ser sujeto de crédito por su solvencia económica, a diferencia de este último), prestigioso mercader de la ciudad de Venecia, acordando que la devolución de la suma pactada será en tres meses, lapso de tiempo estimativo que supone Antonio deben llegar los barcos con sus mercancías a Venecia y así poder cancelar la obligación. Para formalizar el crédito, suscribe un contrato1 ante Notario, estipulando que de no devolver la suma prestada en la fecha y lugar convenido, el acreedor (Shylock) podrá tomar una libra de la carne del deudor (Antonio).2
Como vemos, estamos ante un contrato de mutuo, con fecha cierta de devolución de la suma entregada y una cláusula penal a favor del acreedor en caso de incumplimiento del deudor (la libra de carne de Antonio). Desde el punto de vista jurídico, al tratarse de un acuerdo contractual, rige el adagio latino “pacta sunt servanda” (traducido libremente como “el pacto es ley entre las partes”), principio del derecho contractual que hasta el presente tiene vigencia.
Vencido el plazo fijado en el contrato, Antonio no cumple con honrar la obligación, en vista que los barcos con las mercancías de su propiedad no han llegado a buen puerto, estando en consecuencia imposibilitado de pagar la deuda, por lo que Shylock exige la ejecución de la cláusula penal a su favor por incumplimiento del deudor, recurriendo al supremo tribunal de Venecia en busca de tutela judicial.
El petitorio de Shylock es bastante concreto: ya no estriba en el pago de la deuda, así esta sea doblada o triplicada en su monto original como buenamente le ofrecen los amigos de Antonio, sino en la ejecución de la cláusula penal: no cumpliste con pagarme en el momento oportuno, exijo como resarcimiento una libra de tú carne.
Hasta allí la razón y el derecho parecen asistir a Shylock. El tribunal de Venecia se muestra impotente para negar el pedido del viejo prestamista sin caer en el descrédito. Venecia vive del comercio y debe respetar sus leyes para tener credibilidad ante el extranjero3 y parece no le queda más remedio que ejecutar lo que en el contrato se encuentra pactado. En ese momento dramático irrumpe en el tribunal Porcia, disfrazada del joven abogado Baltasar, a fin de asumir la defensa de Antonio4. Al inicio de su defensa parece le da la razón a Shylock, siguiendo las reglas del derecho contractual, obviamente todo contrato debe cumplirse de acuerdo a lo estipulado en el mismo (por lo que este lo llega a calificar como “el segundo Daniel”, juez del viejo testamento); pero, en la parte final de su alocución Baltasar/Porcia realiza un giro espectacular de 180º, al señalar que si bien es cierto la cláusula penal debe ejecutarse tal como está pactada, no es menos cierto que en el contrato no está pactado el derramamiento de sangre del deudor al momento de obtener la libra de carne, ni que se saque un gramo más de lo estipulado, y mucho menos el poner en riesgo su vida.5
En otras palabras, la cláusula penal a favor de Shylock es inejecutable, se trata de un imposible jurídico, y es un imposible jurídico porque la cláusula colisiona con normas de orden público de carácter imperativo que protegen la vida y la salud de las personas. Antonio es ciudadano veneciano (y por añadidura “cristiano viejo”), tiene derechos garantizados por el estado que están por encima de lo pactado. Lo que Baltasar/Porcia demuestra con sus argumentos jurídicos es que la cláusula penal desde sus inicios era inejecutable y es nula de pleno derecho por contravenir disposiciones de orden público que cuidan la integridad física de la persona (ante los distintos significados que tiene el concepto de orden público, estamos tomándolo en el sentido estático de conjunto de normas jurídicas de carácter imperativo y, por ende, de estricto cumplimiento).
Precisamente al atentar la cláusula penal contra la vida y la salud del deudor, Baltasar/Porcia pide como compensación económica la mitad de los bienes de Shylock a favor de Antonio (lo que entenderíamos nosotros ahora como una reconvención o “contrademanda” del emplazado) y la otra mitad en confiscación a favor del estado veneciano por haber contravenido el acreedor normas de orden público de carácter imperativo.
Se podría alegar en defensa del acreedor que el daño nunca se llegó a materializar. Antonio nunca puso en peligro su vida o su salud, en vista que Shylock no pudo ejecutar la cláusula penal, lo cual es cierto; pero si bien no existe un daño físico, podemos argüir que sí existió un daño moral o afectivo a la persona. Shylock expuso a Antonio a los avatares de un juicio, al cuestionamiento de la reputación de su buen nombre como comerciante, cuando lo que solicitaba de la justicia era algo imposible de ejecutar. Por añadidura, el temor de Antonio a perder la vida por cumplir la cláusula le ocasionó un sufrimiento inimaginable (“estrés agudo” diríamos actualmente), mereciendo un resarcimiento económico por el daño emocional sufrido.
*****
Existe en la obra una tensión entre el sentido de justicia y la legalidad. La justicia entendida como caridad, conmiseración hacia el otro, tratando de hacer entrar en razón a Shylock a fin que se desista de sus sanguinarias pretensiones. En contraposición este último se basa literalmente “en lo que dice la ley” o el convenio contractual, no importa si es justo o injusto, no importa si aún es a costa de la vida de un ser humano, sino en lo que está pactado; y, como vemos, al final se resolverá esa tensión entre la pretensión de Shylock y la absolución de Antonio gracias a una “tinterillada”: No interesa quien tenga la razón o de que lado se encuentre la justicia, sino quien es más hábil para ganar el proceso.6
Tomemos en cuenta que Porcia/Baltasar salva a Antonio gracias a una triquiñuela legal, bastante discutible, algo así como buscar la coma o el punto de la ley sobre la esencia de la misma, y si bien pudo ser por una “causa justa” (Bassanio, amigo de Antonio, dice: “Os suplico por una sola vez que hagáis flaquear la ley … haced un pequeño mal para realizar un gran bien”), no es menos cierto que se trata de “sacarle la vuelta a la ley”.
Para terminar, y como ya fue anotado por otros autores, existe una crítica social encubierta de Shakespeare hacia los cristianos que se escudaban en su condición de “herederos de Cristo” para aprovecharse de los otros, en este caso de los judíos, que como Shylock se dedicaban a un oficio todavía condenado por la Iglesia Católica a sus feligreses, por lo que los descendientes de Abraham tenían “el monopolio” de los préstamos de dinero a interés (un cristiano solo podía prestar en mutuo un bien o una suma de dinero sin intereses, lo cual –el cobrar intereses- era considerado todavía como usura, aunque por aquellos años la prohibición ya comenzaba a flexibilizarse gracias a la reforma protestante).
Asimismo, Shylock pide justicia como cualquier ciudadano –lo que denominamos ahora “tutela jurisdiccional efectiva”-, con un petitorio concreto –que se ejecute la cláusula penal- y aparentemente se le abren las puertas de la administración de justicia. Pero, al final esa aparente apertura del Tribunal a escuchar su pedido se trasforma en escarnio y despojo (Shylock, perplejo, logra exclamar “Is that the law?”, “¿Eso dice la ley?”). El aparato legal que mueve el prestamista, luego se vuelve en su contra. Shylock cobra una dimensión trágica hacia el final, no solo pierde el juicio, sino pierde también sus bienes, su religión (es obligado a convertirse al cristianismo para no perderlos todos) y hasta a su propia hija que ha fugado con un cristiano. Por eso este personaje de la literatura se hace muy querido, y, no obstante la reputación de usura que recaía sobre su raza, es un personaje muy difícil de olvidar.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
1 Shakespeare utiliza la voz “bond”, así cuando Shylock maquiavélicamente insta a Antonio a suscribir el documento ante Notario dice:
Then meet me fortwith at the notary’s
Give him direction for this merry bond
Algo así como “Acompáñame al notario a firmar un feliz contrato”.
La voz “bond” en inglés alude también a acuerdo, contrato, por lo que para el siguiente “ejercicio jurídico” vamos a tomarla en ese sentido.
2 No vamos a entrar en el debate si era lícito o no ese acuerdo o si las leyes de la época lo permitían, Shakespeare no era un letrado, ni pretendía recrear el mundo jurídico de la época, sino solo conseguir un efecto dramático sobre el auditorio.
3 Una institución que se cree nueva, la seguridad jurídica, no lo es tanto. Quizás sea tan antigua como el comercio entre las naciones. Venecia era una ciudad comercial por excelencia, vivía de su comercio, por lo que los extranjeros debían estar seguros que la ley se iba a cumplir igual para ellos en caso de acudir a la justicia. De allí que Shylock exclama: “Si me la negáis –es decir la aplicación de la ley y el acceso a la justicia-, anatema contra vuestra ley. Los decretos de Venecia, desde ahora, no tienen fuerza”. En lo que concuerda el propio Antonio: “El dux no puede impedir a la ley que siga su curso, a causa de las garantías comerciales que los extranjeros encuentran cerca de nosotros en Venecia…”.
4. Baltasar/Porcia se presenta ante el Tribunal de Venecia como una suerte de “amicus curiae”, un “amigo del tribunal”, que colabora en dar luces sobre el caso; pero, se trata de un engaño, dado que en el fondo lo que busca es defender a toda costa a Antonio.
5. Un argumento menos dramático, pero más jurídico, hubiese sido invocar la extinción de la obligación por causa no imputable al deudor: el hecho evidente de los barcos con las mercancías de Antonio que no llegaron al puerto de Venecia en la fecha convenida obedece no a causa imputable a este (que tiene el deseo de pagar la deuda), sino a un caso fortuito o fuerza mayor, en el caso particular, a un evento irresistible de la naturaleza.
6. En toda la obra trasuda el engaño. Recuérdese como Porcia elude a sus pretendientes con el señuelo de las cajas.
Bassanio, un joven de abolengo pero sin fortuna, pretende contraer matrimonio con Porcia, rica heredera, para lo cual debe presentarse lo mejor posible (ropa lujosa, presentes para la novia, flete de embarcación, esclavos, etc.), siendo necesario que solicite el dinero a Shylock, judío prestamista. Quien se obliga por el préstamo es Antonio, amigo de Bassanio (al ser sujeto de crédito por su solvencia económica, a diferencia de este último), prestigioso mercader de la ciudad de Venecia, acordando que la devolución de la suma pactada será en tres meses, lapso de tiempo estimativo que supone Antonio deben llegar los barcos con sus mercancías a Venecia y así poder cancelar la obligación. Para formalizar el crédito, suscribe un contrato1 ante Notario, estipulando que de no devolver la suma prestada en la fecha y lugar convenido, el acreedor (Shylock) podrá tomar una libra de la carne del deudor (Antonio).2
Como vemos, estamos ante un contrato de mutuo, con fecha cierta de devolución de la suma entregada y una cláusula penal a favor del acreedor en caso de incumplimiento del deudor (la libra de carne de Antonio). Desde el punto de vista jurídico, al tratarse de un acuerdo contractual, rige el adagio latino “pacta sunt servanda” (traducido libremente como “el pacto es ley entre las partes”), principio del derecho contractual que hasta el presente tiene vigencia.
Vencido el plazo fijado en el contrato, Antonio no cumple con honrar la obligación, en vista que los barcos con las mercancías de su propiedad no han llegado a buen puerto, estando en consecuencia imposibilitado de pagar la deuda, por lo que Shylock exige la ejecución de la cláusula penal a su favor por incumplimiento del deudor, recurriendo al supremo tribunal de Venecia en busca de tutela judicial.
El petitorio de Shylock es bastante concreto: ya no estriba en el pago de la deuda, así esta sea doblada o triplicada en su monto original como buenamente le ofrecen los amigos de Antonio, sino en la ejecución de la cláusula penal: no cumpliste con pagarme en el momento oportuno, exijo como resarcimiento una libra de tú carne.
Hasta allí la razón y el derecho parecen asistir a Shylock. El tribunal de Venecia se muestra impotente para negar el pedido del viejo prestamista sin caer en el descrédito. Venecia vive del comercio y debe respetar sus leyes para tener credibilidad ante el extranjero3 y parece no le queda más remedio que ejecutar lo que en el contrato se encuentra pactado. En ese momento dramático irrumpe en el tribunal Porcia, disfrazada del joven abogado Baltasar, a fin de asumir la defensa de Antonio4. Al inicio de su defensa parece le da la razón a Shylock, siguiendo las reglas del derecho contractual, obviamente todo contrato debe cumplirse de acuerdo a lo estipulado en el mismo (por lo que este lo llega a calificar como “el segundo Daniel”, juez del viejo testamento); pero, en la parte final de su alocución Baltasar/Porcia realiza un giro espectacular de 180º, al señalar que si bien es cierto la cláusula penal debe ejecutarse tal como está pactada, no es menos cierto que en el contrato no está pactado el derramamiento de sangre del deudor al momento de obtener la libra de carne, ni que se saque un gramo más de lo estipulado, y mucho menos el poner en riesgo su vida.5
En otras palabras, la cláusula penal a favor de Shylock es inejecutable, se trata de un imposible jurídico, y es un imposible jurídico porque la cláusula colisiona con normas de orden público de carácter imperativo que protegen la vida y la salud de las personas. Antonio es ciudadano veneciano (y por añadidura “cristiano viejo”), tiene derechos garantizados por el estado que están por encima de lo pactado. Lo que Baltasar/Porcia demuestra con sus argumentos jurídicos es que la cláusula penal desde sus inicios era inejecutable y es nula de pleno derecho por contravenir disposiciones de orden público que cuidan la integridad física de la persona (ante los distintos significados que tiene el concepto de orden público, estamos tomándolo en el sentido estático de conjunto de normas jurídicas de carácter imperativo y, por ende, de estricto cumplimiento).
Precisamente al atentar la cláusula penal contra la vida y la salud del deudor, Baltasar/Porcia pide como compensación económica la mitad de los bienes de Shylock a favor de Antonio (lo que entenderíamos nosotros ahora como una reconvención o “contrademanda” del emplazado) y la otra mitad en confiscación a favor del estado veneciano por haber contravenido el acreedor normas de orden público de carácter imperativo.
Se podría alegar en defensa del acreedor que el daño nunca se llegó a materializar. Antonio nunca puso en peligro su vida o su salud, en vista que Shylock no pudo ejecutar la cláusula penal, lo cual es cierto; pero si bien no existe un daño físico, podemos argüir que sí existió un daño moral o afectivo a la persona. Shylock expuso a Antonio a los avatares de un juicio, al cuestionamiento de la reputación de su buen nombre como comerciante, cuando lo que solicitaba de la justicia era algo imposible de ejecutar. Por añadidura, el temor de Antonio a perder la vida por cumplir la cláusula le ocasionó un sufrimiento inimaginable (“estrés agudo” diríamos actualmente), mereciendo un resarcimiento económico por el daño emocional sufrido.
*****
Existe en la obra una tensión entre el sentido de justicia y la legalidad. La justicia entendida como caridad, conmiseración hacia el otro, tratando de hacer entrar en razón a Shylock a fin que se desista de sus sanguinarias pretensiones. En contraposición este último se basa literalmente “en lo que dice la ley” o el convenio contractual, no importa si es justo o injusto, no importa si aún es a costa de la vida de un ser humano, sino en lo que está pactado; y, como vemos, al final se resolverá esa tensión entre la pretensión de Shylock y la absolución de Antonio gracias a una “tinterillada”: No interesa quien tenga la razón o de que lado se encuentre la justicia, sino quien es más hábil para ganar el proceso.6
Tomemos en cuenta que Porcia/Baltasar salva a Antonio gracias a una triquiñuela legal, bastante discutible, algo así como buscar la coma o el punto de la ley sobre la esencia de la misma, y si bien pudo ser por una “causa justa” (Bassanio, amigo de Antonio, dice: “Os suplico por una sola vez que hagáis flaquear la ley … haced un pequeño mal para realizar un gran bien”), no es menos cierto que se trata de “sacarle la vuelta a la ley”.
Para terminar, y como ya fue anotado por otros autores, existe una crítica social encubierta de Shakespeare hacia los cristianos que se escudaban en su condición de “herederos de Cristo” para aprovecharse de los otros, en este caso de los judíos, que como Shylock se dedicaban a un oficio todavía condenado por la Iglesia Católica a sus feligreses, por lo que los descendientes de Abraham tenían “el monopolio” de los préstamos de dinero a interés (un cristiano solo podía prestar en mutuo un bien o una suma de dinero sin intereses, lo cual –el cobrar intereses- era considerado todavía como usura, aunque por aquellos años la prohibición ya comenzaba a flexibilizarse gracias a la reforma protestante).
Asimismo, Shylock pide justicia como cualquier ciudadano –lo que denominamos ahora “tutela jurisdiccional efectiva”-, con un petitorio concreto –que se ejecute la cláusula penal- y aparentemente se le abren las puertas de la administración de justicia. Pero, al final esa aparente apertura del Tribunal a escuchar su pedido se trasforma en escarnio y despojo (Shylock, perplejo, logra exclamar “Is that the law?”, “¿Eso dice la ley?”). El aparato legal que mueve el prestamista, luego se vuelve en su contra. Shylock cobra una dimensión trágica hacia el final, no solo pierde el juicio, sino pierde también sus bienes, su religión (es obligado a convertirse al cristianismo para no perderlos todos) y hasta a su propia hija que ha fugado con un cristiano. Por eso este personaje de la literatura se hace muy querido, y, no obstante la reputación de usura que recaía sobre su raza, es un personaje muy difícil de olvidar.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
1 Shakespeare utiliza la voz “bond”, así cuando Shylock maquiavélicamente insta a Antonio a suscribir el documento ante Notario dice:
Then meet me fortwith at the notary’s
Give him direction for this merry bond
Algo así como “Acompáñame al notario a firmar un feliz contrato”.
La voz “bond” en inglés alude también a acuerdo, contrato, por lo que para el siguiente “ejercicio jurídico” vamos a tomarla en ese sentido.
2 No vamos a entrar en el debate si era lícito o no ese acuerdo o si las leyes de la época lo permitían, Shakespeare no era un letrado, ni pretendía recrear el mundo jurídico de la época, sino solo conseguir un efecto dramático sobre el auditorio.
3 Una institución que se cree nueva, la seguridad jurídica, no lo es tanto. Quizás sea tan antigua como el comercio entre las naciones. Venecia era una ciudad comercial por excelencia, vivía de su comercio, por lo que los extranjeros debían estar seguros que la ley se iba a cumplir igual para ellos en caso de acudir a la justicia. De allí que Shylock exclama: “Si me la negáis –es decir la aplicación de la ley y el acceso a la justicia-, anatema contra vuestra ley. Los decretos de Venecia, desde ahora, no tienen fuerza”. En lo que concuerda el propio Antonio: “El dux no puede impedir a la ley que siga su curso, a causa de las garantías comerciales que los extranjeros encuentran cerca de nosotros en Venecia…”.
4. Baltasar/Porcia se presenta ante el Tribunal de Venecia como una suerte de “amicus curiae”, un “amigo del tribunal”, que colabora en dar luces sobre el caso; pero, se trata de un engaño, dado que en el fondo lo que busca es defender a toda costa a Antonio.
5. Un argumento menos dramático, pero más jurídico, hubiese sido invocar la extinción de la obligación por causa no imputable al deudor: el hecho evidente de los barcos con las mercancías de Antonio que no llegaron al puerto de Venecia en la fecha convenida obedece no a causa imputable a este (que tiene el deseo de pagar la deuda), sino a un caso fortuito o fuerza mayor, en el caso particular, a un evento irresistible de la naturaleza.
6. En toda la obra trasuda el engaño. Recuérdese como Porcia elude a sus pretendientes con el señuelo de las cajas.
Wednesday, August 19, 2009
MI HERMANO ES FUJIMORISTA
Montado en bicicleta y enfundado en su polo color naranja, distribuye propaganda de Fuerza 2011 como si se tratase del nuevo evangelio, es tal su fe que logra convencer a quienes lo escuchan y ha llenado decenas de planillones con firmas para la inscripción de Keiko como presidenta, asiste a las charlas en el comité distrital del partido y sus ojos brillan de entusiasmo cuando habla de las actividades que realizan, es un creyente convencido en la inocencia del “Chino” y asiste, cual si se tratase de la Meca, a visitarlo con un grupo de correligionarios a la Diroes.
Hoy domingo me ha visitado y acaba de entregarme unos folletos de su partido, creo no me ha invitado a las charlas porque sabe que no comulgo con sus convicciones, pero no por eso nos hemos distanciado, menos peleado. En nuestra familia, a pesar de ser pequeña, siempre existió diversidad de credos religiosos o políticos, y nunca nos peleamos o distanciamos por las ideas; y si bien tuvimos por ahí algunos sectarios, fueron minoría. Tratamos de llevar las cosas en paz respetando las creencias del otro y, parece, la idea ha dado resultado.
No lo juzgo, solo trato de comprenderlo, y lo cierto es que reinstaurada la democracia en el 2000 los “políticos tradicionales” le fallaron a él y a su generación, anteponiendo sus ambiciones personales y cortoplacistas al bienestar del pueblo; por eso el fujimorismo (al igual que el nacionalismo de Humala) es una opción para muchos jóvenes que eran niños en los noventa e incluso recuerdan vagamente, tal que si se tratase de una pesadilla gore, como fue el desgobierno de Alan García en su primer mandato.
Reviso los boletines que me obsequió. En la parte superior aparece Keiko con su padre (el soporte de su campaña gira en torno a él: Fujimori presidente, Fujimori encarcelado, Fujimori condenado). Están escritos de manera sencilla y didáctica, como para que lo entienda cualquier persona. Me interesa sobretodo el que explica el desbalance patrimonial del ex presidente o cómo pudo pagar la cara educación de sus hijos. La verdad que para cuadrar las cuentas, las explicaciones son bastante rocambolescas, dignas de una novela de folletín. No van en línea recta, sino en zigzag, con desvíos, desniveles y entradas a túneles de dudosa claridad. Préstamos de amigos por aquí, ventas de propiedades por allá. Solo faltó alguna herencia de tía o tío rico para completar el cuadro.
Al final de uno de los boletines leo una frase lapidaria que pretende justificar los “excesos” ocurridos en su mandato, frase atribuida al desaparecido Alberto Bustamante, su entonces primer ministro, que dice textualmente: “Personalmente pienso que Fujimori fue la primera y principal víctima de un esquema delincuencial”.
Es decir, “el Chino” no sabía nada de lo que hacía su asesor Montesinos.
Estoy seguro que mi hermano con el tiempo y cuando pase la etapa de la idealización de la política, igual que ocurre en el enamoramiento al terminar el hechizo del amor se “descubre” más sereno que nuestra pareja no era todo lo perfecta que creíamos, descubrirá en su crudeza la política menuda, la del día a día, de traiciones y ambiciones, de abundantes miserias y escasas grandezas, tal como me sucedió a mí cuando simpaticé con la izquierda marxista en mis veinte. Quizás abra los ojos y se convierta en un escéptico observador como su hermano mayor o quizás siga entusiasmado haciendo política. Solo el tiempo lo dirá.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Hoy domingo me ha visitado y acaba de entregarme unos folletos de su partido, creo no me ha invitado a las charlas porque sabe que no comulgo con sus convicciones, pero no por eso nos hemos distanciado, menos peleado. En nuestra familia, a pesar de ser pequeña, siempre existió diversidad de credos religiosos o políticos, y nunca nos peleamos o distanciamos por las ideas; y si bien tuvimos por ahí algunos sectarios, fueron minoría. Tratamos de llevar las cosas en paz respetando las creencias del otro y, parece, la idea ha dado resultado.
No lo juzgo, solo trato de comprenderlo, y lo cierto es que reinstaurada la democracia en el 2000 los “políticos tradicionales” le fallaron a él y a su generación, anteponiendo sus ambiciones personales y cortoplacistas al bienestar del pueblo; por eso el fujimorismo (al igual que el nacionalismo de Humala) es una opción para muchos jóvenes que eran niños en los noventa e incluso recuerdan vagamente, tal que si se tratase de una pesadilla gore, como fue el desgobierno de Alan García en su primer mandato.
Reviso los boletines que me obsequió. En la parte superior aparece Keiko con su padre (el soporte de su campaña gira en torno a él: Fujimori presidente, Fujimori encarcelado, Fujimori condenado). Están escritos de manera sencilla y didáctica, como para que lo entienda cualquier persona. Me interesa sobretodo el que explica el desbalance patrimonial del ex presidente o cómo pudo pagar la cara educación de sus hijos. La verdad que para cuadrar las cuentas, las explicaciones son bastante rocambolescas, dignas de una novela de folletín. No van en línea recta, sino en zigzag, con desvíos, desniveles y entradas a túneles de dudosa claridad. Préstamos de amigos por aquí, ventas de propiedades por allá. Solo faltó alguna herencia de tía o tío rico para completar el cuadro.
Al final de uno de los boletines leo una frase lapidaria que pretende justificar los “excesos” ocurridos en su mandato, frase atribuida al desaparecido Alberto Bustamante, su entonces primer ministro, que dice textualmente: “Personalmente pienso que Fujimori fue la primera y principal víctima de un esquema delincuencial”.
Es decir, “el Chino” no sabía nada de lo que hacía su asesor Montesinos.
Estoy seguro que mi hermano con el tiempo y cuando pase la etapa de la idealización de la política, igual que ocurre en el enamoramiento al terminar el hechizo del amor se “descubre” más sereno que nuestra pareja no era todo lo perfecta que creíamos, descubrirá en su crudeza la política menuda, la del día a día, de traiciones y ambiciones, de abundantes miserias y escasas grandezas, tal como me sucedió a mí cuando simpaticé con la izquierda marxista en mis veinte. Quizás abra los ojos y se convierta en un escéptico observador como su hermano mayor o quizás siga entusiasmado haciendo política. Solo el tiempo lo dirá.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Wednesday, August 12, 2009
¿ASISTIENDO AL FIN DE UN RITUAL?
Hoy (5 de Agosto) concluyó la Feria Internacional del Libro, señera junto a la tradicional Feria Ricardo Palma en Miraflores. Una en el mes de Julio (el mes de mi cumpleaños) y la otra en el mes de Diciembre, a las que ahora se suman las Ferias Regionales.
A pesar de ese entusiasmo ferial, a veces me pregunto ¿no estaremos asistiendo a un rito que está llegando a su fin? Me refiero a la celebración del libro impreso, aquel que ocupa espacios más o menos grandes dependiendo del tamaño de la biblioteca que cada uno posea. Es muy romántico creer que no desaparecerá, más de una generación ha crecido con un amor devocional al libro impreso, acariciar su textura, apreciar su forma, oler la tinta fresca cuando se abre, escuchar el sonido de las hojas al voltear la página, quedar embelesado por el tipo de letra o el diseño de la carátula, entre otros detalles más que hacen las delicias de un bibliómano. Personalmente me encuentro en esa larga lista, de aquellos que nos manteníamos despiertos hasta altas horas de la madrugada gozando de un buen libro y de la forma que este tenía, así sea uno pequeño, de bolsillo. Ese amor cuasi religioso me motivó después a escribir, a “dar el salto” a la creación.
No obstante la deuda que tengo y a pesar que las ferias librescas parecen decir lo contrario, vuelvo a insistir en mi pregunta inicial: ¿no estaremos asistiendo al fin de un ritual?, de un acontecimiento que será recordado solo por las revistas y libros electrónicos del mañana como “lo que fue” el libro en sus inicios. Es que la tecnología está allí, al alcance de la mano, e internet ya no es solo un pasatiempo, sino una necesidad.
Imagino que cuando se inventó la imprenta y fueron publicados los primeros libros tal como los conocemos hoy en día, aquellos que hasta ese momento estaban acostumbrados a los pergaminos enrollados de piel de carnero, escritos a mano con tintas extraídas de animales y plantas, y conservados celosamente en abadías y monasterios, se formularon preguntas similares. “El sacudón” debe haber sido bastante fuerte para aquellos letrados medioevales.
No dudo que los bibliófilos tendrán sus reparos, así como lo tuvieron los lectores de pergaminos seiscientos años atrás; pero, la imprenta de Gutenberg también fue un adelanto tecnológico revolucionario en su época como lo es hoy internet. Y, no obstante mi temor inicial, cuando hace trece años estuve frente a una computadora por primera vez, ahora ya leo libros electrónicos y escribo en un blog que está construido gracias a la nueva tecnología. Pertenezco a esa generación que va a caballo entre los dos inventos que cambiaron sus épocas: el del libro físico y el del libro digital; y soy conciente que las generaciones posteriores a la mía son ciento por ciento virtuales, generaciones que les parece raro leer un libro físico de más de quinientas páginas.
Quizás en algunos años más las presentaciones de libros sean netamente por video conferencias y las ferias librescas más virtuales que reales, donde será moneda corriente descargar un libro por medio de una tarjeta de crédito, leerlo en un pequeño dispositivo menor a la palma de nuestras manos y ver a su autor disertando en tiempo real en una gran pantalla lcd, probablemente a miles de kilómetros de distancia, con traducción simultánea para los interesados.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
A pesar de ese entusiasmo ferial, a veces me pregunto ¿no estaremos asistiendo a un rito que está llegando a su fin? Me refiero a la celebración del libro impreso, aquel que ocupa espacios más o menos grandes dependiendo del tamaño de la biblioteca que cada uno posea. Es muy romántico creer que no desaparecerá, más de una generación ha crecido con un amor devocional al libro impreso, acariciar su textura, apreciar su forma, oler la tinta fresca cuando se abre, escuchar el sonido de las hojas al voltear la página, quedar embelesado por el tipo de letra o el diseño de la carátula, entre otros detalles más que hacen las delicias de un bibliómano. Personalmente me encuentro en esa larga lista, de aquellos que nos manteníamos despiertos hasta altas horas de la madrugada gozando de un buen libro y de la forma que este tenía, así sea uno pequeño, de bolsillo. Ese amor cuasi religioso me motivó después a escribir, a “dar el salto” a la creación.
No obstante la deuda que tengo y a pesar que las ferias librescas parecen decir lo contrario, vuelvo a insistir en mi pregunta inicial: ¿no estaremos asistiendo al fin de un ritual?, de un acontecimiento que será recordado solo por las revistas y libros electrónicos del mañana como “lo que fue” el libro en sus inicios. Es que la tecnología está allí, al alcance de la mano, e internet ya no es solo un pasatiempo, sino una necesidad.
Imagino que cuando se inventó la imprenta y fueron publicados los primeros libros tal como los conocemos hoy en día, aquellos que hasta ese momento estaban acostumbrados a los pergaminos enrollados de piel de carnero, escritos a mano con tintas extraídas de animales y plantas, y conservados celosamente en abadías y monasterios, se formularon preguntas similares. “El sacudón” debe haber sido bastante fuerte para aquellos letrados medioevales.
No dudo que los bibliófilos tendrán sus reparos, así como lo tuvieron los lectores de pergaminos seiscientos años atrás; pero, la imprenta de Gutenberg también fue un adelanto tecnológico revolucionario en su época como lo es hoy internet. Y, no obstante mi temor inicial, cuando hace trece años estuve frente a una computadora por primera vez, ahora ya leo libros electrónicos y escribo en un blog que está construido gracias a la nueva tecnología. Pertenezco a esa generación que va a caballo entre los dos inventos que cambiaron sus épocas: el del libro físico y el del libro digital; y soy conciente que las generaciones posteriores a la mía son ciento por ciento virtuales, generaciones que les parece raro leer un libro físico de más de quinientas páginas.
Quizás en algunos años más las presentaciones de libros sean netamente por video conferencias y las ferias librescas más virtuales que reales, donde será moneda corriente descargar un libro por medio de una tarjeta de crédito, leerlo en un pequeño dispositivo menor a la palma de nuestras manos y ver a su autor disertando en tiempo real en una gran pantalla lcd, probablemente a miles de kilómetros de distancia, con traducción simultánea para los interesados.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Wednesday, August 05, 2009
EL MRTA QUIERE SER PARTIDO POLÍTICO
(A raíz de la presentación en el Congreso de la República de un grupo de dirigentes del partido político Patria Libre, muchos de los cuales pertenecieron al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru - MRTA, vuelvo a publicar ligeramente modificado un artículo aparecido el 11.6.08 en este mismo blog. Como decíamos en aquella ocasión, solo el tiempo determinará si es que llega a cuajar como un partido político democrático. Los que quieran conocer un poco más el ideario de Patria Libre, pueden consultar su página en: http://patrialibre21.blogspot.com).
El hecho no debe de extrañarnos (me refiero a que un movimiento insurreccional en principio quiera después actuar dentro de la legalidad), pese a los comentarios recelosos que la noticia ha ocasionado. Los movimientos guerrilleros o insurgentes, sea que hayan empleado actos terroristas o no (lo cual es materia de un análisis distinto), al fracasar en la lucha armada tienen tres opciones: se auto disuelven insertándose en la sociedad civil; se mantienen en estado larvado, sufriendo un proceso de degeneración (deciden dedicarse a los secuestros, a robos lucrativos o al servicio del narcotráfico); o deciden asimilarse a la legalidad y al estado de derecho, constituyéndose como partidos políticos. Es lo que sucedió, por ejemplo, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua una vez llegado al poder (el único caso de un movimiento guerrillero que actuando en democracia cede el poder a un partido opositor en justas electorales), el Frente Farabundo Martí en El Salvador, el M-19 en Colombia. El caso más emblemático de grupo insurgente que se mantiene en estado larvado, degenerando en negocios turbios con el narcotráfico o el secuestro de personas son las FARC en Colombia, y en nuestro país, Sendero Luminoso.
El ingreso a la legalidad de los grupos armados se produce por tres causas: primera, por “la conquista del poder”, vale decir la guerrilla resulta triunfante y procede a instaurar “un nuevo orden” desde el estado conquistado (los únicos casos exitosos en la región fueron los de Cuba y Nicaragua); la segunda, por amnistía, cuando existe un “empate” político y/o militar entre las fuerzas del orden y el movimiento armado (caso del M-19 o el F. Martí), en éste caso, a veces, una organización internacional o un grupo de gobernantes vecinos interponen “sus buenos oficios” a fin de facilitar el diálogo y la subsecuente solución; la tercera causa es cuando el movimiento subversivo ha sido derrotado y sus principales dirigentes encarcelados y aquellos que han purgado su pena, salen libres (generalmente mandos intermedios), recobrando sus derechos ciudadanos, incluso el derecho de elegir y ser elegido (es el caso del MRTA).
El problema gira en torno a si deben o no ser admitidos en la legalidad, considerando con cautela su pedido, dados sus antecedentes. Es como si un ladrón prontuariado, una vez cumplida su condena, quisiera ser vigilante de una entidad bancaria. Quizás sus antiguos hábitos todavía hagan recelar.
Es natural la suspicacia, pero el caso no es tanto juzgar a priori, sino que por los actos de sus propios integrantes se conocerá si existe un verdadero sinceramiento democrático. Generalmente los grupos subversivos que pasan a la legalidad atraviesan por una etapa de transición, en la cual si bien realizan una autocrítica de sus actos pasados, todavía reconocen con orgullo el fin noble de sus objetivos (una sociedad más justa). Se desprenden del pasado pero todavía no del todo. Es el caso del MRTA actualmente (y lo fue del APRA en sus orígenes). Superada esa etapa de transición, si logran desprenderse del todo de su pasado, entrarán cien por ciento en las puertas de la legalidad y el sistema democrático, lo cual puede ser coadyuvado con el ingreso de nuevos miembros que no hayan estado comprometidos con los hechos subversivos.
Sobre este punto una aclaración. La subversión en si misma no es buena o mala. Por citar solo dos ejemplos. Los fundadores de nuestro país como república fueron considerados “subversivos” en su tiempo, al igual que los padres de la naciente república norteamericana. Otra cosa muy distinta es la defensa del sistema democrático contra quienes lo atacan. Obviamente que aquellos que no creen en el sistema no pueden actuar en la legalidad, como sucede en España con los etarras o en Alemania con los nazis. Es un mecanismo de protección que el propio sistema crea para ser inmune a los ataques desde dentro de la sociedad.
Ahora bien, si ciertos cuadros del MRTA quieren actuar en la legalidad, como hemos visto, no existiría ningún impedimento, siempre que cumplan con las formalidades de ley (inscripción como partido político, número mínimo de adherentes, locales partidarios, etc.); pero, sobretodo, interioricen sus integrantes los valores democráticos, esta última tarea más larga y compleja que la simple inscripción.
Muchos de los miembros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru han purgado carcelería y están libres. Jurídicamente, como ciudadanos con sus derechos recobrados, pueden ejercer sus derechos políticos irrestrictamente, incluyendo el asociarse y decidir inscribir un partido político. Desde el punto de vista de la variedad partidaria, será una alternativa que oxigenará nuestro enrarecido y atomizado medio. Que convenza o no su programa político, que sus dirigentes sean expresión de la “conversión” democrática que manifiestan, que llegue a cuajar o no como partido político y sea representativo de la sociedad peruana, eso solo el tiempo lo dirá.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
El hecho no debe de extrañarnos (me refiero a que un movimiento insurreccional en principio quiera después actuar dentro de la legalidad), pese a los comentarios recelosos que la noticia ha ocasionado. Los movimientos guerrilleros o insurgentes, sea que hayan empleado actos terroristas o no (lo cual es materia de un análisis distinto), al fracasar en la lucha armada tienen tres opciones: se auto disuelven insertándose en la sociedad civil; se mantienen en estado larvado, sufriendo un proceso de degeneración (deciden dedicarse a los secuestros, a robos lucrativos o al servicio del narcotráfico); o deciden asimilarse a la legalidad y al estado de derecho, constituyéndose como partidos políticos. Es lo que sucedió, por ejemplo, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua una vez llegado al poder (el único caso de un movimiento guerrillero que actuando en democracia cede el poder a un partido opositor en justas electorales), el Frente Farabundo Martí en El Salvador, el M-19 en Colombia. El caso más emblemático de grupo insurgente que se mantiene en estado larvado, degenerando en negocios turbios con el narcotráfico o el secuestro de personas son las FARC en Colombia, y en nuestro país, Sendero Luminoso.
El ingreso a la legalidad de los grupos armados se produce por tres causas: primera, por “la conquista del poder”, vale decir la guerrilla resulta triunfante y procede a instaurar “un nuevo orden” desde el estado conquistado (los únicos casos exitosos en la región fueron los de Cuba y Nicaragua); la segunda, por amnistía, cuando existe un “empate” político y/o militar entre las fuerzas del orden y el movimiento armado (caso del M-19 o el F. Martí), en éste caso, a veces, una organización internacional o un grupo de gobernantes vecinos interponen “sus buenos oficios” a fin de facilitar el diálogo y la subsecuente solución; la tercera causa es cuando el movimiento subversivo ha sido derrotado y sus principales dirigentes encarcelados y aquellos que han purgado su pena, salen libres (generalmente mandos intermedios), recobrando sus derechos ciudadanos, incluso el derecho de elegir y ser elegido (es el caso del MRTA).
El problema gira en torno a si deben o no ser admitidos en la legalidad, considerando con cautela su pedido, dados sus antecedentes. Es como si un ladrón prontuariado, una vez cumplida su condena, quisiera ser vigilante de una entidad bancaria. Quizás sus antiguos hábitos todavía hagan recelar.
Es natural la suspicacia, pero el caso no es tanto juzgar a priori, sino que por los actos de sus propios integrantes se conocerá si existe un verdadero sinceramiento democrático. Generalmente los grupos subversivos que pasan a la legalidad atraviesan por una etapa de transición, en la cual si bien realizan una autocrítica de sus actos pasados, todavía reconocen con orgullo el fin noble de sus objetivos (una sociedad más justa). Se desprenden del pasado pero todavía no del todo. Es el caso del MRTA actualmente (y lo fue del APRA en sus orígenes). Superada esa etapa de transición, si logran desprenderse del todo de su pasado, entrarán cien por ciento en las puertas de la legalidad y el sistema democrático, lo cual puede ser coadyuvado con el ingreso de nuevos miembros que no hayan estado comprometidos con los hechos subversivos.
Sobre este punto una aclaración. La subversión en si misma no es buena o mala. Por citar solo dos ejemplos. Los fundadores de nuestro país como república fueron considerados “subversivos” en su tiempo, al igual que los padres de la naciente república norteamericana. Otra cosa muy distinta es la defensa del sistema democrático contra quienes lo atacan. Obviamente que aquellos que no creen en el sistema no pueden actuar en la legalidad, como sucede en España con los etarras o en Alemania con los nazis. Es un mecanismo de protección que el propio sistema crea para ser inmune a los ataques desde dentro de la sociedad.
Ahora bien, si ciertos cuadros del MRTA quieren actuar en la legalidad, como hemos visto, no existiría ningún impedimento, siempre que cumplan con las formalidades de ley (inscripción como partido político, número mínimo de adherentes, locales partidarios, etc.); pero, sobretodo, interioricen sus integrantes los valores democráticos, esta última tarea más larga y compleja que la simple inscripción.
Muchos de los miembros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru han purgado carcelería y están libres. Jurídicamente, como ciudadanos con sus derechos recobrados, pueden ejercer sus derechos políticos irrestrictamente, incluyendo el asociarse y decidir inscribir un partido político. Desde el punto de vista de la variedad partidaria, será una alternativa que oxigenará nuestro enrarecido y atomizado medio. Que convenza o no su programa político, que sus dirigentes sean expresión de la “conversión” democrática que manifiestan, que llegue a cuajar o no como partido político y sea representativo de la sociedad peruana, eso solo el tiempo lo dirá.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Wednesday, July 29, 2009
AL TERCER AÑO DEL GOBIERNO DE ALAN GARCÍA
Cuando cae el gobierno de Fujimori en el 2000, los partidos y agrupaciones políticas que tuvieron un perfil bajo en la década anterior, comienzan a tener una presencia más notoria en la escena política. Son partidos que quedaron maltrechos luego de las reformas fujimoristas en el plano económico y social, y por lo tanto más o menos deben acomodarse a este “nuevo Perú” que muchas veces no entienden bien y menos sintonizan en forma apropiada. Si bien van copando las instituciones democráticas y el aparato estatal, el alcance nacional es bastante reducido. Incluso el principal y más antiguo partido del país, el APRA, ya no tiene la proyección nacional de otros tiempos, debiendo compartir el escenario con agrupaciones independientes de carácter regional; y, cuando existen crisis graves como la de Bagua no cuenta con operadores políticos locales idóneos que solucionen el problema, debiendo recurrir el primer ministro, en persona, desde Lima. De allí que fue fácil arrinconar y golpear duro al viejo partido de Alfonso Ugarte, cargándole incluso con muertos que jamás existieron. Veinte años atrás era impensable que al partido aprista se lo pueda jaquear con tanta soltura.
Pero, si bien existe una carencia de proyección nacional de los principales partidos políticos, también se suma la carencia de la necesaria democracia interna a fin de elegir a sus dirigentes y tomar las decisiones conforme al principio “un militante, un voto”. La renovación dirigencial es un mito y la “dedocracia” practica común, resistiéndose mucho los partidos políticos ha democratizarse internamente, lo que relacionado con el escepticismo de hacer política de las nuevas generaciones hace que no se encuentren los mejores elementos dentro de las organizaciones partidarias, sino todo lo contrario. Cuando el ex presidente Toledo señalaba que el nuevo premier está en un tercer nivel, razón no le faltaba desde el punto de vista político (aunque la frase muy bien le pudo rebotar a él, como en efecto ocurrió). Ante la carencia de una figura respetable de primer rango para tan importante cargo, a AGP no le ha quedado más remedio que echar mano de un político que pertenece a las filas secundarias de su partido. Faltan operadores políticos idóneos, sobretodo a nivel regional, que tengan la autonomía necesaria, la autoridad y respeto de su comunidad, así como la habilidad política suficiente para solucionar los conflictos. Volviendo otra vez a Bagua, el conflicto debió ser resuelto a nivel regional y nunca debió ocurrir la tragedia subsecuente. Ello nos lleva a plantear otras cuestiones de balance como ¿hasta qué punto son eficaces los gobiernos regionales?, ¿qué están haciendo por mejorar la calidad de vida de su población?
A lo anterior se suma el supuesto giro aprista hacia “la derecha”, lo cual engloba muchos elementos. Más allá de la oposición que se haga al partido aprista por su “viraje político” (bastante discutible en términos absolutos), no se puede negar que haciendo comparación se encuentra en una posición más estable que “el toledato” en su tercer año. Muchos recuerdan que las cifras de aceptación hacia el presidente Toledo eran de apenas un dígito y los escándalos del entorno familiar pan de cada día, y así y todo pudo terminar su mandato. Por eso, es poco probable que la estrategia desestabilizadora que pretenden ciertos grupos radicales de resultados al igual que en Ecuador o Bolivia (aparte que nuestra realidad es muy diferente a la de estos países), estrategia que incluye mucha desinformación como en Bagua y que ha sido desmentida no solo por la Defensoría del Pueblo, sino por propios observadores internacionales que han constatado in situ que no se produjo ninguna masacre de nativos. Incluso esta estrategia desestabilizadora puede ser perjudicial para esos mismos grupos y beneficiar a la derecha autoritaria con la consigna imperante de “Orden”. En política nadie sabe para quien trabaja.
Naturalmente que esperar cambios en los dos años que restan al gobierno de AGP es como pedir peras al olmo (y su reciente mensaje a la nación lo confirma). Seguirán en lista de espera temas como la reforma del estado, la reforma tributaria, la inclusión social, la democratización horizontal, reparto más equitativo de la renta nacional, consulta de leyes a la sociedad civil, igualdad de oportunidades, entre otros temas más. Más bien, por la composición del nuevo gabinete, parece que se prepara para tiempos difíciles, colocando “halcones” de línea dura en ministerios clave para la seguridad, mientras se va preparando para las explosiones sociales que irán aumentando a partir del 2010, conforme nos acerquemos a las justas presidenciales. Que algunas de esas ebulliciones sociales tengan un ingrediente agregado de manipulación política, lo tienen, sin perjuicio de la legitimidad de las demandas. Habría que ser o muy ingenuo o muy calculador para decir que son protestas sociales “puras”. Operadores políticos de izquierda, simpatizantes de la línea chavista y el “socialismo del siglo XXI”, saben magnificar muy bien las protestas, que en eso son buenos, siendo la confrontación más fuerte conforme nos acerquemos al 2011.
Si por el lado del oficialismo tenemos a un gobierno más o menos arrinconado (y que busca “oxigenarse” y salir del jaque con las propuestas de participación popular anunciadas por el presidente), por el lado de la oposición no podemos decir que sea una oposición congruente, con una alternativa de gobierno viable, sino todo lo contrario: encontramos fragmentación, balbuceos ideológicos y cero ideas prácticas de gobernabilidad, más allá de algunas frases clichés. El espectro va desde una derecha tugurizada, comprendiendo al ala liberal y democrática y concluyendo en la derecha de signo autoritario; y una izquierda que va perfilando candidatos variopintos que no están muy convencidos de la opción Humala, y si bien tienen pocas opciones, por lo menos se harán conocidos. En el medio, un centro que todavía nadie llena en su cabalidad, por eso la propuesta de Lourdes Flores de confluir una fuerza de centro no era descabellada, aunque sí inviable por el apetito personal de muchos aspirantes a la banda presidencial que difícilmente abdicarán de sus aspiraciones.
¿Habrá algún outsider esta vez? Difícil saberlo, es poco probable, aunque nada está dicho. Humala ya perdió el encanto de la novedad y ahora es parte del sistema político que tanto denostó en la campaña del 2006, tratando más bien desesperadamente de quitarse todo signo de radicalismo y presentar una imagen de nacionalismo “light” que haga más potable su candidatura para los electores de centro e incluso de derecha moderada. Por eso su conversación con Mario Vargas Llosa en España, para que el célebre escritor no crea que es “el cáncer” de la política peruana y que él no tiene “nada que ver” con Hugo Chávez. Como irónicamente se dijo, el laureado escritor debió haberse matado de la risa con esa entrevista que haría las delicias de “Pantaleón y las visitadoras”.
En ese contexto entraremos a un 2010 agitado, posiblemente saliendo de la crisis económica mundial que afectó nuestras exportaciones no tradicionales, y una serie de “avivatos” de distinto pelaje que querrán pescar a río revuelto.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Pero, si bien existe una carencia de proyección nacional de los principales partidos políticos, también se suma la carencia de la necesaria democracia interna a fin de elegir a sus dirigentes y tomar las decisiones conforme al principio “un militante, un voto”. La renovación dirigencial es un mito y la “dedocracia” practica común, resistiéndose mucho los partidos políticos ha democratizarse internamente, lo que relacionado con el escepticismo de hacer política de las nuevas generaciones hace que no se encuentren los mejores elementos dentro de las organizaciones partidarias, sino todo lo contrario. Cuando el ex presidente Toledo señalaba que el nuevo premier está en un tercer nivel, razón no le faltaba desde el punto de vista político (aunque la frase muy bien le pudo rebotar a él, como en efecto ocurrió). Ante la carencia de una figura respetable de primer rango para tan importante cargo, a AGP no le ha quedado más remedio que echar mano de un político que pertenece a las filas secundarias de su partido. Faltan operadores políticos idóneos, sobretodo a nivel regional, que tengan la autonomía necesaria, la autoridad y respeto de su comunidad, así como la habilidad política suficiente para solucionar los conflictos. Volviendo otra vez a Bagua, el conflicto debió ser resuelto a nivel regional y nunca debió ocurrir la tragedia subsecuente. Ello nos lleva a plantear otras cuestiones de balance como ¿hasta qué punto son eficaces los gobiernos regionales?, ¿qué están haciendo por mejorar la calidad de vida de su población?
A lo anterior se suma el supuesto giro aprista hacia “la derecha”, lo cual engloba muchos elementos. Más allá de la oposición que se haga al partido aprista por su “viraje político” (bastante discutible en términos absolutos), no se puede negar que haciendo comparación se encuentra en una posición más estable que “el toledato” en su tercer año. Muchos recuerdan que las cifras de aceptación hacia el presidente Toledo eran de apenas un dígito y los escándalos del entorno familiar pan de cada día, y así y todo pudo terminar su mandato. Por eso, es poco probable que la estrategia desestabilizadora que pretenden ciertos grupos radicales de resultados al igual que en Ecuador o Bolivia (aparte que nuestra realidad es muy diferente a la de estos países), estrategia que incluye mucha desinformación como en Bagua y que ha sido desmentida no solo por la Defensoría del Pueblo, sino por propios observadores internacionales que han constatado in situ que no se produjo ninguna masacre de nativos. Incluso esta estrategia desestabilizadora puede ser perjudicial para esos mismos grupos y beneficiar a la derecha autoritaria con la consigna imperante de “Orden”. En política nadie sabe para quien trabaja.
Naturalmente que esperar cambios en los dos años que restan al gobierno de AGP es como pedir peras al olmo (y su reciente mensaje a la nación lo confirma). Seguirán en lista de espera temas como la reforma del estado, la reforma tributaria, la inclusión social, la democratización horizontal, reparto más equitativo de la renta nacional, consulta de leyes a la sociedad civil, igualdad de oportunidades, entre otros temas más. Más bien, por la composición del nuevo gabinete, parece que se prepara para tiempos difíciles, colocando “halcones” de línea dura en ministerios clave para la seguridad, mientras se va preparando para las explosiones sociales que irán aumentando a partir del 2010, conforme nos acerquemos a las justas presidenciales. Que algunas de esas ebulliciones sociales tengan un ingrediente agregado de manipulación política, lo tienen, sin perjuicio de la legitimidad de las demandas. Habría que ser o muy ingenuo o muy calculador para decir que son protestas sociales “puras”. Operadores políticos de izquierda, simpatizantes de la línea chavista y el “socialismo del siglo XXI”, saben magnificar muy bien las protestas, que en eso son buenos, siendo la confrontación más fuerte conforme nos acerquemos al 2011.
Si por el lado del oficialismo tenemos a un gobierno más o menos arrinconado (y que busca “oxigenarse” y salir del jaque con las propuestas de participación popular anunciadas por el presidente), por el lado de la oposición no podemos decir que sea una oposición congruente, con una alternativa de gobierno viable, sino todo lo contrario: encontramos fragmentación, balbuceos ideológicos y cero ideas prácticas de gobernabilidad, más allá de algunas frases clichés. El espectro va desde una derecha tugurizada, comprendiendo al ala liberal y democrática y concluyendo en la derecha de signo autoritario; y una izquierda que va perfilando candidatos variopintos que no están muy convencidos de la opción Humala, y si bien tienen pocas opciones, por lo menos se harán conocidos. En el medio, un centro que todavía nadie llena en su cabalidad, por eso la propuesta de Lourdes Flores de confluir una fuerza de centro no era descabellada, aunque sí inviable por el apetito personal de muchos aspirantes a la banda presidencial que difícilmente abdicarán de sus aspiraciones.
¿Habrá algún outsider esta vez? Difícil saberlo, es poco probable, aunque nada está dicho. Humala ya perdió el encanto de la novedad y ahora es parte del sistema político que tanto denostó en la campaña del 2006, tratando más bien desesperadamente de quitarse todo signo de radicalismo y presentar una imagen de nacionalismo “light” que haga más potable su candidatura para los electores de centro e incluso de derecha moderada. Por eso su conversación con Mario Vargas Llosa en España, para que el célebre escritor no crea que es “el cáncer” de la política peruana y que él no tiene “nada que ver” con Hugo Chávez. Como irónicamente se dijo, el laureado escritor debió haberse matado de la risa con esa entrevista que haría las delicias de “Pantaleón y las visitadoras”.
En ese contexto entraremos a un 2010 agitado, posiblemente saliendo de la crisis económica mundial que afectó nuestras exportaciones no tradicionales, y una serie de “avivatos” de distinto pelaje que querrán pescar a río revuelto.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, July 21, 2009
NICARAGUA A TREINTA AÑOS DE LA REVOLUCIÓN SANDINISTA
Nicaragua principalmente exporta materias primas. EEUU es su principal mercado; aunque como sarcásticamente se comenta, la principal exportación es mano de obra barata, “nicas” que van en busca de un mejor futuro para su familia. Se estima que viven fuera de su país un millón y medio de nicaragüenses, la mitad en Estados Unidos, convirtiéndose en el principal “motor” de la economía nacional las remesas que envían a sus familias. El salario mínimo de un trabajador es de apenas 90 dólares al mes, uno de los más bajos de Centroamérica. Nicaragua es considerado el segundo país más pobre en el hemisferio occidental, después de Haití.
Una de cada 4 mujeres adolescentes, entre 15 a 19 años de edad, ya son madres o están embarazadas. Uno de cada tres nicaragüenses sufre desnutrición. En educación básica, terminar los seis años obligatorios de escolarización lleva un promedio de 10,3 años, y solamente un 29% de los niños y niñas terminan la escuela primaria.
Internet es todavía un artículo de lujo. Su uso está limitado tanto por los costos de conexión (US $ 100.00 por mes) como por el escaso acceso de áreas cubiertas; aunque los cibercafés (cabinas públicas) está permitiendo un acceso mayor al servicio, principalmente en las ciudades.
En cuanto a institucionalidad, el poder judicial sufre las presiones del poder político y, en impuestos, carece de un sistema eficiente de recaudación y casi todos buscan evadir sus obligaciones tributarias. Sobre cómo se entiende el poder, luego de la caída de los Somoza se repartió la riqueza de los vencidos entre los principales líderes del victorioso Frente Sandinista de Liberación Nacional. Fue la conocida “piñata”, el botín de guerra de los vencedores.
Todo lo reseñado suena conocido. Matices más o matices menos, es lo que sucede en muchos países de América Latina: pobreza, falta de igualdad de oportunidades, diferencias sociales y económicas abismales, atraso educativo y cultural de la población, economía basada en materias primas, y corrupción, abundante corrupción. Sin embargo, estamos hablando de un país que vivió desangrado por una cruenta guerra civil. De un proceso revolucionario con el objetivo de cambiar las cosas. La toma del poder por el FSLN en 1979 fue el segundo caso exitoso después de Cuba de una guerrilla que tras una insurgencia armada se hacía del control político y militar de un país. Luego de Nicaragua no ha existido otro proceso insurgente que haya tenido similar resultado.
¿Qué pasó?, por qué fracasó el proceso de reformas y Nicaragua es un micro país de Centroamérica que ahora debe aferrarse desesperadamente a la chequera de Hugo Chávez. Creo que no se debió a una sola causa, sino a varias. No fueron solo los “contra” y el implacable bloqueo norteamericano en los ochenta como se justifica para los errores; también contribuyó el contexto internacional, con una AL que por aquellos años viraba hacia procesos democráticos, abandonando los grupos radicales las estrategias de “tomo del poder” por la vía armada y, por supuesto, el derrumbe del “socialismo real” que afectó cualquier proceso revolucionario. Una causa menos estudiada es el elemento cultural para entender ese atraso, que se reflejó en la repartija de los bienes de los Somoza y sus allegados del poder entre los vencedores, entre ellos Daniel Ortega. Pero ese proceder corrupto no fue exclusivo de la izquierda, la derecha cuando gobernó Nicaragua con Arnaldo Alemán a la cabeza estuvo signada por un proceso de enriquecimiento ilícito y dádivas a sus allegados nunca antes vistas. Ahora, Alemán y Ortega han acordado un pacto tácito de convivencia y usufructo del poder. Como dice el conocido adagio popular “Dios los cría…”. Por esa razón algunos marcaron distancia del gobierno sandinista, como el sacerdote y poeta Ernesto Cardenal, hombre de la primera hora de la revolución que ahora vive en su país juicio tras juicio por las denuncias de corrupción que ha hecho contra el gobierno de Ortega. Esa forma de pensar al país como feudo, “como chacra”, es típica de los países atrasados. La institucionalidad es un cascarón vacío. Nicaragua vive en la “maldición bíblica” del atraso como cualquier país subdesarrollado luego de 30 años de revolución, maldición de la cual parece no tener escapatoria.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Una de cada 4 mujeres adolescentes, entre 15 a 19 años de edad, ya son madres o están embarazadas. Uno de cada tres nicaragüenses sufre desnutrición. En educación básica, terminar los seis años obligatorios de escolarización lleva un promedio de 10,3 años, y solamente un 29% de los niños y niñas terminan la escuela primaria.
Internet es todavía un artículo de lujo. Su uso está limitado tanto por los costos de conexión (US $ 100.00 por mes) como por el escaso acceso de áreas cubiertas; aunque los cibercafés (cabinas públicas) está permitiendo un acceso mayor al servicio, principalmente en las ciudades.
En cuanto a institucionalidad, el poder judicial sufre las presiones del poder político y, en impuestos, carece de un sistema eficiente de recaudación y casi todos buscan evadir sus obligaciones tributarias. Sobre cómo se entiende el poder, luego de la caída de los Somoza se repartió la riqueza de los vencidos entre los principales líderes del victorioso Frente Sandinista de Liberación Nacional. Fue la conocida “piñata”, el botín de guerra de los vencedores.
Todo lo reseñado suena conocido. Matices más o matices menos, es lo que sucede en muchos países de América Latina: pobreza, falta de igualdad de oportunidades, diferencias sociales y económicas abismales, atraso educativo y cultural de la población, economía basada en materias primas, y corrupción, abundante corrupción. Sin embargo, estamos hablando de un país que vivió desangrado por una cruenta guerra civil. De un proceso revolucionario con el objetivo de cambiar las cosas. La toma del poder por el FSLN en 1979 fue el segundo caso exitoso después de Cuba de una guerrilla que tras una insurgencia armada se hacía del control político y militar de un país. Luego de Nicaragua no ha existido otro proceso insurgente que haya tenido similar resultado.
¿Qué pasó?, por qué fracasó el proceso de reformas y Nicaragua es un micro país de Centroamérica que ahora debe aferrarse desesperadamente a la chequera de Hugo Chávez. Creo que no se debió a una sola causa, sino a varias. No fueron solo los “contra” y el implacable bloqueo norteamericano en los ochenta como se justifica para los errores; también contribuyó el contexto internacional, con una AL que por aquellos años viraba hacia procesos democráticos, abandonando los grupos radicales las estrategias de “tomo del poder” por la vía armada y, por supuesto, el derrumbe del “socialismo real” que afectó cualquier proceso revolucionario. Una causa menos estudiada es el elemento cultural para entender ese atraso, que se reflejó en la repartija de los bienes de los Somoza y sus allegados del poder entre los vencedores, entre ellos Daniel Ortega. Pero ese proceder corrupto no fue exclusivo de la izquierda, la derecha cuando gobernó Nicaragua con Arnaldo Alemán a la cabeza estuvo signada por un proceso de enriquecimiento ilícito y dádivas a sus allegados nunca antes vistas. Ahora, Alemán y Ortega han acordado un pacto tácito de convivencia y usufructo del poder. Como dice el conocido adagio popular “Dios los cría…”. Por esa razón algunos marcaron distancia del gobierno sandinista, como el sacerdote y poeta Ernesto Cardenal, hombre de la primera hora de la revolución que ahora vive en su país juicio tras juicio por las denuncias de corrupción que ha hecho contra el gobierno de Ortega. Esa forma de pensar al país como feudo, “como chacra”, es típica de los países atrasados. La institucionalidad es un cascarón vacío. Nicaragua vive en la “maldición bíblica” del atraso como cualquier país subdesarrollado luego de 30 años de revolución, maldición de la cual parece no tener escapatoria.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, July 14, 2009
HONDURAS
Las cosas, por lo general, no son blancas o negras, y el golpe de estado en Honduras no es la excepción. Tiene distintas aristas desde donde puede analizarse.
La primera es naturalmente la política, que a su vez tiene dos escenarios: el interno y el internacional. En el interno fue una solución “manu militari” a la creciente tensión entre un ejecutivo cada vez más cercano al chavismo y deseoso de cambiar una “constitución pétrea” o irreformable como la hondureña a cualquier precio a fin de poderse reelegir (sobre “las constituciones pétreas” volveremos más adelante), en un claro enfrentamiento con el poder legislativo, el órgano electoral y hasta la propia iglesia hondureña. La estrategia usada por Zelaya fue la misma que se ha repetido en otros países: ganarse la voluntad popular con algunas reformas y discursos radicales y acto seguido consultar plebiscitariamente la reforma de la constitución y obtener un mandato cuasi vitalicio. La tensión llegó a su cenit cuando el presidente Zelaya contra viento y marea, y pese a estar impedido constitucionalmente, quiso realizar su plebiscito reeleccionista, trayendo el material electoral desde Venezuela dado que había sido prohibido en su propio país de efectuar la consulta (según la carta política hondureña, las reformas constitucionales solo se pueden realizar por medio del Congreso, de acuerdo al procedimiento que se establece en el artículo 373º del texto constitucional). La reacción inmediata del Poder Judicial fue declarar inconstitucional esa consulta y de allí estaba a un paso la destitución del presidente por ir contra la principal norma política de una nación.
Es decir, previo a la destitución de Zelaya existió por parte de este un quiebre del orden constitucional, por lo que estaba en falta no solo ante el país sino ante el estado de derecho.
Pero, el escenario internacional ha sido más llamativo y colorido, con una OEA principista que condenaba el golpe, una un tanto más lejana UE que hacía lo mismo, así como una serie de presidentes regionales de distintos matices que no les quedaba otra cosa que también condenar el golpe. En ese escenario internacional ha tenido un papel protagónico Hugo Chávez. Curiosamente aparece como defensor del sistema democrático, respaldado desde Cuba por Raúl Castro, mientras el compañero Fidel alertaba desde el diario Granma contra los golpes de estado y el quiebre del orden constitucional. Sorpresas te da la vida.
Lo acaecido no pasaría de una comedia de equivocaciones y enredos que harían delirar al mismo Shakespeare, sino fuera porque en ese juego de poderes Chávez sabe muy bien que tiene todos los ases con él para presionar por el retorno de Zelaya al poder. La OEA, los presidentes regionales y hasta el propio presidente Obama no pueden hacer otra cosa que condenar el golpe. Por principio no les queda otra. La pregunta es si Hugo Chávez no obtiene un triunfo diplomático reponiendo a su alfil Zelaya en la presidencia, usaría la fuerza bruta a través de su otro alfil, la Nicaragua de Daniel Ortega. Allí sí el panorama se complicaría y lo que era un conflicto político interno se trastocaría en uno regional. Particularmente creo no lo va a hacer, por más que ganas no le falten. Estados Unidos ha tenido una actitud principista, incluso ha exigido la reposición de Zelaya, quitándole el protagonismo primigenio a Chávez, pero de allí no ha pasado. Por política de estado sabe que no le conviene reponer a un aliado del chavismo en la región y posiblemente busque a través de otros presidentes regionales más “amigables” una salida negociada como adelanto de elecciones o, en el peor de los casos, una reposición del presidente depuesto pero solo para que acabe su mandato sin poder reformar la constitución ni proponer plebiscitos, lo cual zanjaría el impasse político (quien está asumiendo ese papel de buen componedor es el presidente de Costa Rica y premio Nóbel de la paz, Óscar Arias).
Pero, hay otro hecho, más bien jurídico, que legitima la destitución del presidente Zelaya y que pocos han reparado: su constitución política.
Honduras tiene lo que se conoce en derecho constitucional como “constituciones pétreas”, constituciones que contienen cláusulas inmodificables o irreformables a fin que ningún gobierno pueda cambiar a su antojo la carta política. La República Federal Alemana fue la precursora en la pos guerra en cuanto a la inmodificación de ciertos artículos de su carta política, como el referido a los fundamentos del orden estatal o a los partidos políticos que tiendan a desvirtuar o eliminar las bases de la libertad y la democracia. La explicación naturalmente se debe a lo que significó el nazismo, no solo para los alemanes sino para el mundo.
Revisando la constitución hondureña nos encontramos con el artículo 374º que establece –cito textualmente-:
“No podrán reformarse, en ningún caso, el artículo anterior [que establece el procedimiento de reforma de la constitución, N.A.], el presente artículo, los artículos constitucionales que se refieren a la forma de gobierno, al territorio nacional, al período presidencial, a la prohibición para ser nuevamente Presidente de la República, el ciudadano que lo haya desempeñado bajo cualquier título y el referente a quienes no pueden ser Presidentes de la República por el período subsiguiente”. (En negrita nuestro)
O citemos in extenso el primer párrafo del artículo 375º referente a la inviolabilidad de la constitución:
“Esta Constitución no pierde su vigencia ni deja de cumplirse por acto de fuerza o cuando fuere supuestamente derogada o modificada por cualquier otro medio y procedimiento distintos del que ella mismo dispone. En estos casos, todo ciudadano investido o no de autoridad, tiene el deber de colaborar en el mantenimiento o restablecimiento de su efectiva vigencia…”. (En negrita nuestro)
En cuanto a la reelección presidencial, el artículo 239º es bastante explícito en la prohibición a ser reelecto el presidente en ejercicio, como en las sanciones que recaerían en aquel mandatario que intente modificar la restricción constitucional:
“El ciudadano que haya desempeñado la titularidad del Poder Ejecutivo no podrá ser Presidente o Vicepresidente de la República.
El que quebrante esta disposición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoyen directa o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempeño de sus respectivos cargos y quedarán inhabilitados por diez (10) años para el ejercicio de toda función pública”. (En negrita nuestro)
Como se aprecia, nadie, ni el propio presidente de la república, puede modificar el tiempo del período presidencial o la prohibición para ser nuevamente presidente, menos modificar la constitución política por procedimientos ajenos a esta. Por eso Zelaya se encontraba en falta cuando intentó reformar vía plebiscito la constitución para hacerse reelegir. La propia constitución lo prohibía.
*****
El problema con las “constituciones pétreas” es que otorgan una rigidez absoluta a la ley fundamental de un estado, convirtiéndola en algo así como un “texto sagrado” inmodificable por siempre y para siempre, ajeno a los cambios políticos, sociales, económicos e históricos; lo cual tiene su ventaja, en cuanto hace imposible que cualquier gobernante ambicioso y sin escrúpulos pretenda cambiar a su antojo el texto constitucional bajo apercibimiento de ser sancionado (como le ocurrió a Zelaya). Pero, por otra parte –prosiguiendo con la discusión constitucional- las leyes (la constitución política al final de cuentas es una ley) deben ser más bien flexibles, adecuarse a los tiempos y circunstancias; aunque, en el caso de la carta política, no tanto, a fin que no pueda ser cambiada por cada gobierno de turno, sino manteniendo un grado adecuado de flexibilidad que permita modificaciones necesarias (un ejemplo de constitución que no es imposible de cambiar pero tampoco inmodificable absolutamente es la peruana de 1993 y su antecesora de 1979, mantienen cierta flexibilidad dentro de la seguridad que debe contener el texto constitucional).
Volviendo al affaire hondureño, evidentemente que se encontraba justificada la deposición del presidente Zelaya. Si el primer mandatario no respeta la constitución que juró defender y hacer cumplir, sino más bien se la quiere traer abajo cueste lo que cueste, se encuentra en falta ante su pueblo y ante las instituciones de su propio país. Lo malo fue la forma para defenestrarlo, dado que el uso de la fuerza armada lo convierte sin querer en “abanderado de la democracia”, calificativo del cual Zelaya se encuentra muy distante y aprovechable subsecuentemente por las fuerzas del chavismo para imponer su forma de gobierno en la región.
Una segunda reflexión que nos trae el caso hondureño es cuan débil es el estado de derecho en muchos países de América Latina, a tal punto que se puede cambiar o pretender cambiar al antojo del gobernante de turno la principal ley que tiene una nación y vaciar de contenido a las instituciones y convertir al sistema democrático en una formalidad, donde el ciudadano acude a sufragar cada cierto tiempo por la re reelección del presidente, como ocurrió en los años 90 en Perú con el presidente Alberto Fujimori (les guste o no a los países y amigos “chavistas”, pero el “mentor moderno” en el continente del sistema autocrático con apariencia de democracia que tienen los países bajo la órbita del ALBA fue Alberto Fujimori, cuando hace 16 años cambió la constitución política para hacerse reelegir).
El otro hecho es constatar una vez más la ineficiencia de la OEA para solucionar los conflictos regionales. Más allá de la condena principista no ha tenido un efecto práctico su actitud que no dice nada sobre el vaciamiento de las instituciones democráticas y la cada vez mayor falta de libertad de expresión en los países de raigambre chavista. Parece no importarle la autocracia que se va consolidando en la región con tal que se cumpla con el formalismo de elecciones cada cierto tiempo. La pregunta obvia que se desprende es si es necesario seguir manteniendo un organismo así o es mejor buscar otros foros más eficaces para el mantenimiento de la democracia y la solución de los conflictos en la región.
Como sucede en todo impasse político, la solución vendrá de la misma política, muy al margen de lo que diga o no diga el texto constitucional, y la solución política será de acuerdo a la correlación de fuerzas tanto interna como externamente: Quien tenga más fuerza y capacidad de maniobra impondrá su agenda para la salida del impasse.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
La primera es naturalmente la política, que a su vez tiene dos escenarios: el interno y el internacional. En el interno fue una solución “manu militari” a la creciente tensión entre un ejecutivo cada vez más cercano al chavismo y deseoso de cambiar una “constitución pétrea” o irreformable como la hondureña a cualquier precio a fin de poderse reelegir (sobre “las constituciones pétreas” volveremos más adelante), en un claro enfrentamiento con el poder legislativo, el órgano electoral y hasta la propia iglesia hondureña. La estrategia usada por Zelaya fue la misma que se ha repetido en otros países: ganarse la voluntad popular con algunas reformas y discursos radicales y acto seguido consultar plebiscitariamente la reforma de la constitución y obtener un mandato cuasi vitalicio. La tensión llegó a su cenit cuando el presidente Zelaya contra viento y marea, y pese a estar impedido constitucionalmente, quiso realizar su plebiscito reeleccionista, trayendo el material electoral desde Venezuela dado que había sido prohibido en su propio país de efectuar la consulta (según la carta política hondureña, las reformas constitucionales solo se pueden realizar por medio del Congreso, de acuerdo al procedimiento que se establece en el artículo 373º del texto constitucional). La reacción inmediata del Poder Judicial fue declarar inconstitucional esa consulta y de allí estaba a un paso la destitución del presidente por ir contra la principal norma política de una nación.
Es decir, previo a la destitución de Zelaya existió por parte de este un quiebre del orden constitucional, por lo que estaba en falta no solo ante el país sino ante el estado de derecho.
Pero, el escenario internacional ha sido más llamativo y colorido, con una OEA principista que condenaba el golpe, una un tanto más lejana UE que hacía lo mismo, así como una serie de presidentes regionales de distintos matices que no les quedaba otra cosa que también condenar el golpe. En ese escenario internacional ha tenido un papel protagónico Hugo Chávez. Curiosamente aparece como defensor del sistema democrático, respaldado desde Cuba por Raúl Castro, mientras el compañero Fidel alertaba desde el diario Granma contra los golpes de estado y el quiebre del orden constitucional. Sorpresas te da la vida.
Lo acaecido no pasaría de una comedia de equivocaciones y enredos que harían delirar al mismo Shakespeare, sino fuera porque en ese juego de poderes Chávez sabe muy bien que tiene todos los ases con él para presionar por el retorno de Zelaya al poder. La OEA, los presidentes regionales y hasta el propio presidente Obama no pueden hacer otra cosa que condenar el golpe. Por principio no les queda otra. La pregunta es si Hugo Chávez no obtiene un triunfo diplomático reponiendo a su alfil Zelaya en la presidencia, usaría la fuerza bruta a través de su otro alfil, la Nicaragua de Daniel Ortega. Allí sí el panorama se complicaría y lo que era un conflicto político interno se trastocaría en uno regional. Particularmente creo no lo va a hacer, por más que ganas no le falten. Estados Unidos ha tenido una actitud principista, incluso ha exigido la reposición de Zelaya, quitándole el protagonismo primigenio a Chávez, pero de allí no ha pasado. Por política de estado sabe que no le conviene reponer a un aliado del chavismo en la región y posiblemente busque a través de otros presidentes regionales más “amigables” una salida negociada como adelanto de elecciones o, en el peor de los casos, una reposición del presidente depuesto pero solo para que acabe su mandato sin poder reformar la constitución ni proponer plebiscitos, lo cual zanjaría el impasse político (quien está asumiendo ese papel de buen componedor es el presidente de Costa Rica y premio Nóbel de la paz, Óscar Arias).
Pero, hay otro hecho, más bien jurídico, que legitima la destitución del presidente Zelaya y que pocos han reparado: su constitución política.
Honduras tiene lo que se conoce en derecho constitucional como “constituciones pétreas”, constituciones que contienen cláusulas inmodificables o irreformables a fin que ningún gobierno pueda cambiar a su antojo la carta política. La República Federal Alemana fue la precursora en la pos guerra en cuanto a la inmodificación de ciertos artículos de su carta política, como el referido a los fundamentos del orden estatal o a los partidos políticos que tiendan a desvirtuar o eliminar las bases de la libertad y la democracia. La explicación naturalmente se debe a lo que significó el nazismo, no solo para los alemanes sino para el mundo.
Revisando la constitución hondureña nos encontramos con el artículo 374º que establece –cito textualmente-:
“No podrán reformarse, en ningún caso, el artículo anterior [que establece el procedimiento de reforma de la constitución, N.A.], el presente artículo, los artículos constitucionales que se refieren a la forma de gobierno, al territorio nacional, al período presidencial, a la prohibición para ser nuevamente Presidente de la República, el ciudadano que lo haya desempeñado bajo cualquier título y el referente a quienes no pueden ser Presidentes de la República por el período subsiguiente”. (En negrita nuestro)
O citemos in extenso el primer párrafo del artículo 375º referente a la inviolabilidad de la constitución:
“Esta Constitución no pierde su vigencia ni deja de cumplirse por acto de fuerza o cuando fuere supuestamente derogada o modificada por cualquier otro medio y procedimiento distintos del que ella mismo dispone. En estos casos, todo ciudadano investido o no de autoridad, tiene el deber de colaborar en el mantenimiento o restablecimiento de su efectiva vigencia…”. (En negrita nuestro)
En cuanto a la reelección presidencial, el artículo 239º es bastante explícito en la prohibición a ser reelecto el presidente en ejercicio, como en las sanciones que recaerían en aquel mandatario que intente modificar la restricción constitucional:
“El ciudadano que haya desempeñado la titularidad del Poder Ejecutivo no podrá ser Presidente o Vicepresidente de la República.
El que quebrante esta disposición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoyen directa o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempeño de sus respectivos cargos y quedarán inhabilitados por diez (10) años para el ejercicio de toda función pública”. (En negrita nuestro)
Como se aprecia, nadie, ni el propio presidente de la república, puede modificar el tiempo del período presidencial o la prohibición para ser nuevamente presidente, menos modificar la constitución política por procedimientos ajenos a esta. Por eso Zelaya se encontraba en falta cuando intentó reformar vía plebiscito la constitución para hacerse reelegir. La propia constitución lo prohibía.
*****
El problema con las “constituciones pétreas” es que otorgan una rigidez absoluta a la ley fundamental de un estado, convirtiéndola en algo así como un “texto sagrado” inmodificable por siempre y para siempre, ajeno a los cambios políticos, sociales, económicos e históricos; lo cual tiene su ventaja, en cuanto hace imposible que cualquier gobernante ambicioso y sin escrúpulos pretenda cambiar a su antojo el texto constitucional bajo apercibimiento de ser sancionado (como le ocurrió a Zelaya). Pero, por otra parte –prosiguiendo con la discusión constitucional- las leyes (la constitución política al final de cuentas es una ley) deben ser más bien flexibles, adecuarse a los tiempos y circunstancias; aunque, en el caso de la carta política, no tanto, a fin que no pueda ser cambiada por cada gobierno de turno, sino manteniendo un grado adecuado de flexibilidad que permita modificaciones necesarias (un ejemplo de constitución que no es imposible de cambiar pero tampoco inmodificable absolutamente es la peruana de 1993 y su antecesora de 1979, mantienen cierta flexibilidad dentro de la seguridad que debe contener el texto constitucional).
Volviendo al affaire hondureño, evidentemente que se encontraba justificada la deposición del presidente Zelaya. Si el primer mandatario no respeta la constitución que juró defender y hacer cumplir, sino más bien se la quiere traer abajo cueste lo que cueste, se encuentra en falta ante su pueblo y ante las instituciones de su propio país. Lo malo fue la forma para defenestrarlo, dado que el uso de la fuerza armada lo convierte sin querer en “abanderado de la democracia”, calificativo del cual Zelaya se encuentra muy distante y aprovechable subsecuentemente por las fuerzas del chavismo para imponer su forma de gobierno en la región.
Una segunda reflexión que nos trae el caso hondureño es cuan débil es el estado de derecho en muchos países de América Latina, a tal punto que se puede cambiar o pretender cambiar al antojo del gobernante de turno la principal ley que tiene una nación y vaciar de contenido a las instituciones y convertir al sistema democrático en una formalidad, donde el ciudadano acude a sufragar cada cierto tiempo por la re reelección del presidente, como ocurrió en los años 90 en Perú con el presidente Alberto Fujimori (les guste o no a los países y amigos “chavistas”, pero el “mentor moderno” en el continente del sistema autocrático con apariencia de democracia que tienen los países bajo la órbita del ALBA fue Alberto Fujimori, cuando hace 16 años cambió la constitución política para hacerse reelegir).
El otro hecho es constatar una vez más la ineficiencia de la OEA para solucionar los conflictos regionales. Más allá de la condena principista no ha tenido un efecto práctico su actitud que no dice nada sobre el vaciamiento de las instituciones democráticas y la cada vez mayor falta de libertad de expresión en los países de raigambre chavista. Parece no importarle la autocracia que se va consolidando en la región con tal que se cumpla con el formalismo de elecciones cada cierto tiempo. La pregunta obvia que se desprende es si es necesario seguir manteniendo un organismo así o es mejor buscar otros foros más eficaces para el mantenimiento de la democracia y la solución de los conflictos en la región.
Como sucede en todo impasse político, la solución vendrá de la misma política, muy al margen de lo que diga o no diga el texto constitucional, y la solución política será de acuerdo a la correlación de fuerzas tanto interna como externamente: Quien tenga más fuerza y capacidad de maniobra impondrá su agenda para la salida del impasse.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, July 07, 2009
BLOGUEROS MERMELEROS
Dícese de aquellos que mediante un blog encomian o ensalzan un producto o un servicio a cambio de una retribución económica u otro tipo de beneficio.
El fenómeno de los “blogueros mermeleros”* ha crecido enormemente en Estados Unidos, donde bajo el ropaje de aparentes comentarios objetivos encomian un producto determinado, induciendo a otros consumidores a comprarlo bajo la idea que es bueno y vale la pena adquirirlo. Así por ejemplo Daniel García, apodado en la red como “The consumer king” y colaborador habitual del blog Theconsumerqueen.com, estaba fascinado con una nueva aspiradora. Sus elogios no tenían límites: “Desde que abrí la caja hasta el momento que aspiré el suelo de la habitación de mi hijo, estuve gratamente sorprendido… No se lo digas a mi esposa, pero con este aparato no me importa pasar la aspiradora”, concluía en su nota encomiástica.
Hasta allí todo puede parecer normal, pero lo cierto es que el “bloguero mermelero” en cuestión recibía una suma de dinero de la compañía fabricante de la aspiradora, cosa que no mencionaba en su ditirámbico elogio. Y así hay varios más que se hacen pasar por críticos imparciales de un producto y están recibiendo dinero de por medio de la empresa auspiciadora.
Esto ha llevado a que el gobierno norteamericano a través de la Comisión Federal de Comercio busque mayor trasparencia en los medios electrónicos, no solo los blogs, sino también medios tan usados por los jóvenes como Twitter, donde se ha detectado que algunos anunciantes pagan a usuarios a fin que escriban comentarios breves sobre productos. En otras palabras, no son críticos objetivos e imparciales, sino vendedores o promotores de un bien determinado, existiendo una relación comercial con la empresa fabricante o distribuidora, lo cual naturalmente “nubla” la objetividad del comentarista.
Cada vez van cobrando más importancia los blogs como medio alternativo a la difusión convencional de ideas o creencias, lo cual es bueno, pero por un principio de trasparencia es bueno también que aquellos que son promotores de productos lo declaren en su portal. “Me pagan por decir esto”, oficio nada censurable, es una forma de ganarse la vida, pero se debe ser trasparente en señalar que se recibe contraprestaciones económicas o beneficios de cualquier índole por escribir un comentario favorable sobre un bien o servicio.
Siempre existe el “contrabando” de ideas y la aparente objetividad, no solo por razones políticas o ideológicas –que es lo más común por acá-, sino por razones económicas. Aunque por estas tierras los “blogueros mermeleros” creo que serían más “baratitos”, de repente por un par de zapatillas, un jean “de marca” , unas entradas a un concierto o “un sencillo” que le sobre, venderían su pluma. En esta parte del mundo los precios son más módicos.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
* En Perú se dice “mermelero” a la persona que pide o recibe, casi siempre de manera oculta, una retribución económica o algún beneficio a fin de hacer algo (ejemplo: ayudar a ganar una licitación o un concurso) u omitir hacerlo (ejemplo: no imponer una multa), y que muchas veces se encuentra reñido con la legalidad. Si bien lo más común es encontrar “mermeleros” en el sector público, en el privado también existen.
El fenómeno de los “blogueros mermeleros”* ha crecido enormemente en Estados Unidos, donde bajo el ropaje de aparentes comentarios objetivos encomian un producto determinado, induciendo a otros consumidores a comprarlo bajo la idea que es bueno y vale la pena adquirirlo. Así por ejemplo Daniel García, apodado en la red como “The consumer king” y colaborador habitual del blog Theconsumerqueen.com, estaba fascinado con una nueva aspiradora. Sus elogios no tenían límites: “Desde que abrí la caja hasta el momento que aspiré el suelo de la habitación de mi hijo, estuve gratamente sorprendido… No se lo digas a mi esposa, pero con este aparato no me importa pasar la aspiradora”, concluía en su nota encomiástica.
Hasta allí todo puede parecer normal, pero lo cierto es que el “bloguero mermelero” en cuestión recibía una suma de dinero de la compañía fabricante de la aspiradora, cosa que no mencionaba en su ditirámbico elogio. Y así hay varios más que se hacen pasar por críticos imparciales de un producto y están recibiendo dinero de por medio de la empresa auspiciadora.
Esto ha llevado a que el gobierno norteamericano a través de la Comisión Federal de Comercio busque mayor trasparencia en los medios electrónicos, no solo los blogs, sino también medios tan usados por los jóvenes como Twitter, donde se ha detectado que algunos anunciantes pagan a usuarios a fin que escriban comentarios breves sobre productos. En otras palabras, no son críticos objetivos e imparciales, sino vendedores o promotores de un bien determinado, existiendo una relación comercial con la empresa fabricante o distribuidora, lo cual naturalmente “nubla” la objetividad del comentarista.
Cada vez van cobrando más importancia los blogs como medio alternativo a la difusión convencional de ideas o creencias, lo cual es bueno, pero por un principio de trasparencia es bueno también que aquellos que son promotores de productos lo declaren en su portal. “Me pagan por decir esto”, oficio nada censurable, es una forma de ganarse la vida, pero se debe ser trasparente en señalar que se recibe contraprestaciones económicas o beneficios de cualquier índole por escribir un comentario favorable sobre un bien o servicio.
Siempre existe el “contrabando” de ideas y la aparente objetividad, no solo por razones políticas o ideológicas –que es lo más común por acá-, sino por razones económicas. Aunque por estas tierras los “blogueros mermeleros” creo que serían más “baratitos”, de repente por un par de zapatillas, un jean “de marca” , unas entradas a un concierto o “un sencillo” que le sobre, venderían su pluma. En esta parte del mundo los precios son más módicos.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
* En Perú se dice “mermelero” a la persona que pide o recibe, casi siempre de manera oculta, una retribución económica o algún beneficio a fin de hacer algo (ejemplo: ayudar a ganar una licitación o un concurso) u omitir hacerlo (ejemplo: no imponer una multa), y que muchas veces se encuentra reñido con la legalidad. Si bien lo más común es encontrar “mermeleros” en el sector público, en el privado también existen.
Wednesday, July 01, 2009
LA REFORMA AGRARIA: 40 AÑOS DESPUÉS
¿Fue exitosa o no la reforma agraria? Si lo enfocamos desde la producción y productividad del campo evidentemente que no, fue más bien un sonado fracaso. Ello no se puede negar. Después de cuarenta años de iniciado el proceso de reforma de la tenencia de la tierra todavía se sienten sus secuelas en el campo. Se pasó del latifundio, de la concentración de la tierra en pocas manos, al minifundio, a la microparcelación entre los campesinos, que sin el apoyo técnico y créditos necesarios zozobraron en una economía de sobrevivencia. A ello se sumó el control de precios de aquel entonces, mecanismo por medio del cual literalmente el campo pasó a subsidiar los productos de panllevar a la ciudad, así como el control del mercado por una red de intermediarios que eran y son los que se quedan con la parte más lucrativa del negocio de los alimentos. Igualmente minó contra la reforma la cooperativización de las haciendas cañeras de la costa norte. Estas habían traído el proceso de industrialización al campo, a diferencia de las haciendas de la sierra, más enclavadas en la perspectiva tradicional del señor feudal y su vasallo. Ese proceso de industrialización fue interrumpido al pasar la administración a sus trabajadores, en una suerte de cooperativas agrarias de producción. Las pérdidas eran tan grandes que el estado tuvo que intervenir para que no quiebren. Ya no hablemos del pago con bonos que se les entregó a los propietarios de las haciendas expropiadas, bonos que sucesivos gobiernos nunca han honrado.
Fue un estruendoso fracaso la “estrella” de las reformas del gobierno militar de Juan Velasco Alvarado (1968-75). El patrón ya no comerá de tú pobreza recitaba el eslogan de la época: la pobreza se comió al campesino. Sin embargo, existe un hecho sicológico y cultural que fue importante para desatar las amarras del Perú tradicional y surcar este nuevo Perú que todavía está definiéndose: el campesino dejo de ser vasallo, ente cosificado sin derechos, para elevarse a la categoría de persona con derechos inalienables. Eso crea una sensación de dignidad, que es la compuerta para entrar a la categoría de ciudadano. El acceso a la educación y a las grandes ciudades de los campesinos que migraban por las escasas oportunidades del campo fue construyendo el nuevo Perú. Curiosamente un fracaso económico posibilitó un fenómeno sociológico.
Ahora estamos yendo otra vez al extremo anterior del péndulo: la legislación y las políticas agrarias están encaminadas hacia la concentración de la tierra en pocas manos. La “privatización” del campo fomenta la concentración del capital, lo que si bien posibilita una economía agraria a escala, también genera que el poder económico se detente en pocos, y eso a la larga nunca es bueno.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Fue un estruendoso fracaso la “estrella” de las reformas del gobierno militar de Juan Velasco Alvarado (1968-75). El patrón ya no comerá de tú pobreza recitaba el eslogan de la época: la pobreza se comió al campesino. Sin embargo, existe un hecho sicológico y cultural que fue importante para desatar las amarras del Perú tradicional y surcar este nuevo Perú que todavía está definiéndose: el campesino dejo de ser vasallo, ente cosificado sin derechos, para elevarse a la categoría de persona con derechos inalienables. Eso crea una sensación de dignidad, que es la compuerta para entrar a la categoría de ciudadano. El acceso a la educación y a las grandes ciudades de los campesinos que migraban por las escasas oportunidades del campo fue construyendo el nuevo Perú. Curiosamente un fracaso económico posibilitó un fenómeno sociológico.
Ahora estamos yendo otra vez al extremo anterior del péndulo: la legislación y las políticas agrarias están encaminadas hacia la concentración de la tierra en pocas manos. La “privatización” del campo fomenta la concentración del capital, lo que si bien posibilita una economía agraria a escala, también genera que el poder económico se detente en pocos, y eso a la larga nunca es bueno.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Saturday, June 27, 2009
MICHAEL JACKSON IN MEMÓRIAM
Más allá de la figura controversial de Michael Jackson, no se puede negar que marcó un hito en la historia del rock. Su estilo, mezcla de pop dance y arte mimo cautivó a millones en todo el mundo. 1,500 presos en Filipinas le rinden homenaje con la quizás su más célebre escenografía y canción, Thriller:
http://www.youtube.com/watch?v=RkggJYCvesQ
http://www.youtube.com/watch?v=RkggJYCvesQ
Tuesday, June 23, 2009
TRIBUNAL SUPREMO FRANCÉS RECONOCE COMO TRABAJADORES A CONCURSANTES DE REALITY SHOW
El Tribunal Supremo Francés declaró en una sentencia bastante controvertida que los concursantes de un reality show son trabajadores y por consiguiente tienen derecho a los beneficios laborales inherentes a los mismos.
Tres concursantes de un conocido reality show interpusieron sendas demandas por indemnización laboral y pago de beneficios sociales al haber “trabajado” por diez días consecutivos en La isla de la tentación («L'île de la Tentation»), programa que propone a las parejas someter su amor a la tentación durante doce días en una isla paradisíaca (de allí el titulo), con cruceros en yate y cenas regadas con champán de por medio, viéndose expuestas a mil y una pruebas con hombres o mujeres que tratarán de quebrar su fidelidad (que muchos de los concursantes la tenían muy frágil), grabados por cámaras de televisión las 24 horas del día.
El Tribunal Supremo sustentó su fallo en que «la existencia de una relación de trabajo no depende ni de la voluntad expresada por las partes ni de la denominación dada en el convenio, sino de las condiciones en las que se ejerza la actividad de los trabajadores». En otras palabras del principio de realidad que se aplica en el derecho laboral: no importa la denominación que se le otorgue al contrato, sino si existen las condiciones del mismo que supongan la existencia de un vínculo laboral.
Para el Tribunal, participar en actividades impuestas, expresar reacciones esperadas y estar disponible de manera permanente, en ausencia de comunicación con el exterior, se diferencia de «la mera grabación de la vida cotidiana». Vale decir el demandante no está en su libre albedrío, haciendo lo que mejor le plazca, sino que existe una relación de subordinación, donde “un empleador” (la cadena de televisión) da ciertas órdenes (las reacciones esperadas) que deben ser cumplidas por “los trabajadores” (los concursantes), así como proporciona “las condiciones y herramientas de trabajo” (en este caso la estancia en la isla y todas “las tentaciones”).
En total cada uno de “los trabajadores” se ha hecho acreedor a la suma de 27,000 euros por concepto de “trabajo profesional encubierto” (aunque no está muy claro dónde está “lo profesional” del “trabajo”), “horas extras” (al haber “trabajado” 24 horas continuas por diez días consecutivos, más allá de la jornada laboral que en Francia es de 35 horas semanales), “vacaciones no pagadas”, despido intempestivo y ruptura abusiva del contrato.
El fallo es controversial y se presta a polémica, dado que es discutible hasta qué punto se puede considerar como “trabajador” a un participante de un reality show, que no es otra cosa que un concurso. Y, si bien existe un uso de la imagen y voz de la persona, incluso en escenas íntimas, existe también una autorización del concursante para su emisión. Da la impresión que la figura del contrato de trabajo ha sido calzada a la fuerza; incluso en una de las instancias antes de llegar a la Suprema se discutió sobre si era un contrato a plazo definido o indefinido, fallando la Corte en el sentido de ser un contrato de naturaleza indefinida a favor de los concursantes, lo cual también es polémico en vista que el concurso dura apenas algunos días y, en el peor de los casos, sería un contrato a plazo fijo.
En fin, como se acostumbra decir por estas tierras eso es “cosa de blancos” que en mi país no se aplica, donde un trabajador supera largamente la jornada legal de las ocho horas diarias sin reconocimiento de horas extras, seguridad social, ni cualquier otro beneficio laboral; y, las leyes son meramente declarativas, sin algún efecto práctico en la vida del trabajador, mucho menos podrían aspirar a que algún tribunal peruano les reconozca los beneficios de aquellos tres concursantes franceses. Sería “cosa de blancos”.
Eduardo Jiménez J.
ejjabogados@gmail.com
ejjlaw@yahoo.es
Tres concursantes de un conocido reality show interpusieron sendas demandas por indemnización laboral y pago de beneficios sociales al haber “trabajado” por diez días consecutivos en La isla de la tentación («L'île de la Tentation»), programa que propone a las parejas someter su amor a la tentación durante doce días en una isla paradisíaca (de allí el titulo), con cruceros en yate y cenas regadas con champán de por medio, viéndose expuestas a mil y una pruebas con hombres o mujeres que tratarán de quebrar su fidelidad (que muchos de los concursantes la tenían muy frágil), grabados por cámaras de televisión las 24 horas del día.
El Tribunal Supremo sustentó su fallo en que «la existencia de una relación de trabajo no depende ni de la voluntad expresada por las partes ni de la denominación dada en el convenio, sino de las condiciones en las que se ejerza la actividad de los trabajadores». En otras palabras del principio de realidad que se aplica en el derecho laboral: no importa la denominación que se le otorgue al contrato, sino si existen las condiciones del mismo que supongan la existencia de un vínculo laboral.
Para el Tribunal, participar en actividades impuestas, expresar reacciones esperadas y estar disponible de manera permanente, en ausencia de comunicación con el exterior, se diferencia de «la mera grabación de la vida cotidiana». Vale decir el demandante no está en su libre albedrío, haciendo lo que mejor le plazca, sino que existe una relación de subordinación, donde “un empleador” (la cadena de televisión) da ciertas órdenes (las reacciones esperadas) que deben ser cumplidas por “los trabajadores” (los concursantes), así como proporciona “las condiciones y herramientas de trabajo” (en este caso la estancia en la isla y todas “las tentaciones”).
En total cada uno de “los trabajadores” se ha hecho acreedor a la suma de 27,000 euros por concepto de “trabajo profesional encubierto” (aunque no está muy claro dónde está “lo profesional” del “trabajo”), “horas extras” (al haber “trabajado” 24 horas continuas por diez días consecutivos, más allá de la jornada laboral que en Francia es de 35 horas semanales), “vacaciones no pagadas”, despido intempestivo y ruptura abusiva del contrato.
El fallo es controversial y se presta a polémica, dado que es discutible hasta qué punto se puede considerar como “trabajador” a un participante de un reality show, que no es otra cosa que un concurso. Y, si bien existe un uso de la imagen y voz de la persona, incluso en escenas íntimas, existe también una autorización del concursante para su emisión. Da la impresión que la figura del contrato de trabajo ha sido calzada a la fuerza; incluso en una de las instancias antes de llegar a la Suprema se discutió sobre si era un contrato a plazo definido o indefinido, fallando la Corte en el sentido de ser un contrato de naturaleza indefinida a favor de los concursantes, lo cual también es polémico en vista que el concurso dura apenas algunos días y, en el peor de los casos, sería un contrato a plazo fijo.
En fin, como se acostumbra decir por estas tierras eso es “cosa de blancos” que en mi país no se aplica, donde un trabajador supera largamente la jornada legal de las ocho horas diarias sin reconocimiento de horas extras, seguridad social, ni cualquier otro beneficio laboral; y, las leyes son meramente declarativas, sin algún efecto práctico en la vida del trabajador, mucho menos podrían aspirar a que algún tribunal peruano les reconozca los beneficios de aquellos tres concursantes franceses. Sería “cosa de blancos”.
Eduardo Jiménez J.
ejjabogados@gmail.com
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, June 16, 2009
EL VERANO TERMINA YA
(Bueno ya terminó hace algunas semanas, a pesar de este sol esporádico que de vez en cuando alumbra y calienta; pero, los acontecimientos recientes en mi país ocuparon la atención de “El Observador”, dejando encarpetada la crónica).
Cuando la nariz me comienza a molestar por las mañanas, los estornudos se hacen más frecuentes, la garganta es una molestia constante y los anti-histamínicos están perennes en mi mesa de noche, son síntomas inequívocos que, como dice la conocida canción, el verano termina ya y comienza el otoño.
También es síntoma inequívoco, este más objetivo que subjetivo, ver a las chicas con más ropa encima. Dejan de lado esos trajecitos diminutos que permitían apreciar cuerpos bronceados y esculturales, pero también rollitos y barriguitas de las más osadas, para dar paso a la chompa matutina o al pantalón más grueso hasta los tobillos. Es una lástima para el ojo masculino que deberá contentarse con calcular o imaginar el cuerpo escondido tras capas y capas de ropa.
Conforme el frío y sobretodo la humedad vaya progresando por las calles de Lima, el uso de pastillas para la garganta y antigripales se harán más frecuentes. Pero, ya me acostumbré a convivir con mis “achaques”, a leer las señales que mi organismo me manda. En estos momentos atravieso por uno de ellos, escribiendo con una mano y con la otra secando una nariz que parece drenar un río. De más joven renegaba de mis males, detestaba haber nacido programado con una alergia así, ahora, con más años y canas, los comprendo. Será que conforme pasan los calendarios uno se vuelve más tolerante con todo.
El verano termina ya y procedo a sacar mis frazadas, a colocarme en la noche un suéter abrigador que me mantenga caliente (soy bastante friolento por naturaleza) y a esperar paciente, pero inexorable, como si se tratase de un destino escrito, el lento y penetrante frío húmedo limeño.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Cuando la nariz me comienza a molestar por las mañanas, los estornudos se hacen más frecuentes, la garganta es una molestia constante y los anti-histamínicos están perennes en mi mesa de noche, son síntomas inequívocos que, como dice la conocida canción, el verano termina ya y comienza el otoño.
También es síntoma inequívoco, este más objetivo que subjetivo, ver a las chicas con más ropa encima. Dejan de lado esos trajecitos diminutos que permitían apreciar cuerpos bronceados y esculturales, pero también rollitos y barriguitas de las más osadas, para dar paso a la chompa matutina o al pantalón más grueso hasta los tobillos. Es una lástima para el ojo masculino que deberá contentarse con calcular o imaginar el cuerpo escondido tras capas y capas de ropa.
Conforme el frío y sobretodo la humedad vaya progresando por las calles de Lima, el uso de pastillas para la garganta y antigripales se harán más frecuentes. Pero, ya me acostumbré a convivir con mis “achaques”, a leer las señales que mi organismo me manda. En estos momentos atravieso por uno de ellos, escribiendo con una mano y con la otra secando una nariz que parece drenar un río. De más joven renegaba de mis males, detestaba haber nacido programado con una alergia así, ahora, con más años y canas, los comprendo. Será que conforme pasan los calendarios uno se vuelve más tolerante con todo.
El verano termina ya y procedo a sacar mis frazadas, a colocarme en la noche un suéter abrigador que me mantenga caliente (soy bastante friolento por naturaleza) y a esperar paciente, pero inexorable, como si se tratase de un destino escrito, el lento y penetrante frío húmedo limeño.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, June 09, 2009
MUERTE EN EL ORIENTE
Desde Lima vemos muy pero muy distante lo que sucede en la Selva, continente ignoto que conocemos y comprendemos casi nada. Siempre fue así. Desde la Colonia y en la República misma. Era una tierra sin riquezas mineras que extraer y recién a inicios del siglo XX con el caucho, la avidez y la rapiña de algunos hizo volver los ojos al oriente peruano, sustituidos ahora esos depredadores del pasado por las empresas del narcotráfico, con una peligrosa combinación de drogas, dinero, corrupción y armas.
Lo acaecido en Bagua el viernes 5 parece extraído de la novela La guerra del fin del mundo. Fuerzas retrógradas que se resisten a la modernidad, a la “occidentalización de la selva”. Y hasta tendrían su “Consejero” como en la novela de Mario Vargas Llosa, alentando a los nativos a luchar contra el gobierno y todo lo que representa, siendo el mismo poco menos que la personificación del diablo. Arcos y flechas contra fusiles. Arcaísmo versus modernidad. Pero, ¿es así de simple o el asunto es más complejo?
Lo sucedido no pasaría de una comedia de equívocos donde las partes hablan lenguajes distintos, sino fuera por los peruanos muertos a ambos lados. La cifra exacta aún no se conoce y cuando se conozca quizás se sumen a las responsabilidades políticas que el humalismo y el gobierno se achacan mutuamente, las penales. No solo la de dos ministros cuya cabeza se está exigiendo, sino la de los autores mediatos e inmediatos, materiales e intelectuales. Lo que si queda claro es que no podemos ver la tragedia con sectarismo. No hay “malos” absolutos, ni “buenos” que subir a un altar.
Calificar a posteriori los sangrientos sucesos con un “se pudo evitar” suena a chiste de mal gusto. A posteriori, todos, sin excepción, somos estrategas brillantes de batallas ya realizadas. Han existido intereses del gobierno y su bancada congresal en no derogar los decretos cuestionados por el tema del TLC; pero, también ha existido intransigencia por parte de los representantes de los nativos venidos a “dialogar” a Lima. Fue un diálogo de sordos con una cuota de cálculo político por parte del grupo político de Ollanta Humala que quiso pescar a “río revuelto” (y parece que digitado desde Caracas y La Paz). A ello se han sumado ONG’s radicales y medios de comunicación de la región exacerbando el ánimo de los nativos y llamando a una “violencia defensiva” contra la policía y contra la “apropiación” de sus tierras y el agua. Es que cuando se hace un trabajo de “lavado de cabeza” diciéndoles a personas que viven en contacto con su tierra, en una relación casi sagrada, que por los decretos en cuestión se las van a quitar, es como si a usted le dijeran que por una ley del congreso le quitaran su casa de inmediato y sin darle un centavo a cambio. ¿Cómo reaccionaría?
Esto trae a colación una constante en nuestra vida republicana. Las normas legales de todo orden y jerarquía son promulgadas sin consenso de los ciudadanos y sobretodo de los implicados con el efecto que esa norma tendrá en sus vidas. Las leyes se dictan desde Lima sin tomar en consideración la opinión de los afectados.
Una pregunta sencilla: ¿los nativos habrían creído que les iban a quitar sus tierras y privatizar el agua si se hubiera hecho docencia directa con ellos, explicándoles claramente el alcance de esas normas legales? ¿Se buscó, por ejemplo, la participación de antropólogos que conozcan la cultura y costumbres de la zona y sobretodo de clérigos católicos y evangélicos que gozan de gran respeto y credibilidad entre los lugareños de la amazonía? Cuando el gobierno se sentó a dialogar con una cúpula politizada, con agenda propia, fue demasiado tarde y los casi dos meses de bloqueo de las carreteras en el Oriente y la campaña de desinformación de cierta oposición que buscó ganar con el conflicto, terminó en un baño de sangre.
Un poco más de democracia horizontal y no creer que por ser nativo o “chuncho” como despectivamente les decimos los citadinos, no se merecen explicaciones de leyes que directamente les va a afectar su modo de vida. El principio de autoridad no es todo en un gobierno democrático. Es importante, sí; pero importa también evaluar el efecto que una norma legal tendrá en la realidad directa de una comunidad, más cuando se trata de una comunidad con costumbres y cultura totalmente distinta a la nuestra.
Es momento oportuno de “tender la mano” al adversario y un gesto del gobierno y su bancada sería derogando los decretos cuestionados, sin perjuicio de nuestra legislación interna de cara a los tratados comerciales. No importa si son o no son constitucionales. La formalidad legal no es tan importante en estos momentos, sino el mensaje que se de al adversario. La soberbia del vencedor no es buen consejero en política, menos escudarse en resquicios legales, y eso el presidente de la república en persona lo sabe muy bien. Derogar esos decretos sería un gesto de buena voluntad.
También se debe revisar el canon que beneficia más a las ciudades de la selva que a las comunidades nativas. Las comunidades son las más perjudicadas cuando se busca o extrae petróleo o gas en la selva. Se ve perjudicada su caza, que huye despavorida cuando siente la llegada de las máquinas del “hombre blanco”, y se ven perjudicados sus ríos que se envenenan con los residuos tóxicos. Por eso, se debe revisar el canon y que los principales beneficiados sean los que viven en la selva misma, no los citadinos. En otros países ya se ha aplicado ese sistema con buenos resultados, así que no se está inventando nada nuevo.
Y, es hora que los actores políticos maduren. No solo por parte del gobierno (sabemos que Yehude Simon hizo todo lo posible para solucionar el problema, pero no encontró eco en la bancada oficialista), también por parte de la oposición, especialmente de los humalistas. Se requiere madurez y serenidad, no cálculo político de cara al 2011.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Lo acaecido en Bagua el viernes 5 parece extraído de la novela La guerra del fin del mundo. Fuerzas retrógradas que se resisten a la modernidad, a la “occidentalización de la selva”. Y hasta tendrían su “Consejero” como en la novela de Mario Vargas Llosa, alentando a los nativos a luchar contra el gobierno y todo lo que representa, siendo el mismo poco menos que la personificación del diablo. Arcos y flechas contra fusiles. Arcaísmo versus modernidad. Pero, ¿es así de simple o el asunto es más complejo?
Lo sucedido no pasaría de una comedia de equívocos donde las partes hablan lenguajes distintos, sino fuera por los peruanos muertos a ambos lados. La cifra exacta aún no se conoce y cuando se conozca quizás se sumen a las responsabilidades políticas que el humalismo y el gobierno se achacan mutuamente, las penales. No solo la de dos ministros cuya cabeza se está exigiendo, sino la de los autores mediatos e inmediatos, materiales e intelectuales. Lo que si queda claro es que no podemos ver la tragedia con sectarismo. No hay “malos” absolutos, ni “buenos” que subir a un altar.
Calificar a posteriori los sangrientos sucesos con un “se pudo evitar” suena a chiste de mal gusto. A posteriori, todos, sin excepción, somos estrategas brillantes de batallas ya realizadas. Han existido intereses del gobierno y su bancada congresal en no derogar los decretos cuestionados por el tema del TLC; pero, también ha existido intransigencia por parte de los representantes de los nativos venidos a “dialogar” a Lima. Fue un diálogo de sordos con una cuota de cálculo político por parte del grupo político de Ollanta Humala que quiso pescar a “río revuelto” (y parece que digitado desde Caracas y La Paz). A ello se han sumado ONG’s radicales y medios de comunicación de la región exacerbando el ánimo de los nativos y llamando a una “violencia defensiva” contra la policía y contra la “apropiación” de sus tierras y el agua. Es que cuando se hace un trabajo de “lavado de cabeza” diciéndoles a personas que viven en contacto con su tierra, en una relación casi sagrada, que por los decretos en cuestión se las van a quitar, es como si a usted le dijeran que por una ley del congreso le quitaran su casa de inmediato y sin darle un centavo a cambio. ¿Cómo reaccionaría?
Esto trae a colación una constante en nuestra vida republicana. Las normas legales de todo orden y jerarquía son promulgadas sin consenso de los ciudadanos y sobretodo de los implicados con el efecto que esa norma tendrá en sus vidas. Las leyes se dictan desde Lima sin tomar en consideración la opinión de los afectados.
Una pregunta sencilla: ¿los nativos habrían creído que les iban a quitar sus tierras y privatizar el agua si se hubiera hecho docencia directa con ellos, explicándoles claramente el alcance de esas normas legales? ¿Se buscó, por ejemplo, la participación de antropólogos que conozcan la cultura y costumbres de la zona y sobretodo de clérigos católicos y evangélicos que gozan de gran respeto y credibilidad entre los lugareños de la amazonía? Cuando el gobierno se sentó a dialogar con una cúpula politizada, con agenda propia, fue demasiado tarde y los casi dos meses de bloqueo de las carreteras en el Oriente y la campaña de desinformación de cierta oposición que buscó ganar con el conflicto, terminó en un baño de sangre.
Un poco más de democracia horizontal y no creer que por ser nativo o “chuncho” como despectivamente les decimos los citadinos, no se merecen explicaciones de leyes que directamente les va a afectar su modo de vida. El principio de autoridad no es todo en un gobierno democrático. Es importante, sí; pero importa también evaluar el efecto que una norma legal tendrá en la realidad directa de una comunidad, más cuando se trata de una comunidad con costumbres y cultura totalmente distinta a la nuestra.
Es momento oportuno de “tender la mano” al adversario y un gesto del gobierno y su bancada sería derogando los decretos cuestionados, sin perjuicio de nuestra legislación interna de cara a los tratados comerciales. No importa si son o no son constitucionales. La formalidad legal no es tan importante en estos momentos, sino el mensaje que se de al adversario. La soberbia del vencedor no es buen consejero en política, menos escudarse en resquicios legales, y eso el presidente de la república en persona lo sabe muy bien. Derogar esos decretos sería un gesto de buena voluntad.
También se debe revisar el canon que beneficia más a las ciudades de la selva que a las comunidades nativas. Las comunidades son las más perjudicadas cuando se busca o extrae petróleo o gas en la selva. Se ve perjudicada su caza, que huye despavorida cuando siente la llegada de las máquinas del “hombre blanco”, y se ven perjudicados sus ríos que se envenenan con los residuos tóxicos. Por eso, se debe revisar el canon y que los principales beneficiados sean los que viven en la selva misma, no los citadinos. En otros países ya se ha aplicado ese sistema con buenos resultados, así que no se está inventando nada nuevo.
Y, es hora que los actores políticos maduren. No solo por parte del gobierno (sabemos que Yehude Simon hizo todo lo posible para solucionar el problema, pero no encontró eco en la bancada oficialista), también por parte de la oposición, especialmente de los humalistas. Se requiere madurez y serenidad, no cálculo político de cara al 2011.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, June 02, 2009
CHILE CONTINÚA ARMÁNDOSE (Y EVO CONTINÚA DESBARRANDO)
Chile es un país de contrastes: puede parecer uno de los más modernos y desarrollados de Sur América, un trozo de Europa inserta en un continente chúcaro todavía, y además albergar una decisión guerrerista de su clase política y militar, lindante con el chauvinismo más ramplón y segregacionista. Es cierto que las últimas adquisiciones de aviones de combate F16, aviones antisubmarinos, helicópteros de guerra, misiles antibuques y otras sofisticadas armas (y posiblemente hasta un portaaviones, “usadito” siquiera) no hablan de una “vocación pacifista” de nuestro vecino. Más bien se inscriben dentro de su programa de actualización de armamento de cara al bicentenario de su independencia, con el objetivo de llegar a los niveles militares de la OTAN y geopolíticamente ser una suerte de Israel en la región (eufemísticamente los mapochos dicen que son “armamentos disuasivos”).
No menos cierto es que en Perú, cada vez que se difunde una noticia de nuevas compras de armamentos de nuestro vecino, lo sentimos con más inquietud que los demás países e inmediatamente se nos viene a la memoria la guerra del 79 y lo que significó para nosotros. Pero, ¿realmente Chile está pensando en nosotros cuando compra todo ese sofisticado armamento?, ¿quiere ahora apropiarse de nuestra agua dulce tan escasa que será en el siglo XXI, de nuestras fuentes de energía igualmente escasas en este siglo que comienza o de nuestra riqueza marítima como antaño lo hizo con el salitre?
Creo que la clase política y los militares chilenos (o por lo menos un sector de ellos) piensan en un “triple escenario”, es decir, supuestamente están rodeados de “enemigos” como Perú, Bolivia y Argentina, enemigos con muchas riquezas naturales y que en cualquier momento se pueden unir para agredirlos. Partiendo de esa hipótesis cualquier compra de armamento se encuentra justificada para ellos y más con dinero lleno en los bolsillos.
Pero, su estrategia no es solo militar, es también política, de hacer alianzas y “lobbies”, del “divide y vencerás”. De allí los “coqueteos” con Evo Morales, a fin de romper “los lazos de hermandad” entre Bolivia y Perú (coadyuvado por su reacción bastante hepática hacia nosotros desde que Bolivia es enclave chavista), jugando con la carta de la salida al mar y las expectativas del país altiplánico. Con respecto a la Argentina, desde la venta de armas a Ecuador, en pleno conflicto del Cenepa, nuestras relaciones son más protocolares que reales, aparte que actualmente los argentinos no tienen demasiado interés en el Pacífico, miran más a Brasil y al ALBA.
Esa reacción instintiva que tenemos frente a Chile es aprovechada por nuestros chovinistas locales, de igual o superior hipérbole que los existentes en el sur de nuestra frontera; aunque tampoco podemos irnos al otro extremo pacifista de nuestros neoliberales criollos (y de algunos izquierdistas nativos también) de creer que el mercado (léase mayor inversión chilena en nuestro país) pondrá paños fríos en los intentos belicistas de nuestro vecino, convirtiéndose en una especie de Mahatmas Gandhi de dudosa credibilidad (su credo consiste en que más Ripleys y Sagas harán que nuestro vecino del sur no nos ataque). A Chile no lo podemos ver ni como un amigo dadivoso –menos hermano- ni tampoco como a un enemigo. Solo un rival y socio comercial del cual aún nos queda mucho por aprender; no en vano ellos tuvieron estado cuando nosotros todavía nos desangrábamos en guerras civiles, no en vano Chile tiene una poderosa clase media mientras la nuestra aún es muy débil, no en vano cuentan con una fuerte burguesía nativa (ni que decir de la nuestra que da pena), y no en vano –a pesar que nos duela reconocerlo- ellos fueron “los pioneros” del modelo económico que ahora es moneda corriente en varios países de AL. Todavía nos ganan en muchas cosas; por eso es un rival del cual se puede aprender y mucho, sin odios y con sangre fría.
Es cierto que cuando dos naciones comienzan a comerciar, los conflictos bélicos se atenúan. Lo comprobamos con Ecuador, desde que se firmó el tratado de paz y se comenzó a comerciar con mayor fluidez entre ambas naciones (un logro del gobierno de Fujimori, otra verdad que duele reconocer abiertamente a la clase política peruana), los conflictos amainaron; salvo con el gobierno de Correa que ha impuesto barreras a productos peruanos, pero más por problemas de su economía interna que por razones políticas como se piensa comúnmente. Con el otro vecino belicoso, Chile, tenemos mucho intercambio comercial y debemos continuar en esa ruta, pero siempre alertas, sin confiarse demasiado, y sobretodo sin poses de Mahatmas Gandhi.
Sería bueno que se incremente “disuasivamente” nuestro gasto en defensa sea por la vía presupuestal o con la creación de un canon como el chileno. Ojalá nuestro ministro de economía no haga oídos sordos y nuestra clase política no sea ciega. Si la historia nos puede dar lecciones, recordemos que gran parte del fracaso de la guerra del 79 se debió a la miopía de nuestra clase política y a la división que existió entre los propios peruanos. Por eso tuvimos héroes como Grau o Bolognesi y perdimos la guerra y gran parte de nuestro territorio hacia el sur. Que no se repita la historia.
OTROSÍ DIGO: Una pequeña digresión final. La relación compleja y profunda entre Bolivia y Perú es mucho más que las desbarradas de su actual presidente. Esta relación se remonta al pasado más remoto y se proyecta al futuro; en cambio, el gobierno de Evo Morales es solo coyuntural, transitorio, por más que quiera perpetuarse en el poder es apenas una milésima de segundo del tiempo histórico de dos pueblos hermanos, y él será olvidado y borrado de ese tiempo milenario de dos naciones profundamente hermanadas. No olvidemos esa perspectiva, ni “pisemos el palito”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
No menos cierto es que en Perú, cada vez que se difunde una noticia de nuevas compras de armamentos de nuestro vecino, lo sentimos con más inquietud que los demás países e inmediatamente se nos viene a la memoria la guerra del 79 y lo que significó para nosotros. Pero, ¿realmente Chile está pensando en nosotros cuando compra todo ese sofisticado armamento?, ¿quiere ahora apropiarse de nuestra agua dulce tan escasa que será en el siglo XXI, de nuestras fuentes de energía igualmente escasas en este siglo que comienza o de nuestra riqueza marítima como antaño lo hizo con el salitre?
Creo que la clase política y los militares chilenos (o por lo menos un sector de ellos) piensan en un “triple escenario”, es decir, supuestamente están rodeados de “enemigos” como Perú, Bolivia y Argentina, enemigos con muchas riquezas naturales y que en cualquier momento se pueden unir para agredirlos. Partiendo de esa hipótesis cualquier compra de armamento se encuentra justificada para ellos y más con dinero lleno en los bolsillos.
Pero, su estrategia no es solo militar, es también política, de hacer alianzas y “lobbies”, del “divide y vencerás”. De allí los “coqueteos” con Evo Morales, a fin de romper “los lazos de hermandad” entre Bolivia y Perú (coadyuvado por su reacción bastante hepática hacia nosotros desde que Bolivia es enclave chavista), jugando con la carta de la salida al mar y las expectativas del país altiplánico. Con respecto a la Argentina, desde la venta de armas a Ecuador, en pleno conflicto del Cenepa, nuestras relaciones son más protocolares que reales, aparte que actualmente los argentinos no tienen demasiado interés en el Pacífico, miran más a Brasil y al ALBA.
Esa reacción instintiva que tenemos frente a Chile es aprovechada por nuestros chovinistas locales, de igual o superior hipérbole que los existentes en el sur de nuestra frontera; aunque tampoco podemos irnos al otro extremo pacifista de nuestros neoliberales criollos (y de algunos izquierdistas nativos también) de creer que el mercado (léase mayor inversión chilena en nuestro país) pondrá paños fríos en los intentos belicistas de nuestro vecino, convirtiéndose en una especie de Mahatmas Gandhi de dudosa credibilidad (su credo consiste en que más Ripleys y Sagas harán que nuestro vecino del sur no nos ataque). A Chile no lo podemos ver ni como un amigo dadivoso –menos hermano- ni tampoco como a un enemigo. Solo un rival y socio comercial del cual aún nos queda mucho por aprender; no en vano ellos tuvieron estado cuando nosotros todavía nos desangrábamos en guerras civiles, no en vano Chile tiene una poderosa clase media mientras la nuestra aún es muy débil, no en vano cuentan con una fuerte burguesía nativa (ni que decir de la nuestra que da pena), y no en vano –a pesar que nos duela reconocerlo- ellos fueron “los pioneros” del modelo económico que ahora es moneda corriente en varios países de AL. Todavía nos ganan en muchas cosas; por eso es un rival del cual se puede aprender y mucho, sin odios y con sangre fría.
Es cierto que cuando dos naciones comienzan a comerciar, los conflictos bélicos se atenúan. Lo comprobamos con Ecuador, desde que se firmó el tratado de paz y se comenzó a comerciar con mayor fluidez entre ambas naciones (un logro del gobierno de Fujimori, otra verdad que duele reconocer abiertamente a la clase política peruana), los conflictos amainaron; salvo con el gobierno de Correa que ha impuesto barreras a productos peruanos, pero más por problemas de su economía interna que por razones políticas como se piensa comúnmente. Con el otro vecino belicoso, Chile, tenemos mucho intercambio comercial y debemos continuar en esa ruta, pero siempre alertas, sin confiarse demasiado, y sobretodo sin poses de Mahatmas Gandhi.
Sería bueno que se incremente “disuasivamente” nuestro gasto en defensa sea por la vía presupuestal o con la creación de un canon como el chileno. Ojalá nuestro ministro de economía no haga oídos sordos y nuestra clase política no sea ciega. Si la historia nos puede dar lecciones, recordemos que gran parte del fracaso de la guerra del 79 se debió a la miopía de nuestra clase política y a la división que existió entre los propios peruanos. Por eso tuvimos héroes como Grau o Bolognesi y perdimos la guerra y gran parte de nuestro territorio hacia el sur. Que no se repita la historia.
OTROSÍ DIGO: Una pequeña digresión final. La relación compleja y profunda entre Bolivia y Perú es mucho más que las desbarradas de su actual presidente. Esta relación se remonta al pasado más remoto y se proyecta al futuro; en cambio, el gobierno de Evo Morales es solo coyuntural, transitorio, por más que quiera perpetuarse en el poder es apenas una milésima de segundo del tiempo histórico de dos pueblos hermanos, y él será olvidado y borrado de ese tiempo milenario de dos naciones profundamente hermanadas. No olvidemos esa perspectiva, ni “pisemos el palito”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
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