Sunday, July 14, 2024

LA CHICA DE LA TELE

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


Solo pocos pueden mantenerse veinte años consecutivos en la televisión. Yola Polastri fue una de esas escasas figuras que marcan una época. Es muy posible que ese ritmo frenético que comenzó a temprana edad le haya pasado factura en el ocaso de su vida. No es fácil. Requiere mucha disciplina, constancia, tesón, luchas y, sobre todo, innovarse. Recrearse constantemente. Yola lo hizo con méritos, enfocada en su público objetivo: los niños.

 

Aparece cuando los programas para niños eran bastante naif y en blanco y negro. El tío Johnny y la señora gallina en un canal y Cachirulo y Copetón y las marcianitas en el otro. Era la época en que solo existían tres canales de televisión y ni remotamente había aparecido la señal digital, ni menos la tv por cable o el internet. No había mucho de donde escoger.

 

El año de su debut, 1972, en pleno gobierno militar. Y naturalmente la frescura de una chica de 22 años, carismática y empática, cautivó a los niños. Desde allí fue llamada la chica de la tele. Era difícil competir con ese torbellino que apareció en la televisión nacional.

 

Pero, a diferencia de los programas infantiles de ese entonces, Yola supo recrearse constantemente. Renovar vestuario, juegos, la pauta del programa. Porque no solo era la animadora que le ponen un guion, sino la productora del programa. De allí sus constantes viajes a Miami de donde traía ideas y vestuario, en una época donde no sabíamos que había programas similares en otras latitudes.

 

La pregunta final en toda entrevista era por qué no se casó y tuvo hijos. Pretendientes debe haber tenido, y para escoger, pero su independencia de carácter le impedía estar sujeta a otra persona. Lo dijo con un ejemplo. Si yo puedo cambiar un foco en mi casa, para que voy a tener un marido que cambie el foco. Sin proponérselo fue una abanderada del feminismo y la independencia económica de la mujer. Y, en cuanto a los hijos. En esa época la subrogación asistida o la inseminación artificial no estaban de moda y sus niños del programa pasaron a ser una suerte de hijos putativos.

 

Muchos creen que la tv era su principal fuente de ingresos. Como ella misma declaró, la tv en esa época no pagaba tanto. Su principal fuente de ingresos fueron los shows en vivo, era infaltable en la Feria del Hogar en los años 80, el merchandising con muñeca propia incluida y los discos de vinilo que sacaba en promedio uno por año, en una época en que la piratería no existía. En qué fiesta infantil no faltaban las canciones de Yola. A diferencia de los animadores que la precedieron, supo marketearse, venderse a su público objetivo. Ahorrar para la vejez.

 

Sí, porque esto de la tele no es eterno. En los 90 aparecieron otros programas infantiles, como Nubeluz, más sofisticados y con animadoras más jóvenes. Los almanaques no pasan en vano. Pero, no se retiró totalmente a sus cuarteles de invierno. En su imponente casa-taller de La Molina continuó formando burbujitas y apareciendo ocasionalmente en especiales y shows en vivo. Hasta la pandemia estuvo activa.

 

Yola Polastri, Kiko Ledgard, Augusto Ferrando, Genaro Delgado Parker en la producción, son algunos nombres de aquella época ahora remota y legendaria de la televisión nacional, cuando todo estaba por hacer y, como en la novela de García Márquez, nada tenía nombre.

Monday, July 08, 2024

¿CINE CON VALORES DEMOCRÁTICOS?

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


El proyecto de ley de la congresista Adriana Tudela acerca de una ley de cine ha tenido detractores y defensores. El flanco más criticado ha sido si la nueva ley censuraría proyectos concursables que sean incómodos al gobierno de turno. Por otro lado, ¿se podrá regresar, como algunos plantean, a las cuotas obligatorias de pantalla, como fue en el gobierno militar?

 

Debemos tener presente que hace muchos años que el cine nacional se divorció de su audiencia nativa. Películas que antes eran vistas por medio millón de espectadores es un sueño de una noche de verano en el ahora de cualquier cineasta nacional. Ni el cine comercial peruano llega a esas cifras y generalmente pasa sin pena ni gloria por la cartelera local.

 

Es cierto que el DL 19327 del gobierno militar propició en veinte años de vigencia todo un semillero de jóvenes cineastas. Francisco Lombardi, la figura emblemática de aquella generación, no habría podido desarrollar su vasta obra si no fue bajo el amparo del DL del general Juan Velasco Alvarado. Cuotas de pantalla obligatorias, parte de la taquilla para un fondo de cine, innumerables documentales y cortos hubieran sido imposibles sin el DL 19327.

 

Las ventajas comparativas de aquella ley son imposibles ahora. Menos obligar a cuotas de pantalla a las exhibidoras, anegadas de blockbusters de todo tipo. Los canales de difusión del cine han cambiado también. Cada vez son menos los que asisten a ver un filme a pantalla completa y prefieren verlo en la comodidad de su hogar. Lo digital ha venido a revolucionar las formas de hacer y ver cine.

 

El quid del proyecto de la congresista Tudela es lo que se podría calificar como qué atenta contra los valores del sistema democrático o haga apología de la violencia y el terrorismo como para no darle fondos en un proyecto concursable.

 

Mirado en blanco y negro es razonable poner esos filtros. Es sensato, más si se trata de fondos donde está en juego dinero público, de todos los contribuyentes. El problema está en los grises, en lo fronterizo y quién calificaría si el filme va en contra de los valores democráticos o hace apología del terrorismo.

 

En otras palabras, si se trata de funcionarios serviles del gobierno de turno es probable que muchos proyectos en esa zona gris o ambigua no pasarían. Sería una censura indirecta.

 

Películas como La última tarde (2016) de Joel Calero, donde los personajes principales son dos ex terroristas no pasaría los estándares de clasificación que propone el proyecto. Y tengo entendido que La piel más temida (2024) del mismo director está en una zona mucho más gris y ambigua que propició calificativos de proterrorista de cierta crítica, sin serlo me parece. De repente hasta el documental La revolución y la tierra que trata sobre la reforma agraria del gobierno de Velasco podría ser calificado de atentar contra los valores democráticos. Ya no hablemos de películas sobre la vida de Javier Heraud que sacan ronchas a cierto periodismo de opinión.

 

En fin, ese es el tema. De aprobarse el proyecto de ley, quién calificaría si un proyecto concursable va contra los valores del sistema democrático o es apología del terrorismo. Los valores democráticos se entiende. Lo de quién se hace cargo de decidir qué es y no es, ahí está el detalle.

 

No es tanto los ojos, sino el anteojo.

Monday, July 01, 2024

¿GOLPE DE ESTADO EN BOLIVIA?

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


Más allá de las dudas razonables que existen si fue realmente un golpe de estado en Bolivia o un distractor político de los graves problemas económicos que está atravesando el país altiplánico y así “bañarse en olor a multitud” el presidente Luis Arce y tener mayor ventaja frente a sus oponentes en las elecciones de 2025; la pregunta es si los golpes de estado promovidos en los cuarteles siguen vigentes en la región y cuan fuerte es nuestra democracia para resistirlos.

 

Los golpes de estado militares clásicos, con pronunciamientos del general de turno de “salvar a la patria”, adhesión de los altos mandos de las fuerzas militares y policiales, amén de la tradicional sacada de tanques, ya no se ve. Con el fin de la guerra fría y la implosión de la Unión Soviética, el Departamento de Estado norteamericano ya no promueve tampoco ni avala como antaño golpes de estado en la región contra el “terror comunista” que se vivía en aquellos años y acepta de buen grado que los problemas políticos internos deben ser resueltos respetando más o menos las formas democráticas.

 

En vista del poco desarrollo institucional de nuestros países, lo que hemos presenciado en los últimos treinta años son los llamados autogolpes de estado. Es decir, el presidente constitucional de la república en funciones y sin mayoría parlamentaria, con la aprobación tácita o explícita del alto mando militar, cierra los otros dos poderes del estado y asume plenas facultades de dictador. Fue el caso de Alberto Fujimori en 1992 o de Martín Vizcarra en 2019. Pedro Castillo quiso continuar con la tradición en 2022, pero su golpe de estado fue fallido.

 

En los casos de Fujimori y Vizcarra se tuvo que respetar las formas democráticas y convocar a regañadientes y de inmediato a elecciones, sea para un Congreso Constituyente Democrático el primero o para completar el período faltante el segundo. 

 

Igualmente, las intentonas de impedir la asunción al cargo del presidente electo, como en Brasil en 2023, son condenadas extensamente y van al fracaso inmediato.

 

Uno pensaría que la democracia en la región está enraizada; pero salvo contados países, en la mayoría es frágil y se queda en el cascarón, vaciada de todo contenido, como en Venezuela o Nicaragua; o la democracia se degrada en gobiernos autoritarios como en El Salvador de Bukele o el Perú de Alberto Fujimori en los 90. Y, en los demás países la democracia marcha con tropiezos, vacando el Congreso o presidentes cerrando parlamentos; aparte que la ciudadanía no es muy afecta a la institucionalidad democrática, haciéndose carne la célebre frase de un conocido dictador peruano “la democracia no se come”.

 

¿Eso significa que los golpes de estado son cosa del pasado en la región? No necesariamente. Pueden ser usados como última ratio cuando los recursos democráticos (vacancia, obstruccionismo parlamentario, cierre del congreso, guerra jurídica a los presidentes o a los candidatos de oposición, el conocido lawfare) fallan o no tienen tanta efectividad. Igualmente, cuando la oposición no cuenta con mayoría en el parlamento o es demasiado débil o fragmentada, existe la tentación de llamar a los cuarteles.

 

¿Significa que Bolivia estaría regresando a la vieja tradición de llamar a los militares cuando los civiles ya no pueden gobernar o ponerse de acuerdo?

 

Es cierto que la situación política es complicada en Bolivia, con Luis Arce y Evo Morales, pertenecientes al mismo partido político, peleándose a luz pública por el poder y poniéndose uno a otro zancadillas. Asimismo, el panorama económico no es nada halagüeño. Habiendo gastado entre Morales y Arce en una farra fiscal todo el dinero producto del gas exportado, ya no quedan dólares y los productos básicos escasean. Es la consecuencia de políticas populistas y ahora ya no hay plata en la caja pública. Con más informalidad que la nuestra y una economía ilegal bastante próspera, difícilmente pueden ejecutar una política tributaria sobre todos. Es complicada su situación económica y de pronóstico incierto.

 

Pero, la pregunta inicial sigue vigente. ¿Fue un golpe verdadero o una escenificación teatral para subir los réditos del presidente en ejercicio que quiere quedarse en el poder como su ex compañero de partido Evo Morales?

 

Pareciera que se trató solo de un show para subir réditos Luis Arce y que la gente se olvide de los problemas económicos o, por lo menos, no le eche tanto la culpa.

 

Pero eso no quita que los golpes militares a la vieja usanza puedan volver. Quizás cuando los estados de la región se conviertan en estados fallidos o estén próximos a serlo, o cuando las economías ilegales hayan tomado el poder real y teman perder lo ganado, de repente allí si estaríamos ante un golpe militar como los de antaño. Como dijo un célebre historiador, los militares son el partido político más antiguo. Estar atentos.

Monday, June 24, 2024

INSTITUCIONES O PERSONAS. ESCUELA NACIONAL DE LA MAGISTRATURA, ¿SOLUCIÓN A LOS PROBLEMAS JUDICIALES?

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


El proyecto de reforma constitucional que propone eliminar la Junta Nacional de Justicia y crear en su lugar la Escuela Nacional de la Magistratura, políticamente es similar al que en su momento Martín Vizcarra, entonces presidente de la república, propuso de eliminar el Consejo Nacional de la Magistratura y crear en su lugar la JNJ. Mocos por babas.

 

Es que se parte del supuesto que la institución es la que no funciona, cuando en realidad son los que la operan, sometidos muchas veces a intereses ajenos a la juridicidad.

 

Pasó en su momento con el CNM, creado según el modelo italiano. Había consejeros que obedecían a intereses subalternos para nombrar o destituir jueces y fiscales, y se propuso su sustitución por la JNJ.

 

La JNJ ha cometido los mismos errores que su antecesora. Obedeció a intereses subalternos para nombrar jueces y fiscales, esta vez de “orientación caviar”, y destituir a los incómodos, como la defenestrada Fiscal de la Nación, Patricia Benavides.

 

Amén que la JNJ hizo espíritu de cuerpo con un miembro que excedía todo límite de edad para quedarse en el cargo, pero que su voto era importante para continuar nombrando o destituyendo jueces y fiscales afines a su signo. Ello causó mucho daño y desprestigio a la JNJ y ha sido excusa para sustituirla por la Escuela Nacional de la Magistratura.

 

¿Solucionará la institución creada los problemas de la justicia? Evidentemente que no, De aprobarse el proyecto lo que sucederá es que la nueva institución será copada por personas afines a la línea política de quienes propusieron el cambio. Los problemas de la justicia continuarán allí, incluso se agravarán, como es evidente en el Ministerio Público.

 

Toda reforma demora, pero bien hecha puede durar un largo tiempo. El problema es cuando las instituciones judiciales son coaptadas por tendencias políticas o intereses en uno u otro sentido. Allí se termina cualquier reforma.

Tuesday, June 18, 2024

MÉXICO, AMLO Y LA CUARTA REVOLUCIÓN

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


¿Explica solo el populismo del gobierno de AMLO el triunfo de su candidata a la presidencia Claudia Sheinbaum y heredera de su “cuarta revolución”? Por lo menos es una explicación sesgada.

 

Es cierto que los subsidios a sectores populares aquí y allá convencen a votantes, sobre todo aquellos que nada tienen, pero no es determinante para ganar una elección presidencial. Y la diferencia abismal de votos entre la candidata oficial y la de la oposición no se explica únicamente por “el dinero gratis” que el gobierno de AMLO haya repartido a manos llenas.

 

Claudia Sheinbaum no es una candidata carismática, que arrastre votos por su solo verbo o presencia; pero el pueblo mexicano está a favor de AMLO (y por tanto de su candidata), algo que a nosotros y a buena parte de la oposición azteca les puede parecer extraño, aunque de repente no lo es tanto.

 

Entre nosotros, Alberto Fujimori tenía un arrastre popular hasta el fin de su mandato. Arrastre a pesar de las denuncias por corrupción, robo, violación de DDHH que cargaba su gobierno y que pese a ello sirvió de base para crear Fuerza Popular, heredera directa del fujimorismo. Ese hecho tampoco lo entendía acá la oposición. Que el pueblo, no obstante las graves denuncias, veía a Fujimori como alguien de los suyos, era “el Chino”, más allá del populismo de su gobierno.

 

Algo similar sucede en México, donde la gente del pueblo se siente identificada con López Obrador (AMLO) más allá de los subsidios que su gobierno concede a diestra y siniestra. Súmese a eso que la candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez, representaba a los partidos que en México fueron un fracaso sus últimos gobiernos, incluyendo al ahora alicaído PRI. Y, a pesar de sus orígenes populares, no tiene esa capacidad de arrastre que tiene AMLO. La verdad Xóchitl Gálvez la tenía cuesta arriba y muy difícil.

 

¿Eso significa que México va a regresar a la dictadura perfecta del partido único en el poder como en los tiempos dorados del PRI?

 

Si bien AMLO (antiguo militante del PRI) sueña con convertir a Morena, su partido, en el PRI del siglo XXI, habría que ver. Dos gobiernos sucesivos del mismo partido no hacen un verano priista. Es posible que traten de quedarse más de dos gobiernos, con buenas o malas artes, de eso no hay duda, pero los tiempos han cambiado. Los años 40, 50 y 60 del siglo pasado son muy distintos a los actuales. La hegemonía única de un partido enraizado en la sociedad y el estado es más difícil que antes.

 

Las capas medias y los sectores más modernos de México se desprendieron del PRI a fines del siglo pasado cuando ya no les servía como vehículo político y buscaron otras alternativas que los represente mejor. Para que el partido de AMLO tome la posta de aquellos años y ejecute su soñada “cuarta revolución” tendríamos que retroceder en el tiempo, algo también un poco difícil de hacer.

Tuesday, June 11, 2024

LA ULTRADERECHA GANA EN EUROPA

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


El triunfo de la ultraderecha en las elecciones para el Parlamento europeo es, parafraseando al Nobel colombiano, la crónica de un triunfo anunciado. No iba a ser insólito que las fuerzas del centro o centroizquierda perdiesen curules frente al descrédito que tienen entre la población.

 

Las iniciativas aperturistas a migrantes musulmanes con subsidios de todos los contribuyentes, el ritmo lento de recuperación económica y la inflación por la emisión inorgánica de dinero que sacudió la Europa post pandemia, elevando el costo de vida, amén del retardo tecnológico que viene sufriendo el viejo continente, dejó insatisfechos a muchos, que ya no se sienten representados por su Estado. O, para decirlo con otras palabras, el gran consenso del estado de bienestar europeo luego de la II Guerra Mundial llegó a sus límites y merece una revisión severa.

 

Es que Europa en tecnología de punta se está quedando bien atrás frente a EEUU y China, en parte por las excesivas regulaciones desde Bruselas, lo cual preocupa porque el viejo continente dejaría de ser el gran innovador tecnológico que fue en siglos pasados. Europa estuvo a la cabeza de la revolución industrial de los siglos XVIII y XIX. Esta vez no encabezaría la revolución que se está produciendo por la Inteligencia Artificial, cuyas repercusiones en todo sentido serán igual de grandes o quizás más que aquella revolución tecnológica de hace 200 años.

 

El comportamiento tibio de gobiernos como el de Macron están dando paso a gobiernos de derecha más nacionalistas y xenófobos (se echa la culpa al extranjero de quitar los puestos de trabajo o mantenerlos con nuestros impuestos), lo cual siempre es canto de sirena para los desplazados del sistema, muchos de estos blancos pobres y sin estudios.

 

Desde ese punto de vista no es sorprendente que en Italia o Francia gane la extrema derecha, pero sí preocupante que en Alemania haya quedado segundo el partido neonazi Alternativa para Alemania. Ya no es solo un partido nacionalista o populista como muchos, sino uno que cree en la supremacía blanca y razas predestinadas. Y sobre todo que haya ganado en lo que era Alemania oriental, ex comunista y poco convencida todavía de las bondades democráticas.

 

No hay que olvidar que los partidos de extrema derecha eran minoría hasta hace pocos años, mirados a veces como apestados o folklóricos en el mejor de los casos. Así comenzó el Partido nacional socialista alemán en los años 20 del siglo pasado, con un tipo bajito, con una raleada audiencia en sus comienzos y que parecía poseído por los demonios cuando peroraba, siendo su blanco favorito los judíos, causantes de todos los males de la Alemania de ese entonces.

 

Algunos dicen que en Europa se vive el ambiente enrarecido de los años 30, previo a la II Guerra Mundial. Ambiente confuso, revuelto, donde el centro pierde espacio y los extremos ganan poder, lo cual se complica con la Rusia de Putin que sueña con los aires de grandeza cuando fue hegemón como la desaparecida Unión Soviética.

 

Tomando prestado el título de una novela de Mario Vargas Llosa, son tiempos recios.

Monday, May 27, 2024

¿SEGUIMOS SIENDO COLONIA?

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


        Es la constante que se repite en las más de 470 páginas el Dr. Hugo Neira en su libro El mundo meosamericano y el mundo andino, primero del díptico de historia comparada entre Perú y México.

 

El profesor Neira aplica el método de la larga duración en la historia, método que permite estudiar constantes históricas que se repiten a lo largo del tiempo, más allá de lo coyuntural. Neira analiza desde la formación de los grandes imperios precolombinos en México y Perú, la larga etapa virreinal hasta llegar cerca a los movimientos independentistas de inicios del XIX, lo que tratará en el libro de continuación El águila y el cóndor.

 

En propiedad, los aztecas fueron una confederación de tres clanes dominantes; en contraposición los incas eran un imperio unitario que iba anexando territorios. Tanto aztecas e incas eran imperios jóvenes cuando ven interrumpida su expansión por la conquista y el brutal exterminio que produce no tanto la espada, sino las enfermedades contagiosas que vinieron de Europa. A inicios del XVII quedaba aproximadamente el diez por ciento de la población original americana, casi toda diezmada por la viruela, quienes sobrevivieron fueron muy pocos. (En la novela El espía del inca se cuenta como la viruela, en plena conquista, diezmó a los antiguos peruanos).

 

La empresa de la conquista, como empresa privada. Tanto Cristóbal Colón cuando llega a América, como los conquistadores recurrieron a empréstitos privados para la empresa que se habían trazado. Mercaderes y banqueros de Europa financiaron la conquista con la esperanza del oro y plata, y sobre todo las especies que supuestamente existían en el continente. A la corona de Castilla no le costó nada el nuevo mundo que pusieron a sus pies Pizarro y Cortés. El futuro imperio español heredó gratis tierras que equivalían a Europa y Asia juntas.

 

Los conquistadores llegan a América teniendo a los Reyes Católicos de Castilla y Aragón como soberanos, los cuales por el sistema estamental que databa de la edad media debían otorgar a sus súbditos tierras y títulos de nobleza en retribución. Pero cuando termina la conquista hacia 1540, por una serie de alianzas, se convierte en el reino de España con un rey que venía de Alemania, y que despreciaba hablar el castellano. Había comenzado el dominio de los Austria y lo que se conocería después como el imperio español.

 

La pregunta que se hacen los Austria es cómo controlar un inmenso imperio, lejano a la corona y cuyas riquezas son necesarias. Ya tenían problemas con los dominios en Europa y las guerras religiosas. La preocupación era cómo controlar un imperio tan vasto y lejano sin que se disgregue en pequeños reinos autoproclamados.

 

La respuesta estará en la administración. Van a tener un virrey, enviado directo del rey, pero que más es un funcionario que un representante del monarca. El virrey era un funcionario con sueldo. Una audiencia que fiscalice al virrey, delegación en indígenas nobles (los curacas) el control de la población y el territorio, y una indeterminación de competencias de cada uno, incluyendo de frailes y clero, que les haga pleitear entre ellos y la solución sea recurrir al rey en la metrópoli. Podían tener tierras, vasallos, pero no títulos nobiliarios que los haga ascender socialmente. Los criollos podían enriquecerse y los funcionarios del rey coimear. Un sistema de contrapesos perverso donde nadie tenía poder absoluto y era válido enriquecerse en forma nada santa, pero debiendo lealtad al rey. Se crea una burocracia corrupta en el estado y un mercantilismo “en el sector privado” que prevalece hasta nuestros días.

 

En este sistema se crea el patronato. Una entidad religiosa pero mandada por el rey, el poder político, quien elegía a la jerarquía eclesiástica que venía a América. El patronato nace en plenas guerras religiosas en Europa. Supuestamente era para mantener la fe de los súbditos en América. Hay una dominación política (el rey designa a los obispos en América) y una dominación mental. Lo que Neira llama el pensamiento tridentino. La creencia sin dudas ni murmuraciones en el dogma católico. Nosotros no vivimos la sana crítica que en aquellos años vive Europa por el cisma de la Iglesia y que dará lugar al pensamiento de la ilustración en el siglo XVIII, los grandes descubrimientos técnicos y científicos, la economía de mercado y el nacimiento de la democracia representativa como forma política.

 

Ese pensamiento tridentino que nos mantuvo alejados de los grandes cambios que se vivieron en Europa, prevalece hasta ahora en el continente. No es raro por acá no se haya desarrollado la ciencia, ni que haya afianzado, salvo excepciones, la democracia, menos aún la tolerancia al pensamiento ajeno. Todavía funciona en nuestra mente el “besamanos” al poderoso, la adulación o la coima para obtener un puesto de trabajo o un beneficio, y la democracia es apenas una palabra con la que se llenan la boca los políticos.

 

Nuestro esquema mental sigue siendo colonial. No hemos cambiado. Las ideologías son las nuevas religiones. Y el adversario político es un enemigo al que se debe eliminar. Matarte he o matarme has como decían los viejos castellanos. Los lazos de amistad o de familia importan más para el ascenso social que el mérito propio, y todo aquel que llega al poder, sea de izquierda o derecha, irremediablemente se ve envuelto en negociados y entrega de dádivas. Estanos lejos de una burocracia técnica y eficiente como lo quería Weber. El cargo en el estado es producto de la cercanía con el que está en el poder en ese momento. Y celebrar un negocio con el estado es producto no de la experiencia y capacidad de la empresa, sino de la cercanía con el poder. Lo hemos visto innumerables veces.

 

El pensamiento tridentino sigue vigente.

 

El XVIII es el siglo de la crisis del imperio español. Los borbones llegan al poder y se dan cuenta que los gastos en mantener las colonias era más que los ingresos. De allí nacen las reformas borbónicas. Tímidamente un libre comercio, mejor recaudación de impuestos, división territorial en intendencias, nuevos virreinatos para administrar mejor. Hasta se habló en ese momento de convertir los virreinatos en reinos con príncipes españoles a fin de gobernarlo mejor. Demasiado extenso y demasiado complicado.

 

Las reformas borbónicas van a afectar los intereses de los criollos, quienes se habían enriquecido enormemente. El malestar que produce afectar sus bolsillos será el primer paso para pensar en desligarse de la metrópoli. La invasión de Napoleón a España, la abdicación de los reyes a su favor, será el comienzo de la gesta de la independencia; pero una independencia que no busca la integración y bienestar de todos, solo de los criollos.

 

Curiosamente estos no podrán manejar políticamente el país. No habrá una clase política, salvo excepciones como la de Pardo hacia la década de 1870. Las consecuencias fueron el caudillismo militar y toda la turbulencia política que vivió nuestro país y el continente a lo largo de los siglos XIX y XX.

 

Libro poco convencional de historia. Bastante ambicioso. Abarca historia social, económica, institucional e historia de las mentalidades. Más para reflexionar de lo que somos y como tan poco hemos cambiado desde hace ya 500 años.


*Hugo Neira: El mundo mesoamericano y el mundo andino. Universidad Ricardo Palma, 2016, 478pp.

Sunday, May 19, 2024

EN AGOSTO NOS VEMOS

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


La génesis de En Agosto nos vemos es conocida: Gabriel García Márquez (GGM) escribe y corrige la novela (novela corta o relato para ser más preciso) entre fines de los 90 e inicios del 2000. No estando satisfecho del resultado final, prefirió no publicarla. Aparte que la pérdida continua de la memoria en sus últimos años le impedía continuar con plenas facultades su labor creativa, por lo que el manuscrito quedó encarpetado y hasta con cinco versiones diferentes según nos cuenta el editor. Fallecida también la esposa del Nobel colombiano, Mercedes Barcha, y cumplidos diez años de la muerte del escritor, sus hijos y herederos directos se han sentido con más libertad para la publicación de la novela (como también para vender a Netflix los derechos de Cien años de soledad, algo a lo que siempre se resistió GGM por considerar infilmable su novela más conocida).

 

Más allá de las cuestiones crematísticas o de contrariar las decisiones últimas del autor en lo que era la publicación de la novela, debates extraliterarios al fin y al cabo, estamos ante una obra que se nota terminada, quizás no tan pulida como otras obras suyas, no faltan capítulos, tiene un final (no muy logrado), ni tiene los vacíos de una obra inacabada; pero, no es lo mejor de GGM. Se deja leer, estamos de nuevo frente a la magia del caribeño, atrapa al lector en ese estilo barroco que practicaba con notable eficacia, aunque no vamos a presenciar “la magia mayor” de sus mejores novelas. El relato cumple y punto.

 

Es también uno de los más cercanos en tiempo. Ambientado en los años 90 del siglo pasado, una mujer en la cincuentena visita en el mes de Agosto todos los años la tumba de su madre ubicada en una isla y en los últimos años ha tenido, sin proponérselo, deslices amorosos con hombres desconocidos que visitaban la isla por motivos turísticos. Cada capítulo es un lance con un hombre distinto y circunstancias también diferentes.

 

Esa repetición como leit motiv ha hecho que algunos críticos señalen que la novela es repetitiva a lo largo de las páginas; aunque la magia del colombiano hace que no se note demasiado. Aparte que la inercia de un matrimonio que ya no tiene nada nuevo que aportar, con hijos grandes que hacen su vida a su manera, con la rutina a la vuelta de la esquina y una estabilidad económica que les permite vivir con relativa holgura, completan la decisión de la protagonista de vivir romances furtivos cada vez que visita la tumba materna.

 

El propio nombre de la protagonista, Ana Magdalena Bach, como muchos nombres de personajes de GGM dice mucho. Los melómanos no olvidarán que Bach, músico del barroco como GGM de la narrativa, repetía los patrones musicales de sus composiciones, arreglándolas de tal manera que parecían notas originales, algo parecido a los capítulos del libro, donde la historia de los lances amorosos se repite, pero cambian las circunstancias.

 

En lo socio-económico vemos cambios que se producen en las visitas de Ana Magdalena a la isla. Ya no es ese Caribe paradisíaco, casi edénico, de las obras mayores, libre de la “contaminación occidental”. Vemos que una isla de pescadores pobres gradualmente pasa a convertirse en un centro turístico para gente rica, con los lujos y excentricidades que conlleva. En ese sentido se entiende la decisión de Ana: llevarse los restos de la madre con ella y darse cuenta que es su vivo reflejo en lo personal y afectivo. Ya no es la isla que conoció la madre (hay indicios que sugieren que ella también tenía lances amorosos en la isla, razón por la cual quiso ser enterrada allí, aunque GGM no lo llega a desarrollar). Los tiempos y condiciones van cambiando. Al final de las páginas la protagonista ha sufrido un cambio interno, una madurez emocional y afectiva, no será la misma del inicio de la trama.

 

Carmen Balcells, la famosa agente literaria de los escritores del boom latinoamericano, sostenía que García Márquez era como un genio irresistible de la naturaleza, mientas Vargas Llosa era el alumno aplicado de la clase. Algo así como “el chanconcito”. No menospreciaba el talento del Nobel peruano (era su agente literaria, así como de GGM); pero, a diferencia del peruano, cuya arquitectura novelística tiene un evidente sello racional de construcción, que hace que sus novelas parezcan “frías”, cerebrales; el colombiano era más intuitivo, sin construcción previa ni planos tan detallados de cada piso del edificio narrativo que iba construyendo, lo que hacía que sus novelas parecieran “más cálidas” (y vendieran más copias que las de MVLL). Como dirían los españoles le nacía de los forros lo que escribía. En Agosto nos vemos, aunque en un modo tranquilo y menor, más de brisa suave que de tormenta, ratifica ese genio irresistible de la naturaleza.

Saturday, May 11, 2024

EL PARTIDO DE LOS CIEN AÑOS

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


Salvo para los memoriosos y nostálgicos, pasó sin pena ni gloria los cien años de fundación de la Alianza Popular Revolucionaria Americana, más conocida como APRA. Los problemas y crisis coyunturales, los día a día que nos devoran el tiempo, hicieron que la fecha sea celebrada solo por algunos ya viejos seguidores de Haya de la Torre, el fundador, o del único presidente que tuvo el partido, Alan García Pérez.

 

Pero la indiferencia no debe opacar que el Apra sea el único partido nacional más añejo, que puede decir que cumplió los cien años de existencia desde que un grupo de jóvenes estudiantes lo fundaran en México con la idea de una alianza continental y la conformación de un frente único de clases media, obrera y campesina contra la oligarquía todavía reinante en aquellos años.

 

Ya como partido, la sección peruana nacería algunos años después, en 1930 (de allí el nombre de Partido Aprista Peruano). Influyó en el continente en partidos como Acción Democrática de Venezuela, el Partido de Liberación Nacional de Costa Rica y, aunque usted no lo crea, en su momento también influyó notablemente en el histórico Partido Socialista Chileno. No es poco, sobre todo ahora que los partidos duran apenas una elección o son rentados al mejor postor.

 

Mucho se discutió en la época auroral del partido si lo idóneo para América Latina era la idea de alianza de clases o si el partido obrero a la manera marxista. ¿Partido obrero o partido policlasista?

 

A la luz de los hechos políticos, creo que la idea de Haya era la más viable en el contexto latinoamericano. Con una insuficiente clase obrera, donde todavía predominaba la mayoría de origen campesino y una clase media incipiente, un frente de clases era más viable que la de un partido obrero como vanguardia de la revolución. La idea leninista se encontraba muy lejana de nuestra realidad. La tesis del espacio-tiempo histórico de Haya, si bien discutible, tenía mucho de razón.

 

También se ha escrito en abundancia qué hubiera pasado si se dejaba gobernar al Apra en los años 40, cuando todavía conservaba un fervor revolucionario.

 

Es posible que habríamos tenido a nuestra manera una revolución mexicana. Liberar fuerzas tectónicas desde abajo, erradicar taras que nos acompañan desde la Colonia y el surgimiento de una burguesía nacional que responda a nuestros propios intereses. Aunque posiblemente tampoco nos habríamos librado de una guerra civil, visto el sectarismo y la polarización que se vivía en ambos extremos.

 

Nada de ello sucedió y más bien se tuvo que esperar 20 años más a que un grupo de militares intentaran hacer esa revolución nacionalista que quedó inconclusa. Así como Fujimori tomó muchas banderas del ideario liberal de Mario Vargas Llosa, los militares tomaron muchas banderas del ideario primigenio del Apra para hacer su revolución. Muchos apristas se sumaron al proyecto, cuando ya el partido había arreado sus banderas iniciales.

 

Luego del interregno pactista con la extrema derecha de los años 50 y 60, lo que vino después fue la transición de partido revolucionario a partido socialdemócrata. Un programa social con reformas económicas liberales y la democracia como sostén político. Una suerte de tercera vía peruana. Fue el programa del segundo gobierno de Alan García, luego del frustrado ensayo populista de su primer gobierno.

 

Generalmente los partidos revolucionarios en sus albores terminan como parte del sistema político. Es parte de la evolución necesaria de todo partido radical en sus inicios.

 

Otros se preguntarán cómo ha durado cien años, cuando los partidos ahora apenas duran una elección y a veces ni eso.

 

Mucho tuvo que ver la dedicación exclusiva de Haya de la Torre al crecimiento de su partido. Dejó una criatura fuerte y grande cuando partió de este mundo. Pero, también hay que tener presente que los partidos históricos con mártires, ideario, mística, forjados al calor de las luchas sociales, son los que se mantienen en el tiempo. Los otros, los de chequera y empleados, desaparecen con el dueño, al igual que los de cenáculo iluminado de unos cuantos, como sucedió con infinidad de partidos de izquierda. El Apra fue el primer partido cholo y popular que tuvimos.

 

La sucesión de un “compañero jefe” siempre trajo crisis al Apra. Muerto Haya de la Torre hubo un cisma que dividió en dos al partido y la llegada transaccional de un joven y carismático Alan García que aprovechó la coyuntura crítica. Muerto Alan, queda un vacío de sucesión. El Apra siempre ha buscado un caudillo que lo lidere y que responda al partido. Esa figura al parecer no se acaba de dibujar todavía. ¿Significa ello la muerte del Apra como sus enemigos pronostican?

 

Hay un viejo dicho que dice “mala hierba nunca muere”. Veo difícil la muerte de un partido que ha sabido adecuarse a los tiempos y que ha mantenido una presencia constante en la política peruana y que, por añadidura, supo representar en sus filas a todas las clases sociales que en cierta manera han reflejado el país contradictorio y difícil que somos.

 

De repente ese viejo eslogan “el Apra nunca muere” es cierto. La historia no ha acabado.

Monday, May 06, 2024

EL ÁGUILA Y EL CÓNDOR: DIFERENCIAS Y SIMILITUDES ENTRE PERÚ Y MÉXICO

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107

            Segundo libro del díptico comparativo entre Perú y México, el libro del Dr. Hugo Neira, El águila y el cóndor: México/Perú, comparativamente desarrolla las similitudes y diferencias entre la formación de los estados nacionales mexicano y peruano. (El primero, El mundo mesoamericano y el mundo andino, aborda nuestra historia prehispánica y colonial).

 

Si bien la independencia de ambas naciones es a inicios del siglo XIX, su desarrollo y consolidación comienza a tomar diferencias por hechos diversos que les aconteció en su vida republicana. México nace como una monarquía constitucional, con un emperador a la cabeza, un tanto a la usanza de la autoproclamación de Napoleón por aquellos años. Si bien por un breve tiempo (Iturbide es fusilado), dará paso a la elección del tipo de gobierno: federal o unitario. Gana el gobierno federal, inspirado por el gran vecino del norte. Luego padecerán la pérdida de casi la mitad de su territorio en la guerra con Estados Unidos, trauma parecido al de nosotros en la guerra con Chile. A mediados del siglo XIX las reformas liberales, la expropiación de las tierras de la Iglesia y la invasión de Napoleón III y la imposición de un emperador austriaco. Allí resalta la figura de Benito Juárez, el primer presidente indio que tiene México. Luego el porfiriato con casi 40 años de estabilidad política y modernismo que le da el gobierno autoritario de Porfirio Díaz.

 

En el siglo XX: la revolución mexicana. Diez años en que México se desangra, el legado histórico de la Constitución de Querétaro de 1917, la sucesión de los caudillos llamados a ejercer el mando y su muerte repentina (casi todas las grandes figuras de la revolución mueren asesinados). La revolución significa la emergencia de lo popular y la consolidación de la nación mexicana. De allí la idea de un partido político que esté en el poder y los presidentes sean los que pasen (no hay reelección de ningún tipo), suerte de transacción entre el caudillismo y la alternancia en el poder. Nace la idea del PRI, el partido de la revolución, que bajo la presidencia de Lázaro Cárdenas le da la forma que conocemos: un partido que se encuentra enraizado en la sociedad mexicana, que representa tanto a los obreros, como a los campesinos y la burguesía.

 

¿Resultado? 70 años de estabilidad política para México, hasta fines del siglo XX.

 

Lázaro Cárdenas tiene otros méritos, aparte de profundizar la reforma agraria, nacionalizar el petróleo, dar asilo a los republicanos españoles (que renovarán la cultura mexicana). Es el último presidente militar que México tendrá. Cárdenas se deshace de los caudillos militares y el siguiente presidente será un civil. “El tapado”, aquel designado a dedo por el presidente como su sucesor y el sistema que se vino a llamar “la presidencia imperial” por las amplias facultades con que cuenta el presidente en los seis años de gobierno.

 

Hugo Neira reconoce que tanto con Porfirio Díaz (una suerte de Augusto B. Leguía) como con el PRI, México ingresa a la modernidad, se consolida el estado y se tiene una idea amplia de nación. ¿Por qué se desmorona ese régimen que nace con el PRI?

 

El autor tiene una hipótesis bastante sostenible: Al igual que sucedió en la España de Franco o el Chile de Pinochet, las capas sociales que nacen al cobijo de gobiernos autoritarios comienzan a necesitar mayor independencia y oportunidades de las que el poder autoritario otorgaba. Y comienza a gestarse la idea de deshacerse de quién los cobijó. Con Franco muerto comienza el proceso de democratización bajo el rey Juan Carlos figura transaccional entre republicanos y franquistas. Con Pinochet es el referéndum que le dice no a quedarse en el poder (y lo que no se dice mucho, respetada la decisión popular por los militares).

 

Con el PRI sucedió algo similar. Las capas sociales bajo su cobijo van teniendo más poder y deciden deshacerse del viejo aparato institucional que ya rechinaba en el siglo XXI.

 

¿Qué le depara a México de acá en adelante?

 

Es difícil saberlo. El PRI regresó por un sexenio, pero ya sin pena ni gloria. La derecha a través del PAN gobernó, también sin mucho lustre. López Obrador (ex militante del PRI) a través de su partido MORENA parece que quiere volver al viejo esquema del partido en el poder y enraizado en la sociedad, usando incluso malas artes y mañas, pero el pronóstico es reservado. Si bien MORENA tiene gran aceptación, no sabemos si su candidata (elegida a dedo, bajo una ligera pátina de democracia interna, como en los viejos tiempos) podrá continuar con la tradición priista y MORENA convertirse en el nuevo PRI.

 

Es la primera vez que se presentan dos mujeres (una del oficialismo y la otra de la oposición) a las justas electorales para la presidencia. Cualquiera que gane no la tiene fácil. México atraviesa problemas que no tuvo cuando hizo su revolución. No solo son los problemas sociales que la revolución mexicana no pudo resolver, sino el narcotráfico, los carteles de la droga que han convertido muchas zonas de México en tierra liberada. El narco no solo corrompe a los funcionarios del estado, corrompe a los estratos sociales y penetra en el estado poniendo a su gente. No es tarea fácil.

 

La diferencia entre la formación del estado y la nación con Perú es notoria. Nosotros no tuvimos una revolución como la mexicana, si bien el gobierno nacionalista de Velasco quiso hacer algunas cosas, estas se quedaron truncas. Nuestra reforma agraria y nacionalización del petróleo fueron hitos muy parecidos, aunque han tenido también retrocesos. Bajo Velasco también se quiso formar una burguesía nacional, pero le faltó tiempo, decisión y coraje para completarse en un proyecto nacional. El Partido Civilista de Pardo en el siglo XIX fue el otro intento trunco por la guerra con Chile. Y el gran partido de masas que fue el aprismo nunca se le dejó gobernar bajo Haya de la Torre. Como lo reconoce el Dr. Neira fue el gran partido del siglo XX que pudo haber hecho las grandes reformas.

 

El nacionalismo no necesariamente es malo. Neira cita a Basadre al respecto: “el nacionalismo, que en otras partes no es necesario fatalmente, está superado, urge aquí. Hay un nacionalismo destructor, aquí debe ser constructor. En otras partes es ofensivo, aquí necesita ser defensivo”.

 

El nacionalismo velasquista llegó tarde a nuestra historia y lo peor que quedó trunco. Como reconoce el Dr. Neira hay tres hechos importantes (él las llamas placas tectónicas) que han ocurrido en el siglo XX peruano: 1. La migración interna, de las ojotas rebeldes a la choledad empresarial, como la denomina; 2. La reforma agraria de 1969 que convirtió a indios en servidumbre en propietarios; 3. La economía de mercado bajo Fujimori. Nos guste o no, bajo el gobierno de Fujimori se ponen las bases de una segunda modernidad (la primera fue la de Leguía), abierta al mundo. Es la que estamos viviendo con sus altas y bajas.

 

Nuevos ricos que salen del pueblo, fundan universidades, hacen empresa. Migraciones masivas a las grandes ciudades ante la falta de oportunidades en provincias. Las familias apuestan a la educación como ascensor social de sus hijos. Y, en el medio, una revolución agraria, que por ser trunca y por su fracaso, amén del terrorismo de los años 80, expulsó a mucha gente del campo hacia la gran ciudad. Y ante la falta de oportunidades, crean su propio empleo. El muchacho provinciano al que canta Chacalón. El triciclo Perú de Los Mojarras. El emprendedor. Y al final del siglo una revolución silenciosa, ya no alzada en armas, sino de modernidad hacia afuera. Autoritaria, pero que se pone en sintonía con los nuevos tiempos. Esa combinación ha dado lugar a un nuevo Perú.

 

Pero también nos acecha la anomia, el desgobierno y el autarquismo que se vive en muchas regiones. El Dr. Neira reconoce que el peruano no es solidario con los demás y se zurra en el derecho (“la ley se acata, pero no se cumple”). Súmele el narcotráfico, trata de personas y delincuencia organizada. Son fuerzas centrífugas que pueden terminar con lo que entendemos por nación peruana. El Dr. Neira en repetidos artículos y ensayos se pregunta con justa razón -y yo también- si llegaremos a un tercer centenario como la nación peruana que conocemos ahora. El tiempo lo dirá.


*Hugo Neira: El águila y el cóndor. México/Perú. Universidad Ricardo Palma, 2019, 511pp.