Por: Eduardo Jiménez J.
ejimenez2107@gmail.com
@ejjj2107
NOVENA PARTE: LOS ESTRAGOS
DEL COVID ENTRE NOSOTROS
Al mes de cuarentena comenzaron a
circular por las avenidas y autopistas los caminantes como los bautizó la
prensa. Se les veía por la autopista Ramiro Prialé, por la panamericana Sur y
Norte, la carretera central. Niños, mujeres y hombres que ante la imposibilidad
de contratar un bus interprovincial (no hay salidas de buses a provincias) y abandonados
por el gobierno central y por los gobiernos regionales, decidieron regresar a
pie. Era la primera vez que se veía regresar gente de Lima hacia su tierra
natal. Era impresionante ver a miles de personas recorrer resignadas el camino
de regreso. Era un éxodo al revés. No iban a la tierra prometida, sino
regresaban a Egipto. Pero también fue conmovedor ver gente de buena voluntad
regalarles un poco de fruta, de agua, algo de comida en su camino de retorno. Gente
sencilla que se desprendía de algo de lo poco que tiene para ofrecerlo
generosamente. Si para los limeños que viven de su trabajo diario la situación
era ya insostenible, para los caminantes
era desesperada. Las banderas blancas, signo que en esa vivienda ya no había
que comer, comenzaron a ondear en diferentes partes.
Muchos informales han salido a
trabajar porque no les queda más opción. No es que sean audaces con el virus,
sino que ya no hay que comer. Reaparecieron también los venecos. Después de mucho tiempo los volví a ver vendiendo alrededor
de los mercados y los que no tenían nada que ofrecer, pidiendo siquiera una
caridad. Y se vio también por las noticias algo que únicamente sucedía en la
Venezuela chavista: paisanos míos buscando comida en la basura. Era un claro
indicador de lo mal que la estaban pasando muchos peruanos por no poder
trabajar.
Entre nosotros, la primera cuarentena
como que existió unanimidad en acatarla (aunque no en cumplirla). La segunda
más o menos. En fin, qué se va a hacer. La tercera como que le llegó a gran
parte de la población. Y la cuarta y quinta (esta última venció el 24 de Mayo) fue
un saludo a la bandera. Nadie les hizo caso. Es más, la gente ya sabía de las
prórrogas, antes que el presidente hiciera el anuncio oficial. Le quitaron la
primicia. Luego el presidente anunció una segunda etapa de la cuarentena que
venció el 30 de Junio, más light, con
apertura de varios negocios, aunque con el confinamiento vigente, pero que en
la práctica ya nadie cumplió. Frente al ridículo que estaba haciendo de
decretar cuarentenas que nadie cumplía, no tuvo más remedio que levantarla a
partir del 1 de Julio, quedando solo en algunas regiones del país.
Se ve más carros por las avenidas. Los
policías y soldados están más relajados en los puntos de control. Ven el pase y
siga adelante. Otros ni miran al conductor por no contagiarse (5000 policías
fueron contagiados en servicio y más de 170 fallecieron). Varios municipios
tampoco se han hecho problemas con la reapertura de negocios no autorizados en
cuarentena, como cabinas de internet, licores o venta de ropa interior. ¿La
razón? Más que “aceitada” (soborno) al funcionario que fiscaliza, creo que es
una razón práctica: si los negocios no abren, el municipio no cobra los
arbitrios y demás derechos, y se queda sin ingresos.
Y, si muchos peruanos estaban
pasándola difícil en la cuarentena, también se vio lo contrario. Muchos que sí reciben
su sueldo sin trabajar, sobre todo los empleados públicos: están aburridos de
no hacer nada en sus casas; dizque en el “teletrabajo”, pero más dedicándose a
chatear con la trampa de la oficina
que trabajando propiamente. Y los niños, intercambiando memes por el celular
que viendo los programas de “Aprendo en casa”.
Vi algunos de esos programas que el
gobierno trasmite por el canal del estado. Son muy genéricos. Más para salvar
el año escolar que aprender (el gobierno emitió una directiva por la cual este
año no se debe desaprobar a ningún alumno). Igual sucede con algunas clases en
línea de colegios y universidades privadas. Les tomó por sorpresa la cuarentena
e improvisaron cualquier cosa para justificar el pago de pensiones. Salvo uno
que otro que sí conoce bien lo que son clases en línea, el resto solo
improvisó, y no se olvide usted de pagar la pensión a fin de mes. Lo que trajo
también fuertes tensiones entre padres de familia y dueños del colegio por la
pensión y por el desempleo de muchos padres, lo que los obligó a migrar a sus
hijos a colegios públicos.
En medio de todo el cambalache de
empresas que especularon a río revuelto, de bancos que repartieron el dinero
para la reactivación económica a sus mejores clientes o clínicas y farmacias que
lucraron con la desgracia ajena, se hizo muy popular una canción de hace más de
treinta años del Dúo Dinámico, “Resistiré”. Se ha convertido en el himno de
afirmación de vida en toda habla hispana. La he escuchado en versión de una
médica intensivista española que la dedica a sus compañeros caídos en la lucha
contra el covid y es desgarradora cuando la entona. Conozco varias historias de
aquí y allá de médicos y enfermeras que fueron más allá del deber por salvar
una vida. Muchos han muerto. Ellos, junto al personal de limpieza, los
bomberos, docentes, policías y soldados, empleados de farmacias, bancos,
mercados y supermercados, son los héroes anónimos, los héroes sin capa que se
la jugaron mientras nosotros estábamos en casa. Estaremos eternamente en deuda
con ellos.
No comments:
Post a Comment