Monday, December 09, 2019

¿ES UNA PRIMAVERA LA QUE VIVE AMÉRICA LATINA?


Por: Eduardo Jiménez J.
ejimenez2107@gmail.com
@ejjj2107
 



Las constantes movilizaciones y protestas ciudadanas en diferentes ciudades de América Latina puede hacer pensar que estamos ante una primavera democrática como la árabe de hace algunos años atrás que, coincidentemente, comenzó también con un hecho bastante incidental aunque dramático.

Es difícil pronosticar las dimensiones de las protestas en AL ¿Están propiciarán un cambio político y social o terminarán por agotarse en si mismas?

Mucho depende de la sociedad movilizada, pero sobretodo de la reacción de la clase política. Los “reflejos” que tenga para asimilar las protestas y convertirlas en políticas públicas. En ese sentido la clase política chilena ha demostrado buenos reflejos, incluso asumiendo un cambio de la constitución pinochetista. El asumir las demandas puede aquietar las aguas e ir canalizando las demandas sociales en “el orden establecido”.

Otra estrategia de la clase política puede ser cansar a la población hasta que se agote en las protestas, con una cuota de represión de ser necesario. Es el modelo de la Venezuela de Maduro, donde la sociedad oscila entre protestas que no alcanzan su objetivo (deponer al dictador) y la carencia de lo más básico para la sobrevivencia. El cuadro es desolador y sin esperanzas para quien lo vive.

Otra alternativa es el populismo de los subsidios y el relajamiento del gasto público acompañado de deuda y emisión inorgánica. Da la sensación de bienestar por un tiempo hasta que se terminan los subsidios y viene la penosa realidad. Es probable que sea el modelo de los Fernández (Alberto y Cristina) cuando asuman el poder en Argentina (salvo que nos deparen una “sorpresa ortodoxa”). Curiosamente también es el modelo de los Estados Unidos y países europeos luego de la crisis financiera del 2008. Lo malo es que en el caso norteamericano cuando “estalle la burbuja” afectará a todo el mundo.

Volviendo al tema, creo que la ola democratizadora que vivió AL en los últimos cuarenta años ha ido formando ciudadanos exigentes en sus derechos y sin el temor a un golpe militar, que cada vez se ha hecho más remoto (salvo excepciones). Ello trae a su vez protestas por un mejor estándar de vida o mantener el que se tiene. Protestas urbanas sobretodo. La ciudad es el protagonista a diferencia del pasado.

Aunque para que tengan éxito esas protestas es necesaria una “conciencia de clase” que permita una plataforma común. Tener instituciones y agrupaciones más o menos conectadas y organizadas (frentes de lucha, sindicatos, asociaciones).

Como “multitud” se puede actuar “espontáneamente” en las protestas, pero se requiere ciertos nexos comunes que no todas las sociedades lo tienen. En países desarticulados como el nuestro se hace más difícil o en el mejor de los casos son protestas segmentadas, muy aisladas unas de otras; a diferencia de los grupos empresariales con poder fáctico y plataforma mínima pero común de acción (mantener el estado de las cosas, no tocar sus ingresos ni “el modelo económico”, y leyes que los favorezcan) y utilización de “fantasmas” para hacer retroceder cualquier cambio (el endoso de terrorista a cualquier reclamante, el miedo al “cuco” velasquista, el populismo mal entendido, etc.).

En conclusión, son protestas de mayor inclusión y democracia social. Países con más arraigo democrático e institucional absorberán y superarán los reclamos (caso Chile), otros se quedaran a medio camino al estar desarticulados socialmente (como Perú), algunos más vivirán en la ilusión del populismo y el “dinero fácil” (Argentina), y los menos en la mera represión y el oprobio (Venezuela y Nicaragua). En el medio, países con notable presencia indígena marcarán un lado étnico al asunto (Ecuador o Bolivia).

Wednesday, November 13, 2019

EL MURO QUE CAYÓ


Por: Eduardo Jiménez J.
ejimenez2107@gmail.com
@ejj2107



Hoy, hace treinta años, cayó el Muro de Berlín. Signo de oprobio en los ahora lejanos años. Curiosamente, como ha revelado un reportaje, en el mundo existen hoy más muros que dividen que en aquella época.

Signo de la guerra fría, el símbolo de su caída fue el del socialismo realmente existente, tanto político como ideológico, y la predominancia de la ideología liberal, que en Occidente queda como único relato válido de la supremacía del llamado “mundo libre”.

Treinta años después está siendo cuestionada la democracia representativa que quedó como única forma válida de gobierno. Los populismos autoritarios de derecha o de izquierda minusvaloran las instituciones democráticas o las vacían de contenido, que solo queda el nombre.

Los muros que hoy se erigen son físicos y virtuales. Los primeros tratan de impedir el ingreso de los otros. En Estados Unidos se ha levantado el principal muro a fin que no ingresen los migrantes. Valla de contención, tan inútil como la que levantaron los romanos contra los bárbaros.

Los muros virtuales quieren separar a ciudadanos de primera y segunda categoría. Algunos son más sutiles, otros no tanto. La cosa es que unos son más ciudadanos que otros, sea por género, lugar de nacimiento, oportunidades o servicios recibidos.

Son otros los muros de ahora. La preocupación no es tanto salvar al “mundo libre”, sino que tan libre puede quedar el mundo luego de las desigualdades en la distribución de la riqueza y de los autoritarismos que engañan en la solución. Difícil momento.