Sunday, November 03, 2024

LOS BRICS, ¿TIENEN FUTURO?

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


El acrónimo inicial BRIC, aludía al gran potencial que a inicios de siglo se veía en Brasil, Rusia, India y China, a los que luego se incorporó Sudáfrica, y recientemente otros estados, constituyendo ahora los BRICS+. Algunos han comentado que estaríamos ante un nuevo polo económico de desarrollo por las cifras que en conjunto representan estos países: un tercio de la superficie del planeta, el 50% de la población mundial y el 30% del PBI. Llegando a asegurar que más pronto que tarde los BRICS+ alcanzarían y superarían a las naciones del G7, las más ricas del mundo.

 

Creo que el entusiasmo es exagerado.

 

Más allá de las declaraciones líricas, desde su primera cumbre en 2009, el logro de los Brics+ no ha sido significativo. El principal es el Nuevo Banco de Desarrollo que busca sustituir al FMI y al Banco Mundial, pero el alcance de préstamos colocados por este banco es bastante pequeño, a pesar de contar en su directorio a naciones poderosas como China.

 

Luego está la sustitución del dólar norteamericano como moneda de pago y de reserva en las transacciones económicas. Hasta ahora no existe un proyecto de moneda común para los Brics+ porque sus economías son bastante asimétricas y porque China quisiera que el yuan sea la moneda de curso oficial, algo a lo cual muchos de los estados miembros se oponen, debido a que el país asiático ganaría preeminencia política y económica, siendo el proyecto más un deseo que una realidad en ciernes.

 

También conspira en contra los modelos económico y político de los países integrantes. No estamos como en la UE, con modelos integrados, sino que en los Brics+ tenemos desde economías de mercado abiertas hasta economías centralmente planificadas, con PBI igualmente desiguales. Y en cuanto al modelo político, desde democracias representativas, pasando por regímenes autoritarios o francamente dictatoriales.

 

De allí que, en 15 años de constituido, los Brics+ no hayan alcanzado logros importantes que mostrar.

 

Por ello da la impresión que vista la escasez de logros económicos o de integración, los Brics+ han decidido girar a la gravitación política mundial e inclinar (siquiera un poco) el fiel de la balanza, incorporando países pequeños como Bolivia o Cuba, a fin que “hagan volumen”, pero a costa de tergiversar el proyecto inicial de constitución.

 

Me hace recordar lo que sucedió en la segunda mitad del siglo pasado con los llamados países No Alineados, surgidos a raíz de la guerra fría entre EEUU y la extinta URSS, que querían guardar una equidistancia con respecto a las grandes potencias en ese entonces. Se reunían, como los Brics+, cada cierto tiempo, había declaraciones inflamadas y entusiasmos desbordados como ahora, pero de escasos resultados concretos. Curiosamente los No Alineados todavía existen y abarcan cerca de 120 estados, pero ya nadie se acuerda de ellos y su presencia a nivel mundial no es ni siquiera simbólica. Ojalá no le pase lo mismo a los Brics+, más allá del bonito acrónimo.

Sunday, October 27, 2024

CUBA: ENTRE APAGONES Y HURACANES

Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107      


            Es más un ferviente deseo que una realidad concreta, el desenlace terminal del régimen que algunos ven en los apagones y escasez que se vive en Cuba. Son esos buenos deseos que se dan ante una crisis seria, pronosticando que es el fin del régimen.

        Aunque, no va a dar lugar ni al fin del régimen, ni menos a una salida democrática. Es posible que el estado de las cosas en la isla continúe igual o peor. Por lo general la solución a la escasez no ha sido política, sino de exilio; y si bien no llega a la magnitud del exilio venezolano, es significativo en proporción al número de habitantes del país (se estima que en los últimos años entre un 10% a 20% de cubanos se han ido de la isla para no volver).

 

El servicio de inteligencia cubano funciona tan bien que es casi imposible planificar y ejecutar una conspiración en contra, sin que antes lo sepa el régimen. Ese servicio lo presta a Nicolás Maduro en Venezuela y es uno de los soportes de su gobierno para mantenerse en el poder, a pesar de todo.

 

Como era de esperarse, la versión oficial de los apagones obedece al bloqueo norteamericano. (Un poco más y los huracanes sobre la isla también son producto del imperio). Lo cierto es que las centrales eléctricas de la isla carecen de mantenimiento y el generoso petróleo venezolano se ha recortado drásticamente por los problemas de producción del país llanero. Mientras tanto, el ciudadano de a pie es el que sufre las consecuencias, en un país tropical donde los alimentos necesariamente deben refrigerarse, el aire acondicionado es común en los hogares y las cocinas eléctricas fueron trocadas hace tiempo por leña y carbón.

 

Al parecer ni Rusia ni China quieren hacerse cargo de esta dramática situación y ocupar el papel que antaño tuvo la extinta Unión Soviética. Es muy caro y los réditos no son tangibles. Más bien ambos países prefieren apoyar a Venezuela que tiene el petróleo y algunas reservas de oro para pagar por la ayuda sino-rusa, hecho que Cuba está lejos de ofrecer. Aparte que tener una base en Cuba, cercana a EEUU, como antaño la URSS poseyó, no solo es desafiar al imperio frente a sus costas, sino moda pasada con los actuales misiles intercontinentales y satélites espías alrededor del mundo.

 

¿Cuba fue alguna vez una nación medianamente desarrollada como dicen los panegiristas del régimen? Parece que nunca llegó a esos niveles, ni siquiera en la época de auge del socialismo cubano. Tuvieron un buen servicio de salud y educación, es cierto, los que se han deteriorado en los últimos años; pero nunca llegaron a ser un país medianamente desarrollado, por ejemplo, con estándares uruguayos, para hacer una comparación cercana. Lo que existió fue una eficaz propaganda del régimen cubano sobre un paraíso socialista en el trópico, a lo cual ayudó muy bien la izquierda del continente y la europea, parte de la cual todavía persiste en la venta del paraíso, que solo está en los discursos o el papel mojado.

 

Con la protección de la ex Unión Soviética existió una dependencia de productos primarios (el azúcar) a precios protegidos a cambio de bienes terminados y tecnología. Fue una dependencia muy parecida, en aquellos años, a la de distintos países de América Latina con respecto a EEUU y Occidente y que la izquierda criticaba acremente como una de las causas del subdesarrollo. Productos primarios por bienes elaborados. La diferencia era el signo político del país que entregaba los bienes terminados. Aparte que el verbo inflamado y el carisma de Fidel Castro cohesionaba a la isla, algo que ahora ya no existe frente a la opaca burocracia que tiene el poder.

 

         Es posible que Cuba se dirija a un nuevo período especial como en los años 90 del siglo pasado (léase grave austeridad y ajuste de cinturones); pero el fin del régimen creo que está lejos.

Sunday, October 20, 2024

SOBERANÍA DEL ESTADO VS REDES SOCIALES TRASNACIONALES

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


El tema es a raíz de la suspensión total de X (ex Twitter) que acaeció en el estado de Brasil, ordenada por un juez federal de la Suprema Corte. Todo se origina cuando en Enero de 2023 un grupo de partidarios del ex presidente brasileño Jair Bolsonaro invadieron los recintos del Congreso Nacional y la Suprema Corte descontentos de la victoria de Lula da Silva sobre su candidato. Parte del descontento fue difundir supuestamente contenidos falsos en la red X “gestionados por usuarios acusados de socavar la democracia y el proceso electoral” (sic).

 

Inicialmente se ordenó el bloqueo de varios de los usuarios que gestionaban esos mensajes. X no acató la medida, alegando que era censura e iba contra la libertad de expresión. La cosa fue escalando a mayores, multas progresivas, retiro del representante legal de X en Brasil, hasta llegar, por orden del juez Moraes, a la suspensión total de la red en el estado brasileño, ordenando incluso fuertes multas diarias sobre aquellos usuarios que usen X con un VPN “fantasma” a fin de eludir la suspensión.

 

Más allá de si la decisión del juez Moraes fue o no abuso de poder, si obedeció o no a un sesgo político a favor del oficialismo brasileño, el incidente es importante para analizar la eterna dicotomía de libertad de expresión vs censura y los alcances que pueden tener las redes sociales más allá de la soberanía de cualquier estado.

 

La primera apreciación es sobre la libertad de expresión. ¿Es válido que un estado nacional ordene bloquear redes por mensajes que no son de agrado del gobierno de turno?, ¿se puede autorregular la libertad de expresión en las redes?, ¿cuál es la responsabilidad de estas en caso de ser negligentes en la propia regulación?, ¿hasta qué límite es dable la intervención de un estado en temas tan delicados como la libertad de expresión? Tengamos presente que toda decisión judicial no es neutral y tiene repercusiones políticas y económicas.

 

Si entendemos la soberanía como el ejercicio de autoridad del estado en cierto territorio, evidentemente que cualquier estado puede ejercer la suya si se afectan intereses nacionales. El punto es que ese ejercicio de autoridad no sea ilimitado ni arbitrario, ni caiga en un totalitarismo, sino canalizado o regulado, sea por otras instituciones del propio estado (ejemplo el Tribunal Constitucional) o leyes sobre la materia (legislación interna, convenios internacionales, etc.).

 

Luego se encuentra la soberanía del estado vs la “soberanía” de las trasnacionales de la comunicación. Generalmente la soberanía se ha entendido como la de un estado nacional, competente en varias materias, muchas en exclusividad. (ejemplo: cobrar impuestos). Pero, con las redes sociales está ocurriendo una suerte de soberanía virtual, más allá de cada estado nacional. Y la pregunta que cae por su peso es si estas pueden ser impunes en caso trasgredan una legislación nacional.

 

A inicios de siglo las redes y su contenido eran totalmente libres. Recién empezaban. Se hablaba de “la libertad de internet”, suerte de paraíso virtual adánico. Esto cambió cuando congregan más usuarios, se comenta y se transa de todo, y en coyunturas delicadas en un estado nacional como sufragios para cargos de elección popular, los mensajes falsos pueden ir y volver de un lado y otro (encuestas falsas, dichos falsos, fotos trucadas, etc.). Las redes tienen ahora más poder.

 

En ese nivel ya se requiere una regulación de la red sin caer en la censura o colisionar contra los derechos individuales de una persona. Lo idóneo es que la propia red cumpla con el deber de regularse y verificar el contenido. Por ejemplo, en materia de fraude, a redes trasnacionales como Meta se les está pidiendo que tengan mecanismos de autorregulación que eviten las estafas en línea y asumir parte del reembolso (devolución) a las víctimas. Ya no hablemos de lo que sucedió con Telegram, donde uno de sus directivos fue detenido porque la red acusaba tráfico de pedofilia.

 

Si bien la libertad de expresión es esencial, las redes deben verificar que otros bienes jurídicos también sean adecuadamente tutelados como el patrimonio, el honor de la persona o la libertad sexual de menores, caso contrario lo tendrá que ejercer el estado nacional; pero, teniendo presente que un tema de regulación es siempre político, no únicamente “técnico” y que puede ser usado para otros fines distintos en aquellos que detentan el poder. Es un tema polémico por donde se le mire.

 

            Quizás estamos viendo el inicio del fin de la soberanía nacional tal como la entendíamos y la enseñaron en las Escuelas de Derecho o, por lo menos, la disminución de esta soberanía en un mundo globalizado, lo que tarde o temprano iba a suceder, pero donde los estados nacionales todavía tienen algo que decir.

Sunday, October 13, 2024

OLA DE CRIMINALIDAD Y BUKELIZACIÓN

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


El paro de los trasportistas (al que se unieron comerciantes minoristas) contra la inacción del gobierno frente a las extorsiones, pago de cupos y asesinatos por bandas criminales organizadas, ha colocado en primer plano no solo la ola delictiva que azota Lima y otras ciudades del país, sino la carencia de un plan contra el crimen organizado.

 

Contra todo pronóstico, y ante la necesidad de seguridad material por las diarias extorsiones y sicariato, miles de personas afectadas por la ola de criminalidad, salieron a protestar frente a la inacción del gobierno.

 

Es cierto que las extorsiones, sicariato, tráfico de personas y de drogas, no solo ha recrudecido en nuestro país, también otros países de la región están sufriendo el mismo problema, por lo general causado por bandas criminales de origen venezolano. A los gobiernos los ha cogido “en frío” al no saber cómo reaccionar frente a la creciente ola delictiva. El asunto está en qué hacer. Y es allí donde cojea el gobierno de Dina Boluarte.

 

Boluarte asumió el gobierno faltando tres años y medio para completar el período de Pedro Castillo, por lo que, frente a su debilidad política, la decisión de “flotar” para sobrevivir políticamente hasta culminar su mandato, era demasiado tiempo, sobre todo en un país tan complicado y convulso como el Perú, donde cada día surge un nuevo problema. Tenía que afrontar algunos problemas graves, uno de ellos la delincuencia organizada.

 

Pero, por el lado de la oposición, la cosa va igual o peor. Más allá de los discursos retóricos, no se conoce propuestas coherentes. En el supuesto que sean gobierno mañana, el problema de la inseguridad ciudadana seguiría igual.

 

Y es que las propuestas van por cambios difíciles de ejecutar. Más fáciles de decir que de hacer, como sucede con la reforma de la justicia, el Ministerio Público o la eficiencia de la policía nacional, pasando por darle más competencias (y armas) al serenazgo y penas draconianas por delitos agravados.

 

Frente a ello solo tenemos “parches” que no van a ser de mucha ayuda y, frente a la ineficiencia del gobierno y la oposición, puede desembocar en que los grupos sociales afectados apliquen la justicia por sus propias manos. Vamos, “se busca vivo o muerto”, como en el lejano oeste. Cuando el estado, que tiene el monopolio de la violencia, falla, a la sociedad no le queda más remedio que aplicar la justicia con sus propias manos, como de hecho sucede en casos aislados. Ya no será “coge un choro y déjalo paralítico”, sino “haz patria y mata un choro”.

 

La xenofobia también se va a agudizar, sobre todo hacia los venezolanos, y separar la paja del trigo va a ser extremadamente difícil, por lo que justos van a pagar por pecadores.

 

Y, como apuntamos en un artículo anterior, a mediano plazo, de cara a las elecciones de 2026, los planteamientos extremos de una bukelización contra la delincuencia van a tener más oyentes y adeptos que aquellos planteamientos moderados o que hablen del debido proceso y los derechos humanos.

 

Los planteamientos del centro político van a tener poco eco entre los electores. Al ciudadano medio no le va a importar mucho cómo el siguiente gobierno “mata las pulgas”, sino que cese o baje esta ola criminal, por lo que, si es necesario suspender algunos derechos fundamentales, al ciudadano no le va a quitar el sueño. Claro, de allí a un gobierno autocrático, existe apenas un paso.

 

Quien tenga un “relato” contra la delincuencia y sea creíble, sin importar si es de izquierda o de derecha, es quien tendrá más seguro el sillón de Pizarro el 2026. En otras palabras, un populista de “mano dura” tendrá más oportunidad de ganar que alguien con un discurso racional y apegado al estado de derecho. La pobreza y la falta de oportunidades han pasado a un segundo plano, frente a la criminalidad que azota el país. Quien tenga “soluciones”, por más disparatadas o duras que parezcan, pero creíbles, tendrá más chance de ganar. No importa tanto la idoneidad del candidato, importa que su “relato” sea creíble para la ciudadanía.

Sunday, October 06, 2024

LOS HOMBRES QUE MATARON LA PRIMAVERA

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


Frente a la ola de extorsiones, robos y secuestros acaecidos en la ciudad de Trujillo en el segundo gobierno de Alan García, nació un “escuadrón de la muerte”, grupo de policías que, con el apoyo político del gobierno y financiero de la gran empresa, ejecutó extrajudicialmente a muchos delincuentes, quienes misteriosamente siempre caían en enfrentamientos con las fuerzas del orden.

 

El núcleo de esa historia real sirve para desarrollar la ópera prima Los hombres que mataron la primavera de Omar Aliaga. Dos jóvenes periodistas trujillanos van a indagar lo que existe detrás de esas ejecuciones.

 

Lo primero que se nos viene a la mente como referente es Los hombres que no amaban a las mujeres del escritor y periodista Stieg Larsson. Hasta el título guarda una gran similitud con la novela del sueco. Igual son dos periodistas, uno mayor que el otro, la chica es una freakie, muy parecida en eso a la Candy de la novela, mientras que él es más centrado, y ambos tienen una relación sentimental mientras dura la investigación. Hay una inspiración evidente, que el propio autor se niega a ocultar.

 

Pero, como toda novela negra, es necesario ir quitando los distintos velos para conocer cuál es la verdad. Acá nos parece le faltó pericia al autor o dio por supuesto que todos conocemos el caso de la vida real. La perentoria verdad de las mentiras, donde se nota la vena del escritor. Eso lo trata de compensar con una historia de romance entre Mauricio y Candy, la cual se excede como historia secundaria y muchas veces obnubila la historia principal. En muchos momentos del relato la historia de la educación sentimental opaca la historia principal, ocupando casi la mitad del libro. Son errores que se presentan al debutante que quiere contar todo en su primera novela.

 

Los saltos temporales son también discutibles. ¿Merecieron la pena?, ¿eran funcionales a la trama? Mario Vargas Llosa, en su primera etapa, fue quien aclimató esa técnica a la literatura peruana, pero incluso él se excedió en el uso en sus novelas de juventud, por lo que siempre hay que tener cuidado en utilizarlos. Por lo demás, la evolución de los personajes principales está muy bien dibujada. Ninguno de los dos será igual al final. Mauricio abandona el periodismo para dedicarse a la docencia, mientras que Candy supera sus problemas personales haciendo una maestría en el extranjero. Hay una suerte de epílogo en el capítulo final, bastante excesivo por cierto, donde nos dice acerca de los personajes diez años después.

 

Si bien la novela adolece de defectos formales y le faltó un mejor desarrollo, es meritorio el retrato sociológico de ese Trujillo de inicios del siglo XXI, en ebullición, con una modernidad en crecimiento, pero también con una delincuencia y achoramiento cultural en orden ascendente. Nuevas clases sociales, nuevos patrones culturales, fortunas de origen dudoso, y el ser rico cómo sea es el norte que guía a los personajes, todos juntos y revueltos.

 

Por ese mérito sociológico vale la pena leer Los hombres que mataron la primavera.


* Omar Aliaga: Los hombres que mataron la primavera Edición consultada: Edición Fondo de Cultura Económica Perú, 2024, 284 pp.

Sunday, September 29, 2024

¿EXISTE UNA DICTADURA CONGRESAL?

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


Se puede definir el poder como una relación de subordinación, en la que unos mandan y otros obedecen, incluso contra su voluntad; donde las decisiones se adoptan dentro de un conjunto de reglas de juego, por consenso o por imposición, en forma democrática o autoritaria. Ello se puede aplicar también a las instituciones y a las jerarquías. Poder es hacer.

 

En democracia constitucional lo ideal es que las reglas de juego para el ingreso al poder (las elecciones, con las reglas previamente determinadas), el mantenerse, fiscalizar o salir del poder (competencias y funciones de cada órgano del estado; organismos fiscalizadores del poder; renuncia, finalización del mandato o vacancia en el ejercicio del poder), así como las relaciones de los poderes (ejecutivo y legislativo, poder judicial), sean lo más trasparentes y claras, propiciando una estabilidad jurídica sin que un poder avasalle al otro. Como alguien acertadamente señaló, la constitución política es la que pone límites al poder, necesarios para que este no sea arbitrario. En países como el nuestro, es una ecuación más fácil de decir que de hacer, pero necesaria para darle estabilidad sin abuso al ejercicio del poder.

 

Otra premisa es que no existe “vacío de poder”. El vacío es ajeno al poder. Si alguien no lo tiene, lo pierde o lo deja, otro lo ocupará.

 

El poder puede llevar a confrontación de instituciones y de personas. En Inglaterra, la confrontación entre el Parlamento (dominado por los comunes o burgueses) y el Rey, dio nacimiento a la conformación de lo que hoy conocemos como monarquía constitucional, donde el Parlamento tiene realmente el poder y el rey, con el paso del tiempo, se convirtió solo en una figura simbólica.

 

En esta tensa lucha, hubo casos sangrientos, como el de Oliver Cromwell, parlamentario inglés, que decapitó al rey Carlos I y proclamó una efímera República.

 

Históricamente Ejecutivo y Legislativa no siempre se han llevado en paz. Se trata que en democracia sus relaciones se resuelvan por canales institucionales. No se consigue en todas las ocasiones, aunque es lo ideal.

 

 

***

 

Cierta oposición tiende a señalar que existe una “dictadura congresal”; pero, ¿existe realmente una?

 

Para que exista una “dictadura congresal”, el Parlamento asume de facto funciones y competencias no solo legislativas, sino ejecutivas y judiciales. Es decir, “absorbe” a los otros dos poderes del estado y a los organismos autónomos.

 

El escenario político dista mucho de eso. Lo que sí existe es un mayor poder del Congreso frente al Ejecutivo, producto del pulseo político entre ambos poderes del estado desde por lo menos el año 2016, cuando Pedro Pablo Kuczynski asume la presidencia de la República y tiene al frente una aplastante mayoría fujimorista. En esa oportunidad, el pulseo lo gana el Congreso al obligar a renunciar a PPK, ante una inminente vacancia.

 

Esta situación se va a agravar con el populismo demagógico de Martín Vizcarra que enfrenta al Congreso fujimorista a fin de ganar popularidad, llegando a su cenit con el cierre del Parlamento en 2019, argumentando una “denegatoria fáctica de confianza”, y, concluye por el momento, con Pedro Castillo, quien asume la presidencia con una mayoría relativa con la agrupación política Perú Libre, pero insuficiente para hacer reformas a la Constitución política o convocar una Asamblea constituyente, uno de sus más caros anhelos de él y su grupo.

 

El período de Castillo es importante para conocer la situación actual. Él y su grupo político en vez de buscar consensos para una reforma constitucional y aprobar algunas leyes importantes, siguiendo la estrategia de Vizcarra o Fujimori, asume la política de la confrontación pura y dura con el Congreso, creyendo que le iba a otorgar réditos políticos. Así, al viejo estilo sindical, como en sus años de dirigente del Conare-Sutep, arremete contra el Legislativo, y éste reacciona defendiéndose y sabiendo que con dos denegatorias de confianza lo podía disolver.

 

El punto de quiebre se produce con el frustrado golpe de estado de Castillo en Diciembre de 2022, cuando en el tercer intento de vacancia, y ante el frustrado intento del ex presidente de cerrar el Congreso, el Parlamento consigue más del mínimo legal para destituirlo, incluyendo votos de congresistas que antaño “coqueteaban” con el golpista, pero que sabían muy bien que de cerrar Castillo el Congreso se quedarían sin trabajo, sin prebendas y, sobre todo, sin poder. Dicho sea, las FFAA tienen una posición “institucionalista” y de respeto a la Constitución y la democracia, negándose a respaldar el intento de golpe de estado. Con ello, la suerte del ex presidente Castillo estaba dicha. Ese es el momento clave para entender la situación actual.

 

Comenzó con una labor de supervivencia del propio Congreso contra la arremetida de Pedro Castillo y el grupo político que lo respaldaba. Como algunos analistas señalan, de no haberse producido el intento de golpe por parte del ex presidente, el estado de las cosas no hubiera llegado al nivel que vemos hoy en día. Podemos inferir que el poder actual del Congreso es producto de las arremetidas que contra éste tuvo en el pasado inmediato el Ejecutivo (gobiernos de Vizcarra y Castillo).

 

Hay un hecho que es minusvalorado y hasta despreciado: el Congreso (o parte de sus representantes más lúcidos) tuvo un rol fundamental para contener las arremetidas antidemocráticas de Pedro Castillo y su grupo político en el año y medio que estuvo en el poder. De haber claudicado el Parlamento en ese momento, hoy tendríamos una historia muy distinta. Nitcheanamente se podría decir con respecto al Congreso que lo que no lo mató, lo hizo más fuerte.

 

Frente al fracaso en conservar el poder por la vía democrática, el sector perdedor en este pulseo Ejecutivo-Congreso es el que tejió la leyenda negra de la “dictadura congresal”. El resto es historia conocida. Asume la vicepresidenta en funciones, Dina Boluarte, sin poder y sin bancada propia. Allí, frente a un Ejecutivo débil, el Congreso obtiene mayor poder, aunque no legitimidad ante la población. La leyenda negra de la “dictadura congresal” estaría servida en bandeja.

 

En paralelo, el lawfare (usar las acusaciones y juzgamientos judiciales para fines políticos) llega a su exacerbación con los “superfiscales” en el caso Odebrecht que, con el apoyo de ciertas ONGs bastante politizadas, van a acusar a personajes políticos incómodos para sus intereses. La aquiescencia de cierto sector del Poder Judicial con las prisiones preventivas, tendrá encarcelados y con desprestigio político a ciertos personajes públicos, pero a ningún empresario coludido con la corrupción. Es un hecho significativo que también se toma poco en cuenta. Para la corrupción es necesario dos: el corrupto y el corruptor. No tenemos “entre rejas” a ningún empresario que haya entregado sobornos por alguna licitación, solo políticos que los recibieron, en especial aquellos incómodos o contrarios a los grupos dominantes que controlan el Ministerio Público.

 

Los “superfiscales” gozarán de gran poder, popularidad y legitimidad por poco tiempo, hasta que se descubre el acuerdo con Odebrecht suscrito por estos (que limita los delitos a casos puntuales de sobornos de la empresa, esta puede pagar una exigua reparación civil en cómodas cuotas mensuales y, de complemento, puede volver a contratar con el estado como si no hubiera pasado nada), y los casos se comienzan a caer en pleno juicio por falta de pruebas fehacientes y de tipificación de los delitos (caso Los cocteles). En todos estos años se han gastado millones de soles de los contribuyentes para procesos mal sustentados y con peor pronóstico, procesos donde los fines políticos se han superpuesto a una correcta administración de justicia.

 

No estamos ante una “dictadura congresal” propiamente, pero sí ante un congreso que ha ganado poder en estos años de confrontación con el Ejecutivo, a quien, como vimos, derrotó en el pulseo por el poder en los gobiernos de PPK, Vizcarra y Castillo (estos dos últimos destituidos).

 

Frente a ello, el Congreso, como ganador en esta lucha contra el Ejecutivo a lo largo de todos estos años, en vez de usar su capital político para fines de interés público (por ejemplo, aprobando una reforma política coherente o leyes importantes para la sociedad), lo ha despilfarrado en un mal uso o abuso del poder, haciendo lobby a favor de representantes de bancadas del actual legislativo, aprobando leyes populistas o aprovechándose en forma descarada del cargo. Bancadas de derecha o de izquierda, no existen diferencias para estas componendas bajo la mesa (existen excepciones honrosas). La reforma universitaria ya pertenece al pasado y se desandó el poco camino avanzado; la propia ley de crimen organizado favorece a muchos personajes públicos con cuentas ante la justicia; o la ley de “reforma previsional” que significa un forado fiscal y no resuelve el problema de fondo. Y, por supuesto, la corrupción. No solo los congresistas “mochasueldos”, sino los negociados y grandes licitaciones que se producen entre bambalinas, amén de algunas leyes con nombre propio.

 

Son algunos casos de aprovechamiento del poder en favor propio. Funciona el “borrón y cuenta nueva” o como se diría en El gatopardo, “las cosas deben cambiar para que sigan igual”. Pero de ello a una “dictadura congresal” dista mucho. Sería bueno que aquellos que lo creen revisen un poco la historia universal para conocer lo que de verdad es una dictadura congresal. El Perú, como en otros aspectos, está lejos de eso.

 

Más que “dictadura congresal” lo que existe es una precaria institucionalidad, cada vez más debilitada por las confrontaciones a lo largo de todos estos años entre Ejecutivo vs Congreso, visos evidentes de corrupción en los poderes del estado y una falta de madurez de los actores políticos para ponerse de acuerdo en aspectos puntuales.

 

Es preocupante también que los últimos presidentes constitucionales no hayan terminado su mandato o, peor aún, hayan terminado presos (y en el camino uno que se quitó la vida). Las acusaciones penales contra presidentes constitucionales no es signo de un Poder Judicial autónomo y vigoroso, sino de serios problemas estructurales y vendettas políticas entre grupos de poder. No es reflejo de un Poder Judicial y Ministerio Público con estándares suizos de eficiencia, sino de una administración de justicia con débil institucionalidad, sojuzgada y colonizada por grupos de poder con agenda propia.

 

Y, como correlato de esta precaria institucionalidad, la fragmentación de representación política a la que vamos en 2026, quizás con más de 50 agrupaciones inscritas formalmente para competir. Eso sí es preocupante y puede dar lugar a que los dos candidatos más votados, pero con escasa votación significativa, pasen a la segunda vuelta y se repita la historia del “voto anti” (yo voto por ese candidato porque detesto al otro). Ello, como que estén inscritos partidos y potenciales candidatos con dudosa ejecutoría democrática (como sucedió con Perú Libre en 2021), puede dar lugar a un escenario más grave en los próximos años y que se incube una nueva crisis política.

 

 

***

 

En conclusión, podemos deducir que cuando el Ejecutivo ha tenido apoyo de una mayoría en el Congreso, el respaldo fáctico de las Fuerzas Armadas, o incluso popularidad entre la ciudadanía, ha tenido cierta estabilidad para gobernar. Pero, en sentido contrario, cuando el Congreso tiene una mayoría contraria al Ejecutivo, este no ha podido hacer alianzas, o peor aún, ha intentado ir contra el propio Parlamento sin tener la fuerza suficiente, o las FFAA le han negado un apoyo fáctico, el pulseo por el poder lo gana el Congreso.

 

La célebre frase de Mao Tse Tung “el poder nace del fusil”, aludía a la lucha armada para alcanzar o mantenerse en el poder. Naturalmente que en gobiernos democráticos son otros los mecanismos para llegar al poder o para mantenerse en él. Igualmente, la “salida de los tanques”, es decir los golpes de estado militares para solucionar las crisis políticas, es inviable en esta época; por lo que es necesaria la búsqueda de otras salidas para las crisis recurrentes que se presentan.

 

Asimismo, la utilización en la lucha por el poder de ciertas instituciones de la administración de justicia para “golpear” al adversario, ha dado lugar al debilitamiento y falta de credibilidad de instituciones importantes como sucede con el Ministerio Público, quien ha demostrado poca eficiencia en la lucha contra la corrupción y el crimen organizado, y sí notable parcialización con ciertos sectores políticos.

 

Por otra parte, las relaciones entre Ejecutivo y Congreso por lo general han sido tensas y difíciles, y los canales institucionales no siempre han solucionado el problema. Quizás es hora de sincerar el estado de las cosas y de replantear estas relaciones y buscar otras formas de gobierno, como la que se practica en distintos países europeos: un jefe de estado (un presidente) con poco poder, más simbólico que real, y un jefe de gobierno (primer ministro) que emerja del Congreso, de la votación popular, quien tendría las facultades ejecutivas propiamente. En caso de crisis recurrentes -como sucede entre nosotros-, se disuelve el parlamento y se convoca a elecciones legislativas de inmediato, emergiendo de allí el nuevo jefe de gobierno. Claro, tendríamos que tener un sistema de partidos políticos estable y que no pase de 4 o 5, amén de una reforma en la elección de los representantes al Parlamento. Y, lo más complicado: remar contra un presidencialismo enraizado hace más de 200 años en nuestras repúblicas, aunque no haya funcionado como lo idearon los padres fundadores.

 

Son salidas institucionales que ayudarían mucho a resolver las crisis recurrentes que tenemos y que, al parecer, todavía no tienen visos de solución.

Monday, September 23, 2024

EL PEZ EN EL AGUA. LAS MEMORIAS DE MARIO VARGAS LLOSA II PARTE (FINAL)

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


LOS AÑOS INICIALES

 

La parte de las memorias donde cuenta su infancia, adolescencia y juventud es la más interesante. No llegan a tener la intensidad de las memorias de un Tolstoi, pero son agradablemente informativas. La niñez en la lejana Cochabamba tiene un aire nostálgico de mundo perdido, muy similar en tono a los recuerdos arcádicos que guarda del Miraflores de su juventud en la novela autobiográfica La tía Julia y el escribidor. Luego Piura, donde conoce al padre que creía muerto y -como tantas veces lo contó- fue un hecho traumático en su vida, y después Lima y el colegio militar Leoncio Prado.

 

Como lo insinuaba en La tía Julia y el escribidor, la familia materna Llosa en los años 50 estaba en franca decadencia. De aristócratas en Arequipa pasaron a mal vivir como empleados en Lima. El abuelo, que había gozado de épocas de esplendor económico, ahora vivía con una magra pensión, los hijos (tíos de MVLL) se ganaban la vida como empleados del estado (incluso una tía -y con gran escándalo en la familia- se fue a convivir con un chino que regentaba una bodega). Algunos, aunque sin mucha fortuna, trataban de hacer negocios por su cuenta como el tío Lucho, que fue el padre sustituto cariñoso que no tuvo y que siempre lo alentó en sus sueños, muchas veces remotos, como el querer ser algún día escritor.

 

Tal como lo relató innumerables veces, los Llosa pusieron toda la esperanza en él para volver al estatus social de antaño. Una profesión liberal como la abogacía que le diera lustre al apellido materno que portaba. Quizás al ser el primer nieto, varón por añadidura, abrigó esas vanas esperanzas en la familia materna. Aunque en cierta forma le daría lustre al apellido Llosa -con el que firma sus libros- al ser un escritor que precozmente conocería la fama y la fortuna. No fue por el derecho, sino por la literatura que la familia materna alcanzaría a gozar el relumbre de antaño.

 

También los Llosa fueron el modelo de lo que consideraba una “familia decente”, con valores éticos en su comportamiento, conservándolos a pesar de encontrarse en el naufragio económico. Es muy probable que exista una visión idealizada de su familia materna y que él contrapone a su padre biológico, Ernesto Vargas, de extracción popular, dibujado en forma bastante caricatural como un tipo resentido y envidioso por la familia Llosa, “blanca” y de ascendencia aristocrática. Esa apreciación, MVLL la extrapola al Perú para explicar su fracaso electoral, el de un país fracturado entre la envidia, el resentimiento, el racismo, la desconfianza y el rencor al otro. Algo hay de cierto, pero es una explicación bastante parcial la que esgrime el escritor (y que cierta derecha también la utiliza con el calificativo a los otros de “resentidos”).

 

Curiosamente MVLL tenía un carácter muy similar al de su padre, es posible que por ello no se llevaran bien desde que se conocieron (y se pelearon hasta el final). Su padre biológico no era un tipo malo, sino severo. De esos a la antigua. Creía que los Llosa, a su hijo, lo habían malogrado con tanto engreimiento y él trataba “que se haga hombre”. De allí que MVLL desde muy joven trabajaba, principalmente en labores de periodismo, y antes de los 18 años ganaba su dinero, por lo que tenía independencia económica, algo que el padre alentaba. A los 15 trabajó en el servicio de noticias internacionales que tenía el padre, a los 16 en el Diario La crónica, a los 17 en el diario La industria de Piura, luego, a los 18, en Radio Panamericana, sin contar el sinfín de oficios alimenticios cuando contrajo matrimonio con Julia Urquidi, la conocida tía Julia. Como él mismo relata, llegó a contar con siete trabajos simultáneos, entre ellos fichar muertos en el cementerio Presbítero Maestro.

 

Esos trabajos de adolescente lo hicieron madurar más rápido que a sus amigos miraflorinos que pensaban solo en fiestas y enamoradas. Como el propio MVLL cuenta, ya no tenía mucho interés en reunirse con ellos los fines de semana. Y posiblemente por eso le haya llamado más la atención a los 19 años una mujer mayor como Julia Urquidi, con “mundo”, que una chiquilla miraflorina que estaba en otra cosa. Innegablemente esas experiencias alimenticias y sentimentales lo hicieron madurar más rápido que a sus amigos.

 

Por cierto, como hecho anecdótico revelador del pensamiento de aquellos años, leemos en sus memorias que luego de consumado el matrimonio en un lejano caserío de Chincha, el padre le increpa cómo va a mantener a su mujer, a pesar de ser esta bastante mayor y con más experiencia en la vida que el flamante esposo. Era sentido común de la época que el hombre debía mantener exclusivamente el hogar y la mujer debía estar subordinada a la atención del marido y los hijos.

 

Su método de escribir se debe también a esa disciplina que desde joven mantuvo: aprovechar el poco tiempo libre de que disponía en ese entonces, sometiéndose a un horario, para obtener la mayor productividad del tiempo dedicado a las letras, tiempo que iría aumentando gradualmente. Los que hayan trabajado desde muy jóvenes saben el valor que se otorga al tiempo, cómo distribuirlo y aprovecharlo lo mejor posible, muy distinto al de un joven que no tiene mayores obligaciones y para el cual trascurre en forma más laxa.

 

Al igual que ese temprano matrimonio, podemos decir que su padre también contribuyó, sin proponérselo, a su formación como escritor. Me explico.

 

Es posible que de no haber aparecido el padre no habríamos tenido al escritor célebre que apareció años después. Si MVLL no habría tenido la confrontación agónica que tuvo con su progenitor que lo convierte en un joven rebelde, ni tampoco las experiencias tempranas de trabajar y casarse con una mujer mayor que lo apoya en su ambición literaria, es probable que no habría llegado a ser el escritor que todos conocemos. De repente hubiera sido un escritor de medio tiempo o de fines de semana, que él tanto criticaba, que trabaja en una profesión liberal y el tiempo que le sobra lo dedica a escribir, que publicaría en ediciones limitadas en alguna editorial limeña, y se convertiría en uno de los tantos escritores que hemos tenido y de los cuales ahora nadie sabe que existieron.

 

Esa relación conflictiva con el padre, las experiencias laborales de adolescente o el matrimonio de juventud con Julia Urquidi fueron vitales para lo que vendría después. De no haber ocurrido esos hechos, sería el niño mimado que la familia materna halagaba cuando recitaba poemas, allá, en la mítica Cochabamba o en la cálida ciudad de Piura. Fueron hechos que foguearon el carácter y la personalidad del futuro escritor.

 

En sus memorias se encuentran también sus amigos de juventud como Luis Loayza y Abelardo Oquendo, con los que aprendió mucho de literatura contemporánea; y, claro, su gran amigo de la infancia Javier Silva Ruete, a quien -a pesar de ser un amigo íntimo- califica de inescrupuloso y oportunista. Debe haber sido algo de eso el desaparecido Silva Ruete, para ser ministro de Economía en tres gobiernos, uno militar y dos constitucionales, y tener otros cargos en el primer gobierno de Fernando Belaunde, amén de estar, en los años iniciales, muy cerca al primer gobierno de Alan García. Se requiere una gran dosis de pragmatismo y acomodarse sin muchos prejuicios con quien está en el poder. Como decimos entre nosotros, tener piel de chancho.

 

Sus evocaciones de San Marcos son también bastante nostálgicas y su participación en la política durante la dictadura de Odría (1948-1956), más idealista que realista. Aparecen también Lea Barba y Félix Arias Schreiber, grandes amigos de aquella época y que sirvieron de inspiración para Aída y Jacobo respectivamente, personajes de la parte sanmarquina en su novela Conversación en la Catedral. (Existe en redes una entrevista muy interesante que le hicieron, poco antes de su muerte, a Lea Barba, “musa” de los años sanmarquinos de MVLL).

 

Dicho sea, sus viejos amigos y camaradas del grupo Cahuide, Lea Barba y Félix Arias Schreiber, morirían fieles a sus creencias como izquierdistas hasta el final de sus días, pobres, pero fieles a su credo a pesar de todo (ya se había producido el derrumbe de la Unión Soviética y el viraje capitalista de China). Como los cristianos de las catacumbas, eran “puros”, en la acepción que da a entender MVLL en su novela Conversación en la Catedral.

 

Del grupo Cahuide (célula clandestina del Partido Comunista, ilegalizado en ese entonces) son también compañeros de lucha, Isaac Humala y Hugo Neira, con los que guardó cierta amistad y respeto a pesar de los cambios ideológicos del escritor.

 

Isaac Humala, aprovechando esa cercanía con MVLL, tuvo una entrevista secreta con él para que apoye a su hijo, Ollanta Humala, en la segunda vuelta presidencial del año 2011, cosa que el Nobel cumplió a cambio que Ollanta Humala respete una Hoja de ruta alejado del radicalismo nacionalista, hecho que también cumplió el candidato al llegar a la presidencia. Pacto de caballeros, algo que ahora parece bastante raro y hasta ingenuo, sobre todo en política.

 

Con Hugo Neira mantiene una amistad y respeto mutuo como académico e intelectual. No solo compañeros en Cahuide, si no que ambos fichaban libros en la casa de su maestro, Raúl Porras Barrenechea, donde conocieron a otro joven brillante: Pablo Macera. Hugo Neira tuvo una participación activa durante el gobierno de Velasco en los años 70 y actualmente es uno de los intelectuales vivos más lúcidos que tenemos, cuyos textos merecen leerse y releerse.

 

Y, claro está, se encuentra también en las memorias de aquellos años, el maestro Raúl Porras Barrenechea. No solo gran maestro -guarda recuerdos muy sensibles de él- sino también otra suerte de padre sustituto. Porras Barrenechea fue mentor para que consiga trabajos alimenticios cuando contrajo matrimonio el joven escritor, incluyendo uno en San Marcos como profesor, y también quien lo ayudó a conseguir la beca para partir a España en 1959. De ese viaje, a los 23 años, MVLL ya no volvería al país, salvo por temporadas que, con el tiempo, se hicieron cada vez más espaciadas.

 

Allí terminan precisamente sus memorias de aquellos años, ya ahora remotos. Están pendientes los años 60, la parte del boom que vivió en Europa y lo que vino después, memorias que muy posiblemente no verán la luz.

 

Por la amplia cantidad de documentos que existen, es la parte más conocida de la vida de MVLL, la del personaje público que no solo escribe, sino que se compromete con su tiempo activamente. Su compromiso con la revolución cubana, el lento desencanto, el célebre caso Padilla y su progresivo viraje al liberalismo político y económico. No es un cambio de la noche a la mañana como muchos suponen, sino lento y progresivo, que se produce entre los años 70 y 80.

 

Algunos creen que, como muchos escritores nacionales que partieron a Europa, su idea era no regresar nunca más. Al parecer no fue así. Todavía, en los años 70, abrigaba la idea del regreso definitivo (en esa década tuvo una estancia bastante prolongada en su país natal). Parte de los Llosa se encontraban aquí, en especial el tío Lucho (padre de su segunda esposa, Patricia) y su familia, y MVLL había realizado el doctorado precisamente para enseñar en universidades locales y tener tiempo para escribir. Quien lo disuade de la idea del regreso definitivo fue su agente literaria, Carmen Balcells, que juega un papel fundamental en la consagración internacional del escritor.

 

En los años 80 ya es el escritor consagrado y cosmopolita que todos conocemos, opinando sobre todo lo humano y divino a través de entrevistas y en especial su célebre columna periodística Piedra de toque, reproducida mundialmente. Se convierte, como Jean Paul Sartre, su modelo de escritor comprometido con su tiempo, en un mandarín de la cultura y de la época que le tocó vivir.

 

MVLL es una persona que acomete sus acciones con desbordante pasión. Él mismo lo reconoce. De allí que muchas filias y fobias se reflejan en sus memorias y también la perdida a lo largo de los años de muchos amigos, pérdidas que en más de una oportunidad obedecieron a que pensaban diferente a él. Sus memorias son un material útil para quien acometa realizar la titánica tarea de una biografía crítica del célebre escritor; pero, debe tomarse con pinzas lo que dice allí y contrastarlo con otras fuentes. El pez en el agua, novelas autobiográficas como La tía Julia y el escribidor, o novelas donde evoca recuerdos tan cercanos de juventud como La ciudad y los perros o Conversación en la Catedral, deben ser tomadas con cuidado si se quiere realmente hacer una biografía crítica del Nobel peruano.

*Mario Vargas Llosa: El pez en el agua. Edición consultada: Edición Debolsillo, 2018, 718pp.