Tuesday, June 30, 2020

PANDEMIA: UNA CRÓNICA PERSONAL SOBRE EL COVID (NOVENA PARTE)


Por: Eduardo Jiménez J.
ejimenez2107@gmail.com
@ejjj2107



NOVENA PARTE: LOS ESTRAGOS DEL COVID ENTRE NOSOTROS

Al mes de cuarentena comenzaron a circular por  las avenidas y autopistas los caminantes como los bautizó la prensa. Se les veía por la autopista Ramiro Prialé, por la panamericana Sur y Norte, la carretera central. Niños, mujeres y hombres que ante la imposibilidad de contratar un bus interprovincial (no hay salidas de buses a provincias) y abandonados por el gobierno central y por los gobiernos regionales, decidieron regresar a pie. Era la primera vez que se veía regresar gente de Lima hacia su tierra natal. Era impresionante ver a miles de personas recorrer resignadas el camino de regreso. Era un éxodo al revés. No iban a la tierra prometida, sino regresaban a Egipto. Pero también fue conmovedor ver gente de buena voluntad regalarles un poco de fruta, de agua, algo de comida en su camino de retorno. Gente sencilla que se desprendía de algo de lo poco que tiene para ofrecerlo generosamente. Si para los limeños que viven de su trabajo diario la situación era ya insostenible, para los caminantes era desesperada. Las banderas blancas, signo que en esa vivienda ya no había que comer, comenzaron a ondear en diferentes partes.

Muchos informales han salido a trabajar porque no les queda más opción. No es que sean audaces con el virus, sino que ya no hay que comer. Reaparecieron también los venecos. Después de mucho tiempo los volví a ver vendiendo alrededor de los mercados y los que no tenían nada que ofrecer, pidiendo siquiera una caridad. Y se vio también por las noticias algo que únicamente sucedía en la Venezuela chavista: paisanos míos buscando comida en la basura. Era un claro indicador de lo mal que la estaban pasando muchos peruanos por no poder trabajar.

Entre nosotros, la primera cuarentena como que existió unanimidad en acatarla (aunque no en cumplirla). La segunda más o menos. En fin, qué se va a hacer. La tercera como que le llegó a gran parte de la población. Y la cuarta y quinta (esta última venció el 24 de Mayo) fue un saludo a la bandera. Nadie les hizo caso. Es más, la gente ya sabía de las prórrogas, antes que el presidente hiciera el anuncio oficial. Le quitaron la primicia. Luego el presidente anunció una segunda etapa de la cuarentena que venció el 30 de Junio, más light, con apertura de varios negocios, aunque con el confinamiento vigente, pero que en la práctica ya nadie cumplió. Frente al ridículo que estaba haciendo de decretar cuarentenas que nadie cumplía, no tuvo más remedio que levantarla a partir del 1 de Julio, quedando solo en algunas regiones del país.

Se ve más carros por las avenidas. Los policías y soldados están más relajados en los puntos de control. Ven el pase y siga adelante. Otros ni miran al conductor por no contagiarse (5000 policías fueron contagiados en servicio y más de 170 fallecieron). Varios municipios tampoco se han hecho problemas con la reapertura de negocios no autorizados en cuarentena, como cabinas de internet, licores o venta de ropa interior. ¿La razón? Más que “aceitada” (soborno) al funcionario que fiscaliza, creo que es una razón práctica: si los negocios no abren, el municipio no cobra los arbitrios y demás derechos, y se queda sin ingresos.

Y, si muchos peruanos estaban pasándola difícil en la cuarentena, también se vio lo contrario. Muchos que sí reciben su sueldo sin trabajar, sobre todo los empleados públicos: están aburridos de no hacer nada en sus casas; dizque en el “teletrabajo”, pero más dedicándose a chatear con la trampa de la oficina que trabajando propiamente. Y los niños, intercambiando memes por el celular que viendo los programas de “Aprendo en casa”.

Vi algunos de esos programas que el gobierno trasmite por el canal del estado. Son muy genéricos. Más para salvar el año escolar que aprender (el gobierno emitió una directiva por la cual este año no se debe desaprobar a ningún alumno). Igual sucede con algunas clases en línea de colegios y universidades privadas. Les tomó por sorpresa la cuarentena e improvisaron cualquier cosa para justificar el pago de pensiones. Salvo uno que otro que sí conoce bien lo que son clases en línea, el resto solo improvisó, y no se olvide usted de pagar la pensión a fin de mes. Lo que trajo también fuertes tensiones entre padres de familia y dueños del colegio por la pensión y por el desempleo de muchos padres, lo que los obligó a migrar a sus hijos a colegios públicos.

En medio de todo el cambalache de empresas que especularon a río revuelto, de bancos que repartieron el dinero para la reactivación económica a sus mejores clientes o clínicas y farmacias que lucraron con la desgracia ajena, se hizo muy popular una canción de hace más de treinta años del Dúo Dinámico, “Resistiré”. Se ha convertido en el himno de afirmación de vida en toda habla hispana. La he escuchado en versión de una médica intensivista española que la dedica a sus compañeros caídos en la lucha contra el covid y es desgarradora cuando la entona. Conozco varias historias de aquí y allá de médicos y enfermeras que fueron más allá del deber por salvar una vida. Muchos han muerto. Ellos, junto al personal de limpieza, los bomberos, docentes, policías y soldados, empleados de farmacias, bancos, mercados y supermercados, son los héroes anónimos, los héroes sin capa que se la jugaron mientras nosotros estábamos en casa. Estaremos eternamente en deuda con ellos.

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