Wednesday, October 24, 2012

UN MAESTRO, UN VOTO: EN BUSCA DEL SUTEP PERDIDO


Cuando nació el Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú, hace cuarenta años y de la mano del desaparecido Horacio Zevallos, la ideología revolucionaria de Patria Roja que, desde la génesis, tuvo el control del Sutep, no difería demasiado de la de sus primos hermanos de Sendero Luminoso, hoy Movadef: fieles creyentes de la ideología maoísta, el poder nace del fúsil y la estrategia del campo a la ciudad, su desdén por la democracia liberal iba en contraposición a su prédica revolucionaria.

Gracias a una de las geniales iniciativas del gobierno militar de Morales Bermúdez de permitir que los partidos de la izquierda marxista se presenten a la Asamblea Constituyente de 1978 y a las elecciones generales de 1980, Patria Roja se va a ir diferenciando de sus hasta ese momento primos hermanos ideológicos: primero fue la decisión de incursionar en la legalidad política y por tanto de ejercitar la “democracia burguesa” que tanto despreciaron hasta algunos años atrás llegando a tener representantes ante el Parlamento Nacional, así como la penetración de “cuadros políticos” en otras capas del estado como los gobiernos locales y los nacientes gobiernos regionales, conformando así una progresiva “burocracia de izquierda” que vivía y vive a expensas del fisco.

Esta opción política tuvo su gran momento de apogeo hasta fines de los años ochenta; de allí en adelante PR pasaría por el calvario de distintos “partidos tradicionales”, sobreviviendo cuasi fantasmalmente, con escasa representación nacional, aunque bien organizado, con operadores políticos curtidos a la usanza aprista, que pueden fácilmente organizar paros, marchas y revueltas en la capital o en el interior del país como las clásicas “tomas” de carreteras.

El otro gran hecho que los va a separar de Sendero será el control de uno de los organismos laborales más importantes por su tamaño y fuerza: el magisterio peruano con cerca de trescientos mil integrantes.

El dominio sobre el magisterio será decisivo para la subsistencia de Patria Roja como organización política, a tal punto que el control sobre este será permanente a través de los sistemas de delegados, a la vieja usanza de los soviets, ubicando en lugares clave a gente de confianza.

Pero nada de ello podría hacer PR de no controlar también un apéndice importante del magisterio: la Derrama Magisterial que le provee de oxígeno financiero gracias a las obligadas cotizaciones de los docentes, sumando en la actualidad dicha institución un capital de mil quinientos millones de soles, convirtiéndola así en una de las entidades más solventes y sólidas del sistema financiero.

Sindicato Único por un lado, recursos financieros por el otro, permitieron que Patria Roja subsista por tres décadas viviendo de los maestros; hasta que sus ex queridos primos hermanos de Sendero Luminoso/Movadef se percataron que ellos también podían usufructuar de la fórmula y nació el Conare. Todavía no tiene la magnitud del Sutep de Patria Roja, pero está creciendo; y se nutre de los errores y “confort burgués” de la dirigencia patriarojera. Esta ya hace mucho tiempo dejó la prédica de la revolución bien encarpetada para gozar los beneficios de dirigir un sindicato numeroso y con cotizantes forzosos.

Si nos damos cuenta, en la huelga indefinida de Setiembre de 2012 claudicaron al mes por algunas migajas que les concedió el estado: una bonificación por única vez y puntos menores. Según ellos porque no querían perjudicar a los alumnos; pero al parecer la verdad fue su poca capacidad de continuar resistiendo como en los tiempos heroicos del desaparecido Horacio Zevallos, sumado a la amenaza del estado de quitarles las prebendas de la Derrama y porque sus primos del Conare les están pisando los talones.

Quizás no sea tan descabellado permitir que el Conare/Movadef/Sendero Luminoso tome las riendas del Sindicato de Profesores. Lo más probable es que gozando de las mieles del poder y de los millones de la Derrama, se endulcen tanto que guarden su prédica revolucionaria en el desván de la historia, al lado de Abimael si es posible. Como diría el príncipe Salina en El Gatopardo: Las cosas deben cambiar para que permanezcan igual.

Pero más allá del gatopardismo, lo más democrático es que el Sindicato de Profesores se democratice. Valga la redundancia. Ya no estamos en la época de las catacumbas, de la persecución, para continuar con el sistema de delegados a fin de elegir a los representantes de los maestros. Estos más bien deberían elegir a sus representantes directamente, tanto ante la dirigencia del Sutep como de la Derrama Magisterial a razón de “un maestro, un voto”.  Votación directa y secreta, con presencia de la ONPE para hacer las cosas más trasparentes. Eso sí sería revolucionario.

Asimismo, si asociarse es un derecho fundamental libre y voluntario, cae por su peso que no se debería forzar a los profesores del sector público a sindicalizarse en un “sindicato único”, por más unitario que se autodefina. El que quiere forma parte del sindicato A o del sindicato B o de ninguno, que así es la democracia y la libertad.

Con esas dos medidas se modernizaría el sindicalismo magisterial peruano, que buena falta le hace, así como a otras organizaciones populares; incluso indirectamente traería un beneficio a la educación pública, al ser el Sutep parte del problema; en vista que todo parece indicar que la otra ala en discordia, el Conare/Movadef, de usufructuar las ventajas de controlar el magisterio haría exactamente lo mismo que sus ex queridos primos hermanos de Patria Roja hicieron desde el inicio: control político, aprovechamiento lucrativo del gremio y nula reforma magisterial. Las cosas deben cambiar para que permanezcan igual.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Saturday, October 13, 2012

CHAVEZ


Los gobiernos autocráticos se caracterizan por mantener las formas democráticas vaciándolas de contenido. Las instituciones son un cascarón vacío, primando la voluntad del autócrata y de la camarilla en el poder; gozando de popularidad gracias a los programas populistas y al clientelaje que mantiene a su alrededor.

 Es “la dictadura perfecta”: se mantienen las formas democráticas, aparente oposición política y mediática, elecciones periódicas; se coacta las instituciones, se mantiene en puestos clave a gente leal comprando conciencias (a diferencia de las dictaduras, la desaparición y tortura de personas son hechos poco usuales en los gobiernos autocráticos, más se prefiere “comprarlas”), usando los recursos del estado a su favor y la maquinaria judicial para silenciar a los más rebeldes o expropiar por razones de “interés social” las propiedades de los que los incomodan.

Sin importar el color del gobierno, sea de izquierda o de derecha, el modelo se está universalizando entre los países con democracias poco sólidas. Fue el caso del Perú de Fujimori en los años noventa, la Rusia de Putín y la Venezuela de Chávez, contabilizando este con el último periodo presidencial ganado veinte años ininterrumpidos en el poder: la alternancia, requisito indispensable en toda democracia que se respete, es una ilusión en los gobiernos autocráticos.

El modelo al no tener controles reales ni contrapesos, degenera en corrupción, nacen “los nuevos ricos” (la boliburguesía venezolana, los nuevos ricos de la Rusia post comunista o la cleptocracia del fujimorato), las clientelas políticas se encuentran presentes, y el estado y las riquezas nacionales son el botín, dejando unas migajas al pueblo para que se contente. En el caso de nosotros en los noventa fue con el dinero de las privatizaciones, en Venezuela con el petróleo.

En ese contexto, es difícil que aquellos que detentan el poder lo dejen fácilmente. Los intereses creados y lo que se encuentra en juego, motiva a que utilicen todos los medios legales e ilegales para continuar usufructuándolo. Desde modificar o, mejor aún, cambiar la constitución política a fin de permitir que el caudillo se reelija indefinidamente hasta el uso de recursos ilícitos y fraudulentos con el objeto de continuar en el sillón presidencial.

La única forma en que abandonan el poder es muertos, sumamente debilitados por lo que deben renunciar (fue el caso de Fujimori) o por medio de una revolución popular violenta que los deponga por la fuerza (el caso de los países árabes).

En el caso de Chávez, todo parece indicar que solo la primera opción sería la viable: muerto el caudillo, se produce un vacío del poder, casi nunca existe un heredero, menos un partido sólido, permitiendo la confusión reinante y la debilidad de las instituciones que el derrumbe del régimen sea rápido y de paso a un gobierno de transición hacia la democracia. Pueden existir factores externos que ayuden a la caída como el aislamiento internacional, la condena de los países más fuertes o de las instituciones internacionales. Esto último fue también lo que pasó en Perú; pero no en la Venezuela chavista. Chávez tiene el apoyo de vecinos de la región, ha creado su propia alianza bolivariana, ha comprado grupos de izquierda y “partidos progresistas” en todo el continente, tiene la complicidad de estados con ejecutoría democrática bastante dudosa como China, Rusia e Irán, o de instituciones como el Mercosur o Unasur, y algunas cómplices por el silencio como la OEA.

Ello no significa que las fuerzas democráticas al interior de Venezuela se queden de brazos cruzados esperando la muerte del caudillo. Pueden ejercer una “guerra de guerrillas”: golpes efectivos, certeros, que permitan ir minando adentro y afuera del país la credibilidad del régimen. Es un trabajo a largo plazo. El triunfo no tan holgado de Chávez como en otras ocasiones deduce un desgaste de la forma de gobernar del caudillo.

Mientras el precio del petróleo se mantenga alto, Chávez tendrá recursos para continuar ofreciendo dinero a manos llenas a sus amigos de dentro y fuera de Venezuela, de caer los precios cae el régimen. Es el sino trágico de los países primario-exportadores.

Post Data para el “Oso Hormiguero”. Dicen que el Perú es tierra de poetas, con Antonio Cisneros se confirmaba el dicho. Se fue uno de los grandes de la segunda mitad del siglo XX.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, October 05, 2012

INDULTO A FUJIMORI


El indulto es un acto político ejercido por el presidente de la república. Como acto político entran variables relacionadas con quién indulta, quién es el indultado y el momento y circunstancias del indulto. A veces, cuando se trata de un indulto comprometedor políticamente, el presidente prefiere hacerlo cuando está por terminar su mandato, ya que de esa manera “no se quema”. Fue el caso del presidente Bill Clinton en el polémico indulto al evasor de impuestos Marc Rich, a las pocas horas de dejar la Casa Blanca. Otros prefieren no hacerlo de ninguna manera pensando en su futuro político o en un tercer mandato presidencial, como probablemente le ocurrió a Alan García con respecto a Fujimori; decidiendo tener al ex presidente en “una cárcel de oro” antes que liberarlo vía el perdón presidencial. El cálculo político entra en juego.

Algo similar le va a suceder a Ollanta Humala frente al pedido de indulto que presente la familia del ex presidente. Más allá de los argumentos jurídicos o médicos primará el cálculo político; y Humala sopesará esa delicada variable, y lo que puede ganar (o perder) políticamente con una decisión que, sea cual sea, causará controversias. Es evidente que no tiene la mirada de estadista, ni demasiada habilidad política, pero deberá tomar una decisión enmarcada en la facultad que la propia constitución le confiere, más si se trata del llamado “indulto humanitario”. Hasta el propio presidente del Poder Judicial, el mismo implacable magistrado que sentenció al ex presidente Fujimori, ha declarado que no existe impedimento constitucional alguno para indultarlo en una interpretación ius naturalista más allá de las leguleyadas y malabares jurídico-morales de los detractores políticos (los argumentos de estos van desde que el propio Fujimori limitó su indulto con la promulgación de una ley en su propio gobierno hasta los que sostienen que previamente debería arrepentirse y “pedir perdón” a las víctimas, pasando por los utilitaristas que arguyen que primero debería pagar la reparación civil). El indulto es una prerrogativa y gracia presidencial y no se encuentra supeditada a ningún otro requisito o condición, más allá de la voluntad del propio presidente (Art. 118º de la Constitución Política.- Corresponde al Presidente de la República: … 21. Conceder indultos y conmutar penas…). Ni siquiera los informes médicos lo vinculan para ejercerlo.

La pregunta es ¿lo indultará el presidente Humala? Me parece que no.

La presión mediática anti Fujimori, sus detractores políticos, las ong pro derechos humanos y las “conciencias nacionales” como Mario Vargas Llosa se lo impedirán. Salvo que decida “romper lazos” y “cruzar el Rubicón”, rompiendo definitivamente con sus antiguos aliados. O baje tanto en las encuestas por su demora en tomar la decisión que se decida a autorizar el indulto. En política nada está escrito y todo es posible, dentro de ciertas condiciones, más tomando en cuenta que el fujimorismo no es una nada desdeñable segunda fuerza electoral.

Paradójicamente ese “veto” de los enemigos de Fujimori para que no le conceda el indulto, amalgamará más a los simpatizantes del ex presidente en torno al fujimorismo como alternativa política. Casi siempre el efecto buscado es al revés, el perseguido o vetado consigue reunir fuerzas alrededor y presentarse como alternativa legítima frente a sus detractores (y, a veces, hasta como mártir), viéndose en cambio al perseguidor como el verdugo. Sino pregúntenle al partido aprista, tanto el desaparecido Víctor Raúl como Alan García fueron perseguidos políticos y ya sabemos lo que sucedió después y lo que pasó con sus más encarnizados enemigos (quizás por eso es que el partido de la estrella se muestra muy cauteloso con respecto al indulto a Fujimori, sin mostrarse abiertamente en contra y más bien solapadamente lo respalda).

Se dice que la grandeza de un hombre, un partido político, un grupo humano o una nación se mide en la grandeza con el enemigo. Por desgracia nuestra historia política se encuentra plagada de mezquindades y miserias morales. La historia dirá si el caso Fujimori es una página más de ese oscuro baldón.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, September 25, 2012

EVITA / MARILYN


Pareciera que no existe ninguna relación entre ambas mujeres: con personalidades distintas, diferentes lugares de nacimiento y destinos igualmente disímiles. Sin embargo tienen algunas cosas en común: ambas fueron de la misma generación de la primera post guerra. Eva Perón nació en 1919 y Marilyn Monroe en 1926; por añadidura las dos fallecen en el esplendor de sus vidas, una a los 33 años, la otra a los 36; y su desaparición física dista apenas una década una de otra (1952 Eva, 1962 Marilyn).

Pero existen otras coincidencias: ambas procedían del mundo artístico donde desarrollaron una carrera. Incluso podemos arriesgar a decir que ese “talento histriónico” lo volcaron a sus vidas fuera del escenario: una dedicada a la política, la otra en esa vida difícil detrás de cámaras. Y, al haber muerto jóvenes, en el esplendor de sus vidas, luego se tejió en torno a su memoria una maraña de leyendas que pervive hasta el presente, convirtiéndolas en mitos, manteniéndose así su vigencia hasta el presente.

Eva Duarte de Perón sin haber llegado a la presidencia era el poder detrás del trono en el experimento populista más intenso de Sudamérica. Eva encarnó “la distribución del pan entre los pobres”, entre “los descamisados” y con esa imagen se fue al más allá. Luego comenzaría la leyenda coadyuvada por un partido, el justicialismo, necesitado de iconos. De allí al apelativo de “santa Evita” apenas habría un paso.

Marilyn Monroe con un puñado de películas sentó la imagen de la mujer sexy, aparentemente tonta pero más despierta que una ardilla. La fotogenia, el talento artístico que no se puede negar, más las especulaciones que en vida se urdieron por su accidentada existencia, la inseguridad evidente, los sucesivos y frustrados matrimonios, y las distintas teorías escritas en torno a su muerte, sentaron los cimientos de la leyenda que vendría después. 

El ser humano necesita leyendas, mitos para vivir. Algo en que creer. Puede haber intereses detrás, ideológicos, religiosos, políticos, económicos o comerciales, pero las leyendas se van formando. Y, de morir joven, la intensidad del mito es mayor. Es como una estela fulgurante que se apaga en el cenit de su vida. Cosa distinta hubiese sido si ambas hubieran muerto octogenarias. De ser así habría sido más difícil crear las leyendas que vinieron luego. Una persona con una larga vida pasa por distintos vericuetos existenciales.

Por ponerlo en imágenes. El que muere joven es como una única fotografía instantánea de su vida que perdurará después de muerto. Esa “foto” es la única imagen del héroe, así lo verán las generaciones futuras. En cambio, de morir viejo(a) habrá sucesivas “fotos”, un conjunto abigarrado de imágenes, muchas veces contradictorias unas con otras, que desdibujan la imagen única. Un ejemplo: si el “Che” Guevara hubiese muerto viejo difícilmente se tendría la imagen del héroe socialista que murió por sus ideas de justicia social y un mundo mejor que hasta ahora se guarda de él.

O, por citar un ejemplo más cercano a nosotros, el caso de Mariátegui y Haya de la Torre. La imagen de “amauta” de las ideas socialistas en el Perú que se guarda de José Carlos en gran parte se debe a su muerte temprana. La “creación heroica” de febril trabajo intelectual y proselitismo que en poquísimos años pudo realizar es la que conservamos de él. Esa imagen icónica, cuasi religiosa, obedece en gran parte a su temprana desaparición física. Tenemos una “única fotografía” convertida casi en “estampita de parroquia” por sus contrapuestos y disímiles herederos; mientras la imagen de Víctor Raúl, el otro gran político e ideólogo peruano de la primera mitad del siglo XX, es más bien un conjunto heterogéneo de imágenes, estas sí bastante contradictorias unas con otras: de “revolucionario” primero, luego de “conviviente con la derecha” y al final de su dilatada existencia, de demócrata tolerante como presidente de la Asamblea Constituyente. Mientras uno es admirado y respetado no solo por la izquierda, al otro solo lo admiran los seguidores del partido que creó de la nada.

De allí que la corta pero fulgurante vida de Evita y Marilyn, cada una en escenarios totalmente distintos, con vidas igualmente diferentes, permitió que después de muertas la leyenda comenzara a crecer y se nutriese conforme pasaban los años en una suerte de auto alimentación, convirtiéndose esa imagen que todos relacionamos cuando asociamos sus nombres en leyenda viva y, quizás, en un momento determinado la leyenda absorberá totalmente a la persona de carne y hueso, el mito se superpondrá a los hechos reales.

Es mejor morir joven, sentencia Julien Sorel en Rojo y Negro. No estoy seguro que la afirmación se pueda generalizar. La vida nos reserva un papel diferente a cada uno de nosotros. Algunos les toca ser una estrella de vida corta pero fulgurante; mientras a otros les corresponde una quizás más pálida pero perdurable en el firmamento. A Evita y Marilyn les cupo ser esas estrellas radiantes pero fugaces en el firmamento, cuya estela hasta ahora pervive.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, September 11, 2012

A VEINTE AÑOS DE LA CAPTURA DE ABIMAEL GUZMÁN: NEGANDO EL NEGACIONISMO

Derrotadas militarmente las organizaciones políticas que cometieron actos atroces contra la humanidad (genocidio, asesinatos sistemáticos, eliminación de poblaciones enteras, etc.), tiende a sobrevivir la ideología y, en algunas ocasiones, la propia organización política, en la cual comienza a gestarse un “resurgimiento” bajo otros membretes. Es lo que sucedió con los grupos neonazis en Europa, movimientos que niegan el pasado genocida del nacionalsocialismo, pese a inspirarse en la ideología de “la raza superior”. De allí que en la propia Alemania se encuentra prohibido negar el holocausto judío. Es una forma coactiva de conservar viva la memoria de un hecho traumático para un país y una sociedad.

Luego de veinte años de la captura de Abimael Guzmán, los “acuerdistas” de Sendero Luminoso (seguidores del acuerdo de paz planteado por Guzmán luego de su captura) se reciclan bajo el membrete de Movadef como organización política que busca insertarse en la actividad política oficial. Básicamente buscan darle una “solución política a los problemas derivados de la guerra popular”, como declaran sus principales voceros. No es secreto que en su estrategia se plantea la amnistía total a los involucrados en el conflicto armado, incluyendo a los que estuvieron al otro lado del río como “los represores” y que actualmente purgan cárcel (v. gr. Fujimori y Montesinos).

Con un Movadef con mayor presencia en los ámbitos académico, gremial e intelectual, “el negar” su pasado genocida va a ser parte de la estrategia necesaria para la inserción política oficial.

No debemos perder de vista un detalle: más allá de las acciones terroristas, Sendero Luminoso siempre fue y es una organización política. No fue un grupo de descarriados dementes, sino una organización político-militar a la usanza de los antiguos soviets y comités populares chinos. Al haber sido derrotado militarmente, subsistió en el ámbito político (es harto conocida la sentencia de Guzmán al ser capturado: las ideas quedan aún si las personas mueren), queriendo actuar ya no solo como partido semi-clandestino, sino en la escena oficial. Nos guste o no, Sendero se está “acomodando” a la política burguesa que tanto despreció en el pasado y es bastante probable que la tan mentada exigencia de amnistía para su líder máximo sea apenas un pretexto a fin de mantener cohesionada a la base y ganar nuevos feligreses. Digamos que más práctico para la causa es un Cristo crucificado que un Cristo vivo (o libre). Quizás –y es apenas una hipótesis- a los nuevos mandos pro senderistas no les convenga tener suelto en plaza a Guzmán.

De allí que el negacionismo no sea la solución idónea. Eso los convertiría en mártires, aparte que una ley de esa naturaleza en manos de funcionarios obtusos o complacientes con el poder, podría atentar contra la libertad de expresión y el remedio sería peor que la enfermedad.

A Sendero se le debe combatir en el terreno político, ideológico y educativo (la memoria viva es el mejor antídoto contra el terror); y en ese combate juegan un rol fundamental los “partidos políticos democráticos”. No se les ve en las universidades nacionales o en los gremios laborales como el Sutep. El formalismo de una ley de negacionismo no atenuará la presencia real de Sendero entre jóvenes o gremios descontentos, más bien la acrecentará. Es como intentar tapar el sol con un dedo. A veinte años de la captura de su principal líder, Sendero se recicla.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, August 31, 2012

A 25 AÑOS DEL INTENTO DE ESTATIZACIÓN DE LA BANCA, MVLL Y EL MOVIMIENTO LIBERTAD, ALAN GARCÍA Y ALBERTO FUJIMORI

La fecha pasó bastante desapercibida por los medios, quizás por no querer recordar un momento de difícil entendimiento entre el entonces joven y vehemente presidente Alan García y parte importante de la derecha peruana (que hoy se llevan bastante bien). Pero, qué pasó, por qué se intentó una medida a todas luces descabellada como la de confiscar la banca.

En estas interrogantes ayuda mucho las fechas a fin de reflexionar sobre qué ocurrió antes del 28 de Julio de 1987 y lo que vino después hasta el 28 de Julio de 1990 cuando un desconocido Alberto Fujimori asume la presidencia de la república.

Como bien ha apuntado Javier Barreda, el APRA de los años 80 todavía conservaba rezagos izquierdistas, subrayados por la ausencia de un ala conservadora, al ser expulsado Andrés Townsend en la pugna por el poder frente a Armando Villanueva a inicios de esa década. Muerto Víctor Raúl, la lucha por el poder se desató entre las dos alas del partido, ganando los izquierdistas. Villanueva pierde las elecciones en 1980 y Alan García (“el delfín de Villanueva”) gana la presidencia cinco años después.

Asimismo, en el contexto latinoamericano de aquellos años, las nacionalizaciones eran parte del recetario económico de distintos gobiernos. México, en 1982, cinco años antes del intento alanista, estatizó la banca. Motivos distintos pero igual objetivo de pasar los bancos al Estado. Expropiar empresas privadas y convertirlas en públicas era una medida común en el imaginario económico de aquel entonces, sea de gobiernos de derecha o de izquierda, democráticos o militares. Recordemos que en 1974, en pleno gobierno militar, se produjo la confiscación de los medios de comunicación entre vítores de la “inteligencia progresista”, muchos de cuyos integrantes pasaron a dirigir y trabajar en los diarios confiscados, y la conformidad bastante benevolente de la clase media y de los empresarios. Estatizar empresas o medios de comunicación no era todavía “tabú” como lo sería algunos años después.

Pero volvamos al primer gobierno de Alan García.

El programa económico ejecutado era de naturaleza heterodoxa, mediante la reactivación de la economía por el consumo interno, aumento de sueldos y salarios por decreto, control de precios también por decreto, control del tipo de cambio, emisión inorgánica de papel moneda (algunos recordarán los cheques que sirvieron como medio de pago en los primeros meses de su gobierno) que nos hizo vivir dos años de aparente bonanza; pero, como todo paraíso artificial, terminada “la borrachera nacionalista”, la resaca de la realidad fue estrepitosa.

La situación a largo plazo con esas medidas era insostenible, de allí que Alan García y su equipo económico esperaban que los empresarios reinviertan sus utilidades, a fin que ellos continúen con el ciclo virtuoso de bonanza, cosa que no ocurrió y más bien estos reexportaron al exterior las ganancias obtenidas. El gobierno los había ayudado generosamente a ganar dinero vía dólar subsidiado (el tristemente célebre dólar MUC), restricción de importaciones y un mercado interno casi cautivo; pero estos no colaboraron en igual sentido. Por lo menos esa era la óptica de García. Parece que es allí donde “se cruza” e intempestivamente ordena la nacionalización de la banca en su mensaje a la Nación del 28 de Julio de 1987. Será el inicio del fin de su primer gobierno.

Probablemente el intento obedeció a una medida desesperada. Se le terminaban los recursos económicos dilapidados en dos años y necesitaba “dinero fresco”, aparte que estatizando los bancos controlaba el tipo de cambio y las remesas de dólares al exterior. Los bancos en manos del estado le otorgaban un control político y económico a la vez.

Pero, quizás no esperó una resistencia tan fuerte a la medida. No solo de los banqueros que “con uñas y dientes” defendieron lo suyo, sino de sectores medios que ya comenzaban a sentir los efectos del alza en el costo de vida que se trasformaría en hiperinflación entre los años 88-90. Entre el terrorismo, el desgobierno, la escasez de productos básicos y la hiperinflación parecía en esos años que el Perú se desintegraba. El “aprendiz de mago” García sucumbía a su propio encantamiento.

Merece destacarse la disciplina aprista impuesta por Haya de la Torre al forjar el partido. Como apuntábamos líneas arriba, producido el cisma entre el ala izquierda y la derecha del APRA, muchos de los que se fueron con Andrés Towsend decidieron regresar al partido de Alfonso Ugarte. Fue el caso, por ejemplo, de Luis Alberto Sánchez, una de las figuras más prominentes del ala conservadora. Sánchez llegó a ser primer ministro del gobierno de García, y él y muchos otros que no comulgaban con la medida prefirieron hacer mutis o, por lo menos, las discrepancias no las ventilaron en público como sucedería en un partido poco cohesionado internamente. Esa disciplina interna se impuso al momento de tomar Alan García la decisión de la nacionalización de la banca, entendible desde el punto de vista de coherencia hacia fuera que debe adoptar un partido político, pero discutible al no existir un contrapeso dentro del APRA que hubiese podido sino cambiar por lo menos atemperar la decisión tomada por el joven y vehemente presidente aprista.

Igualmente, gracias a la medida, en lo político trajo nuevos actores a escena, uno de ellos impensable algún tiempo atrás como fue el escritor Mario Vargas Llosa, que como outsider aprovechó la ocasión para lanzarse a la palestra política a la cabeza del Movimiento Libertad, el último movimiento liberal serio en el Perú. Fueron tres años de dura campaña e ingentes recursos; sin embargo MVLL no consiguió la presidencia. Fue un oscuro personaje el que accedió al sillón de Pizarro: Alberto Fujimori Fujimori, quien en 1990 accedió a la primera magistratura y, por esas cosas del destino que se van a repetir en sucesivos gobiernos, asumirá el plan de gobierno del candidato perdedor, colocando los cimientos del modelo económico que hasta hoy se mantiene inalterado.

Si bien MVLL no obtuvo la presidencia, lo positivo de su intensa campaña fue la docencia política de esos tres años de proselitismo. No solo el magisterio de la decencia en política que impuso en sus discursos públicos, fiel al legado sartreano, siendo trasparente en lo que iba a hacer de llegar a ser presidente (shock para bajar de golpe la hiperinflación, reducción del aparato burocrático, privatización de empresas públicas, predominio de la economía de mercado), sino también en la docencia de las ideas liberales. En un ambiente económico marcadamente estatista, las ideas liberales que impulsó oxigenaron el ambiente político e ideológico en el país, a tal punto que los que defendían a ultranza el statu quo del inmovilismo estatista pasaron a ser los conservadores, mientras los liberales que defendían el libre mercado fueron los radicales –algunos exageradamente radicales- de los cambios económicos en el Perú; ideas que, de una u otra forma, hasta el presente se mantienen en vigencia a falta de otras más interesantes.

Asimismo, otra lección de la época fue sobre los límites al voluntarismo político, al punto que el presidente más ególatra y voluntarioso de las últimas décadas no pudo cambiar el curso de la realidad. Fue una dura lección que, a contrapelo de lo que dicen los manuales de derecho, el presidente no es el hombre más poderoso de la república, sino los poderes fácticos, los que se encuentran “detrás del escenario” manejando las marionetas.

Aquella época fue también la del surgimiento de los outsiders, aquellos candidatos que sin militar en partidos políticos ni hacer carrera pública, aspiraban a la primera magistratura. Y fue también el lento declive y desprestigio de los partidos políticos, declive que parece no detenerse luego de 25 años.

Podemos decir que el intento de estatización de la banca fue uno de los últimos actos de populismo, en vista que poquísimos años más adelante la línea ortodoxa en economía sería la predominante en la región. En cierta forma se cerró todo un ciclo con aquel fallido intento de 1987.

En lo ideológico servirá de justificación para el recetario neoliberal que vendrá luego: predominancia de la economía de mercado, abstención del estado de controlar o regular la economía, disciplina fiscal, rol subsidiario del estado empresario, emisión responsable de papel moneda, todo lo cual se consagró en la propia constitución política, convirtiéndose en sentido común muchas políticas ortodoxas.

Época difícil la de aquellos años y que merece más investigación. Muchos de los personajes de aquel entonces siguen vivos: uno, contra todo pronóstico, volvió a ser presidente; otro regresó al mundo de las letras y ganó el Premio Nobel; y el tercero purga cárcel, quizás de por vida. Y, apenas han pasado veinticinco años. Sic transit gloria mundi.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Monday, August 13, 2012

LINTERNA VERDE ES GAY

Linterna Verde “sale del closet” y se declara abiertamente gay. Gatúbela se confiesa lesbiana y otro héroe de los comics, Northstar, se casa con su pareja homosexual. Solo falta que Batman y Robin declaren su amor en público y Superman revele que “es homo”, siendo el noviazgo con Luisa Lane apenas “un barajo” (disimulo).

Son los últimos cambios en la personalidad de los famosos superhéroes de los comics, acorde con el clima liberal de las uniones gay que se respira en Norteamérica. Lo declarado por el presidente Obama, en el sentido que apoya las bodas entre personas del mismo sexo, no solo es estrategia electoral para captar votos en los sectores homosexuales de la sociedad norteamericana, sino sintonizar con ese espíritu de tolerancia hacia las minorías sexuales que se vive en los Estados Unidos, principalmente en las grandes ciudades.

Parece un contrasentido en relación al aire conservador en política; pues mientras los conservadores van obteniendo una mayor preeminencia, como los ministros religiosos ganados a la política, aquellos que “hablan con Dios” y Biblia en mano despotrican de “la Sodoma” en que se ha convertido Norteamérica, así como la condena eterna al fuego del infierno para los que practican “las relaciones contranatura”, ganando cada vez más posiciones en el escenario político y hasta candidaturas presidenciales como la del republicano de confesión mormona Mitt Romney; en cambio, en la vida diaria, común y corriente, se respira un ambiente liberal de tolerancia cada vez mayor hacia las minorías que la vivida treinta años atrás, no solo hacia “las relaciones homo”, sino a lo que llaman “las parejas mixtas”, es decir de un blanco(a) con un negro(a).

Ese ambiente de efervescencia liberal es el que permite que Linterna Verde, Gatúbela y otros superhéroes de los comics que vendrán después declaren abiertamente sus preferencias homosexuales, impensable cuando fueron creados. En Norteamérica todo es negocio, y los editores se han dado cuenta que una forma de relanzarlos al mercado es adecuarlos a los nuevos tiempos.

Por ello no sería raro que en un futuro no muy lejano veamos otras “salidas del closet” de conocidos superhéroes, quién sabe, de repente hasta “la boda” de Batman y Robin.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, August 01, 2012

AL PRIMER AÑO DE “LA GRAN TRASFORMACIÓN”

Los candidatos a la presidencia que proponen un cambio de lo realmente existente (hablar de organizaciones políticas en nuestro país es una exageración), o bien proponen reformas o bien cambios radicales, pero llegados al poder hacen lo contrario a lo prometido.

Sucedió con Fujimori y su política de no shock y no despido de estatales; con Toledo y su cambio responsable; con García y su anti-TLC; y, ahora último, con Ollanta Humala y su promesa de “la gran transformación” reducida posteriormente a una más modesta “hoja de ruta”.

En otras palabras, los candidatos radicales llegados al poder “se suavizan” y se acomodan al statu quo existente, dejando de lado las promesas iniciales de cambio.

La pregunta es ¿a qué se debe?

Existen diferentes tentativas de respuesta. Algunos afirman que se trataría de “un secuestro” de los recién ungidos presidentes por parte de los poderes fácticos, de las “fuerzas vivas” que controlan el timón del manejo económico. Los que sostienen esta tesis dicen que las pruebas del “secuestro” se encuentran en la continuidad de la política económica, la inamovilidad de cargos claves como Ministro de Economía o Presidente del BCR por parte de actores con ideología y prédica de “libre mercado”, así como el no reformar el capítulo constitucional referente a los principios económicos de clara raigambre “neoliberal”. Algo de razón no les falta. Es muy fácil para, por ejemplo, un presidente del directorio de una AFP contactarse con el recién electo presidente. Muchas veces viven en el mismo barrio, frecuentan el mismo club social o las mismas amistades, por lo que “la llegada” al presidente se produce sin muchas complicaciones y al ritmo de un tranquilo almuerzo. Pero esta hipótesis es insuficiente para explicar el dramático cambio.

Otros, más cínicos, sostienen que el candidato a presidente de un país como el Perú debe necesariamente “engañar” al pueblo para alcanzar la presidencia de la república porque, caso contrario, no lo lograría. Como argumento irrefutable de su afirmación exhiben el ejemplo del estrepitoso fracaso de Mario Vargas Llosa para llegar a la presidencia en las elecciones de 1990 precisamente por decir la verdad, pese a los innumerables recursos de todo tipo que tuvo a su favor. Ser sincero con el pueblo le costó el sillón de Pizarro. Consecuentemente, se justifica “enamorar” a las masas con promesas que son imposibles de cumplir de ganar el poder; caso contrario, el candidato perdería toda esperanza de conseguir la presidencia.

En esta justificación por el engaño existe una concepción negativa del ciudadano medio peruano (conformista, facilón, mediocre, emotivo, intelectualmente infradotado y deseoso que todo le llegue del poder sin esfuerzo alguno) reflejado en el neologismo “electarado”. De esa manera se explica que Humala haya tenido un discurso radical de candidato y otro muy distinto de presidente, dado que debía cautivar a un electorado bastante primario y con necesidades inmediatas que satisfacer.

Si bien esta tesis se basa en un hecho cierto (el poco desarrollo material de la ciudadanía en el Perú), implica también maquiavélicamente que el fin justifica los medios, dejando el cuestionamiento moral o del deber ser del político reservado a la especulación filosófica. Obvio que de allí a esgrimir “la razón de estado” para todo acto u orden presidencial –incluyendo las reñidas con la ley- existe apenas un paso. (Los que se basan únicamente en este enfoque explicativo plantean como “antídoto” al engaño que se incluya como una causal de vacancia presidencial en la Constitución Política el incumplimiento de las promesas electorales. Debo confesarlo que a veces me parece que razón no les falta).

Y hay una tercera posición que me parece es la más coherente. Se encuentra relacionada con lo que el candidato ungido como presidente puede hacer. Esta tesis sostiene que dentro de ciertos parámetros de un gobierno formal democrático, así como de los recursos internos o externos disponibles (no solo los económicos, sino también los sociales, humanos y tecnológicos, amen del grado de eficacia de un estado para llegar a todo el país), lo que puede hacer un presidente de la república en países como el Perú es bastante limitado. No es el hombre más poderoso del país, ni remotamente. De allí que -siguiendo con esta tesis- si por ejemplo el radical presidente regional de Cajamarca, Gregorio Santos, alguna vez llegara a la presidencia de la república, lo más probable es que continúe con la línea de Ollanta Humala: prometer una cosa y hacer algo distinto, conservando el statu quo. Una de dos: o se acomoda a las condiciones que existen o renuncia al cargo.

Son los límites al cambio que representa todo voluntarismo político especialmente en países heterogéneos y fragmentados como el Perú. Con mayor razón si el presidente no cuenta con un sólido partido político y cuadros técnicos solventes que lo respalden. Le sucedió al voluntarioso García en su primer fallido mandato (el único presidente en los últimos 25 años que contaba con un partido que lo respaldase), a Fujimori en el 90, a Toledo en el 2001 y ahora último a Humala.

Por otra parte, y muy al margen de las personas o rostros, están las propuestas de gobierno viables que puedan reemplazar a las ya existentes.

Desaparecido el modelo de “socialismo realmente existente”, así como el de las economías estatales y centralmente planificadas (no menciono a los “socialismos petroleros” a lo Chávez ya que es un modelo primario exportador sin futuro), lo que quedó fue la llamada economía de mercado, donde el estado tiene un rol bastante secundario, tímido y subsidiario. Ese modelo –o sistema para ser más preciso- funciona en casi todo Occidente, e incluso en países como China o Vietnam con regímenes de partido único. Esto ha dado como resultado que ciertos diseños a largo plazo como el estado de bienestar en Europa o los subsidios previsionales se vean seriamente afectados. En cierta forma, la globalización de la economía de mercado, así como las crisis sistémicas que viene acarreando, afectan a las esferas social y política de las naciones, así como a las interpretaciones ideológicas que quieren explicar o “resolver” los problemas de la hora actual.

Asimismo, “el modelo” nos guste o no, funciona. Es cierto que no es perfecto y que necesita cambios que deben venir desde el estado (v. gr. reducir la desigualdad social que genera). Pero, es viable. Tiene una lógica y una razón de ser. Y una mala noticia de refilón: no existe otro que lo pueda sustituir, por lo menos históricamente no ha nacido todavía. Los sistemas económicos no nacen en laboratorios ni en la imaginación de algún economista, sino en la misma realidad.

En cambio, los que ciegamente buscan “bajarse” el modelo económico, no tienen una alternativa viable para reemplazarlo. Es lo que sucede con los que se oponen a la explotación minera en Cajamarca. El “Conga no va” es solo un grito de protesta, existencial, desgarrado, dramático, pero grito al fin; mas no existe un modelo de viabilidad alternativo de la magnitud del “Conga sí va”. Y, el vacío de propuestas es claro cuando los antimineros piden al estado mejoras para la región pero no ofrecen los medios económicos que hagan posible esas mejoras. En buen romance, ¿cómo se financian los programas sociales si ya no habrá ingresos por la explotación minera?

En cierta manera esas contradicciones irresueltas dan razón a aquellos que sostienen que la lucha es entre un progresismo que implica mayor occidentalización del país –con todo lo bueno y malo que ello acarrea- y un conservadurismo de aquellos que optan por las formas arcaicas y agraristas, intocables, dado que los recursos naturales son “bienes de Dios”; curiosamente en una línea de creacionismo muy cercano al de los republicanos derechistas de Estados Unidos. Dentro de esa disyuntiva es muy difícil plantear una propuesta de crecimiento con inclusión.

En fin, es una lucha entre lo urbano-occidental contra lo agrario-feudal, una pugna entre el progresismo y el pasatismo, entre una apuesta por el futuro versus un pasado idealizado en una suerte de miltoniano “paraíso perdido”.

En ese contexto, bastante complicado y con matices (al cual se debe agregar el discurso ambiental), aparecen los líderes con ambiciones políticas. Pocos logran llegar a ser candidatos a la presidencia de la república, poquísimos a ser presidentes. Posiblemente Humala cierre un ciclo de este tipo de candidatos. Pero, creo que fue sincero en su discurso, sobretodo el Humala radical, el de la primera hora, creyó en lo que decía (por lo menos se le veía bastante convencido en los videos), mas llegado a la presidencia la óptica del asunto cambia.

Quizás ese “choque con la realidad” hizo modificar sus ideas, a tal punto que el Humala presidente en su mensaje ante el Congreso empezando el segundo año de “la gran trasformación” fue un mensaje anodino y, peor aún, poco convincente. Más parecía el discurso de un gerente ante el directorio de una empresa exponiendo las cifras de la compañía que el de un presidente que trasmita convencimiento en lo que dice. Es el trágico sino de muchos presidentes izquierdistas en la región.

Como comentaba con una colega, ardorosa defensora del Humala de la gran trasformación, su futuro será muy parecido al de Alejandro Toledo (ironías del destino: nunca se ha cumplido con tanta precisión el adagio “Dios los cría…”), otro outsider que emergió a la política gracias a un gesto de “rebelión” (uno con “la marcha de los cuatro suyos”, el otro con el “locumbazo”): su administración terminará entre escándalos y escandaletes –incluso familiares-, desprestigiada, con poca aprobación y muchos trásfugas que se irán conforme el barco nacionalista se vaya hundiendo. Por lo menos en el caso de Humala no tiene el agravante de hijos sin reconocer, aventuras escabrosas en hostales de dudosa reputación e infinitos litros de buen whisky. Por lo menos en eso se salva para la historia.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, July 20, 2012

LAS INSTITUCIONES EN DEMOCRACIA, LOS REVOCADORES DE SUSANA VILLARAN, EL RENIEC O DE COMO “LA CHACRA” YA NO LA MANEJA UNICAMENTE LA DERECHA

Debo precisar que no soy simpatizante ni de los revocadores ni de la revocatoria contra Susana Villarán (para mayores señas se encuentra mi artículo en este blog “Sobre la revocatoria: el caso Susana Villarán”). Es más, en el caso se hubiese producido el proceso de revocatoria, hubiera votado en contra, no porque crea que doña Susana es una “excelente alcaldesa” (ni remotamente), sino porque los perjuicios para la ciudad serían peores que la revocatoria misma, la que no es “muy santa” ni prístina que digamos y tiene a más de un lobo disfrazado de demócrata. Pero, vayamos al proceso y al trágico sino de los revocadores impuesto por el Reniec.

En un sistema democrático idóneo, las instituciones deben ser no solo eficientes y al servicio del ciudadano, sino imparciales, lejos de todo interés partidario o de los poderes fácticos. Lo contrario, es lo que usualmente se conoce como el manejar la cosa pública al estilo de “una chacra”. Es decir, convertir la institución en una parcela donde los funcionarios hacen y deshacen a su libre arbitrio e intereses particulares o partidarios. Es utilizar los organismos del estado para fines propios, de beneficio personal, para favorecer a terceros o, peor aún, como instrumento de venganza o de “contención” política (v. gr.: la famosa megacomisión de los colegios emblemáticos).

Claro que llegar a ese nivel de imparcialidad y eficiencia administrativa requiere tiempo, especialización y mucha voluntad y consenso político, de lo cual nosotros estamos bastante lejos. Pero hacia eso debemos ir.

Por ello lo sucedido a los revocadores y sus planillones en la Reniec linda con lo kafkiano: el propio órgano electoral señaló mediante un documento que tenían plazo hasta el 6 de Julio para presentar las firmas que faltaban (a fin que el proceso de revocatoria se diera el próximo año), pero –siguiendo al órgano electoral- declara que cometió “un error de digitación” y que, oh sorpresa, no era el 6 sino el 5 de Julio la fecha máxima de presentación, por lo que los planillones entregados carecen de valor y todo vuelve a “fojas cero”.

El incidente me hizo recordar esas leguleyadas que uno ve con frecuencia en el Poder Judicial, donde para ciertos jueces la noche puede ser mañana y la mañana noche, y todo lo contrario (todo depende “del mejor postor”). Solo que esta vez los protagonistas no fueron jueces venales, sino funcionarios del Reniec muy cercanos y simpatizantes de la alcaldesa de Lima y a Fuerza Social. En otras palabras, en el incidente fueron juez y parte. Como que la cosa no fue muy imparcial.

Curiosamente, a pesar de ser gente de izquierda y “progresista” la que se encuentra en medio de este desaguisado, comete los mismos vicios que los otros, los de derecha “bruta y achorada”. Los extremos se juntan y los viejos vicios de nuestra cultura se repiten solo que cambiando de actores, sean de izquierda o de derecha.

Esperemos se corrija el entuerto, no por el bien de los revocadores (estos con el dinero que manejan fácilmente el próximo año consiguen de nuevo las firmas), sino de la institucionalidad democrática. Si persiste “el error” y los revocadores por joder acuden a todas las instancias administrativas y judiciales internas y luego las de fuera, la que se va a resentir es la escasa fragilidad institucional que manejamos. Se vería que “la chacra” ya no la maneja únicamente la derecha, sino también la izquierda, la que ha tenido un rápido “expertise” en estos menjunjes institucionales.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, July 13, 2012

EL PRI REGRESA AL PODER

Existe un viejo dicho que en política no hay muertos. En cierta forma se cumple con el regreso del Partido Revolucionario Institucional a la presidencia de México.

Si bien el PRI no estuvo del todo apartado del poder, dado que conservó en estos doce años varias gobernaciones, municipios y representantes en los congresos estatales y el federal, el hecho está más bien relacionado con el regreso al sillón presidencial, el cargo más ostentoso e importante en México, lo que ha causado inquietud por sus viejas prácticas y mañas adquiridas en setenta años ininterrumpidos de ejercicio cuasi solitario del poder.

En principio habría que preguntarse por qué regresó luego de doce años “de andar en el desierto”.

Por lo general el regreso de viejas figuras o viejos partidos obedece al desgaste del partido en el poder y que las nuevas opciones no convencen del todo.

El desgaste del partido en el gobierno, el PAN, luego de doce años en la presidencia, tiene como causa principal la violencia que ha traído la guerra contra el narcotráfico con 60,000 muertos (casi la misma cantidad “oficial” de muertos que tuvimos nosotros en la época más dura del terrorismo), así como el aumento en la brecha entre pobres y ricos lo que a su vez origina desigualdad social. En otras palabras, en la estrategia de “guerra interna” los costos son muy altos y los resultados casi nulos; mientras que con las recetas de “libre mercado” las diferencias sociales se han agudizado.

Matices más, matices menos, el fracaso del PAN obedece a esos dos factores. Existen otros como la corrupción eterna en México o la abierta declaración del ex presidente panista Vicente Fox a favor de Enrique Peña Nieto, el candidato opositor a su agrupación política; pero principalmente los dos factores antes señalados fueron decisivos para que la diosa Fortuna diera la espalda al partido que arrebató al PRI la presidencia en el año 2000. Aparte de ello, en México la solidez institucional de los partidos políticos es superior a la peruana, donde agonizan en una muerte lenta o a plazos.

Podemos decir que en la designación de Peña Nieto, y más allá de “la compra de votos” denunciada por el segundo en discordia, López Obrador, se aplicó el viejo adagio “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Aunque el retorno a la presidencia supondrá el temor inconciente del retorno de estos malos hábitos y una presumible nueva eternización en el poder.

Personalmente no lo creo. Las circunstancias y condiciones que rodean el triunfo de Peña son otras. Enrique Peña gana con un discurso ambiguo y amplio más una imagen carismática. Fue “un lavado de cara” del PRI, algo similar –salvando las distancias- a la que ocurrió con la candidatura de Alan García para la presidencia en 1985: discurso amplio e inclusivo, promesas electorales genéricas, candidato carismático y toques efectistas de publicidad, respaldado por un sólido partido y los medios de comunicación.

El candidato era idóneo para este “reencauche político”. Otra cosa distinta es el ejercicio de la presidencia en México, casi siempre marcada por signos autoritarios (el presidente elegía a su sucesor más o menos a la usanza romana, era el conocido “tapado”). Sobre lo que sucederá solo caben conjeturas, pero lo más probable es una continuación “en piloto automático” de las políticas de su antecesor, quizás con algunos cambios de estilo, pero sin alterar la esencia. Igual en el modelo de mercado, de repente hasta se atreva a privatizar o por lo menos invitar a capitales privados en coparticipación a fin de modernizar la todopoderosa PEMEX; claro, si cuenta con el respaldo de su partido y los sindicatos. En la lucha contra el narcotráfico, continuará con la política represiva o quizás baje la intensidad, si es cierto que muchos de sus compañeros priistas están metidos en profundas alianzas con narcos locales. De la corrupción ni que se diga, ese es un mal endémico de la sociedad y el estado mexicano. “La mordida” es el ejercicio nacional.

En fin, quizás no será mucho lo que cambie, para bien o para mal, y de repente de acá a seis años vuelva a abandonar el poder el viejo partido institucional. Por lo menos eso se espera para que el relevo oxigene el sistema democrático.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, July 06, 2012

PROFETAS DEL ODIO

La reciente irrupción violenta de miembros del Movadef (partido de fachada de Sendero Luminoso) en la presentación del libro “Profetas del odio” del sociólogo Gonzalo Portocarrero a fin de “polemizar” con el autor del texto dice mucho de los escasos modales democráticos de las huestes de Abimael Guzmán y que las viejas prácticas autoritarias siguen vigentes en Sendero.

La estrategia fue similar a la usada en la época de la “guerra popular”: irrumpir bruscamente en un lugar donde no han sido invitados a fin de lanzar arengas a favor del partido o –en ese entonces- del “presidente Gonzalo”.

No se trató de polemizar con el autor del libro usando argumentos, que hubiese sido lo razonable y “democrático”, sino de utilizar la presentación como espacio de propaganda partidaria. La estrategia es muy usual en los partidos totalitarios, sea el nazismo, el fascismo, el comunismo o sus derivaciones contemporáneas. No se trata de buscar razones que se opongan a otras razones distintas, sino de “imponer” a la fuerza el punto de vista.

No creo que con esa estrategia busquen una “inclusión democrática”. Habría que ser poco perspicaz para suponer que esas prácticas autoritarias van a ganar adeptos en los sectores democráticos mayoritarios que les permita salir del entrampamiento ideológico y político en que se encuentran.

Da la impresión que más bien buscan “consolidar el gueto” o “el frente interno” y ganar a la causa jóvenes con tendencias radicales y que crean a pie juntillas en “la guerra popular” iniciada en 1980. Gestos así tienden a unir a los “verdaderos partidarios”, como en el pasado el martirologio unió a los primeros cristianos e hizo crecer su número, o en el APRA auroral cuando la persecución a sus líderes y seguidores unió más al pueblo aprista en torno a la figura de Víctor Raúl.

Unir en torno al partido y al “presidente Gonzalo” a aquellos creyentes fervientes a pie juntillas en las acciones terroristas como expresión de la “guerra interna” a fin de liberar al país del oprobio de las taras coloniales y conducirlo al socialismo bajo “el sendero luminoso de José Carlos Mariátegui” (con el perdón de José Carlos Mariátegui).

Como apunta Gonzalo Portocarrero, el odio y la violencia fueron consustanciales al senderismo. Quizás al inicio tuvieron un fin altruista, cuando muchos jóvenes con ideales entregaron sus vidas entre 1980-1992 por un Perú más justo y equitativo, pero al final la violencia los devoró y de ser un instrumento pasó a ser un fin en si misma. Sucede cuando la violencia y el odio se salen de los cauces de control como en Camboya con Pol Pot o en la cruenta guerra étnica en la antigua Yugoslavia. Al final se elimina a todo aquel considerado distinto y por lo tanto “enemigo”: sea distinto por ideas, creencias religiosas, raza, etnia, color de piel, género, forma de vida o clase social.

No fue tan descabellada la incursión senderista de aquella noche de la presentación del libro de Portocarrero, ni tampoco fue propaganda inútil. Quizás en estos momentos algún joven con inquietudes de justicia social y hastiado de la política criolla, haya sido motivado a abrazar el “sendero luminoso” trazado por un grupo de fanáticos a la cabeza de un “presidente” que purga penitenciaría en la base naval del Callao.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Tuesday, June 19, 2012

LOS LÍMITES DEL NEOLIBERALISMO: A PROPÓSITO DEL CÓNCLAVE LIBERAL EN LIMA

Pasó medio desapercibido el Foro Liberal de Marzo pasado celebrado en la Universidad de Lima, ello a pesar de la nutrida presencia de “ex presidentes constitucionales”.

Es cierto que el número de ex presidentes cuyo mandato fue por elección popular es bastante amplio y de todo tipo en América Latina. En treinta años y con elecciones limpias o más o menos limpias en la región, la lista de ex presidentes constitucionales pasados al retiro temporal o definitivo tiende a engrosar. De todo tipo o sesgo político, casi siempre tienen como ocupación el escribir artículos (las más de las veces políticamente correctos y bastante “aburridos”) en distintos periódicos de habla hispana y sobretodo el dictar conferencias invitados aquí y allá. Es una forma bastante elegante y cómoda de “mantenerse vigente” y al mismo tiempo ganarse la vida mientras se espera la reelección (en los casos que las leyes de sus países lo permitan) o en otros de ser su definitivo pane lucrando.

La verdad, el cónclave liberal mereció mayor difusión de los medios. Si no fuese por algunos comentarios bastante hostiles a la reunión que, sin querer queriendo, le hicieron un poco de publicidad, este pasaba totalmente inadvertido; pese al anuncio, semanas previas al evento, a página entera en el decano de la prensa nacional. Ni la presencia de Mario Vargas Llosa atrajo la atención mediática necesaria.

Tampoco estuvieron los que debieron estar, y hubo otros cuya presencia hizo recordar algunos actos de su gobierno poco democráticos, limpios o legales. Como que la representación liberal no estuvo bien seleccionada y más parecían émulos de la tristemente célebre DBA local (derecha bruta y achorada). Hasta alguien comentó, no sin razón, que en esa mesa estaría muy cómodo un conocido director de un diario de derecha local, sino fuese porque está peleado con el hijo de don Mario y por eso no lo invitaron.

Pero, ¿por qué no prende la ideología y prédica liberal en países como Perú?

Más allá del intento del propio MVLL en el FREDEMO, no se ha vuelto a reeditar con el ímpetu necesario una renovación política y programática del liberalismo en el Perú. Es un hecho que “sus recetas” fueron asimiladas por todos los gobiernos peruanos sin excepción desde los 90 en adelante. Igual sucedió en otros países del continente. Curiosamente las recetas fueron aplicadas con mayor fruición por aquellos que siendo candidatos se reclamaban en una posición de izquierda, marcadamente estatista e intervencionista, terminando por asumir el programa liberal de privatizaciones, reducción del estado, déficit cero, entre otros puntos de la agenda que causaban tanto recelo hace apenas veinte años atrás. Fujimori, Toledo, García y ahora último Humala, todos sin excepción, siguen el modelo económico liberal, pese a que en su momento se autoproclamaron de izquierda o centro izquierda y lo repudiaron abiertamente.

Quizás a los liberales criollos les ha sucedido lo mismo que a los apristas: su programa inicial fue asumido por sus más férreos opositores. Al APRA le pasó con los militares, bajo el gobierno de Velasco, que se inspiró en el programa contenido en el auroral El antiimperialismo y el APRA como fuente doctrinaria y política de las nacionalizaciones de aquellos años y su prédica antiimperialista. A los liberales les ha ocurrido algo similar. Otros, llegados al poder y que no causaban tanta resistencia en el electorado, han aplicado su programa.

Admítase o no el país está creciendo con el modelo (lo cual dista obviamente de creer ciegamente en él). Pero ese reconocimiento ideológico no se ha trasformado en rédito político a favor de la causa liberal. Quizás la razón esté en que “la receta” ha pasado a ser parte del sentido común político, aplicada indistintamente por partidos y personalidades de tendencias bastante disímiles. Por otra parte no ha existido un movimiento político auténticamente liberal que le de sustento fáctico a la ideología. Como anotamos líneas arriba, el último intento serio fue el Movimiento Libertad y ya sabemos cómo terminó luego de la derrota electoral de 1990: algunos de sus principales cuadros, sin rubor en la cara, pasaron a servir al gobierno de Fujimori post golpe de estado y otros prefirieron la discreta autoexclusión de la praxis política, incluyendo al líder natural del movimiento, MVLL.

Sería bueno para la política local que exista un partido explícitamente liberal. Falta mayor debate y presencia de los liberales en el Perú, así como la “salida del closet” de algunos que habiendo sido entusiastas colaboradores primero del Movimiento Libertad y luego del fujimorismo en los años noventa, hoy actúan en forma encubierta bajo la fachada de “caviares de derecha”, mientras su corazoncito late por el liberalismo. Y una cosa más importante: que ese partido liberal “huela a cholo”. Que sea un partido de masas, no de cuatro grandes empresarios jugando a la política. Esa fue una de las razones por las que fracasó el FREDEMO: olía mucho a Club Nacional y a perfumes caros de Paris. Sino pregúntenle al APRA por qué caló tanto en el peruano del siglo XX, así como los fujimoristas (nos guste o no) en el presente siglo. Y, otro detalle no menos importante: no confundan el engendro del neoliberalismo con el noble liberalismo. Este último es mucho más grande y generoso que el otro.

Está bien criticar los monopolios del estado o el populismo manirroto que deja más pobre al país; pero no se olviden también de criticar los “acuerdos” entre empresas privadas a fin de concertar precios o que gran culpa por esta última crisis se debe a la irresponsabilidad de los grandes bancos y al “populismo” del estado por salvarlos de la bancarrota asumiendo sus pasivos y sacrificando el estado de bienestar de la mayoría de sus ciudadanos.

En países como el nuestro no es que exista demasiado estado, sino que el existente es ineficiente (salvo honrosas excepciones) y no llega a todos los ciudadanos, sobretodo si pertenecen a los sectores sociales con menos poder económico o político. Por eso para los poderes fácticos es fácil cooptarlo y seguir manteniendo el statu quo; aspecto en el cual no reparan los neoliberales criollos al momento de efectuar sus duras críticas contra el estado.

No podemos decir, parafraseando de nuevo al viejo partido de Alfonso Ugarte, que “solo el liberalismo salvará al Perú”, pero sí oxigenaría la política con un debate estimulante, más allá de las aguas estancadas de la actualidad.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, June 01, 2012

PAROS ANTIMINEROS, DE NUEVO

Los paros antimineros ya no son la excepción, son la regla, a tal punto que en el reciente, en la provincia de Espinar, el gobierno ha decretado el estado de emergencia, con la suspensión de ciertas garantías constitucionales, síntoma evidente que la situación era inmanejable para el estado.

Es cierto que en los organizadores de los paros –y de la mano de ciertas ONGs ambientalistas- subyace una ideología decididamente contraria a la gran minería, de un no rotundo, así se demuestre que no produce daño significativo al medio ambiente. El caso emblemático es Conga. Haya o no haya estudio de impacto ambiental Conga no iba a ejecutarse. Y no se trata solamente de simple cálculo político de los actores en escena, algunos actuando de buena fe, los más burdamente (con intenciones muy evidentes) y otros demostrando mejor “habilidad escénica”. No es solamente ello, sino la ideología que subyace al “no a la gran minería”.

En este aspecto los grupos de izquierda detrás de la oposición a los grandes proyectos mineros apuestan por una suerte de Edén sustentado en la agricultura, el turismo ecológico y “los grupos primitivos” como base de un “desarrollo equilibrado”. La vuelta a un supuesto pasado idealizado, antes de la llegada de los primeros occidentales a América. El “mito fundacional” exacerbado por creencias no fundamentadas que ese pasado fue más justo y equitativo que el actual presente; consiguientemente la gran minería que ha sido la fuente de todas nuestras desgracias debe ser erradicada del país “por siempre y para siempre”.

Hemos regresado al arquetipo idílico de los utopistas del XIX. Si Marx los viera, se mataría de la risa.

Por eso, estos grupos de izquierda no hacen mención para nada a la explotación de la pequeña minería, informal, artesanal y muchas veces ilegal. Para estos grupos son “pobrecitos”, suerte de lumpen proletariado o proletariado informal que no encuentra otra forma de supervivencia. Su visión y justificación se encuentra arraigada en algunas lecturas de manuales marxistas de los años 30, combinado con una mala aplicación de ciertas doctrinas sociales de la Iglesia Católica que apuestan por los más pobres y desposeídos. Por ello nunca escucharemos o leeremos alguna crítica de estos grupos contra la depredación del ambiente que realizan los mineros informales, la evasión tributaria, la explotación sexual de menores y la comercialización de drogas que se practica en este perverso circuito minero.

El otro lado del problema se encuentra en el gobierno y el estado. Todos los gobiernos, incluyendo el de Humala, han apoyado la gran minería por razones prácticas: la renta minera permite solventar ampliamente los gastos del estado, incluyendo los gastos sociales de la presente administración (Beca 18, pensión 65, Cuna más, etc.); pero sin contar hasta la fecha con un proyecto de desarrollo nacional sustentable a largo plazo en la renta minera, lo cual implicaría una reforma política, legal, administrativa y económica que ningún gobierno hasta el momento ha querido encarar seriamente.

Además, los sucesivos gobiernos se apoyan en la gran minería porque es fácil de monitorear y fiscalizar ya que se trata de unas cuantas empresas fácilmente ubicables, formales; y, por lo general, cuidan más del ambiente y practican lo que se denomina “responsabilidad social”. Grados más, grados menos (siempre hay una “oveja negra” por allí) prefieren ser bien vistas por la comunidad y tratar de arreglar las diferencias que se presentan. La magnitud de las inversiones que realizan les impide oponerse ciegamente a los petitorios humanos y ambientales que las comunidades aledañas o el estado les exigen… siempre y cuando estos sean racionalmente “manejables”.

Es cierto que a veces en las negociaciones algunas mineras “patean el tablero” o demuestran “insensibilidad social” hacia la comunidad, generándose rechazo de los lugareños y los subsecuentes “paros antimineros”. En otras ocasiones, la población es azuzada por demagogos que buscan posicionarse en su región o a nivel nacional, y así obtener un provecho político o económico; donde toda posición intermedia conciliadora es engullida por los extremos radicales. Entre representantes mineros con escasa perspectiva, dirigencias antimineras demagógicas e ideologizadas y un estado ausente, es fácil presumir como el conflicto va creciendo hasta el estruendoso estallido.

Desconozco si el estado cuente con una oficina permanente y equipos de negociación efectivos con amplias facultades para resolver los conflictos antes que estallen, resolverlos cuando todavía son embrión y las cosas no se han salido de contexto (de nuevo Espinar, de nuevo Conga). No se trata solo que vaya un ministro a firmar un acta (que luego será incumplida) cuando la pradera ya se incendió, sino de tener voluntad política para actuar antes que los hechos salgan de control. Caso contrario, van a servir políticamente en “bandeja de plata” a los grupos de izquierda que buscan “regresar al Edén agrícola pre colonial”. (De nuevo, Marx de enterarse, se reiría a mandíbula abierta de ellos, no sin antes lanzarles uno de sus típicos sarcasmos).

Si estos grupos de oposición tomaran conciencia como otros países han logrado desarrollar y crecer utilizando la renta minera, sabrían que es posible desarrollo, cuidado del ambiente y explotación minera, algo que al parecer ha entendido el presidente Humala, en contraposición al incendiario candidato Humala.

Asimismo, parte de los beneficios que reporta la renta minera deben ir directamente a los vecinos aledaños a la mina. No los podemos tratar como infantes incapaces. Incluso si el estado quiere tener la conciencia tranquila y ser responsable con el dinero que entregue directamente, esa entrega puede estar condicionada a ciertos requisitos previos como escolaridad de los menores, cuidado de la mujer y el anciano, programas de empleabilidad inmediata, etc.

El problema es complejo por los intereses contrapuestos que existen en torno a la gran minería y los bolsones de pobreza existentes alrededor de las minas a explotar. Por parte de los grupos antimineros existe el objetivo de “tirar la cuerda” hasta que esta se rompa, acompañado de un estado ausente y poco eficaz para resolver los conflictos. Lo ideal sería que comunidad, empresa minera y estado negocien y cedan en algo para que todos ganen. Es la forma madura de enfrentar los problemas. Lamentablemente esa actitud se percibe bastante lejana y más bien priman los berrinches infantiles, actitud con la que todos pierden; incluso esos pobres que dicen defender los que se oponen a los grandes proyectos mineros.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, May 18, 2012

¿NEONAZIS EN EUROPA?

Si bien la historia suele repetirse, no necesariamente los hechos tienen que ser idénticos, pero sí con algunos elementos similares. Es lo que sucede en Europa con el ascenso al poder en Grecia de grupos neonazis como Amanecer Dorado, con un inquietante diez por ciento conseguido en las últimas elecciones parlamentarias y exhibiendo un símbolo muy similar a la cruz gamada del III Reich.

Hasta el nombrecito tiene un “tufo” a nuestro vernáculo Sendero Luminoso y, como este, con un dogma a prueba de balas, con militantes totalmente ideologizados (o idiotizados) con una “doctrina” que justifica propuestas como tender un cerco de minas antipersonales sobre la frontera del país helénico para impedir el ingreso de los inmigrantes o expulsar “a patadas” a los que ya están adentro. Y no lo dicen en broma los muchachos de Amanecer Dorado, sino muy en serio.

¿Pero este y otros elementos como el clima de xenofobia que se respira en Europa pueden dar pie para creer que estamos ante un resurgimiento del nazismo?

Creo que no. O para ser más preciso, todavía no.

Aunque el marco tiene algunos elementos en común con lo vivido en los años treinta del siglo pasado, como crisis económica, desempleo y echar la culpa de todo ello a “los extranjeros”, no por eso podemos hablar todavía de un “resurgimiento” nazi en Europa. Para que suceda tendría que prender la chispa en países más grandes y fuertes que Grecia, como serían Alemania o Francia.

Precisamente, en Francia hay una “alerta amarilla” con el nada despreciable tercer lugar que obtuvo en las últimas elecciones presidenciales la “neofascista” Marina Le Pen. Lo peligroso, “la alerta roja”, sería que de acá a cinco años, en las siguientes elecciones presidenciales, Marina Le Pen pase al “balotage”, como al parecer fue su estrategia al no apoyar a Sarkozy en la pasada segunda vuelta, permitiendo así que ganen los socialistas, se desgasten estos en el poder con las reformas de austeridad que van a tener que ejecutar y ella coseche la insatisfacción gala para las próximas presidenciales.

En ese momento sí habría que preocuparse del fascismo en Europa. O si en países medianos como España o Italia gana la “derecha dura”. Ya no Rajoy o “il cavaliere”, sino los otros, los que proponen, como los neonazis griegos, eliminar a los extranjeros como fuente de todo mal y empoderar a “la raza pura” como solución a los problemas que les aqueja: el nacionalismo chato y maloliente que en épocas de crisis vende muy bien como cebo de culebra.

Pero, la política va asociada a la economía. Ese panorama un tanto sombrío podría materializarse de persistir Alemania con las recetas de “austeridad” propuestas para los países con déficit fiscal.

En América Latina ya pasamos por esas “recetas” en las décadas de los ochenta y noventa y no trajeron mucho beneficio que digamos. La verdad que austeridad sin crecimiento traerá más crisis y más desempleo, y consiguientemente, mayor malestar social, que será canalizado astutamente por los grupos neonazis en Francia, España o Grecia, por mencionar solo a tres de los veintisiete estados de la Unión Europea.

Alemania ha optado porque los socios con problemas paguen la factura solitos, factura que ha tenido que ver con las deudas de los bancos en el descalabro financiero iniciado el 2008. Al proceder así “quema” a los gobiernos, los desgasta rápidamente. Pasó con los socialistas en España y pasará con el actual gobierno de los “populares” (PP). Le sucedió a Sarkozy en Francia, tildado –como decimos nosotros- de “chulillo” de la Merkel (y les pasará a los socialistas galos si siguen la receta). En Inglaterra la coalición conservadora-liberal, dedicada con fruición a recortar el gasto social, ha recibido el peor castigo en las elecciones para alcaldes, quedando en tercer lugar. Como decimos por estos lares, “no sacaron ni para el té”. En Grecia la coalición socialista-conservadora no ha podido hacer gobierno, en vista que los partidos menores ponen ciertos condicionamientos “para no quemarse”, como no seguir ciegamente las recetas de austeridad y recorte fiscal del Banco Central Europeo, bajo pena que Amanecer Dorado siga creciendo en las intenciones de voto.

A ello se suma que los países de la UE tienen moneda única, el euro (salvo Inglaterra y algunos otros que persistieron en su propia moneda), por lo que los países con problemas no pueden devaluar para favorecer su tipo de cambio y fomentar sus exportaciones, viéndose bastante limitados para poder reactivar su economía, así como por los acuerdos unionistas, principalmente con el Banco Central Europeo manejado por los alemanes, y que somete a severas condiciones cualquier ayuda financiera.

También hay mucho de mito y propaganda ideológica neoliberal con respecto al déficit fiscal de los estados europeos. No es tan cierto que estos cargaban con un gran déficit antes del estallido de la crisis financiera de 2008, sino que fue a raíz de esta y para salvar a los principales bancos en problemas, que los estados se endeudan a niveles inmanejables. La prédica neoliberal interesada en desmontar el estado de bienestar solo enfoca una arista del problema pero no todo en su conjunto, lo cual puede ser un “boomerang” que le retorne con mayor fuerza si los grupos neonazis crecen exponencialmente, eliminando toda oposición, incluyendo la neoliberal.

Por eso, la “solución” al resurgimiento de la intolerancia en Europa no es solo política. No se trata de perorar sobre las bondades de la democracia estando con el estómago vacío, con enormes cifras de desempleo o desmontando el estado de bienestar. Más bien el crecimiento y el volver a poner en marcha el circuito virtuoso de la economía podrá alejar “el fantasma” del nazismo en el viejo continente.

Sería una soberbia ironía de la historia que gracias a las tozudas políticas de austeridad dictadas por Alemania, indirectamente fomente el auge de grupos neonazis en la Europa unitaria. Algo similar pasó con el ascenso al poder de Hitler en los años treinta: en gran parte fue gracias a las humillantes condiciones que los aliados impusieron al derrotado estado prusiano al terminar la Gran Guerra. Tan humillantes que fomentó el nacionalismo alemán que precipitó el holocausto y la segunda contienda mundial.

Ojalá la sensatez se imponga.

Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, May 04, 2012

EL ÁRBOL DE LA PRETENSIÓN: SOBRE LA ÚLTIMA PELÍCULA DE TERRENCE MALICK



Terrence Malick (1943) es un caso peculiar en el cine. Graduado en Filosofía, por cuestión cronológica y empática pertenece a la generación hippie. En 1973 estrena su primer largo, Malas tierras, donde, en embrión, se puede apreciar la relación entre el hombre y la naturaleza, importante en su cinematografía. Luego, en 1978, entrega Días de gloria, filme de espectacular lirismo. Después vendrá un silencio de veinte años hasta La delgada línea roja en 1998. En 2005 se estrenó El nuevo mundo, su visión personal del pacto fundacional que daría nacimiento a los Estados Unidos de Norteamérica y, ahora último, El árbol de la vida, al parecer su obra más ambiciosa. Actualmente tiene dos proyectos en post producción y otros dos en pre. Parece que el mutismo de antaño ha cedido el paso a una incontinencia fílmica, lo que necesariamente no quiere decir que todo lo visto sea de calidad pareja.

El cine de Malick se caracteriza por un intenso lirismo sustentado en una cuidadosa fotografía y una banda sonora no menos exquisita. Sus imágenes son plásticas, hermosas y dicen mucho de su filosofía personal, expresada en un panteísmo basado en el júbilo a la naturaleza y una reflexión honda de sus personajes sobre su existencia, ayudados por una voz en off que expresa sus conflictos y malestares, lo que sienten por dentro, así como “el choque” entre el hombre y su entorno natural, lo cual evidencia que sociedad y civilización se desprenden en los orígenes de “un tronco común primigenio” como es la naturaleza-Dios, de la cual procedemos todos los seres. Era evidente en La delgada línea roja, donde los hombres que se aprestan al combate cavilan sobre sus pesares y angustias en medio de la floresta tupida en el océano Pacífico.

En El árbol de la vida, Malick ha querido llevar estos principios a extremos radicales, suprimiendo casi toda historia en las dos horas veinte de proyección y entregándonos sus ideas a través de las imágenes y las cavilaciones del personaje interpretado por Sean Penn. Ya el título alude al árbol del bien y el mal bíblico. No en vano la película comienza con un versículo del Libro de Job, lo cual nos hace presagiar que vamos a visualizar una obra con pretensiones “filosófico-metafísicas”, incluyendo dinosaurios en el camino.

Para ser sincero, El árbol de la vida no convence. Pretenciosa, retórica, reiterativa, grandilocuente, suerte de sinfonía poética, el filme pretende ser “la obra cumbre de la metafísica visual”. Da la impresión que Malick actúa en forma conciente de estar realizando “la obra maestra”, todo acompañado con un telón musical estridente que satura los sentidos y así tener la impresión de omnipotencia que irradia lo visto.

El autor cae en un preciosismo manierista que se emparenta muy de cerca con el “cine arty”, aquel que narra una historia con toques pretenciosos, aburridos y pesados. Con una gravedad y solemnidad como que estamos ante “un hecho de gran trascendencia”. Esta vez para explicar el devenir del hombre y su relación con el cosmos y la naturaleza, Malick nos retrotrae al origen del universo, los dinosaurios y con citas bíblicas por añadidura para hacerlo más solemne todavía. Todo para contarnos las cavilaciones, desencuentros y encuentros de Sean Penn niño y luego adulto.

Justamente este actor encarnó hace algunos años atrás una película igual de insufrible, 21 gramos (2003), de Alejandro González Iñárritu, sólo que allí trataba sobre la muerte y Malick más bien trata sobre la vida y sus azarosos avatares.

Soy conciente que criticar a Terrence Malick no es “políticamente correcto”. Suerte de vaca sagrada de cierta “crítica intelectual” que aplaude orgiásticamente todo lo que lleve su rúbrica (la explicación de esta crítica al por qué la gente sale desconcertada de las salas de cine luego de ver la película es que se trata de un “filme exigente”), lo consideran como “el autor” por excelencia, por lo que no es raro leer justificaciones a favor del monstruo parido.

Película pretenciosa y poco convincente, apostando doble contra sencillo, estoy seguro que de aquí a treinta o cuarenta años será tan olvidable y descartable como las miles de películas que se estrenaron en el presente año. Esperemos que su siguiente trabajo nos traiga al Malick que tanto apreciamos.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es


EL ÁRBOL DE LA VIDA [The Tree of Life]
Dir. y guión: Terrence Malick
c/ Brad Pitt (Mr. O'Brien), Sean Penn (Jack), Jessica Chastain (Mrs. O'Brien)
EEUU/2011/Drama***/Estrenos

Friday, April 20, 2012

FICCIÓN Y REALIDAD: TITANIC A LOS CIEN AÑOS

¿Por qué la cinta Titanic es vista en todo el mundo, encantando al espectador común con su historia?

Para la explicación del fenómeno no basta con argumentar que fue un “blockbuster” concebido para arrasar la taquilla. Si bien la premisa es cierta (la película nació para recaudar la mayor cantidad de dinero en el mundo) es insuficiente para explicar las razones de su éxito, lo que ha motivado que en el centenario del hundimiento del célebre barco se reestrene en 3D.

Creo que la respuesta se encuentra en la historia.

Es una historia tantas veces contada en la literatura y el cine, pero no por eso deja de estremecer y encantar. Es una historia de amor y por añadidura de un amor imposible y censurado por la condición social opuesta de los amantes. ¿A quién no le encanta ver o leer esas historias? Habría que no tener corazón para no dejarse encandilar por las peripecias de amor de Jack y Rose.

La “gracia” de la hasta ahora última versión del famoso navío fue la historia de un corto pero intenso amor que perdurará a través del tiempo como el de otras parejas de las artes y letras (su romance dura apenas unas horas hasta el hundimiento del barco). Ese fue “el gancho” que hizo atractiva esta versión del Titanic. Una historia de amor ficticio (en la vida real no existieron los personajes de Jack y Rose), pero “creíble” gracias al telón de fondo histórico, de hechos que sí ocurrieron en la vida real. Es lo que Mario Vargas Llosa denomina “la verdad de las mentiras”, la “magia” del narrador para hacer verosímiles hechos ficticios.

Por ello, en el Titanic de James Cameron lo más interesante es la trama sentimental que se desarrolla en la primera mitad. El hundimiento del barco es coyuntural (es la parte espectacular, “el show de la filmación”) y sirve solo para dar impulso a los avatares de los amantes, de un amor imposible que va más allá de la muerte. Efectos digitales, espectacularidad, se encuentran puestos al servicio de la historia de la joven pareja. (La escena final, suerte de sueño de Rose anciana, revela el deseo anhelado y frustrado de ella: el reconocimiento por parte de la sociedad, de su mundo aristocrático, del amor de su vida, deseo que queda en apenas un sueño).

Precisamente al ser una historia de amor imposible y trágico le da un aliento inmortal. Distinto hubiese sido el significado con el “final feliz” de los amantes. Estaríamos ante un amor anodino más. En cambio, en Titanic existe un aliento trágico: uno de los amantes muere y el otro toma la posta para seguir con “la filosofía de vida” del que no sobrevivió al hundimiento del trasatlántico. De eso trata las más de tres horas del filme que, gracias a esa forma de contar los hechos, no aburre, manteniendo más bien en vilo al espectador.

Titanic “arrasó” con los Oscar de aquel año. Un joven Leonardo DiCaprio consolidó su carrera gracias al filme, consiguiendo en otros, posteriores, “destitanizarse” en papeles memorables, principalmente de la mano de Martin Scorsese con el que ha mantenido una sólida asociación.

Titanic sin ser “una gran película” (el guión está repleto de clichés bastante convencionales), es de esas que cautivan al espectador, porque todos en nuestro fuero interno deseamos vivir historias como las de Jack y Rose, que las compensamos en la ficción de la pantalla o la lectura.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es


FICCIÓN Y REALIDAD: TITANIC A LOS CIEN AÑOS
Dir. y guión: James Cameron
c/ Leonardo DiCaprio (Jack Dawson), Kate Winslet (Rose DeWitt Bukater), Billy Zane (Caledon 'Cal' Hockley), Kathy Bates (Molly Brown), Frances Fisher (Ruth Dewitt Bukater)
EEUU/1997/Drama***/Dvd/Películas del ayer

Saturday, April 14, 2012

A CUARENTA AÑOS DE EL PADRINO

Este año también cumplió cuarenta años de su estreno El padrino (1972), co-escrita y dirigida por el entonces joven director Francis Ford Coppola, uno de los puntales de la renovación del cine norteamericano en los años setenta.

Es historia conocida lo difícil que fue el proceso de pre-producción. Un joven realizador que no tenía demasiado poder en los grandes estudios de Hollywood se enfrasca en una película sobre la mafia y el crimen organizado, el de la familia Corleone. Decide para los protagónicos tener a Marlon Brando encarnando a don Vito Corleone, un actor que estaba “vetado” en los estudios por tener fama de conflictivo; y, en el otro papel de importancia, a un desconocido joven actor que daría mucho que hablar, Al Pacino, quien representó a Michael, el hijo y continuador de la dinastía.

Como cuenta el propio Coppola fue difícil convencer a los ejecutivos de la Paramount la inclusión de estos dos actores en el reparto principal. Parece que el modesto sueldo que percibieron fue el argumento contundente para que la productora los acepte. (Brando solo cobró cincuenta mil dólares por el papel, “un sencillo”; aunque lo salvó las regalías que obtuvo el filme a lo largo de los años).

Pero, “el gran valor añadido” de la cinta fue que no se trataba de “una película más” acerca del mundo de la Mafia, sino que Coppola la elevó sobre el común de los filmes del género al otorgarle un aliento trágico que envolvía el destino de los personajes. Existe “una predestimación de los dioses” más allá de la voluntad o el camino que decidan tomar. El caso más trágico es el del propio Michael Corleone, quien en un inicio se niega a tomar parte en los negocios de la familia y termina de jefe al morir su padre, ser asesinado su temperamental hermano mayor Sonny, y ante la debilidad de carácter de su hermano intermedio, Fredo.

En igual sentido, lo que se quiere proteger, termina siendo destruido. El caso más patente es el de la propia familia, la cual se busca proteger a toda costa (todo el esfuerzo de los Corleone se encamina a ello), siendo destruida o disgregada. Sonny asesinado, Fredo exiliado y luego ordenado asesinar por su propio hermano Michael, la familia de este último separada por los turbios negocios que no comparte su esposa Kay. (A la lista se debe añadir el asesinato de la primera y efímera esposa siciliana de Michael, el asesinato de su joven hija en la tercera parte de la saga, así como los intentos de asesinato de Vito y Michael Corleone).

Pero, también habla del poder y de los medios para consolidarse o llegar a él. Se percibe un aliento shakespiriano presente como en las célebres obras del bardo inglés. Esa consolidación en el poder es por medio de la violencia, pero usando sobretodo la inteligencia y la astucia. El más astuto o el más hábil es el que gana la partida, no el que tiene la fuerza bruta (las escenas violentas y de acción son escasas en el filme y se encuentran adecuadamente dosificadas). Las tres partes de El padrino se abren con un acontecimiento importante que congrega a la familia y “anuda” la trama, terminando con una serie de asesinatos que la resuelven.

Similar uso tienen las traiciones. El traidor casi siempre es del grupo íntimo de la familia, sea como el caso de Fredo por “ganarse unos dólares” por su cuenta o de los lugartenientes o parientes políticos de los Corleone. La traición, al ser descubierta, se paga con la vida. Se la considera como “el peor de los pecados”, al decir del Dante.

Fue interesante también el tratamiento de la Mafia. No fue presentada en su aspecto más violento u oscuro, sino que los jefes mafiosos son definidos como ciudadanos comunes y corrientes, “hombres de negocios” felizmente casados y con una familia de la cual se sienten responsables. Como ya se apuntó, tanto Vito como su hijo Michael, hacen lo que deben hacer por mantener a salvo a su familia. Desde ese punto de vista, existe una “justificación moral” de sus acciones, ganándose de esa manera la simpatía del público. (Se especula que este “lavado de cara” de la Mafia obedeció a las presiones que recibieron tanto Coppola como Puzo del crimen organizado, en vista que ambos son descendientes de italianos).

El padrino le otorgaría fama y fortuna temprana a Francis Ford Coppola. Y, a pesar que después “renegó” de su popular trilogía, lo cierto es que cimentó su carrera para proyectos futuros, uno de ellos la segunda parte (1974) que, excepción a la regla, sería mejor que la primera y catapultaría a otro joven y desconocido actor: Robert de Niro, encarnando al joven Vito Corleone. Años después se incorporó al díptico una irregular tercera parte (1990) que, según se dice, Coppola se animó a realizar más por cuestiones de dinero (sus proyectos anteriores no habían reportado la expectativa económica deseada) que por engrandecer su filmografía. Es opinión casi unánime que esa tercera parte es prescindible.

En cuanto a Brando, gracias a El padrino pudo relanzar su carrera en los años setenta en papeles memorables de filmes como El último tango en París, The Missouri Breaks o Apocalipsis ahora. Ni hablar del despegue que significó los roles para las carreras actorales de los jóvenes Al Pacino o Robert de Niro.

Asociado con la célebre melodía de Nino Rota, tarareada al infinito en todo el mundo, El padrino demostró una vez más que una obra concebida solo para ganar dinero (la Paramount buscaba desesperadamente un filme que la saque de la difícil situación económica en que se encontraba), trascurrido el tiempo puede ser apreciada tan fresca y vigente, como lo fue el día de su estreno, lo que sucede solo con los clásicos.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Wednesday, April 04, 2012

5 ABRIL, 1992

Con el gobierno de Fujimori ha sucedido lo mismo que con el gobierno de Pinochet en Chile: nos guste o no su herencia ha continuado más allá de su mandato y más allá de su existencia física, incluyendo el modelo económico y la constitución política que impusieron.

Curiosamente ambos terminaron siendo juzgados. Uno por un juez allende las fronteras de su país de origen; el otro al pisar suelo chileno y ser extraditado y juzgado en su propio país. Ambos con personalidades controversiales que generaron y generan polarización: el ciudadano está a favor o en contra de ellos, pero difícilmente mantiene una posición neutral. Y ambos han dejado un legado político: en Chile los pinochetistas reciclados están en el poder, en Perú “los naranjas” casi lo logran.

En el caso peruano un detalle adicional: los votantes a favor del fujimorismo en las elecciones generales del 2011 fueron jóvenes que nacieron después de 1992, que nacieron junto a las reformas de libre mercado de Fujimori, siendo estas, por tanto, parte de su entorno social y, sea por instinto o por lo que sus padres les han contado, desde muy temprana edad: 1) son escépticos con respecto al ejercicio de la política y los políticos y 2) ven como un hecho natural a la economía de mercado.

No creen en “los políticos tradicionales”, lo que no es culpa de ellos, sino de los propios partidos y políticos que no supieron o pudieron estar a la altura de los cambios que se requerían en el país post Fujimori.

En cambio, el ansía de enriquecimiento rápido, el confort y lo que el dinero puede comprar es la nueva ideología de estos jóvenes que nacieron al calor y las contradicciones de las reformas neoliberales de los años noventa.

Volviendo a las coincidencias entre ambos gobernantes, estas no son casualidades del destino, suceden cuando un país se encuentra en una grave crisis sea política, social o económica o, peor aún, todas juntas. En Chile, la anarquía y el desgobierno que se vivió en los últimos años de Unidad Popular “justificó” al gobierno dictatorial que vendría después. En Perú, el terrorismo, la hiperinflación, el desgobierno y latrocinios de fines de los ochenta fueron la justificación necesaria para el gobierno autocrático de Fujimori. Fue “la solución” que encontró la sociedad peruana para resolver sus problemas. De nuevo lo reitero: nos guste o no.

Es posible que para una minoría intelectual de tendencias liberales y democráticas, esa no hubiese sido la solución ideal. Siempre han argumentado que las reformas neoliberales pudieron ejecutarse “en democracia”, con consenso de los actores políticos. Creo que más son buenos deseos o condenas políticas que realidades tangibles. Para una sociedad poco democrática, prejuiciosa, racista y poco integrada como la peruana, “el autogolpe” fue la justificación idónea para la expiación de todos nuestros “pecados”. Y los llamados “políticos tradicionales”, los chivos expiatorios perfectos. El mito del “hombre fuerte” subsiste en el imaginario popular. De allí que el autogolpe del 5 de Abril fue aplaudido mayoritariamente por el ciudadano común. No tuvo resistencias de la sociedad. Y es posible que de repetirse en el futuro tampoco las tenga.

1992 fue el momento oportuno para enrarecer el clima democrático. Fujimori gobernó prácticamente sin oposición por ocho años consecutivos aplicando “la yuca y el bacalao”, sicosociales a la orden, chuponeos y “una corte de geishas” que adulaban al poder (algunos de ellos adecuadamente reciclados luego del año 2000), mientras las privatizaciones y el dinero conseguido por estas en más de una oportunidad tuvieron fines poco trasparentes. Todo acompasado “al ritmo del chino”.

Reitero. El “autogolpe” del 5 de Abril no se habría producido de no existir los elementos que lo hicieron propicio. En otras palabras: la debilidad de los partidos políticos y su escasa representatividad e institucionalidad no fueron el efecto, sino la causa del fujimorismo y de cualquier tendencia totalitaria. No es culpa de este la debilidad (y torpezas) de aquellos.

¿Se podrá repetir a futuro un 5 de Abril? Yo creo que sí. No tenemos las instituciones ni los cimientos democráticos tan sólidos como para detener cualquier intento autocrático. Si, hipotéticamente, el gobierno de Humala se trasforma en un gobierno autocrático pero con “resultados” (beca 18, pensión 65, cuna más, etc.), la gente común y corriente lo apoyará en caso quiera perpetuarse en el poder él o su familia. Ya no mencionemos a los que tienen el verdadero poder, “los que cortan el jamón”, a ellos jamás les ha interesado la democracia y los derechos humanos, con tal que los dejen hacer sus negocios.

Un 5 de Abril está latente en nuestra historia.

Pero, la historia del autogolpe enseña otra lección: los que quieran perpetuarse en el poder más allá de su mandato terminan mal. Le sucedió a Fujimori y décadas atrás a otro estadista controversial: Augusto Leguía. Así, de existir una “vocación totalitaria” en el presente gobierno e intentos de perpetuarse en el poder, mejor lo piensan dos o hasta tres veces antes de acometerlo. Las consecuencias serían nefastas para el país como para aquellos que se enfrasquen en tan insensata aventura.

Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es