Friday, April 05, 2013

CANTINFLAS EN LA JUSTICIA


El título del artículo no es mío, pero confieso que calza perfectamente al inefable y bizarro juez Malzón Urbina.

Acabo de terminar de revisar “el fallo” (nunca como ahora se aplica tan precisamente ese calificativo al mamotreto de sentencia del juez Urbina) y la verdad que, aparte de los notorios errores ortográficos que demuestra el tremendo juez, tiene monumentales incongruencias jurídicas y excesos en sus competencias como magistrado. Un poco más y destituía también al presidente Humala (la alcaldesa se salvó por un pelo).

Un recurso de habeas corpus tiene por finalidad resolver judicialmente un perjuicio contra el libre tránsito, la libertad que tienen las personas de poderse desplazar por el territorio nacional a su entera voluntad y sin impedimentos de ninguna persona, sea natural o jurídica, pública o privada, y solo con los límites que establece la ley y el orden público.

Por lo tanto, un habeas corpus no puede discutir sobre una decisión administrativa de reubicación de un mercado (que es competencia del gobierno local) o la naturaleza jurídica del terreno sobre el que se construyó el tristemente célebre La Parada (donación de una familia de la aristocracia limeña de ese entonces). Para ello se encuentra la justicia ordinaria o el amparo como medio residual y último; pero no un habeas corpus.

Vemos en “el fallo” del juez Urbina que gran parte lo ocupa en dilucidar si el terreno donado sobre el que se construyó el mercado mayorista conocido como “La Parada” debía cumplir expresamente esa función (mercado mayorista) o la donataria (la Municipalidad de Lima) podía darle otra finalidad (parque zonal, como es el proyecto anunciado).

Lo que tanto preocupa al juez Urbina, citando incluso a Lenin, Galileo, Leibniz y hasta al mismo Sancho Panza para reforzar sus “argumentaciones”, no se condice con la finalidad de un habeas corpus, donde el tema es si se violó o no el libre tránsito de la persona afectada (en este caso de los comerciantes por el cordón policial y los bloques de concreto que circundan el ex mercado).

Pero, evidentemente, el fallo del juez iba a ser endeble si no aumentaba en sus “considerandos” lo referente a la naturaleza jurídica del terreno sobre el que se construyó el ex mercado mayorista, dado que la municipalidad tiene dentro de sus competencias la reubicación de los mercados municipales, por lo que el magistrado “se agarra” de la supuesta naturaleza jurídica del terreno en mención (lo que tampoco limita la decisión del municipio de la reubicación en vista que los comerciantes no son los propietarios, sino la municipalidad de Lima), lo cual propiamente era materia de un juicio ordinario donde se actúan medios probatorios, se pueden deducir excepciones y defensas previas, apelar las resoluciones, y otros medios más de defensa, requiriendo mucho más tiempo y, por ende, no iba a ser “tan efectivo” para los demandantes como un habeas corpus.

Para coronar sus intríngulis leguleyos, de refilón, como quien no quiere la cosa, anula las ordenanzas sobre la conversión de La Parada en parque zonal, zurrándose en que las ordenanzas municipales tienen rango de ley y solo un órgano como el Tribunal Constitucional puede declarar su inconstitucionalidad y por consiguiente la nulidad de esa norma. Y, para demostrar que tiene buen sentido del humor, anunció su ocurrente sentencia justo el día que se celebra al abogado. Pareciera que como cierto ex alcalde, el tremendo juez tiene un retorcido sentido del humor.

Los que ejercemos el litigio en el Poder Judicial sabemos que una sentencia como la dictada por el juez Urbina cuesta. Hay que pagar. Son como esas cautelares que salen a gusto del cliente. Incluso, estimado lector, si tiene una pizca de suspicacia, se podrá dar cuenta que para emitir la sentencia en un caso de habeas corpus el señor juez se ha tomado su buen tiempo, cerca de cinco meses desde que se interpuso la demanda, lo que hace presumir que “no ha soltado el fallo” hasta no le completen “sus honorarios”.

Son especulaciones, claro. Pero merecerían una investigación más a fondo que el calificativo de “valiente” otorgado al controvertido juez nada menos que por el propio presidente del Poder Judicial. Mejor patente de corso, ni los piratas.

Lamentablemente con fallos así y jueces como el inefable Urbina son la muestra que el folclorismo jurídico y judicial existe, que la justicia en nuestro país se compra a peso o por influencia política, y que la seguridad jurídica más es un galimatías abstracto que una realidad concreta.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, March 22, 2013

LA REVOCATORIA EN EL FINAL: SUSANA REINA PERO NO GOBIERNA

Una lección imparcial que nos dejó la revocatoria de Marzo pasado fue la pobreza de nuestra clase política: intereses subalternos, nivel paupérrimo, olor a folclorismo político, triquiñuelas legales, ambiciones nada ocultas. Con una clase política así difícilmente vamos a tener las reformas necesarias a fin de adecuar el crecimiento económico a un largo plazo. Y, nos guste o no, toda reforma política pasa por el fortalecimiento de los partidos. Sin partidos sólidos y organizados no tendremos una adecuada clase política y los “robacable”, “comeoro” o los “marcoturbio” serán los operadores a la orden del día.




¿Quiénes fueron los grandes ganadores y perdedores en la jornada del 17 de Marzo?



El gran ganador fue el PPC. Ha salido fortalecido en Lima, su principal bastión, junto a su lideresa, que en una jugada maestra trasformó una inevitable derrota en una victoria. El tender la mano a la rival de antes permitió ser visto como gesto generoso, amplio que, de paso, neutralizó las bajas del PPC en la revocatoria. De confirmarse la tendencia de veinte los regidores revocados, casi todos de Fuerza Social, tendremos elecciones en Noviembre, donde –no sería extraño- la mayoría de elegidos serán social cristianos e inicio de una breve cohabitación liberal-socialista, hecho inédito entre nosotros.



Gracias a esta hábil jugada el PPC se posiciona en la ciudad de Lima, desplaza a su rival en electorado Solidaridad Nacional, llega con buen pie a las elecciones complementarias de Noviembre y a las municipales del 2014 donde, a no dudarlo, arrastrará alcaldías distritales como en los viejos tiempos; y, de paso, acumula fuerzas de abajo hacia arriba para las elecciones generales del 2016.



(Si “el voto cruzado” –No a favor de Villarán, Sí en contra de sus regidores- fue consigna del PPC o no, habrá que investigar. Ahora tenemos solo presunciones; pero ha sido tal la sofisticación del ejercicio del voto preferencial –incluyendo la vendetta muy a la italiana contra Castañeda hijo y el esposo de Patricia Juárez- que parece bastante probable que haya emanado de consigna partidaria).



Susana Villarán no sale fortalecida de la revocatoria como sus acólitos señalan, sino debilitada. El precio que ha pagado por quedarse en el poder ha sido excesivamente oneroso. Sale debilitada de la consulta, al igual que la izquierda. Tengamos presente que casi la mitad de los limeños dijo “sí” a su revocatoria por lo que carece de legitimidad social, con una mitad de la ciudad en contra de ella; y pierde a sus principales colaboradores como Eduardo Zegarra y Marisa Glave, así como a sus regidores partidarios; y al no tener inscripción propia (Fuerza Social la perdió en una de sus tantas miopías políticas pasadas al presentarse en solitario a las elecciones generales del 2011), no podrá participar en las complementarias de Noviembre, salvo que Tierra y Libertad (agrupación de izquierda a la que pertenece Glave) “le preste” el membrete. Con mayoría social cristiana en el concejo limeño, la alcaldesa reinará pero no gobernará.



Esta segunda experiencia de gestión socialista en el municipio limeño difiere mucho de la primera, de la llevada a cabo por el desaparecido Alfonso Barrantes. El arte de la política y el anti sectarismo se encontraban presentes en la recordada gestión del tío Frejolito. Remontar los errores de la gestión Villarán implica una sincera autocrítica y humildad. Depende cómo asimile la izquierda el trauma de la experiencia de haber pasado por una revocatoria donde las mayorías populares, supuestamente la base política de la izquierda, fue quien principalmente votó a favor que se vayan de la alcaldía. Esa asimilación y cómo la procesen será básico si quieren lanzarse en busca de una tercera oportunidad.



Otra lección es que Lima sigue siendo conservadora, alérgica a los extremos de derecha o izquierda; de allí que las posiciones del centro son las que ganan, como la esbozada por Lourdes Flores y por la misma alcaldesa en las últimas semanas, con mensaje de arrepentimiento incluido; y gracias al crecimiento económico muchos distritos nuevos cuentan con clase media como San Martín de Porres y Los Olivos que también se muestran alérgicos a todo radicalismo, y son vitales para decidir una votación. Quien se posiciona en el centro y sintoniza con sus electores, gana.



Por ello, el discurso centrado de las últimas semanas antes de la consulta se ganó a ese electorado, dejando de lado el discurso radical que los corruptos están del lado de los que votan por el sí y los honestos, la reserva moral del país, por el lado del no. Ese discurso maniqueo la llevaba inevitablemente a la derrota a la alcaldesa, cambiándolo por otro más amigable.



Las sorpresas:



Otra ganadora dentro de la derrota es la regidora Marisa Glave. Mejor dicho fue la revelación en esta consulta popular, como se apreció en “la exposición de ideas” que permite perfilar una lideresa a futuro. Tiene agallas y honestidad, cualidades escasas en la política, y poco a poco está decantando su radicalismo inicial. El golpe de la revocatoria y el ejercicio de cargos públicos le han permitido tener otra visión del ejercicio de la política. Puede ser una sorpresa para el 2014 o más adelante. Todo depende de cuánto evolucione.



Otra sorpresa fue el regidor socialcristiano Pablo Secada, quien tuvo una destacada performance por el no. Y en el bando contrario, de parte de los solidarios, sería mezquino negar la participación de Patricia Juárez.



Ellos, junto a Eduardo Zegarra, el ex teniente alcalde, es posible se perfilen para las municipales del 2014.



¿Quiénes pierden? Marco Tulio el primero, como cabeza visible de los revocadores. Está tan quemado y desprestigiado que difícilmente algún partido lo querrá tener en su lista de regidores, ni siquiera los solidarios querrán cargar con un pasivo enorme.



En cambio, Luis Castañeda pese a todo –incluyendo los “revoca audios”- tiene posibilidades de tentar el sillón de Ribera el viejo el 2014; aunque se tendrá que enfrentar a su antiguo aliado el PPC que estará mejor posicionado. Castañeda sufrió de un “exceso de mudez” –virtud o defecto, dependiendo como se mire-. Muchos creen, y yo también, que de presentarse públicamente por lo menos en la última semana previa a la revocatoria apoyando abiertamente el sí, el resultado hubiese sido distinto. El exceso de cálculo político lo perjudicó; y de pasó perjudicó a su hijo, Castañeda Jr., quien perderá su cargo de regidor. Justicia poética que le dicen.



Las campañas del sí y del no.



La del sí totalmente descoordinada, poco convincente, frases infelices, aparte que no aprovecharon el espacio del debate. Parece que la coordinación entre el Comité revocador, Solidaridad y el APRA no fue muy fluida, Los revocadores cambiaban de speaker a cada momento, su propaganda más allá del “maleteo” a la gestión Villarán no planteaba propuestas constructivas que interesen al elector indeciso.



En cambio la campaña del no fue más coordinada y propositiva; utilizaron hábilmente el marketing político con los “memes”, los muñequitos como súper no, aparición de deportistas y artistas apoyando la opción, la neutralización de periodistas de opinión enemigos acérrimos de Villarán como Aldo Mariátegui. El no hizo una campaña más amigable y –seamos sinceros- su gasto en publicidad fue mucho mayor. Parece que los honorarios de Favre se justificaron.



En cuanto a las intenciones de los revocadores. De los de Solidaridad Nacional es indiscutible el camino que prepararon para el regreso de Luis Castañeda. Como dice la conocida sentencia los dioses ciegan a quienes quieren perder. No se explica de otra manera la falta absoluta de cálculo político y la exagerada ambición de Castañeda. Son esas decisiones sin sentido y absolutamente desastrosas a futuro que a veces cometen los políticos, hasta los más experimentados. En fin, tendrá que remontar fuerte y parejo para llegar con alguna posibilidad el 2014. (Imagino que pensar en las presidenciales del 2016 como declaró recientemente, será una boutade, parte de su recientemente descubierto humor negro).



Pero llama la atención el apoyo del APRA de Alan García, teniendo en cuenta que la ciudad de Lima es, sino hostil, por lo menos poco afecta al partido de la estrella. A veces creo que no es falta de olfato –como cuando designó a su ministra Mercedes Araoz de candidata a la presidencia- sino de querer enterrar toda autonomía partidaria de fracaso en fracaso para así controlar mejor a su partido. Por lo menos la cúpula partidaria se encuentra sujeta a sus designios. Se ha convertido en la locomotora que jala los vagones del partido del pueblo y, por supuesto, los dirigentes que acatan los designios de García ven la conveniencia de estar bien ubicados para las elecciones del 2016.



Parece que ambos –Castañeda y Alan- buscan una alianza para las elecciones municipales del 14 y las generales del 16; y si bien debido a los errores políticos acometidos han salido magullados (más el primero que el segundo), no es un fracaso total como sus detractores señalan. Nos guste o no, tanto Castañeda como García tienen posibilidades en el futuro inmediato. Uno en la alcaldía, el otro ya sabemos donde.



Por otro lado, la revocatoria como institución de la democracia directa no debería desaparecer, pero sí debe ser mejor regulada, incluyendo requisitos más estrictos. Quizás debamos incluir causales de revocatoria o medios probatorios para ejercer el derecho, a fin de evitar el abuso en su ejercicio; así como mayorías más altas para que prospere.



Unas palabras finales sobre el caso Villarán. Siendo una alcaldesa de izquierda, paradójicamente es rechazada por las mayorías populares (el sí se impuso en los distritos más populares), mientras los segmentos altos y medios la avalaban, incluyendo a instituciones de la gran empresa, como la Confiep.



Es cierto que Susana Villarán no es muy hábil como política. Sus declaraciones muchas veces son desafortunadas, como la expresión “las lavanderas de San Juan de Lurigancho”, refiriéndose a las mujeres del populoso distrito. Era un evidente acto fallido que reflejaba una visión clasista y segmentada de la realidad, como que se quedó en la Lima de hace cuarenta años atrás.



Pero no solo es una lectura equivocada de la Lima actual; sino carencia absoluta de olfato político, cualidad que, por ejemplo, sí tenía Ricardo Belmont, de origen social similar al de la burgomaestra, aunque de repente sin tanto linaje. Esa carencia de olfato político quizás es su principal déficit y cuando reacciona suele ser demasiado tarde. De repente le falta la malicia que un político debe tener. Como decíamos en un artículo anterior, tiene vocación de servicio, pero carece de ese olfato para navegar por las aguas turbias de la política.

Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Thursday, March 14, 2013

PORQUÉ VOTARÉ POR EL NO ESTE 17 DE MARZO


Como decimos los leguleyos, dejaré asentadas mis razones por las que votaré por el no este 17 de Marzo. Ya algo adelanté en otros artículos (ver: Sobre la revocatoria: el caso Susana Villarán y las instituciones en democracia, así como Los revocadores de Susana Villaran, el Reniec o de cómo “la chacra” ya no la maneja únicamente la derecha).

Si bien no soy un gran fanático de la gestión de Villarán y sus acólitos como lo he demostrado con los artículos antes citados; también es cierto que debo pensar en la ciudad que me da cobijo y las consecuencias que traería una revocatoria de la alcaldesa y sus regidores.

En principio que los revocadores no son santos desinteresados que van en busca de consolidar la democracia participativa con el proceso que iniciaron. Existen intereses turbios detrás de ellos (ver los articulitos de marras) sean políticos o económicos. Y no me refiero solo a “Marco turbio” cuando digo esto de los intereses oscuros. El remedio sería peor que la enfermedad. Saldríamos de guatemala para ir hacia guatepeor. Gracias, pero paso.

No obstante, no comulgo con aquellos que apostando por el “no” creen ser la reserva moral del país mientras los otros, los que van a optar por el “sí”, son los corruptos o por lo menos los que toleran la corrupción. Para ser francos, esa división es bastante sectaria y de ser esgrimida por alguien de derecha hace tiempo se habría ganado el calificativo de “facho”. Muchos intelectuales y articulistas, directa o indirectamente, han tratado de vender la idea que ellos son la conciencia moral, el último bastión de pureza que queda en el Perú, cuyo portaestandarte sería nada menos que la tía Susana, mientras los revocadores o sus simpatizantes son todo lo contrario. Con actitudes de esa naturaleza después se quejan que la gente vote por el sí.

Es cierto que la administración Villarán es regular, por decirlo elegantemente. Comete errores garrafales, se mete en líos gratuitos, no ha tenido reflejos políticos adecuados (un cargo de alcalde es eminentemente político), ni rapidez en la ejecución de obras urgentes (todavía me acuerdo de su célebre “todo estaba previsto” cuando, mismo Titanic, se hundió su obra emblemática debajo del río Rimac). Y, por añadidura, tiene la mala costumbre de culpar a los otros por sus errores, amén de ocultar los suyos propios con excusas de primarioso (v.gr.: las circulinas alquiladas para la presentación de los autos patrulla de los serenos). Pero no se puede negar que encaró dos problemas peliagudos de la ciudad: el tránsito y el mercado mayorista. Que en el primero tuvo avances y retrocesos, y en el segundo existió improvisación, es cierto también. No lo vamos a negar. Pero los encaró. Ningún alcalde anterior quiso colisionar con los transportistas o con los mayoristas del tristemente célebre mercado de La Parada. Hay que reconocer a la tía honor al mérito. O mejor dicho a su gestión.

Y si se trata de “cemento”, según el informe de la revista Poder, la tía tiene más obras de importancia en los dos primeros años que las de los solidarios de Luis Castañeda en igual periodo de tiempo. Y, como decimos los abogados, a las pruebas me remito. Según el informe, Solidaridad realizó solo tres obras importantes en sus dos primeros años (la construcción del Parque La Muralla, la Alameda de Las Malvinas y la ampliación de la Avenida Canadá), Fuerza Social tiene cinco, le gana por dos (la extensión de vías en Huaycán, la avenida Santa Rosa en San Juan de Lurigancho, el malecón de la Herradura, la inauguración del Mercado de Santa Anita y el traslado de La Parada). Que algunas obras ya estaban iniciadas o planificadas por la gestión anterior, es cierto también; y que en otras existió improvisación como en el olón de La Herradura, no se va a negar.

Y en gasto de billete (técnicamente, ejecución de obra), la tía ha gastado más en obras que los solidarios. No se le puede negar que invierte el dinero presupuestado; aparte que en cartera existen cerca de siete mil millones de soles en obras concesionadas, cuyos frutos tangibles –no seamos impacientes- se verán en dos o tres años.

También está la cuestión de la ética pública. Algo “invisible” pero importante. Parece -y digo solo parece- que en la actual administración edilicia no se cobran comisiones por las obras licitadas. Por eso la Confiep está contenta con ella y la apoya. “Las comisiones” suben el costo de una obra licitada. Hay que dar por lo bajo una suma al funcionario tal, otra al funcionario cual y así, hasta llegar a las más altas esferas. Eso es un costo para las empresas contratistas; pero más importante es que se demuestra ética desde la función pública. La tía podrá ser desubicada, media relajada, meter la pata a cada rato (por eso no habla mucho últimamente), pero difícilmente se le encontrará alguna cuenta cifrada en el extranjero o con una mansión comprada con el producto de sus “conferencias”.

Y si hacemos comparación en tan espinoso tema, ya no hablemos de los escándalos de corrupción en pasadas gestiones edilicias. Por poner solo la del APRA y Solidaridad Nacional, los partidos que están detrás de la revocatoria. A Jorge del Castillo, en su época de alcalde, se le conoció como “gorgojo”, por los alimentos en mal estado (con gorgojos precisamente) que se despachaban a los comedores populares. Sin mencionar, según la revista Poder, las denuncias por los sobreprecios en la compra de camiones basureros, los malos manejos en los fondos recaudados tras una inundación en Chosica o “el canje” de vaso de leche por chizitos. (Doctor Chizito bien pudo ser su chapa). En cuanto a Luis Castañeda, el recuerdo de Comunicore está bien pero bien cerca y fresco; aparte de las graves acusaciones por las diferencias abismales entre los presupuestos iniciales y los costos finales de diversas obras faraónicas como la vía Grau, la remodelación de la Panamericana Norte o hasta la construcción de la infraestructura del Lentopolitano –¿se acuerdan cuánto demoró en ejecutarlo?-, algo que en su momento el propio Marco Tulio Gutiérrez acusó a la gestión de Castañeda … hasta que le dieron una jugosa asesoría e hizo mutis del tema.

Por eso y muchas cosas más, como dice la conocida canción, votaré este domingo 17 por el “no”. Va a ser un no crítico. Con ciertas reservas. Espero la tía concluya el tiempo que le falta y cariñosamente le diría que terminado su periodo edilicio de un paso al costado. Con sinceridad le recomendaría no intente la reelección. No tiene pasta para el cargo. Tiene vocación de servicio, es indiscutible; pero eso, como diría otra canción, no basta.

Otrosí digo: Ya que hablamos de ética pública, terminado el proceso de revocatoria, por favor sean trasparentes con las cuentas, sobretodo los anti-revocadores que manejan dinero público. Eso de que los honorarios del asesor Favre se pagan con polladas y fiestecitas de fin de semana no lo cree ni el más ingenuo (si todavía existen ingenuos en Lima); o que las gigantografías del “no” fueron “donaciones”, nos parecen argumentos a lo Marco Tulio y compañía: que ellos solo reciben pequeñas donaciones que van “goteando de sol en sol”, de gente tan desprendida que la plata llega sola, no únicamente de desempleados, de personas que no tienen ni para pagar sus deudas más elementales, sino hasta de los muertos. (Imagino los convocará usando la ouija). 

Para terminar: Ojalá no sea cierto lo que se dice con respecto a que grandes empresas concesionarias han financiado la campaña por el no por ventajas en los contratos, y que estas ventajas van a ser visibles luego de terminada la revocatoria. No vaya a ser que la campaña del no al final la paguemos todos los limeños con una subida en los peajes o en los pasajes del trasporte público. Igual sean claros con la denuncia que al abogado y ex congresista Javier Valle Riestra se le habría pagado con dinero de una de las partidas municipales una cara asesoría –dizque para encontrar “vacíos legales” en la revocatoria-, medio que le permitiría a la alcaldesa y sus regidores revocados ir hasta la Corte Interamericana de perder la consulta. Espero señora Villarán no haya vendido su alma al diablo para salvar el pellejo político. Ojalá.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, March 08, 2013

EL CHAVISMO DESPUÉS DE CHÁVEZ


La muerte de Hugo Chávez lleva a una serie de interrogantes sobre el futuro del chavismo, el proyecto continental del ALBA y la relación íntima con Cuba. Difícilmente todo será igual.

La naturaleza política del chavismo es el de un proyecto personalista autoritario que mantiene las formas de la democracia representativa vaciándolas de todo contenido, ejerciendo el ejecutivo un férreo control sobre los otros poderes e instituciones del estado, así como el uso indiscriminado de los recursos públicos y de los medios de comunicación; algo similar al fujimorismo en el Perú de los noventa, solo que de signo izquierdista. (Steven Levitsky los denomina a estos gobiernos, autoritarismos competitivos).

La interrogante que se plantea en estos proyectos es si pueden sobrevivir al fundador. Algunos lo logran, otros no. Por ejemplo, los fujimoristas están consiguiendo sobrevivir al líder inicial; el asunto no está muy claro si los chavistas podrán hacer lo mismo sin tener vivo al caudillo máximo. Todo parece indicar que en el corto plazo sí lo podrán hacer, dado que Chávez “nombró” un sucesor, Nicolás Maduro, quien será el candidato oficial en las próximas elecciones.

Ello plantea una estrategia de la oposición, la cual muy probablemente vaya con Henrique Capriles a la cabeza, quien ha demostrado bastante sensatez política y no colisionar con el electorado de raigambre chavista. La pregunta es si podrá ganar la contienda. Todo parece indicar que no en vista que Maduro tiene a su favor el aura del caudillo muerto en olor a multitud y será visto como “el continuador” del proyecto.

El problema se presenta a mediano plazo. Si el socialismo del siglo XXI tendrá futuro político.

Maduro posiblemente tenga que enfrentar medidas impopulares vista la economía venezolana, el déficit fiscal, la abultada deuda externa, así como la poca productividad de las empresas estatales y los enormes subsidios y sueldos de burócratas poco eficientes. Tuvo que devaluar el bolívar y posiblemente tenga que hacer ajustes fiscales, los que estarán supeditados al precio internacional del petróleo y a la demanda de los Estados Unidos –“el imperio” es su principal cliente-, demanda que ha bajado últimamente. Al ser Venezuela una economía principalmente monoexportadora, todo dependerá del precio internacional del barril. Si este baja demasiado el proyecto chavista se verá afectado, incluso en “las ayudas” a los países del ALBA, principalmente a Cuba; aparte que Maduro no tiene la talla continental ni el carisma de Chávez. Puede ser el caso que se inicie un desmantelamiento del chavismo hacia fuera y privilegiar las reformas internas, su principal sostén y baluarte.

Igualmente el PSUV a mediano plazo podría dividirse entre los moderados, aquellos que no ven con buenos ojos los fuertes lazos de dependencia con Cuba y privilegien las reformas “hacia dentro” antes que la política internacional, y los radicales que quisieran persistir en el “antimperialismo” continental. En el medio y marcando el fiel en la balanza estará la boliburguesía, los nuevos ricos del chavismo, y por supuesto los militares, grupos que no van a querer perder sus privilegios. (La formación de Chávez, como la de tantos otros caudillos del continente, primero fue castrense, lo que se reflejaba claramente en su estilo autoritario).

Chávez muere en la cumbre del poder, “en olor a multitud”, no muere viejo y con contradicciones entre su pasado y su presente como tantos líderes que ha visto Latinoamérica; más bien existe de él una imagen unívoca y sin fisuras, que puede dar lugar a la leyenda, al mito que tanta falta le hace a la izquierda más radical y no tan amiga de las formas y el contenido democrático.

¿Sobrevivirá un chavismo sin Chávez? Creo que sí. Mucho va a depender de cómo manejen las contradicciones y “la lucha por el poder” al interior del movimiento. Si logran “institucionalizar la revolución” tendrán futuro; si prevalecen las ambiciones internas y el divisionismo, el movimiento irá perdiendo fuerza.

Quizás suceda algo muy similar al peronismo sin Perón: el recuerdo del caudillo mesiánico y populista que quiso cambiar las estructuras sociales a favor del pueblo; aunque como sucede muchas veces en los proyectos populistas las desigualdades sociales y económicas se mantienen o hasta empeoran, mientras el recuerdo del líder mesiánico se mantiene vivo y hasta “se purifica” con el pasar del tiempo. Nace la leyenda.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, March 01, 2013

COMO SER VIOLADO


Hace tiempo que no contrataba los servicios de una prostituta. Hace muchos años ya. Generalmente tengo relaciones íntimas con amigas, parejas o ex parejas con las que existe un grado de confianza y aprecio generado por los años, las experiencias compartidas o las complicidades mutuas, donde el sexo es apenas una parte del encuentro. La conversa, el tomar un vino o unos bocaditos entre coito y coito es parte esencial a la que ya me acostumbré. Quizás me he vuelto “más burgués” o serán los años, pero ya no puedo concebir solo sexo en una relación íntima. Necesito conocer antes a la persona con la que me voy a acostar. Las caricias previas, las confidencias, los escarceos amorosos o tener durmiéndola sobre mi hombro se han convertido en parte esencial de todo encuentro íntimo.

Por eso, ahora que contraté los servicios de una trabajadora sexual (OIT dixit) medio que me descuadró. Lo hice por razones de “fuerza mayor” en vista que mi actual pareja se encuentra delicada de salud y, para ser sinceros, “la necesidad apremia”. Así que llamé a una chica que ofrece sus servicios cerca de mi oficina, a unas diez cuadras, que en cinco minutos las recorres en auto.

Hacía tiempo quería conocerla. Me intrigaba. Periódicamente publica sus avisos en los diarios populares. Circunstancialmente encontré el suyo cuando revisaba uno de esos periódicos esperando se desocupe mi peluquero. Su nombre de batalla es “Señora Mariela”. Ya el calificativo de “señora” hacía inferir que se trataba de una persona que pasaba la base cuatro, de lo que no me equivoqué.

Llamé al número que consignaba. Atiende en persona, trabaja sola, es decir no es un establecimiento donde el servicio lo prestan varias chicas, casi siempre regentadas por una “mami” que controla el lugar. Podríamos decir que es una “trabajadora independiente”. Presta sus servicios en un pequeño edificio de dos pisos, ella atiende en una especie de altillo del segundo. Presumo debe haber llegado a un acuerdo con el dueño del apartamento y los vecinos para que no la molesten o estén llamando al serenazgo a cada momento, en vista que lleva cierto tiempo en el lugar (yo leí el aviso el año pasado, ella me dice que lleva tres años allí).

Si bien su centro de trabajo se encuentra en una zona bastante céntrica y poblada (la urbanización Santa Beatriz, cerca al castillo Rospigliosi), por desconfianza fui solo con lo necesario. El dinero para el servicio, la dirección anotada en un pequeño papel y unas monedas para los carros. Sin documentos, sin tarjetas de banco (que nunca cargo, dicho sea de paso) ni ningún papel que me identifique. Luego me di cuenta que tanta precaución era innecesaria.

Antes de ingresar se debe franquear una puerta de metal. Una señora, suerte de portero, la abre cuando ingresa un cliente. Pide que se hable en voz baja por los vecinos, imagino para no tener problemas. Esperé un rato en un improvisado hall con sillones desfondados, en vista que Mariela estaba duchándose. La señora que abre la puerta me buscó conversación, en medio del aburrimiento de estar sentada leyendo y releyendo los mismos diarios (creo que ya había hecho todos los crucigramas y pupiletras habidos y por haber). La verdad, eso de abrir y cerrar puertas es un trabajo bastante sedentario y tedioso.

El corazón me latía fuerte de la emoción. Estaba “medio muñequeado”, a pesar de los esfuerzos de voluntad que realizaba para calmarme, luego de tantos años de no tener sexo por dinero. Al rato apareció Mariela e ingresé a su cuarto.

Un cuarto pequeño, con una cama de dos plazas, una mesa de noche con tres celulares baratos dejados al azar, un televisor empotrado en la pared para pasar las horas, una silla donde colocar la ropa y hacia la parte de atrás un diminuto baño donde apenas cabe una persona. Un lugar bastante austero, con lo imprescindible para poder trabajar. Mariela estará en sus cuarenta, pero bien conservada. Todavía mantiene los senos “duritos”, aunque en su rostro se dibuja la amargura y sinsabores de la vida. Pagué la suma convenida, nos desnudamos, pero “el muchacho” no se despertaba. Mariela le puso un preservativo y comenzó a hacer “la fellatio”. No lo hace tan mal, pero otras lo hacen mucho mejor (incluyendo algunas ex que ahora las extraño). Como no reaccionaba, pese al intenso y directo masaje, Mariela lo dio en la boca, así dormido y todo. “El muchacho” ni se dio por enterado de lo ocurrido. El acto habrá durado menos de tres minutos. Me cuenta que muchos hombres lo dan así.

Luego de la eyaculación y la limpieza del pequeñín, nos pusimos a conversar un rato. Mejor dicho a hablar ella. Me contaba los avatares que ha tenido con algunos clientes, como uno que le reclamó la devolución del dinero porque luego de treinta minutos “no botaba ni aire”, mandándolo a la misma misma. O cuando vino la policía para ver si le podían sacar algo de dinero. Ella no se dejó amedrentar como otras chicas que por no tener problemas acceden a los requerimientos monetarios y sexuales de “los custodios del orden”. Los enfrentó sin miedo. Se nota que es una mujer temperamental, de mucho carácter. “Carácter fosforito”.

Creo que le caí en gracia, congeniamos luego del primer encuentro frustrado. Hemos “agarrado confianza”. Quien sabe, de repente en otra ocasión la vuelvo a visitar. Ya nos conocemos físicamente y un poco en el carácter. Ha nacido una cierta intimidad.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, February 22, 2013

LA RENUNCIA DEL PAPA


Pasada la impresión de los primeros momentos de la renuncia, podemos aproximarnos a lo que es el acontecimiento estremecedor del mundo católico. Que un Papa renuncie no es hecho usual.

Generalmente se le ha calificado al Papa Benedicto XVI como conservador, al igual que a su antecesor, Juan Pablo II. Es más, este último lo hizo su hombre de confianza, recomendando incluso que sea su sucesor. Al parecer frente a los cambios en el mundo de los últimos treinta años, la Iglesia Católica decidió mantener su tradicionalidad, no cambiar ni adaptarse a los nuevos tiempos. Mantener su pureza. Por eso frente a exigencias ciudadanas como el derecho al matrimonio para las personas del mismo sexo, la incorporación de sacerdotisas al ministerio, el matrimonio de los propios sacerdotes o el uso de métodos artificiales anticonceptivos, la Iglesia siempre se opuso. Pareciera que ella misma se alejaba de sus feligreses, pero más bien estaba manteniendo su naturaleza clásica frente a los tiempos convulsos que vivimos.  A ello se sumó el silenciamiento de corrientes heterodoxas al interior como la teología de la liberación y la opción social por los pobres. Que sea suicida o no sea suicida un comportamiento así para la iglesia católica como institución, solo el tiempo lo va a determinar.

A ese conservadurismo contribuyó en gran medida el papa Benedicto XVI. No solo de políticas eclesiales esenciales, sino también ideológico y organizativo: la mayoría del cuerpo cardenalicio obedece a dicha corriente, por lo que no sería extraño que el papa electo en el cónclave a fin de elegir al sucesor, sea de esa tendencia.

No obstante el conservadurismo del papa renunciante, se debe reconocer que tuvo la ética suficiente para enfrentar los malos manejos financieros de una institución tan compleja y antigua, así como las innumerables denuncias en todo el mundo sobre sacerdotes pedófilos.

Si bien en muchos casos se prefirió discretamente llegar a un acuerdo monetario con los afectados, en otros las sanciones fueron drásticas como en el caso de Marcial Maciel, dirigente de los Legionarios de Cristo.

El Papa pasará a la historia, no tanto como un reformador, más como un pastor que quiso mantener las cosas como están, pero rescatando principios morales y cristianos esenciales, así como demostrando desprendimiento del poder, algo raro entre los hombres, por más cercanos que se encuentren al cielo.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, February 15, 2013

NUEVAS MEDIDAS, VIEJOS MALES


No hay nada nuevo bajo el sol. Las recientes medidas tanto del gobierno de Caracas como el de Buenos Aires, me hacen recordar las que se dictaban entre los años setenta y ochenta en Perú: devaluación del tipo de cambio y congelación de precios a fin de solucionar los problemas fiscales y monetarios, y de paso, detener o por lo menos aminorar el ritmo de la inflación.

El gobierno de Nicolás Maduro ha tenido que aplicar la medicina amarga. Lejos de los subsidios indiscriminados, del dólar fijo para ciertas importaciones (lo que acá conocíamos por dólar MUC en la era de García I) o de regalar el petróleo a los países de la órbita del ALBA, se ha visto obligado a devaluar el bolívar en poco más del cuarenta por ciento; lo que a su vez traerá como secuela inflación y que el tipo de cambio paralelo o no oficial se eleve a niveles mucho más altos a los actuales. Curiosamente, Venezuela debería nadar en la superabundancia de divisas al tener el barril de petróleo por encima de los cien dólares, y debería contar con un dólar barato y una moneda nacional apreciada, como sucede en otras economías de la región; pero la realidad es otra: el mesianismo chavista exportó gran parte de esas divisas al extranjero con la finalidad de comprar lealtades a la revolución bolivariana, amén de la sempiterna corrupción y los malos manejos de un estado ineficiente. De ser así, Maduro deberá efectuar más medidas impopulares, si quiere sincerar la economía. Sería un triste final para el experimento de socialismo en el siglo XXI.

La otra nueva medida es la de doña Cristina en Buenos Aires: para detener la inflación no se le ocurrió mejor idea que congelar precios de los productos de pan llevar hasta el mes de Abril. Solo en la Capital Federal. Al igual que en Venezuela, su preocupación es detener la cada vez mayor inflación. Pero ya sabemos que trae aparejada una medida así: desabastecimiento de mercados y supermercados, y mercado negro de productos. Y, para poner la cereza en la torta, prohibió los anuncios publicitarios de los supermercados en los medios masivos de comunicación. En cierta forma parece que la medida tuviera lógica: si los precios van a ser los mismos hasta Abril que razones tienen para seguir publicando encartes en los diarios; salvo que, al parecer, la medida -aparte de colisionar contra derechos constitucionales- está dirigida a los propios diarios, sobretodo a los de oposición, a fin que no dispongan de una importante fuente de ingresos como son los anuncios publicitarios.

Son nuevas medidas para viejos problemas irresueltos y mañas políticas de siempre.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, February 08, 2013

EL CINE COMO PROPAGANDA IDEOLÓGICA: CRISTIADA


Considerada como la película más cara en la historia del cine mexicano, Cristiada (o como reza el subtítulo en inglés: La verdadera historia de Cristiada) causa polémica más por su planteamiento o puesta en escena y el nada oculto trasfondo ideológico que posee.

Hasta donde conocemos el productor es Pablo José Barroso, su productora Dos corazones films se ha dedicado a realizar películas con trasfondo religioso y, paradojas en el mundo material, les ha ido bastante bien en taquilla. Algunos especulan que detrás de la productora existirían capitales procedentes del Vaticano, entusiasmado en lavar la cara a la institución luego de los innumerables casos denunciados de pedofilia en el mundo entero. Cuestión por investigar.

Pero vayamos a la película. Su realizador, Dean Wright,  es un novel debutante tras las cámaras, con experiencia en los efectos visuales de superproducciones como Narnia o El señor de los anillos. Parece que esta es una obra de encargo para Wright.

Ambientada en la llamada guerra de los cristeros, acaecida en México entre 1926 y 1929, Cristiada comienza con la presentación de los personajes. Los vemos en sus roles cotidianos. Enrique Gorostieta es un general de la revolución ya retirado de las armas y convertido en un próspero empresario y ejemplar padre de familia, muy ajeno a las cuestiones religiosas, a diferencia de su mujer. El Padre Christopher, encarnado por Peter O’Toole, es un sacerdote modelo de virtud que insufla con su ejemplo al pequeño José, quien posteriormente se convertirá en mártir del cristianismo.

Si el bando de los cristeros es el de los buenos, en el otro bando naturalmente se encuentran los malos,  los que cierran iglesias y no permiten que los creyentes practiquen su fe, comenzando por el presidente Plutarco Elías Calles a quien siempre se le ve hablando, dando conferencias de prensa en un tono marcadamente autoritario sin permitir que los demás intervengan … salvo si se tiene las credenciales de embajador de los Estados Unidos, allí la cosa cambia y a Plutarco se le nota imperceptiblemente más servil. Si los buenos son muy buenos, los malos son todo lo contrario. Hasta el soldado raso que dispara por orden superior tiene en la mirada un sadismo inconfesable.

Naturalmente en esta concepción bipolar, el general Gorostieta –personaje que sirve como eje a toda la película- ateo y fiel creyente de la razón, antes de morir en la emboscada que le tiende el malvado Plutarco, cual hijo pródigo se convierte a la verdadera fe, acepta los sacramentos, y la frase ¡Viva Cristo Rey¡, que la pronunciaba hueca de sentido cuando asume la conducción del ejército cristero, se trasmuta en verbo hecho carne. Todos los buenos, hasta los que se arrepienten en el último momento, son perdonados y recibidos en el seno de la Iglesia.

En ese planteamiento de buenos contra malos se desarrolla la película, casi siempre ganando los primeros, muy al estilo de los filmes de antaño donde los blancos luchaban contra los pieles rojas que eran súper malos; o aquellos ambientados en la segunda guerra, norteamericanos contra nazis o japoneses igualmente malos y desalmados.

Y, en estos planteamientos esquemáticos no importa la verdad histórica, como se le ha reprochado a Cristiada; en vista que lo importante es trasmitir el mensaje, no la reconstrucción fidedigna de hechos que sucedieron en el pasado. En otras palabras, Cristiada no es un documental histórico, ni pretende serlo.

Esa estructura maniquea es la principal debilidad de la película; pero paradójicamente es su motor, sin ella no se podría desarrollar la trama. Difícilmente, para lo que el filme propone, se puede trasmitir un mensaje en blanco sobre negro si no es esquematizando. No cabe esperar ambigüedades en los personajes, claroscuros o sutilezas existenciales. Al final, no faltaba más, unos carteles nos anuncian que el niño José –que muere como Cristo en el cadalso- y otros jóvenes católicos han sido beatificados, con lo que el mensaje ideológico se cierra en un perfecto círculo: no existe salvación fuera de la Iglesia. Extra ecclesiam nulla salus.

No creo que Cristiada haya sido concebida solo para ocultar los escándalos de pedofilia, creo que apunta a más, a sensibilizar al mundo católico, a conseguir más soldados de la fe, ahora que andan tan escasos, a ser un modelo de vida a seguir, donde es prioritario y esencial la sumisión de los creyentes a la Iglesia. En ese sentido es un filme propagandístico, pero del ala conservadora de la Iglesia, de aquella que impone sumisión al dictum de la jerarquía eclesial sin dudas ni murmuraciones; de allí ese tono épico, como de cruzada o gesta religiosa, pero del siglo XX, a fin de insuflar con la verdadera fe al espectador. Eso sí, técnicamente bien hecho, sería mezquino negar su impecable factura.

En justicia la película pudo muy bien subtitularse un cuento de Cristo, a semejanza del Ben Hur que protagonizó el legendario Charlton Heston. La diferencia: los mártires de Cristiada son modernos, de la época contemporánea, ejemplos más cercanos a nosotros que los mártires de las catacumbas.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

CRISTIADA  [For Greater Glory: The True Story of Cristiada]
Dir: Dean Wright
Guión: Michael Love
c/  Andy Garcia (Enrique Gorostieta Velarde), Mauricio Kuri (José), Rubén Blades (Presidente Plutarco Elias Calles), Santiago Cabrera (Padre Vega), Catalina Sandino Moreno (Adriana), Eduardo Verástegui (Anacleto Gonzales Flores), Eva Longoria (Tulita Gorostieta), Peter O'Toole (Padre Christopher)
Mex, EEUU/2012/Drama histórico***/Dvd/Estrenos



Friday, February 01, 2013

UCHURACCAY


Estoy en el cementerio El Ángel, visitando un familiar cuyo aniversario se cumple. En el trayecto me encuentro con un pequeño grupo de personas bajo el sol, traspirando por el cerrado saco, y me acerco por curiosidad. Algunas tienen cámaras fotográficas en la mano. No las de aficionados, sino las profesionales. Presumo que deben ser periodistas. Me acerco al mausoleo en forma de alas y me doy cuenta que es el dedicado a los ocho periodistas muertos en Uchuraccay. Leo el epitafio: Por la verdad morimos, por la verdad lucharemos. Muy en la onda izquierdista de aquellos años, me recuerda una de esas arengas que coreábamos a voz en cuello por las calles y plazas de la Lima setentera y ochentera. Tiempos que ya no existen.

            Periodistas, familiares y amigos se van reuniendo, hijos, y nietos que nunca vieron a los abuelos, que solo conocen las historias relatadas en el seno familiar. Quizás los hayan perfilado como héroes, más o menos como dice el epitafio: fueron en busca de la verdad; o quizás los delinearon como simples mortales que se encontraron con un destino fatal en un remoto y gélido caserío. Si fueran mis hijos o mis nietos creo que les contaría la segunda versión, la de personas comunes y corrientes que en el avatar de su trabajo se encontraron trágicamente con la muerte. Es más realista.

            Son las nueve de la mañana y todavía se ven pocas personas. Junto al mausoleo han colocado una gigantografía de la Asociación Guadalupana que se hace presente. Parece que uno de los ocho mártires estudió allí o una de las promociones lleva su nombre. También se aprecia una corona fúnebre bastante austera. Imprevistamente suenan celulares, algunos se han excusado de asistir a la romería, de repente la distancia y el calor los han desanimado, o han preferido aprovechar la mañana calurosa para irse a la playa. Poca gente…

            Treinta años después Uchuraccay se presenta como algo nebuloso, cubierto por la bruma del tiempo. Significa retrotraernos a tiempos difíciles, sangrientos, de una virtual guerra de peruanos contra peruanos que nadie quiere recordar. Pero, es necesario. Los que vivimos en esa década del terror no podemos olvidar lo que sucedió.

            Pero, ¿qué pasó en esa comunidad olvidada donde ocho periodistas más su guía y traductor perdieron la vida a manos de comuneros, asesinándolos con sadismo inconfesable? ¿Fue cierto que los confundieron con terroristas o fueron azuzados por las fuerzas armadas?

            1983. Estamos en los primeros años del retorno a la democracia que coincidió con el comienzo de los actos terroristas por Sendero Luminoso. Todavía se encuentra lejos en el tiempo la captura de Abimael Guzmán y más bien parece que este y su banda son los que van ganando la partida. El gobierno de Belaunde no tiene una estrategia precisa para luchar contra el terror. Lo tomó desprevenido y no encuentra mejor política que la de “tierra arrasada”, donde los derechos de las personas y la protección a la sociedad pasan a un segundo plano. Los comuneros de las zonas en conflicto viven entre dos fuegos: los terroristas y “las fuerzas del orden”. En el medio se producen una serie de delaciones, venganzas personales, asesinatos, ajustes de cuentas entre comunidades y otros hechos cuya historia falta contar claramente.

            Ocho periodistas de Lima van en busca de la noticia, desconociendo al partir que ellos serán la noticia que conmocionará al Perú y al mundo. Curiosamente van a cubrir la información de unos ajusticiamientos que comuneros de Huaychao infligieron a senderistas y que les valió un reconocimiento público del propio presidente Fernando Belaunde por el gallardo acto patriótico. En el trayecto los ocho periodistas son interceptados por comuneros de la vecina Uchuraccay. El resto es historia conocida. Según el informe de la Comisión de la Verdad, el asesinato no habría durado más de treinta minutos.

            La noticia conmocionó tanto dentro como fuera del país, tanto así que fue necesario buscar una solución política, por lo que el presidente Belaunde designa una comisión ad hoc presidida nada menos que por Mario Vargas Llosa, ya una celebridad y con un prestigio moral en ese entonces, amen de amigo cercano del arquitecto, a fin de determinar qué pasó ese 26 de Enero.

            Es cierto que el Informe de la Comisión Vargas Llosa adoleció de un excesivo antropologismo. Afirmaba que los comuneros al vivir prácticamente aislados confundieron a los periodistas con militantes de Sendero Luminoso, generándose el macabro desenlace. La tesis me hizo evocar una novela del célebre escritor publicada hacía poquísimos años antes de los aciagos hechos: La guerra del fin del mundo, donde la revuelta de los lugareños en Canudos obedece a una trágica comedia de equivocaciones. No convenció del todo la conclusión del informe, daba la impresión que se quería exonerar de responsabilidad política al gobierno de Belaunde. Pero tampoco convenció la tesis contraria de la oposición: de la autoría directa de militares encubiertos de comuneros. Sinchis o soldados disfrazados de campesinos como autores inmediatos del asesinato múltiple. No existen pruebas contundentes que sustenten la tesis.

Otra hipótesis sostiene que el guía Juan Argumedo era senderista o cercano al senderismo, hecho que conocían los pobladores de Uchuraccay y que al verlo llegar junto a extraños, los asociaron inmediatamente con militantes de Sendero Luminoso, produciéndose la masacre. La viuda de Argumedo desmintió dichas aseveraciones y más bien ha tratado de borrar ese estigma de la imagen del difunto, reiterando que él jamás fue senderista; pero la duda siempre se mantendrá en el tiempo, sobretodo en esos tiempos confusos y aciagos que nos tocó vivir a los peruanos treinta años atrás.

            Quizás y solo quizás, lo que prevaleció fue una instigación de los militares a los comuneros de darle vuelta a todo extraño, en la creencia que cualquier foráneo que se acercase a una comunidad debía ser senderista. Tengamos presente que el propio presidente Belaunde felicitó públicamente a los comuneros de Huaychao que mataron a terroristas. No sería extraño que el Comando Político Militar de la zona haya azuzado a los campesinos a una conducta similar. Parece que los comuneros tuvieron “carta blanca” para actuar como lo hicieron. Maten y después pregunten.

            ¿Qué pasó luego? Uchuraccay se convirtió en un pueblo fantasma. Como una maldición bíblica, muchos comuneros murieron trágicamente en los años del terror, otros huyeron para no ser arrestados y culpados del asesinato múltiple. Algunos fueron capturados y sometidos a un proceso judicial que no aclaró los hechos y solo se convirtieron en chivos expiatorios de culpas ajenas. Hoy Uchuraccay, treinta años después, ha cobrado nueva vida y quiere olvidar ese doloroso pasado. Sus problemas son otros. Quieren convertirse en distrito, tener autonomía política. También deben enfrentar la vorágine de la vida actual y engancharse a la modernidad, con los retos y problemas que ello significa. Quieren ser parte del Perú contemporáneo. En fin, quieren olvidar el pasado y mirar el futuro. Derecho tienen.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es

Friday, January 18, 2013

EL CINE PERUANO REVISITADO



A lo largo del 2012 se presenció un boom de estrenos nacionales. Es cierto que muchas de estas películas no pasaron de las dos semanas en cartelera, algunas incluso se quedaron en la fatídica primera semana o, peor aún, en apenas algunos días, para luego ser olvidadas sin pena ni gloria. Como que el cine peruano no interesa a los peruanos. Gana premios internacionales, ciertos nombres de cineastas son reconocidos afuera; pero, a diferencia de veinticinco o treinta años atrás, ya no congrega multitudes, ni siquiera un público relativamente mayoritario.

Se tiende a echar la culpa de ello a los blockbusters que ocupan literalmente los circuitos de exhibición comercial todo el año. No hay mes, ni semana, ni día del calendario que no tenga uno de ellos en estreno. Pero esa reacción contra estos verdaderos trasatlánticos cinematográficos se parece a  la de los obreros en la Europa del XIX frente a las máquinas o a los conductores de carretas jaladas por caballos con relación a los automóviles a inicios del XX. Como que echarle toda la culpa “al villano” (léase blockbuster) no convence en su totalidad, como tampoco las recetas que buscarían sino impedir, por lo menos atenuar esta verdadera avalancha comercial extranjera.

Lo malo cuando se busca “un culpable” es que se simplifica el problema. Es verdad de Perogrullo que los blockbusters monopolizan las pantallas en todo el mundo. Eso es evidente. El inconveniente con esta explicación unívoca es que al haber encontrado al malo de la película, causante de la deserción de espectadores nacionales y que el cine propio no desarrolle, no cabe seguir hurgando en otras causas no tan evidentes, sino buscar una solución relacionada con el culpable encontrado y así tenemos en paz nuestra conciencia.

Pero, no simplifiquemos el problema y busquemos otras variables. Retomemos la pregunta inicial. El fenómeno del escaso público nacional convocado por las películas locales no es exclusivo de Perú. Matices más, matices menos, en otros países también se produce un fenómeno similar.

Parece -y esta es otra explicación parcial- que la intelectualización o elitización de los jóvenes cineastas, con películas para ser vistas por un público selecto, con cierto nivel cultural, impide una masificación de concurrencia, al no tocarse como antaño “géneros populares”, lo que le gusta a la gente. Digamos -y en esta afirmación yo también simplifico el problema- que los jóvenes cineastas de ahora anhelan hacer un cine de autor, convertirse en émulos de un Godard o de un Truffaut del tercer mundo. No es casualidad del destino que en el año 2012 solo dos películas nacionales, animadas para mayores detalles, fueran las más vistas por los peruanos, mientras el resto de estrenos comerciales producidos en el país tuvieron escasa concurrencia. No es necesario ser adivino para encontrar una explicación tan evidente del motivo.

En la nueva hornada de realizadores capitalinos no existe, por ejemplo, un Lombardi que maneje con suficiencia los géneros y medios para contar eficientemente una historia y provoque la convocatoria de un público mayoritario. Los jóvenes cineastas en la actualidad prefieren ganar premios internacionales con un mal entendido “cine de autor”, con puestas en escenas “cultistas” o historias que contengan una visión muy europea de cómo nos ven afuera: pobreza, inseguridad, violación de mujeres pobres, desigualdad social y racial o incesto entre familiares, ignorancia en grado supino sobretodo de personas de los sectores populares y una pizca de terrorismo y estado malvado. Eso “vende” en los festivales internacionales: la imagen del “buen salvaje” embrutecido por las trasnacionales, el imperialismo (yanqui por supuesto) ayudados por los felipillos locales.

Hay que mirarlo por el lado positivo: ya no nos ven usando taparrabos y viviendo en las copas de los árboles.

..

El asunto de los premios nos lleva a otra pregunta. Qué tipo de cine es el que se está incentivando vía los concursos que convoca el Ministerio de Cultura. ¿La línea que se sigue es la de una elitización, de un cine cultista o es la de un cine mayoritario? Por los premios obtenidos en los últimos años, todo indica que es lo primero; cerrándose así el ciclo de una lógica perversa: se forma realizadores de un cine de elite y se estimula con los incentivos de los premios esa forma de hacer cine, entendida como algo artístico. Y no se diga que es un asunto concerniente solo a especialistas en cine, dado que los premios se financian con recursos del erario público, de todos nosotros, por lo que tiene legitimidad para opinar y actuar cualquiera de los treinta millones de connacionales. Derechos del ciudadano que le dicen. (Es más, quizás en otros países con congresos más serios y que les interese realmente la cultura, el ministro de dichos asuntos hubiese sido llamado para rendir explicaciones del fracaso del sistema de premiación en su portafolio).

Pero esa es apenas una faceta del cine peruano. Más de un cine capitalino hecho por jóvenes egresados de alguna universidad privada, con aspiraciones a que su cine se “internacionalice”; pero están los otros, los que pese a los obstáculos se abren paso como los realizadores del llamado cine regional. Gracias al digital, una nueva generación comienza a filmar lo que sucede en las provincias (o el Perú profundo como decimos huachafamente los limeños).

Salvo raras excepciones, es un cine que no se ve en Lima, circunscrito casi siempre a su localidad de origen. Un cine underground si se quiere, pero que atrae público que se identifica con lo que ve en el écran. Cine popular, en el sentido que vive de sus espectadores y refleja una realidad local o mitos y leyendas de la zona. Claro, no esperen encontrar en este cine regional que se está forjando un refinamiento estético, pero los chicos se esmeran en contar una historia.

Y si bien las nuevas tecnologías han ayudado a abaratar costos y que toda una nueva hornada de jóvenes se vuelque a filmar, no es menos cierto que estas nuevas tecnologías también han ahuyentado público de las salas de cine. Los cinéfilos y los no tan cinéfilos se han acostumbrado a ver películas en dvd o blue ray, para lo cual ayudan los enormes televisores de plasma, lcd o led que cada día cuestan menos. Las grandes colas para ver un estreno en pantalla grande ya no se producen, ni en los más mentados del año. Lombardi y compañía no tenían esos problemas cuando hicieron sus pininos en el séptimo arte. Son nuevos problemas que requieren nuevas soluciones, no las mismas de hace treinta años atrás.

También se debe considerar que todavía estamos bastante lejos de una verdadera industria del cine. Si no existe una industria que produzca regularmente películas, tampoco existirá demanda de espectadores. Una industria del cine tiene sus ventajas, no solo porque ofrece trabajo a una serie de profesionales, desde actores, actrices, realizadores, pasando por el trabajo de guionistas, sonidistas, luminotécnicos, así como forma productores cuyo “business” es buscar financiar películas; sino también permite continuidad y por ende perfeccionamiento de los que están dentro de la actividad. La única manera de conseguir un buen director, un buen actor o un buen técnico es en la práctica continua. Es la única forma de aprender a ejercer un oficio y el cine no es la excepción. Retrotrayéndonos treinta o más años en el pasado, cuántos jóvenes se han quedado con solo “una película”. Fue su debut y despedida; o jóvenes actores que luego se dedicaron a otra cosa por falta de oportunidades. El cine artesanal que se practica acá, muchas veces en heroicas condiciones, no facilita esa continuidad, pese a que la tecnología antes aludida ha permitido disminuir dramáticamente costos.

La industria del cine necesita obligatoriamente apoyo efectivo del estado. No soy muy amigo de las intervenciones estatales, pero para crear las condiciones de una industria y un mercado del cine peruano se requiere el apoyo efectivo del estado, por lo menos en sus inicios. No solo una política cultural clara y precisa, sino también una decidida voluntad política y una norma promotora más o menos proteccionista del cine nacional como el derogado DL 19327, subsidiando películas o incentivando vía premios. La industria del cine no nacerá única y exclusivamente por obra y gracia divina del mercado. Esa es otra verdad de Perogrullo. (Y para evitar que les de un ataque de nervios y soponcios a los neo liberales nativos, cuando afirmo apoyo efectivo del estado obviamente no me lo imagino creando empresas públicas, expropiando las taquillas o nacionalizando las salas de cine. Pueden estar tranquilos).

Lo cierto es que el mencionado DL era una norma promotora y proteccionista que permitió el desarrollo del cine nacional. Toda una generación de cineastas, algunos vigentes hasta la fecha, se nutrió y creció al amparo de la 19327; y si bien las condiciones sociales y económicas actuales son otras, algo se puede hacer desde “el ogro filantrópico”: los ya mencionados premios (a los que se deben incorporar ciertos condicionamientos), subsidios directos o indirectos a filmes nacionales, cuotas de pantalla a cambio de incentivos tributarios, proyección de cortos antes de la función principal y, por supuesto, salas de “exhibición cultural” financiadas por el estado. Los cine clubs cumplían en parte esa función, pero desparecieron. Hay otras cosas que se pueden hacer con racionalidad y proyección a mediano y largo plazo.

Y, a nivel de estructura del estado, creo que debemos volver a un organismo autónomo del cine. Con la creación del Ministerio de Cultura, los asuntos relacionados al cine pasaron a una difusa y burocrática dirección, cuyos funcionarios estaban más entusiasmados en peleas, zancadillas y puñaladas de unos contra otros que en fomentar una auténtica cultura cinematográfica y audiovisual. Creo que lo más idóneo sería una institución con plena autonomía administrativa, competencial y financiera, y si es posible con facultades de asociación público-privadas, tanto mejor.

Vuelvo a la pregunta inicial, qué hacemos para que el público local “regrese” a ver películas peruanas. Confieso que no existe una respuesta única, pero algo debemos hacer desde el estado y desde la sociedad para que el respetable se interese por el cine que se hace en su terruño. Quizás lo que decía Domingo Faustino Sarmiento no esté lejos de la respuesta o como parte de la respuesta: la educación del soberano.

El cine cumple la función que en el siglo XIX cumplió la novela: es el espejo en que nos vemos como nación y en el cual nos ven los de fuera. Tiene un papel ideológico, cultural, propagandístico, económico, social y por supuesto artístico. Ojalá algún día lo veamos cristalizado.
Eduardo Jiménez J.
ejjlaw@yahoo.es