Saturday, April 15, 2023

LIMPIAPARABRISAS OUTLAW

Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107

 

En varios distritos de la capital los alcaldes más rápido que temprano han prohibido dentro de su jurisdicción el servicio de limpiaparabrisas.

 

El hecho obedece a los constantes casos de intimidación de estos jóvenes informales, muchos de ellos extranjeros, contra los conductores que rehúsen su servicio, llegando en un caso a la muerte de un taxista que se negó al servicio.

 

La forma más rápida de resolver el problema para un alcalde es prohibiendo el servicio dentro de su jurisdicción. La pregunta obvia es si de esa forma se resuelve el problema.

Todo indica que no. Es lo que se llama en economía costos marginales. Efectos no previstos de una decisión o un hecho.

 

En principio porque se trata de un acto económico de necesidad. Difícilmente a quien le falte para un pan dejará de practicar un oficio que le proporciona algunos soles. Probablemente lo haga a escondidas o se vaya a un distrito donde no esté prohibido el oficio, por lo que el alcalde vecino tendrá dos opciones: o permitir mayor cantidad de limpiadores o declarar también la prohibición.

 

El decreto que emana de la máxima autoridad del distrito equivale a una norma que ordene bajar los precios o que quiera abolir la ley de la gravedad en su jurisdicción. Bonito en el papel, pero cero efectivo en la práctica.

 

El alcalde prohibidor tendría que tener una fuerza de serenazgo 24/7 acompañada del apoyo policial permanente, lo cual todos sabemos es imposible. Incluso la sanción (multa) será de difícil cobro para el limpiador fuera de la ley, casi siempre migrantes, algunos indocumentados, que no figuran en los registros del sistema financiero, menos con propiedades a su nombre.

 

Donde la multa podría ser efectiva es en el conductor que acepta el servicio. Casi siempre con un vehículo a su nombre, cuentas en bancos y con redes de asistencia social bastante conocidas. Sería el “pagano” de la prohibición.

 

Ninguna prohibición es efectiva ciento por ciento. Tenemos ejemplos en la historia: la ley seca en los EEUU de los años 20, la prohibición de la coca en la actualidad o la tenencia de moneda extranjera en el pasado económico de nuestro país. Más parece un gesto de populismo edil para estar bien con los vecinos que un hecho realmente efectivo.


 

Saturday, April 08, 2023

¿INJERENCIA EXTRANJERA?

Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107

 

Parece que el golpe de estado frustrado del ex presidente Castillo trajo como reacción la injerencia extranjera de algunos presidentes de izquierda opinando que no hubo golpe de estado del expresidente, sino que a él lo golpearon. Algo así como que el ladrón pasa a ser robado.

 

Este relato se ha llevado a instancias internacionales como la OEA, la CIDH y algunos países de Europa, de la mano de políticos locales y abogados extranjeros contratados. Uno de los abogados de Castillo, haciendo un malabarismo verbal, más inclinado al sicoanálisis que al derecho, alega que no fue golpe sino un “acto fallido”.

 

Caso aparte es la injerencia obvia de Evo Morales en el sur peruano, desde antes del golpe de estado. El buscar una consolidación política interna en Bolivia trae como condición la salida al mar. Con Chile perdió una carta, ahora busca una táctica secesionista a través de Puno y el corredor sur andino. Castillo era el garante de todos estos devaneos políticos de Morales, incluyendo un trato abierto con los productores y comercializadores de coca.

 

Castillo es “nuestro hijo de perra y hay que defenderlo por todos los medios”, parafraseando lo dicho en su tiempo sobre Anastasio Somoza, se puede aplicar en la defensa acérrima y por todos los medios hecha por ciertos gobiernos de la región, no solo los medios diplomáticos (OEA ante todo) sino los organismos jurídicos supranacionales (la CIDH).

 

El argumento es el mismo repetido hasta el cansancio: no hubo golpe de estado, y a Castillo lo destituye el Congreso por ser andino y querer favorecer al pueblo.

 

Argumento bastante ingenuo, que se ha replicado en las “misiones” que algunos congresistas de izquierda han efectuado a países democráticos, con el añadido que estamos ante un “gobierno dictatorial cívico-militar” represor del pueblo y genocida por añadidura.

 

Lo curioso de estos presidentes pro Castillo es que no ven el otro lado de la luna: que sí hubo intento de golpe de estado y que Castillo está acusado, con pruebas más que evidentes, de tráfico de influencias y corrupción.

 

En el caso de AMLO existe la hipótesis que no se trata solo de afinidad ideológica con Castillo, sino penetración de los cárteles mexicanos en el mercado peruano de la droga, apadrinados por el propio López Obrador.  AMLO se ha presentado como un acérrimo defensor de los “derechos humanos” de los narcotraficantes o ha protestado enérgicamente porque el Departamento de Estado de EEUU iría a calificar como terroristas a los carteles de la droga mexicanos.

 

Hay muchas aristas de esta abierta simpatía de AMLO a Castillo que todavía no se encuentran claras y que tarde o temprano van a aflorar. No parece ser solo “afinidad ideológica” sino más bien amor a los chicharrones.

 

A estos presidentes se les puede aplicar la sentencia bíblica de “no mirar la viga en el ojo propio”. Tienen graves problemas en sus respectivos países. Varios han descendido vertiginosamente en su aceptación popular en pocos meses. Una manera de tapar esos defectos es viendo los aparentes del vecino y rajando de él. Política de barrio ante la falta de mayor ingenio.

 

Lo cierto es que pasarán, unos más temprano que otros, y las relaciones históricas entre las naciones vecinas continuarán.