Eduardo
Jiménez J.
jimenezjeduardod@gmail.com
@ejj2107
Aristóteles definía la oligarquía como una forma de gobierno, del gobierno de los ricos, que es tan peligrosa como el gobierno de los demagogos, los que engañan al pueblo, pasándose como sus salvadores, mientras se aprovechan del poder para él y los suyos, como sucede en el caso del gobierno que acaba de reestrenar Donald Trump:
“Y
como todo populista digno de tal nombre, Trump se rodea de ricos. No será
extraño que favorezca a los de su clase social, no solo con bajada de
impuestos, subsidio a ciertas industrias, flexibilidad regulatoria, si no
participación activa en su gobierno, por lo que estas ayudas van a significar
más déficit fiscal y recorte de programas sociales de los que se beneficia
gente que, paradójico, votó por él”.
(En: Trump againt, https://laescenacontemporanea.blogspot.com/2024/11/trump-againt.html 10.Nov.2024)
No
era necesario ser adivino para conocer lo que se venía, tomando en cuenta los
antecedentes de su primer gobierno y que estamos ante un Trump recargado, que
ha aprendido de los errores de su primer periodo. De allí que salga con el pie
en alto, con una infinidad de decretos firmados en su primer día de mandato y
muchos multimillonarios rodeándolo. No era novedad.
Biden
tenía razón en los peligros que trae un gobierno de los ricos. Es como colocar
al gato de despensero. Muchos programas sociales van a ser recortados, otros
desaparecerán, se baja impuestos a favor de los multimillonarios y de paso se
les concede generosos subsidios para sus empresas. Su gran enemigo: los
inmigrantes ilegales, a los que se ha echado la culpa de todo. A ellos se suma
China, a la que ya aplica su garrote llamado aranceles.
Trump
ni remotamente es liberal como algunos ingenuamente creyeron. Es un
mercantilista puro y nato, que someterá a una suerte de nacionalismo
aislacionista a EEUU, del cual la nación del norte podría salir más debilitada
y con un drástico recorte de su presencia hegemónica en el mundo. ¿El ganador? China,
el gran enemigo.
En cuanto a América Latina, no creo que
le importe mucho. Nos amenazará con el garrote de los aranceles (como a
nosotros probablemente lo haga por el puerto de Chancay), pero hace buen tiempo
AL cambio de socio comercial. Hasta la Argentina de Milei quiere hacer más
negocios con China. Creo que el liberal del barrio ya intuyó que no será el privileged
boy de la región como muchos creyeron.
Estos
primeros días de la administración Trump parecen caóticos, aunque no lo son
tanto si se sigue el hilo de la lógica que los anima. O, dicho de otra manera,
Trump sigue el precepto del Joker en The Dark Knight: Soy un agente
del caos.
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