Tuesday, August 20, 2024

LEY DE LESA HUMANIDAD

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


Siempre existen leyes polémicas, como la ley 32107, que fija fecha de inicio en la vigencia de la Convención suscrita por el estado peruano acerca de la imprescriptibilidad de los delitos de crímenes de guerra y de lesa humanidad. Existen también intereses políticos en juego a favor y en contra del alcance temporal de la ley. No hay intereses puramente jurídicos en el tema.

 

Se considera como delitos de lesa humanidad, conforme al Estatuto de Roma, entre otros, al asesinato, exterminio, genocidio, desaparición forzada, tortura, violación sexual, etc. Delitos que por su gravedad se caracterizan por ser imprescriptibles, siendo una excepción al principio de prescripción, y que pueden ser vistos, en sede supranacional, por la Corte Penal Internacional (CPI).

 

El punto controvertido se encuentra en si sería o no retroactivo los alcances del Convenio suscrito por el estado peruano. En otras palabras, desde cuándo entraría en vigencia la suscripción de la Convención en territorio nacional. Recordemos que la Convención sobre imprescriptibilidad de crímenes de guerra y de lesa humanidad recién entró en vigencia en territorio nacional el 9 de Noviembre de 2003, conforme al artículo VIII de la citada convención; y el Estatuto de Roma que crea la Corte Penal Internacional el 1 de Julio de 2002, de acuerdo al artículo 126 del Estatuto. Estas fechas son importantes para establecer desde cuándo se puede tipificar como delitos de lesa humanidad en territorio nacional y, por tanto, ser de naturaleza imprescriptible.

 

Dicho sea, en 2004 la CIDH no expresó reparos sobre la entrada en vigencia del Convenio por parte del estado peruano, cuando este le comunicó la suscripción y la vigencia del mismo, lo que será importante para los hechos que sucedieron años después.

 

Por otro lado, la pregunta es si los efectos de la entrada en vigencia de la imprescriptibilidad de los delitos de crímenes de guerra y de lesa humanidad serán retroactivos (antes de haber entrado en vigor el Convenio en territorio nacional) y por tanto si podrá aplicarse a los delitos cometidos con anterioridad a las fechas mencionadas líneas arriba. Para contestar la pregunta se tendrá que tomar en cuenta el principio de legalidad, por el cual todo ejercicio de un poder público debe realizarse acorde a la ley vigente y a su jurisdicción, y no a la voluntad o arbitrio del poder político o de particulares.

 

Precisamente, el factor político entra a tallar para establecer una interpretación retroactiva de la imprescriptibilidad de dichos delitos con anterioridad a la suscripción de los convenios y saltarse los principios de legalidad y de irretroactividad. Querer procesar a actores políticos y mandos militares que, en los años 80 y 90, durante la lucha contra el terrorismo, fueron juzgados como delitos comunes (que ya prescribieron) y que de aplicar la convención los delitos cometidos no prescribirían y podrían llegar hasta la misma CPI.

 

Para complicar el panorama jurídico, en 2011 el Tribunal Constitucional en una sentencia controvertida, donde aplicó el derecho natural sobre el derecho positivo, consideró que los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles, sin importar el año de su cometimiento ni la fecha de entrada de la convención firmada por el estado peruano. (“En definitiva, aunque la pena aplicable a una conducta típica es la que se encontraba vigente en el tiempo en que ella se produjo (a menos que sobrevenga una más favorable), si tal conducta reviste las características de un crimen de lesa humanidad, por mandato constitucional e internacional, la acción penal susceptible de entablarse contra ella, con prescindencia de la fecha en que se haya cometido, es imprescriptible”).

 

Lo que dice la ley 32107

 

Lo que ha hecho la ley, que es de carácter aclaratorio, es fijar desde cuándo entró en vigencia el citado convenio sobre imprescriptibilidad.

 

Toda ley y todo convenio tienen una fecha clara de entrada en vigencia. Por seguridad jurídica no puede ser retroactivo, salvo en lo que favorezca al reo como garantiza nuestra propia Constitución política y es derecho fundamental en todo Occidente; por lo cual se ha aclarado que la entrada en vigencia del Estatuto de Roma en sede nacional y por tanto para la aplicación en los delitos de lesa humanidad es a partir del 1 de Julio de 2002 (fecha en la cual nos sometemos a la jurisdicción de la CPI), considerando que los delitos cometidos con anterioridad se rigen por la ley del momento de su cometimiento y conforme a los plazos y prescripciones establecidos (“Art. 4.- Los delitos cometidos con anterioridad a la entrada  en vigencia para el Perú del Estatuto de Roma, y de la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad, según lo dispuesto en los artículos 2 y 3, prescriben en los plazos establecidos en la ley nacional…”). Siendo nula de pleno derecho cualquier sanción impuesta en contravención a la norma (“…siendo nula e inexigible en sede administrativa o judicial toda sanción impuesta”. Parte final art. 4 de la Ley).

 

A continuación, el art. 5 de la citada norma señala que “Nadie será procesado, condenado ni sancionado por delitos de lesa humanidad o crímenes de guerra, por hechos cometidos con anterioridad al 1 de julio de 2002, bajo sanción de nulidad y responsabilidad funcional. Ningún hecho anterior a dicha fecha puede ser calificado como delito de lesa humanidad o crímenes de guerra”.

 

Es el principio de irretroactividad de toda norma jurídica.

 

Caminos a tomar

 

Al ser una norma polémica y con efectos políticos más que jurídicos, los detractores de la norma publicada tendrán que recurrir al Tribunal Constitucional mediante una acción de inconstitucionalidad para determinar si se les da la razón o no, con lo cual se zanjaría la controversia que abrió el propio TC con su interpretación de 2011.

 

El otro camino es cómo resolverán los jueces casos puntuales que se presenten en sede nacional luego de la entrada en vigencia de la norma en nuestro ordenamiento jurídico. Podrán aplicar la ley 32107, ya vigente (y como indica la norma bajo “responsabilidad funcional”), o, mediante el control difuso, inaplicar la norma al caso que deben resolver. De inaplicar la norma en un juicio concreto, cualquier acusado podrá recurrir a una acción garantista como el habeas corpus para solicitar su libertad, acción que llegaría en última instancia al propio TC.

 

Jurídicamente, lo idóneo, es que el Tribunal Constitucional zanje definitivamente el asunto de una u otra manera en sede nacional.

 

Como vimos, en los organismos supranacionales, como la Corte Interamericana de DDHH, ya en 2004 no observaron la fecha de entrada en vigencia de la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad por parte del estado peruano, por lo que hacerlo ahora sería contradictorio con lo que manifestó en su oportunidad.

 

Hay que tener en cuenta que la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad no puede significar una persecución eterna, libre, abierta y arbitraria como plantean los que promueven que el convenio sea retroactivo. Aparte que resulta kafkiano juicios que se prolongan por 30 o 40 años, con inculpados que en el camino ya han muerto.

 

Existen ciertas garantías procesales a favor del inculpado, como la irretroactividad de toda norma y el principio de legalidad. Ese fue el gran avance en el derecho penal contemporáneo y uno de los pilares de lo que se conoce como Estado de Derecho; caso contrario, estaríamos regresando a los tiempos de los juzgamientos arbitrarios, juzgamientos de esa naturaleza que sobre todo se han producido en dictaduras o gobiernos autocráticos.


Tuesday, August 13, 2024

LA LEY NETFLIX

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


El Decreto Legislativo 1623, más conocido como “la ley Netflix”, grava con el Impuesto General a las Ventas (IGV) a los servicios digitales y bienes intangibles importados a través de internet a favor de personas naturales que no realicen actividad empresarial (desde las plataformas de streaming, pasando por las apps de juegos y apuestas, taxis por aplicativo, youtube premium, conferencias virtuales tipo zoom hasta aquellas que ofrecen cursos en línea).

 

En teoría la norma es idónea. Se entiende que los servicios digitales proporcionados por empresas no domiciliadas en el país (como es el caso del servicio de streaming y otros) deben tributar, como cualquier empresa domiciliada. De allí que en un primer momento la autoridad tributaria “exhortará” a la empresa no domiciliada a que se inscriba en el Registro Único de Contribuyentes, fijando un domicilio y representante legal dentro del territorio nacional. De no hacerlo, se procederá a la retención del IGV a través del pago por el servicio que realicen los usuarios por medio de los bancos, actuando estos como sujetos retenedores.

 

Existen tres tipos de tributos: los impuestos, las contribuciones y las tasas. Los impuestos no requieren de una contraprestación del estado a favor del contribuyente, por lo que sirven para los gastos en el mantenimiento del propio estado. Por otra parte, el impuesto general a las ventas es un impuesto “ciego” porque grava los bienes o servicios que toda persona adquiere, sin importar las rentas que tenga (gravará a un pobre o a un rico de igual manera).

 

Vamos a analizar algunas aristas que puede conllevar la norma aprobada.

 

Apreciaciones críticas

 

1.- Sabemos que el estado peruano ha aumentado su tamaño considerablemente y arrastramos desde hace varios años déficit fiscal (se gasta más de lo que se tiene). Ello se ha agudizado con el manejo dispendioso por parte del Ejecutivo y leyes populistas que el Parlamento nacional ha aprobado últimamente. Contrataciones de personal por favor político, creación de nuevas entidades, gastos superfluos o compras sobrevaloradas producto de la corrupción de funcionarios, hacen que los gastos del estado sean mayores y se requiera más dinero.

 

En otras palabras, los gobiernos sucesivos no han planteado una reforma interna del estado para que sea más eficiente y económico, sino que han buscado más dinero para solventar los gastos. No es secreto que la recaudación tributaria nacional está a la baja, siendo “la ley Netflix” una medida extrema, “raspar la olla” como se dice comúnmente, debido a que optimistamente se obtendrá solo unos 800 millones de soles en recaudación anual.

 

2.- Digo optimistamente, porque puede ser el caso que, al ser gravados los servicios digitales, no se llegue a esa suma ideal, sino una mucho menor por la evasión fiscal y la informalidad reinante en nuestro país, con un aproximado de 80% de empresas informales.

 

Ello puede generar que muchas personas naturales salgan de la formalidad de contratar el “servicio original” y pasen a las llamadas “empresas piratas” que ofrecen el mismo servicio por un precio mucho menor y sin impuesto obviamente, por lo que va a requerir una gran fiscalización por parte del estado, capacidad que dudamos tenga a esos niveles (en una labor de hormiga tendría que perseguir a infinidad de empresas informales de dentro y fuera del país y a millones de usuarios desperdigados en todo el territorio nacional).

 

El fenómeno ya se produjo en el pasado con la venta de Cds y Dvds piratas y las campañas de formalización que fueron un absoluto fracaso. Este fenómeno se produjo sobre todo por el alto costo del original de un álbum musical o una película, por lo que la mayoría de las personas optaban por los llamados “productos pirata”, de menor precio (y menor calidad) pero más accesibles para el común de la gente.

 

La piratería de los Cds y Dvds bajó notablemente gracias al streaming que, por un precio módico, se tenía películas y series de entretenimiento, coadyuvado con los televisores inteligentes y el servicio de internet que comenzaron a bajar de precio. Digamos que la tecnología “mató” el negocio de la piratería, no las campañas de fiscalización que de vez en cuando se efectuaban requisando productos ilegales.

 

Algo similar podría pasar ahora. Es posible que un porcentaje de los usuarios actuales o futuros migren a servicios piratas que ofrecen lo mismo, pero a un precio menor, o se compren cuentas en el extranjero, mucho más baratas que las locales.

 

Si en campañas contra bienes tangibles ilegales (los cd y dvd piratas) el estado fracasó en sus metas; suponemos que en la venta de servicios intangibles y más sofisticados como los de la norma aprobada, será mucho más complicado perseguir y sancionar a las empresas que los ofrezcan en forma ilegal dentro o fuera del país. Cerrará una empresa y se abrirá otra, como está sucediendo en otras latitudes.

 

3.- Otro factor que incidirá en la recaudación y en que aumente o no la “piratería digital” es conocer si las empresas de streaming o las apps de apuestas y juegos virtuales no domiciliados, decidan trasladar el 18% entero del IGV al consumidor final o solo una parte del mismo. El motivo es la competencia entre las propias empresas que ofrecen servicios similares. Van a evaluar ese factor antes de cargar enteramente el impuesto al consumidor final. Ello será importante para saber si la medida tendrá éxito o no, pero la decisión se encuentra en manos de los privados, no del estado.

 

4.- Como lo han resaltado varios tributaristas, el Estado hace décadas vive de los impuestos indirectos como el IGV. No solo porque es excesivo (equivale a casi la quinta parte del bien o el servicio a adquirir), sino porque en teoría debería ser un impuesto secundario frente al impuesto a la renta que grava los ingresos de las personas, naturales o jurídicas, y del cual hasta ahora no se ha visto ninguna reforma.

 

Presumimos que el facilismo de recaudar el IGV (el banco al final de cuentas es el sujeto retenedor que debe poner a favor del estado la suma retenida) ha dirigido el aprovechamiento de un impuesto sobradamente explotado. Una reforma para disminuir la informalidad o ampliar la base de los sujetos que tributan demandaría años antes de ver los frutos, por lo que recurrir al facilismo de usar un impuesto indirecto como el IGV es más viable, sobre todo para un estado que se encuentra en déficit desde hace mucho tiempo.

Tuesday, August 06, 2024

LOS LÍMITES DEL NACIONALISMO

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


El nacionalismo es una palabra bastante ambigua y que, de llegar al poder, puede cubrir gobiernos democráticos o autoritarios, de derecha o de izquierda. El gobierno de Hitler fue un gobierno nacionalista y ya conocemos cómo terminó. Pero sin ir muy lejos, los gobiernos de Evo Morales o Rafael Correa fueron considerados también nacionalistas; y el de Humala empezó bajo las banderas del nacionalismo, con un programa de gobierno que se llamó la gran trasformación.

 

Desde la gobernanza, el nacionalismo se puede definir como un gobierno que privilegia lo nacional frente a lo foráneo; y si es de izquierda, dentro de lo nacional, prioriza a los sectores menos favorecidos de la sociedad y revalora lo llamado autóctono. El “pueblo” o sus sinónimos es una constante en los discursos nacionalistas. Gobiernos nacionalistas en la región fueron el de Juan Domingo Perón en la Argentina del siglo pasado, favoreciendo populistamente a los llamados descamisados, o el de Juan Velasco Alvarado (1968-75), con una serie de medidas reformistas bajo el binomio pueblo-fuerza armada que trasformaron a la sociedad más allá de los calificativos de valor que merezca su gobierno. Ya no hablemos de los estados-nación en la Europa del siglo XIX, con idioma propio por añadidura. El romanticismo europeo en las artes y las letras tuvo un típico rasgo nacionalista.

 

Los límites del nacionalismo están precisamente en tomar un camino u otro. No todo nacionalismo es de izquierda (ejemplo: la Agrupación Nacional en Francia es de derecha y xenófobo por añadidura, Vox en España de igual manera). O como un nacionalismo que comienza en la izquierda y deviene luego hacia la derecha, casos existen y bastantes, comenzando por casa. Precisamente al ser el nacionalismo una ideología bastante gaseosa, amorfa, puede pasar de un extremo a otro, sin necesidad de demasiados cambios en su “pensamiento”.

 

Y el otro gran problema es cómo se aplica el nacionalismo en democracia.

 

Hay nacionalismos que llegaron al poder por el voto popular e instalados en este, se volvieron autoritarios, convirtiéndose en explosivos y peligrosos (el gobierno de Hitler en la Alemania de los treinta, el de Hugo Chávez en la Venezuela del 2000 o el ruso en la era Putin). En cambio, el nacionalismo que respeta la democracia va a implicar consensos y aceptación del otro. No es fácil. Reivindicar, por ejemplo, razas postergadas, sin que implique eliminación de los demás. Nace el concepto de lo plurinacional.

 

Los nacionalismos pueden ser xenófobos, de aversión a todo lo extranjero y de valoración superlativa de lo “autóctono”; llegando a eliminar a los otros si acceden al poder como en la Alemania nazi y el prototipo del ario puro como “la raza superior”.  En el otro extremo puede parecer folclórico y hasta cómico, como la “raza cobriza”, emblema de lo nacional en la ideología de don Isaac Humala, padre del expresidente Humala. O abjurar de toda herencia cultural de la conquista, como sucede con muchos grupos nacionalistas, cuyos integrantes llevan nombres españoles, desconocen las lenguas nativas y hablan el castellano por añadidura.

 

El marbete de nacionalismo también puede encubrir cualquier aventura política en nombre de los desposeídos.  Y terminar en comedia o, peor aún, en tragedia, como en la Venezuela post Chávez. O llegar a extremos superlativos en la cultura y sociedad, como en la Cataluña actual, abandonando el cosmopolitismo que la caracterizó en décadas pasadas (allí se gestó el boom de la novela latinoamericana en los años sesenta del siglo pasado) y abogar por una separación política de España.

 

A diferencia de lo que creen ciertos liberales, no todo nacionalismo es malo. Es más, se puede ser un liberal con toques nacionalistas. Siempre es bueno en una cuota moderada, para la estima nacional y sin que haga daño a propios o extraños, como sucede con nuestra gastronomía, reconocida mundialmente. Es una forma de nacionalismo positivo que permite cohesionar socialmente a una nación heterogénea como la nuestra. Y si nos ponemos un poco intelectuales, podemos incluir dentro de este nacionalismo positivo a nuestra prosa. Tenemos una pléyade de narradores y ensayistas de primer nivel, y con cierto orgullo nacional, hasta un Premio Nobel. Y ya no hablemos de los poetas, entre vivos y muertos, muy reconocidos afuera.

 

El nacionalismo es nefasto cuando se sale de toda proporción (creer por ejemplo en razas superiores o en que nuestra gastronomía es la mejor del mundo), o cuando accede al poder con políticas de exclusión y hasta de exterminio del Otro. Pero, en dosis moderadas hasta es bueno, implica autoestima de un pueblo por lo suyo.

Tuesday, July 30, 2024

MADURO, EL ETERNO PRESIDENTE

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


Las elecciones para presidente en Venezuela donde contra todo pronóstico Nicolás Maduro ha sido ungido como el ganador de la contienda, hace recordar las elecciones amañadas que practicaban los dictadores que ha tenido América Latina. Ahí está Trujillo en República Dominicana dando una apariencia democrática a sus constantes reelecciones o los Somoza en Nicaragua con su tradición dinástica (ahora reemplazada por los Ortega). Repúblicas bananeras como se decía con desprecio. Venezuela se ha convertido en una de ellas hace buen tiempo.

 

En estos regímenes es muy difícil sacarlos del poder por los fuertes intereses de fuera y de dentro para que se mantengan. Algunos estaban ilusionados en una transición a la chilena, manteniendo el chavismo cuotas de poder, sobre todo en las FFAA, pero para que se produjera se requería cierto nivel de institucionalidad del cual adolece Venezuela. (Pinochet en Chile no amañó sino respetó el plebiscito por el cual el pueblo le dijo “no” a la continuación de su gobierno debido a la institucionalidad que goza Chile, aún en dictadura, algo difícil de sostener en Venezuela o en otros países de la región).

 

De país próspero gracias al petróleo, hoy Venezuela debe estirar la mano y mantener contenta con los latrocinios a la cúpula que gobierna. Se está convirtiendo en ese país pobre y sin libertades, inimaginable para los venezolanos hace treinta años. Sin pan y sin libertad, ayudada por Cuba, su gran aliado en la región.

 

Esas transiciones pacíficas las veo difíciles en Venezuela, por lo menos ahora. Tampoco los pronunciamientos de las cancillerías o los retiros del cuerpo diplomático van a sacudir al dictador, ni siquiera se va a sonrojar. Tendría que pasar un hecho dramático muy grave que permita la apertura democrática o que la cúpula en el poder se comience a fragmentar y gane fuerza la alternativa que busque el abandono del régimen y negociar con la oposición ciertas prebendas. Ello incluye a la cúpula de las FFAA, muy cercanas al régimen. Por el momento no creo existan las condiciones para ello.

 

Sirva como lección que todo populismo como el chavismo en su momento solo convierte en más pobres y sin libertades a quienes los llevan al poder. Muchos de los venezolanos en la diáspora votaron por Chávez creyendo que venía una era de prosperidad para todos. El elegir candidatos antisistema que prometen la tierra prometida trae más miseria al pueblo. Después es difícil sacarlos del poder.

Tuesday, July 23, 2024

DUNE: IDEOLOGÍA Y JUSTIFICACIÓN DE LAS GUERRAS SANTAS

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


La adaptación al cine de la novela de Frank Herbert rondaba desde los años 70, siendo Alejandro Jodorowsky el encargado de llevarla a la pantalla; pero, el desmesurado proyecto del chileno, la cantidad de horas que iba a tener el filme y el presupuesto que se desbordaba más allá de todo límite hicieron cancelar la adaptación hasta nuevo aviso. Por lo que quedó (existe un documental al respecto) iba a ser una recreación de la novela en ese estilo hiperrealista propio de Jodorowsky. Por cierto, el diseño visual y argumentativo del proyecto inspiró películas de la época como Star wars, Alien, Blade runner o la célebre Terminator.

Los elementos de la novela eran bastante atractivos para llevarlos al cine, así que, ante el fallido proyecto de Jodorowsky y habiendo comprado los derechos de la novela Dino de Laurentis, habría que esperar a 1984 para la primera adaptación.  

Luego de descartar algunos nombres y ante el éxito que tuvo el film El hombre elefante (1980), el convocado fue David Lynch. Si bien los efectos especiales no fueron los mejores, su adaptación de Dune (1984) no es mala; aunque, resumir una compleja novela en poco más de dos horas era un reto difícil, hasta para el mismo Lynch. El final del filme daba a entender una continuación, pero vista la baja taquilla que tuvo en su estreno, esta nunca llegó. Actualmente se la considera como una película de culto.

 

Habría que esperar casi 40 años para una segunda adaptación cinematográfica. El encargado fue el canadiense Denis Villeneuve, imaginamos por contar en su haber con el inquietante filme de ciencia ficción La llegada (2016), pero sobre todo por los méritos de Blade runner 2049 (2017), notable secuela de la célebre película distópica de Ridley Scott.

 

Si bien la novela por fines comerciales ha sido catalogada como una de space opera, Dune es compleja y de ritmo lento. Sus personajes tienen largas interiorizaciones de sus dudas o de lo que piensan del otro, lo que interrumpe la acción a la que se encuentra acostumbrado un lector de este tipo de libros. De las casi 800 páginas, en las cien primeras el lector lego en la trama, desconoce hacia dónde lo lleva. El inicio es una presentación bastante morosa de los personajes y en especial de la familia del Duque Leto. Se usan muchos nombres propios de la religión musulmana, a tal punto que el autor tuvo que agregar como anexo al final de la novela un diccionario de términos. Y, el desenlace es una suerte de anticlímax. No es el héroe que se comporta en forma altruista. Paul más que como mesías se comporta como ganador de la batalla, repartiendo el botín de guerra y lo que le toca, incluyendo la mano de la hija del emperador, lo que consolidará su ascensión al trono.

 

La novela de Frank Herbert trata precisamente temas como la lucha por el poder y la religión como sustento del orden social y político, organizado maquiavélicamente por las Bene Gesserit, hermandad monástica femenina y que tras bastidores organiza alianzas, planifica líneas de sucesión genética, planea intrigas o elimina rivales. Más que una novela de ciencia ficción, Dune es una novela de intrigas políticas, ambiciones desmesuradas y mesías que justifiquen un orden dominante. Y detrás de todo ello la eterna condición humana, igual ahora que en el pasado o en un futuro lejano.

 

*****

 

 

Para la adaptación, Villeneuve ha contado con un respetable presupuesto y la confianza que se tendrá una trilogía, de la cual las dos primeras partes ya han sido proyectadas.

 

La primera parte (2021) es una presentación de los hechos y los personajes hasta la traición que sufre el Duque Leto y la masacre de casi la totalidad de los atreides.

 

La segunda parte (2024), luego de contactarse Paul y su madre Jessica con los fremen, permite adentrarse a temas que son actuales como las guerras de liberación nacional o las justificaciones políticas para las guerras santas que están asolando el mundo.

 

Tanto el filme como la novela terminan con la ascensión de Paul al trono de emperador del universo conocido, con lo cual concluye la primera novela de la saga, cuyo argumento ha sido respetado con ligeros cambios (frente al éxito de la primera entrega, Frank Herbert escribió hasta seis novelas sobre Dune; luego su hijo continuó con la saga).

 

¿Es Paul el mesías que los fremen esperaban? ¿Se cree Paul realmente el mesías? ¿El mesías es solo una invención para sostener un orden social y político como se da a entender en la novela? El mismo Paul se hace estas preguntas. Como apuntamos, la novela tiene muchas preguntas de los personajes, inquietudes, introspecciones de los mismos. La versión de Lynch quiso rescatar esos momentos interiores, aspecto que ha obviado la versión de Villeneuve.

 

Como todo mesías implica una serie de profecías y la constitución de una religión más o menos orgánica en torno a este, con los correspondientes mitos y organización jerárquica. Todas las grandes religiones han tenido un mesías, un “enviado de Dios”.

 

Pero no solamente es lo sagrado de “aquel enviado por Dios”, sino el uso político y bélico que se le da. Religión y política. Las justificaciones que pueden derivar para una “guerra santa” contra los “infieles”. La yihad. Las semejanzas con la realidad presente son más que evidentes.

 

Religión y política siempre han ido de la mano. La religión sirve para controlar el orden social. Las Bene Gesserit tienen por misión que la galaxia marche en un orden definido. Es un poder religioso que se utiliza para un control político. Toda religión usada en un contexto sirve como pretexto político y justificación de guerras. Ese aspecto es el que desarrolla el filme, con el agravante de irse construyendo como mesías el personaje principal, contando con la ayuda de la madre, Jessica, convertida en Reverenda madre entre los fremen y que astutamente acentuará los presagios de las profecías a favor de su hijo para que gane adeptos y poder. (En la novela el mito del mesías lo difundieron en un tiempo remoto las propia Bene Gesserit a fin de controlar a los fremen y mantener en orden el imperio).

 

Es curioso que, en ese contexto, un grupo de los fremen cree a pie juntillas en la llegada del Mesías encarnado en Paul, mientras otro grupo encarnado por la propia Chani, pareja de Paul, no cree en un mesías de fuera, sino en la liberación de su pueblo por los propios fremen. No creen en una guerra santa, sino en una guerra de liberación nacional. (El personaje de Chani es más convencional y resignado en la novela, en la adaptación de Villeneuve posee más independencia de criterio).

 

La tercera parte, El mesías de Dune, adaptación de la segunda novela de Frank Herbert, se encuentra en desarrollo, sin fecha precisa, pero con Denis Villeneuve al mando todavía, salvo cambios imprevistos de producción.

 

Dune trata temas de actualidad, como los fanatismos religiosos que se creía extintos. La justificación es la misma: castigar a los “infieles”, la razón está de parte de quien mata en nombre de Alá o de Jehová, el nombre es un símbolo, por lo que está fuera de discusión las creencias que motivan la guerra. Si no se tiene nada que perder y se tiene la convicción de luchar por lo justo, no sorprende que prenda entre tantos seguidores. Así ha sido en todas las guerras, religiosas o laicas, siempre al amparo de una ideología. Dune pone en evidencia un hecho que es de palpitante actualidad.

Sunday, July 14, 2024

LA CHICA DE LA TELE

 Eduardo Jiménez J.

jimenezjeduardod@gmail.com

@ejj2107


Solo pocos pueden mantenerse veinte años consecutivos en la televisión. Yola Polastri fue una de esas escasas figuras que marcan una época. Es muy posible que ese ritmo frenético que comenzó a temprana edad le haya pasado factura en el ocaso de su vida. No es fácil. Requiere mucha disciplina, constancia, tesón, luchas y, sobre todo, innovarse. Recrearse constantemente. Yola lo hizo con méritos, enfocada en su público objetivo: los niños.

 

Aparece cuando los programas para niños eran bastante naif y en blanco y negro. El tío Johnny y la señora gallina en un canal y Cachirulo y Copetón y las marcianitas en el otro. Era la época en que solo existían tres canales de televisión y ni remotamente había aparecido la señal digital, ni menos la tv por cable o el internet. No había mucho de donde escoger.

 

El año de su debut, 1972, en pleno gobierno militar. Y naturalmente la frescura de una chica de 22 años, carismática y empática, cautivó a los niños. Desde allí fue llamada la chica de la tele. Era difícil competir con ese torbellino que apareció en la televisión nacional.

 

Pero, a diferencia de los programas infantiles de ese entonces, Yola supo recrearse constantemente. Renovar vestuario, juegos, la pauta del programa. Porque no solo era la animadora que le ponen un guion, sino la productora del programa. De allí sus constantes viajes a Miami de donde traía ideas y vestuario, en una época donde no sabíamos que había programas similares en otras latitudes.

 

La pregunta final en toda entrevista era por qué no se casó y tuvo hijos. Pretendientes debe haber tenido, y para escoger, pero su independencia de carácter le impedía estar sujeta a otra persona. Lo dijo con un ejemplo. Si yo puedo cambiar un foco en mi casa, para que voy a tener un marido que cambie el foco. Sin proponérselo fue una abanderada del feminismo y la independencia económica de la mujer. Y, en cuanto a los hijos. En esa época la subrogación asistida o la inseminación artificial no estaban de moda y sus niños del programa pasaron a ser una suerte de hijos putativos.

 

Muchos creen que la tv era su principal fuente de ingresos. Como ella misma declaró, la tv en esa época no pagaba tanto. Su principal fuente de ingresos fueron los shows en vivo, era infaltable en la Feria del Hogar en los años 80, el merchandising con muñeca propia incluida y los discos de vinilo que sacaba en promedio uno por año, en una época en que la piratería no existía. En qué fiesta infantil no faltaban las canciones de Yola. A diferencia de los animadores que la precedieron, supo marketearse, venderse a su público objetivo. Ahorrar para la vejez.

 

Sí, porque esto de la tele no es eterno. En los 90 aparecieron otros programas infantiles, como Nubeluz, más sofisticados y con animadoras más jóvenes. Los almanaques no pasan en vano. Pero, no se retiró totalmente a sus cuarteles de invierno. En su imponente casa-taller de La Molina continuó formando burbujitas y apareciendo ocasionalmente en especiales y shows en vivo. Hasta la pandemia estuvo activa.

 

Yola Polastri, Kiko Ledgard, Augusto Ferrando, Genaro Delgado Parker en la producción, son algunos nombres de aquella época ahora remota y legendaria de la televisión nacional, cuando todo estaba por hacer y, como en la novela de García Márquez, nada tenía nombre.

Monday, July 08, 2024

¿CINE CON VALORES DEMOCRÁTICOS?

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


El proyecto de ley de la congresista Adriana Tudela acerca de una ley de cine ha tenido detractores y defensores. El flanco más criticado ha sido si la nueva ley censuraría proyectos concursables que sean incómodos al gobierno de turno. Por otro lado, ¿se podrá regresar, como algunos plantean, a las cuotas obligatorias de pantalla, como fue en el gobierno militar?

 

Debemos tener presente que hace muchos años que el cine nacional se divorció de su audiencia nativa. Películas que antes eran vistas por medio millón de espectadores es un sueño de una noche de verano en el ahora de cualquier cineasta nacional. Ni el cine comercial peruano llega a esas cifras y generalmente pasa sin pena ni gloria por la cartelera local.

 

Es cierto que el DL 19327 del gobierno militar propició en veinte años de vigencia todo un semillero de jóvenes cineastas. Francisco Lombardi, la figura emblemática de aquella generación, no habría podido desarrollar su vasta obra si no fue bajo el amparo del DL del general Juan Velasco Alvarado. Cuotas de pantalla obligatorias, parte de la taquilla para un fondo de cine, innumerables documentales y cortos hubieran sido imposibles sin el DL 19327.

 

Las ventajas comparativas de aquella ley son imposibles ahora. Menos obligar a cuotas de pantalla a las exhibidoras, anegadas de blockbusters de todo tipo. Los canales de difusión del cine han cambiado también. Cada vez son menos los que asisten a ver un filme a pantalla completa y prefieren verlo en la comodidad de su hogar. Lo digital ha venido a revolucionar las formas de hacer y ver cine.

 

El quid del proyecto de la congresista Tudela es lo que se podría calificar como qué atenta contra los valores del sistema democrático o haga apología de la violencia y el terrorismo como para no darle fondos en un proyecto concursable.

 

Mirado en blanco y negro es razonable poner esos filtros. Es sensato, más si se trata de fondos donde está en juego dinero público, de todos los contribuyentes. El problema está en los grises, en lo fronterizo y quién calificaría si el filme va en contra de los valores democráticos o hace apología del terrorismo.

 

En otras palabras, si se trata de funcionarios serviles del gobierno de turno es probable que muchos proyectos en esa zona gris o ambigua no pasarían. Sería una censura indirecta.

 

Películas como La última tarde (2016) de Joel Calero, donde los personajes principales son dos ex terroristas no pasaría los estándares de clasificación que propone el proyecto. Y tengo entendido que La piel más temida (2024) del mismo director está en una zona mucho más gris y ambigua que propició calificativos de proterrorista de cierta crítica, sin serlo me parece. De repente hasta el documental La revolución y la tierra que trata sobre la reforma agraria del gobierno de Velasco podría ser calificado de atentar contra los valores democráticos. Ya no hablemos de películas sobre la vida de Javier Heraud que sacan ronchas a cierto periodismo de opinión.

 

En fin, ese es el tema. De aprobarse el proyecto de ley, quién calificaría si un proyecto concursable va contra los valores del sistema democrático o es apología del terrorismo. Los valores democráticos se entiende. Lo de quién se hace cargo de decidir qué es y no es, ahí está el detalle.

 

No es tanto los ojos, sino el anteojo.

Monday, July 01, 2024

¿GOLPE DE ESTADO EN BOLIVIA?

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


Más allá de las dudas razonables que existen si fue realmente un golpe de estado en Bolivia o un distractor político de los graves problemas económicos que está atravesando el país altiplánico y así “bañarse en olor a multitud” el presidente Luis Arce y tener mayor ventaja frente a sus oponentes en las elecciones de 2025; la pregunta es si los golpes de estado promovidos en los cuarteles siguen vigentes en la región y cuan fuerte es nuestra democracia para resistirlos.

 

Los golpes de estado militares clásicos, con pronunciamientos del general de turno de “salvar a la patria”, adhesión de los altos mandos de las fuerzas militares y policiales, amén de la tradicional sacada de tanques, ya no se ve. Con el fin de la guerra fría y la implosión de la Unión Soviética, el Departamento de Estado norteamericano ya no promueve tampoco ni avala como antaño golpes de estado en la región contra el “terror comunista” que se vivía en aquellos años y acepta de buen grado que los problemas políticos internos deben ser resueltos respetando más o menos las formas democráticas.

 

En vista del poco desarrollo institucional de nuestros países, lo que hemos presenciado en los últimos treinta años son los llamados autogolpes de estado. Es decir, el presidente constitucional de la república en funciones y sin mayoría parlamentaria, con la aprobación tácita o explícita del alto mando militar, cierra los otros dos poderes del estado y asume plenas facultades de dictador. Fue el caso de Alberto Fujimori en 1992 o de Martín Vizcarra en 2019. Pedro Castillo quiso continuar con la tradición en 2022, pero su golpe de estado fue fallido.

 

En los casos de Fujimori y Vizcarra se tuvo que respetar las formas democráticas y convocar a regañadientes y de inmediato a elecciones, sea para un Congreso Constituyente Democrático el primero o para completar el período faltante el segundo. 

 

Igualmente, las intentonas de impedir la asunción al cargo del presidente electo, como en Brasil en 2023, son condenadas extensamente y van al fracaso inmediato.

 

Uno pensaría que la democracia en la región está enraizada; pero salvo contados países, en la mayoría es frágil y se queda en el cascarón, vaciada de todo contenido, como en Venezuela o Nicaragua; o la democracia se degrada en gobiernos autoritarios como en El Salvador de Bukele o el Perú de Alberto Fujimori en los 90. Y, en los demás países la democracia marcha con tropiezos, vacando el Congreso o presidentes cerrando parlamentos; aparte que la ciudadanía no es muy afecta a la institucionalidad democrática, haciéndose carne la célebre frase de un conocido dictador peruano “la democracia no se come”.

 

¿Eso significa que los golpes de estado son cosa del pasado en la región? No necesariamente. Pueden ser usados como última ratio cuando los recursos democráticos (vacancia, obstruccionismo parlamentario, cierre del congreso, guerra jurídica a los presidentes o a los candidatos de oposición, el conocido lawfare) fallan o no tienen tanta efectividad. Igualmente, cuando la oposición no cuenta con mayoría en el parlamento o es demasiado débil o fragmentada, existe la tentación de llamar a los cuarteles.

 

¿Significa que Bolivia estaría regresando a la vieja tradición de llamar a los militares cuando los civiles ya no pueden gobernar o ponerse de acuerdo?

 

Es cierto que la situación política es complicada en Bolivia, con Luis Arce y Evo Morales, pertenecientes al mismo partido político, peleándose a luz pública por el poder y poniéndose uno a otro zancadillas. Asimismo, el panorama económico no es nada halagüeño. Habiendo gastado entre Morales y Arce en una farra fiscal todo el dinero producto del gas exportado, ya no quedan dólares y los productos básicos escasean. Es la consecuencia de políticas populistas y ahora ya no hay plata en la caja pública. Con más informalidad que la nuestra y una economía ilegal bastante próspera, difícilmente pueden ejecutar una política tributaria sobre todos. Es complicada su situación económica y de pronóstico incierto.

 

Pero, la pregunta inicial sigue vigente. ¿Fue un golpe verdadero o una escenificación teatral para subir los réditos del presidente en ejercicio que quiere quedarse en el poder como su ex compañero de partido Evo Morales?

 

Pareciera que se trató solo de un show para subir réditos Luis Arce y que la gente se olvide de los problemas económicos o, por lo menos, no le eche tanto la culpa.

 

Pero eso no quita que los golpes militares a la vieja usanza puedan volver. Quizás cuando los estados de la región se conviertan en estados fallidos o estén próximos a serlo, o cuando las economías ilegales hayan tomado el poder real y teman perder lo ganado, de repente allí si estaríamos ante un golpe militar como los de antaño. Como dijo un célebre historiador, los militares son el partido político más antiguo. Estar atentos.

Monday, June 24, 2024

INSTITUCIONES O PERSONAS. ESCUELA NACIONAL DE LA MAGISTRATURA, ¿SOLUCIÓN A LOS PROBLEMAS JUDICIALES?

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


El proyecto de reforma constitucional que propone eliminar la Junta Nacional de Justicia y crear en su lugar la Escuela Nacional de la Magistratura, políticamente es similar al que en su momento Martín Vizcarra, entonces presidente de la república, propuso de eliminar el Consejo Nacional de la Magistratura y crear en su lugar la JNJ. Mocos por babas.

 

Es que se parte del supuesto que la institución es la que no funciona, cuando en realidad son los que la operan, sometidos muchas veces a intereses ajenos a la juridicidad.

 

Pasó en su momento con el CNM, creado según el modelo italiano. Había consejeros que obedecían a intereses subalternos para nombrar o destituir jueces y fiscales, y se propuso su sustitución por la JNJ.

 

La JNJ ha cometido los mismos errores que su antecesora. Obedeció a intereses subalternos para nombrar jueces y fiscales, esta vez de “orientación caviar”, y destituir a los incómodos, como la defenestrada Fiscal de la Nación, Patricia Benavides.

 

Amén que la JNJ hizo espíritu de cuerpo con un miembro que excedía todo límite de edad para quedarse en el cargo, pero que su voto era importante para continuar nombrando o destituyendo jueces y fiscales afines a su signo. Ello causó mucho daño y desprestigio a la JNJ y ha sido excusa para sustituirla por la Escuela Nacional de la Magistratura.

 

¿Solucionará la institución creada los problemas de la justicia? Evidentemente que no, De aprobarse el proyecto lo que sucederá es que la nueva institución será copada por personas afines a la línea política de quienes propusieron el cambio. Los problemas de la justicia continuarán allí, incluso se agravarán, como es evidente en el Ministerio Público.

 

Toda reforma demora, pero bien hecha puede durar un largo tiempo. El problema es cuando las instituciones judiciales son coaptadas por tendencias políticas o intereses en uno u otro sentido. Allí se termina cualquier reforma.

Tuesday, June 18, 2024

MÉXICO, AMLO Y LA CUARTA REVOLUCIÓN

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


¿Explica solo el populismo del gobierno de AMLO el triunfo de su candidata a la presidencia Claudia Sheinbaum y heredera de su “cuarta revolución”? Por lo menos es una explicación sesgada.

 

Es cierto que los subsidios a sectores populares aquí y allá convencen a votantes, sobre todo aquellos que nada tienen, pero no es determinante para ganar una elección presidencial. Y la diferencia abismal de votos entre la candidata oficial y la de la oposición no se explica únicamente por “el dinero gratis” que el gobierno de AMLO haya repartido a manos llenas.

 

Claudia Sheinbaum no es una candidata carismática, que arrastre votos por su solo verbo o presencia; pero el pueblo mexicano está a favor de AMLO (y por tanto de su candidata), algo que a nosotros y a buena parte de la oposición azteca les puede parecer extraño, aunque de repente no lo es tanto.

 

Entre nosotros, Alberto Fujimori tenía un arrastre popular hasta el fin de su mandato. Arrastre a pesar de las denuncias por corrupción, robo, violación de DDHH que cargaba su gobierno y que pese a ello sirvió de base para crear Fuerza Popular, heredera directa del fujimorismo. Ese hecho tampoco lo entendía acá la oposición. Que el pueblo, no obstante las graves denuncias, veía a Fujimori como alguien de los suyos, era “el Chino”, más allá del populismo de su gobierno.

 

Algo similar sucede en México, donde la gente del pueblo se siente identificada con López Obrador (AMLO) más allá de los subsidios que su gobierno concede a diestra y siniestra. Súmese a eso que la candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez, representaba a los partidos que en México fueron un fracaso sus últimos gobiernos, incluyendo al ahora alicaído PRI. Y, a pesar de sus orígenes populares, no tiene esa capacidad de arrastre que tiene AMLO. La verdad Xóchitl Gálvez la tenía cuesta arriba y muy difícil.

 

¿Eso significa que México va a regresar a la dictadura perfecta del partido único en el poder como en los tiempos dorados del PRI?

 

Si bien AMLO (antiguo militante del PRI) sueña con convertir a Morena, su partido, en el PRI del siglo XXI, habría que ver. Dos gobiernos sucesivos del mismo partido no hacen un verano priista. Es posible que traten de quedarse más de dos gobiernos, con buenas o malas artes, de eso no hay duda, pero los tiempos han cambiado. Los años 40, 50 y 60 del siglo pasado son muy distintos a los actuales. La hegemonía única de un partido enraizado en la sociedad y el estado es más difícil que antes.

 

Las capas medias y los sectores más modernos de México se desprendieron del PRI a fines del siglo pasado cuando ya no les servía como vehículo político y buscaron otras alternativas que los represente mejor. Para que el partido de AMLO tome la posta de aquellos años y ejecute su soñada “cuarta revolución” tendríamos que retroceder en el tiempo, algo también un poco difícil de hacer.

Tuesday, June 11, 2024

LA ULTRADERECHA GANA EN EUROPA

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


El triunfo de la ultraderecha en las elecciones para el Parlamento europeo es, parafraseando al Nobel colombiano, la crónica de un triunfo anunciado. No iba a ser insólito que las fuerzas del centro o centroizquierda perdiesen curules frente al descrédito que tienen entre la población.

 

Las iniciativas aperturistas a migrantes musulmanes con subsidios de todos los contribuyentes, el ritmo lento de recuperación económica y la inflación por la emisión inorgánica de dinero que sacudió la Europa post pandemia, elevando el costo de vida, amén del retardo tecnológico que viene sufriendo el viejo continente, dejó insatisfechos a muchos, que ya no se sienten representados por su Estado. O, para decirlo con otras palabras, el gran consenso del estado de bienestar europeo luego de la II Guerra Mundial llegó a sus límites y merece una revisión severa.

 

Es que Europa en tecnología de punta se está quedando bien atrás frente a EEUU y China, en parte por las excesivas regulaciones desde Bruselas, lo cual preocupa porque el viejo continente dejaría de ser el gran innovador tecnológico que fue en siglos pasados. Europa estuvo a la cabeza de la revolución industrial de los siglos XVIII y XIX. Esta vez no encabezaría la revolución que se está produciendo por la Inteligencia Artificial, cuyas repercusiones en todo sentido serán igual de grandes o quizás más que aquella revolución tecnológica de hace 200 años.

 

El comportamiento tibio de gobiernos como el de Macron están dando paso a gobiernos de derecha más nacionalistas y xenófobos (se echa la culpa al extranjero de quitar los puestos de trabajo o mantenerlos con nuestros impuestos), lo cual siempre es canto de sirena para los desplazados del sistema, muchos de estos blancos pobres y sin estudios.

 

Desde ese punto de vista no es sorprendente que en Italia o Francia gane la extrema derecha, pero sí preocupante que en Alemania haya quedado segundo el partido neonazi Alternativa para Alemania. Ya no es solo un partido nacionalista o populista como muchos, sino uno que cree en la supremacía blanca y razas predestinadas. Y sobre todo que haya ganado en lo que era Alemania oriental, ex comunista y poco convencida todavía de las bondades democráticas.

 

No hay que olvidar que los partidos de extrema derecha eran minoría hasta hace pocos años, mirados a veces como apestados o folklóricos en el mejor de los casos. Así comenzó el Partido nacional socialista alemán en los años 20 del siglo pasado, con un tipo bajito, con una raleada audiencia en sus comienzos y que parecía poseído por los demonios cuando peroraba, siendo su blanco favorito los judíos, causantes de todos los males de la Alemania de ese entonces.

 

Algunos dicen que en Europa se vive el ambiente enrarecido de los años 30, previo a la II Guerra Mundial. Ambiente confuso, revuelto, donde el centro pierde espacio y los extremos ganan poder, lo cual se complica con la Rusia de Putin que sueña con los aires de grandeza cuando fue hegemón como la desaparecida Unión Soviética.

 

Tomando prestado el título de una novela de Mario Vargas Llosa, son tiempos recios.