Saturday, January 06, 2024

TORRENTES EN PUGNA. EL ENSAYO DE ABELARDO SÁNCHEZ LEÓN SOBRE MARIO VARGAS LLOSA Y MIGUEL GUTIÉRREZ

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


I

 

Es poco común hacer un estudio comparativo de dos escritores. Generalmente se reservan las fuerzas y el talento para adentrarse en la vida y obra de uno solo. Por otra parte, se encuentra el problema de la justificación de la comparación. ¿Contemporáneos, rasgos de estilo similares, producción literaria?

 

Miguel Gutiérrez (MG), escritor que pese a haber fallecido hace pocos años (2016) casi nadie recuerda y menos leen. Sus obras se encuentran descontinuadas en librerías y con suerte se encuentran algunas en las librerías de segunda mano. Aunque por lo general (el olvidarse del escritor y no encontrar sus obras) es sino trágico del escritor peruano.

 

Pienso en José Adolph o en Oswaldo Reynoso, ambos de la generación de MG, muertos también en el presente siglo y cuyas obras en otros países ya figurarían en sendos volúmenes como obras completas, con estudio preliminar incluido. Países no necesariamente del primer mundo. Creo que con la excepción de Mario Vargas Llosa (MVLL), Alfredo Bryce o Julio Ramón Ribeyro, al resto de escritores peruanos les espera el silencio después de muertos y con suerte un vago reconocimiento de la posteridad tipo homenaje escolar.

 

El título del libro en si es equívoco. Cuando se habla de torrentes, se entiende dos fuerzas de la naturaleza o humanas similares. Y si nos referimos a pugna, la entendemos como choque o contradicción de esas dos fuerzas. Si, en propiedad, se refiere a escritores, dos que hayan tenido una trayectoria más o menos similar y con una producción igualmente similar. Forzosamente hay una comparación de dos talentos creativos parecidos y con producción proteica más o menos homogénea. Esa comparación, sin desdeñar a Miguel Gutiérrez, no es posible por las trayectorias literarias y producción de ambos. Es como querer comparar un mosquito con un elefante, o, como sarcásticamente un amigo que leyó el borrador le dijo a Balo Sánchez, más bien se trataría de un torrente y una acequia. (Aunque no llega tampoco a tanto).

 

Quizás hubiera sido mejor un estudio individual de la obra de Miguel Gutiérrez, que se lo merece. Ya MVLL ha sido tratado hasta el hartazgo y un estudio exclusivo de Gutiérrez habría sido más productivo.

 

II

 

Volviendo a MVLL y MG, si bien ambos pertenecen a la vertiente “realista y urbana” de la literatura nacional y ser a la vez que narradores, ensayistas, más allá de eso no hay escritores más disímiles en su trayectoria. El Nobel a los 25 años hizo un parteaguas en la literatura peruana con su novela La ciudad y los perros, y antes de llegar a los 35 tenía en su haber tres novelas fundamentales (la citada La ciudad y los perros, La casa verde y Conversación en la Catedral) que marcaron un antes y un después en lo que se había escrito. Excelente ensayista y polémico articulista, su obra completa va a abarcar varios tomos. Es poco común encontrar en el universo literario un escritor que sea a la vez novelista, ensayista, autor teatral, guionista de cine y hasta hace poco actor teatral de sus propias obras.

 

MG fue parco al publicar. Su primera gran novela fue La violencia del tiempo (1991), publicada cuando estaba en la cincuentena y recibida fríamente por la crítica en su momento. Obra monumental de largo aliento y considerada como una de las diez mejores novelas peruanas de todos los tiempos. Luego, quizás presintiendo su final, afiebradamente da a luz varias novelas y ensayos. El mundo sin Xóchitl, Confesiones de Támara Fiol y Kymper. Esta última dos años antes de fallecer.

 

MG, perteneciente a la generación del 60 y al célebre grupo Narración, siempre estuvo en los bordes, en la marginalidad, como bien anota Balo Sánchez. No buscaba el reconocimiento ni este iba hacia él. Su militancia política en la izquierda pekinesa y las aparentes simpatías por Sendero Luminoso, propició un mayor anonimato en aquellos años. Algunos sostienen que solo fue un simpatizante de Sendero Luminoso (posición de Balo Sánchez), otros que fue un colaborador más directo, sin llegar a tomar el fusil. Pero lo cierto fue que su esposa Vilma Aguilar Fajardo sí tomó el fusil, al igual que el hijo de su esposa, Carlos Ayala Aguilar. Ambos mueren en los enfrentamientos en los penales. Vilma en 1992 y Carlos en 1986. De allí la sospecha que Miguel Gutiérrez pudo haber participado de forma externa en la lucha armada de Sendero Luminoso.

 

Pero más allá de sus simpatías y tomas de decisiones políticas, lo cierto es que Gutiérrez tiene un largo silencio literario. Balo Sánchez lo atribuye a que por 20 años se dedicó a estudiar el marxismo y descuidó la literatura, hipótesis no muy convincente. Lo cierto es que sus mejores obras están al final de su vida, cuando desencantado del capitalismo de estado en China (estuvo allá por varios años, como Oswaldo Reynoso) y del fin de SL como acción bélica con la captura de Abimael Guzmán en 1992, MG retoma con bríos su labor literaria hasta poco antes de su muerte.

 

Para ubicarnos en el contexto de la época, muchos escritores, académicos e intelectuales de izquierda tuvieron simpatía por Sendero Luminoso en aquellos años. El caso de Gutiérrez no sería sui generis. Y si bien la mayoría de la “intelectualidad de izquierda” (es un decir) no pasó del discurso de apoyo a las acciones de SL, sobre todo en los primeros años de la llamada “guerra popular”, una minoría sí estuvo convencida que había llegado el momento de cambiar las estructuras sociales y económicas del país y que era necesario empuñar el fusil, como sucedió con uno o dos integrantes del grupo Narración al que perteneció Gutiérrez. Hay que tomar en cuenta que en los años 80 mientras en Europa occidental el marxismo estaba en reflujo, acá se vivía con furor, especialmente el marxismo maoísta.

 

III

 

Volviendo al largo ensayo de Balo Sánchez (más de 400 páginas de letra apretada, y según el autor escritas mayormente durante la pandemia) no es un estudio propiamente literario. No estamos ante el erudito crítico literario que disecciona las obras analizadas, sino que -como buen sociólogo de profesión que es- las pone en el contexto social, político y económico de los años 50 hasta los 90 e incluso hasta bien entrado el presente siglo, haciendo una síntesis de lo que se conoce como la sociología de las ideas. De allí la amplitud del ensayo que abarca un arco temporal de sesenta años. Evidentemente se detiene más en los años 70 y 80 que él conoce muy bien. Tiene información de primera mano, en gran parte de la ONG Desco donde trabajaba y verdadero faro en la época del pensamiento de izquierda. También tiene información del grupo Narración al que perteneció Gutiérrez, y al que frecuentó el propio Balo siendo joven. Hay una simpatía evidente hacia MG y más crítica hacia MVLL, sobre todo por el viraje de este último hacia posiciones liberales a raíz del sonado caso Padilla a inicios de los años 70, “pecado” que la izquierda nunca le va a perdonar.

 

El boom de la novela latinoamericana de los años 60 es otro tema tratado a lo largo del ensayo. MVLL estuvo en el lugar y el momento correcto cuando fue el boom. No creo haya sido algo deliberado como subrepticiamente da a entender el autor del ensayo. Me parece fueron causas fortuitas. Cuando la novela latinoamericana llama la atención de todo el mundo, estuvo en el lugar correcto, con una excelente agente literaria (Carmen Balcells) y un gran editor como fue Carlos Barral. El propio MVLL cuenta en una entrevista de aquellos años que no encontraba editor para La ciudad y los perros, incluso pensaba publicarla con su propio peculio, hasta que la postula al premio Biblioteca Breve. El resto es historia conocida.

 

Es cierto también, como anota Balo Sánchez, que el boom tuvo mucho de marketing comercial. Había calidad literaria, pero sin un marketing difícilmente hubiera llegado a millones de lectores. Y otro punto importante: la demanda. En los años 60 se tenía un público lector, digamos, “más culto”, perteneciente a la clase media ilustrada, que podía comprar y leer novelas complejas como Conversación en la Catedral. Hoy, por la banalización de la cultura y las crisis económicas que golpearon a las clases medias, ese público ya no existe y la probablemente mejor novela de MVLL estaría huérfana de lectores.

 

También muchas vocaciones literarias se eclipsaron frente al monstruo que representaba MVLL (algo parecido sucedió en Colombia con GGM), muchachito al cual en la Lima de los 50 nadie imaginaba el rol que unos años después iba a ocupar en la literatura peruana, latinoamericana y mundial. Muchos pensaban en los años 50 que Julio Ramón Ribeyro (ya en París en ese momento y con algunos libros en su haber) iba a ser el gran representante de la generación. Pudo pertenecer al boom, como Balo Sánchez sostiene; pero, Julio Ramón prefirió el segundo plano, la discreción, la insularidad. Será un escritor recién reconocido en los últimos años de su vida y paradójicamente más querido y estudiado luego de su muerte.

 

Es lamentable que Balo Sánchez no analice en su contexto dos novelas fundamentales de ambos escritores: La guerra del fin del mundo de MVLL y La violencia del tiempo de MG. Incluso pudo haber hecho un contrapunto entre las dos, de similitudes y diferencias (allí sí se justificaría lo de torrentes en pugna). En sus descargos alega la extensión de ambas obras, pero creo no era obstáculo por lo menos para dedicarle un capítulo de su largo ensayo. Existen muchos vasos comunicantes entre ambas. Hay cosas que pudo reducir y ocupar esas páginas en esas dos novelas fundamentales en la literatura.

 

Aunque obra irregular, Torrentes en pugna es también un análisis de época y una suerte de testamento político y literario de Abelardo Sánchez León al final de su vida. De las ilusiones de joven y los desencantos de viejo. De las luces y sombras en un arco temporal de 60 años de vida política e intelectual de nuestro país, cuando los jóvenes -parafraseando a una recordada película francesa- bebíamos de todos los ismos habidos y por haber. Luego, se fueron apagando las luces y el gran show terminó.


* Torrentes en pugna. Mario Vargas Llosa y Miguel Gutiérrez. Abelardo Sánchez León, Fondo Editorial PUCP, 2023, 425pp

Tuesday, December 26, 2023

ORGULLOSAMENTE SOLOS. VIVIR A SU MANERA

 Eduardo Jiménez J.

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Los libros que han tratado el fascismo en el Perú son escasos. La bibliografía local se reduce al estudio de José de la Riva Agüero y alguno más, y deje de contar.

 

El fascismo en el Perú no fue un movimiento aislado, de catacumbas, de minorías ocultas. Contó con un partido de inspiración fascista como la Unión Revolucionaria, verdadero partido de masas que compitió ferozmente con el Apra en los años 30. El saludo fascista y el uso de camisas negras era usual. Intelectuales que en aquellos años consideraban al indio como una raza en regresión y melancólica; a los negros como taimados y lujuriosos; los chinos como inescrutables; por lo que quedaban solo los blancos como raza superior.

 

Como dice José Carlos Yrigoyen en su libro, Miguel Mujica Gallo, fundador del Museo de Oro, fue simpatizante de Hitler y negacionista del holocausto hasta el final. El renombrado siquiatra Honorio Delgado era filonazi y racista, y consideraba que existían hombres y subhombres. Nuestro recordado Martín Adán sintonizaba a escondidas en el Hospital Larco Herrera La voz de Alemania para conocer el avance de las fuerzas del Reich a inicios de la guerra. Y José Carlos Mariátegui o Víctor Raúl Haya de la Torre no escapaban a estas ideas, muy enraizadas en su tiempo. Incluso el Apra en sus inicios adopta símbolos del fascismo, que luego enterraría.

 

En el Perú de los 30 se respiraba un ambiente bastante fascista de las ideas del Duce y de Hitler. Las razas con ciertas características se creía que estaban en una escala donde la blanca y en especial la aria se encontraba en el primer peldaño. El conocido siquiatra y pensador argentino progresista José Ingenieros, recomendaba para los países andinos con marcada presencia indígena “raza blanca”. Realizar el experimento que hicieron los argentinos de traer migrantes europeos. Y, entre nosotros, todavía subsiste la creencia de cruzarse con blanco o blanca para “mejorar la raza”.

 

Se pensaba también que la democracia era inviable en países pobres como el nuestro. Era necesaria “una mano dura” que conduzca al país hacia el desarrollo. Se hablaba de la decadencia de occidente y las democracias burguesas, y del nacimiento del nuevo hombre. No es raro que en ese contexto prosperara el fascismo en el Perú y tuviera en Carlos Miro Quesada Laos, abuelo del autor, uno de sus principales exponentes.

 

El libro de Yrigoyen tiene dos niveles que son inseparables. El primero trata de desentrañar la historia de su abuelo, contada con la mayor serenidad y distanciamiento posible. Un abuelo que no conoció (murió antes que él naciera) y del que tiene noticias recién cuando ya es un joven. Siente curiosidad por el tema y comienza a leer los libros del abuelo, artículos que escribió y el contexto de lo que se pensaba de él tanto entre sus admiradores como entre sus furibundos detractores, estos últimos pertenecientes sobre todo al Apra, organización a la cual nunca le dio tregua, desde que un joven aprista asesinó a sangre fría a sus padres a mediados de los 30. (Al parecer fue Carlos Miro Quesada quien propaló desde su periódico la leyenda del homosexualismo y pedofilia de Víctor Raúl).

 

Más que un intelectual de ideas orgánicas, Carlos Miro Quesada fue un propagandista del fascismo en el Perú. Tenía en la sangre el periodismo y era fácil que exponga ideas y persuada de su contenido. Pero, el abuelo en paralelo tenía una trayectoria política y contactos cercanos con el poder conservador de ese entonces. No era raro que siempre consiguiera una embajada entre gobierno y gobierno, y que luego de un traspiés, cayera bien parado. Bueno, el apellido ayudaba mucho. Y quizás no sorprenda tanto en nuestro país que, vencido el fascismo en Europa, como si no hubiera pasado nada, haya mantenido sus contactos políticos y conseguido las acariciadas embajadas que le daban prestigio y lustre. Por estas tierras, el reciclamiento político es más antiguo de lo que se cree. El abuelo muere a los 69 años víctima de un accidente de tránsito en Italia.

 

En paralelo va otra historia, una historia de amor, la de la abuela materna Beatriz Eguren, dama de la aristocracia arequipeña, bastante díscola desde pequeña, que por un problema familiar termina en Lima, donde en los años 40, luego de un amor tormentoso con otro hombre, conoce a Carlos Miro Quesada Laos, con quien tendrá una relación sentimental hasta su muerte.

 

Beatriz Eguren era lo que en la Lima de aquellos años se llamaba “la querida”. El segundo hogar que un hombre casado tenía en otro sitio, incluyendo casa y mantenimiento del tren de vida. No era raro, ni tampoco exclusivo de las clases altas. El costo de vida y los precios de ese entonces permitían a un hombre trabajador montar un segundo hogar con todo lo necesario. Beatriz Eguren encarnó ese papel con dignidad. La muerte repentina de Carlos Miro Quesada y con hijas pequeñas (una de ellas la madre del escritor) hace que tenga que vender las joyas que le regaló, alquilar cuartos en su casa miraflorina y hacer trabajos de costura. Como muchas mujeres en la época no tenía educación, estaba destinada a ser la esposa o la “querida” de alguien, quien se hacía cargo de la manutención del hogar.

 

Las puertas de la familia Miro Quesada se le cierran cuando muere Carlos. No le dejó nada en el testamento, ni podía hacerlo, por el escándalo que hubiese generado en la época. Ella saca adelante lo mejor que puede a sus dos hijas y no lo hace tan mal porque una va a estudiar a la Universidad Católica y otra a la de Lima; aunque debemos reconocer que las pensiones de enseñanza no eran tan caras en ese entonces.

 

Por lo que nos cuenta el autor, al parecer Beatriz no tuvo otro amor posterior a Carlos Miro Quesada, a pesar de la mediana juventud y belleza que todavía conservaba la abuela. Fue su gran amor, aunque como ella reconoce frente al nieto más fue una pasión de Carlos Miro Quesada, una gran pasión de parte de él si se quiere, que un amor verdadero. O como decimos ahora, una gran arrechura.

 

Cosas del destino, años después José Carlos Yrigoyen tendría una columna dominical de libros comentados en el periódico de su abuelo. Bien escrita por cierto y bastante documentada del libro que comentaba. Y, una característica poco común en el medio limeño, no hacía la patería típica, en que se comenta elogiosamente a los amigos y se silencia o denosta a los que no pertenecen a la argolla.

 

¿Por qué el título de Orgullosamente solos? Da la impresión que el nieto se mimetiza con el abuelo en ideas y quizás en la forma de ser. Hay un epígrafe de António de Oliveira Salazar al inicio del texto que trata de explicarlo. Haciendo un balance, la vida polémica de Carlos Miro Quesada como sospecho que la del nieto, fue una vida a su manera, con sus filias y sus fobias, donde no importó demasiado si se luchaba solo y se quedaba sin aliados. Un poco quijotesca si se quiere. Como dice el epígrafe “…luchamos sin espectáculo y sin alianzas, orgullosamente solos”.

* Orgullosamente solos. José Carlos Yrigoyen. Lima, 2016

Monday, December 18, 2023

CHILE. EL EPÍLOGO A LA NUEVA CONSTITUCIÓN

 Eduardo Jiménez J.

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Luego de cuatro años del estallido social chileno de 2019, con dos proyectos de nueva constitución encarpetados por el propio pueblo y casi cien millones de dólares gastados, la constitución de 1980 seguirá vigente. Pinochet debe estar sonriendo desde el otro mundo.

Se buscó una salida política-constitucional a los reclamos sociales de 2019 que se concretaban en una nueva constitución. Una suerte de ungüento milagroso que resolvería los problemas sociales y económicos. En ese contexto llega Boric a la presidencia, con casi nulo conocimiento de gobernabilidad y extremadamente ideologizado. Y lo peor, el entorno de consejeros y ministros con igual cariz. Olvidaron que cuando prima la ideología, pierde la economía y el bolsillo del ciudadano.

 

La polarización política en Chile ha sido severa en estos últimos años. Parecía un poco que se retrocedía a 1970. O eras de los “buenos” o eras de los “malos”. Eras de derecha o eras de izquierda. Sin matices.

 

Ese clima enrarecido exacerbó más las cosas. Era natural que el centro o los moderados no tuvieran espacio político.

 

Cuatro años después de los disturbios sociales poco se ha conseguido en la plataforma de reclamos: pensiones, salud y educación. Las pensiones de las AFP chilenas siguen siendo magras, y la salud y la educación siguen siendo caras. Cuatro años atrás el pueblo chileno en su gran mayoría demandaba una nueva constitución, hoy ve con escepticismo el proceso de reforma y se da cuenta que el bolsillo no mejora, pese a los anuncios fatuos del presidente, suerte de aprendiz de mago.

 

Tanto nadar para llegar al punto de inicio.

Thursday, December 07, 2023

7.12.22: LA HISTORIA COMO FARSA Y LA HISTORIA COMO TRAGEDIA

 Eduardo Jiménez J.

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Carlos Marx contaba que la historia se repite, pero la segunda como farsa o comedia.

 

La sentencia se puede aplicar muy bien al frustrado intento de golpe de estado de Pedro Castillo, hace exactamente un año.

 

Treinta años atrás Alberto Fujimori como presidente improvisado daba también un golpe de estado, solo que este sí exitoso. Tuvo el apoyo de las FFAA y del pueblo que salió a celebrar el cierre del congreso y la expectoración de los “políticos tradicionales”. Al final solo fue un cambio de mocos por babas.

 

Lo cierto es que después de ese 5 de Abril de 1992 hubo un antes y un después en la política y vida peruana. Nada fue igual.

 

El 7 de Diciembre de 2022 parecía un parteaguas similar. Felizmente no lo fue. Algo falló. Algunos dicen que el alto mando de las FFAA “se le volteó” al del sombrero. Le crearon falsas expectativas de apoyo y luego dieron media vuelta. El hecho es que de potenciales conspiradores los altos mandos pasaron a ser héroes de esa jornada. Hubo otros como Patricia Benavides, la Fiscal de la Nación, que ahora sufre el calvario de la defenestración. Dios perdona el pecado, pero no el escándalo.

 

De haber triunfado hoy el 7 de Diciembre se celebraría como un día cívico de liberación nacional de los políticos tradicionales y del imperialismo por añadidura. Quizás algunas calles y asentamientos humanos llevarían el nombre del presidente del sombrero, de repente hasta alguna estatua como a su paisano dueño de universidades. De paso, la añorada constitución bolivariana. La historia se repetiría como 30 años atrás, solo que con otros actores.

 

Lo curioso es que después de un año los cómplices del golpe no están entre rejas. Castillo no actuó solo. Hubo gente a su alrededor que tuvo una participación activa y hoy goza de libertad y vive como si nada hubiera pasado. Se dice que los procesos están “dormidos” producto de un pacto entre la Fiscal de la Nación y el Congreso.

 

Muy poco se valora la democracia por estas tierras. No soluciona los problemas económicos, es cierto; lo malo es que “la casta política” -al estilo Milei diremos- se interesa más por sus asuntos personales que por el bien del país.

 

Así cualquiera desdeña el sistema y las condiciones están dadas para un nuevo intento de golpe o atenuar a tal punto la democracia que parezca, pero ya no lo sea. Autocracia que le dicen. Son riesgos latentes.

Saturday, December 02, 2023

OLLA DE GRILLOS

 Eduardo Jiménez J.

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El Ministerio Público ha sido una olla de grillos que se ha agudizado en los últimos años, al compás de la destitución de presidentes de la república y la precariedad de nuestra vida política. Desde que los fiscales tienen a su cargo la iniciativa de a quién denunciar y a quién no, a quién investigar y a quién archivar, la judicialización de las rivalidades políticas ha originado una politización de los asuntos que deberían ser solo judiciales y que los Fiscales de la Nación no completen su período o, de completarlo, terminen bastante maltratados o se hayan visto obligados a renunciar.

 

Se han originado bandos en la Fiscalía, dependiendo a quién acusas y a quién no, y de los intereses que hay detrás. De allí que cuando los caviares tenían el control total del Ministerio Público eran Keiko y su padre los procesados y metidos a la cárcel sin mayores miramientos. Ahora que la Fiscalía la controla la derecha congresal, los defenestrados son los fiscales anticorrupción que no han demostrado mayor eficacia en probar los delitos cometidos a sus perseguidos a lo largo de los años, donde incluso uno de ellos se quitó la vida antes de verse encerrado en una cárcel y ser objeto de escarnio.

 

En el medio, muchas asesorías jugosamente rentables y mucho poder que ofrece una institución como el Ministerio Público. Es la puerta de entrado para acusar, perseguir o archivar una denuncia penal.

 

Lo que estamos viendo con la Fiscal de la Nación es simplemente lucha por el poder. Un grupo (los caviares) que no quieren dejar el poder y todo lo que ofrece, han desplegado una contraofensiva mortal, y otro grupo (la derecha congresal) que trata de mantener ese poder para ajustar cuentas con sus rivales políticos. Los dos grupos han practicado el tráfico de influencias, los dos han pactado hasta con el diablo.

 

Lo que sí se lamenta es que este ruido afecte más de lo que ya está la pobre institucionalidad del país y genere mayor inestabilidad política en detrimento de la inversión y el empleo de millones de peruanos. Eso no importa mucho a ninguno de los dos bandos en pugna.

 

En esta pelea no hay ni buenos ni malos. Ni puros ni malditos. Solo lucha por el poder.

Saturday, November 25, 2023

EL AÑO EN QUE NACIÓ EL DEMONIO

 Eduardo Jiménez J.

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La última novela de Santiago Roncagliolo, El año que nació el demonio, la contextualiza en el siglo XVII, en la Lima colonial de hace 400 años.

 

Si bien el autor señala que en muchos hechos ha tenido que trastocar las fechas, lo cierto es que, si nos atenemos a los hechos históricos, la novela tiene un arco temporal de dos años. Comienza con la llegada a Lima del virrey, príncipe de Esquilache, que fue en 1615 y concluye con la muerte de Rosa de Lima que acaeció en 1617.

 

El disparador de la trama es la caza de brujas y herejes por el Santo Oficio, razón por la cual el personaje central, Alonso Morales, alguacil de la Inquisición, acude al convento de Santa Clara, donde una monja supuestamente ha parido un monstruo, hijo del demonio.

 

Pero, ese es el disparador de una trama que, a semejanza de las novelas policiales negras, va enriqueciéndose con otras subtramas y personajes secundarios, bastante bien dibujados, dicho sea. Incluyendo las pesquisas que el propio personaje realiza sobre el padre ausente y sus orígenes un tanto oscuros.

 

Los personajes femeninos son los rebeldes frente al orden impuesto. Jerónima, la mulata de la cual se enamora Alonso, que a su manera desafía las normas de sometimiento a la mujer; la propia madre del personaje, que frente al hecho de tener un hijo fuera del matrimonio y con sacerdote (los “hijos de cura”), decide fraguar papeles para que tenga legitimidad (los hijos fuera del matrimonio no podían ejercer ningún cargo público y socialmente eran estigmatizados); y también la madre superiora de las clarisas, la abadesa Mencia de Sosa, que a su manera entiende también la libertad de cuerpo y alma para ella y sus hermanas de claustro, pagando con la vida su desafío a la sociedad de entonces (hace recordar mucho su inmolación antes de ser capturada por sus enemigos, a la que realizó el ex presidente Alan García cuando fueron tras él).

 

En cambio, los personajes masculinos se ciñen a las pautas del statu quo, y cuando quieren salirse como en el caso de Alonso, lo pagan caro. Todos, de rey a paje, acatan las normas. En principio porque les conviene, son los que están mejor posicionados en la sociedad, de allí que no solo las acaten sino las mantienen.

 

En el medio tenemos corrupción (tal natural desde la Colonia), intrigas palaciegas, la sobonería obsecuente con el poderoso, sexo clandestino, sobornos y claro hechicería y magia, como obra del demonio según los inquisidores.

 

Es cierto el poder económico que tenían los conventos en aquel entonces. Administraban grandes haciendas, recibían donativos y legados, prestaban dinero, aceptaban monjas con “derecho de matrícula” de la familia que se deshacía de una hija mujer, a la que no podían dar dote para casarla. Como lo describe la novela, el relajo dentro de los conventos era bastante grande y la lucha electoral por el cargo de madre superiora era muy enconado por el enorme manejo económico entre manos y a quién se prestaba el dinero. Literalmente se compraban votos para conseguir el cargo.

 

En el marco dominante de la ideología cristiana antirreforma de ese entonces, se perseguía toda forma de herejía que escapara de la doxa oficial. En ese contexto, el personaje de Rosa de Lima es sintomático, personaje que se desenvuelve en la ambigüedad. ¿Estaba poseída por el demonio o era realmente una santa que hablaba con Dios? Lo cierto es que muchas de las beatas que la acompañaron terminaron procesadas por la Inquisición acusadas de brujería y que Rosa se salvó milagrosamente, gracias a que el Imperio español y la Iglesia querían tener santos americanos con los que demostrar que la fe cristiana era la verdadera en el contexto de las guerras religiosas que se vivían en Europa. Nosotros no vivimos los grandes cambios que sufrió Europa en esos años, pero sí las consecuencias de una tutela asfixiante, donde no había lugar para los cuestionamientos.

 

Como señala Hugo Neira, nosotros como colonia de España estuvimos bajo una caparazón protectora donde no llegaban noticias de lo que se vivía en Europa, sino únicamente la versión oficial de España que se había convertido en el baluarte de la contrarreforma contra los protestantes de Lutero que se separaron de la Iglesia de Roma.

 

Pero eso nos restó la posibilidad de un pensamiento crítico que cuestionase lo precedente y posibilitara avanzar la ciencia; lo que sí ocurrió en los países que abrazaron la fe luterana.

 

De lejos, los 300 años de Colonia parecen tranquilos e iguales. No lo fueron tanto. No solo porque el Imperio estaba lejos (de allí que las leyes del rey se acataban, pero no se cumplían), sino porque dentro de las costumbres oficiales de lo “políticamente correcto” estaban las otras, las clandestinas, como las de Jerónima y Mensa de Sousa, o las de simple sobrevivencia como la de la madre del personaje. La combinación de razas se dio pronto en estas tierras: españoles con indias, luego con negras, y sus variantes de negro con india, india con chino, y así hasta ser una república de mestizos. El sexo se practicaba y muy bien, hasta en el clero, donde los confesionarios servían de guarida para los amores clandestinos. Fueron 300 años de juerga, pero también de mezclas culturales que dieron nacimiento a lo que conocemos como Perú.

 

Al estilo de una novela policial negra, donde un crimen nos abre todo un entramado de hechos nada santos, Santiago Roncagliolo nos lo ha sabido describir con un lenguaje ágil, información dosificada y suspenso muy al estilo de los thrillers policiales, un retrato de la época colonial bastante bien descrito, donde las más de 500 páginas se leen de un tirón.

*El año en que nació el demonio. Santiago Roncagliolo. Seix Barral, 2023.

Sunday, November 12, 2023

CIENTÍFICOS BAMBA

Eduardo Jiménez J.

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 Un reportaje ha puesto en reflectores que un grupo de “docentes-investigadores” compraba artículos de investigación que aparecían en revistas indexadas a fin de tener más “prestigio académico” y por consiguiente mayores posibilidades de contratación y de sueldo. Incluso uno de ellos, que trabaja o trabajaba en la universidad de un conocido político local, a sus cortos 32 años tenía 72 artículos publicados en revistas indexadas. Algo totalmente imposible por la edad del “investigador”, si lo haces sin ayuda de nadie.

 

La noticia en el medio académico no es nueva. Es vox populi en el medio universitario que ofrecen incluirte en un artículo en revista indexada a un precio determinado. A mí me lo ofrecieron hace ya un tiempo. Y la oferta sigue circulando por los claustros académicos.

 

Una variante es cuando un grupo de colegas se reúnen y firman un artículo en común, pero solo uno trabaja el artículo y los demás en reciprocidad hacen lo mismo cuando les corresponda. Una suerte de mita intelectual. También está el artículo que firma el docente-investigador a cargo, pero que lo trabajan sus alumnos en alguna investigación que les haya encomendado. Otra variante es la sencilla apropiación del investigador, sin mencionar el grupo de estudiantes que lo llevaron a cabo. Hay otras más, como la patería con quien tiene poder en una universidad. Se le incluye en el artículo sin haber hecho nada, pero a cambio viene la contratación del docente con mejores condiciones de sueldo o la permanencia estable en una casa de estudios.

 

Desde que las revistas con ciertos estándares para su publicación se hicieron norma, estos males han proliferado en el mundo académico. Mundo que en el caso del Perú es bastante reducido y donde todo se sabe. Los artículos indexados pasaron a ser la medición de la producción intelectual de un docente, necesarios para su promoción, reconocimiento o trabajar en universidades de más prestigio.

 

La moda de los artículos indexados vino de las universidades anglosajonas y pensando más en las ciencias que en las letras; pero por imitación, como muchas cosas que hacemos por acá, se uniformizó a todas las disciplinas como requisito de prestigio académico. No importa que la investigación sea sobre el sueño de la pulga o los derechos sociales del mosquito, lo importante es que lo publiques en una revista indexada.

 

En el currículo del docente se mira sobre todo los artículos que haya publicado en una revista indexada, y bueno en segundo lugar la experiencia que tenga. Incluso se fomenta que los docentes publiquen en revistas indexadas indicando que trabajan en una determinada universidad a cambio de un bono o los gastos de publicación. Es prestigio para el docente y propaganda para la universidad. Y es “al peso”. Más importa la cantidad que la calidad de las publicaciones, de allí que muchos artículos indexados son perfectamente olvidables.

 

Como no todo docente va a ser investigador y menos tener la aptitud para escribir, no es raro que se recurra cada vez más a la compra de artículos donde no han trabajado y menos lo hayan concebido. Y, así como la aparición de los profesionales bamba (aquellos que obtuvieron su título o grado académico en una universidad trucha o por medios poco claros), la aparición de los científicos bamba estaba más que descontada.

 

La siguiente pregunta es si las revistas indexadas son un buen referente para la trayectoria de un investigador.

 

Algunos señalan que no. Las revistas indexadas tienen ciertos parámetros que obvian la creatividad y audacia en la investigación, y se inclinan más a la formalidad en la entrega y presentación de un artículo.  Basta revisar algunos artículos publicados en revista indexadas para darse cuenta que se encuentran bien empaquetados, bonitos en su presentación, con una aparente cientificidad, pero que aportan poco o nada a la ciencia o a las humanidades.

Saturday, November 04, 2023

ARGENTINA DE NUEVO

 Eduardo Jiménez J.

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Una señora joven, con aptitud para trabajar, declaraba ante cámaras que con Milei “la iban a obligar a trabajar”. Un pueblo acostumbrado a los subsidios es como una persona acostumbrada a las drogas. Difícilmente lo va a dejar. Es como el drogadicto que solo ve el mundo a través del cristal de las drogas.

 

Un pueblo que por años ha recibido subsidios directos o indirectos del estado, servicios públicos malos pero baratos y cuya creencia es que “papá Estado” le debe dar todo, no iba a renunciar fácilmente a propuestas de continuismo. Se está jodido, pero cae algo. No llueve, pero gotea.

 

En 1990 nosotros tuvimos que elegir entre seguir en la situación es que estábamos o un cambio radical. Hacer cambios moderados, suaves o un cambio fuerte que estabilice la economía. El del cambio radical creyó como Milei que en primera vuelta ganaba. No fue así. En segunda vuelta ganó el cambio suave, encarnado en un desconocido ingeniero agrónomo que, ahí vino la sorpresa, ya en el poder, a los pocos días tomó el programa del cambio radical de su contendiente, un célebre escritor que años después ganaría el Nobel.

 

Salvo contadas excepciones, la gente prefiere lo mismo. Hay pánico por lo nuevo y de perder lo poco que se tiene. Algo de eso sucedió el domingo en las elecciones argentinas. El programa de Milei asustó, se vio como algo radical, de resultados inciertos. Massa, en cambio, encarnaba el continuismo de los subsidios a los que el pueblo argentino es adicto consumado.

 

En el medio de toda está tragicomedia gaucha, el fantasma de Perón. Alguien dijo que es difícil luchar contra los muertos. Perón marcó en la conciencia del pueblo argentino un antes y un después. Para bien y para mal.

 

Gane quien gane en la segunda vuelta, el pueblo argentino seguirá jodido. Si gana Massa es el continuismo con algunos matices en una suerte de círculo vicioso. Si gana Milei, sin mayoría parlamentaria y con una oposición hostil, difícilmente podrá ejecutar su programa maximalista. Se verá entrampado en acuerdos políticos para suavizar su programa hasta que parezca el del peronismo. En el camino se irá desgastando.

 

Solo le queda al pueblo argentino cantar No llores por mi Argentina.

Saturday, October 28, 2023

RECESIÓN EN CURSO

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


La receta para salir de una recesión económica no es nueva. Se trata de reactivar el aparato productivo y aplicar la máxima keynesiana: a falta de inversión privada, inversión pública. En un año o menos se puede salir del hoyo. El problema es cuando se hace estructural, es decir el aparato productivo no funciona por múltiples causas. Es lo que puede estar pasando en Perú.

 

Varios factores han intervenido para llegar a este punto. Los intentos estatizadores de Castillo, la consiguiente falta de confianza del inversionista local y foráneo, las revueltas y desestabilización política entre Diciembre y Febrero, las pocas señales de confianza que todavía tiene el empresariado pese a una cierta estabilidad política, la subida necesaria de las tasas de interés para controlar la inflación que hace caro el crédito y como cereza el fenómeno del niño que va a golpear severamente sobre todo en pesca y agricultura,

 

Añádase a eso que ningún gobierno de los últimos 20 años ha tenido el coraje y muñeca política para afrontar los conflictos sociales ocasionados por la minería, gran motor de la economía nacional. Nos vamos a quedar con muchos recursos naturales bajo tierra que en pocos años serán obsoletos por el avance de la tecnología. El perro del hortelano del cual hablaba un ex presidente.

 

No la tiene fácil el gobierno de Dina Boluarte. Si se le escapa de las manos un manejo pronto y eficaz para contrarrestar los efectos de la recesión mediante más gasto público, su poco capital político se va a agotar más rápido de lo previsto, sin estar seguros si llegará al 2026, lo cual crea a su vez más incertidumbre y por tanto escasa confianza del inversionista. Suerte de círculo vicioso.

 

En ese contexto buena parte de los peruanos que salieron de la pobreza van a regresar a ella, parte de la clase media emergente que creció en los últimos 30 años regresará a las condiciones anteriores, no habrá tampoco los suficientes nuevos puestos de trabajo para los jóvenes y menos aumentos de sueldos en el sector privado, salvo contadas excepciones de mano de obra muy calificada.

 

Quienes propongan desde la acera del frente como salida a esta recesión una Asamblea Constituyente y nueva constitución demuestran o ignorancia del tema o mala fe.

 

Luego del fallido intento de golpe de Castillo, lo más sensato hubiese sido convocar a elecciones generales de inmediato para salir del entrampe político. Pero el Congreso no lo quiso pensando en las prebendas que da el cargo y estirarlas lo más posible. Boluarte en un pacto tácito para sobrevivir políticamente se vio jalada a ese compromiso.

 

La confianza es algo muy subjetivo, pero perceptible. No es algo que se pueda medir o tocar, pero se capta en el ambiente. De allí que es necesario mandar “señales” en ese sentido. No solo palabras, sino gestos.

 

Cuando nadie quería invertir en nuestro país a inicios de los años noventa, en la nueva Constitución se agregó un párrafo sobre los contrato-ley. El estado se despojaba de su ius-imperium y en caso de conflicto con un inversionista, se sometía a la competencia y a las sanciones establecidas en el contrato, como cualquier ciudadano. Eso fue una “señal” que en adelante se iban a respetar las condiciones pactadas, en una época en la que los contratos que firmaba el estado eran papel mojado, sin valor.

 

Actualmente ni el gobierno ni el Congreso inspiran confianza, ni tampoco mandan señales en esa dirección. Salir de la recesión no será tan complicado como en los años ochenta del siglo pasado, pero va a demandar un gran costo social y político. A Dina Boluarte y al Congreso no los tumbaron las violentas movilizaciones post golpe de Pedro Castillo, pero sí de repente se los tumba la economía. Es de pronóstico reservado si ambos actores (Congreso y gobierno) lleguen hasta el 2026.

Sunday, October 15, 2023

EL CONDE: LA SÁTIRA EN EL CINE

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


La sátira pasó de la literatura al cine. De allí ha sido emblemático satirizar a personajes, situaciones, estilos de vida, ideas políticamente correctas, etc.

 

Para satirizar a un dictador tiene que pasar mucho tiempo y sobre todo que el dictador esté muerto. Pasó con Francisco Franco. Para satirizarlo en el cine español, ya en plena democracia, hubo que esperar la muerte del caudillo y el advenimiento de la movida española de los años ochenta. No solo porque sería impensable estando el dictador en pleno ejercicio del poder y el autor o director en el país donde se encuentra el satirizado, sino porque es necesario un distanciamiento temporal para emprender el ejercicio. Que haya pasado agua bajo el puente. Generalmente las sociedades, como las personas, deben pasar por un buen tiempo de lejanía de los hechos para verlos más serenamente. Los artistas le llaman precisamente distanciamiento. Claro, siempre hay excepciones. Fue El gran dictador de Charles Chaplin, realizada cuando Adolfo Hitler estaba en la cima del poder en Europa; aunque ayudó bastante a que el gran cómico se encontraba lejos del continente cuando acometió el filme. Había un distanciamiento espacial en este caso.

 

¿Qué tal es la sátira sobre Augusto Pinochet perpetrada en El Conde?

 

Hay que reconocer que transformar a Augusto Pinochet en un vampiro sediento de sangre es original. Todo dictador con muertos y desaparecidos a la espalda tiene cuotas de sangre pendiente. Pinochet como el gran vampiro que succiona la vida de sus connacionales.

 

En el papel funciona bien la idea, pero creo falló en la puesta en escena. Quizás demasiado recargada, demasiada rocambolesca, demasiado obvia. De repente conteniendo un poco lo recargado de la acción habríamos tenido un producto más equilibrado. Me parece que Pablo Larraín, el director, se dejó llevar por sus filias y fobias.

 

La escena final, donde vemos un Augusto Pinochet rejuvenecido con una Margaret Thatcher vampira, como madre del engendro y también rejuvenecida, nos advierte que el mal renace, es cíclico, que la historia puede repetirse. Y tiene razón. No existe la historia lineal, generalmente los pueblos repiten sus historias y los seres humanos también.

Sunday, October 08, 2023

¿INDUSTRIA DEL CINE?

 Eduardo Jiménez J.

ejimenez2107@gmail.com

@ejj2107


Al cine nacional le sucede lo mismo que al fútbol profesional: el primero no llega a ser industria y el segundo dista de estar en las grandes ligas.

 

El proyecto de la congresista Adriana Tudela está enfocado más en el cine como industria generando incentivos para la inversión. El cine, a pesar que con lo digital se han reducido los costos, de todas maneras sigue siendo caro producirlo. Como decía Armando Robles Godoy con extremada crudeza (cito de memoria): el poeta puede morir pobre y de hambre, pero habrá hecho su poema; en el cine te puedes morir de hambre y no hacer tú película.

 

Eso sucede, relativamente, hasta ahora con el cine, sea el de autor o el cine comercial, ligado este último más a lo que se conoce como industria del cine.

 

Lo que ha causado revuelo es que el proyecto cortaría los subsidios para el llamado cine de autor, el cual ha sido premiado y aplaudido en festivales fuera del país, aunque con un público minoritario dentro. De allí que requiere un subsidio del estado, tanto para producirlo como distribuirlo y exhibirlo. Incluso se habla de salas ad hoc o cuotas de pantalla para este tipo de cine.

 

Protección total al cine nacional solo se dio en los años 70 con la ley del cine del gobierno militar. Gracias a ello nació una generación de cineastas, todavía en actividad muchos de ellos, que dejaron una impronta de la realidad nacional en las pantallas. El cine no solo es arte, es también expresión de una realidad compleja y variada. Equivale a lo que en el siglo XIX en importancia tuvo la novela. Y si bien existen en la actualidad otros canales que permiten este tipo de cine, como Netflix, lo cierto es que no todos los realizadores pueden acceder a Netflix.

 

Es un hecho también que actualmente existe un cine nacional que no convoca auditorios y no conecta con su público nacional, a diferencia de lo sucedido con la generación de los 70. ¿Se trata de películas muy elitistas que solo interesan a un público minoritario? Decir que ahora una película nacional ha tenido 60,000 espectadores sobre una población de 33 millones de connacionales es un flaco argumento a favor del cine peruano. La generación del 70 podía llegar al medio millón de espectadores y hasta más, con una población mucho menor que la actual.

 

El tema de controversia no está en eliminar ese cine de autor, minoritario, elitista, sino en cómo en los últimos años se están eligiendo los proyectos premiados por el Estado. Desde la derecha se dice que una pequeña argolla caviar se ha apropiado de los subsidios para hacer este tipo de cine. Se elige el jurado entre ellos y se premia las obras entre ellos. Una suerte de santa mafia del séptimo arte. Las pruebas que se esgrimen es que las obras premiadas en los últimos años han sido hagiografías a dos dirigentes rojos (Hugo Blanco y Javier Diez Canseco), a un dictador (Juan Velasco Alvarado), amén de distorsionar una novela volviéndola odio de clase (Un mundo para Julius).

 

Supongamos que sea cierta la hipótesis de la apropiación por una argolla de los recursos y premios del cine subsidiado. Si fuera cierta, rebajar drásticamente los subsidios al cine nacional, sería como matar con un cañón a una mosca. Matas la mosca (aparentemente) y destruyes la casa. Quizás sería bueno buscar mecanismos más sutiles para que el jurado de selección no sea la denunciada argolla caviar que premia solo a los suyos.

 

Por otro lado, habría que evaluar bien si las exoneraciones tributarias y facilidades de locación permitirían la venida de capital extranjero en la industria del cine, y si traería el beneficio de mayor turismo extranjero por las locaciones filmadas. Hay estudios que por lo menos en la parte del turismo, la venida de producciones internacionales no aumentó la llegada de más gente de afuera. El ver en el extranjero en pantalla a Machupichu o Sacsayhuamán no es el único factor para la venida de un turista al Perú.

 

Y por el lado de los capitales extranjeros, evalúan también la tranquilidad social para poder filmar las locaciones. Ningún productor en su sano juicio querrá venir a un país donde existen manifestaciones que cortan las carreteras o toman aeropuertos y verán interrumpida la producción o “dirigentes sociales” que piden cupos para dejarlos filmar. En ese escenario, un productor foráneo lo pensaría dos veces antes de invertir millones en una producción local.

 

Es necesario que continúe el cine subsidiado, aunque supervisando mejor cómo se otorgan los premios; y es necesario también un cine comercial, al cual no basta con nuestras históricas locaciones o nuestra mano de obra barata.