Eduardo Jiménez J.
jimenezjeduardod@gmail.com
@ejj2107
Aunque es un gobierno que mantiene altas
las expectativas, lo cierto es que al año todo gobierno nuevo mantiene un rango
alto de expectativas, salvo que haga las cosas tan mal que disminuya
vertiginosamente su popularidad, algo difícil en Argentina, tomando en
consideración el desastre de los gobiernos anteriores.
En
el primer año Milei ha puesto la casa en orden. Bajar la inflación,
trasparentar deudas, eliminar déficit fiscal, estabilizar el tipo de cambio,
bajar el riesgo país, aumentar las reservas internacionales. Lo que se conoce
como saneamiento macroeconómico. Su proyecto de dolarizar la economía va allegro
ma non troppo, sin prisa pero sin pausa. No creo que pueda eliminar el
Banco Central, como manda su credo anarcocapitalista, institución que todo
estado moderno posee.
Lo
complicado y lo que demanda más tiempo es que los beneficios macro se
conviertan en bienestar micro, para las personas de carne y hueso: ingresos
reales, estabilidad de precios, poder adquisitivo. Que la demanda agregada de
los hogares y empresas genere un círculo virtuoso. Eso toma tiempo.
En
lo político ha conseguido sacar adelante algunas leyes importantes, y si bien
su “ley ómnibus” no salió adelante en su totalidad, algo pudo hacer. El
destrabe burocrático del gobierno central también ha sido auspicioso. Tampoco
existen hasta el momento grandes escándalos que empañen su gobierno. Y, no hay
que olvidar al peronismo que, como el dinosaurio de Monterroso, se encuentra
allí, agazapado, esperando su oportunidad de regresar al poder, por lo que no
sería extraño que el gobierno de Milei sufra más de un sonoro cabe.
Lo
social -algo que obvian sus apologistas- es el principal déficit de su
gobierno. La pobreza ha aumentado. No basta con esperar a que “chorree hacia
abajo” la prosperidad de los ricos, si no que el estado ejecute medidas
efectivas e inmediatas hacia los sectores más vulnerables. Subsidios focalizados,
por más que la palabra suene detestable a un liberal.
En
lo internacional, no sabemos si será el niño minado de Trump en la región.
Personalmente lo dudo, pero habrá que ver. Ojalá que esos mimos no hagan girar
a Milei a esa derecha archiconservadora que está apareciendo en tantos países
de Europa y América. En exportaciones hace buen tiempo, los argentinos también
comercian con los chinos, como tantos países de Latinoamérica. Y, recientemente
el Mercosur -del cual Argentina forma parte- ha suscrito un tratado de libre
comercio con la Unión Europea, por lo que sus exportaciones de productos
primarios van a crecer.
El
segundo año será crucial para Milei, porque la gente se puede cansar de esperar
“la tierra prometida” y el hastío es uno de los peores enemigos de un gobierno,
en el camino posiblemente pierda algunas de sus ideas anarcocapitalistas, algo
que ya se nota desde ahora.
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