Monday, March 04, 2024

PETROPERÚ, QUÉ HACER

Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


Petroperú (PP) es un rezago de las empresas públicas que se crearon en la década del 70, durante el gobierno militar. El objetivo de la empresa no solo era recibir los activos de la nacionalizada IPC, sino explorar y explotar petróleo en la selva. En tiempos en que se formaba el cartel de la OPEP, se hablaba mucho de un “gato de petróleo” en la amazonia peruana que daría independencia energética a la nación. El gato hasta ahora no aparece.

 

Usada como “caja chica” por los gobiernos de turno en los años 80, en los 90, durante la ola privatizadora, no se incluyó a PP, aduciendo la sempiterna idea de ser “empresa estratégica”. Se vendieron activos como grifos o la refinería La Pampilla, pero no se tocó a la empresa, la cual pasó al Fonafe con las demás empresas públicas que sobrevivieron a la ola privatizadora. La cuota actual de mercado de PP es de un 25%, bastante pequeña si consideramos que fue monopólica su presencia 30 años atrás.

 

Tenemos una empresa que es guardada bajo siete llaves con una burocracia privilegiada -tipo la de Corpac- que trata de justificar su presencia con proyectos que le permitan regresar a los tiempos dorados. Ese proyecto fue la refinería de Talara que de una remodelación que iba a costar 200 a 300 millones de dólares pasó a una refinería prácticamente nueva de más de 7,000 millones en una cuenta que sigue subiendo. Es como si usted de solo actualizar su PC pasara a decidir comprar una nueva con accesorios caros incluidos.

 

Obra faraónica por donde se la mire y costosísima, considerando coimas incluidas. Carlos Paredes cuenta en su libro La tragedia de las empresas públicas que el proyecto nace de la burocracia interna de PP, el directorio como ave de paso -es cambiado a criterio del gobierno de turno- lo hace suyo, el gobierno de Humala le da el empujón definitivo y allí comienza toda la historia que se conoce ahora.

 

El proyecto fue subiendo de precio progresivamente, se le echó la culpa al Covid -muletilla para justificar cualquier error o retraso-, bajo PPK se emitieron bonos por 2,000 millones de dólares que deben ser pagados, se debe dinero a los proveedores y la refinería pasó a ser una de las más costosas del mundo, con un funcionamiento que no llega al 100% de su capacidad.

 

Nosotros no tenemos suficiente petróleo para refinar, por lo que gran parte es comprado afuera. La ganancia, si la hay, es en el margen que da el refino, pero para eso se debe refinar miles de barriles diarios. La ganancia se encuentra en proporción a la cantidad de barriles que se pueda refinar. En ese panorama, para determinar desde cuándo sería rentable la refinería pagando las deudas existentes, habría que hacer un estudio sincero y desapasionado, más allá de las opiniones a favor o en contra de vender los activos o de mantener a la empresa vigente en el tiempo.

 

Por eso el problema es más financiero, hacer números y ver si es o no rentable mantenerla por todos los peruanos, y qué solución financiera es más idónea para resolver el problema (que hay varias planteadas). Lo que el gobierno no puede es meter más dinero a un barril sin fondo (de petróleo). Siempre PP va a requerir más dinero y estamos ante la paradoja de una empresa estatal que no da dinero al estado, si no al revés, el estado debe mantenerla, distrayendo dinero de tareas más importantes como mejorar la educación, la salud o la seguridad ciudadana, este último, reclamo a gritos de todos los sectores sociales.

 

Todo ello en el contexto de largo plazo sobre mantener una refinería basada en energías fósiles, cuando a mediados de siglo estas se encontrarán en franca decadencia o, por lo menos, no tendrán la importancia que tienen ahora, por lo cual en pocos años tendríamos un elefante blanco digno de un museo futurista.

 

El otro tema es el manejo corporativo. Cómo modernizar una empresa estatal a estándares internacionales y no morir en el intento. Hasta ahora los sucesivos gobiernos han fallado o les ha importado poco modernizar PP. De allí que la vieja burocracia ha hecho y deshecho en la petrolera estatal, ganando gollerías y posiciones de dominio en el camino. El nuevo directorio tiene la difícil misión de poner el cascabel al gato. ¿Lo logrará?

 

Y no por último menos importante es el tema político. Los anteriores gobiernos no quisieron meterse mucho con PP por el mito de “empresa estratégica”, y en especial en la refinería de Talara, por no perder votos en Piura y verse magullado electoralmente. El actual tiene la ventaja que no pierde nada, por lo que tiene más libertad para tomar y ejecutar decisiones poco populares, salvo que esté amarrado a pactos secretos con los sectores que quieren que las cosas se mantengan como están. De ser así, sus actuales decisiones serían una suerte de gatopardismo.

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