Saturday, January 06, 2024

TORRENTES EN PUGNA. EL ENSAYO DE ABELARDO SÁNCHEZ LEÓN SOBRE MARIO VARGAS LLOSA Y MIGUEL GUTIÉRREZ

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


I

 

Es poco común hacer un estudio comparativo de dos escritores. Generalmente se reservan las fuerzas y el talento para adentrarse en la vida y obra de uno solo. Por otra parte, se encuentra el problema de la justificación de la comparación. ¿Contemporáneos, rasgos de estilo similares, producción literaria?

 

Miguel Gutiérrez (MG), escritor que pese a haber fallecido hace pocos años (2016) casi nadie recuerda y menos leen. Sus obras se encuentran descontinuadas en librerías y con suerte se encuentran algunas en las librerías de segunda mano. Aunque por lo general (el olvidarse del escritor y no encontrar sus obras) es sino trágico del escritor peruano.

 

Pienso en José Adolph o en Oswaldo Reynoso, ambos de la generación de MG, muertos también en el presente siglo y cuyas obras en otros países ya figurarían en sendos volúmenes como obras completas, con estudio preliminar incluido. Países no necesariamente del primer mundo. Creo que con la excepción de Mario Vargas Llosa (MVLL), Alfredo Bryce o Julio Ramón Ribeyro, al resto de escritores peruanos les espera el silencio después de muertos y con suerte un vago reconocimiento de la posteridad tipo homenaje escolar.

 

El título del libro en si es equívoco. Cuando se habla de torrentes, se entiende dos fuerzas de la naturaleza o humanas similares. Y si nos referimos a pugna, la entendemos como choque o contradicción de esas dos fuerzas. Si, en propiedad, se refiere a escritores, dos que hayan tenido una trayectoria más o menos similar y con una producción igualmente similar. Forzosamente hay una comparación de dos talentos creativos parecidos y con producción proteica más o menos homogénea. Esa comparación, sin desdeñar a Miguel Gutiérrez, no es posible por las trayectorias literarias y producción de ambos. Es como querer comparar un mosquito con un elefante, o, como sarcásticamente un amigo que leyó el borrador le dijo a Balo Sánchez, más bien se trataría de un torrente y una acequia. (Aunque no llega tampoco a tanto).

 

Quizás hubiera sido mejor un estudio individual de la obra de Miguel Gutiérrez, que se lo merece. Ya MVLL ha sido tratado hasta el hartazgo y un estudio exclusivo de Gutiérrez habría sido más productivo.

 

II

 

Volviendo a MVLL y MG, si bien ambos pertenecen a la vertiente “realista y urbana” de la literatura nacional y ser a la vez que narradores, ensayistas, más allá de eso no hay escritores más disímiles en su trayectoria. El Nobel a los 25 años hizo un parteaguas en la literatura peruana con su novela La ciudad y los perros, y antes de llegar a los 35 tenía en su haber tres novelas fundamentales (la citada La ciudad y los perros, La casa verde y Conversación en la Catedral) que marcaron un antes y un después en lo que se había escrito. Excelente ensayista y polémico articulista, su obra completa va a abarcar varios tomos. Es poco común encontrar en el universo literario un escritor que sea a la vez novelista, ensayista, autor teatral, guionista de cine y hasta hace poco actor teatral de sus propias obras.

 

MG fue parco al publicar. Su primera gran novela fue La violencia del tiempo (1991), publicada cuando estaba en la cincuentena y recibida fríamente por la crítica en su momento. Obra monumental de largo aliento y considerada como una de las diez mejores novelas peruanas de todos los tiempos. Luego, quizás presintiendo su final, afiebradamente da a luz varias novelas y ensayos. El mundo sin Xóchitl, Confesiones de Támara Fiol y Kymper. Esta última dos años antes de fallecer.

 

MG, perteneciente a la generación del 60 y al célebre grupo Narración, siempre estuvo en los bordes, en la marginalidad, como bien anota Balo Sánchez. No buscaba el reconocimiento ni este iba hacia él. Su militancia política en la izquierda pekinesa y las aparentes simpatías por Sendero Luminoso, propició un mayor anonimato en aquellos años. Algunos sostienen que solo fue un simpatizante de Sendero Luminoso (posición de Balo Sánchez), otros que fue un colaborador más directo, sin llegar a tomar el fusil. Pero lo cierto fue que su esposa Vilma Aguilar Fajardo sí tomó el fusil, al igual que el hijo de su esposa, Carlos Ayala Aguilar. Ambos mueren en los enfrentamientos en los penales. Vilma en 1992 y Carlos en 1986. De allí la sospecha que Miguel Gutiérrez pudo haber participado de forma externa en la lucha armada de Sendero Luminoso.

 

Pero más allá de sus simpatías y tomas de decisiones políticas, lo cierto es que Gutiérrez tiene un largo silencio literario. Balo Sánchez lo atribuye a que por 20 años se dedicó a estudiar el marxismo y descuidó la literatura, hipótesis no muy convincente. Lo cierto es que sus mejores obras están al final de su vida, cuando desencantado del capitalismo de estado en China (estuvo allá por varios años, como Oswaldo Reynoso) y del fin de SL como acción bélica con la captura de Abimael Guzmán en 1992, MG retoma con bríos su labor literaria hasta poco antes de su muerte.

 

Para ubicarnos en el contexto de la época, muchos escritores, académicos e intelectuales de izquierda tuvieron simpatía por Sendero Luminoso en aquellos años. El caso de Gutiérrez no sería sui generis. Y si bien la mayoría de la “intelectualidad de izquierda” (es un decir) no pasó del discurso de apoyo a las acciones de SL, sobre todo en los primeros años de la llamada “guerra popular”, una minoría sí estuvo convencida que había llegado el momento de cambiar las estructuras sociales y económicas del país y que era necesario empuñar el fusil, como sucedió con uno o dos integrantes del grupo Narración al que perteneció Gutiérrez. Hay que tomar en cuenta que en los años 80 mientras en Europa occidental el marxismo estaba en reflujo, acá se vivía con furor, especialmente el marxismo maoísta.

 

III

 

Volviendo al largo ensayo de Balo Sánchez (más de 400 páginas de letra apretada, y según el autor escritas mayormente durante la pandemia) no es un estudio propiamente literario. No estamos ante el erudito crítico literario que disecciona las obras analizadas, sino que -como buen sociólogo de profesión que es- las pone en el contexto social, político y económico de los años 50 hasta los 90 e incluso hasta bien entrado el presente siglo, haciendo una síntesis de lo que se conoce como la sociología de las ideas. De allí la amplitud del ensayo que abarca un arco temporal de sesenta años. Evidentemente se detiene más en los años 70 y 80 que él conoce muy bien. Tiene información de primera mano, en gran parte de la ONG Desco donde trabajaba y verdadero faro en la época del pensamiento de izquierda. También tiene información del grupo Narración al que perteneció Gutiérrez, y al que frecuentó el propio Balo siendo joven. Hay una simpatía evidente hacia MG y más crítica hacia MVLL, sobre todo por el viraje de este último hacia posiciones liberales a raíz del sonado caso Padilla a inicios de los años 70, “pecado” que la izquierda nunca le va a perdonar.

 

El boom de la novela latinoamericana de los años 60 es otro tema tratado a lo largo del ensayo. MVLL estuvo en el lugar y el momento correcto cuando fue el boom. No creo haya sido algo deliberado como subrepticiamente da a entender el autor del ensayo. Me parece fueron causas fortuitas. Cuando la novela latinoamericana llama la atención de todo el mundo, estuvo en el lugar correcto, con una excelente agente literaria (Carmen Balcells) y un gran editor como fue Carlos Barral. El propio MVLL cuenta en una entrevista de aquellos años que no encontraba editor para La ciudad y los perros, incluso pensaba publicarla con su propio peculio, hasta que la postula al premio Biblioteca Breve. El resto es historia conocida.

 

Es cierto también, como anota Balo Sánchez, que el boom tuvo mucho de marketing comercial. Había calidad literaria, pero sin un marketing difícilmente hubiera llegado a millones de lectores. Y otro punto importante: la demanda. En los años 60 se tenía un público lector, digamos, “más culto”, perteneciente a la clase media ilustrada, que podía comprar y leer novelas complejas como Conversación en la Catedral. Hoy, por la banalización de la cultura y las crisis económicas que golpearon a las clases medias, ese público ya no existe y la probablemente mejor novela de MVLL estaría huérfana de lectores.

 

También muchas vocaciones literarias se eclipsaron frente al monstruo que representaba MVLL (algo parecido sucedió en Colombia con GGM), muchachito al cual en la Lima de los 50 nadie imaginaba el rol que unos años después iba a ocupar en la literatura peruana, latinoamericana y mundial. Muchos pensaban en los años 50 que Julio Ramón Ribeyro (ya en París en ese momento y con algunos libros en su haber) iba a ser el gran representante de la generación. Pudo pertenecer al boom, como Balo Sánchez sostiene; pero, Julio Ramón prefirió el segundo plano, la discreción, la insularidad. Será un escritor recién reconocido en los últimos años de su vida y paradójicamente más querido y estudiado luego de su muerte.

 

Es lamentable que Balo Sánchez no analice en su contexto dos novelas fundamentales de ambos escritores: La guerra del fin del mundo de MVLL y La violencia del tiempo de MG. Incluso pudo haber hecho un contrapunto entre las dos, de similitudes y diferencias (allí sí se justificaría lo de torrentes en pugna). En sus descargos alega la extensión de ambas obras, pero creo no era obstáculo por lo menos para dedicarle un capítulo de su largo ensayo. Existen muchos vasos comunicantes entre ambas. Hay cosas que pudo reducir y ocupar esas páginas en esas dos novelas fundamentales en la literatura.

 

Aunque obra irregular, Torrentes en pugna es también un análisis de época y una suerte de testamento político y literario de Abelardo Sánchez León al final de su vida. De las ilusiones de joven y los desencantos de viejo. De las luces y sombras en un arco temporal de 60 años de vida política e intelectual de nuestro país, cuando los jóvenes -parafraseando a una recordada película francesa- bebíamos de todos los ismos habidos y por haber. Luego, se fueron apagando las luces y el gran show terminó.


* Torrentes en pugna. Mario Vargas Llosa y Miguel Gutiérrez. Abelardo Sánchez León, Fondo Editorial PUCP, 2023, 425pp

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