Sunday, May 25, 2025

EL PEPE

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


Estaba viendo algunos videos de la última etapa en la vida de El Pepe, José Mujica. Daba la impresión del abuelito sabio y generoso, la conversación tenía pausas, como reflexionando sobre lo que iba a declarar. Reflejaba a un tipo querible y al cual se podía acudir para un consejo.

 

No creo que haya sido pose, más bien fue un cambio que se hizo en el camino, luego de la carcelería que purgó como tupamaro, los guerrilleros urbanos del Movimiento de Liberación Nacional que tomaron las armas en Uruguay entre los años 60 y 70. José Mujica, el Pepe, pagó con 13 años de extrema carcelería hasta la amnistía de 1985, cuando el país regresa a la democracia.

 

Algo que se olvida ahora es que la región estuvo convulsionada entre los años 60, 70 y 80 del siglo pasado. Jóvenes inspirados por la revolución cubana deciden tomar las armas porque ven que el sistema no ayuda a grandes cambios para las mayorías que menos tienen. Están comprometidos no solo marxistas de distinto tipo, sino cristianos de izquierda, con la teología de la liberación bajo el brazo, y gente de buena fe que creía en un mundo mejor. No solo Uruguay, también Argentina, Brasil, Chile, Colombia y, por supuesto, nosotros, con Sendero Luminoso, aunque estos de inspiración maoísta y considerado como el más sanguinario y sectario de los movimientos insurgentes que azolaron la región el siglo pasado. Como las batallas perdidas del coronel Aureliano Buendía, todos estos movimientos terminaron en derrota militar (caso de SL) o en acuerdos políticos para deponer las armas (caso de las FARC en Colombia). En el medio amnistías para aquellos que purgaban carcelería y opción de reinsertarse en la sociedad y hacer vida política. Fue el caso de El Pepe, que llegó hasta la presidencia de la república en su país.

 

Creo que le pasó lo mismo que a Nelson Mandela cuando purgó 27 años de cárcel en Sudáfrica. El Mandela que ingresa a prisión es un radical, cree en la violencia para terminar con el apartheid, el Mandela que sale de prisión está convencido de la integración de una nación, blancos y negros, todos son sudafricanos. Algo de eso le pasó a Mujica. El que ingresa a la cárcel es todavía un radical, el que sale ha cambiado su modo de pensar. La meditación en largos años de prisión permite reflexionar sobre las acciones pasadas, los errores y lo que se puede o no se puede hacer.

 

Por eso El Pepe que vemos en los últimos años es el trasformado. Con andar cansino, hablar pausado, pero lúcido, que está convencido que la etapa de las armas se encuentra enterrada en el pasado y que no queda más que abrazar la democracia, con todas las limitaciones que ella representa. Con su viejo volkswagen y su chacrita. Sin mucho dinero tampoco, porque eso te quita libertad, como él decía. Se convirtió, al final de su vida, en ese viejo sabio al cual conocidos o desconocidos van en busca de un consejo o una palabra de aliento.

Sunday, May 18, 2025

¿OTRO ESTADO DE EMERGENCIA?

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


Todos los especialistas dudan que los estados de emergencia, toques de queda o propuestas de leyes más draconianas, incluyendo la pena de muerte, sean la solución integral a la espiral de violencia y delitos que viven las principales ciudades del país.

 

Más se trata de reacciones del gobierno y del Congreso frente a la ola delictiva y de crimen organizado que hace buen tiempo vivimos. Un tanto para decir que “se hace algo”. En todos los estados de emergencia pasados el crimen ha continuado. No ha tenido ningún efecto disuasivo.

 

El auge del delito va a servir para postular “mano dura” entre varios candidatos en las próximas elecciones generales, principalmente de derecha. Aparecerán los bukeles con propuestas de megacárceles y pena de muerte a diestra y siniestra; incluyendo deportaciones masivas, a lo Trump, de venezolanos, nuestro chivo expiatorio. Y quien sea más creíble en el relato ganará la presidencia de la república de una población hastiada por la inacción del gobierno.

 

Es cierto que a un gobierno poco preparado y frívolo lo cogió de sorpresa la espiral de violencia. Imbuido en sobrevivir al día siguiente, difícilmente se puede ocupar de un tema que demandaría quizás varias administraciones, con reformas complejas y participación activa de la sociedad. Pero, un gobierno que solo busca sobrevivir apenas podrá declarar otro estado de emergencia con toque de queda de ser necesario. No puede hacer más. No pidamos peras al olmo.

 

La ola delictiva ya desbordó todos los parámetros normales. En reciente artículo (El impacto de las actividades ilícitas en la economía peruana, Diario Expreso, 11.5.25), Jorge Baca Campodónico estima que el crimen organizado bordea el 12.6% del PBI y la minería ilegal el 7.15% del PBI. Siendo negocios tan rentables difícilmente van a poder arrancarse de raíz con medidas inocuas como el estado de emergencia o el toque de queda. A lo que se suma la venalidad de nuestras autoridades, con un sistema de justicia totalmente deficiente y proclive a la corrupción. Visto así, la guerra contra el crimen organizado se encuentra perdida de antemano.

 

Y, de producirse el vacío de poder en una organización criminal, en el supuesto de la captura de los cabecillas integrantes, otros ocuparán su lugar. Digamos que el crimen ya se institucionalizó en nuestro país o está en un camino muy cercano. Quizás tengamos que convivir con él bajo ciertos límites. El rubro de narcotráfico, extorsiones, trata de personas, minería ilegal, sicariato es tan rentable -la minería ilegal ya superó ampliamente en ingresos al narcotráfico- como para minimizar cualquier riesgo que se pueda presentar. Riesgo bastante menor frente a los 36,500 millones de dólares que mueven las actividades ilícitas. Los beneficios son bastante tentadores y las consecuencias de un castigo bastante lejanas. Los incentivos para delinquir son mayores que las posibles sanciones. Por cierto, la “compra” de congresistas de distintas bancadas, se va a notar más en la siguiente legislatura. No sería extraño que más de un candidato llegue al legislativo financiado por el crimen organizado o, quien sabe, hasta el futuro presidente de la república.

 

Por eso, una bukelización no soluciona el problema, será otro maquillaje efectista, mientras tanto los cadáveres seguirán muriendo.

Sunday, May 11, 2025

¿VALE LA PENA ESTUDIAR UNA PROFESIÓN UNIVERSITARIA?

 

Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


Únete al baile

De los que sobran

Nadie nos va a echar de más

Nadie nos quiso ayudar de verdad

Los prisioneros: El baile de los que sobran

 

 

Con solo el 30% de jóvenes que logran trabajar en lo que han estudiado, la respuesta se desprende por si sola.

 

Incluso la pregunta se puede reformular atendiendo al costo de oportunidad. Si en los 5 años de estudios la familia hubiera ahorrado lo que gastó en matrícula o el joven mismo si se autofinancia (el 77% de estudiantes se encuentran en universidades de paga), con ese dinero habría iniciado un emprendimiento y de repente con mayores posibilidades de retorno de ganancia que estudiando una profesión. La otra alternativa -medio despreciada entre nosotros- es una carrera técnica de 3 años que le permita insertarse en el mundo laboral casi de inmediato.

 

Lo cierto es que todavía se percibe una profesión universitaria como forma de ascenso social, de allí que muchos padres con gran esfuerzo matriculan a sus hijos en una universidad, hijos que en muchos casos serán la primera generación en la familia que pise un centro de estudios superior.

 

Nosotros arrastramos desde la Colonia el peso de los títulos. Por aquella época, eras alguien si al nombre se acompañaba un título nobiliario. Ahora, ya no son títulos nobiliarios sino títulos profesionales. A más títulos, mucho mejor. Por eso vemos ofertas educativas atiborradas de maestrías y doctorados de dudosa efectividad, más allá de engrosar la billetera a las universidades privadas, las grandes ganadoras en este boom de oferta educativa.

 

Uno de los problemas se encuentra, como sostienen Yamada y Castro en un artículo recientemente comentado, en la universidad donde estudie y la carrera que elija el joven. No todas las universidades gozan de igual nivel académico y algunas tienen de “Universidad” solo el logo en la puerta de entrada. A ello se suma que con la Inteligencia Artificial muchas profesiones de ahora van a desaparecer o van a requerir muy pocos operadores. Profesiones saturadas como educación, derecho, contabilidad, administración o economía tendrán poca oferta laboral en algunos años.

 

Otro aspecto es la universidad de procedencia. Es sotto voce que más de un empleador rige su criterio de selección de acuerdo al lugar donde estudió el candidato, existiendo una discriminación por la procedencia educativa del postulante, aparte de criterios raciales, que todavía existen.

 

La condición indiscriminada de ingreso en algunas universidades privadas, el considerar al estudiante como un “cliente”, la escasa rigurosidad para aprobar la malla curricular y los cursos obligatorios, la poca exigencia académica y facilidad para obtener el título profesional (hacer la tesis se ha convertido en un formalismo) ha permitido que pasen por la universidad muchos jóvenes que no se encuentran adecuadamente calificados para seguir una carrera universitaria, devaluando los títulos profesionales, otrora símbolo de prestigio personal. Por cierto, el problema del ingreso masivo afecta tanto a universidades de la región, como de países europeos de ascendencia latina (Portugal, España, Francia, Italia).

 

En la PEA tenemos más jóvenes que personas de mediana edad; por lo que la cantidad de demandantes de un puesto de trabajo y que recién se inician en la vida laboral son más que los puestos ofertados (lo cual se puede ver en las largas filas de aspirantes a un empleo), deprimiendo aún más los salarios y posibilitar que el empleador coloque mayores exigencias en las condiciones laborales. De allí el fenómeno de la sobreeducación que comentamos en el anterior artículo: jóvenes que, ante la dura competencia, cuentan con una o dos maestrías, diplomados y algunos hasta un doctorado y, no obstante ello, no consiguen un trabajo adecuado a su nivel de estudios o, de conseguirlo, es por debajo de las expectativas salariales, lo cual se enlaza con el otro aspecto a considerar: el bono demográfico.

 

 El bono demográfico (jóvenes aptos para la vida laboral) de nuestro país, tan idealizado años atrás para impulsar el desarrollo, ha sido totalmente tergiversado y solo permitió sobreexplotar a los jóvenes que recién comienzan a trabajar. Súmenle a ello los millón y medio de migrantes extranjeros en nuestro país, dispuestos a trabajar incluso por una remuneración inferior al mínimo y con más horas que las establecidas por ley, por lo que la demanda laboral se ha saturado y “abaratado” enormemente y, por ende, se han deprimido mucho más las remuneraciones. En este panorama, los organismos reguladores de las condiciones de empleabilidad, tipo Sunafil, son inoperantes o sencillamente no se dan abasto a atender tantas denuncias imposibles de fiscalizar.

 

Tampoco el poner exagerado énfasis en informática, el idioma inglés o las llamadas “habilidades blandas”, le abrirá al estudiante las puertas de la excelencia académica y la oportunidad laboral. Hay cientos de miles que se encuentran estudiando las mismas habilidades. A ello sumemos la informalidad, 60% de los jóvenes se encuentran en situación de informalidad, sin ningún derecho ni protección social contra enfermedades o accidentes de trabajo. Mientras el PBI crezca a un ritmo menor al de jóvenes matriculados en alguna universidad (3% vs 5.7% en la actualidad), la situación es difícil que cambie. La solución no son más leyes, sino inversión privada que genere puestos de trabajo, inversión que ha disminuido dramáticamente por la inestabilidad política sufrida en el país en los últimos años. (Una paradoja es, por ejemplo, que muchos de los que se oponen a la inversión privada minera están quitando oportunidades a sus propios hijos, restando menos empleo que podría crearse para las futuras generaciones, puestos de trabajo que se irán a otros países).

 

Terminamos con otro estribillo de El baile de los que sobran que resume muy bien la situación desesperanzada de miles de jóvenes:

Nos dijeron cuando chicos

Jueguen a estudiar

Los hombres son hermanos

Y juntos deben trabajar

Oías los consejos, los ojos en el profesor

Había tanto sol sobre las cabezas

Y no fue tan verdad, porque esos juegos, al final

Terminaron para otros con laureles y futuros

Y dejaron a mis amigos pateando piedras.

Sunday, May 04, 2025

PALABRAS EN EL MUNDO DE MARIO VARGAS LLOSA

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


Cercano al fallecimiento del Nobel peruano aparecieron en Perú dos libros de distinta fortuna: la “biografía política” perpetrada por Pedro Cateriano y de triste recordación, y el conjunto de ensayos de Alonso Cueto sobre algunas novelas del escritor, Mario Vargas Llosa. Palabras en el mundo, mucho más breve, pero superlativamente más interesante.

 

Cueto, como Cateriano, y algunos escritores y artistas del medio, pertenece al círculo de amigos más íntimos del escritor en Perú, formando lo que entre nosotros conocemos como una argolla literaria, lo que hacía temer que estemos ante otra hagiografía soporífera, como la recientemente comentada “biografía política”. Felizmente no fue así.

 

Si bien Cueto se reserva el criticar algunos problemas de construcción en las novelas de MVLL o de diseño de algunos personajes, lo interesante de su libro es la mirada atenta de lector para enlazar ciertas constantes en las novelas y hechos sucedidos al Nobel, como la trashumancia. Sus personajes, como él mismo autor, desde muy niño, se desplazó por diferentes lugares (Arequipa, Cochabamba, Piura, Lima), y de adulto en distintas ciudades de Europa (Paris, Londres, Madrid, Barcelona). Es una vida errática, a diferencia de otros escritores que no salieron nunca del lugar donde nacieron. Sus personajes guardan esa misma cualidad trashumante.

 

Igual sucede con el poder. Otros comentaristas también han asociado el choque temprano del aún niño MVLL con el padre autoritario y la lucha contra el poder de sus personajes. La constante derrota de estos es consustancial con su biografía vital de la lucha contra el padre que lo expulsa del “paraíso” constituido por la familia materna de los Llosa. De allí su concepción de la “rebeldía” del escritor.

 

Pero si en la vida real se rebeló y perdió ante un padre autoritario, el niño MVLL sustituye esa realidad trágica por un mundo de ficción. El escritor se convierte en deicida (figuradamente) y sustituye a Dios, creando un mundo de ficción constituido solo por palabras. Son las utopías en las que se mueven sus personajes, y las posteriores desilusiones que trae el choque contra la realidad.

 

Asimismo, las influencias francesas son analizadas. Flaubert, el gran maestro, pero también Sartre, con el cual tiene la gran deuda de juventud del escritor comprometido con la sociedad y el mundo, principio que no abandonó hasta su muerte. André Malraux y el escritor y personaje público a la vez. Y, por supuesto, Camus, el escritor moralista, para quien el fin no justifica los medios, sino al revés, los medios justificarán el fin. Lamentablemente no se encuentra Faulkner en el análisis, escritor al que le debe mucho el Nobel peruano.

 

Como indicamos líneas arriba, por obvias razones, Cueto se cuida mucho de criticar ciertos detalles de las novelas o personajes del mundo Vargas Llosa, pero ello no resta méritos a la mirada atenta de lector que tiene y la sensibilidad con la que está escrito el libro.


*Alonso Cueto: Mario Vargas Llosa. Palabras en el mundo. Edición consultada: Alfaguara, 2025, 144pp.