Saturday, October 16, 2021

HOMBRE PÚBLICO, HOMBRE PRIVADO

 

Por: Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107

 

Un hombre acepta ser ministro. Desde ese momento su pasado va a ser escudriñado al milímetro. Lo que hizo y lo que no hizo.

 

De ese hombre se descubre serios indicios que perteneció a la organización terrorista Sendero Luminoso. Lo niega, pero sus argumentos no son muy convincentes. Está a un paso de ser censurado por el Congreso y probablemente llevarse con él al presidente de la república en un proceso de vacancia.

 

¿Qué lo hace asumir un cargo sabiendo que tarde o temprano se descubrirá su pasado?

 

¿Simple exhibicionismo?, ¿vocación autodestructiva?, ¿exceso de confianza?, ¿querer “agudizar las contradicciones” con su nombramiento? O algo más humano: la irresistible vanidad de no dejar pasar una oportunidad como esa. El poder adictivo de la circulina y la escolta.

 

Por cuarenta años Iver Maraví pasó desapercibido. Sabemos poco de lo que hizo en esas décadas. Se conoce que terminó sus estudios universitarios en Ica, donde se fue bastante joven luego de ser requerido por atentados de Sendero Luminoso, que contrajo matrimonio con la hija del jefe terrorista que ordenó la masacre de Lucanamarca, que en el presente siglo se afilia al Movadef y participa en la organización del Conare-Sutep, el organismo magisterial que busca capturar el sindicato de los maestros, hoy en manos de Patria Roja. Y, según se dice, fue “el padrino” del presidente Castillo al proponerlo como el líder de la huelga de maestros del año 2017, huelga que catapulta a la palestra pública al ahora presidente.

 

Me hace acordar un poco al personaje del Dr. Adam Kelno de la novela y serie QB VII.

Kelno había colaborado con los nazis en experimentos con humanos en un campo de concentración. Poco antes que acabe la guerra huye en dirección a los aliados como prisionero del campo. Rescatado y queriendo limpiar su pasado del colaboracionismo con el nacionalsocialismo dedica su experiencia médica en obras humanitarias para los menos pudientes. Esa labor le vale el reconocimiento de la reina que lo nombra caballero. Precisamente el salir a luz (es ya una celebridad pública) motiva que un periodista y guionista de cine se interese en su vida, descubriendo su pasado nazi.

 

Algo similar le pasó a Iver Maraví. El saltar a la luz pública como ministro hizo que su pasado senderista saliera a flote. Pasado guardado celosamente por cuarenta años.

 

No sabemos si como ministro tuvo tiempo de hacer “obras humanitarias” a favor de los trabajadores, lo que sí se conoce es que en su primer acto como ministro legalizó el sindicato de maestros donde él era dirigente y el presidente Castillo miembro importante.

 

Suponemos que Maraví, ya dejada la cartera de ministro, volverá a su perfil bajo, a su labor en organismos que se desprendieron de Sendero Luminoso. Su cuarto de hora de fama pasó. Sic transit gloria mundi. Así pasa la gloria del mundo.

 

A veces estar en el anonimato conviene más que estar bajo los reflectores de la luz pública. Supongo que debe ser una lección que Maraví aprendió en su breve tránsito por el ministerio de Trabajo.

 

Saturday, October 02, 2021

MINORITY REPORT: EL DERECHO PENAL PREVENTIVO

 

Por: Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107

 

En un futuro no muy lejano una elite policial denominada Precrimen, y gracias a la ayuda de tres jóvenes videntes, puede detectar el cometimiento de un delito antes que este se produzca. La víctima es salvada a tiempo y el intencionado sujeto que quiso cometer el crimen inmediatamente detenido, procesado y sentenciado. Gracias a la Unidad de Precrimen los delitos prácticamente han bajado a cero. Uno de los principales problemas que enfrenta toda sociedad es resuelto en poco tiempo.

 

Suena bonita la fábula de la sociedad perfecta en el filme distópico Minority report (Sentencia previa en español, basada en el relato de Philip K Dick), salvo que para llegar al grado cero de delitos se ha vulnerado una serie de garantías, entre ellas que no se puede condenar a quien no cometió un delito por más intenciones que tuvo de cometerlo. Un tipo quiere atropellar a su esposa y hacerlo aparecer como accidente. Elucubra todo un plan pero no ha cometido el hecho trasgresor y sin este no hay pena.

 

Estamos en el ámbito equívoco del derecho penal preventivo, aunque en un sentido distorsionado, que en el pasado se llegó a utilizar, como en la Alemania nazi, donde el hecho de ser judío condenaba a una persona. En estas aguas poco claras se condena por la intención o por tener una característica distinta de raza o religión.

 

Se pensará que la trama de Minority Report sucede solo en la ficción o sucedió en el pasado; pero también se produjo en este siglo con la sospecha que todo musulmán es terrorista. En plena globalización y cuando se creía que el estado de derecho y las garantías que contiene salvaguardaban al individuo por siempre, el 11-S significó un cambio brusco en las reglas del derecho: secuestros y asesinatos de sospechosos de terrorismo, y tortura y reclusión sin juzgamiento previo en las cárceles de Guantánamo (suerte de “tierra de nadie”).

 

Pero allí no queda el debate abierto. En la trama tanto de la película como del relato el sistema tiene fallos, no es infalible. No necesariamente se encuentran de acuerdo los tres precogs, como les dicen a los videntes, en que se cometerá un delito, en algunos casos uno de ellos emite un informe en minoría (de allí el título original). Es decir se puede haber condenado a personas inocentes. (El final es diferente en la película y el relato. En la primera el sistema de precrimen es desmantelado por los fallos detectados, en el relato se llega a cometer el crimen para que el sistema continúe a pesar de los fallos; además que el relato de Philip K Dick contiene, en clave de metáfora, una carga más política en consonancia al macartismo que en ese entonces -1955- vivía la sociedad norteamericana, mientras en el filme se inclina más a la acción).

 

El siglo XXI trajo a colación un gran debate entre los derechos y garantías de las personas vs la seguridad nacional y la razón de estado. Hasta qué punto es válido limitar u obviar los derechos de las personas en aras de la seguridad nacional interna o externa.

 

Premonitoriamente Minority Report suscitó un debate (la película se estrenó un año después de los atentados del 11-S, es decir en 2002) que se prolongaría por las dos siguientes décadas del presente siglo, siglo convulso y que trae más sombras que luces, más dudas que certezas.