Eduardo Jiménez J.
jimenezjeduardod@gmail.com
@ejj2107
La adaptación al cine de la novela de Frank Herbert rondaba desde los años 70, siendo Alejandro Jodorowsky el encargado de llevarla a la pantalla; pero, el desmesurado proyecto del chileno, la cantidad de horas que iba a tener el filme y el presupuesto que se desbordaba más allá de todo límite hicieron cancelar la adaptación hasta nuevo aviso. Por lo que quedó (existe un documental al respecto) iba a ser una recreación de la novela en ese estilo hiperrealista propio de Jodorowsky. Por cierto, el diseño visual y argumentativo del proyecto inspiró películas de la época como Star wars, Alien, Blade runner o la célebre Terminator.
Los elementos de la novela eran bastante atractivos para llevarlos al cine, así que, ante el fallido proyecto de Jodorowsky y habiendo comprado los derechos de la novela Dino de Laurentis, habría que esperar a 1984 para la primera adaptación.
Luego
de descartar algunos nombres y ante el éxito que tuvo el film El hombre
elefante (1980), el convocado fue David Lynch. Si bien los efectos
especiales no fueron los mejores, su adaptación de Dune (1984) no es
mala; aunque, resumir una compleja novela en poco más de dos horas era un reto
difícil, hasta para el mismo Lynch. El final del filme daba a entender una
continuación, pero vista la baja taquilla que tuvo en su estreno, esta nunca
llegó. Actualmente se la considera como una película de culto.
Habría
que esperar casi 40 años para una segunda adaptación cinematográfica. El
encargado fue el canadiense Denis Villeneuve, imaginamos por contar en su haber
con el inquietante filme de ciencia ficción La llegada (2016), pero
sobre todo por los méritos de Blade runner 2049 (2017), notable secuela
de la célebre película distópica de Ridley Scott.
Si
bien la novela por fines comerciales ha sido catalogada como una de space
opera, Dune es compleja y de ritmo lento. Sus personajes tienen
largas interiorizaciones de sus dudas o de lo que piensan del otro, lo que
interrumpe la acción a la que se encuentra acostumbrado un lector de este tipo
de libros. De las casi 800 páginas, en las cien primeras el lector lego en la
trama, desconoce hacia dónde lo lleva. El inicio es una presentación bastante
morosa de los personajes y en especial de la familia del Duque Leto. Se usan
muchos nombres propios de la religión musulmana, a tal punto que el autor tuvo
que agregar como anexo al final de la novela un diccionario de términos. Y, el desenlace
es una suerte de anticlímax. No es el héroe que se comporta en forma altruista.
Paul más que como mesías se comporta como ganador de la batalla, repartiendo el
botín de guerra y lo que le toca, incluyendo la mano de la hija del emperador,
lo que consolidará su ascensión al trono.
La
novela de Frank Herbert trata precisamente temas como la lucha por el poder y
la religión como sustento del orden social y político, organizado
maquiavélicamente por las Bene Gesserit, hermandad monástica femenina y que
tras bastidores organiza alianzas, planifica líneas de sucesión genética,
planea intrigas o elimina rivales. Más que una novela de ciencia ficción, Dune
es una novela de intrigas políticas, ambiciones desmesuradas y mesías que
justifiquen un orden dominante. Y detrás de todo ello la eterna condición
humana, igual ahora que en el pasado o en un futuro lejano.
*****
Para
la adaptación, Villeneuve ha contado con un respetable
presupuesto y la confianza que se tendrá una trilogía, de la cual las dos
primeras partes ya han sido proyectadas.
La
primera parte (2021) es una presentación de los hechos y los personajes hasta
la traición que sufre el Duque Leto y la masacre de casi la totalidad de los
atreides.
La
segunda parte (2024), luego de contactarse Paul y su madre Jessica con los
fremen, permite adentrarse a temas que son actuales como las guerras de
liberación nacional o las justificaciones políticas para las guerras santas que
están asolando el mundo.
Tanto
el filme como la novela terminan con la ascensión de Paul al trono de emperador
del universo conocido, con lo cual concluye la primera novela de la saga, cuyo
argumento ha sido respetado con ligeros cambios (frente al éxito de la primera
entrega, Frank Herbert escribió hasta seis novelas sobre Dune; luego su
hijo continuó con la saga).
¿Es
Paul el mesías que los fremen esperaban? ¿Se cree Paul realmente el mesías? ¿El
mesías es solo una invención para sostener un orden social y político como se
da a entender en la novela? El mismo Paul se hace estas preguntas. Como
apuntamos, la novela tiene muchas preguntas de los personajes, inquietudes, introspecciones
de los mismos. La versión de Lynch quiso rescatar esos momentos interiores,
aspecto que ha obviado la versión de Villeneuve.
Como
todo mesías implica una serie de profecías y la constitución de una religión
más o menos orgánica en torno a este, con los correspondientes mitos y
organización jerárquica. Todas las grandes religiones han tenido un mesías, un
“enviado de Dios”.
Pero
no solamente es lo sagrado de “aquel enviado por Dios”, sino el uso político y
bélico que se le da. Religión y política. Las justificaciones que pueden
derivar para una “guerra santa” contra los “infieles”. La yihad. Las
semejanzas con la realidad presente son más que evidentes.
Religión
y política siempre han ido de la mano. La religión sirve para controlar el
orden social. Las Bene Gesserit tienen por misión que la galaxia marche en un
orden definido. Es un poder religioso que se utiliza para un control político. Toda
religión usada en un contexto sirve como pretexto político y justificación de
guerras. Ese aspecto es el que desarrolla el filme, con el agravante de irse
construyendo como mesías el personaje principal, contando con la ayuda de la
madre, Jessica, convertida en Reverenda madre entre los fremen y que
astutamente acentuará los presagios de las profecías a favor de su hijo para
que gane adeptos y poder. (En la novela el mito del mesías lo difundieron en un
tiempo remoto las propia Bene Gesserit a fin de controlar a los fremen y
mantener en orden el imperio).
Es
curioso que, en ese contexto, un grupo de los fremen cree a pie juntillas en la
llegada del Mesías encarnado en Paul, mientras otro grupo encarnado por la
propia Chani, pareja de Paul, no cree en un mesías de fuera, sino en la
liberación de su pueblo por los propios fremen. No creen en una guerra santa,
sino en una guerra de liberación nacional. (El personaje de Chani es más
convencional y resignado en la novela, en la adaptación de Villeneuve posee más
independencia de criterio).
La
tercera parte, El mesías de Dune, adaptación de la segunda novela de Frank
Herbert, se encuentra en desarrollo, sin fecha precisa, pero con Denis
Villeneuve al mando todavía, salvo cambios imprevistos de producción.
Dune trata temas de actualidad, como los
fanatismos religiosos que se creía extintos. La justificación es la misma:
castigar a los “infieles”, la razón está de parte de quien mata en nombre de
Alá o de Jehová, el nombre es un símbolo, por lo que está fuera de discusión
las creencias que motivan la guerra. Si no se tiene nada que perder y se tiene
la convicción de luchar por lo justo, no sorprende que prenda entre tantos
seguidores. Así ha sido en todas las guerras, religiosas o laicas, siempre al
amparo de una ideología. Dune pone en evidencia un hecho que es de
palpitante actualidad.
No comments:
Post a Comment