Si bien los casos de Fernando Lugo y el padre Alberto Cutié son distintos (uno usufructuando de su poder como obispo tuvo relaciones sexuales e hijos con distintas feligresas, el otro se exhibió en público con la denominada “amor de su vida”), los dos traen a la actualidad el siempre polémico tema del celibato sacerdotal. ¿Deben o no tener esposa los sacerdotes católicos?
La iglesia católica niega esta posibilidad, negación sustentada en una doctrina tradicionalista que data de hace más de ochocientos años, por lo que frente a escándalos sexuales tiene dos posiciones como estrategia: o guarda silencio –regla general- o de ser muy notorios los escándalos (casi siempre en países como EEUU donde la prensa y la libertad de información por un lado y el poco poder del Vaticano por el otro, han permitido denunciarlos), trata de llegar a acuerdos indemnizatorios con las víctimas o sus padres (los casos de abuso sexual de menores han sido los que más han remecido a la iglesia romana).
Caso contrario sucede en países con fuerte presencia católica, como los de América Latina, donde las denuncias de abuso sexual por parte del clero son acalladas y tienen poca repercusión en la prensa y en el mundo político que más bien trata de llevarse bien con las autoridades eclesiásticas; o, recientemente los casos denunciados en Irlanda, donde por más de cincuenta años en orfanatos católicos fueron violados niños por parte de sacerdotes con el silencio cómplice del Vaticano “para evitar el escándalo”.
Llama la atención que en ninguno de los dos casos en cuestión, los involucrados hayan expresado un “mea culpa” público. El ex obispo Lugo para acallar el escándalo argumentó muy suelto de huesos que “el celibato es imperfecto”, mientras que el padre Cutié suscribió la letra de nuestro conocido vals que “amar no es un delito” (aunque extraoficialmente se sabe que sí cobró varios miles de dólares por cada entrevista que ha concedido “por el amor de su vida” a las cadenas de televisión).
Sin embargo, el tema central (deben o no tener esposa los sacerdotes católicos) sigue sin resolverse, y lo más probable es que siga así considerando que el actual papado aboga por una iglesia más conservadora aún, cuyo cambio de doctrina significa algo difícil de suponer en los actuales momentos.
Seguramente se conocerán nuevos casos en el futuro de abuso sexual de menores, homosexualismo y concubinato de sacerdotes que serán noticia por unos días o con suerte semanas y la Iglesia continuará con la política del mutismo o del avestruz y cuando el escándalo sea muy notorio o perjudicial para sus intereses “soltará el billete” para acallarlo, argumentando que son “casos aislados”, con una política bastante farisea, minando así cada vez más su propia credibilidad.
Ojalá algún día soplen nuevos vientos sobre la iglesia católica, como los del breve pontificado del papa Juan XXIII, sino poco a poco, y en la penumbra de los confesionarios, se irá apagando la llama de la que fue la iglesia más poderosa de Occidente, porque institución que no se adecua a los tiempos o corrige sus errores, institución que desaparece, y la iglesia católica no es una excepción.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, May 26, 2009
Tuesday, May 19, 2009
OLLANTA, NADINE Y LA IZQUIERDA PERUANA
Un viejo dicho dice “la mujer del César no solo debe ser honrada, sino también debe parecerlo”. Los ingresos por presuntas “asesorías” de la esposa del candidato Ollanta Humala tienen un origen poco claro (en los tres últimos años ha recibido en su cuenta personal depósitos por más de US$ 200,000.00, de los cuales US$ 36,000.00 no tienen origen identificable). Si bien, al parecer, no existen indicios de delitos hasta el momento, desde el punto de vista ético deben ser justificados dichos ingresos, más tratándose de la esposa de un candidato presidencial y, por añadidura, presumible candidata también en las justas municipales.
Todo parece indicar que más allá de la supuesta “conspiración aprista-derechista-fujimorista” como arguyen los nacionalistas y cierto sector de la izquierda, se han utilizado “empresas de fachada” para “subsidiar” desde Venezuela al candidato Ollanta Humala con un “sencillo” a fin que viva dignamente hasta la campaña del 2011 (por eso también se entiende que él no retire su pensión de ex comandante para sus gastos corrientes, dado que tiene otros ingresos).
No cabe duda que tanto en la izquierda como en la derecha, todos o casi todos los candidatos ven a la política como un negocio para enriquecerse. Como dijo inteligentemente una mujer muy perspicaz: “La pobreza es un buen negocio y cada vez son más los que se dan cuenta, en especial quienes viven fuera de ella”.
Es muy cierto, autoproclamarse “abanderado de los pobres” se ha convertido en un negocio muy rentable para muchos políticos y ciertas organizaciones privadas que viven de los que no tienen nada. No existe mejor coartada que el membrete de defensor de los pobres y cuando se detecta alguna irregularidad a la persona que se llena la boca (y la barriga) con los desposeídos, vocifera inmediatamente “persecución”.
En ese contexto, es lamentable que una parte de la izquierda se haya convertido en “furgón de cola” de Ollanta Humala, y en vez de “aggiornar” el pensamiento y la acción de la izquierda (necesarios a todas luces), defiendan a la Sra. Humala con el triste argumento “del todos roban” para justificar lo injustificable, nivelándose al ras del suelo con los políticos corruptos y mendigando “un puestecito” en la lista congresal del nacionalismo o siquiera un cargo de asesor. Esa no es la izquierda de José Carlos Mariátegui, de Luis de la Puente y Uceda, de Javier Heraud o de Alfonso Barrantes. Con esa actitud vergonzante, la izquierda se comporta como la derecha rancia y mercantilista que solo busca “su tajada” en la repartija del poder.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Todo parece indicar que más allá de la supuesta “conspiración aprista-derechista-fujimorista” como arguyen los nacionalistas y cierto sector de la izquierda, se han utilizado “empresas de fachada” para “subsidiar” desde Venezuela al candidato Ollanta Humala con un “sencillo” a fin que viva dignamente hasta la campaña del 2011 (por eso también se entiende que él no retire su pensión de ex comandante para sus gastos corrientes, dado que tiene otros ingresos).
No cabe duda que tanto en la izquierda como en la derecha, todos o casi todos los candidatos ven a la política como un negocio para enriquecerse. Como dijo inteligentemente una mujer muy perspicaz: “La pobreza es un buen negocio y cada vez son más los que se dan cuenta, en especial quienes viven fuera de ella”.
Es muy cierto, autoproclamarse “abanderado de los pobres” se ha convertido en un negocio muy rentable para muchos políticos y ciertas organizaciones privadas que viven de los que no tienen nada. No existe mejor coartada que el membrete de defensor de los pobres y cuando se detecta alguna irregularidad a la persona que se llena la boca (y la barriga) con los desposeídos, vocifera inmediatamente “persecución”.
En ese contexto, es lamentable que una parte de la izquierda se haya convertido en “furgón de cola” de Ollanta Humala, y en vez de “aggiornar” el pensamiento y la acción de la izquierda (necesarios a todas luces), defiendan a la Sra. Humala con el triste argumento “del todos roban” para justificar lo injustificable, nivelándose al ras del suelo con los políticos corruptos y mendigando “un puestecito” en la lista congresal del nacionalismo o siquiera un cargo de asesor. Esa no es la izquierda de José Carlos Mariátegui, de Luis de la Puente y Uceda, de Javier Heraud o de Alfonso Barrantes. Con esa actitud vergonzante, la izquierda se comporta como la derecha rancia y mercantilista que solo busca “su tajada” en la repartija del poder.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, May 12, 2009
VISITANDO A LOS MUERTOS
En ciertas fechas especiales como el día de la madre o el día de todos los muertos, los cementerios adquieren una vitalidad que no se refleja en otras épocas del año, más con una serenidad propia del lugar donde descansan los que ya no tienen que afanarse en los devaneos del mundo.
Vendedores de todo tipo a lo largo de la avenida principal de el cementerio El Ángel se instalan para ofrecer no solo flores, que es el rubro tradicional por excelencia, sino chicha helada para el calor de los vivos, un pan en forma de guagua que es delicioso o fruta de la estación; pasando por aquellos que ofrecen plantillas para zapatos o resúmenes de libros clásicos para los escolares; hasta los vendedores de antenas de televisión (dudo que sea para instalar una en el nicho de los difuntos) o los infaltables promotores de los seguros de sepelio (“compre su nicho ahora señor que está baratito”). Como se ve la oferta es variada y dirigida más a los vivos que a los que descansan en paz. Los muchachos que limpian las lápidas y portan agua para las flores igualmente hacen su agosto en este mes de Mayo, donde muchos van a visitar a su mamá o a su abuelita que los crió como segunda madre con un racimo de flores en la mano (yo voy a visitar a una tía que me crió como hijo, también con mi racimo de flores en la mano).
Esta vitalidad que adquieren los cementerios –sobretodo los populares- permite reflexionar sobre la muerte. No hay que tomarla tan solemne como se estila en Occidente, ni asustarse de ella, sino tomarla como un hecho natural de la vida; así como venimos a este valle de lágrimas como estilaba decir mi difunto tío (que fue también una suerte de sustituto paterno), de la misma forma nos vamos, partimos de escena, del gran teatro del mundo como versificaba don Pedro Calderón de la Barca. Morir es un hecho tan natural como respirar.
Luego de despedirme de mi tía, disponer la limpieza de la lápida, dejar su ramo de flores y “conversar” un rato con ella, salgo del cementerio por la avenida principal y me encuentro con los mausoleos, en uno de ellos se lee que reconforta saber que nos encontraremos con el ser amado en la otra vida para gozar de su compañía por toda la eternidad. Como agnóstico tengo mis dudas sobre si habrá una vida eterna, pero creer en ello reconforta sin duda. En otra lápida veo que yace Abelardo Gamarra, “El tunante”, y me encuentro con una frase suya: “Solo la honestidad y la verdad salvarán al Perú”. Me detengo a pensar que en su época (segunda mitad del XIX) la corrupción y la hipocresía también eran constantes fuertes en el Perú de aquel entonces, algo que no es nada nuevo, ni viene de Fujimori como sostienen algunos, procede de mucho más atrás, por lo menos de la Colonia misma. Lo saludo con una reverencia y prosigo mi marcha.
Saliendo del cementerio avisto un oficio religioso de cuerpo presente y me ratifico en mi decisión de ser cremado luego de fallecer y ser esparcidas mis cenizas en el mar de Miraflores, lugar de donde guardo gratos recuerdos, y pienso en un imposible: que, como en la película de Truffaut, a mi entierro (mejor dicho a mi cremación) vayan todas las mujeres que amé o me amaron, y sean negligentes y me perdonen si en algo les fallé, pero nadie es perfecto en esta vida, y recuerden que siempre actúe con las cartas sobre la mesa, que jamás me gustó engañar a nadie, actitud que, a veces, me costó algunos sinsabores.
Afuera las vendedoras de flores (un oficio exclusivamente femenino) hacen también su agosto en este raro mes de Mayo con calor de verano.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Vendedores de todo tipo a lo largo de la avenida principal de el cementerio El Ángel se instalan para ofrecer no solo flores, que es el rubro tradicional por excelencia, sino chicha helada para el calor de los vivos, un pan en forma de guagua que es delicioso o fruta de la estación; pasando por aquellos que ofrecen plantillas para zapatos o resúmenes de libros clásicos para los escolares; hasta los vendedores de antenas de televisión (dudo que sea para instalar una en el nicho de los difuntos) o los infaltables promotores de los seguros de sepelio (“compre su nicho ahora señor que está baratito”). Como se ve la oferta es variada y dirigida más a los vivos que a los que descansan en paz. Los muchachos que limpian las lápidas y portan agua para las flores igualmente hacen su agosto en este mes de Mayo, donde muchos van a visitar a su mamá o a su abuelita que los crió como segunda madre con un racimo de flores en la mano (yo voy a visitar a una tía que me crió como hijo, también con mi racimo de flores en la mano).
Esta vitalidad que adquieren los cementerios –sobretodo los populares- permite reflexionar sobre la muerte. No hay que tomarla tan solemne como se estila en Occidente, ni asustarse de ella, sino tomarla como un hecho natural de la vida; así como venimos a este valle de lágrimas como estilaba decir mi difunto tío (que fue también una suerte de sustituto paterno), de la misma forma nos vamos, partimos de escena, del gran teatro del mundo como versificaba don Pedro Calderón de la Barca. Morir es un hecho tan natural como respirar.
Luego de despedirme de mi tía, disponer la limpieza de la lápida, dejar su ramo de flores y “conversar” un rato con ella, salgo del cementerio por la avenida principal y me encuentro con los mausoleos, en uno de ellos se lee que reconforta saber que nos encontraremos con el ser amado en la otra vida para gozar de su compañía por toda la eternidad. Como agnóstico tengo mis dudas sobre si habrá una vida eterna, pero creer en ello reconforta sin duda. En otra lápida veo que yace Abelardo Gamarra, “El tunante”, y me encuentro con una frase suya: “Solo la honestidad y la verdad salvarán al Perú”. Me detengo a pensar que en su época (segunda mitad del XIX) la corrupción y la hipocresía también eran constantes fuertes en el Perú de aquel entonces, algo que no es nada nuevo, ni viene de Fujimori como sostienen algunos, procede de mucho más atrás, por lo menos de la Colonia misma. Lo saludo con una reverencia y prosigo mi marcha.
Saliendo del cementerio avisto un oficio religioso de cuerpo presente y me ratifico en mi decisión de ser cremado luego de fallecer y ser esparcidas mis cenizas en el mar de Miraflores, lugar de donde guardo gratos recuerdos, y pienso en un imposible: que, como en la película de Truffaut, a mi entierro (mejor dicho a mi cremación) vayan todas las mujeres que amé o me amaron, y sean negligentes y me perdonen si en algo les fallé, pero nadie es perfecto en esta vida, y recuerden que siempre actúe con las cartas sobre la mesa, que jamás me gustó engañar a nadie, actitud que, a veces, me costó algunos sinsabores.
Afuera las vendedoras de flores (un oficio exclusivamente femenino) hacen también su agosto en este raro mes de Mayo con calor de verano.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, May 05, 2009
EN EL LEJANO OESTE
Es lo que me pareció, después de mucho tiempo de no regresar, el largo viaje al populoso distrito de Comas, a fin de acompañar a mi tía a visitar a una vieja amiga recientemente operada. Será que me he acostumbrado a los viajes cortos, sea al centro de Lima donde se encuentran la mayoría de los juzgados, a mi oficina en Lince, o a Surco para visitar a “la pequeña” cuando no viene por acá. Los más “extensos” viajes que ahora realizo son “a los dos San Juanes”: a San Juan de Miraflores y a San Juan de Lurigancho, ambos por motivos profesionales. Quizás sean “los almanaques” o la falta de costumbre, pero regresar a Comas y en especial recorrer la autopista Túpac Amarú era como regresar al pasado, cuando veinte años atrás, con más pelo negro e ilusiones que ahora, iba y venía a lo largo de “la Túpac” cuando trabajada como cajero en una agencia ubicada en el límite del distrito de Comas con el de Carabayllo: en la “pituca” urbanización San Felipe, aquella que albergaba a los prósperos comeños de aquel entonces. Eran quince kilómetros de ida y quince de vuelta, de lunes a viernes, de salir a las 6.30 de la mañana de mi casa (lo que implicaba levantarme mínimo a las cinco de la madrugada), amén que en la noche me iba a estudiar a la universidad de seis a diez de la noche (cuando no estaba en el cine, de resultar alguna clase aburrida o de parecerme un profesor poco competente en el tema), aparte de preparar en los ratos libres mi tesis para el bachillerato, una mezcla de derecho y economía (que hasta ahora me sorprende cómo la pude hacer, con cerca de 200 páginas y una bibliografía consultada que iba desde los clásicos de la economía, pasando por los maestros del derecho hasta llegar a las novísimas ciencias sociales). Pero a pesar de eso no sentía el viaje.
Fue mi época de conocer otras realidades, distintas a la del muchacho clasemediero que hasta ese momento no se desplazaba más allá de los distritos del sur. Fue conocer una realidad boyante, hirviente, de un nuevo mundo, más informal, sin hacerle mucho caso a las reglas oficiales, pero que crecía a lo largo y ancho, ocupando hasta la punta de los cerros que, a modo de gran muralla, rodean la autopista a ambos lados (mis “ex compañeros de ruta” se equivocaron: en “los conos” no germinaba la futura revolución socialista sino un capitalismo popular, bastante salvaje, como todo capitalismo en sus inicios). Me di cuenta que allí estaba la nueva Lima, que allí estaba fermentando lentamente la nueva clase media peruana, un poco más rústica todavía y no tan refinada como la de los distritos tradicionales, pero que en algunos años más reemplazaría a la extinta y caduca clase media a la que yo pertenezco, “civilizándose” en el camino y adquiriendo una mejor educación para sus hijos, como que así ha sido.
Recorrer la autopista me devolvió a aquellos nostálgicos tiempos, de sexo al paso, del gran cine Túpac Amaru, de algunos entrañables compañeros de trabajo que me enseñaron a tomar (regla de oro: nunca tomar con el estómago vacío), cuando la marca líder era Cristal y la Pilsen servía “para limpiar el vaso” (salvo en el Callao, donde era al revés), de los muchachos que se acercaban a la agencia a ofrecer relojes de oro robados a precios baratísimos, producto de un “arranchayfuga” a transeúntes desprevenidos o con algunos gramos más de alcohol en la sangre, de amigas de quienes guardo un grato recuerdo (hace muchos años una persona mayor que yo me enseñó a terminar siempre en los mejores términos posibles –valga la redundancia- con las mujeres: no hay peor enemigo que una mejor despechada o dolida, sino pregúntenle a Carlos Delgado o a Silvio Berlusconi).
Ese “flash back” me llevó a constatar una vez más que allí, en “los conos” (como despreciativamente todavía se les denomina) está el futuro. La nueva Lima.
Llegamos un poco tarde a la casa de la amiga de mi tía. Su casa se encuentra a medio hacer, con un segundo piso para una de las hijas con familia propia, mientras que ella vive en el primero. Conversó con mi tía un rato de los amigos y compañeros de trabajo comunes que están vivos o ya pasaron a mejor vida, yo seguía un tanto aburrido la conversa, viendo como pasaban lentamente los minutos en el reloj de pared de la sala. Vino la despedida de rigor, la promesa un tanto remota de una próxima visita. Usamos una mototaxi sin puertas laterales para salir a una avenida principal y tomar el carro de vuelta a casa (creo que mi tía primera vez se subía a una moto de esa naturaleza). Hicimos una ruta distinta, tomando esta vez la avenida Universitaria para el regreso, a fin de salir a la bulliciosa e incansable La Marina (la avenida que nunca duerme). La gente iba y venía a lo largo de la extensa avenida Universitaria, como legiones de hormigas, mientras la rauda combi se abría paso en la oscuridad que comenzaba a caer del cielo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Fue mi época de conocer otras realidades, distintas a la del muchacho clasemediero que hasta ese momento no se desplazaba más allá de los distritos del sur. Fue conocer una realidad boyante, hirviente, de un nuevo mundo, más informal, sin hacerle mucho caso a las reglas oficiales, pero que crecía a lo largo y ancho, ocupando hasta la punta de los cerros que, a modo de gran muralla, rodean la autopista a ambos lados (mis “ex compañeros de ruta” se equivocaron: en “los conos” no germinaba la futura revolución socialista sino un capitalismo popular, bastante salvaje, como todo capitalismo en sus inicios). Me di cuenta que allí estaba la nueva Lima, que allí estaba fermentando lentamente la nueva clase media peruana, un poco más rústica todavía y no tan refinada como la de los distritos tradicionales, pero que en algunos años más reemplazaría a la extinta y caduca clase media a la que yo pertenezco, “civilizándose” en el camino y adquiriendo una mejor educación para sus hijos, como que así ha sido.
Recorrer la autopista me devolvió a aquellos nostálgicos tiempos, de sexo al paso, del gran cine Túpac Amaru, de algunos entrañables compañeros de trabajo que me enseñaron a tomar (regla de oro: nunca tomar con el estómago vacío), cuando la marca líder era Cristal y la Pilsen servía “para limpiar el vaso” (salvo en el Callao, donde era al revés), de los muchachos que se acercaban a la agencia a ofrecer relojes de oro robados a precios baratísimos, producto de un “arranchayfuga” a transeúntes desprevenidos o con algunos gramos más de alcohol en la sangre, de amigas de quienes guardo un grato recuerdo (hace muchos años una persona mayor que yo me enseñó a terminar siempre en los mejores términos posibles –valga la redundancia- con las mujeres: no hay peor enemigo que una mejor despechada o dolida, sino pregúntenle a Carlos Delgado o a Silvio Berlusconi).
Ese “flash back” me llevó a constatar una vez más que allí, en “los conos” (como despreciativamente todavía se les denomina) está el futuro. La nueva Lima.
Llegamos un poco tarde a la casa de la amiga de mi tía. Su casa se encuentra a medio hacer, con un segundo piso para una de las hijas con familia propia, mientras que ella vive en el primero. Conversó con mi tía un rato de los amigos y compañeros de trabajo comunes que están vivos o ya pasaron a mejor vida, yo seguía un tanto aburrido la conversa, viendo como pasaban lentamente los minutos en el reloj de pared de la sala. Vino la despedida de rigor, la promesa un tanto remota de una próxima visita. Usamos una mototaxi sin puertas laterales para salir a una avenida principal y tomar el carro de vuelta a casa (creo que mi tía primera vez se subía a una moto de esa naturaleza). Hicimos una ruta distinta, tomando esta vez la avenida Universitaria para el regreso, a fin de salir a la bulliciosa e incansable La Marina (la avenida que nunca duerme). La gente iba y venía a lo largo de la extensa avenida Universitaria, como legiones de hormigas, mientras la rauda combi se abría paso en la oscuridad que comenzaba a caer del cielo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, April 28, 2009
SE OPTA POR EL ESTÁNDAR JAPONÉS-BRASILEÑO PARA LA TELEVISIÓN DIGITAL EN PERÚ
Luego de muchas semanas de silencio, el Ministro de Trasportes y Comunicaciones anunció que se ha optado por el estándar japonés-brasileño para la televisión digital terrestre en Perú (en adelante tdt).
El proceso de implementación de la tdt tiene distintas etapas de carácter progresivo: la primera fue la conformación de una Comisión Multisectorial a fin que evalúe los distintos estándares vigentes y vea cuál se adapta mejor a la realidad peruana (los estándares más conocidos son el norteamericano, el europeo y el japonés, el elegido es una variante del japonés adaptado a Brasil). Esa primera etapa concluyó semanas atrás, cuando la Comisión entregó su informe técnico al MTC, por lo que cabía esperar el anuncio de las autoridades sobre el estándar elegido, a fin de dar paso a la siguiente etapa que es la implementación gradual de la tdt en nuestro país, etapa donde “convivirá” la tv analógica con la tv digital y cuyo plazo de duración será aproximadamente diez años, hasta que se produzca “el apagón analógico” y toda la televisión sea digital ciento por ciento (es decir emitida y recibida bajo el código binario de los ceros y unos)*.
Lo que llama la atención es que a la fecha el MTC no ha publicado en su página web el informe técnico de la Comisión Multisectorial recomendando el estándar elegido. Sabemos que esta comisión se tomó largos meses para ensayar y probar cada estándar en distintas zonas del país, razón por la cual fue prorrogada su vigencia sucesivamente hasta el presente año. Por un principio de transparencia y derecho a la información debería publicitarse el informe de la Comisión a fin de ser discutido y debatido por los especialistas en el tema. No dudamos de las bondades del estándar elegido, pero ello no resta la necesidad de hacer público los criterios que tuvo la Comisión a fin de seleccionarlo entre los tres disponibles.
La ciudadanía está en su derecho de saber por qué se eligió uno y no otro, a fin de evitar suspicacias por el secretismo en que hasta ahora se ha tramitado todo lo relacionado con el estándar elegido. Evidentemente llama la atención que se haya seleccionado un estándar que en la región únicamente lo tiene Brasil (que busca “imponerlo” en Sudamérica -el mismo Lula está dirigiendo las negociaciones-), tratando actualmente de convencer a su vecino, Argentina, para que también se decida por el estándar japonés-brasileño (aunque los argentinos están buscando que Brasil trasfiera tecnología y parte de los elementos necesarios se produzcan localmente a fin de generar fuentes de trabajo en el país y tributos para el estado por las empresas que se constituyan).
Obviamente llama también la atención que las asociaciones de Tv locales –que solo son parte como concesionarias de frecuencia - hayan elogiado apologéticamente el estándar elegido mediante avisos pagados a página completa en los medios de prensa (y de paso han buscado sino ampliar, por lo menos mantener ciertas prebendas).
Como señalamos, la publicación del informe técnico es necesario tanto por un principio de transparencia, como porque los ciudadanos están en todo el derecho a ser debidamente informados.
Por otra parte, se viene un problema para los consumidores finales que ya han comprado un televisor digital (lcd o plasma). Si no tiene el estándar elegido, ese televisor necesitará un decodificador de señal (set-top-box o stb por sus siglas en inglés) cuando se implemente la tdt, lo que ocasionará un gasto mayor al que costó el aparato.
¿Cuánto costará el decodificador? Al no existir un control de precios y sustentarse estos en la oferta y demanda del mercado, solo nos podemos basar en la experiencia brasileña, que fue un quebradero de cabeza para los consumidores cariocas y que pese a las exhortaciones gubernamentales, las empresas distribuidoras del stb no bajaron el precio sino después de mucho tiempo, cuando ingresó un modelo de fabricación popular (los importadores en Brasil del stb sabían muy bien que tenían un mercado cautivo al cual “exprimieron” al máximo). Según los datos que tenemos el decodificador llegó a superar los doscientos dólares en un primer momento, para luego ir bajando de precio hasta posicionarse en alrededor de noventa, y luego ingresar al mercado uno de manufactura popular y simpleza de funciones a treinta dólares (al parecer el mismo que está auspiciando el gobierno peruano).
Eso nos podría dar una idea del costo del decodificador para aquellos que ya compraron un tv digital (que como veremos en el siguiente párrafo los ofertados en el medio no son totalmente digital).
Quienes no compraron un tv digital y piensan adquirir uno, es recomendable que se cercioren antes si tiene el estándar elegido por el MTC. Para ello se debe actuar como un consumidor razonable y buscar información de manera objetiva. Obvio que en la tienda comercial por vender el aparato les pueden asegurar que “sí tiene el estándar elegido” o “que viene preparado para ponerlo” (lo cual es una verdad a medias), así que para no pecar de ingenuos, lo mejor sería revisar la página web de la marca seleccionada (todas o casi todas las marcas tienen su página web) y verifiquen bien por su propia cuenta. Según declaraciones de un representante de una conocida marca en el medio, los actuales televisores lcd y plasma ofrecidos tienen el sintonizador analógico y la imagen digital, por lo que obligadamente deberán utilizar un decodificador; y los televisores con el estándar requerido recién serán importados a partir del presente año. Asimismo, se estima que las primeras señales de prueba de la tv digital comenzarán a emitirse a partir del año 2011, dado que las estaciones emisoras deben renovar totalmente sus equipos técnicos.
Por ello es aconsejable esperar a que comiencen a traer los primeros tvs con el estándar seleccionado (sintonizador digital con el estándar japonés-brasileño e imagen digital). Allí van a tener trabajo las asociaciones de defensa de los consumidores. De hecho van a existir muchos problemas y reclamos con los tv digitales que se compren, teniendo en cuenta que se vienen las campañas masivas por el día de la madre (“regale un lcd a mamá”) y el día del padre (“dése un gusto y cómprese un tv digital). Lo mejor es actuar con prudencia y esperar a que las cosas se definan bien para adquirir un tv digital, comprarlo ahora puede ser prematuro y le traería serios dolores de cabeza a futuro.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
* El plazo de duración de la “convivencia” puede variar a más o menos, todo dependerá de la suficiente “masa crítica” de televisores que se hayan adaptado a la tv digital a fin que se produzca el definitivo “apagón analógico”. Asimismo, la tv digital significará un cambio revolucionario, tanto como lo fue internet en los noventa. La concepción que tengamos de la televisión será muy distinta (aunque no podemos decir lo mismo del contenido de los programas o de la distribución de las frecuencias, lo cual es otro asunto).
El proceso de implementación de la tdt tiene distintas etapas de carácter progresivo: la primera fue la conformación de una Comisión Multisectorial a fin que evalúe los distintos estándares vigentes y vea cuál se adapta mejor a la realidad peruana (los estándares más conocidos son el norteamericano, el europeo y el japonés, el elegido es una variante del japonés adaptado a Brasil). Esa primera etapa concluyó semanas atrás, cuando la Comisión entregó su informe técnico al MTC, por lo que cabía esperar el anuncio de las autoridades sobre el estándar elegido, a fin de dar paso a la siguiente etapa que es la implementación gradual de la tdt en nuestro país, etapa donde “convivirá” la tv analógica con la tv digital y cuyo plazo de duración será aproximadamente diez años, hasta que se produzca “el apagón analógico” y toda la televisión sea digital ciento por ciento (es decir emitida y recibida bajo el código binario de los ceros y unos)*.
Lo que llama la atención es que a la fecha el MTC no ha publicado en su página web el informe técnico de la Comisión Multisectorial recomendando el estándar elegido. Sabemos que esta comisión se tomó largos meses para ensayar y probar cada estándar en distintas zonas del país, razón por la cual fue prorrogada su vigencia sucesivamente hasta el presente año. Por un principio de transparencia y derecho a la información debería publicitarse el informe de la Comisión a fin de ser discutido y debatido por los especialistas en el tema. No dudamos de las bondades del estándar elegido, pero ello no resta la necesidad de hacer público los criterios que tuvo la Comisión a fin de seleccionarlo entre los tres disponibles.
La ciudadanía está en su derecho de saber por qué se eligió uno y no otro, a fin de evitar suspicacias por el secretismo en que hasta ahora se ha tramitado todo lo relacionado con el estándar elegido. Evidentemente llama la atención que se haya seleccionado un estándar que en la región únicamente lo tiene Brasil (que busca “imponerlo” en Sudamérica -el mismo Lula está dirigiendo las negociaciones-), tratando actualmente de convencer a su vecino, Argentina, para que también se decida por el estándar japonés-brasileño (aunque los argentinos están buscando que Brasil trasfiera tecnología y parte de los elementos necesarios se produzcan localmente a fin de generar fuentes de trabajo en el país y tributos para el estado por las empresas que se constituyan).
Obviamente llama también la atención que las asociaciones de Tv locales –que solo son parte como concesionarias de frecuencia - hayan elogiado apologéticamente el estándar elegido mediante avisos pagados a página completa en los medios de prensa (y de paso han buscado sino ampliar, por lo menos mantener ciertas prebendas).
Como señalamos, la publicación del informe técnico es necesario tanto por un principio de transparencia, como porque los ciudadanos están en todo el derecho a ser debidamente informados.
Por otra parte, se viene un problema para los consumidores finales que ya han comprado un televisor digital (lcd o plasma). Si no tiene el estándar elegido, ese televisor necesitará un decodificador de señal (set-top-box o stb por sus siglas en inglés) cuando se implemente la tdt, lo que ocasionará un gasto mayor al que costó el aparato.
¿Cuánto costará el decodificador? Al no existir un control de precios y sustentarse estos en la oferta y demanda del mercado, solo nos podemos basar en la experiencia brasileña, que fue un quebradero de cabeza para los consumidores cariocas y que pese a las exhortaciones gubernamentales, las empresas distribuidoras del stb no bajaron el precio sino después de mucho tiempo, cuando ingresó un modelo de fabricación popular (los importadores en Brasil del stb sabían muy bien que tenían un mercado cautivo al cual “exprimieron” al máximo). Según los datos que tenemos el decodificador llegó a superar los doscientos dólares en un primer momento, para luego ir bajando de precio hasta posicionarse en alrededor de noventa, y luego ingresar al mercado uno de manufactura popular y simpleza de funciones a treinta dólares (al parecer el mismo que está auspiciando el gobierno peruano).
Eso nos podría dar una idea del costo del decodificador para aquellos que ya compraron un tv digital (que como veremos en el siguiente párrafo los ofertados en el medio no son totalmente digital).
Quienes no compraron un tv digital y piensan adquirir uno, es recomendable que se cercioren antes si tiene el estándar elegido por el MTC. Para ello se debe actuar como un consumidor razonable y buscar información de manera objetiva. Obvio que en la tienda comercial por vender el aparato les pueden asegurar que “sí tiene el estándar elegido” o “que viene preparado para ponerlo” (lo cual es una verdad a medias), así que para no pecar de ingenuos, lo mejor sería revisar la página web de la marca seleccionada (todas o casi todas las marcas tienen su página web) y verifiquen bien por su propia cuenta. Según declaraciones de un representante de una conocida marca en el medio, los actuales televisores lcd y plasma ofrecidos tienen el sintonizador analógico y la imagen digital, por lo que obligadamente deberán utilizar un decodificador; y los televisores con el estándar requerido recién serán importados a partir del presente año. Asimismo, se estima que las primeras señales de prueba de la tv digital comenzarán a emitirse a partir del año 2011, dado que las estaciones emisoras deben renovar totalmente sus equipos técnicos.
Por ello es aconsejable esperar a que comiencen a traer los primeros tvs con el estándar seleccionado (sintonizador digital con el estándar japonés-brasileño e imagen digital). Allí van a tener trabajo las asociaciones de defensa de los consumidores. De hecho van a existir muchos problemas y reclamos con los tv digitales que se compren, teniendo en cuenta que se vienen las campañas masivas por el día de la madre (“regale un lcd a mamá”) y el día del padre (“dése un gusto y cómprese un tv digital). Lo mejor es actuar con prudencia y esperar a que las cosas se definan bien para adquirir un tv digital, comprarlo ahora puede ser prematuro y le traería serios dolores de cabeza a futuro.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
* El plazo de duración de la “convivencia” puede variar a más o menos, todo dependerá de la suficiente “masa crítica” de televisores que se hayan adaptado a la tv digital a fin que se produzca el definitivo “apagón analógico”. Asimismo, la tv digital significará un cambio revolucionario, tanto como lo fue internet en los noventa. La concepción que tengamos de la televisión será muy distinta (aunque no podemos decir lo mismo del contenido de los programas o de la distribución de las frecuencias, lo cual es otro asunto).
Friday, April 24, 2009
LA OEA, LA CUMBRE DE LAS AMÉRICAS Y CUBA
Más que los acuerdos tomados en la última Cumbre de las Américas 2009 en Trinidad y Tobago, lo que llamó la atención fue la presencia de Obama con una actitud muy distinta a la de su antecesor. Como que se respiraban nuevos aires y nuevos juegos de poder en la relación, muchas veces tormentosa, de EEUU – América Latina.
La incógnita es conocer cuanto de amplitud tendrán esos “nuevos aires”.
Si bien la política exterior de Obama ha dado muestras de amistad levantando las restricciones de viajes y remesas a Cuba, no es menos cierto que espera una igual acogida de apertura democrática de los gobernantes de la pequeña isla.
Esta muestra de “apertura” es muy difícil medirla dado que dependerá de las reacciones que genere. Todavía es prematuro especular si se trata de un nuevo entendimiento, más horizontal, con sus pares al sur del Río Grande, o solo una edición reactualizada de la paternalista “Alianza para el progreso”. Creo que Obama irá “soltando prenda” conforme vea las reacciones de sus homólogos, sobretodo los más belicosos: Cuba y Venezuela.
No es gratuita esta nueva actitud de la actual administración norteamericana de más zanahoria que garrote, dado el agotamiento económico que sufre la principal potencia occidental, acentuado por la crisis financiera desatada a finales del 2008 (algunos especulan que a mediados del siglo XXI EEUU dejaría de ser “la gran potencia”).
Por otra parte, los hermanos Castro (el más viejo desde el diario Granma y el menor desde el gobierno) ateniéndose al dicho “el que pide poco es un loco”, como reacción al gesto de la administración Obama, han pedido el levantamiento del bloqueo económico; aunque saben muy bien que esa medida, de materializarse, significaría quedarse “sin el cuco” que tanto asustó y ayudó para cohesionar en torno a su gobierno a tantas generaciones de cubanos, con el temor a la “inminente” invasión yanqui.
Ello, por supuesto no resta que la OEA deje sin efecto la vergonzosa expulsión de Cuba de la organización panamericana hace más de cuarenta años y exijan los pares latinoamericanos su inclusión, sin condición alguna, al organismo internacional y a futuras cumbres (aunque dicho sea de paso no sirve para mucho esta organización). Esa medida de carácter principista sería más efectiva para acercar a Cuba al juego democrático –muy a pesar de sus gobernantes- que manteniendo una anacrónica decisión.
Y, unas palabras sobre nuestro país. ¿Tuvo algún peso en la actual correlación de fuerzas dentro de AL con los EEUU? Para ser sinceros, no. Por más que se filtró que Obama llamó por teléfono a nuestro presidente y que el mismo fue con la mejor voz engolada que tiene, la verdad que nosotros, junto a Colombia y Chile, nos ven como los aliados incondicionales de Washington en la región, “los chicos tranquilos de la clase”, por lo que no causamos demasiada preocupación a la administración norteamericana, que más se ha acercado a “los belicosos” para pulsearlos y medirlos (como también ha hecho Chávez), a fin de mantener “el patio trasero” calmado, pero también renovando relaciones, en vista que Washington sabe que está perdiendo hegemonía en la región, hegemonía y respeto, algo así como que los empleados domésticos salgan contestones.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
La incógnita es conocer cuanto de amplitud tendrán esos “nuevos aires”.
Si bien la política exterior de Obama ha dado muestras de amistad levantando las restricciones de viajes y remesas a Cuba, no es menos cierto que espera una igual acogida de apertura democrática de los gobernantes de la pequeña isla.
Esta muestra de “apertura” es muy difícil medirla dado que dependerá de las reacciones que genere. Todavía es prematuro especular si se trata de un nuevo entendimiento, más horizontal, con sus pares al sur del Río Grande, o solo una edición reactualizada de la paternalista “Alianza para el progreso”. Creo que Obama irá “soltando prenda” conforme vea las reacciones de sus homólogos, sobretodo los más belicosos: Cuba y Venezuela.
No es gratuita esta nueva actitud de la actual administración norteamericana de más zanahoria que garrote, dado el agotamiento económico que sufre la principal potencia occidental, acentuado por la crisis financiera desatada a finales del 2008 (algunos especulan que a mediados del siglo XXI EEUU dejaría de ser “la gran potencia”).
Por otra parte, los hermanos Castro (el más viejo desde el diario Granma y el menor desde el gobierno) ateniéndose al dicho “el que pide poco es un loco”, como reacción al gesto de la administración Obama, han pedido el levantamiento del bloqueo económico; aunque saben muy bien que esa medida, de materializarse, significaría quedarse “sin el cuco” que tanto asustó y ayudó para cohesionar en torno a su gobierno a tantas generaciones de cubanos, con el temor a la “inminente” invasión yanqui.
Ello, por supuesto no resta que la OEA deje sin efecto la vergonzosa expulsión de Cuba de la organización panamericana hace más de cuarenta años y exijan los pares latinoamericanos su inclusión, sin condición alguna, al organismo internacional y a futuras cumbres (aunque dicho sea de paso no sirve para mucho esta organización). Esa medida de carácter principista sería más efectiva para acercar a Cuba al juego democrático –muy a pesar de sus gobernantes- que manteniendo una anacrónica decisión.
Y, unas palabras sobre nuestro país. ¿Tuvo algún peso en la actual correlación de fuerzas dentro de AL con los EEUU? Para ser sinceros, no. Por más que se filtró que Obama llamó por teléfono a nuestro presidente y que el mismo fue con la mejor voz engolada que tiene, la verdad que nosotros, junto a Colombia y Chile, nos ven como los aliados incondicionales de Washington en la región, “los chicos tranquilos de la clase”, por lo que no causamos demasiada preocupación a la administración norteamericana, que más se ha acercado a “los belicosos” para pulsearlos y medirlos (como también ha hecho Chávez), a fin de mantener “el patio trasero” calmado, pero también renovando relaciones, en vista que Washington sabe que está perdiendo hegemonía en la región, hegemonía y respeto, algo así como que los empleados domésticos salgan contestones.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Wednesday, April 15, 2009
COLETAZOS DEL FALLO CONTRA FUJIMORI: EL PRIMER TIEMPO (II PARTE)
Como era de esperar, el fallo en primera instancia iba a polarizar las posiciones de los fujimoristas y anti-fujimoristas.
Resulta bastante apurado especular a favor o en contra sobre el derecho a los beneficios penitenciarios que pueda ser acreedor el ex presidente Fujimori a fin de reducir la condena impuesta, toda vez que se trata de una sentencia que no se encuentra firme y será revisada en su integridad en segunda instancia (existe un abanico de posibilidades en la sala revisora: desde el declarar nulo todo lo actuado y el proceso vuelva a “fojas cero”, que es lo menos probable, hasta la declaratoria de no haber nulidad y confirmada la sentencia de primera instancia en todos sus extremos; en el medio tenemos la absolución del condenado, también poco probable, y la rebaja de la pena, no aumento, en vista que el Fiscal declaró estar conforme con la condena impuesta).
Hemos visto que los “anti-fujimoristas” lindan en una posición dogmática y de “pensamiento único” al cerrarse en la intocabilidad del fallo judicial en primera instancia, como si fuese una verdad absoluta y revelada, olvidando que una garantía del debido proceso es precisamente la revisión en su integridad de cualquier sentencia. Al no querer que se mueva una sola coma de la sentencia de primera instancia (“ni tocada con el pétalo de una rosa” manifestó un conspicuo antifujimorista en declaraciones a un programa de televisión) revelan una actitud tan autoritaria y vertical como la del condenado en la época que gobernaba, desconociendo que en el derecho todo es revisable y no existen las verdades absolutas.
Tampoco se puede “condenar” con el calificativo de “fujimorista” a toda persona que emita una opinión en contra de la sentencia o manifieste ciertos reparos a la misma, queriendo así acallar toda voz disidente y usando los mismos métodos que utilizó el gobierno autocrático de Fujimori (y por consiguiente colocándose a su misma altura en el presente caso), ubicándose más allá del bien y del mal en una supuesta altura moral que más bien desdice sus fines.
Más serenidad y menos nerviosismo, que recién va a comenzar el segundo tiempo del partido.
Por otro lado, los fujimoristas no deben apresurarse en solicitar el indulto para el ex presidente dado que la sentencia todavía no se encuentra firme y por tanto no se puede indultar. Menos hacer veladas amenazas al presidente de la república en ejercicio, a fin que indulte al condenado (que AGP también tiene asuntos pendientes por las ejecuciones extra judiciales durante su primer mandato, el que se hallan producido en un “gobierno democrático” como ingenuamente sostuvieron algunos imprevistos defensores del actual mandatario o que los delitos “hayan prescrito” no lo eximirían de responsabilidad, se impone el principio jurídico “a igual razón, igual derecho”).
También exagera este grupo en señalar que con la sentencia ha ganado Sendero Luminoso. Eso está bien para exacerbar el ánimo de las huestes fujimoristas, pero no resiste el menor análisis ni político ni jurídico.
Unas palabras sobre la tipificación de los delitos al ex presidente.
La extradición concedida por los tribunales chilenos fue, entre otros, por el delito de homicidio calificado, no por los delitos de lesa humanidad como cierta prensa y algunos abogados han manifestado. Y ello por una razón bastante sencilla: los delitos imputados al ex presidente no son delitos de lesa humanidad en Chile, país que fue requerido por la extradición (principio de doble incriminación: el delito por el cual es reclamado el inculpado, debe también estar penado en el estado requerido –en el presente caso Chile-); y por añadidura ocurrieron entre los años 91 y 92, mucho antes que estos delitos fueran incorporados en nuestra legislación nacional (recién en el año 1998 los delitos contra la humanidad fueron incorporados al Código Penal por ley 26926). Por un principio jurídico de protección al reo incorporado a nuestra Carta Política, no existe la “retroactividad maligna”, es decir aquella que perjudique al procesado, sino todo lo contrario, solo existe la “retroactividad benigna”, aquella que sí lo favorece (y los que crean que la carta política del 93 es solo un “documento” y no merece el menor respeto, los invito a leer la Constitución del 79, dice lo mismo). Por ello, la condena en primera instancia señala que el inculpado es autor mediato por el delito de homicidio calificado, bajo la circunstancia agravante de alevosía. Lean el fallo en la página web del poder judicial y se darán cuenta. La sala condenatoria no podía ir más allá de los límites dispuestos por la extradición, ello en virtud de las garantías que ofrece dicha institución (la extradición “blinda” al extraditado), y también porque los delitos de lesa humanidad incorporados a nuestro ordenamiento legal son posteriores a los hechos imputados al acusado.
La confusión se ahondó a raíz que la Sala a fin de enfatizar su condena, a renglón seguido señaló que los mencionados delitos (es decir los de homicidio calificado y lesiones graves) “constituyen crímenes contra la Humanidad según el Derecho Internacional Penal” (sic), colocando así un “candado” a la pena. Efectivamente, son delitos contra la Humanidad, pero su aplicación no puede ser retroactiva por la garantía a favor del reo y porque la propia extradición fue solo por homicidio calificado, por lo que no podría aplicarse una retroactividad maligna en desmedro del procesado.
No vamos a especular sobre los intereses subjetivos de los miembros de la Sala al emitir el fallo condenatorio como ha sugerido cierta prensa (si lo redactaron ellos mismos o terceros, si estaban pensando en un “puestecito” en una corte u ONG internacional, o si la vanidad personal los hizo ver “la historia” con mayúscula antes que los hechos mismos, amén que tratándose de subjetividades todo puede ser materia especulable, hasta especular sobre la inquina o el odio que ciertos jueces le puedan tener al acusado, como también se deslizó) ya que carecemos de medios probatorios al respecto y sería desmerecer la labor de la Sala descalificándola con argumentos ad hóminem; pero, lo que sí es evidente y no se le pasa a nadie que esté inmerso dentro de la práctica jurídica, es la celeridad con que emitieron el fallo. Por el reducido lapso de tiempo entre la finalización de los alegatos y la lectura de la amplia y detallada sentencia (más de 700 páginas), indica que ya tenían listo un proyecto al que apenas hicieron algunos retoques. La verdad que el procedimiento de tener listo un proyecto de sentencia antes que termine el proceso en la instancia es una práctica bastante común en los órganos jurisdiccionales, sobretodo en los penales, para “ganar tiempo”, al considerarse los alegatos finales apenas un apéndice retórico, que se rescata si existe algo importante. Creo que se puede discernir con bastante proximidad que mientras el abogado del acusado agotaba la paciencia de la Sala con su extensa perorata de varias semanas (bastante innecesaria en muchos aspectos), esta iba preparando la sentencia. Al final, el abogado de la defensa le hizo un gran servicio a la Sala concediéndole el tiempo suficiente para razonar el extenso fallo condenatorio.
Precisamente, en cuanto a la defensa, hemos visto que en estos días se ha criticado con desmesura al abogado defensor de Fujimori, casi responsabilizándolo de lo ocurrido a su cliente. Se le ha señalado varios errores o vacíos en su defensa, bastante evidentes para cualquier procesalista. Es probable que los haya tenido, pero la verdad que la defensa del ex presidente era y es bastante difícil (algo así como defender una causa imposible). Es un caso complejo, con varias ramificaciones y vericuetos, y a un solo abogado siempre se le va a pasar alguna cosa, por más que sea hábil en su oficio o tenga varios ayudantes a su disposición. Lo más sensato para el acusado en estos casos es contar con un “pool” de abogados defensores y no uno solo, abogados especialistas en derecho penal y procesal penal, y también en derecho constitucional y en derecho penal internacional, que conozcan en profundidad la dogmática, jurisprudencia y legislación comparada que sobre el caso existe; más si tomamos en cuenta que va a ser muy difícil “romper” las tesis de la sentencia por lo bien razonadas y concatenadas que se encuentran (el razonamiento lógico-jurídico del fallo es impecable por lo que una estrategia de defensa va a requerir un grupo de especialistas de primer nivel que encuentren “fisuras” en la sentencia y, de ser posible, “la derrumben”, tarea nada fácil por cierto), sino también porque ya van a comenzar otros juicios en primera instancia contra el ex mandatario, aparte de un pedido de ampliación de la extradición a la Corte Suprema de Chile. Es muy difícil que con todo lo que se viene judicialmente pueda verlo en su integridad un solo abogado.
Hablando en términos futbolísticos, apenas ha terminado el primer tiempo y estamos en el intermedio antes que comience el segundo. Como me decía un profesor en mi época de estudiante: sangre fría y paciencia.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Resulta bastante apurado especular a favor o en contra sobre el derecho a los beneficios penitenciarios que pueda ser acreedor el ex presidente Fujimori a fin de reducir la condena impuesta, toda vez que se trata de una sentencia que no se encuentra firme y será revisada en su integridad en segunda instancia (existe un abanico de posibilidades en la sala revisora: desde el declarar nulo todo lo actuado y el proceso vuelva a “fojas cero”, que es lo menos probable, hasta la declaratoria de no haber nulidad y confirmada la sentencia de primera instancia en todos sus extremos; en el medio tenemos la absolución del condenado, también poco probable, y la rebaja de la pena, no aumento, en vista que el Fiscal declaró estar conforme con la condena impuesta).
Hemos visto que los “anti-fujimoristas” lindan en una posición dogmática y de “pensamiento único” al cerrarse en la intocabilidad del fallo judicial en primera instancia, como si fuese una verdad absoluta y revelada, olvidando que una garantía del debido proceso es precisamente la revisión en su integridad de cualquier sentencia. Al no querer que se mueva una sola coma de la sentencia de primera instancia (“ni tocada con el pétalo de una rosa” manifestó un conspicuo antifujimorista en declaraciones a un programa de televisión) revelan una actitud tan autoritaria y vertical como la del condenado en la época que gobernaba, desconociendo que en el derecho todo es revisable y no existen las verdades absolutas.
Tampoco se puede “condenar” con el calificativo de “fujimorista” a toda persona que emita una opinión en contra de la sentencia o manifieste ciertos reparos a la misma, queriendo así acallar toda voz disidente y usando los mismos métodos que utilizó el gobierno autocrático de Fujimori (y por consiguiente colocándose a su misma altura en el presente caso), ubicándose más allá del bien y del mal en una supuesta altura moral que más bien desdice sus fines.
Más serenidad y menos nerviosismo, que recién va a comenzar el segundo tiempo del partido.
Por otro lado, los fujimoristas no deben apresurarse en solicitar el indulto para el ex presidente dado que la sentencia todavía no se encuentra firme y por tanto no se puede indultar. Menos hacer veladas amenazas al presidente de la república en ejercicio, a fin que indulte al condenado (que AGP también tiene asuntos pendientes por las ejecuciones extra judiciales durante su primer mandato, el que se hallan producido en un “gobierno democrático” como ingenuamente sostuvieron algunos imprevistos defensores del actual mandatario o que los delitos “hayan prescrito” no lo eximirían de responsabilidad, se impone el principio jurídico “a igual razón, igual derecho”).
También exagera este grupo en señalar que con la sentencia ha ganado Sendero Luminoso. Eso está bien para exacerbar el ánimo de las huestes fujimoristas, pero no resiste el menor análisis ni político ni jurídico.
Unas palabras sobre la tipificación de los delitos al ex presidente.
La extradición concedida por los tribunales chilenos fue, entre otros, por el delito de homicidio calificado, no por los delitos de lesa humanidad como cierta prensa y algunos abogados han manifestado. Y ello por una razón bastante sencilla: los delitos imputados al ex presidente no son delitos de lesa humanidad en Chile, país que fue requerido por la extradición (principio de doble incriminación: el delito por el cual es reclamado el inculpado, debe también estar penado en el estado requerido –en el presente caso Chile-); y por añadidura ocurrieron entre los años 91 y 92, mucho antes que estos delitos fueran incorporados en nuestra legislación nacional (recién en el año 1998 los delitos contra la humanidad fueron incorporados al Código Penal por ley 26926). Por un principio jurídico de protección al reo incorporado a nuestra Carta Política, no existe la “retroactividad maligna”, es decir aquella que perjudique al procesado, sino todo lo contrario, solo existe la “retroactividad benigna”, aquella que sí lo favorece (y los que crean que la carta política del 93 es solo un “documento” y no merece el menor respeto, los invito a leer la Constitución del 79, dice lo mismo). Por ello, la condena en primera instancia señala que el inculpado es autor mediato por el delito de homicidio calificado, bajo la circunstancia agravante de alevosía. Lean el fallo en la página web del poder judicial y se darán cuenta. La sala condenatoria no podía ir más allá de los límites dispuestos por la extradición, ello en virtud de las garantías que ofrece dicha institución (la extradición “blinda” al extraditado), y también porque los delitos de lesa humanidad incorporados a nuestro ordenamiento legal son posteriores a los hechos imputados al acusado.
La confusión se ahondó a raíz que la Sala a fin de enfatizar su condena, a renglón seguido señaló que los mencionados delitos (es decir los de homicidio calificado y lesiones graves) “constituyen crímenes contra la Humanidad según el Derecho Internacional Penal” (sic), colocando así un “candado” a la pena. Efectivamente, son delitos contra la Humanidad, pero su aplicación no puede ser retroactiva por la garantía a favor del reo y porque la propia extradición fue solo por homicidio calificado, por lo que no podría aplicarse una retroactividad maligna en desmedro del procesado.
No vamos a especular sobre los intereses subjetivos de los miembros de la Sala al emitir el fallo condenatorio como ha sugerido cierta prensa (si lo redactaron ellos mismos o terceros, si estaban pensando en un “puestecito” en una corte u ONG internacional, o si la vanidad personal los hizo ver “la historia” con mayúscula antes que los hechos mismos, amén que tratándose de subjetividades todo puede ser materia especulable, hasta especular sobre la inquina o el odio que ciertos jueces le puedan tener al acusado, como también se deslizó) ya que carecemos de medios probatorios al respecto y sería desmerecer la labor de la Sala descalificándola con argumentos ad hóminem; pero, lo que sí es evidente y no se le pasa a nadie que esté inmerso dentro de la práctica jurídica, es la celeridad con que emitieron el fallo. Por el reducido lapso de tiempo entre la finalización de los alegatos y la lectura de la amplia y detallada sentencia (más de 700 páginas), indica que ya tenían listo un proyecto al que apenas hicieron algunos retoques. La verdad que el procedimiento de tener listo un proyecto de sentencia antes que termine el proceso en la instancia es una práctica bastante común en los órganos jurisdiccionales, sobretodo en los penales, para “ganar tiempo”, al considerarse los alegatos finales apenas un apéndice retórico, que se rescata si existe algo importante. Creo que se puede discernir con bastante proximidad que mientras el abogado del acusado agotaba la paciencia de la Sala con su extensa perorata de varias semanas (bastante innecesaria en muchos aspectos), esta iba preparando la sentencia. Al final, el abogado de la defensa le hizo un gran servicio a la Sala concediéndole el tiempo suficiente para razonar el extenso fallo condenatorio.
Precisamente, en cuanto a la defensa, hemos visto que en estos días se ha criticado con desmesura al abogado defensor de Fujimori, casi responsabilizándolo de lo ocurrido a su cliente. Se le ha señalado varios errores o vacíos en su defensa, bastante evidentes para cualquier procesalista. Es probable que los haya tenido, pero la verdad que la defensa del ex presidente era y es bastante difícil (algo así como defender una causa imposible). Es un caso complejo, con varias ramificaciones y vericuetos, y a un solo abogado siempre se le va a pasar alguna cosa, por más que sea hábil en su oficio o tenga varios ayudantes a su disposición. Lo más sensato para el acusado en estos casos es contar con un “pool” de abogados defensores y no uno solo, abogados especialistas en derecho penal y procesal penal, y también en derecho constitucional y en derecho penal internacional, que conozcan en profundidad la dogmática, jurisprudencia y legislación comparada que sobre el caso existe; más si tomamos en cuenta que va a ser muy difícil “romper” las tesis de la sentencia por lo bien razonadas y concatenadas que se encuentran (el razonamiento lógico-jurídico del fallo es impecable por lo que una estrategia de defensa va a requerir un grupo de especialistas de primer nivel que encuentren “fisuras” en la sentencia y, de ser posible, “la derrumben”, tarea nada fácil por cierto), sino también porque ya van a comenzar otros juicios en primera instancia contra el ex mandatario, aparte de un pedido de ampliación de la extradición a la Corte Suprema de Chile. Es muy difícil que con todo lo que se viene judicialmente pueda verlo en su integridad un solo abogado.
Hablando en términos futbolísticos, apenas ha terminado el primer tiempo y estamos en el intermedio antes que comience el segundo. Como me decía un profesor en mi época de estudiante: sangre fría y paciencia.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Wednesday, April 08, 2009
FUJIMORI CONDENADO: EL PRIMER TIEMPO
La condena al ex presidente Alberto Fujimori tiene varias aristas analizables. La principal es el importante antecedente -no solo en Perú- que en democracia y bajo un estado de derecho no existe la impunidad, ni siquiera para los presidentes. No será el fin de los gobiernos autocráticos ni nada parecido (no es una “vacuna” contra futuras dictaduras como piensa MVLL), pero sí un importante precedente tanto en el derecho como en la política.
Precisamente, la otra arista analizable es la política. Es imposible e impensable que el fallo legal no repercuta en la esfera política. En la vida real, ambas, política y justicia, se encuentran íntimamente relacionadas, por lo que se alimentan una a otra. El fallo repercutirá en una inmediata cohesión en el “frente interno” entre los simpatizantes del ex mandatario y una polarización entre fujimoristas y anti-fujimoristas; pero, como estamos en Perú, sin llegar a excesos de violencia política, a lo sumo violencia verbal o periodística bastante encendida. También repercutirá en cohesionar la candidatura de su hija Keiko de cara a las elecciones del 2011 y en un aumento de su caudal electoral y número de congresistas para las próximas elecciones. Paradojas de la política: el odio contra Fujimori de sus antagonistas reforzará al fujimorismo.
Pero el juicio también plantea el dilema ético con respecto a la clásica sentencia atribuida a Maquiavelo de el fin justifica los medios. Los seguidores del ex presidente sostienen los logros del gobierno fujimorista (fin del terrorismo, estabilidad económica, los cimientos del despegue del Perú en la región) tuvieron un costo y que ese costo se tradujo en ciertos “excesos”; sobretodo en la lucha anti-subversiva, pero que en una relación costo-beneficio se encuentran plenamente justificados, al igual que el utilizar métodos vedados y hasta criminales contra los enemigos del régimen, dado que los “políticos tradicionales” no habían hecho nada por el país y este se hundía en un marasmo de anarquía y destrucción a inicios de los noventa. El problema no es solo ético, sino jurídico y sobretodo político.
En el plano estrictamente judicial estamos solo en el primer tiempo. La sentencia es apelable y los criterios que tenga la Sala revisora pueden ser muy distintos de los que tuvo la Sala condenatoria. El derecho no es una ciencia exacta (ni siquiera llega al nivel de ciencia como creen o quieren hacer creer algunos colegas) y es tan opinable como letrados pueden existir (un ejemplo claro es la división de opiniones con respecto a la calificación de delitos imputados, para unos son de lesa humanidad, para otros solo de homicidio agravado).
Personalmente no dudo que el proceso ha concluido en primera instancia con todas las garantías para el acusado. Es más, hasta presenciamos unos alegatos ditirámbicos y bastante tinterillescos de su abogado defensor sin que la Sala lo interrumpa o corte la prolongada intervención (que duró varias sesiones). Podemos discrepar de la dureza del fallo, de las inferencias que utilizó la Sala para llegar a las conclusiones expuestas o de la teoría penal aplicada (la teoría del dominio del hecho), pero no de la falta de un debido proceso ni de una impecable lógica jurídica en la estructura de la sentencia.
Es solo el primer tiempo que hará aumentar el calor político del medio en este otoño de mañanas frías.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Precisamente, la otra arista analizable es la política. Es imposible e impensable que el fallo legal no repercuta en la esfera política. En la vida real, ambas, política y justicia, se encuentran íntimamente relacionadas, por lo que se alimentan una a otra. El fallo repercutirá en una inmediata cohesión en el “frente interno” entre los simpatizantes del ex mandatario y una polarización entre fujimoristas y anti-fujimoristas; pero, como estamos en Perú, sin llegar a excesos de violencia política, a lo sumo violencia verbal o periodística bastante encendida. También repercutirá en cohesionar la candidatura de su hija Keiko de cara a las elecciones del 2011 y en un aumento de su caudal electoral y número de congresistas para las próximas elecciones. Paradojas de la política: el odio contra Fujimori de sus antagonistas reforzará al fujimorismo.
Pero el juicio también plantea el dilema ético con respecto a la clásica sentencia atribuida a Maquiavelo de el fin justifica los medios. Los seguidores del ex presidente sostienen los logros del gobierno fujimorista (fin del terrorismo, estabilidad económica, los cimientos del despegue del Perú en la región) tuvieron un costo y que ese costo se tradujo en ciertos “excesos”; sobretodo en la lucha anti-subversiva, pero que en una relación costo-beneficio se encuentran plenamente justificados, al igual que el utilizar métodos vedados y hasta criminales contra los enemigos del régimen, dado que los “políticos tradicionales” no habían hecho nada por el país y este se hundía en un marasmo de anarquía y destrucción a inicios de los noventa. El problema no es solo ético, sino jurídico y sobretodo político.
En el plano estrictamente judicial estamos solo en el primer tiempo. La sentencia es apelable y los criterios que tenga la Sala revisora pueden ser muy distintos de los que tuvo la Sala condenatoria. El derecho no es una ciencia exacta (ni siquiera llega al nivel de ciencia como creen o quieren hacer creer algunos colegas) y es tan opinable como letrados pueden existir (un ejemplo claro es la división de opiniones con respecto a la calificación de delitos imputados, para unos son de lesa humanidad, para otros solo de homicidio agravado).
Personalmente no dudo que el proceso ha concluido en primera instancia con todas las garantías para el acusado. Es más, hasta presenciamos unos alegatos ditirámbicos y bastante tinterillescos de su abogado defensor sin que la Sala lo interrumpa o corte la prolongada intervención (que duró varias sesiones). Podemos discrepar de la dureza del fallo, de las inferencias que utilizó la Sala para llegar a las conclusiones expuestas o de la teoría penal aplicada (la teoría del dominio del hecho), pero no de la falta de un debido proceso ni de una impecable lógica jurídica en la estructura de la sentencia.
Es solo el primer tiempo que hará aumentar el calor político del medio en este otoño de mañanas frías.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Wednesday, April 01, 2009
NECESIDAD PÚBLICA E INTERÉS SOCIAL: A PROPÓSITO DE LA LEY 29320
En los estados constitucionales de derecho, el respeto a la propiedad privada es la norma, siendo la excepción la expropiación por razones de un mayor beneficio a la sociedad (el llamado “interés público”). Ejemplo: se construye una nueva autopista que beneficiará a todos los que la usen, ahorrando en tiempo de viaje y seguridad para el usuario, pero será necesario expropiar propiedades privadas por donde pasará esa nueva vía. En ese caso, el beneficio será mayor para la sociedad que para la persona propietaria del terreno (como diría Cabanellas “el interés de los más sobre los menos”), por lo que se justifica una expropiación, previo pago de un justiprecio a quien se vea afectado.
Para evitar los abusos en las expropiaciones, los supuestos para que proceda se limitaron en la propia constitución política, así como una breve descripción del procedimiento, ofreciendo las garantías necesarias de un debido proceso a quien se considere afectado; con mayor razón en el caso peruano debido a las expropiaciones realizadas durante el gobierno militar (1968-80), y en especial a raíz de la reforma agraria. Por eso, los supuestos de expropiación que contempla la carta vigente de 1993 (art. 70º) son solo dos: por causa de seguridad nacional o de necesidad pública. Asimismo, indica cómo deberá ser el procedimiento expropiatorio: pago anticipado de la indemnización en efectivo que incluya el eventual perjuicio (daño económico y daño moral) y el derecho del afectado de recurrir al órgano jurisdiccional de no encontrarse conforme con el justiprecio del estado (la ley 27177 regula en extenso el procedimiento expropiatorio).
Sin embargo, la constitución de 1979 añadía al supuesto de necesidad y utilidad pública, el de interés social (art. 125º), haciendo una distinción clara entre necesidad pública e interés social. ¿Cuál era la diferencia?
Allí vienen los problemas constitucionales y legales para enmarcar lo que se entiende por necesidad pública y por interés social. La ley 29320, modificando el artículo 21º de la ley 28687 (ley de desarrollo y complementación de formalización de la propiedad informal) señala como supuestos de necesidad pública la expropiación y posterior titulación en beneficio de pobladores de terrenos ocupados por posesiones informales (en cursiva y negrita nuestro).
El sujeto beneficiado no es la sociedad en abstracto, sino un sujeto social determinado: los pobladores de las denominadas “invasiones”.
La pregunta obvia es, ¿se puede considerar como un caso de utilidad pública el focalizar el beneficio de la expropiación en un sujeto social determinado?
La necesidad pública está definida como la satisfacción de un requerimiento para una colectividad en abstracto. Volviendo al ejemplo de la carretera, beneficiará a todos los que usen dicha vía sin tipificar su condición social, o si se trata de un hospital, a todos los que concurran a ese nosocomio. Es la satisfacción de una necesidad para todos, entendido como un sujeto colectivo sin focalizar en un grupo social determinado. Tendrá una utilidad para todos aquellos que concurran por esa vía o utilicen ese hospital. (Como señala Jorge Avendaño, la necesidad pública está conectada con el bien común y la utilidad pública).
Caso contrario sucede con el denominado “interés social”, allí sí encaja perfectamente el beneficio de la expropiación a un grupo social determinado, sean los invasores de un terreno o los campesinos de una comunidad, la satisfacción del interés social queda cumplida al momento de la expropiación y posterior uso del bien por los beneficiados en particular.
Por cierto y hasta donde conocemos el uso del concepto “interés social”, entendido como las acciones encaminadas al mejoramiento de la calidad de vida o la satisfacción de necesidades de una población determinada, no proviene de la disciplina jurídica, sino de la sociología y el argot político, y utilizado con bastante fruición en los años 70, cuando las reformas del gobierno militar. Incluso el concepto de interés social trasudó a nuestro Código Civil vigente, haciendo una clara diferenciación entre interés social e interés público (véase, por ejemplo, los artículos 1355º y 1357º), imbuido todavía de la onda reformista de aquellos años.
Pero cuando se redacta la carta del 93 el contexto ideológico es totalmente distinto. El neoliberalismo predomina como ideología dominante y toda mención a interés social o justicia social a la usanza de los 70 es proscrita del lenguaje jurídico; incluso por algunos es visto el uso de dichos términos como subterfugio de expoliación por parte del estado hacia los particulares, poco menos que un socialismo encubierto, por lo que constituyó un “tabú” que penetró a la carta del 93.
Por esa razón la carta del 93 no contempla el supuesto de interés social, aparte del uso arbitrario que el concepto tuvo en décadas pasadas, sobretodo durante la reforma agraria militar, donde el pago a los expropiados se realizó con bonos que el estado jamás cumplió con honrar. En cambio, la constitución del 79 -al igual que el Código Civil de 1984- sí contempló la categoría de interés social. Lo hizo porque estaban muy frescas las reformas de aquellos años y los constituyentes del 79 quisieron incorporarlas a la naciente carta magna, situación muy distinta a la acaecida a comienzos de los 90 cuando imperaba un neoliberalismo ideológico y económico a ultranza.
Creo que antes de precipitarse el gobierno en una serie de expropiaciones que muchas de ellas van a terminar en procesos judiciales, debería avocarse más bien a proponer al Congreso incluir el interés social como un supuesto expropiatorio (presumo que no habrá resistencias en una reforma constitucional de esa naturaleza), con debido proceso e indemnización justipreciada que cubra no solo el daño económico (lucro cesante y daño emergente) sino también el daño moral, el daño íntimo, afectivo, que sufrirá la persona por la pérdida de su propiedad; sino las señales que emitiría a los ciudadanos es que “todo vale” para fines políticos, incluso saltarse el estado constitucional de derecho, como está ocurriendo, y los efectos de eso a largo plazo siempre son más funestos que los supuestos beneficios en el presente.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Para evitar los abusos en las expropiaciones, los supuestos para que proceda se limitaron en la propia constitución política, así como una breve descripción del procedimiento, ofreciendo las garantías necesarias de un debido proceso a quien se considere afectado; con mayor razón en el caso peruano debido a las expropiaciones realizadas durante el gobierno militar (1968-80), y en especial a raíz de la reforma agraria. Por eso, los supuestos de expropiación que contempla la carta vigente de 1993 (art. 70º) son solo dos: por causa de seguridad nacional o de necesidad pública. Asimismo, indica cómo deberá ser el procedimiento expropiatorio: pago anticipado de la indemnización en efectivo que incluya el eventual perjuicio (daño económico y daño moral) y el derecho del afectado de recurrir al órgano jurisdiccional de no encontrarse conforme con el justiprecio del estado (la ley 27177 regula en extenso el procedimiento expropiatorio).
Sin embargo, la constitución de 1979 añadía al supuesto de necesidad y utilidad pública, el de interés social (art. 125º), haciendo una distinción clara entre necesidad pública e interés social. ¿Cuál era la diferencia?
Allí vienen los problemas constitucionales y legales para enmarcar lo que se entiende por necesidad pública y por interés social. La ley 29320, modificando el artículo 21º de la ley 28687 (ley de desarrollo y complementación de formalización de la propiedad informal) señala como supuestos de necesidad pública la expropiación y posterior titulación en beneficio de pobladores de terrenos ocupados por posesiones informales (en cursiva y negrita nuestro).
El sujeto beneficiado no es la sociedad en abstracto, sino un sujeto social determinado: los pobladores de las denominadas “invasiones”.
La pregunta obvia es, ¿se puede considerar como un caso de utilidad pública el focalizar el beneficio de la expropiación en un sujeto social determinado?
La necesidad pública está definida como la satisfacción de un requerimiento para una colectividad en abstracto. Volviendo al ejemplo de la carretera, beneficiará a todos los que usen dicha vía sin tipificar su condición social, o si se trata de un hospital, a todos los que concurran a ese nosocomio. Es la satisfacción de una necesidad para todos, entendido como un sujeto colectivo sin focalizar en un grupo social determinado. Tendrá una utilidad para todos aquellos que concurran por esa vía o utilicen ese hospital. (Como señala Jorge Avendaño, la necesidad pública está conectada con el bien común y la utilidad pública).
Caso contrario sucede con el denominado “interés social”, allí sí encaja perfectamente el beneficio de la expropiación a un grupo social determinado, sean los invasores de un terreno o los campesinos de una comunidad, la satisfacción del interés social queda cumplida al momento de la expropiación y posterior uso del bien por los beneficiados en particular.
Por cierto y hasta donde conocemos el uso del concepto “interés social”, entendido como las acciones encaminadas al mejoramiento de la calidad de vida o la satisfacción de necesidades de una población determinada, no proviene de la disciplina jurídica, sino de la sociología y el argot político, y utilizado con bastante fruición en los años 70, cuando las reformas del gobierno militar. Incluso el concepto de interés social trasudó a nuestro Código Civil vigente, haciendo una clara diferenciación entre interés social e interés público (véase, por ejemplo, los artículos 1355º y 1357º), imbuido todavía de la onda reformista de aquellos años.
Pero cuando se redacta la carta del 93 el contexto ideológico es totalmente distinto. El neoliberalismo predomina como ideología dominante y toda mención a interés social o justicia social a la usanza de los 70 es proscrita del lenguaje jurídico; incluso por algunos es visto el uso de dichos términos como subterfugio de expoliación por parte del estado hacia los particulares, poco menos que un socialismo encubierto, por lo que constituyó un “tabú” que penetró a la carta del 93.
Por esa razón la carta del 93 no contempla el supuesto de interés social, aparte del uso arbitrario que el concepto tuvo en décadas pasadas, sobretodo durante la reforma agraria militar, donde el pago a los expropiados se realizó con bonos que el estado jamás cumplió con honrar. En cambio, la constitución del 79 -al igual que el Código Civil de 1984- sí contempló la categoría de interés social. Lo hizo porque estaban muy frescas las reformas de aquellos años y los constituyentes del 79 quisieron incorporarlas a la naciente carta magna, situación muy distinta a la acaecida a comienzos de los 90 cuando imperaba un neoliberalismo ideológico y económico a ultranza.
Creo que antes de precipitarse el gobierno en una serie de expropiaciones que muchas de ellas van a terminar en procesos judiciales, debería avocarse más bien a proponer al Congreso incluir el interés social como un supuesto expropiatorio (presumo que no habrá resistencias en una reforma constitucional de esa naturaleza), con debido proceso e indemnización justipreciada que cubra no solo el daño económico (lucro cesante y daño emergente) sino también el daño moral, el daño íntimo, afectivo, que sufrirá la persona por la pérdida de su propiedad; sino las señales que emitiría a los ciudadanos es que “todo vale” para fines políticos, incluso saltarse el estado constitucional de derecho, como está ocurriendo, y los efectos de eso a largo plazo siempre son más funestos que los supuestos beneficios en el presente.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, March 24, 2009
ABORDANDO LA TETA ASUSTADA
La película bajo comentario ha causado polémica más por las supuestas cualidades o deméritos extra cinematográficos que por sus valores intrínsecos. Por ejemplo, la denuncia de supuesto racismo que trasuda el filme, “la acusación” más reiterada. Si entendemos por racismo la doctrina o ideología que denigra o coloca en un orden inferior a una raza con respecto a otra, la película no es racista ni por asomo. En ningún momento postula que la raza india “sea inferior” a la blanca (más bien existe una visión cultural de la realizadora que lo tocaremos más adelante, pero que no se puede calificar de racismo).
Otra “denuncia” es sobre el premio. Que el premio en el Festival de Berlín fue concedido gracias a “las manipulaciones” que sobre el jurado efectuó el tío de la realizadora (tal como he leído por allí), nuestro célebre escritor Mario Vargas Llosa. Tampoco resiste el menor análisis por carecer “la acusación” de sustento probatorio; más bien el premio es bastante merecido (aunque como todo premio, más dice del jurado que lo concede que del autor o de la obra premiada). En el mismo sentido, que el premio se debió al contenido “étnico” del filme que tanto gusta a los europeos. Tampoco es convincente el argumento dado que el Oso de Oro no ha premiado en el pasado repetidas veces a filmes “étnicos” (por cierto, debemos precisar que Claudia Llosa no es la primera peruana(o) que gana un premio internacional tan importante en cine). Otro argumento extra cinematográfico se encuentra relacionado con la escasa retribución económica a los habitantes de Manchay que participaron como extras o figurantes. La suma de veinte nuevos soles (seis dólares aproximadamente), cantidad que la directora ha reconocido como cierta, sería indicio de “la explotación” que Llosa habría perpetrado contra “los pobres cholitos”, abusando de su situación económica paupérrima y necesitada. La suma puede parecer baja desde los estándares internacionales, pero debemos tener en cuenta que en otras realizaciones peruanas a los extras de una localidad no se les retribuyó ni con un sol, participando ad honórem en la filmación y ni siquiera tuvieron el privilegio de visionar la película en que participaron antes de su exhibición comercial como en la presente cinta, por lo general fueron olvidados por quienes solicitaron su participación una vez terminado el rodaje; además, desde el punto de vista legal el acuerdo económico entre las partes se pacta libremente (contrato por servicios). No existe un sueldo mínimo al no existir subordinación laboral.
Y mucho menos resiste el descalificativo ad hóminem contra la realizadora por el hecho de ser “blanca y occidental” tendría el acceso negado para abordar el mundo andino, que debería ser tocado exclusivamente por personas nacidas en los andes. Argumento también “racista” y suerte de nacionalismo reaccionario, chato y simplón por quienes lo proponen (“los blancos no podrían hablar de los indios”). Más bien Claudia Llosa se supera con respecto a su ópera prima, ratificando y consolidando un camino personal.
No voy a contar el argumento de la película a la usanza de algunos autodenominados “críticos cinematográficos” de la prensa escrita (lo mejor que se ha comentado de la cinta, para bien o para mal, está en los blogs, los comentarios de la prensa escrita local han sido bastante pobres). Voy a partir del supuesto que el lector ya vio la película y tiene una opinión formada, y la trataré de contrastar con la mía.
Como en Madeinusa (en cierta forma ambos filmes de Llosa forman un díptico con rasgos en común), la cinta tiene una riqueza simbólica que en una primera aproximación es difícil abarcar en totalidad. Ya no hablemos de la creencia de “la teta asustada” que da título al filme por ser ampliamente explicado, sino de los detalles que se van apreciando y hasta el nombre del personaje. Claudia Llosa es una persona que trabaja su guión en profundidad, abarcando en su universo narrativo mitos populares y universales. No es casual el nombre del personaje central, Fausta. Lo que Llosa cuenta es el mito de Fausto al revés. No se trata que el personaje “pierda” el alma, sino que la recupere, y su odisea o aventura que recorre es para “recobrarla”, graficado expresamente en la última escena, cuando germina en flor la papa que Fausta portaba en su vagina, sello final de su viaje interior de madurez y superación de los miedos del pasado. Por cierto, en el Perú la voz “papa” denomina no solo al tubérculo, sino también a la vagina de la mujer (“quiero probar tú papa” alude a tener sexo con una mujer determinada, aunque también a practicarle el sexo oral), por lo que tiene una riqueza significativa doble: el germinar de la papa es el germinar de su femineidad, de ser mujer, una vez que ha superado sus miedos atávicos y “recobrado” su alma.
Relacionado con lo anterior, otro elemento significante es la sangre que le chorrea en finos hilos de la nariz a Fausta en el momento menos esperado. Es la sangre de la menstruación que reclama por salir al estar “tapada” la vagina con el tubérculo, es el grito de su cuerpo interno diciéndole que debe asumir su condición de mujer.
Igual riqueza simbólica tienen las perlas del collar, relacionadas con los granos de quinua de la canción de la sirena, solo que esta vez se trata de burlar a la sirena encarnada en Aída (que sería como burlar a Mefistófeles) a fin de birlarle las cuentas del collar al incumplir con la palabra empeñada (“el pacto con el demonio”) y apropiarse de las canciones de la protagonista sin pago alguno (la escena del “robo” de las perlas por parte de Fausta es poco convincente, le faltó mayor desarrollo dramático).
Las dualidades también se encuentran presentes. La madre muerta y embalsamada está en la casa donde se produce una fiesta (que es la vida) por el matrimonio de la hija del tío de Fausta, aparte que él se dedica a organizar fiestas matrimoniales, que es el gozo por excelencia contra la tristeza y melancolía de la muchacha. La tristeza de Fausta se contrapone a la alegría de la prima por su próximo matrimonio. La esterilidad creativa de Aída versus la creatividad de las canciones de Fausta (o si se quiere la musicalidad académica agotada de la primera contra la espontaneidad creativa musical de la protagonista, ratificando el dicho vallejiano “todo acto o voz genial viene del pueblo y va hacia él”). Las creencias andinas versus la “cientificidad” del médico de la posta que no cree en el mito de “la teta asustada” cuando le es explicado por el tío de Fausta. El quechua como lengua que comunica lo más profundo del alma (dolores y tristezas incluidas) contra el castellano que sirve para comunicarse con los citadinos.
(Dicho sea de paso, la película no tendría el interés despertado ni suscitaría esas emociones intensas sin la extraordinaria actuación de la joven actriz Magaly Solier que se compenetra con su personaje).
Es cierto que la autora tiene una visión del universo andino desde su posición occidental y urbana. Pero, en ningún momento es peyorativa o denigrante con ese universo, ni mucho menos es racista, sino que cuestiona la idealización romántica (“la utopía arcaica”) que de ese mundo ha hecho la literatura de Occidente (desde Garcilaso y su visión idílica del pasado pre colonial, pasando por el mito del “socialismo de los incas” que tanto fascinó a José Carlos Mariátegui, hasta los neo indigenistas contemporáneos que hablan de “la raza andina”), destruyendo esa visión desde sus propias bases como hizo en Madeinusa, donde resalta la maldad, atraso y perversión de los lugareños los días de semana santa cuando “Dios ha muerto” (aclaramos –debido a lo leído en algunos comentarios- que la bacanal de semana santa narrada en Madeinusa no es una práctica común andina, sino obedece al imaginario de la directora). Desde ese punto de vista de la realizadora no existe más “salvación” que “occidentalizar” al hombre del ande, incorporarlo a la “modernidad”. Esa misma visión la ratifica en La teta asustada y si bien es una visión polémica, es totalmente respetable (faltaría en contraposición una “visión andina” de algún realizador que se autoproclame indigenista –o siquiera nacionalista-). Fausta “recupera” su alma al incorporarse a la vida urbana (se convierte en “ciudadana” en el sentido más profundo del término desde la óptica político liberal) y cumplir el reto de conseguir las perlas para poder enterrar a la madre, con lo que entierra su pasado de infancia quechua (“el duelo” que permite liberarnos del pasado), y poder vivir así una vida liberada (los sicoanalistas tienen un rico filón en analizar la película, existen muchas claves que permiten una lectura en ese sentido).
Existe también un discurso femenino en ambas películas que resalta la personalidad decidida de la protagonista central al enfrentar su destino adverso y salirse de los “carriles” que la sujetan a una cultura tradicional: Madeinusa logrando fugar del pueblo donde el padre la quiere poseer como mujer e irse a la capital (de nuevo la ciudad y lo que ella implica); Fausta consiguiendo enterrar a la madre –y por ende el pasado- e iniciando así una vida nueva, una vez “recuperada” su alma. Ese discurso femenino (nos atrevemos a decir incluso un discurso areligioso) está relacionado también con la modernidad e individualización, tal como lo propone Occidente: No existen los destinos escritos previamente, cada uno se lo hace.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
LA TETA ASUSTADA
Dir. y guión: Claudia Llosa
c/ Magaly Solier (Fausta), Susi Sánchez (Aída), Efraín Solís (Noé), Marino Ballón (Tío Lúcido), Antolín Prieto (Hijo de Aída)
Perú, España/2009/Drama***/Estrenos
Tuesday, March 17, 2009
RECORDANDO A STANLEY KUBRICK: A DIEZ AÑOS DE SU MUERTE
Stanley Kubrick fue uno de los pocos realizadores que impuso un sello especial en sus filmes y que navegó, con bastante fluidez, en distintos géneros: la ciencia ficción (“2001”, quizás su mejor película), el erótico-pasional (“Lolita”, “Ojos bien cerrados”), el bélico (“La patrulla infernal”, “Nacido para matar”), el histórico (“Espartaco”), el terror (“El resplandor”), la violencia futurista (“La naranja mecánica”), la parodia bélica (“Dr. Insólito”), o el drama histórico (“Barry Lyndon”). A cada uno le puso ese toque especial que tenía: distanciamiento de lo narrado, antihéroes que no llegan a alcanzar lo tan deseado, encontrando la muerte o la destrucción personal en su vana búsqueda, cuidadosa fotografía (cualidad proveniente de su oficio de juventud, la fotografía) y, como buen ajedrecista, la disposición “geométrica” de los cuadros escénicos, haciendo uso bastante frecuente con la cámara de “travellings” (fue uno de los pioneros de la “steadycam” precisamente en El Resplandor); así como un cada vez más cuidadoso diseño de la producción (él mismo era el productor de sus filmes) demorando años en sus últimos proyectos antes de plasmarse en la pantalla; prácticamente era el “hombre orquesta” detrás de cámara. Era muy minucioso, muy cuidadoso en sus filmes, rayano en la obsesión. Repetía la toma de una escena decenas de veces, nunca quedaba satisfecho con el trabajo final y sus rodajes duraban muchos meses (“Barry Lyndon” duró, sólo el rodaje, nueve meses); y, en la pos producción él en persona supervisaba hasta las copias de sus películas a ser exhibidas. Tampoco era un tipo al cual le gustase la publicidad, tenía algo de misántropo; de allí que no era mucho de declarar ante la prensa como otros directores, y vivía apartado en su mansión de Inglaterra, donde radicó desde los años 60 (Estados Unidos, su país de origen, no le gustaba mucho). Murió en pleno proceso de edición de su obra póstuma “Ojos bien cerrados” cuando no había llegado todavía a los 72 años.
Se ha dicho que sus películas en el fondo eran alegorías sobre el capitalismo, afirmación que Kubrick jamás desmintió, pero tampoco lo confirmó; en todo caso es una forma de verlas. Generalmente las buenas películas admiten varias lecturas y a veces ni el realizador es conciente de ello. Ahí está Espartaco, que si bien fue una película “de encargo” y a la medida de Kirk Douglas, no deja de “leerse” como la lucha de clases entre los ricos patricios y los desposeídos; o la genial sátira contra el militarismo en plena guerra fría que fue Doctor Strangelove.
A quien le guste el buen cine tiene una veta inagotable en las películas de Kubrick. Ahora, cumplidos los diez años de su partida, vale la pena verlas de nuevo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Se ha dicho que sus películas en el fondo eran alegorías sobre el capitalismo, afirmación que Kubrick jamás desmintió, pero tampoco lo confirmó; en todo caso es una forma de verlas. Generalmente las buenas películas admiten varias lecturas y a veces ni el realizador es conciente de ello. Ahí está Espartaco, que si bien fue una película “de encargo” y a la medida de Kirk Douglas, no deja de “leerse” como la lucha de clases entre los ricos patricios y los desposeídos; o la genial sátira contra el militarismo en plena guerra fría que fue Doctor Strangelove.
A quien le guste el buen cine tiene una veta inagotable en las películas de Kubrick. Ahora, cumplidos los diez años de su partida, vale la pena verlas de nuevo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, March 10, 2009
MAGALY MEDINA CONDECORADA POR EL CONGRESO
Hay varias formas de “medir” el grado de calidad o mediocridad de una institución. Una es saber a quién premia con condecoraciones, sobretodo tratándose de una institución pública como el Congreso de la República. Esta vez no se le ocurrió idea más brillante a la presidenta de la Comisión de la Mujer que “condecorar” a Magaly Medina por el Día Internacional de la Mujer (8 de Marzo), supuestamente –según declaraciones de la propia responsable de la condecoración- por ser mujer emblemática del Perú actual. Si la señora Karina Beteta, presidenta de la referida comisión, hubiese hecho el homenaje con su propio peculio y en un recinto privado (un restaurante, una peña o en su propia casa) no habría problema. Pero, lo ha hecho con dinero de todos los contribuyentes y en un recinto público como es el propio Parlamento, comprometiendo así a toda la institución; y, encima actuando de manera personalista cuando se trata de un ente colegiado (aunque en el video difundido vemos a otras congresistas de distintas tiendas políticas que con su presencia avalaron la condecoración).
No es necesario ser muy perspicaz para darse cuenta que lo buscado fue notoriedad y los congresistas metidos en la farra de repartir condecoraciones saben muy bien que condecorar a la señora Magaly Medina da “rating”, y ahora mucho más gracias a su reciente excarcelación.
La pregunta obvia es por qué no condecoraron, por ejemplo, a Kina Malpartida o a Claudia Llosa, que han cosechado lauros mucho más meritorios que los de la Sra. Medina, cuyo único mérito es meter las narices en la vida privada de los demás por una generosa retribución económica de un canal de televisión local; o, sin ir muy lejos, por qué no condecoraron a la madre humilde de un asentamiento humano, representativa ella sí de la mujer peruana que con esfuerzo saca adelante a su familia. Mujeres para condecorar tenemos en abundancia, pero no dan el rating y la propaganda que retribuye condecorar a una figura de la televisión como la conocida conductora del programa farandulero.
Signo de frivolidad y de falta de criterio de este Congreso, y de que se encuentra muy lejos del sentir popular, encerrados en su cripta y olvidados por el pueblo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
No es necesario ser muy perspicaz para darse cuenta que lo buscado fue notoriedad y los congresistas metidos en la farra de repartir condecoraciones saben muy bien que condecorar a la señora Magaly Medina da “rating”, y ahora mucho más gracias a su reciente excarcelación.
La pregunta obvia es por qué no condecoraron, por ejemplo, a Kina Malpartida o a Claudia Llosa, que han cosechado lauros mucho más meritorios que los de la Sra. Medina, cuyo único mérito es meter las narices en la vida privada de los demás por una generosa retribución económica de un canal de televisión local; o, sin ir muy lejos, por qué no condecoraron a la madre humilde de un asentamiento humano, representativa ella sí de la mujer peruana que con esfuerzo saca adelante a su familia. Mujeres para condecorar tenemos en abundancia, pero no dan el rating y la propaganda que retribuye condecorar a una figura de la televisión como la conocida conductora del programa farandulero.
Signo de frivolidad y de falta de criterio de este Congreso, y de que se encuentra muy lejos del sentir popular, encerrados en su cripta y olvidados por el pueblo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Thursday, March 05, 2009
EL PAÍS DEL PALO ENCEBADO
En dos hechos recientes que nos deberían colmar de orgullo y aplaudir sin reservas, no obstante se ha instalado sino la envidia por lo menos la mezquindad. Uno, es la obtención del Oso de Oro para La teta asustada. No todos los días un filme peruano, realizado por peruana y protagonizado por peruanos, gana tan prestigioso premio. El festival de Berlín es uno de los más importantes, respetados y serios del mundo. No es el Oscar de Hollywood que premia la espectacularidad o lo “políticamente correcto” para la Academia. La Berlinale busca ciertas exigencias fílmicas o algún contenido interesante. Sin embargo, hemos presenciado críticas de “racismo” o “manipulación” a una película que ni siquiera se ha estrenado ni ha sido visionada entre nosotros. La pregunta obvia es cómo puedo criticar algo que jamás he visto, salvo que se tenga el don de la clarividencia.
El otro hecho es el triunfo de la peruano-australiana Kina Malpartida en el boxeo femenino. Se pidió, y con justicia, los laureles deportivos para la ganadora; sin embargo, han salido los peros por allí y el maltrato injustificado. Si boxeó con la bandera del Perú o con la de Australia, que hace cuánto tiempo se fue del país, que si se siente más peruana o australiana y otras “perlas” más. Es cierto que la muchacha se fue porque acá no iba a desarrollar su carrera, como dice el dicho “por mi mejoría hasta mi casa dejaría”; pero, mientras otros países se sentirían orgullosos de tener una deportista de la talla de Kina y la colmarían de premios e incluso buscarían que se quede para que haga escuela dándole lo mejor, acá se buscaron los “peros” para mezquinarle un justo premio (posición que parece se va a rectificar).
Haya de la Torre decía que en el Perú se produce la política del “palo encebado”, es decir que mientras en otros países se aplaude y apoya a quien quiere surgir, acá es al revés, se busca mas bien que resbale del palo. Es la política de premiar la mediocridad no la inteligencia, de ser homogéneos en una chatura gris y si es corrupta mejor. Creo que a ello se ha sumado que tanto Claudia Llosa como Kina Malpartida sean mujeres. Muchos machistas lo negarán, pero como que se sienten menos frente a dos mujeres que con esfuerzo han conseguido los logros que ellos jamás consiguieron ni conseguirán. Deberían aprender más bien de ellas, que con trabajo y tesón es que se consiguen las cosas. Y, es hora de cambiar de mentalidad, de dejar de lado “el palo encebado” si queremos ser un país verdaderamente moderno.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
El otro hecho es el triunfo de la peruano-australiana Kina Malpartida en el boxeo femenino. Se pidió, y con justicia, los laureles deportivos para la ganadora; sin embargo, han salido los peros por allí y el maltrato injustificado. Si boxeó con la bandera del Perú o con la de Australia, que hace cuánto tiempo se fue del país, que si se siente más peruana o australiana y otras “perlas” más. Es cierto que la muchacha se fue porque acá no iba a desarrollar su carrera, como dice el dicho “por mi mejoría hasta mi casa dejaría”; pero, mientras otros países se sentirían orgullosos de tener una deportista de la talla de Kina y la colmarían de premios e incluso buscarían que se quede para que haga escuela dándole lo mejor, acá se buscaron los “peros” para mezquinarle un justo premio (posición que parece se va a rectificar).
Haya de la Torre decía que en el Perú se produce la política del “palo encebado”, es decir que mientras en otros países se aplaude y apoya a quien quiere surgir, acá es al revés, se busca mas bien que resbale del palo. Es la política de premiar la mediocridad no la inteligencia, de ser homogéneos en una chatura gris y si es corrupta mejor. Creo que a ello se ha sumado que tanto Claudia Llosa como Kina Malpartida sean mujeres. Muchos machistas lo negarán, pero como que se sienten menos frente a dos mujeres que con esfuerzo han conseguido los logros que ellos jamás consiguieron ni conseguirán. Deberían aprender más bien de ellas, que con trabajo y tesón es que se consiguen las cosas. Y, es hora de cambiar de mentalidad, de dejar de lado “el palo encebado” si queremos ser un país verdaderamente moderno.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, March 03, 2009
YEHUDE SIMON O LA FE DEL CONVERSO
Cual huayco de Febrero en los últimos días le cayó con piedras y lodo al premier Yehude Simon su propuesta de un frente entre la izquierda “madura” y el APRA para las elecciones del 2011. Los palos más duros han provenido sobretodo desde la izquierda (o mejor dicho desde las izquierdas al ser actualmente un archipiélago), desde sus ex compañeros de ruta, que cual amante despechada le han recordado su pasado emerretista, bastante furibundo por cierto, cuando creía que la toma del poder era por medio de la violencia y se asqueaba de la democracia. Los más discretos lo han calificado de “tonto útil” de Alan García.
Como expresamos en anterior artículo cuando fue designado el Sr. Simon en el premierato, todos tenemos derecho a cambiar. Creo que solo aquellos que tienen una mente cerrada o con pocas ideas inflexibles se mantienen igual así pasen los años. Tendrán sus mismas ideas, sus mismas creencias y sus mismas fobias, tanto de jóvenes como de viejos. En distintos países, ex guerrilleros (aunque el buen Simon jamás cogió un fusil solo la pluma incendiaria) que hace veinte o treinta años atrás, cual émulos del “Che”, creían y profesaban la violencia armada como único medio de cambio de las estructuras de la sociedad, hoy son apacibles burócratas viviendo con un salario proveniente de ese mismo estado que quisieron demoler.
A qué se debe esta reacción bastante hepática contra el pobre Simon. En principio está su antigua militancia y su actual puesto político. Una cosa es ser presidente regional, uno de los pocos reelectos y con manejo exitoso, manteniéndose en un perfil centro izquierdista, de una izquierda moderna, y otra cosa muy distinta pasar a colaborar con el APRA y en especial con Alan García. Como que ha dado la impresión a ciertos sectores políticos de un oportunismo bastante descarado.
Las rivalidades entre la izquierda y el partido de Alfonso Ugarte son antiquísimas, prácticamente desde la época de fundación de ambas organizaciones políticas. Ambas también compiten por una misma “clientela”: los sectores populares (aunque se dirá que el APRA de AGP ahora solo gobierna para los ricos), pero a diferencia del APRA que logró mantenerse como partido orgánico pese a todos los maretazos políticos que ha sufrido el Perú, la izquierda ha perdido representación política y apenas es un pálido reflejo de Izquierda Unida en la época del desaparecido Alfonso Barrantes, cuando llegó a obtener un tercio del electorado, viéndose ahora obligada a pactar con el nacionalismo rancio de los Humala a fin de sobrevivir y obtener sus viejos dirigentes siquiera un asiento en el Congreso (es sintomático como algunos dirigentes de izquierda se dirigen a Ollanta Humala como “el comandante”).
No creo que la propuesta de Simon haya pasado apenas de un globo de ensayo para medir la temperatura política, y se habrá dado cuenta que se encuentra bastante lejana de la realidad. Quizás también se ha dado cuenta que “no fue tan buen negocio” aceptar el premierato, de repente quedarse en su región le habría convenido más. En fin, en esta época de pragmatismo, donde valores e idearios están por los suelos y donde el debate no pasa de una serie de insultos entre los contrincantes, las alianzas políticas más disparejas son moneda corriente. Todo vale con tal de llegar o mantenerse en el poder.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Como expresamos en anterior artículo cuando fue designado el Sr. Simon en el premierato, todos tenemos derecho a cambiar. Creo que solo aquellos que tienen una mente cerrada o con pocas ideas inflexibles se mantienen igual así pasen los años. Tendrán sus mismas ideas, sus mismas creencias y sus mismas fobias, tanto de jóvenes como de viejos. En distintos países, ex guerrilleros (aunque el buen Simon jamás cogió un fusil solo la pluma incendiaria) que hace veinte o treinta años atrás, cual émulos del “Che”, creían y profesaban la violencia armada como único medio de cambio de las estructuras de la sociedad, hoy son apacibles burócratas viviendo con un salario proveniente de ese mismo estado que quisieron demoler.
A qué se debe esta reacción bastante hepática contra el pobre Simon. En principio está su antigua militancia y su actual puesto político. Una cosa es ser presidente regional, uno de los pocos reelectos y con manejo exitoso, manteniéndose en un perfil centro izquierdista, de una izquierda moderna, y otra cosa muy distinta pasar a colaborar con el APRA y en especial con Alan García. Como que ha dado la impresión a ciertos sectores políticos de un oportunismo bastante descarado.
Las rivalidades entre la izquierda y el partido de Alfonso Ugarte son antiquísimas, prácticamente desde la época de fundación de ambas organizaciones políticas. Ambas también compiten por una misma “clientela”: los sectores populares (aunque se dirá que el APRA de AGP ahora solo gobierna para los ricos), pero a diferencia del APRA que logró mantenerse como partido orgánico pese a todos los maretazos políticos que ha sufrido el Perú, la izquierda ha perdido representación política y apenas es un pálido reflejo de Izquierda Unida en la época del desaparecido Alfonso Barrantes, cuando llegó a obtener un tercio del electorado, viéndose ahora obligada a pactar con el nacionalismo rancio de los Humala a fin de sobrevivir y obtener sus viejos dirigentes siquiera un asiento en el Congreso (es sintomático como algunos dirigentes de izquierda se dirigen a Ollanta Humala como “el comandante”).
No creo que la propuesta de Simon haya pasado apenas de un globo de ensayo para medir la temperatura política, y se habrá dado cuenta que se encuentra bastante lejana de la realidad. Quizás también se ha dado cuenta que “no fue tan buen negocio” aceptar el premierato, de repente quedarse en su región le habría convenido más. En fin, en esta época de pragmatismo, donde valores e idearios están por los suelos y donde el debate no pasa de una serie de insultos entre los contrincantes, las alianzas políticas más disparejas son moneda corriente. Todo vale con tal de llegar o mantenerse en el poder.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, February 24, 2009
EN GUANAJUATO SE PROHIBE BESAR
En la ciudad de Guanajuato, México, existe un callejón célebre por los besos apasionados que al abrigo de su sombra se dan las parejas. Se le conoce justamente como el callejón de los besos, algo así como nuestro tradicional Puente de los Suspiros.
Como nunca falta uno de esos funcionarios públicos que deben justificar su sueldo y su puesto (en ese orden) no se le ocurrió mejor idea que “prohibir” los besos públicos en el citado callejón por atentar contra las llamadas “buenas costumbres”.
Más allá del disparate del burócrata y de la anécdota folclórica que giró alrededor del mundo, conviene reflexionar que se entiende por “buenas costumbres”.
En todas o casi todas las legislaciones se encuentra la tipificación de lo que puede ser atentatorio contra las “buenas costumbres”, como por ejemplo atentar contra el pudor, ser un tipo exhibicionista o andar caminando desnudo por la calle. Son ejemplos típicos de hechos atentatorios contra las “buenas costumbres”. En otras ocasiones se tiende a enlazar las categorías “orden público y buenas costumbres”, que no son lo mismo, pero que unidas tienen un significado cuasi mágico-religioso, como si se tratase de un tabú ancestral.
Por el uso tan manido del término, no somos claros que significa “buenas costumbres”. O, en otras palabras, si para el funcionario de marras buenas costumbres es lo mismo que para el común de las gentes, o lo que entiende el derecho como tal concepto.
Si costumbres según el diccionario no es otra cosa que los hábitos o la manera habitual de conducirse adquirida por la reiteración, tenemos que el ser humano es un animal de costumbres. Algunos tenemos la costumbre de levantarnos temprano, otros todo lo contrario; algunos más la costumbre de rezar antes de ingerir los alimentos, otros directo al plato; por allá para hacer el amor tienen la costumbre de estar muy aseados y de efectuar un ritual previo, otros no les importa tanto eso y van sin complicación alguna al asunto. Así podríamos seguir enumerando.
Por lo que “buenas costumbres” de un pueblo, un país o una región determinada no son otra cosa que los hábitos reiterados y tolerados, sin que los mismos ocasionen rechazo. Estas “buenas costumbres” varían de acuerdo al lugar geográfico y al tiempo. Ejemplo: la tolerancia a que la mujer utilice minifalda hubiera sido imposible hasta mediados del siglo XX, y ahora es una práctica generalizada. (Imagínense que pasaría si una dama del ochocientos iba a la playa en bikini¡¡¡). O, tener pareja estable siendo todavía púber es una costumbre común en los pueblos amazónicos, situación que no es tolerada en una ciudad costeña (¿usted permitiría que su hija de 14 años conviva con el novio?, en la selva sí). Igual, pasear de la mano o besarse con una pareja del mismo sexo en un lugar público quizás no escandalice en Río de Janeiro o en Amsterdam, pero en una ciudad todavía medio cucufata como Lima haría que algún vecino alterado por lo visto llame al serenazgo por atentar la parejita contra “las buenas costumbres”.
De lo que se desprende que las llamadas “buenas costumbres” es un concepto bastante relativo y que va variando conforme el tiempo o el lugar donde uno se encuentre.
Por eso, está equivocado el funcionario mexicano que se le ocurrió “prohibir” los besos públicos por atentar contra las buenas costumbres. Besarse públicamente está tolerado por las prácticas contemporáneas y más tratándose de una ciudad de la envergadura de Guanajuato. Parece más bien que el burócrata en cuestión se equivocó de tiempo o quizás provenga del medioevo, cuando hasta agarrarse de la mano era pecado que llevaba al pecador directo al infierno y obviamente una “mala costumbre”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Como nunca falta uno de esos funcionarios públicos que deben justificar su sueldo y su puesto (en ese orden) no se le ocurrió mejor idea que “prohibir” los besos públicos en el citado callejón por atentar contra las llamadas “buenas costumbres”.
Más allá del disparate del burócrata y de la anécdota folclórica que giró alrededor del mundo, conviene reflexionar que se entiende por “buenas costumbres”.
En todas o casi todas las legislaciones se encuentra la tipificación de lo que puede ser atentatorio contra las “buenas costumbres”, como por ejemplo atentar contra el pudor, ser un tipo exhibicionista o andar caminando desnudo por la calle. Son ejemplos típicos de hechos atentatorios contra las “buenas costumbres”. En otras ocasiones se tiende a enlazar las categorías “orden público y buenas costumbres”, que no son lo mismo, pero que unidas tienen un significado cuasi mágico-religioso, como si se tratase de un tabú ancestral.
Por el uso tan manido del término, no somos claros que significa “buenas costumbres”. O, en otras palabras, si para el funcionario de marras buenas costumbres es lo mismo que para el común de las gentes, o lo que entiende el derecho como tal concepto.
Si costumbres según el diccionario no es otra cosa que los hábitos o la manera habitual de conducirse adquirida por la reiteración, tenemos que el ser humano es un animal de costumbres. Algunos tenemos la costumbre de levantarnos temprano, otros todo lo contrario; algunos más la costumbre de rezar antes de ingerir los alimentos, otros directo al plato; por allá para hacer el amor tienen la costumbre de estar muy aseados y de efectuar un ritual previo, otros no les importa tanto eso y van sin complicación alguna al asunto. Así podríamos seguir enumerando.
Por lo que “buenas costumbres” de un pueblo, un país o una región determinada no son otra cosa que los hábitos reiterados y tolerados, sin que los mismos ocasionen rechazo. Estas “buenas costumbres” varían de acuerdo al lugar geográfico y al tiempo. Ejemplo: la tolerancia a que la mujer utilice minifalda hubiera sido imposible hasta mediados del siglo XX, y ahora es una práctica generalizada. (Imagínense que pasaría si una dama del ochocientos iba a la playa en bikini¡¡¡). O, tener pareja estable siendo todavía púber es una costumbre común en los pueblos amazónicos, situación que no es tolerada en una ciudad costeña (¿usted permitiría que su hija de 14 años conviva con el novio?, en la selva sí). Igual, pasear de la mano o besarse con una pareja del mismo sexo en un lugar público quizás no escandalice en Río de Janeiro o en Amsterdam, pero en una ciudad todavía medio cucufata como Lima haría que algún vecino alterado por lo visto llame al serenazgo por atentar la parejita contra “las buenas costumbres”.
De lo que se desprende que las llamadas “buenas costumbres” es un concepto bastante relativo y que va variando conforme el tiempo o el lugar donde uno se encuentre.
Por eso, está equivocado el funcionario mexicano que se le ocurrió “prohibir” los besos públicos por atentar contra las buenas costumbres. Besarse públicamente está tolerado por las prácticas contemporáneas y más tratándose de una ciudad de la envergadura de Guanajuato. Parece más bien que el burócrata en cuestión se equivocó de tiempo o quizás provenga del medioevo, cuando hasta agarrarse de la mano era pecado que llevaba al pecador directo al infierno y obviamente una “mala costumbre”.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, February 17, 2009
CERCA DE 80,000 PAREJAS SE QUIEREN DIVORCIAR EN PERÚ
La cifra la ha publicitado el Instituto Guestalt de Lima. No revela como ha llegado a esa cantidad, ni qué técnica de muestreo ha usado, o si se trata solo de un grueso estimado “a ojo de buen cubero”. Sea como fuese, y de abarcar todo el país, me parece que el estimado se queda corto.
Como siempre sucede en estos casos, no es tan importante la cifra sino la posición que sobre el tema se tenga. Los anti-divorcistas optarán por una legislación que dificulte el divorcio a fin de preservar la institución familiar. Los que abogan por una simplificación en los trámites preferirán que la legislación se flexibilice más para los casos en que la pareja decida tomar caminos separados.
Creo que más importante que la cifra arrojada es conocer las causas que motivan divorciarse y cuál es la media actual de un matrimonio o, para ser más preciso, cuántos años dura un matrimonio moderno. Quizás sorprendan los resultados. Tampoco está claro qué matrimonios sobreviven mejor a los avatares de la vida, si los de confesión católica o los evangélicos (excluyo, por ser minoría, a los que no profesan ninguna religión –ateos o agnósticos- pero que cuentan con sólidos valores). O en buen romance, si la confesión religiosa ayuda a mantener la unión conyugal. Pareciera que sí y parece que los evangélicos se llevan las palmas.
Igual sucede con respecto al rubro infidelidades, uno de los factores que más resquebraja la relación conyugal. No es que los evangélicos sean unos santos laicos –que infieles los hay en esa cofradía y bien parranderos-, pero parece que entre ellos el número de infidelidades no es tan alto como entre los católicos. Probablemente el estilo de vida ayuda a que se mantenga la unión.
Si bien es cierto que las facilidades legales para divorciarse permiten que aumenten las causas de separación, no es menos cierto que nuestra legislación ni por asomo es divorcista; es más, quien quiera plantear una demanda de divorcio por causal determinada (el denominado por la doctrina jurídica “divorcio sanción”) sufrirá el vía crucis no solo del largo, tedioso e intrincado proceso, sino que tendrá un juez escéptico y proclive a “unir a las parejas” en una imposible conciliación o, en otras palabras, usted tendrá al árbitro en contra. Si, por ejemplo, demanda por la causal de adulterio, el magistrado para declarar fundada su demanda le pedirá las fotografías de su cónyuge teniendo sexo con otra persona y hasta las sábanas del hostal donde derramó el semen. Por eso, la mayoría opta por la separación convencional, suerte de “cajón de sastre” de las miserias conyugales cuando la pareja no las quiere exhibir en público, y que ahora se ha visto aliviada gracias al divorcio administrativo vía notarías y municipios.
Así que si usted, caro lector, cree que nuestra legislación es la culpable de la alta tasa de divorcios se encuentra equivocado.
El problema es institucional. La institución de la familia tal como la conocemos (“la familia tradicional”) se encuentra en crisis y busca válvulas de escape por donde encuentre, sea por el derecho a través de la legislación o, de ser imposible, por la vía del hecho, separándose las parejas pero manteniendo el vínculo legal. No creo que la familia vaya a desaparecer, pero sí la forma en que la conocemos ahora, dando paso a nuevas formas familiares.
Por eso, si bien es loable la campaña que promueve el Instituto Guestalt de Lima con terapias del perdón, ejercicios de caricias y todo lo demás, estas no ayudan cuando un matrimonio se encuentra en crisis total. Generalmente la disolución se produce luego de años de debilitamiento del vínculo y cuando esta ya es irreversible no vale ninguna terapia del perdón ni ejercicios de caricias que valgan, sino cerrar ese capítulo de la manera más digna posible, aprender las lecciones que el fracaso conlleva y cada uno rehacer su vida lo mejor que pueda.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Como siempre sucede en estos casos, no es tan importante la cifra sino la posición que sobre el tema se tenga. Los anti-divorcistas optarán por una legislación que dificulte el divorcio a fin de preservar la institución familiar. Los que abogan por una simplificación en los trámites preferirán que la legislación se flexibilice más para los casos en que la pareja decida tomar caminos separados.
Creo que más importante que la cifra arrojada es conocer las causas que motivan divorciarse y cuál es la media actual de un matrimonio o, para ser más preciso, cuántos años dura un matrimonio moderno. Quizás sorprendan los resultados. Tampoco está claro qué matrimonios sobreviven mejor a los avatares de la vida, si los de confesión católica o los evangélicos (excluyo, por ser minoría, a los que no profesan ninguna religión –ateos o agnósticos- pero que cuentan con sólidos valores). O en buen romance, si la confesión religiosa ayuda a mantener la unión conyugal. Pareciera que sí y parece que los evangélicos se llevan las palmas.
Igual sucede con respecto al rubro infidelidades, uno de los factores que más resquebraja la relación conyugal. No es que los evangélicos sean unos santos laicos –que infieles los hay en esa cofradía y bien parranderos-, pero parece que entre ellos el número de infidelidades no es tan alto como entre los católicos. Probablemente el estilo de vida ayuda a que se mantenga la unión.
Si bien es cierto que las facilidades legales para divorciarse permiten que aumenten las causas de separación, no es menos cierto que nuestra legislación ni por asomo es divorcista; es más, quien quiera plantear una demanda de divorcio por causal determinada (el denominado por la doctrina jurídica “divorcio sanción”) sufrirá el vía crucis no solo del largo, tedioso e intrincado proceso, sino que tendrá un juez escéptico y proclive a “unir a las parejas” en una imposible conciliación o, en otras palabras, usted tendrá al árbitro en contra. Si, por ejemplo, demanda por la causal de adulterio, el magistrado para declarar fundada su demanda le pedirá las fotografías de su cónyuge teniendo sexo con otra persona y hasta las sábanas del hostal donde derramó el semen. Por eso, la mayoría opta por la separación convencional, suerte de “cajón de sastre” de las miserias conyugales cuando la pareja no las quiere exhibir en público, y que ahora se ha visto aliviada gracias al divorcio administrativo vía notarías y municipios.
Así que si usted, caro lector, cree que nuestra legislación es la culpable de la alta tasa de divorcios se encuentra equivocado.
El problema es institucional. La institución de la familia tal como la conocemos (“la familia tradicional”) se encuentra en crisis y busca válvulas de escape por donde encuentre, sea por el derecho a través de la legislación o, de ser imposible, por la vía del hecho, separándose las parejas pero manteniendo el vínculo legal. No creo que la familia vaya a desaparecer, pero sí la forma en que la conocemos ahora, dando paso a nuevas formas familiares.
Por eso, si bien es loable la campaña que promueve el Instituto Guestalt de Lima con terapias del perdón, ejercicios de caricias y todo lo demás, estas no ayudan cuando un matrimonio se encuentra en crisis total. Generalmente la disolución se produce luego de años de debilitamiento del vínculo y cuando esta ya es irreversible no vale ninguna terapia del perdón ni ejercicios de caricias que valgan, sino cerrar ese capítulo de la manera más digna posible, aprender las lecciones que el fracaso conlleva y cada uno rehacer su vida lo mejor que pueda.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, February 10, 2009
ELUANA ENGLARO
La polémica acerca de dejar con vida o no a Eluana Englaro abre el viejo debate sobre la decisión o no de seguir con vida, avivada por la medida política del primer ministro Silvio Berlusconi de “prohibir” mediante decreto ley se le aplique la eutanasia a Eluana (que felizmente fue vetada por el presidente Giorgio Napolitano).
En las sociedades modernas tomó mucho tiempo y sangre el que las decisiones del poder religioso o político no afecten la esfera privada de la persona, la cual debe ser respetada a pesar de creer la autoridad que se encuentra en error. Las guerras religiosas desatadas en Europa entre los siglos XVI y XVII dieron nacimiento al respeto a la libertad de conciencia, piedra angular de lo que conoceríamos después como los derechos individuales de la persona. Por eso cuando “en nombre de Dios” se quiere impedir que un individuo deje de existir si es su decisión (o la de su familia de no poderla tomar él mismo) violentando el propio libre albedrío del ser humano, estaríamos a un paso de la intolerancia y la arbitrariedad al pensar que estando el otro equivocado a mi me da patente para intervenir en sus decisiones. Ese pensamiento ha llevado siempre a las peores intolerancias que ha registrado la humanidad, que no son pocas.
La decisión de dejar o no con vida a una persona en estado vegetativo está relacionada con las creencias religiosas fuertemente conservadoras en la Italia de hoy, donde un Vaticano celebró la decisión de Berlusconi de intervenir en un hecho que estaba íntimamente en la esfera personalísima del afectado o de sus familiares. Cuando una institución, sea la Iglesia o el gobierno, quiere interferir en las decisiones de los particulares generalmente los resultados son nefastos. Eso es lo que está sucediendo con un gobierno aupado en una jerarquía eclesial que ve con buenos ojos las invasiones de la esfera íntima de los ciudadanos. Los fundamentalismos no solo se producen entre ciertos sectores musulmanes, sino también en la derecha europea con el beneplácito de la iglesia católica.
Es que esa decisión de intervenir por parte del presidente del Consejo de Ministros suena a fascismo puro (aparte que jurídicamente no pueden existir leyes con nombre propio y menos cuando existe una sentencia judicial de por medio a favor de aplicar la eutanasia), cuando en la Italia de los años 30 y 40 “en nombre del Estado” el gobierno intervenía hasta en las más íntimas decisiones de los particulares. Lo sano es que en una sociedad democrática y abierta la decisión de vivir o no esté en las manos de la propia persona o de sus familiares más cercanos cuando esta no puede tomar una decisión por si misma como la de Eluana que se encuentra en estado vegetativo desde hace 17 años.
Vivir o morir es un acto que se encuentra en la esfera íntima de cada uno de nosotros y nadie ni nada puede intervenir en la decisión que tomemos. Si somos creyentes asumiremos las responsabilidades con nuestro creador, si no lo somos asumimos nosotros mismos nuestra responsabilidad ante la sociedad; pero, en ninguno de los dos supuestos pueden intervenir instituciones o personas de fuera, sea porque invoquen el nombre de Dios o el del pueblo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
En las sociedades modernas tomó mucho tiempo y sangre el que las decisiones del poder religioso o político no afecten la esfera privada de la persona, la cual debe ser respetada a pesar de creer la autoridad que se encuentra en error. Las guerras religiosas desatadas en Europa entre los siglos XVI y XVII dieron nacimiento al respeto a la libertad de conciencia, piedra angular de lo que conoceríamos después como los derechos individuales de la persona. Por eso cuando “en nombre de Dios” se quiere impedir que un individuo deje de existir si es su decisión (o la de su familia de no poderla tomar él mismo) violentando el propio libre albedrío del ser humano, estaríamos a un paso de la intolerancia y la arbitrariedad al pensar que estando el otro equivocado a mi me da patente para intervenir en sus decisiones. Ese pensamiento ha llevado siempre a las peores intolerancias que ha registrado la humanidad, que no son pocas.
La decisión de dejar o no con vida a una persona en estado vegetativo está relacionada con las creencias religiosas fuertemente conservadoras en la Italia de hoy, donde un Vaticano celebró la decisión de Berlusconi de intervenir en un hecho que estaba íntimamente en la esfera personalísima del afectado o de sus familiares. Cuando una institución, sea la Iglesia o el gobierno, quiere interferir en las decisiones de los particulares generalmente los resultados son nefastos. Eso es lo que está sucediendo con un gobierno aupado en una jerarquía eclesial que ve con buenos ojos las invasiones de la esfera íntima de los ciudadanos. Los fundamentalismos no solo se producen entre ciertos sectores musulmanes, sino también en la derecha europea con el beneplácito de la iglesia católica.
Es que esa decisión de intervenir por parte del presidente del Consejo de Ministros suena a fascismo puro (aparte que jurídicamente no pueden existir leyes con nombre propio y menos cuando existe una sentencia judicial de por medio a favor de aplicar la eutanasia), cuando en la Italia de los años 30 y 40 “en nombre del Estado” el gobierno intervenía hasta en las más íntimas decisiones de los particulares. Lo sano es que en una sociedad democrática y abierta la decisión de vivir o no esté en las manos de la propia persona o de sus familiares más cercanos cuando esta no puede tomar una decisión por si misma como la de Eluana que se encuentra en estado vegetativo desde hace 17 años.
Vivir o morir es un acto que se encuentra en la esfera íntima de cada uno de nosotros y nadie ni nada puede intervenir en la decisión que tomemos. Si somos creyentes asumiremos las responsabilidades con nuestro creador, si no lo somos asumimos nosotros mismos nuestra responsabilidad ante la sociedad; pero, en ninguno de los dos supuestos pueden intervenir instituciones o personas de fuera, sea porque invoquen el nombre de Dios o el del pueblo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Thursday, February 05, 2009
LOS BUSES ATEOS
La Unión de Ateos y Librepensadores de Catalunya ha tenido la ocurrencia de contratar dos buses del servicio metropolitano de Barcelona a fin que porten cartelones en sus flancos con la inscripción "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y goza de la vida".
Como no podía ser de otro modo, la contratación de “los buses ateos” ha traído polémica entre creyentes y no creyentes, y un comunicado oficial “aclaratorio” del arzobispado barcelonés.
La Unión de Ateos afirma que el bus con lemas no creyentes en deidad alguna ya recorrió las calles de Londres, Birmingham, Manchester y Edimburgo, en el Reino Unido, sustentando la propaganda [que en el fondo eso es] en "contribuir a animar el debate social, porque en la respuesta a estas cuestiones [sobre la existencia o no de Dios] se encuentra nuestra propia concepción del ser humano".
Más allá de lo anecdótico, hay que reconocer que la idea es bastante ocurrente y en cierta forma oxigena el ambiente ya ampliamente secularizado de la España moderna.
Sin embargo, debemos distinguir en el mensaje varios niveles.
El primero de ellos sería el de la libertad de opinión que en toda sociedad democrática y plural debe haber. Vale decir que deben existir una serie de ideas y opiniones mutuamente tolerables, por lo que así como las iglesias hacen propaganda de una vida espiritual después de esta vida terrena; aquellos que no creen en una vida más allá de este mundo tienen todo el derecho de propagandizar sus creencias. En otras palabras, en una sociedad democrática todos tenemos derecho a expresar nuestra opinión a través de los distintos medios existentes.
Un segundo nivel es el propiamente sacro o religioso versus el laico o liberal. Generalmente allí se produce un “choque de creencias”, dado que es irreconciliable sostener la existencia en una deidad y vida extra terrenal o negarla tajantemente. O crees o no crees. Confieso que tanto los creyentes como los ateos abogan por un dogma de fe, vale decir es necesario “creer” sea en la existencia de un ser divino como en negarla. Sostener “científicamente”, con “pruebas irrebatibles”, una u otra posición es absolutamente imposible.
Y, tenemos un tercer nivel, el semántico del mensaje. Revisemos de nuevo la sentencia que portan “los buses ateos”: "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y goza de la vida".
Vamos a la primera parte del mensaje (“Probablemente Dios no existe”). Un ateo jamás utilizaría el adverbio “probablemente”. El ateo no relativiza su creencia: sencillamente no cree. El “probablemente” más corresponde a un agnóstico, ya que duda de la existencia de un ser divino, sin negarlo rotundamente como lo haría un ateo.
Debemos suponer que el adverbio utilizado obedece más a una invitación sugestiva de la asociación de ateos de Barcelona hacia los creyentes a fin de ganar adeptos para su causa. Es más fácil atraer al bando contrario en forma suave que imponiendo creencias que no admiten formulación en contra. Es más duro y “chocaría” mucho leer en las inscripciones de los buses, a rajatabla, un “Dios no existe”. El “probablemente” suaviza las opiniones en contra. Por lo que suponemos que el adverbio utilizado se debe a razones de “marketing comunicacional”.
La segunda parte de la oración también trae sus bemoles (“Deja de preocuparte y goza de la vida"). Suponemos que va dirigida hacia los creyentes dolidos o temerosos de la ira divina, dado que refleja una concepción sufriente del cristianismo, que si bien existe como corriente, creo que en estos tiempos son los menos. Pero, la segunda parte es la más interesante (“goza de la vida”). Es una invitación epicúrea más que atea. Para gozar de la vida no se requiere ser ateo, un creyente también lo puede hacer. Ese gozo implícito en lo material creo que va más dirigido a los tiempos que vivimos, donde la cultura del hedonismo hace que eludamos todo aspecto de sufrimiento o dolor, que muchas veces es necesario para nuestro crecimiento interior. Por lo que la invitación al gozo parece ser otra estrategia de marketing de los “cofrades ateos”.
Más allá de la polémica desatada, creo que la campaña de “los buses ateos” es inicua (frases más ingeniosas y provocadoras hubieran sido algo como “Dios es ateo, por qué no lo eres tú”). Nadie cambiará sus creencias por la circulación de estos buses con los lemas invitando al ateísmo. Ni los creyente se convertirán en ateos, ni los ateos abjurarán de sus creencias. Lo que sí sería irreverente es que “los buses ateos” algún día circulen por las calles de Lima, oxigenaría el ambiente cucufato que todavía se respira. Valdría la pena, solo por el placer de ver la cara que pondría nuestro querido cardenal o por los improperios que proferiría desde el púlpito.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Como no podía ser de otro modo, la contratación de “los buses ateos” ha traído polémica entre creyentes y no creyentes, y un comunicado oficial “aclaratorio” del arzobispado barcelonés.
La Unión de Ateos afirma que el bus con lemas no creyentes en deidad alguna ya recorrió las calles de Londres, Birmingham, Manchester y Edimburgo, en el Reino Unido, sustentando la propaganda [que en el fondo eso es] en "contribuir a animar el debate social, porque en la respuesta a estas cuestiones [sobre la existencia o no de Dios] se encuentra nuestra propia concepción del ser humano".
Más allá de lo anecdótico, hay que reconocer que la idea es bastante ocurrente y en cierta forma oxigena el ambiente ya ampliamente secularizado de la España moderna.
Sin embargo, debemos distinguir en el mensaje varios niveles.
El primero de ellos sería el de la libertad de opinión que en toda sociedad democrática y plural debe haber. Vale decir que deben existir una serie de ideas y opiniones mutuamente tolerables, por lo que así como las iglesias hacen propaganda de una vida espiritual después de esta vida terrena; aquellos que no creen en una vida más allá de este mundo tienen todo el derecho de propagandizar sus creencias. En otras palabras, en una sociedad democrática todos tenemos derecho a expresar nuestra opinión a través de los distintos medios existentes.
Un segundo nivel es el propiamente sacro o religioso versus el laico o liberal. Generalmente allí se produce un “choque de creencias”, dado que es irreconciliable sostener la existencia en una deidad y vida extra terrenal o negarla tajantemente. O crees o no crees. Confieso que tanto los creyentes como los ateos abogan por un dogma de fe, vale decir es necesario “creer” sea en la existencia de un ser divino como en negarla. Sostener “científicamente”, con “pruebas irrebatibles”, una u otra posición es absolutamente imposible.
Y, tenemos un tercer nivel, el semántico del mensaje. Revisemos de nuevo la sentencia que portan “los buses ateos”: "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y goza de la vida".
Vamos a la primera parte del mensaje (“Probablemente Dios no existe”). Un ateo jamás utilizaría el adverbio “probablemente”. El ateo no relativiza su creencia: sencillamente no cree. El “probablemente” más corresponde a un agnóstico, ya que duda de la existencia de un ser divino, sin negarlo rotundamente como lo haría un ateo.
Debemos suponer que el adverbio utilizado obedece más a una invitación sugestiva de la asociación de ateos de Barcelona hacia los creyentes a fin de ganar adeptos para su causa. Es más fácil atraer al bando contrario en forma suave que imponiendo creencias que no admiten formulación en contra. Es más duro y “chocaría” mucho leer en las inscripciones de los buses, a rajatabla, un “Dios no existe”. El “probablemente” suaviza las opiniones en contra. Por lo que suponemos que el adverbio utilizado se debe a razones de “marketing comunicacional”.
La segunda parte de la oración también trae sus bemoles (“Deja de preocuparte y goza de la vida"). Suponemos que va dirigida hacia los creyentes dolidos o temerosos de la ira divina, dado que refleja una concepción sufriente del cristianismo, que si bien existe como corriente, creo que en estos tiempos son los menos. Pero, la segunda parte es la más interesante (“goza de la vida”). Es una invitación epicúrea más que atea. Para gozar de la vida no se requiere ser ateo, un creyente también lo puede hacer. Ese gozo implícito en lo material creo que va más dirigido a los tiempos que vivimos, donde la cultura del hedonismo hace que eludamos todo aspecto de sufrimiento o dolor, que muchas veces es necesario para nuestro crecimiento interior. Por lo que la invitación al gozo parece ser otra estrategia de marketing de los “cofrades ateos”.
Más allá de la polémica desatada, creo que la campaña de “los buses ateos” es inicua (frases más ingeniosas y provocadoras hubieran sido algo como “Dios es ateo, por qué no lo eres tú”). Nadie cambiará sus creencias por la circulación de estos buses con los lemas invitando al ateísmo. Ni los creyente se convertirán en ateos, ni los ateos abjurarán de sus creencias. Lo que sí sería irreverente es que “los buses ateos” algún día circulen por las calles de Lima, oxigenaría el ambiente cucufato que todavía se respira. Valdría la pena, solo por el placer de ver la cara que pondría nuestro querido cardenal o por los improperios que proferiría desde el púlpito.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, January 27, 2009
EL MAGO QUE NO HACÍA MAGIA
La política y la economía se encuentran muy relacionadas. Las compuertas de comunicación entre ambas son vastas y bastante porosas. Por eso el dilema de la titularidad en la cartera del Ministerio de Economía y Finanzas, ¿el ministro debe ser un político o un tecnócrata? Algunos se inclinan al primer perfil, otros al segundo. Cada uno tiene razones sustentables para optar o no por uno o por otro.
Lo ideal sería una combinación de ambos perfiles, pero tipos de esa especie son escasísimos. Generalmente los políticos no entienden mucho la materia económica y se confían demasiado en sus asesores (aunque ha habido excepciones de políticos con buen manejo en la llamada “ciencia de los recursos escasos”). A los tecnócratas se les reputa de insensibles con el problema social y guiarse demasiado por las “recetas económicas” (algo así como que un Chef de restaurante cinco tenedores se guíe por su librito de cocina de Teresa Ocampo). También se les acusa de ser poco propensos al diálogo y amurallarse en su dogma, lo que no sucede con un político, generalmente tipos locuaces que pueden caer en el exceso de estar todo el día discurseando sin ton ni son. Otro defecto que se encuentra en los tecnócratas es que creen tener consigo “la verdad” guiados por su “biblia económica” (el librito de cocina); pero, un político se puede perder en excesivas divagaciones y querer satisfacer a todos, extraviándose en la ruta.
Sin embargo, dado que en los tiempos actuales las economías no son autárquicas como antaño y los organismos internacionales tienen una presencia mayor en países como el nuestro (y considerando también lo nefasto que fueron los políticos cuando se inmiscuyeron en la economía –v. gr. AGP en su primer gobierno-), la tradición en los últimos años ha sido que el MEF esté bajo la batuta de un técnico independiente, ni siquiera afín al partido político en el gobierno, de edad mediana, generalmente con pasantía acreditada en su currículo sea en un organismo financiero internacional o en un banco extranjero y por añadidura estudios de post grado en alguna universidad de Estados Unidos o Europa. En pocas palabras: que sea un profesional cien por ciento creyente del orden económico mundial (abstenerse los contestatarios o críticos al sistema). Más o menos ese es el perfil buscado en los últimos años para ser ministro de economía. (Si usted, amable lector, quiere ser ministro de ese portafolio tome en cuenta esos datos). Supuesta garantía que los asuntos económicos estarán en buenas manos. Como veremos más adelante no siempre es así.
Cuando fue anunciado Luis Valdivieso como el relevo de Luis Carranza, era visto como la sucesión de un técnico por otro técnico; pero, lo que podía ser una continuidad de políticas económicas en piloto automático se vio repentina y bruscamente modificado por el panorama de la crisis financiera desatada hacia el último trimestre del año 2008. Allí es donde vinieron los problemas del “mago” Valdivieso. Burócrata proveniente de las filas del Fondo Monetario Internacional, tenía un “recetario” previsto del cual le fue muy difícil salir. Con la mentalidad de hacer solo “recortes” en los distintos sectores y generar superávit (típica receta fondomonetarista) no tuvo reflejos suficientes para adaptarse a los nuevos tiempos y “cambiar de receta” de acuerdo al nuevo menú disponible. Si en una economía sin sobresaltos externos se debe cuidar que no se “sobrecaliente” (los precios comiencen a subir por excesiva demanda), en tiempos de crisis se debe cuidar que “no se caiga” el crecimiento o por lo menos mantenerlo a cierto nivel para “no parar en seco”, y para ello lo único que queda es la vieja receta keynesiana del gasto fiscal. La inflación no es tanto el problema número uno, sino “estimular” al sector privado para que se continúe con las inversiones y no se detenga el crecimiento. Es lo que están haciendo matices más matices menos (y miles de millones más o miles de millones menos) EEUU, los países europeos, Japón y la propia China.
Esa es “toda la magia”. No hay más (claro, fiscalizando bien los gastos, no vaya a ser que a rio revuelto…). Lamentablemente Luis “el mago” Valdivieso se perdió en recovecos y en dudas hamletianas que ponían en peligro el plan anti-crisis. Dentro de sus parámetros no lo entendió y no quedó más remedio que su cabeza pase por la guillotina. Por supuesto, de manera elegante, con algún puesto en alguna embajada u organismo internacional. Esos cargos “de relumbrón” que impresionan por el nombre pero que no implican decisión ejecutiva alguna.
Luis “el puma” Carranza estaba en las reservas del equipo como asesor, ante un posible recambio. Las ventajas estriban en que Carranza es un tipo “potable” para los organismos internacionales (léase no es crítico del sistema económico y sigue el credo ortodoxo) y por otro lado tiene ya cierto “expertise” en la cartera. El asumir el portafolio “no lo agarra en frío” como sería a un novato en el cargo. Ha estado en el MEF “en la época de las vacas gordas”, ahora le toca lidiar un panorama distinto. Claro, no todo en su anterior gestión ha sido cien por ciento efectivo y tampoco se le puede dibujar como poco menos que un héroe nacional comparable a Grau o Bolognesi solo por aceptar el encargo en esta época, tal como han calificado ciertos articulistas ditirámbicos sino cuasi franeleros de Carranza (algunos han llevado la franela hasta hablar de “mariscales” con pintura de Napoleón incluida).
Hay cosas que son discutibles de su gestión anterior; pero se requiere en el puesto un tipo práctico y que se olvide de las “recetas de economía”. Y, como le recomendó el propio Pedro Pablo Kuczynski (un tecnócrata que aprendió que la economía requiere sobretodo sentido común más que aplicar recetas, ave raris de combinación de político y tecnócrata, posiblemente en vías de convertirse totalmente lo primero), estar abierto al diálogo. En buen romance, no amurallarse tras su oficina creyendo tener “la verdad en su libro de cocina”.
Un tecnócrata que deberá tener “muñeca” y sintonizar políticas monetarias con políticas fiscales o en otras palabras sintonizar entre el MEF y el Banco Central de Reserva, así como con sus homólogos de las otras carteras, sobretodo las sociales (Salud, Educación, Vivienda, Medio ambiente); además de conversar con todos los sectores económicos, no solo los grandes empresarios, también los pequeños e incluyendo a los siempre vapuleados trabajadores, última rueda del coche económico de este y de otros gobiernos.
Humildad, mucho humildad, virtud que se tiende a olvidar en las alturas.
Post Scriptum: Una contralora de Azángaro.- Cuando cerraba el presente artículo me informo que la aspirante a Contralora General de la República, Sra. Ingrid Suárez, habría presentado un currículo con información inexacta sobre sus estudios académicos, poco menos que profesional con título de jirón Azángaro. Es extraño que no se haya cruzado información de los aspirantes a tal delicado cargo (fiscalizar los dineros públicos), quizás predominó la buena fe de los evaluadores, pero era mejor demorarse un poco más en el proceso de evaluación y verificar si lo expresado en el currículo por el candidato se ajustaba o no a la verdad. He visto casos hasta de magistrados postulando a la Corte o Fiscalía Suprema que copian libros haciéndolos pasar como suyos, que no se verá en otros concursos. Imagínense un Contralor con “rabo de paja”, iba a estar a merced de chantajes y presiones del poder para que no lo saquen de su puesto. Lamentable por no decir otra cosa.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Lo ideal sería una combinación de ambos perfiles, pero tipos de esa especie son escasísimos. Generalmente los políticos no entienden mucho la materia económica y se confían demasiado en sus asesores (aunque ha habido excepciones de políticos con buen manejo en la llamada “ciencia de los recursos escasos”). A los tecnócratas se les reputa de insensibles con el problema social y guiarse demasiado por las “recetas económicas” (algo así como que un Chef de restaurante cinco tenedores se guíe por su librito de cocina de Teresa Ocampo). También se les acusa de ser poco propensos al diálogo y amurallarse en su dogma, lo que no sucede con un político, generalmente tipos locuaces que pueden caer en el exceso de estar todo el día discurseando sin ton ni son. Otro defecto que se encuentra en los tecnócratas es que creen tener consigo “la verdad” guiados por su “biblia económica” (el librito de cocina); pero, un político se puede perder en excesivas divagaciones y querer satisfacer a todos, extraviándose en la ruta.
Sin embargo, dado que en los tiempos actuales las economías no son autárquicas como antaño y los organismos internacionales tienen una presencia mayor en países como el nuestro (y considerando también lo nefasto que fueron los políticos cuando se inmiscuyeron en la economía –v. gr. AGP en su primer gobierno-), la tradición en los últimos años ha sido que el MEF esté bajo la batuta de un técnico independiente, ni siquiera afín al partido político en el gobierno, de edad mediana, generalmente con pasantía acreditada en su currículo sea en un organismo financiero internacional o en un banco extranjero y por añadidura estudios de post grado en alguna universidad de Estados Unidos o Europa. En pocas palabras: que sea un profesional cien por ciento creyente del orden económico mundial (abstenerse los contestatarios o críticos al sistema). Más o menos ese es el perfil buscado en los últimos años para ser ministro de economía. (Si usted, amable lector, quiere ser ministro de ese portafolio tome en cuenta esos datos). Supuesta garantía que los asuntos económicos estarán en buenas manos. Como veremos más adelante no siempre es así.
Cuando fue anunciado Luis Valdivieso como el relevo de Luis Carranza, era visto como la sucesión de un técnico por otro técnico; pero, lo que podía ser una continuidad de políticas económicas en piloto automático se vio repentina y bruscamente modificado por el panorama de la crisis financiera desatada hacia el último trimestre del año 2008. Allí es donde vinieron los problemas del “mago” Valdivieso. Burócrata proveniente de las filas del Fondo Monetario Internacional, tenía un “recetario” previsto del cual le fue muy difícil salir. Con la mentalidad de hacer solo “recortes” en los distintos sectores y generar superávit (típica receta fondomonetarista) no tuvo reflejos suficientes para adaptarse a los nuevos tiempos y “cambiar de receta” de acuerdo al nuevo menú disponible. Si en una economía sin sobresaltos externos se debe cuidar que no se “sobrecaliente” (los precios comiencen a subir por excesiva demanda), en tiempos de crisis se debe cuidar que “no se caiga” el crecimiento o por lo menos mantenerlo a cierto nivel para “no parar en seco”, y para ello lo único que queda es la vieja receta keynesiana del gasto fiscal. La inflación no es tanto el problema número uno, sino “estimular” al sector privado para que se continúe con las inversiones y no se detenga el crecimiento. Es lo que están haciendo matices más matices menos (y miles de millones más o miles de millones menos) EEUU, los países europeos, Japón y la propia China.
Esa es “toda la magia”. No hay más (claro, fiscalizando bien los gastos, no vaya a ser que a rio revuelto…). Lamentablemente Luis “el mago” Valdivieso se perdió en recovecos y en dudas hamletianas que ponían en peligro el plan anti-crisis. Dentro de sus parámetros no lo entendió y no quedó más remedio que su cabeza pase por la guillotina. Por supuesto, de manera elegante, con algún puesto en alguna embajada u organismo internacional. Esos cargos “de relumbrón” que impresionan por el nombre pero que no implican decisión ejecutiva alguna.
Luis “el puma” Carranza estaba en las reservas del equipo como asesor, ante un posible recambio. Las ventajas estriban en que Carranza es un tipo “potable” para los organismos internacionales (léase no es crítico del sistema económico y sigue el credo ortodoxo) y por otro lado tiene ya cierto “expertise” en la cartera. El asumir el portafolio “no lo agarra en frío” como sería a un novato en el cargo. Ha estado en el MEF “en la época de las vacas gordas”, ahora le toca lidiar un panorama distinto. Claro, no todo en su anterior gestión ha sido cien por ciento efectivo y tampoco se le puede dibujar como poco menos que un héroe nacional comparable a Grau o Bolognesi solo por aceptar el encargo en esta época, tal como han calificado ciertos articulistas ditirámbicos sino cuasi franeleros de Carranza (algunos han llevado la franela hasta hablar de “mariscales” con pintura de Napoleón incluida).
Hay cosas que son discutibles de su gestión anterior; pero se requiere en el puesto un tipo práctico y que se olvide de las “recetas de economía”. Y, como le recomendó el propio Pedro Pablo Kuczynski (un tecnócrata que aprendió que la economía requiere sobretodo sentido común más que aplicar recetas, ave raris de combinación de político y tecnócrata, posiblemente en vías de convertirse totalmente lo primero), estar abierto al diálogo. En buen romance, no amurallarse tras su oficina creyendo tener “la verdad en su libro de cocina”.
Un tecnócrata que deberá tener “muñeca” y sintonizar políticas monetarias con políticas fiscales o en otras palabras sintonizar entre el MEF y el Banco Central de Reserva, así como con sus homólogos de las otras carteras, sobretodo las sociales (Salud, Educación, Vivienda, Medio ambiente); además de conversar con todos los sectores económicos, no solo los grandes empresarios, también los pequeños e incluyendo a los siempre vapuleados trabajadores, última rueda del coche económico de este y de otros gobiernos.
Humildad, mucho humildad, virtud que se tiende a olvidar en las alturas.
Post Scriptum: Una contralora de Azángaro.- Cuando cerraba el presente artículo me informo que la aspirante a Contralora General de la República, Sra. Ingrid Suárez, habría presentado un currículo con información inexacta sobre sus estudios académicos, poco menos que profesional con título de jirón Azángaro. Es extraño que no se haya cruzado información de los aspirantes a tal delicado cargo (fiscalizar los dineros públicos), quizás predominó la buena fe de los evaluadores, pero era mejor demorarse un poco más en el proceso de evaluación y verificar si lo expresado en el currículo por el candidato se ajustaba o no a la verdad. He visto casos hasta de magistrados postulando a la Corte o Fiscalía Suprema que copian libros haciéndolos pasar como suyos, que no se verá en otros concursos. Imagínense un Contralor con “rabo de paja”, iba a estar a merced de chantajes y presiones del poder para que no lo saquen de su puesto. Lamentable por no decir otra cosa.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Tuesday, January 20, 2009
GAZA O EN LAS GUERRAS NO HAY INOCENTES
Es muy difícil hacer un análisis desprejuiciado cuando se trata del eterno conflicto entre Israel y Palestina, casi siempre subyace el criterio que tiene el autor sobre el tema, su ideología o sistema de ideas, y sobretodo sus creencias. Quien quiera ver a Israel como genocida sistemático y copiador fiel de los métodos nazis que usaron contra ellos en la II Guerra Mundial, lo que ocurre en Gaza es prueba irrefutable de ello. En cambio, quienes defienden al estado israelita y están contra Hamas, opinarán que Israel está en todo su derecho a defenderse y eliminar los focos terroristas y, por añadidura, que esa es obligación de todo estado democrático. Sin embargo, ambas posiciones pecan de extremistas y parcializadas.
Como bien apuntó MVLL en reciente artículo, desde el punto de vista práctico, entendido como solución del conflicto, la incursión militar israelí difícilmente solucionará el problema sino, todo lo contrario, lo agravará, endureciendo y radicalizando a los más moderados hacia una “guerra santa” contra Israel. Es cierto, desde el punto de vista político, difícilmente la intervención en Gaza solucionará el problema, más si tenemos en cuenta que el grupo radical Hamas actúa camuflándose entre la población civil (estrategia similar a la de Sendero Luminoso en nuestro país), por lo que es muy difícil la detección de sus actividades. A no ser que los israelitas solo busquen golpearlos fuertemente para debilitarlos lo más que puedan (que, al parecer, lo han conseguido dado el cese al fuego), con el costo enorme de civiles inocentes muertos. En el frente interno, indudablemente ganará votos la coalición en el gobierno israelí de cara a las próximas elecciones y quizás hasta ganen los comicios, pero a un costo que a largo plazo será enorme para la paz y estabilidad en la región.
De repente Israel ya se acostumbró a vivir en permanente conflicto y al estar preparados para ello no les importa demasiado una paz duradera, existiendo una polarización en ambos bandos.
El resultado es demoledor. Según las estadísticas 1300 palestinos han muerto en la intervención a Gaza, de los cuales un tercio por lo menos es menor a los 16 años versus 13 israelitas muertos en combate, de los cuales 10 son soldados y 3 civiles. En infraestructura: 4,000 edificios destruidos y 16,000 dañados. En pocas palabras: la ciudad de Gaza ha quedado en escombros e Israel en condiciones de superioridad en la región, “dominando militarmente al enemigo” y con una sociedad mayoritariamente cohesionada en torno a una “línea dura” de acción. (No se puede negar que la operación desde el punto de vista estratégico es brillante: Invaden, destruyen los objetivos y salen. De quedarse, se enredarían en una guerra de guerrillas desgastante militar y políticamente, como le sucedió a EEUU en Iraq).
Por el lado de Hamas (que tienen a Irán como aliado) tampoco son unas mansas palomas, amantes de la paz y la convivencia pacífica, menos desquiciados o enajenados mentales como usualmente se les pinta. Todo lo contrario. Su estrategia de provocación también obedece a un frío cálculo político. Desde que Al Fatah perdió el poder en Palestina, han tratado de radicalizar el conflicto y provocar la intervención militar con los misiles con que atacaban a la población civil israelita. Claro, los defensores de Hamas dirán que esos misiles son inocuos, apenas cuetecillos de artificio, poco menos que palomillada de muchacho de barrio; pero, provoca a un gigante y obtendrás una respuesta.
Hamas ha buscado que suceda la intervención militar para potenciarse como grupo político y ganar adeptos a su causa, desplazando a los moderados, cohesionando a los palestinos detrás suyo y apareciendo como víctimas en el escenario internacional. Buen negocio político: de terroristas a “mártires del holocausto”. A ellos les importa un rábano que mueran inocentes palestinos en la contienda. “Todo es por la causa”. (También con una lógica similar a Sendero Luminoso).
Y, para remate, una vez más se constata que cuando existe el apoyo por acción u omisión de algún “país grande” integrante de la ONU y por añadidura miembro permanente del Consejo de Seguridad, como EEUU, difícilmente prevalece el derecho internacional público, el derecho humanitario y todos los derechos habidos y por haber, quedando por los suelos las instituciones y los organismos internacionales. “Poderes fácticos” que le dicen.
Tiempos sombríos y revueltos, donde el panorama es poco halagüeño para aquellos que buscan la convivencia pacífica de árabes y judíos, y se constata una vez más que en esta guerra no hay inocentes, salvo las pobres víctimas.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Como bien apuntó MVLL en reciente artículo, desde el punto de vista práctico, entendido como solución del conflicto, la incursión militar israelí difícilmente solucionará el problema sino, todo lo contrario, lo agravará, endureciendo y radicalizando a los más moderados hacia una “guerra santa” contra Israel. Es cierto, desde el punto de vista político, difícilmente la intervención en Gaza solucionará el problema, más si tenemos en cuenta que el grupo radical Hamas actúa camuflándose entre la población civil (estrategia similar a la de Sendero Luminoso en nuestro país), por lo que es muy difícil la detección de sus actividades. A no ser que los israelitas solo busquen golpearlos fuertemente para debilitarlos lo más que puedan (que, al parecer, lo han conseguido dado el cese al fuego), con el costo enorme de civiles inocentes muertos. En el frente interno, indudablemente ganará votos la coalición en el gobierno israelí de cara a las próximas elecciones y quizás hasta ganen los comicios, pero a un costo que a largo plazo será enorme para la paz y estabilidad en la región.
De repente Israel ya se acostumbró a vivir en permanente conflicto y al estar preparados para ello no les importa demasiado una paz duradera, existiendo una polarización en ambos bandos.
El resultado es demoledor. Según las estadísticas 1300 palestinos han muerto en la intervención a Gaza, de los cuales un tercio por lo menos es menor a los 16 años versus 13 israelitas muertos en combate, de los cuales 10 son soldados y 3 civiles. En infraestructura: 4,000 edificios destruidos y 16,000 dañados. En pocas palabras: la ciudad de Gaza ha quedado en escombros e Israel en condiciones de superioridad en la región, “dominando militarmente al enemigo” y con una sociedad mayoritariamente cohesionada en torno a una “línea dura” de acción. (No se puede negar que la operación desde el punto de vista estratégico es brillante: Invaden, destruyen los objetivos y salen. De quedarse, se enredarían en una guerra de guerrillas desgastante militar y políticamente, como le sucedió a EEUU en Iraq).
Por el lado de Hamas (que tienen a Irán como aliado) tampoco son unas mansas palomas, amantes de la paz y la convivencia pacífica, menos desquiciados o enajenados mentales como usualmente se les pinta. Todo lo contrario. Su estrategia de provocación también obedece a un frío cálculo político. Desde que Al Fatah perdió el poder en Palestina, han tratado de radicalizar el conflicto y provocar la intervención militar con los misiles con que atacaban a la población civil israelita. Claro, los defensores de Hamas dirán que esos misiles son inocuos, apenas cuetecillos de artificio, poco menos que palomillada de muchacho de barrio; pero, provoca a un gigante y obtendrás una respuesta.
Hamas ha buscado que suceda la intervención militar para potenciarse como grupo político y ganar adeptos a su causa, desplazando a los moderados, cohesionando a los palestinos detrás suyo y apareciendo como víctimas en el escenario internacional. Buen negocio político: de terroristas a “mártires del holocausto”. A ellos les importa un rábano que mueran inocentes palestinos en la contienda. “Todo es por la causa”. (También con una lógica similar a Sendero Luminoso).
Y, para remate, una vez más se constata que cuando existe el apoyo por acción u omisión de algún “país grande” integrante de la ONU y por añadidura miembro permanente del Consejo de Seguridad, como EEUU, difícilmente prevalece el derecho internacional público, el derecho humanitario y todos los derechos habidos y por haber, quedando por los suelos las instituciones y los organismos internacionales. “Poderes fácticos” que le dicen.
Tiempos sombríos y revueltos, donde el panorama es poco halagüeño para aquellos que buscan la convivencia pacífica de árabes y judíos, y se constata una vez más que en esta guerra no hay inocentes, salvo las pobres víctimas.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es
Subscribe to:
Posts (Atom)