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Saturday, December 02, 2023

OLLA DE GRILLOS

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


El Ministerio Público ha sido una olla de grillos que se ha agudizado en los últimos años, al compás de la destitución de presidentes de la república y la precariedad de nuestra vida política. Desde que los fiscales tienen a su cargo la iniciativa de a quién denunciar y a quién no, a quién investigar y a quién archivar, la judicialización de las rivalidades políticas ha originado una politización de los asuntos que deberían ser solo judiciales y que los Fiscales de la Nación no completen su período o, de completarlo, terminen bastante maltratados o se hayan visto obligados a renunciar.

 

Se han originado bandos en la Fiscalía, dependiendo a quién acusas y a quién no, y de los intereses que hay detrás. De allí que cuando los caviares tenían el control total del Ministerio Público eran Keiko y su padre los procesados y metidos a la cárcel sin mayores miramientos. Ahora que la Fiscalía la controla la derecha congresal, los defenestrados son los fiscales anticorrupción que no han demostrado mayor eficacia en probar los delitos cometidos a sus perseguidos a lo largo de los años, donde incluso uno de ellos se quitó la vida antes de verse encerrado en una cárcel y ser objeto de escarnio.

 

En el medio, muchas asesorías jugosamente rentables y mucho poder que ofrece una institución como el Ministerio Público. Es la puerta de entrado para acusar, perseguir o archivar una denuncia penal.

 

Lo que estamos viendo con la Fiscal de la Nación es simplemente lucha por el poder. Un grupo (los caviares) que no quieren dejar el poder y todo lo que ofrece, han desplegado una contraofensiva mortal, y otro grupo (la derecha congresal) que trata de mantener ese poder para ajustar cuentas con sus rivales políticos. Los dos grupos han practicado el tráfico de influencias, los dos han pactado hasta con el diablo.

 

Lo que sí se lamenta es que este ruido afecte más de lo que ya está la pobre institucionalidad del país y genere mayor inestabilidad política en detrimento de la inversión y el empleo de millones de peruanos. Eso no importa mucho a ninguno de los dos bandos en pugna.

 

En esta pelea no hay ni buenos ni malos. Ni puros ni malditos. Solo lucha por el poder.

Saturday, May 06, 2023

BUKELE EN PERÚ

Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107

 

Los constantes robos, violaciones, asesinatos, proxenetismo y extorsiones, muchos causados por extranjeros, está haciendo germinar la idea de un Nayib Bukele para Perú. No sería raro que en las próximas elecciones más de un candidato enarbole la consigna de “mano dura” contra la delincuencia y, de paso, erradicación de “venecos” que deben estar bordeando por acá el millón y medio, muchos indocumentados y dedicados a la delincuencia y extorsión.

 

Justificación para que aparezca más de un Bukele la hay. Los crímenes han aumentado exponencialmente en las ciudades y la inseguridad ciudadana se siente con más intensidad que antes. Aparecerán promesas de campaña referidas a la pena de muerte, expatriación de indeseables, salirse de la CIDH y el Pacto de San José y, por supuesto, megacárceles al estilo El Salvador.

 

Me hace recordar una película de 1981, Escape de Nueva York, donde la ciudad de NY se convierte en una megacárcel en la cual una vez que se entra ya no se sale.

 

La furia e impotencia de los ciudadanos va a posibilitar que más de un Bukele aparezca. Mientras más grite, mejor. Posiblemente de derecha, será una reacción contra la pésima administración de Castillo en materia de seguridad ciudadana.

 

Generalmente la izquierda en el poder ve a las fuerzas policiales como “la represión” y prefiere quitarles poder o mantenerlas subordinadas… hasta que surgen los problemas. Es lo que ha sucedido en Chile hace poco con la llamada ley “del gatillo fácil”. Un carabinero (policía) podrá disparar a matar y no será procesado por ello. Ironías políticas, un gobierno de izquierda allá termina firmando una ley que gustoso la firmaría cualquier gobierno de ultra derecha.

 

Es posible que el gobierno actual o el que venga aplique políticas similares. ¿Serán una solución?

 

Muchas veces estas políticas son más efectistas que solucionadoras de problemas, pero algo hay que hacer y lo que más réditos da políticamente es la mano dura contra la delincuencia, venga de donde venga.

Friday, January 15, 2016

FLAGRANCIA

Por: Eduardo Jiménez J.
        ejimenez2107@gmail.com
        ejj39@hotmail.com
       @ejj2107

La aplicación del decreto legislativo 1194 que contempla los delitos en flagrancia (cuando es evidente y no reviste complejidad la comisión del delito, ejemplo: un robo al paso, capturando al autor en el acto) está llevando a serios cuestionamientos de lo que podría suceder de continuar con el ritmo de aplicación de la norma en todo el país.

Es cierto que estos delitos, considerados “menores”, en más de una oportunidad la pena impuesta era un saludo a la bandera, con lo que se hacía reiterativa la comisión a sabiendas que no existía sanción efectiva. Es lo que sucede con la falta de respeto a la autoridad policial, la cual, por múltiples razones, ha perdido respeto y legitimidad en la sociedad. De allí que es escena común el presenciar a policías golpeados, cacheteados, escupidos, insultados y hasta atropellados, como fue el caso con la señora Silvana Buscaglia, primera procesada al amparo del Dec. Leg. 1194 y que le ha valido una condena cercana a los siete años por “cachetear” a un policía de tránsito.

La pregunta es si el remedio no será peor que la enfermedad.

El 1194 permite condenar en tiempo record, con el beneplácito de jueces, fiscales, prensa y sociedad civil. El Poder Judicial, tan venido a menos, gana algo de simpatía entre la sociedad y, de paso, las autoridades penitenciarias. Fiscalía, Ministerio del Interior, Ministerio de Justicia, todos felices y contentos hasta ahora.

Como varios entendidos en el tema ya lo han notado, el problema se puede presentar más adelante. El hecho es que si el ritmo de condenas por flagrancia continúa como hasta ahora, en corto plazo no vamos a tener centros penitenciarios (cárceles) para albergar a tanto condenado. Tome en cuenta que ahora robar un celular puede costar hasta 11 años de pena efectiva de internamiento.

Para cargar un poco las tintas, la situación hace recordar a la Inglaterra del siglo XVIII, cuando robar un pan podía tener pena de muerte. Lo malo es que entre nosotros la pena de muerte no se aplica para los delitos comunes, por lo que no cabe otra solución que aumentar el número de penales … o cambiar la norma.

Como más fácil es cambiar la ley que crear nuevos centros penitenciarios, estoy más que seguro que los legisladores optarán por lo primero en un muy corto plazo.

Por otra parte se encuentra la proporcionalidad de las penas.

Está fuera de toda proporcionalidad que a una señora sin antecentes penales la castiguen con casi siete años de pena privativa por faltarle el respeto a un policía, mientras que un homicidio puede recibir una pena mucho menor y un trato más benigno. Y la excusa que dan los jueces que “ese un problema del Código Penal” no justifica penas draconianas como la impuesta a la señora Buscaglia. Y no seamos fariseos, se le dio esa pena por tres evidencias subjetivas: es blanca, de “situación acomodada” y el caso fue mediático, por lo que el Poder Judicial no quería quedar mal ante la sociedad. Bastaba que sufra seis meses de pena efectiva, pague una fuerte multa, ofrezca disculpas públicas a la autoridad ofendida y se le obligue a otros seis meses de servicios comunitarios para resarcir el daño; pero seis años y ocho meses se encuentra fuera de toda proporción. Puro populismo penal y del malo. (Y para evitar las suspicacias, debo declarar que no conozco ni remotamente a la señora en cuestión).

Lo cual lleva a su vez a la necesidad que una comisión del ejecutivo, del legislativo o una comisión mixta, revise las penas que existen en el Código Penal. La inclusión de nuevos delitos, el aumento de penas en otros, ha creado un “Frankenstein jurídico” de horribles consecuencias. Merecen una revisión exhaustiva las penas y que estas sean proporcionales.


Este Congreso que termina dudo que lo pueda hacer; pero el siguiente gobierno en coordinación con el nuevo Legislativo puede hacer una labor útil allí, antes que se vea acorralado por los inevitables escándalos de coyuntura.

Wednesday, October 21, 2015

LAS BAMBAS, LA REUNIÓN DEL FMI-BM, EL TPP, EL MURO DE LA VERGÜENZA



Por: Eduardo Jiménez J.
        ejimenez2107@gmail.com
        ejj39@hotmail.com
       @ejj2107

Vamos a referirnos a cuatro sucesos que, por razones cronológicas, han coincidido en el tiempo y subterráneamente se encuentran entrelazados: la resistencia al proyecto minero Las Bambas, la asamblea del FMI y BM, el recientemente aprobado Acuerdo Tras Pacífico y el muro que separa parte de los distritos de San Juan de Miraflores y Surco, conocido como “el muro de la vergüenza”.

Que existen grupos antimineros que por oficio están allí para oponerse a cualquier proyecto minero, los hay. Pero no menos cierto es que el proyecto original de Las Bambas sufrió cambios al tenerlo ahora en sus manos una empresa china, como el referido al traslado del mineral por tierra y no por un ducto subterráneo como originalmente estaba concebido. Sin ser demasiado ambientalista, la verdad que el cambio afecta el entorno del ecosistema y a los pobladores aledaños.  Es como si al costado de tú casa salieran a todo momento, mañana, tarde  y noche, volquetes cargados de mineral, aspirando los vecinos polvo tóxico todo el día. Obvio que no te va a gustar.

Que se debe hacer algo, es indudable. Que Las Bambas haría subir un par de puntos porcentuales nuestro alicaído PBI, también lo es.

Lamentablemente el gobierno de Humala, por su debilidad y falta de visión, entierra el pico. No se compra los pleitos como su homólogo Correa, que es conciente que los recursos naturales son parte importante de la renta nacional y el desarrollo del país.

Salidas existen. El hecho es que se pongan de acuerdo y de paso se modifique la distribución del canon minero y parte vaya directamente al bolsillo de los pobladores afectados. Incluyendo, de ser necesario y previo consenso con la población afectada, una reubicación de los centros poblados aledaños al proyecto.

Es cierto que buscar una salida consensuada es como buscar “la cuadratura del círculo”, por lo difícil del tema, y más fácil es suscribir “actas de acuerdo” para luego incumplirlas el propio estado; pero existen experiencias exitosas, aunque requieren mucho de “ingeniería social”, paciencia y buena voluntad, amén de decisión política. Sino, los “antimineros” seguirán ganando agua para su molino.

*****

El otro hecho destacable fue la realización de la asamblea anual de gobernadores del Fondo Monetario Internacional y el Grupo Banco Mundial en el Perú.

Mientras aquí nos debatimos entre “las agendas de Nadine”; la solitaria candidatura de  Alan en las primarias apristas, amén de cargar con la culpa de los narcoindultos; o si PPK y Verónonika Mendoza deben renunciar a sus pasaportes extranjeros, a los que se aferran con uñas y dientes; afuera nos ven con “sana envidia”, como una economía sólida, un país que pudo remontar sus problemas y el que más crece en la región. Claro, no todo es maravillas, nos falta mucho trabajar la institucionalidad y alternativas frente al estancamiento de las materias primas, así como ajustar “el modelo” económico a las necesidades del nuevo entorno.

Satanizados al extremo antaño, no es poca cosa que el FMI-BM hayan realizado la asamblea por estas tierras. Significa que el Perú “está en vitrina”, algo impensable apenas 25 años atrás, cuando comenzaron todos los cambios económicos, época en la que nadie daba ni un sol por nosotros. Cuando teníamos que “rogar” a los inversionistas (con “contratos ley” incluidos) que vengan a un país todavía azolado por el terrorismo y la falta de seguridad jurídica.

Muchos dirán que esto no era lo que pensaban para el país o que no era el Perú de sus sueños.

Es cierto (y me incluyo en ese grupo), pero de nuevo se confunde lo que uno quiere, con lo que es. Y este nuevo (y a la vez viejo) Perú es parte de un proceso inacabado. “Cerrar brechas” entre la ruralia altoandina pobre, todavía resentida y con mucha pobreza evidente, y una costa más próspera y con más oportunidades, que ha sabido “enganchar” con los TLCs suscritos.

Ese cerrar brechas no solo es económico, es también social  y político, e incluso ideológico. Significa, entre otras asignaturas pendientes, reformar el modelo regional imperante, que más ha constituido cacicazgos locales que resultados efectivos a favor de la población, y significa igualmente reformar el sistema de representación política. No la reformita light que se está cocinando en el Congreso (es como pedirle reforma y ánimo de enmienda a un carterista), sino una reforma estructural, que nazca de la sociedad, cosa más compleja.

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Ello nos lleva a la reciente aprobación del Acuerdo Tras Pacífico (TPP, por sus siglas en inglés). Mientras nos afanamos en las cosas menudas de nuestra política local, muy pocos han reparado en la suscripción del acuerdo y las repercusiones que puede traer, sobretodo en el precio de las medicinas y la protección que revestiría a las empresas trasnacionales, muchas de ellas relacionadas con la industria farmacéutica.

Está bien que se suscriba acuerdos comerciales, mientras más, mucho mejor; pero varios de estos tratados, están tocando cuestiones como propiedad intelectual y prolongación en el tiempo de la protección a las patentes, incluyendo las de medicamentos.

Es público y notorio que muchos medicamentos “de marca” tienen un precio mayor acá que en países vecinos. Asimismo, muchas empresas farmacéuticas afuera vienen siendo compradas por otras más grandes (las llamadas big pharma), que no han invertido un dólar en investigación y solo especulan con el precio de los fármacos de las empresas compradas.

El secretismo con el que se llevó a cabo las negociaciones del TPP conlleva suspicacias. Sería bueno que se “airee” en un debate público y franco, antes que el Congreso lo apruebe, o se aplique las cláusulas de excepción en materia de medicamentos antes de aprobarlo a rajatabla.

Sería irónico que los nacionalistas (los que sobreviven al hundimiento del barco) aprueben un tratado lesivo a los intereses nacionales. Crónica de una tragedia que terminó en farsa, aptitud bastante usual por estas tierras, donde los negocios se acuerdan, como dice el conocido tango, a media luz.

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Y hablando de ironías, justo cuando teníamos un acontecimiento de la envergadura de la asamblea mundial, donde se habla de cerrar brechas sociales, salió a luz la noticia del muro (con alambrada de púas y todo) que separa parte del distrito de San Juan de Miraflores con el de Surco. Un distrito populoso y pobre, de otro clasemediero tirando para alto. Construcción de privados con la complacencia de los sucesivos gobiernos distritales de Surco, el “muro de la vergüenza” dice mucho de la segregación que todavía se vive y se padece en nuestro país, pese a los notables cambios que vivimos en los últimos cuarenta años. En otras ciudades, de acá nomás, de América Latina, ese muro hubiese sido impensable; pero estamos en el Perú, donde todavía respiramos un aire rancio a aristocracia virreinal, a apartheid del otro, como en el cercado de la Lima colonial, donde ciertas autoridades no se inmutan frente a la palabra igualdad y trato horizontal. El muro de la vergüenza es un síntoma que en el Perú todavía no hemos superado muchas taras sociales.