Monday, September 02, 2024

DUNE DE DAVID LYNCH CUMPLE CUARENTA AÑOS

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


La adaptación al cine de la novela de Frank Herbert rondaba desde los años 70, siendo Alejandro Jodorowsky el encargado de llevarla a la pantalla grande; pero, el desmesurado proyecto del chileno, la cantidad de horas que iba a tener el filme y el presupuesto que se desbordaba más allá de todo límite hicieron cancelar la adaptación hasta nuevo aviso. Por lo que quedó (existe un documental al respecto), iba a ser una recreación de la novela en ese estilo hiperrealista propio de Jodorowsky. Por cierto, el diseño visual y argumentativo inspiró célebres películas de la época como Star wars, Alien, Blade runner o la archiconocida Terminator.

 

Los elementos de la novela eran bastante atractivos para llevarlos al cine, así que, ante el fallido proyecto de Jodorowsky y habiendo comprado los derechos de la novela Dino de Laurentis, habría que esperar a 1984 para la primera adaptación.

 

Luego de descartar algunos nombres y ante el éxito que tuvo el film El hombre elefante (1980), el convocado fue David Lynch. El propio Lynch se encargó de preparar el guion, respetando la esencia de la novela; pero, la introspección de los personajes que corta la acción (propio del libro), el ritmo lento para una space opera, los flojos efectos especiales y la baja recaudación, decidieron a los productores cancelar una continuación como daba a entender el final del filme. Aparte que resumir una novela tan compleja como Dune requería más allá de las dos horas que tuvo la versión exhibida.

 

Precisamente, Lynch tuvo una fuerte presión de los productores para reducir el metraje inicial, mucho más amplio, al estándar de dos horas, de allí que algunos personajes “entran y salen” sin mayor relevancia y algunas escenas se quedan en solo un bosquejo, sin un aparente desarrollo. Otro problema fue que el actor que encarna al personaje principal, Paul Atreides, no supo expresar esas dudas internas del personaje de si es en realidad o no el mesías, si es un producto político-religioso de las Bene Gesserit para mantener el orden social en el universo conocido, invocando existencias supraterrenales, lo que sí consigue la adaptación de Villeneuve.

 

La adaptación de Lynch respeta la novela, incluso su ritmo lento se trasluce en la película; pero, al querer asumir las características principales y tener un metraje limitado, solo pudo dar pinceladas del contenido y de los personajes. La princesa Irulan, futura esposa de Paul, es la que cuenta la historia, como en el libro, aunque su participación en el filme es más bien discreta; Chani, la conviviente de Paul, tiene ese carácter pasivo reflejado en la novela (muy distinto al de la adaptación de Villeneuve); la orden de las Bene Gesserit más parecen brujas que verdaderas arquitectas del orden social y político; a la Dama Jessica no se le nota toda la gama de mujer extraordinaria que es; los fremen, los hombres del desierto, en un estereotipo de la época, son rubios y de tez blanca - ¡en pleno sol desértico del planeta! -. Y las piedras y paredes de cartón del decorado parecían más de una serie B de bajo presupuesto, al de un filme de 40 millones de dólares, suma respetable para la época (unos 120 millones al valor actual, presupuesto para un blockbuster el día de hoy). Ya no hablemos -como apuntamos líneas arriba- de los demás personajes que entran y salen de escena, sin mayor desarrollo.

 

Y si bien, por obvias razones, Lynch renegó de la adaptación que hizo, con el paso del tiempo su versión de Dune se convirtió en un filme de culto, siendo visto -a pesar de sus limitaciones- con más interés luego de su estreno. Se puede apreciar con la simpleza que tiene, sin pedir demasiado.

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