Eduardo Jiménez J.
jimenezjeduardod@gmail.com
@ejj2107
Las elecciones para presidente en
Venezuela donde contra todo pronóstico Nicolás Maduro ha sido ungido como el
ganador de la contienda, hace recordar las elecciones amañadas que practicaban
los dictadores que ha tenido América Latina. Ahí está Trujillo en República
Dominicana dando una apariencia democrática a sus constantes reelecciones o los
Somoza en Nicaragua con su tradición dinástica (ahora reemplazada por los
Ortega). Repúblicas bananeras como se decía con desprecio. Venezuela se ha
convertido en una de ellas hace buen tiempo.
En
estos regímenes es muy difícil sacarlos del poder por los fuertes intereses de
fuera y de dentro para que se mantengan. Algunos estaban ilusionados en una
transición a la chilena, manteniendo el chavismo cuotas de poder, sobre todo en
las FFAA, pero para que se produjera se requería cierto nivel de
institucionalidad del cual adolece Venezuela. (Pinochet en Chile no amañó sino
respetó el plebiscito por el cual el pueblo le dijo “no” a la continuación de
su gobierno debido a la institucionalidad que goza Chile, aún en dictadura, algo
difícil de sostener en Venezuela o en otros países de la región).
De
país próspero gracias al petróleo, hoy Venezuela debe estirar la mano y
mantener contenta con los latrocinios a la cúpula que gobierna. Se está
convirtiendo en ese país pobre y sin libertades, inimaginable para los
venezolanos hace treinta años. Sin pan y sin libertad, ayudada por Cuba, su
gran aliado en la región.
Esas
transiciones pacíficas las veo difíciles en Venezuela, por lo menos ahora. Tampoco
los pronunciamientos de las cancillerías o los retiros del cuerpo diplomático van
a sacudir al dictador, ni siquiera se va a sonrojar. Tendría que pasar un hecho
dramático muy grave que permita la apertura democrática o que la cúpula en el
poder se comience a fragmentar y gane fuerza la alternativa que busque el
abandono del régimen y negociar con la oposición ciertas prebendas. Ello
incluye a la cúpula de las FFAA, muy cercanas al régimen. Por el momento no
creo existan las condiciones para ello.
Sirva
como lección que todo populismo como el chavismo en su momento solo convierte
en más pobres y sin libertades a quienes los llevan al poder. Muchos de los
venezolanos en la diáspora votaron por Chávez creyendo que venía una era de
prosperidad para todos. El elegir candidatos antisistema que prometen la tierra
prometida trae más miseria al pueblo. Después es difícil sacarlos del poder.
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